Capítulo 25

-"¡Así es! ¡Escucha a tu abuelo! No nos quedemos aquí, vayamos al palacio."

-"¿Por qué estás aquí?"

-"Recogí algo ayer, pero no quiero llevarlo, así que... ten, tómalo."

-"¿Qué es?"

El Rey Rojo dudó un momento. Al poco tiempo, murmuró con voz ronca.

-"... Niña, ropa de niña"

-"¿Has recogido ropa de niña?"

-"¡Está bien! Alguien la ha tirado en mi camino hacia aquí."

El rey rojo giró la cabeza. Con su cara pintada de un rojo/rosado.

No sé porque te avergüenzas al comprar ropa para una chica.

Mientras reía, nos encontramos a Yooseong, un discípulo del Rey Rojo. Llevaba una piedra que parecía bastante pesada.

Yooseong al darse cuenta de nosotros cambio su mirada de ayúdenme por una brillante y se acercó a nosotros con sus mejillas sonrojadas.

-"Maestro, si otros te oyen, pensaran que la señorita no puede ni caminar."

A diferencia de su maestro bastante temperamental, Yooseong, el primer discípulo del rey rojo, era muy serio y educado.

Tal vez por eso estaba en desacuerdo con el rey rojo a menudo.

Una vez oí decir al rey rojo:

-'Es como una facción política, así que no puedo llevarme bien con él.'

El rey rojo cambió su rostro y preguntó sin rodeos.

-"¿Por qué estás aquí?"

-"Me pediste que te ayudara con la construcción hace tiempo. Te está tomando mucho tiempo para finalizar la obra, así que date prisa."

-"¡Cuándo fue que yo!"

El rey rojo gritó con una cara de ofendido.

Las orejas del rey rojo estaban más rojas de lo normal. Estaba avergonzado de que lo hayan cachado flojeando.

Sonreí y agarré el dedo índice del rey rojo. Sus dedos eran tan gruesos que no los podía tomar con una sola mano.

-"Abuelo, me gustaría ir de la mano. No me gusta ver la espalda de la gente."

El rey rojo miró su mano y de repente tosió.

-"¡Cof, Cof! Si es lo que realmente quieres... esta bien."

-"Me llevare la ropa en otro momento. Ahorita voy en camino a ver a mi padre."

-"Yo también voy para allá. Así que te permito que me acompañes."

-"¡Vaya! ¡Genial, abuelo!"

Las comisuras de los labios del rey rojo se levantaron levemente en señal de que lo estaba disfrutando. Gire mi cabeza hacia un lado, para contener mi risa.

El rey rojo se encorvo por mi agarre y caminó ridículamente despacio.

Puede que sea un poco incómodo para él, pero nunca soltó mi mano. Su expresión de orgullo no desapareció.

En su pecho, colgaba con orgullo un pequeño trozo de flor de hielo que le había dado.

***

Al entrar en la habitación de Cheonma, saqué una pequeña bolsa.

-"Papá, estas son las flores de hielo que he estado haciendo. Por favor tómalas, son para construir el palacio."

-"....."

Cheonma me tomo en sus brazos y miró en silencio la bolsa que contenía las flores de hielo.

Después de pensarlo mucho, decidí ofrecer mi única mina de oro.

Esto se debe a que estaba un poco preocupada por el estado financiero de Makyo, que está en plena construcción.

Pero no parece ser de gran ayuda como lo pensé. Viendo que la cara de Cheonma no muestra reacción alguna.

No se iban a construir uno o dos palacios, así que las flores de hielo deben de servir ya que son caras. Pero parece que el dinero que ocupaban era más.

Miré los ojos de Cheonma y pregunté.

-"¿No es suficiente?"

Hoy en día, podía hacer muchas flores de hielo sin mucho esfuerzo, pero no podía calcular cuántas más necesitaba porque no sabía a cuánto se vendían.

-"Bueno, ¿quieres esto también?"

Saqué otro bolsillo del tamaño de la palma de mis manos.

-"¿Esto es?"

-"Los regalos de mis abuelos."

-"¿Los llevas siempre contigo?"

Desde que los regalos de los abuelos me ayudaron durante el incidente con el Palacio de Hielo del Mar del Norte, siempre los llevo conmigo.

Sentía que necesitaba un arma para protegerme en caso de emergencia. Sin embargo, si decía eso, temía que Cheonma se sintiera triste. Así que di una respuesta normal.

-"Son bonitos."

-"Si me los das, los ancianos se pondrán tristes."

-"Oh... supongo que sí, ¿verdad?"

Bueno, sin esto, los medios para protegerme desaparecerían, lo cual era difícil.

No hay nada que pueda hacer. Así que no tengo más remedio que hacer que las flores de hielo sean aún más duras.

Cuando incliné mi cabeza, Cheonma tomó la bolsa de flores de hielo.

-"Con esto es suficiente."

-"¿Eh? ¿De verdad?"

-"Sí, guarda los regalos de los ancianos."

-"¡Hehe! De acuerdo. ¡Ah, sí! Tengo una pregunta. ¿Por cuánto se vende la flor de hielo?"

Cheonma lo pensó por unos momentos. Me miro, y dijo con calma.

-"Diez bloques de oro."

-"¡Vaya! ¿Es tan cara? Haré todas las que pueda."

-"Que..."

-"¿Si?"

-"... Nada."

Bajé de los brazos de Cheonma con el corazón más ligero.

-"Iré con el pequeño maestro."

No hace mucho tiempo, había recibido el permiso para entrar en el campo de entrenamiento.

Cheonma me miro y entrecerró los ojos.

-"¿No fuiste ayer?"

-"La comida que hizo la niñera hoy es muy deliciosa. Quiero llevarle un poco."

-"... Vas a menudo."

-"No te preocupes, saldré pronto para que no interfiera con el entrenamiento."

-"No me preocupa. No eres un niño común para hacer algo preocupante."

-"Oye."

Hice un mohín con la boca después de escuchar sus palabras. A veces me preocupaba toda la buena fe que tenía Cheonma en mí.

Pero después pensaba que esta persona en verdad confiaba en mí.

-"Papá, gracias."

-"¿Qué?"

-"Es por el hecho de que me dejaste estar en el equipo de investigación y el poder entrar en los campos de entrenamiento.

-"¿No te prometí hacer lo que quisieras?"

-"Bueno... eso."

-"Mi hija debe ser muy tímida."

Cheonma levanto los labios y sonrió. Su sonrisa seductora seguía siendo una de las cosas a las que aún me era difícil acostumbrarme.

-"Bueno, me iré antes de que sea más tarde."

Incliné la cabeza en forma de saludo y me di la vuelta.

-"Hija."

-"¿Si?"

Cuando giré la cabeza mientras respondía despreocupadamente, Cheonma sonrió y me tocó la mejilla.

-"Debes haber olvidado algo."

Cuando le pedí que quería hacerme cargo del equipo de investigación, pensé en una fuerte oposición por parte suya.

Era natural pensar ¿Cómo puedo confiar en un niño de 6 años cuyo cumpleaños aún no ha pasado?

Pero inesperadamente, Cheonma estaba dispuesto a dejarme a cargo, y yo me puse tan feliz que le di un beso en la mejilla.

Desde entonces, Cheonma me da un toque en la mejilla y yo le doy un beso.

Supongo que te gusta el contacto físico. Me acerqué suavemente y besé su suave mejilla. La sonrisa de Cheonma se profundizó.

-"No te exijas demasiado."

-"No es demasiado. Es divertido."

Salí del palacio de Cheonma con una gran sonrisa.

***

-"Eunyeong."

Una persona apareció desde las sombras.

Cheonma jugueteó con la bolsa negra que emitía frío, y lo guardó en su bolsillo.

-"Creo que piensa que puede vender las flores de hielo. ¿Cómo ha pasado?"

-"Creo que ha malinterpretado las palabras del rey rojo."

Aun con pensamientos equivocados, fue realmente adorable. ¿Por qué se te ocurrió la idea de venderlas?

Bueno, las flores que mantienen su forma así aun no tienen un valor.

Incluso un buen maestro no puede crear una flor que tenga una forma tan sólida.

Es un desperdicio de energía, por lo que un maestro jamás pensaría en hacer algo así.

Pero ella parece no saberlo. No tiene ningún conocimiento sobre sus poderes, ¿por eso piensa así?

Parece que ella piensa en su poder como algo para hacer cosas como accesorios.

Cuando miré por primera vez que hizo un tocado y me lo puso en mi cabello, solo sonreí.

-'Es porque se miraba adorable.'

-"Que el pueblo lo sepa. En el futuro, la flor de hielo vale diez bloques de oro. Busca un vendedor y asegúrate de que se haga pública la venta. Y mi hija estaba en el campo de entrenamiento…"

Cheonma dejo de hablar en cuanto recordó las palabras de su hija diciendo que iría al campo de entrenamiento a darle comida a Yeon.

Después de pensarlo un rato, el estado de ánimo de Cheonma cambio.

Cheonma empezó a pensar que no le gustaba para nada que su hija fuera y viniera al campo de entrenamiento todos los días.

-"Sólo vigílala."

-"Si, gran maestro."

Cheonma saco una caja de madera que estaba debajo de la mesa y metió con cuidado el bolso negro que le había dado Cheorinwa.

Había varios tocados de flores adentro de la caja. Todos hechos por su hija.

Cheonma sonrió cálidamente y acaricio con suavidad las flores blancas.

Eran muchas más las veces que Cheonma había sonreído en los últimos meses, que las del resto de su vida.

Fue la primera vez que Cheonma pensaba que su vida era divertida. Era la primera vez que espera por ver lo que pasaría al día siguiente.

-'Es todo gracias a ella.'

Si puedo mantener esta alegría durante mucho tiempo, no dudare en hacer cualquier cosa.

En el fondo de su corazón, Cheonma se hizo ese juramento.

Traducción: Jiho

Corrección: Jiho