Capítulo 4

-"¡Es realmente guapo!".

-"Es tan genial".

-"Ojalá pudiera estar en sus brazos una vez".

-"Mira como inclina su espalda. Se ve tan lindo."

Se escuchaban murmullos sobre el conde Zachary por todos lados, cuando el director se dio cuenta miro a su alrededor y todos guardaron silencio.

-'Tú también lo hiciste'.

¿Cómo pueden reaccionar así? Incluso cuando estaba en la casa del Conde. A todo el mundo le gustaba el Conde Zachary.

Todas sus historias fueron elogiadas cuando apareció, y solo Heilin fue la única que le temía y lo odiaba.

Al principio ella también pensó como ellos, pero después de conocer su verdadera personalidad, lo odio. Era simplemente una persona horrible.

Así que cada vez que las demás personas se entusiasmaban hablando de él, Heilin parecía estar sola en un mundo que al parecer se había vuelto loco.

El Conde sonrió y le ofreció la mano. Su sonrisa era terrible, y su toque era aterrador, Heilin sintió que todo el cuerpo se le congeló.

Entonces sus pequeñas manos empezaron a temblar, y el director le dijo.

-"Anda, tómala".

Finalmente, Heilin extendió su mano hacia la del Conde, al sentir que sus dedos tocaban los de él, le vino una sensación desagradable y aterradora. Por instinto aparto su mano rápidamente.

Pero el Conde al darse cuenta agarro su mano antes de que la apartara. La mano de Heilin fue fuertemente agarrada, era tan fuerte su agarre que pensó que sería imposible alejarse de él.

Después del traslado, el director soltó la mano de Haelin. Con sus manos libres el director se despidió de ella.

-"Por favor, cuide bien de nuestra Heilin, Sr. Zachary."

-"No se preocupes. La cuidare bien."

-"Y lo del patrocinio…"

-"Haré lo que he prometido. Envía a alguien mañana."

El director juntó sus manos y sonrió alegremente.

-"Muchas gracias Conde. Los niños estarán agradecidos con la consideración del Conde. Además en el futuro..."

-"Entonces me iré."

El Conde como un cuchillo corto la conversación con el director, puso su mano en la espalda de Heilin y la llevo a su carruaje.

No quería seguirlo, pero mis pies se movían a la fuerza.

Honestamente, fue aterrador. Esa mano acogedora podía convertirse en un arma en cualquier momento. Porque sabía la verdad. Porque sé lo vicioso y malo que es.

Si se enoja, me golpeará la cara, la espalda y el estómago sin ningún motivo. Entonces saldrán moretones y dolerá mucho.

Me detuve y miré hacia atrás. Allí estaban el director y algunos trabajadores de la guardería. Miré con la esperanza de que alguien me detuviera, pero no fue así, ya que todos agitaban sus manos para despedirme.

Las expectativas de Heilin se derrumbaron. Cuando llegamos al carruaje el Conde le abrió la puerta para que entrara, Heilin entro y el Conde la siguió.

El sirviente cerró la puerta del carruaje, Heilin miro al director y a las demás personas a lo lejos que aún seguían diciéndole adiós, las puertas del carruaje se cerraron lentamente. Parecía el momento más largo de su vida.

Esta era mi última oportunidad. La última oportunidad de huir. Sabía que no habría más oportunidades como esta.

Con ese pensamiento mi cuerpo tembló. El Conde pareció darse cuenta, movió su mano y su mirada se volvió fría. Era prueba de que estaba enojado.

Como de costumbre el cuerpo de Heilin se acurruco, aparto la mirada, miro al suelo y cerro sus ojos.

-"Vámonos."

Cuidadosamente, la puerta del carruaje se cerró. Las ruedas del carruaje comenzaron a rodar rumbo al infierno.

***

Cuando el carruaje empezó a andar, el Conde le pregunto a Heilin.

-"¿Recuerdas a tu padre? ¿Recuerdas a tu madre? ¿Los extrañas? "

Con una mirada penetrante, la miro de los pies a la cabeza con el ceño fruncido. Las puntas de sus dedos temblaban cada vez que él hablaba.

Siempre que me mira así es cuando está enojado y siempre termina golpeándome.

Estaba con el cuerpo helado, tanto que ni la saliva podía pasar. Desee fuertemente que este momento pasara rápido y sin problemas.

Afortunadamente, su interés no duró mucho.

Mientras Heilin permanecía en silencio, el Conde volvió su mirada hacia los papeles, como si su interés se hubiera esfumado. Así de fácil.

Cuando el Conde dejo de hablar, lo único que escuchaba eran los trotes de los caballos. A veces se escuchaba el sonido de las hojas de los papeles que el Conde estaba revisando, pero a Heilin parecía no importarle.

A pesar de que no le prestaba atención, Heilin sentía que la mirada del Conde le presionaba todo el cuerpo.

No podía hacer nada, ni siquiera levantar la cabeza, solo seguía mirando el suelo, hasta que el sol bajo y el cielo se tornó de naranja, mientras que el silencio incomodo aún seguía. El carruaje seguía su rumbo a toda prisa hacia el infierno.

-'¿Qué hago? '

Quería huir. Quería escapar, incluso ahora.

Pero fue aterrador. Tenía miedo de que me golpearan si me atrapaban. Tenía miedo de pasar hambre. Tenía miedo de que me doliera. Estaba tan asustada.

Mientras Heilin temblaba, el carruaje tirado por los caballos se detuvo de repente. Después de un rato la puerta del carruaje se abrió.

-"Señor Conde".

-"¿Qué está pasando?"

-"Creo que deberíamos parar un momento."

Las cejas del conde se fruncieron.

-"¿Por qué?"

-"Se dice que los Caballeros Imperiales están buscando".

-"... ¿Los Caballeros Imperiales?"

-"Si."

-"¿Por qué?"

-"Los guardias no están seguros, dicen que la orden del Segundo Príncipe se está moviendo junto con el marqués de Laker. "

-"¿El Segundo Príncipe? "

-"¿Qué deberíamos hacer?"

-"¿Qué hay del camino?"

-"Dutchina Lewalin está bloqueada, y lo único que nos queda es atravesar la capital hasta la puerta oeste."

El Conde mostró signos de incomodidad como si estuviera descontento con la situación. Entonces el jinete continuó.

-"¿Podemos esperar cerca, parece que la búsqueda terminara pronto?"

El conde suspiró brevemente y respondió.

-"Bien, sigue el camino".

-"Sí, nos ponemos en marcha."

El jinete cerró la pequeña puerta, el carruaje empezó a andar y el pequeño espacio se llenó de aire fresco en un instante.

Hasta el más mínimo suspiro del Conde hacia que mi piel se sintiera como si la apuñalaran. Era el ambiente habitual de que el Conde estaba por perder los estribos.

El Conde miro a Heilin, sus ojos eran fríos, así que ella aparto los ojos por instinto.

-'¿Me va a golpear? '

El conde siempre descargaba su ira en Heilin cuando se sentía así.

Por lo tanto, era muy probable que lo hiciera incluso ahora. Heilin tenía pensamientos como, no lo molestes, no llores y no lo enfades.

Cerré los ojos con fuerza y me mordí los labios. Mis manos se pusieron pálidas con la fuerza que tenía en los puños. Ojalá el tiempo pasara rápido, pero solo fue un pensamiento ya que el tiempo parecía ir más lento.

Ha pasado mucho tiempo desde que me miro así.

-'¿No vas a golpearme? '

No la golpeó, pero el Conde no parecía sentirse mejor, no podía relajarse ya que era un hombre que no demostraba sus emociones fácilmente.

Mientras Heilin estaba nerviosa con la fría atmosfera a su alrededor, el carruaje seguía su camino y entro a la capital.

Había demasiada gente en la capital, así que el carruaje disminuyo su velocidad. Mientras me movía lentamente en mi asiento, se podía escuchar claramente los sonidos de afuera.

Eran diferentes voces, desde hombres, mujeres y niños. Eran sonidos fuertes y variados, no se podían comparar a los de la guardería. Esto solo provoca cierta curiosidad en Heilin.

La cabeza de Heilin que aún se mantenía agachada, al escuchar los diferentes sonidos levanto la cabeza y sus ojos se dirigieron hacia la ventana.

Por la ventana se podía ver a mucha gente, gente con equipaje, gente parada enfrente de edificios, gente hablando ente si, niños llorando, niños corriendo y gente tras ellos.

No era libros ni pinturas, porque la gente se movía y hablaba. Fue una vista tan asombrosa, gente despreocupada, niños felices. Todo era un paisaje de ensueño.

La libertad que siempre había soñado, pero que nunca pudo tener. Era algo que quería, ya que parecía que la estaba llamando a través de la delgada pared del carruaje.

-"Heilin, cierra las cortinas".

Mi corazón latía, y me sentía locamente ansiosa. Yo quería ir allí. Quería vivir allí.

Ya no quería esconderme por miedo, ni vivir en un espacio reducido. No quería marchitarme, no quería vivir privada de todo, mi libertad, mi felicidad, todo.

Quería pasar el rato como todos los demás, gritar, reír, hablar y pasar el rato.

-"Heilin."

No sentía ningún miedo, ningún temor, aun cuando el Conde me estaba hablando. Me olvide de todo.

Heilin tomo la manija de la puerta del carruaje, la empujo con sus dos manos y la puerta se abrió.

De repente, el carruaje aceleró.

Los caballos aceleraban su paso con los azotes del jinete. Las ruedas iban a toda velocidad haciendo que el suelo pasara rápidamente. Heilin estaba un poco asustada, pero no hasta el punto de retroceder.

-"¿Qué estás haciendo?"

El Conde, que había estado mirando los documentos todo el tiempo, se dio cuenta de la situación y grito fuertemente. Con una cara de enojo extendió su mano hacia Heilin.

Si me atrapan esta vez, se acabó. No sé si es un sueño o una realidad, pero una oportunidad así no sucederá de nuevo.

Lo odiaba. No podría vivir de esa manera.

Heilin dejó de pensar, mientras la mente avanzaba, mientras el cuerpo la guiaba, se movió imprudentemente.

El Conde se sorprendió por unos instantes, luego extendió su mano tomando la pequeña muñeca de Heilin. Su agarre era fuerte.

Heilin trato de zafarse del agarre del Conde, pero no funciono. Su agarre parecía hacerse más fuerte.

Heilin frustrada mordió la mano del Conde. Al sentir un fuerte dolor el Conde la tiro con fuerza.

Ella perdió el equilibrio en sus pies, dio unos pasos hacia atrás y el piso dejo de estar bajo sus pies. Sentía que volaba como una mariposa, solo le quedo tragar saliva y cerrar sus ojos, esperando el fuerte golpe.

Mientras caía Heilin recordó algo del pasado.

-'...soy tu hija? '

-'Tu hija, ¿de verdad? '

Una vez hice una pregunta como esa, aferrándome al Conde.

El Conde era el hombre que ella había creído que era su padre todo el tiempo. Un día, a la edad de 10 años, fue la primera vez que abrió los ojos y se dio cuenta de la realidad, ya con el cuerpo golpeado y lleno de moretones.

Una persona que le susurró "Te quiero" mientras se llamaba a sí mismo padre. Una persona que derrama lágrimas de gratitud.

Por eso lo creí. Él era su padre, ella su única familia.

El mundo es 'peligroso', dijo. Ella creyendo que es natural que la escondiera en una cabaña con una sola ventana con barrotes porque su familia le dijo que lo hiciera.

Heilin quería saber si ¿Es realmente su papá?, O quizás alguien que no tiene nada que ver con ella, por eso pregunto.

La respuesta fue un golpe en la mejilla. Desde ese momento la cabaña que le parecía el lugar más cómodo del mundo se convirtió en un infierno.

Fue el comienzo de días terribles y dolorosos. El comienzo de una pesadilla a la que no quería volver.

Y, hoy sería el final de esa pesadilla.



Traducción: Melissa

Corrección: Barbie - Melissa