Capítulo 4

Todos me odian.

Ese fue mi último recuerdo en este palacio.

Pero en ese momento, pensé que todos querían interferir con mi amor por Rubellus, pero yo era una tonta que estaba muy “enamorada” para ver la verdad.

Hija de un líder aristocrático, unida en compromiso con el Príncipe que algún día lideraría la nueva aristocracia. Realmente pensé que lo tenía todo, ¿Qué más podría pedir? Yo sería la Emperatriz que gobernaría un reino al lado de su amado.

Así que me preparé para aceptar mi puesto; Estudié, investigué, hice lo mejor que pude hasta el cansancio, quería ser perfecta, quería que mi futuro esposo viniera a mí cuando necesitara ayuda, quería que todo el reino estuviera orgulloso de su emperatriz.

Pero solo se burlaron de mí.

Se rieron de mí por saberlo, por tener una opinión.

Pero lo más doloroso fue la indiferencia del príncipe.

─ Oh, ¿debería llamarte Emperatriz de ahora en adelante?

─ Estoy un poco molesto. ¿Quién le pidió la opinión a esta estúpida chica?

Pero me repetía una y otra vez que cuando me casara con Rubellus todo mejoraría.

─ Lennie, fui un tonta.

─ ¿Viejos recuerdos?

La barbilla de Lennie descansaba contra el marco de la ventana abierta y me miraba con una suave sonrisa en los labios.

─ Ella lo sabe, siempre lo sabe

No había necesidad de decirlo, Lennie lo sabía, y yo no podría estar más agradecida. Porque si no fuera por su amistad, habría perdido la cabeza.

Así que le devolví la sonrisa y respiré hondo.

Me arrepiento de tantas cosas, pero no puedo volver atrás y cambiarlas, tengo que vivir con ello.

Incluso si yo era una niña obsesiva en mi pasado… que vergonzoso.

─ Ira.

Susurró mi nombre suavemente.

— Este lugar… te dejó hecho pedazos la última vez, pero ya no eres la misma chica ingenua de dieciséis años. Así que no dejes que te lastimen, ¿de acuerdo?

─ De acuerdo.

La ingenua chica de dieciséis años… cómo olvidarla.

Ese año fue mi baile debutante.

Como de costumbre, imaginé tantas cosas… pero ninguna se acercó a la realidad.

Creía firmemente que ese día Rubellus me vería bajo una luz diferente, una debutante que se presentaría ante la sociedad con el mayor resplandor. Todos los que me ignoraron reconocerían mis habilidades, sería amada y al final de la noche, Rubellus me besaría y me susurraría cuánto me amaba.

Pero todo fue un desastre.

Cuando llegué al palacio me olvidé absolutamente de todo. Olvidé los saludos, las presentaciones, cómo moverme… fue un desastre total.

Nada “brillaba”

─ Parece que es nuestro turno.

Lennie levantó los dedos y señaló la ventanilla del carruaje.

No pude ocultar mi expresión devastada mientras miraba por la ventana el hermoso techo dorado y el cremoso palacio.

En los altos escalones del palacio principal, había una alfombra escarlata oscura de hilo amarillo. Los sirvientes imperiales corrieron hacia nuestro carruaje y abrieron nuestra puerta con mucho cuidado mientras colocaban un escalón por el que podíamos descender.

Los nobles que ya habían bajado de sus carros subían los escalones y era nuestro turno.

El conductor mostró nuestra invitación y un sirviente nos saludó.

─ He confirmado las invitaciones de la condesa Dion y Lady Walden Boston, bienvenidas.

Pero todavía estaba en el carruaje, Lennie ya estaba afuera y yo… yo no quería salir.

─ ¿Qué estás haciendo? ¡Bájate! ¡Hay más carruaje detrás de ti, Ira!

Suspiré y luego salí lentamente del carruaje, todo mi cuerpo temblaba, y cuando logré salir, la puerta se cerró detrás de mí y el carruaje desapareció.

No hubo vuelta atrás.

Miré las escaleras frente a mí, las escaleras que conducían al Palacio Imperial.

En realidad, estas escaleras eran uno de mis lugares favoritos en el palacio, se decía que justo aquí había sucedido la mayor historia de amor entre la primera emperatriz Sheila Devant y el primer emperador.

Sheila Devant era una escritora de una familia noble. Un día fue invitada al baile en el Palacio Imperial, y ella estaba aquí, mientras que trataba de huir de la gente en el vals, miraba todo en silencio, buscando algo de paz.

Fue entonces cuando se encontró con el primer Emperador, que estaba en las mismas circunstancias que ella, huyendo en busca de un poco de paz. Así que no pudieron evitar enamorarse después de descubrir cuán compatibles eran.

Fue la historia de amor perfecta.

Imaginé que un día pasaría lo mismo, solo que esta vez, subiría esas escaleras con la persona que amaba.

Pero ahora lo odiaba, no quería subir esas escaleras.

Sólo quería huir.

Miré a mi alrededor.

Miles de nobles que habían salido de sus carruajes subían las escaleras. Había perdido de vista a Lennie y no podía encontrarla por ningún lado.

¿Y si hubiera una salida?

Sonreí complacida y entonces tuve una muy buena idea.

El Gran Bosque está a cinco minutos y, aunque parece un lugar donde podrías perderte y nunca salir con vida, en realidad es la mejor opción de escape.

No mucha gente sabía esto. De hecho, era algo muy valioso que solo conocía un número limitado de personas.

Por ejemplo, la familia real, porque en caso de emergencia, las rutas de escape del palacio siempre pasan por el Gran Bosque Imperial.

Y la razón por la que sabía esto, era muy simple, me lo había dicho Rubellus.

Quién hubiera pensado que mi obsesión serviría para algo…

Como dije antes, cuando tenía cuatro años, deambulé por el Palacio Imperial y me perdí, pero en ese momento, Rubellus, quien me salvó de vagar en medio del Gran Bosque, me tomó de la mano y me señaló en la dirección correcta.

Sí y fue amable conmigo, hasta que dejó de serlo, entonces solo hubo frialdad.

─ Ah, fue muy amable en aquel entonces… qué recuerdos.

Miré a mi alrededor, nadie parecía tener el más mínimo interés en mí, así que no fue difícil escabullirme.

A nadie le importaba.

Sonreí involuntariamente al ver el Gran Bosque. Había pasado tanto tiempo y todavía podía recordar el camino. Estaba muy contenta conmigo misma, así que seguí caminando, agarrando mi falda con fuerza.

Mi plan era quedarme allí hasta que terminara la coronación y luego regresar a casa como si nada hubiera pasado. Pero por alguna razón, fui al lugar exacto donde todo comenzó… donde me encontré Rubellus.

Traducción: Jenny

Corrección: Smiley