Capítulo 5

─ ¡Vaya, todavía estás aquí!

Mi alegría se debía a un gran pino, donde solía tomar una siesta cuando quería escapar del mundo.

Pasé la mano por la superficie, como saludando a un viejo amigo y disculpándome por no haber venido a visitarlo durante mucho tiempo.

En este pino, la Ira enamorada de trece años decidió que sería perfecto tallar las iniciales de lo que para ella fue el amor de su vida.

─ R + I

Encerrado en un corazón…

─ Qué vergüenza…

Murmuré amargamente.

¿Cómo pensé que era una buena idea?

─ Bueno, de todos modos, es bueno verte de nuevo, viejo amigo. ¿Me extrañaste?

Acaricié suavemente el árbol una vez más.

Suspiré, me senté en la hierba y me recosté en el árbol.

Es bueno estar de regreso, en mi pequeño santuario.

Sonreí y miré a mi alrededor, cuando estaba triste o feliz venía aquí, porque había estado viviendo en la habitación imperial durante casi doce años y estaba cansada de tener que ser perfecta todo el tiempo.

Cerré los ojos y suspiré.

Quería disfrutar de este momento.

Luego abrí los ojos y miré el brazalete en mi muñeca.

Fue uno de los regalos de Elpine esta mañana.

Levanté el brazo y miré las joyas que colgaban del extremo del brazalete a la luz del sol.

─ Se ve mucho más hermoso cuando la luz se refleja en las joyas …

Me levanté del suelo y estiré mi brazo hacia el cielo, mirando el brazalete brillar maravillosamente. Las perlas eran suaves y brillantes.

─ No creo que este brazalete sea barato, ¿cómo podría permitírselo Elpine?

¿No es esto demasiado caro?

Amo a mi hermano, pero lo conozco, su salario nunca sería suficiente para pagar algo como esto.

Fruncí los labios ligeramente y miré la hermosa joya roja que colgaba en el medio.

Era mi parte favorita de la pulsera.

─ No creo que sea un rubí.

Fruncí el ceño y comencé a mirar la joya tres veces, como si fuera un verdadero tasador.

─ ¿Qué tipo de piedra preciosa eres?

─ Rubelliete

(n/t: La gema es la turmalina, sin embargo su variedad roja se conoce como Rubelliete.)

Me congelé por completo.

Esa voz… no… por favor no lo hagas.

─ Es Rubelliete, supongo que Elpine no te lo dijo.

Miré hacia atrás y estaba tan sorprendida como aterrorizada de querer gritar, pero al contrario de todos mis pensamientos… terminé en el suelo.

Podía sentir mis mejillas ponerse de un color rojo intenso.

Pero qué tonta…

Estaba tan sorprendida que no pude gritar, simplemente salté y caí directamente al suelo.

─ ¿Estás bien?

Pero cuando me armé de valor, repitiendo en mi cabeza que era solo una pesadilla, abrí los ojos.

El rostro que me volvió completamente loca.

─ Yo… ah...

Me quedé allí, en el suelo, con sus brazos alrededor de mi cuerpo.

Mi amor no correspondido…

El hombre cuyas iniciales estaban tallas en el pino junto al mío y el dueño de este país en las próximas horas.

Rubellus Jahad.

¿Debería llamarte emperador?

Pero no pude decir nada.

Estaba demasiado avergonzada.

Quería preguntarte qué estabas haciendo aquí, cuando tu coronación era en unos minutos…

Pero luego comencé a pensar, era yo quien estaba invadiendo la propiedad de la familia real…

Juro que estaba a punto de desmayarme allí mismo.

¡Qué tonta eres, Ira! ¡Tonta!

Sentí mis labios secarse por mi nerviosismo e inconscientemente pasé mi lengua por ellos.

Fue entonces cuando sucedió algo extraño.

Sus ojos se posaron en mis labios.

Pensé que era un error, pero no apartaste la mirada y una ligera esperanza entró en mi ser, hasta que sentí que apretabas mis brazos con fuerza.

¿Estás enojado? ¿Eres tú?

Durante mis doce años con él, nunca lo he visto enojado, pero podría estarlo esta vez…

Estoy asustada.

¿Y si está realmente enojado?

Sentí que un escalofrío me recorrió y comencé a temblar.

Fue entonces cuando, de repente, como si te hubieras despertado, me miraste.

─ ¿Tienes frío?

¿Eh?

─ Ira, estás temblando.

Rubellus se dirigió hacia mí.

¿Estoy soñando? Esto tiene que ser un sueño.

Mi altura le llega al pecho y así que tuvo doblar las rodillas para mirarme a la cara.

Había olvidado que todavía estábamos en el suelo…

─ Estoy bien, estoy bien.

Mientras respiraba, sabiendo que el olor familiar que emanaba me estaba volviendo loca, por un momento pensé que lo disfrutaría un poco. Pero luego me di cuenta de que eso era algo que haría la vieja Ira, así que me contuve.

Pero no pude evitar recordar cuando escuché que el jefe de gobierno más famoso del imperio había creado una fragancia única para conmemorar el decimosexto cumpleaños del príncipe, así que obtuve en secreto el perfume de Rubellus.

Cuando dormía solía rociar mi funda de almohada sin que nadie lo supiera, y me imaginaba que, si un día me abrazaras, sentiría ese olor particular.

─ Llevas un vestido muy ligero y empieza a hacer frío, déjame ayudarte.

Murmuró suavemente mientras me sostenía en sus brazos y me ayudaba a levantarme del suelo. Pude sentir cuando puso su brazo alrededor de mi espalda, fue como si todos mis sueños se hicieran realidad…

¡NO!

¡Vamos, Ira! ¡Tú puedes!

─ ¡Estoy bien!

Mi cuerpo reaccionó y me alejé lo más que pude.

Oh, Ira, vamos, respira, está bien

─ Me alegra de que estés bien

Me sonrió dulcemente y no pareció importarle mi comportamiento extraño y mi falta de respeto hacia el futuro Emperador de esta nación.

Le devolví la sonrisa, pero parecía más una sonrisa temblorosa que una sonrisa en sí.

Desearía poder sonreír de forma natural, pero ahora mis músculos faciales estaban fuera de control

─ Lo siento si te sorprendí

Habló de nuevo y su voz era tan suave…

Asentí con la cabeza, mirándolo, escondiendo torpemente mi pulsera.

─ Lamento estar aquí, fue muy irrespetuoso, volveré al palacio.

Murmuré, preparándome para huir de él.

─ Oh, no tienes que preocuparte, me hace feliz que estés aquí.

─ ¿En serio?

Mamá, papá, toda la educación que invirtieron en mí se fue a la mierda. Estaba llorando por dentro. Tantos años de entrenamiento en etiqueta y comportamiento adecuado como una dama, los tiré por la ventana.

Pero Rubellus sonrió.

Le faltaste al respeto, gritando y él… sonrió.

─ Solo quería decirte que la joya de tu brazalete era Rubellite.

Abrí la boca para hablar, pero de repente mis cuerdas vocales se secaron.

Me reí torpemente y asentí con la cabeza de arriba abajo. Rubellus continuó, sonriendo de manera divertida.

─ Mi madre me dijo que tomó mi nombre de la joya, por lo que es muy significativo para mí.

Oh ya veo.

No sé por qué me está contando todo esto, pero asiento con la cabeza.

Quería reírme como una dama inteligente y de buen comportamiento, pero mis músculos faciales no se movían.

Solo espero salir con vida…

Traducción: Jenny

Corrección: Smiley