Capítulo 23

Me sentí triste, apenada, y un poco tímida por pensar que él es mi padre. Jugué con mis dedos y me acerqué a él.

Pero antes de dar unos pasos, Cheonma levanto la mano y me detuvo.

-"Quédate ahí."

- "... ¿Por qué?"

-"Estoy sucio. No puedes verlo, pero hay mucha sangre en mi ropa."

No lo sabía porque llevaba ropa negra, pero sus mangas y cuello blancos estaban cubiertos de sangre.

A Cheonma parecía molestarle que mi ropa se manchara de sangre.

-'¿Qué importancia tiene que mi ropa se ensucie de sangre cuando tú has acabado con toda una facción por mí?'

Cerré los labios con fuerza y Cheonma al darse cuenta se excusó.

-"No es porque no me gustes... el olor de la sangre y el olor de la suciedad es feo, así que si quieres decirme algo después..."

-"¡Papá!"

Tiré mi cesta y salté antes de que Cheonma terminara de hablar. Cheonma me abrazo por reflejo y yo me aferre a su cuello.

Apreté mi brazo alrededor de su cuello antes de que me bajara. Y enterré mi cara en su pecho.

Era muy extraño.

En mi vida pasada, no recuerdo que me salieran lagrimas a pesar de llevar una vida tan miserable. Pero, ¿por qué estoy llorando ahora?

¿Es porque tengo a alguien que me consuela cuando lloro?

Cheonma, que había estado con el cuerpo tenso durante mucho tiempo, pronto exhaló. Entonces me dio una palmada en la espalda.

-"No llores, cariño."

Fue un toque tan torpe. Incluso el susurro bajo era casi silencioso. Dejé caer mis lágrimas en los brazos de Cheonma.

Al principio no sabía por qué estaba llorando, pero cuando lo pensé, entendí la razón.

-"Tenía miedo. Tenía miedo de que mi padre no volviera."

Así que tengo miedo de quedarme sola otra vez. Como en mi vida anterior, tengo miedo de quedarme sola en una terrible soledad.

-"No iré a ninguna parte."

-"Podrías salir herido."

-"Tú eres la única que puede hacerme daño."

No puedo creer que Cheonma sea tan bueno con las palabras. Al decir eso con un rostro fascinantemente bello, mi corazón palpitó.

Me alegro de que sea su hija. Si no fuera su hija, podría haberme enamorado con esas palabras.

Me froté los ojos para cubrir mi cara roja.

-"Para, me duele."

Cheonma hablo con brusquedad y me sujeto la mano con cuidado.

-'¿Eh? Frotar un poco mis ojos en tu pecho no te hará daño.'

Incliné la cabeza. Sólo entonces los ancianos, que tenían una expresión de felicidad, miraron alrededor de Cheonma y se acercaron lentamente hacia mí.

-"¿Por qué lloras? ¡Nos desharemos de todo lo que te hace daño!"

-"¡Sólo piensa en crecer sana, mi señorita! ¿No querrás seguir siendo así de pequeña? A partir de mañana, te enseñare todo para que seas fuerte."

-"No, nadie quiere que vayas primero... ¡Oh, deja de llorar de todos modos! ¡Oh, eso va a hacer que tus ojos parezcan ojos de carpa! Bueno, aunque eso también sería bonito."

Su forma de hablar era brusca, pero sus palabras eran cálidas. Me limpié las lágrimas con el dorso de mi mano.

-"¿Son los abuelos mayores?"

-"¡Pues sí! No queríamos engañarte, pero resulta que era...."

El anciano, con la cara roja, se esforzaba por poner excusas. Incliné la cabeza sin entender nada.

-"¿Pero por qué todos sus nombres son Ancianos?"

-"¿Hmm? Anciano no es un nombre, es un estatus."

-"Es demasiado complicado. ¿No puedes simplemente llamarme abuelo?"

Los demás ancianos parpadearon violentamente ante las palabras del anciano con la cara roja. Entonces estallo la tos.

-"Cof, Cof. Bueno, eso sería lo ideal ya que en cuanto a edad un abuelo es mayor, y yo soy mayor que la señorita. Además, siempre me ha gustado la palabra abuelo. A partir de ahora, llámame abuelo todo lo que quieras..."

Parece que el título de abuelo es bueno. Los ancianos que tenían las mejillas sonrojadas me tocaron la mano con nerviosismo.

Todos tenían las manos manchadas de sangre, pero eso no me importo en lo absoluto.

-"Si quieren tomarme de la mano, pueden hacerlo."

Se excusaron diciendo que mis uñas y dedos eran demasiado pequeños, que solo tenían curiosidad por saber si podía agarrar cosas con mis manos.

Me reí a carcajadas de ellos, por la extraña razón para agarrarme la mano.

Entonces, de repente, tuve una corazonada. No puedo abandonarlos.

Aunque haya una oportunidad de escapar, no podré abandonarlos y huir sola.

-'¿Cómo podre vivir dejando atrás a toda esta gente buena?'

Era frustrante tener estos sentimientos, pero extrañamente no lo odiaba. Tomé la mano de cada uno de los ancianos y les sonreí.

Las expresiones de los ancianos eran sombrías, pero las manos que me sostenían eran demasiado cautelosas.

***

Exactamente tres meses después, llego el invierno.

Una carta llego de la cooperación de la Liga Murim. Mientras investigaban la extinción del Palacio de Hielo del Mar del Norte, pidieron la apertura del puente de la escuela.

-"Como pueden pedir algo así. Obligar a abrir las puertas de la escuela es… lo bueno es que estoy de muy buen humor hoy."

Uno de los ancianos que hablaba enérgicamente, levanto excesivamente su pecho. Su ropa tenía una delicada flor blanca.

-"Bueno, toda la facción está loca... ¿solo una?"

Entonces otro anciano que siguió la conversación levanto su pecho y el anterior anciano lo miro. A cada lado del pecho del anciano había flores.

El anciano frunció el ceño.

-"¿Por qué las has puesto ahí? ¿Eh? Espera, ¿por qué son dos?"

-"Fui a comprobar su salud. Le dije que, con una era suficiente, pero aun así me la dio. ¿No es adorable?"

El anciano con cara roja que era conocido como Rey rojo, miraba la pelea de los ancianos y se acarició la barba.

Los ojos del Rey rojo y de los demás ancianos se oscurecieron. Se suponía que todos habían conseguido una flor de forma justa, pero parece que algunos hicieron trucos para conseguir más.

El rey rojo giró la cabeza y chasqueo su lengua.

-"Su salud es buena, pero ¿por qué fuiste a verla? Ah ya se, es porque son tramposos de nacimiento."

-"... ¿Qué? ¿Me estás hablando a mí?"

-"Bueno, ¿hay alguien más?"

El rostro del anciano con las dos flores en su pecho se levantó con fuerza.

-"¡No lo he pedido! La señorita me lo ofreció con su pequeña mano. ¿Cómo podía negarme a eso?"

-"Nunca dije que le dijeras que no. ¡Debiste haberle dicho que te diera uno más para cada uno! No eres el único que se preocupa."

-"¿De qué estás hablando? ¿Por qué debería preocuparme por ti también?"

Eso era cierto. ¿Por qué deberíamos preocuparnos por los demás?

El anciano dudó porque no tenía nada más que decir y se rio furiosamente. Al mismo tiempo, su cuerpo ardía de energía caliente.

-"Pero si lo quieres, puedes llevártelo. ¿No eres un mago?"

-"¿Me estás dando permiso para quitártelo?"

El rey rojo también se rio sarcásticamente. Una niebla verde oscura se extendió por todo su cuerpo.

Entonces la puerta se abrió y otro anciano entro en la sala de conferencias.

-"¡A qué viene este alboroto! El gran maestro llegará pronto."

El rey rojo y el otro anciano que ardían de hostilidad el uno hacia el otro, se calmaron lentamente.

-"No eres más que un anciano tramposo."

-"Escúchame maldito rey…"

Los dos ancianos que estaban peleando entre sí, se callaron de repente. La expresión de ambos se endureció como si se hubieran sorprendido.

El anciano que acababa de entrar a la sala de conferencia se acercó a ellos y les dijo.

-"¿Hmm? ¿Por qué se callan?"

El rey rojo señalo la flor que colgaba del pecho del anciano que acababa de entrar a la sala. La punta de su dedo temblaba ligeramente.

-"¿Cómo has podido tener tres? ¿Qué hiciste?"

-"Oh, te refieres a esto. Me lo acaba de dar. ¿Hay algún problema? Espera, todos lo tienen en el pecho."

El rey rojo se llevó su mano a su frente.

Le parecía absurdo el pensar que la cantidad de flores se debía al sentimiento o favoritismo.

Justo cuando el rey rojo estaba en una pelea mental, Cheonma entro en la sala de conferencias.

Los ancianos parpadearon al verlo. Aunque originalmente era guapo, la belleza de Cheonma no era extraña hoy en día.

En particular, su cabello rojo era tan largo y hermoso que literalmente bailaba con el aire.

Los ancianos evitaron el contacto visual y miraban inexpresivamente el cabello suelto de Cheonma. Entonces los ancianos abrieron los ojos de par en par.

No había ni una sola flor en la ropa de Cheonma.

Traducción: Jiho

Corrección: Jiho