Capítulo 7

ERES TU EL FALSOOOOOOOOOO (NO ES EL 7)


— Te he estado buscando.

¿Eh?

— Esa voz suena familiar.

Inclino mi cabeza hacia un lado, mientras el cuerpo de Rubellus cubría toda mi visión, pero él dio unos pasos hacia atrás para que no pudiera ver a la persona frente a nosotros.

—Su Alteza, todos en el palacio están preocupados por usted. Después del desayuno, Su Alteza desapareció sin dejar rastro, todos le están buscando.

¡Esa es la voz de mi hermano!

Sentí algo en mi pecho comprimirse, era mi hermano... pero qué vergonzosa situación, su hermanita a solas con el futuro Emperador de este país.

¡Nada de esto es correcto!

¡Pero qué lástima!

Me asomé lentamente hasta que pude ver a mi hermano por completo.

— Ira...

Elpine lucía bien para la ocasión, tenía el pelo muy bien peinado hacia atrás, mostrando su frente y no su flequillo habitual. Llevaba un traje militar que resaltaba todas sus medallas y una espada que brillaba en su cintura.

Pero hubo algo que me llamó la atención antes de que sintiera sus ojos hundiéndose fríamente en mí...

Hubo una insignia que se destacó entre todas, era una insignia que solo se le daba a los caballeros del Emperador, ¿cuándo se convirtió en caballero del Emperador?

Hemos pasado la mayor parte del tiempo juntos, vivimos en la misma casa, nunca te escuché mencionarlo, ¿nuestro padre sabe de esto? ¿Por qué no me lo dijiste? ¿Que esta pasando?

— Quería dar un pequeño paseo antes de la coronación, fue una casualidad encontrar a Lady Walden Boston, solo estoy explicando el camino de regreso.

Definitivamente fue una mentira... y lo aprecio en parte.

Pero no pude evitar sorprenderme por la reacción de Elpine, que pareció perder todo el color en su piel.

— ¿Tienes miedo?

Incluso... solo dio unos pasos hacia atrás.

— Espero que la presencia de mi hermana no haya molestado a Su Alteza, le pido disculpas por su comportamiento, le mostraré el camino de regreso.

— Hermano...

Elpine me tendió la mano

Pero mi mirada se volvió hacia Rubellus, quien sonrió.

— La presencia de Lady Walden Boston no me molesta en absoluto, pero creo que es hora de que vayas con tu madre, debe estar buscándote.

— Uh... Sí.

Logré murmurar.

Tenía tantas ganas de escapar de él y correr hacia los brazos protectores de mi hermano, pero antes de poder hacerlo, tuve que volver sobre mis pasos.

— Su Alteza...

Rubellus dejó de mirar a Elpine y me miró a mí.

— Ira.

Susurró dulcemente

Todavía no entiendo muchas cosas, pero siento que tengo que decirlo, no quiero causar malentendidos, no después de invadir propiedad privada...

Dudé por un momento, pero luego apreté los puños.

— Su Alteza no necesita preocuparse más.

— ¿Eh...?

Por un momento vi que los ojos de Rubellus parecían confundidos.

¿Quizás no estoy eligiendo las palabras adecuadas?

¿Debería ser más directa?

Me limpié los labios con la lengua y comencé a decir palabras rápidamente.

— No se preocupe, Alteza, ya no estoy enamorado de usted. He mantenido mi distancia todos estos años y estoy dispuesta a seguir así. Así puedo jurarle que guardaré su secreto, no se lo diré a nadie.

Silencio.

Realmente no esperaba una gran reacción, pero lo que vino después me dejó frío.

— Creo que Lady Walden Boston debería irse ahora mismo, espero que regrese sana y salva al palacio...

Su tono era frío y así lo recordaba. Hasta que noté como las comisuras de su boca estaban temblando.

Parpadeé un par de veces y le di la espalda.

Cada paso que daba se sentía como el camino hacia la libertad y de alguna manera expresar mis sentimientos y dejarlos salir era gratificante.

Como si me hubieran quitado un peso de encima.

— Hermano...

— Sigue ese camino Ira, te llevará al Palacio Imperial, te veré allí.

¿Eh? ¿Por qué no vienes conmigo?

Elpine respondió, pero la mirada que me dio fue aterradora, así que decidí que, por el bien de mi larga vida en este mundo, era mejor irme en silencio.

Seguí el camino indicado por mi hermano sin mirar atrás, pero cuando estaba a punto de dejar por completo lo que fue mi refugio en mi niñez, escuché un estruendo a mis espaldas.

— ¿Fue un grito?

***

Tan pronto como Ira desapareció de su vista, la imagen amistosa de Rubellus se convirtió en la de un demonio.

Al menos eso es lo que vio Elpine...

— No había necesidad de fingir que no me conocía, alteza.

— Silencio, Elpine.

Gruñó

— Quiero una explicación.

Elpine respiró profundamente, en sus años de servicio, nunca tuvo tanto miedo como en la presencia de ese futuro Emperador.

¿Cómo pudo su hermana enamorarse de él?

— Ira no sabe que el regalo es tuyo.

— ¡¿Por qué?!

— Porque... no le dije, su alteza

Elpine contuvo la respiración.

Lo que vino a continuación fue aún más aterrador que la imagen de un Rubellus amable y cariñoso con su hermana, pues el enorme grito que salió del futuro Emperador lo dejó congelado.

Elpine Walden Boston.

Solo sabía sobre entrenamiento y espada.

A diferencia de su padre, no estaba apegado a ningún partido político, no se involucraba en situaciones que le traían problemas, siempre al margen.

Era leal, el tipo de hombre que daría la vida por su país, pero al mismo tiempo, leal a su familia. Su corazón se rompía cada vez que veía a sus hermanitas sufrir por un hombre que no hacía más que ignorarlas.

Entonces, cuando descubrió que Rubellus realmente la amaba, toda su ira se desató. Decidió darle una pequeña lección y el cumpleaños de Ira parecía la oportunidad perfecta.

Pero olvidó un pequeño detalle...

Rubellus no era una persona cualquiera...

— Voy a matarte...

Traducción: Jenny

Corrección: Smiley