Schubert, Franz - Totengräbers Heimwehe (El anhelo del enterrador) D 842

Franz Schubert (1797-1828)

Totengräbers Heimwehe D 842

El anhelo del enterrador

Texto: Jakob Nikolaus, Reichsfreiherr von Craigher de Jachelutta (1797-1855)

Traducción: Saúl Botero-Restrepo

 

O Menschheit, o Leben! was soll's? o was soll's?

Grabe aus, scharre zu! Tag und Nacht keine Ruh!

Das Drängen, das Treiben, wohin? o wohin?

»Ins Grab, ins Grab, tief hinab!«

O Schicksal, o traurige Pflicht

ich trag's länger nicht!

Wann wirst du mir schlagen, o Stunde der Ruh?

O Tod! komm und drücke die Augen mir zu!

 

Im Leben, da ist's ach! so schwül, ach! so schwül!

Im Grabe so friedlich, so kühl!

Doch ach! wer legt mich hinein?

Ich stehe allein, so ganz allein!

 

Von allen verlassen, dem Tod nur verwandt,

verweil ich am Rande, das Kreuz in der Hand,

und starre mit sehnendem Blick hinab

ins tiefe, ins tiefe Grab!

O Heimat des Friedens, der Seligen Land,

an dich knüpft die Seele ein magisches Band.

Du winkst mir von ferne, du ewiges Licht,

es schwinden die Sterne, das Auge schon bricht, -

ich sinke, ich sinke! Ihr Lieben, ich komm!

¡Oh humanidad, oh vida! ¿Para qué? ¿Para qué?

¡Cavar, enterrar, día y noche, sin descanso!

Esforzarse, afanarse, ¿para qué?, ¿para qué?

¡A la tumba, a la tumba, muy profundo!

 

¡Oh destino, o triste carga,

ya no la soporto más!

¿Cuándo vendrás para mí, hora del descanso?

¡Ven, oh muerte, ven y ciérrame los ojos!

 

¡La vida, ay, cuán pesada es, cuán pesada!

La tumba es tranquila y fresca.

¡Pero, ay! ¿Quién me pondrá ahí?

¡Estoy solo, completamente solo!

 

De todos abandonado, solo la muerte es mi allegada,

al borde permanezco, con la cruz en la mano,

y hacia abajo ansiosamente miro,

¡hacia abajo, a la profunda tumba!

 

¡Hogar de la paz, país de los felices,

a ti está mi alma unida con mágico vínculo.

Me atraes desde lejos, eterna luz,

desaparecen las estrellas, mi vista se nubla,

¡ya desfallezco, hacia vosotros voy, amados míos!

NT: El texto es muy propio del romanticismo, aunque Fischer-Dieskau en su libro sobre los Lieder de Schubert dice que ya en entonces la tétrica figura del enterrador estaba pasada de moda. De todos modos esta es una de las más hermosas canciones de Schubert. Los bajos del piano describen la acción de cavar.