Brahms, Johannes - Vier ernste Gesänge (Cuatro canciones serias), op. 121
Johannes Brahms
(1833-1897)
Vier ernste Gesänge
Cuatro canciones serias, op. 121
Traducción: Saúl Botero-Restrepo
1- Denn es gehet dem Menschen wie dem Vieh
Pues sucede con el hombre como con el ganado
(Eclesiastés 3, 19-22)
Denn es gehet dem Menschen
wie dem Vieh,
wie dies stirbt, so stirbt er auch;
und haben alle einerlei Odem;
und der Mensch hat nichts mehr, denn das Vieh:
denn es ist alles Eitel.
Es fährt alles an einem Ort;
es ist alles von Staub gemacht
und wird wieder zu Staub.
Wer weiß, ob der Geist
des Menschen aufwärts fahre?
und der Odem des Viehs unterwärts
unter die Erde fahre?
Darum sahe ich, daß nichts Bessers ist,
denn daß der Mensch fröhlich sei in seiner Arbeit,
denn das ist sein Teil.
Denn wer will ihn dahin bringen,
daß er sehe, was nach ihm geschehen wird?
Pues sucede con el hombre
como con el ganado,
que como este muere, así también él,
ambos tienen un mismo aliento de vida,
y no lo tiene el hombre más que el ganado,
pues todo es vanidad.
Todo va al mismo lugar,
todo está hecho del polvo
y al polvo volverá.
¿Quién puede saber si el espíritu
del hombre va a lo alto
y el aliento del ganado abajo,
bajo la tierra?
Por ello he visto que no hay nada mejor
sino que el hombre goce con su trabajo,
pues esta es su paga.
¿Y quién le dará saber
lo que ha de sucederle luego?
2- Ich wandte mich und sahe
Me puse a reflexionar y vi
(Eclesiatés 4, 1-3)
Ich wandte mich und sahe an alle,
die Unrecht leiden unter der Sonne;
und siehe, da waren Tränen derer,
die Unrecht litten und hatten keiner Tröster;
und die ihnen Unrecht täten,
waren zu mächtig,
daß sie keinen Tröster haben könnten.
Da lobte ich die Toten,
die schon gestorben waren,
mehr als die Lebendigen,
die noch das Leben hatten;
und der noch nicht ist,
ist besser als alle beide,
und des Bösen nicht inne wird,
das unter der Sonne geschieht.
Me puse a reflexionar y vi a todos
los que padecen la injusticia bajo el sol.
Y he aquí que las lágrimas
de los que la sufrían no tenían consuelo,
pues quienes les hacían injusticia
eran muy poderosos,
por lo que no tenían quién los consolara.
Entonces tuve por afortunados
a los que ya habían muerto,
más que a los vivos,
que tienen aún la vida.
Y el que todavía no es,
es más feliz que ambos,
pues no ha visto el mal
que sucede bajo el sol.
3- O Tod, wie bitter bist du
¡Oh muerte, cuán amarga eres!
(Eclesiástico 41, 1-4)
O Tod, wie bitter bist du,
wenn al dich gedenkt ein Mensch,
der gute Tage und genug hat
und ohne Sorge lebet;
und dem es wohl essen mag!
O Tod, wie bitter bist du.
O Tod, wie wohl tust du
dem Dürftigen,
der da schwach und alt ist,
der in allen Sorgen steckt
und nichts Bessers zu hoffen,
noch zu erwarten hat!
O Tod, wie wohl tust du!
¡Oh muerte, cuán amarga eres
cuando en ti piensa el hombre
que es dichoso y tiene suficiente,
que vive sin cuidado
y puede comer bien!
¡Oh muerte, cuán amarga eres!
¡Oh muerte, cuán buena eres
para el menesteroso,
el que es viejo y débil,
que toda suerte de aflicciones padece
y ya no espera
ni puede esperar nada mejor.
¡O muerte, cuán buena eres!
4- Wenn ich mit Menschen- und mit Engelszungen redete
Si yo hablara todas las lenguas de los ángeles y de los hombres
(I Corintios 13, 1-3 y 12-13)
Wenn ich mit Menschen- und mit
Engelzungen redete
und hätte der Liebe nicht,
so wär ich ein tönend Erz
oder ein klingende Schelle.
Und wenn ich weissagen könnte
und wüßte alle Geheimnisse
und alle Erkenntnis
und hätte allen Glauben, also,
daß ich Berge versetzte,
und hätte der Liebe nicht,
so wäre ich nichts.
Und wenn ich alle meine Haben den Armen gibe
und ließe meinen Leib brennen
und hätte der Liebe nicht,
so wäre mir’s nichts nütze.
Wir sehen jetzt durch einen Spiegel
in einem dunkeln Worte;
dann aber vor Angesicht zu Angesichte.
Jetzt erkenne ich’s stückweise,
dann aber werd’ ich’s erkennen
gleichwie ich erkennet bin.
Nun aber bleibet Glaube, Hoffnung, Liebe,
diese drei;
aber die Liebe ist die größteste inter ihnen.
Si yo hablara todas las lenguas
de los ángeles y de los hombres
y no tuviera el amor,
sería como metal que suena
o campana que retiñe.
Y si pudiera profetizar
y supiera todos los secretos
y todos los conocimientos
y tuviera una fe tal
que moviera las montañas
y no tuviera el amor,
nada sería.
Y si diera todos mis bienes a los pobres
y entregara mi cuerpo a las llamas,
si no tuviera el amor,
de nada me serviría.
Ahora vemos como en un espejo,
confusamente;
pero luego será cara a cara.
Ahora solo conozco fragmentariamente,
pero luego conoceré
tal como soy conocido.
Quedan la fe, la esperanza y el amor,
estas tres,
pero el amor es la mayor de ellas.
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