Schubert, Franz - Der Erlkönig (El rey de los alisos) D 328

Franz Schubert:

Der Erlkönik - D 328

El rey de los alisos

(Conocida también como El rey de los elfos)

                                           (1815)

Texto: Johann Wolfang von Goethe (1749-1832)

Traducción: Saúl Botero-Restrepo

 

Personajes:

El narrador: registro medio, modo menor.

El padre: registro bajo, modos menor y mayor.

El hijo: registro alto, modo menor.

El Rey de los Elfos: línea vocal ondulante, modo mayor, acompañamiento de arpegios, pianissimo, para dar un efecto de furtiva persuasión.

El piano imita en tresillos la marcha rápida del caballo.

Wer reitet so spät durch Nacht und Wind?

Es ist der Vater mit seinem Kind.

Er hat den Knaben wohl in dem Arm,

er faßt ihn sicher, er hält ihn warm.

–Mein Sohn, was birgst du so bang dein Gesicht?

–Siehst, Vater, du den Erlkönig nicht

den Erlenkönig mit Kron und Schweif?

–Mein Sohn, es ist ein Nebelstreif.

–Du liebes Kind, komm, geh mit mir!

Gar schöne Spiele spiel' ich mit dir;

manch' bunte Blumen sind an dem Strand,

meine Mutter hat manch gülden Gewand.

–Mein Vater, mein Vater, und hörest du nicht,

was Erlenkönig mir leise verspricht?

–Sei ruhig, bleibe ruhig, mein Kind;

in dürren Blättern säuselt der Wind."

–Willst, feiner Knabe, du mit mir gehn?

Meine Töchter sollen dich warten schön;

meine Töchter führen den nächtlichen Reihn,

und wiegen und tanzen und singen dich ein.

–Mein Vater, mein Vater, und siehst du nicht dort

Erlkönigs Töchter am düstern Ort?

–Mein Sohn, mein Sohn, ich seh es genau:

es scheinen die alten Weiden so grau.

–Ich liebe dich, mich reizt deine schöne Gestalt;

und bist du nicht willig, so brauch ich Gewalt.

–Mein Vater, mein Vater, jetzt faßt er mich an!

Erlkönig hat mir ein Leids getan!

Dem Vater grauset's, er reitet geschwind,

er hält in Armen das ächzende Kind,

erreicht den Hof mit Müh' und Not;

in seinen Armen das Kind war tot.

¿Quién cabalga tan tarde a través de la noche

                                                                    y el viento?

Es un padre con su hijo.

Al niño tiene en sus brazos,

lo abraza seguro en su tibio regazo.

–Hijo mío, ¿por qué escondes asustado tu rostro?

–¿No ves, padre, al Rey de los elfos,

al Rey de los Elfos con corona y manto?

–Hijo mío, es un rastro en la neblina.

–¡Dulce niño, ven conmigo!

Jugaré contigo hermosos juegos;

hay bellas flores en la orilla,

mi madre tiene trajes dorados.

–Padre, padre, ¿no oyes

lo que el Rey de los Elfos me promete quedo?

–Cálmate, cálmate, hijo mío,

es el viento que susurra en las hojas secas.

–¿No quieres venir conmigo, hermoso niño?

Mis hijas te esperan amables,

bailan su nocturna danza

y te arrullarán, bailarán y cantarán.

–Padre, padre, ¿no ves ahí,

a las hijas del rey de los elfos en ese oscuro lugar?

–Hijo mío, hijo mío, bien lo veo,

son los viejos sauces grises.

–Te amo, me encanta tu hermosa figura,

y si no vienes de grado, usaré la fuerza.

–¡Padre, padre, ahora me agarra!

¡El Rey de los Elfos me ha hecho daño!

El padre horrorizado cabalga más aprisa,

en sus brazos el niño que gime,

al patio llega con dificultad y angustia;

en sus brazos el niño estaba muerto.

NT: Esta maravillosa canción, que constituye un mini drama para una sola voz, sin paralelo en la historia de la música, y es una de las más famosas del compositor, fue compuesta por Schubert a los dieciocho años. La dificultad de su interpretación es tal que solo los más grandes cantantes la incluyen en sus recitales.

                                                 

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