Brahms, Johannes - In stiller Nacht, WoO. 33 no. 42

Johannes Brahms (1833-1897)

In stiller Nacht

  En la noche callada

                           Trauergesang von der Noth Christi am Oelberg in dem Garten

Lamento sobre la angustia de Cristo en el huerto de los olivos

                                   Texto: Friedrich Spee von Langerfeld (1591-1635)

Traducción: Saúl Botero-Restrepo

De esta canción hizo el compositor dos versiones:

Para voz solista: WoO. 33, no. 42 – Para coro: WoO. 34, no. 8

 

In stiller Nacht,

zur ersten Wacht,

ein Stimm' begunnt zu klagen,

der nächt'ge Wind

hat süß und lind

zu mir den Klang getragen.

 

Von herben Leid

und Traurigkeit

ist mir das Herz zerflossen,

die Blümelein,

mit Tränen rein

hab' ich sie all' begossen.

 

Der schöne Mond

will untergahn,

für Leid nicht mehr mag scheinen,

die Sterne lan

ihr Glitzen stahn,

mit mir sie wollen weinen.

 

Kein Vogelsang

noch Freudenklang

man höret in den Lüften,

die wilden Tier'

trauern auch mit mir

in Steinen und in Klüften.

En la noche callada,

a primera hora,

una voz se lamenta.

El nocturno viento,

suave y manso,

su queja me ha traído.

 

En amarga pena

y en tristeza

mi corazón se anega,

las florecillas

con mis lágrimas

ya todas he cubierto.

 

La bella Luna

se ha ocultado,

por la pena ya no brilla,

y las estrellas

opacadas

llorar quieren conmigo. 

 

Ni trino de ave

ni sonido alegre

en el aire se oyen,

y las bestias

conmigo lloran

entre las piedras y grietas.

Puede escuccharse cantada por el bajo Alexander Kipnis, con el pianista Ernst Victor Wolff:

https://www.youtube.com/watch?v=mslRIrPmFS8

Federico Spee (1591-1635) jesuita y poeta alemán, fue el primero que en su tiempo habló publicamente y por escrito contra la tortura, por lo cual trataron de asesinarlo. Su obra, con un largo título que comienza Cautio criminalis, denunció la injusticia e inutilidad de los juicios por brujería, fue la causa de la abolición de la tortura en Maguncia y abrió el camino para su abolición en otros lugares, aunque, como es sabido, por desgracia en diversos países se siguió practicando.