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El Zombi Élite de Fuego extendió una de sus manos, y el Corazón de la Primera Llama apareció flotando sobre su palma. Aquel orbe resplandeciente comenzó a girar a toda velocidad, elevando la temperatura de forma alarmante.
Esto marcó un punto de quiebre para el estado de ánimo de la Gran Maga Cabiria. Ya era suficientemente grave que esa asquerosa criatura le hubiera arrebatado para siempre su más preciado tesoro, pero ahora parecía querer presumirlo. Así que frunció el ceño con furia y alzó una mano para ordenar que todas las cabezas de dragón cambiaran de objetivo.
Sin embargo, cuando los rayos calóricos de la Furia Dracónica convergieron hacia el Zombi Élite de Fuego, ninguno logró impactarlo. En su lugar, todos se desintegraron y fueron absorbidos en el aire por el orbe flotante. El fenómeno resultaba sorprendentemente similar a la habilidad de absorción del Dominio de la propia Cabiria.
“¿Esa cosa también puede absolver el fuego?” Pensó Bryan, asombrado.
- Miserable criatura… ¡no te atrevas a resistir! - Espetó la anciana, mientras extraía un rayo de plasma desde su Dominio Incandescente y lo lanzaba contra el Zombi.
Una vez más, la energía fue absorbida por el orbe. Sin embargo, esta vez la superficie de la esfera pareció alterarse y resplandecer con gran intensidad, como si hubiese alcanzado un límite peligroso. Bryan contuvo el aliento, preocupado de que pudiera explotar.
Pero entonces, el Zombi de Fuego rugió con fuerza, y un rayo de energía, similar al lanzado por Cabiria, salió disparado desde el orbe directamente hacia ella.
- ¡¿Qué?! -
Naturalmente el efecto del Dominio Incandescente seguía activo, así que la energía de ese rayo fue absorbida por el sol en miniatura en cuanto llegó a cierta distancia de Cabiria. Aun así, resultaba asombroso que la criatura de Bryan, apenas creada, hubiera logrado devolver el poder de un conjuro de nivel Gran Mago.
Aunque, por supuesto, ese aparente empate no duraría mucho.
- ¡Desaparece para siempre de mi vista, monstruo miserable! - Gritó Cabiria, al tiempo que hacía un gesto con ambas manos.
Todas las cabezas de dragón desaparecieron de inmediato. Aquel conjuro se había interrumpido. En cambio, el sol en miniatura lanzó un nuevo y poderoso rayo hacia el suelo. Una porción aún mayor del terreno fue transformada en magma derretido.
Simultáneamente, Cabiria recorrió el campo de batalla con la mirada, buscando a Bryan. Lo divisó a lo lejos: estaba escapando, aparentemente aprovechando la distracción para intentar encontrar algún punto débil en la barrera que los encerraba.
“Pierdes tu tiempo, mocoso repugnante.” Se burló Cabiria para sí, confiada. Sabía que su barrera de aprisionamiento, aunque amplia, era una esfera perfecta, imposible de romper desde el interior con métodos convencionales.
Pero la momentánea ausencia del joven significaba que podía permitirse el lujo de concentrarse por completo en destruir a la criatura frente a ella.
Neutralizar un elemento no era algo raro en el mundo de los magos. De hecho, se conocieron casos de Magos de Agua —el elemento más opuesto al fuego— que habían conseguido bloquear incluso las llamas más puras de Cabiria. Claro que se trataba de prodigios excepcionales en su campo.
No obstante, existía una forma de ataque que sobrepasaba casi cualquier contramedida: la Coalescencia Mágica, el uso simultáneo de más de un elemento. Esta técnica de combate, sumamente avanzada, generalmente solo era posible cuando dos magos de distintas escuelas colaboraban entre sí. Pero los más poderosos podían dominarla en solitario, cuando se trataba de un elemento que fuese afín al suyo.
Una gigantesca ola de lava fundida se alzó con furia sobre el Zombi Élite de Fuego, como si la tierra misma hubiera decidido volcar su furor en un solo gesto, provocando que todo a su paso se derritiese o se incendiara. La masa ardiente avanzaba con una inevitabilidad aterradora, como una sentencia de muerte que no necesitaba correr para alcanzar a su presa.
A cada metro que recorría, el suelo temblaba y se abría, dejando tras de sí una estela de roca quebrada y vapores tóxicos. Fragmentos de tierra eran arrastrados y absorbidos por la ola, engrosando aún más su volumen, mientras su base crepitaba como un horno colosal devorando todo a su paso.
La escala del conjuro superaba con creces aquella ocasión en que la Gran Maga había manifestado enormes manos ígneas que se transformaron en tentáculos de magma para atrapar a Bryan. Esta vez, el poder desatado era tal que podría arrasar a una legión entera con tan solo su cercanía abrasadora.
Cabiria estaba fusionando fuego con tierra, dotando al ataque calórico de una masa contundente y aplastante, capaz no solo de quemar, sino también de ejercer una presión brutal sobre su objetivo.
A pesar de semejante despliegue (que lo hacía ver diminuto en comparación) el Zombi Élite de Fuego no mostró preocupación alguna. Después de todo, había nacido en un lugar donde el magma era abundante y las altas temperaturas eran parte del entorno cotidiano. Por eso, cuando la ola se desplomó con una fuerza colosal y lo atrapó bajo toneladas de roca fundida, apenas reaccionó.
Ya sepultado, comenzó a absorber el poder del fuego, incrementando su energía interna. El magma que lo envolvía comenzó a girar violentamente sobre sí mismo, formando un remolino ardiente. De entre las burbujas incandescentes escapó algo similar a una carcajada macabra, mientras el cuerpo del Zombi devoraba con deleite la sustancia abrasadora.
Sin embargo, Cabiria parecía haberlo anticipado. Con una sonrisa fría, alzó su mano y realizó un gesto descendente, como si presionara el aire con la palma. Al instante, la lava comenzó a compactarse aún más alrededor del Zombi. El sol en miniatura continuaba disparando su energía al suelo, generando cada vez más magma, hasta transformar por completo el terreno en un mar de fuego burbujeante.
Y aun así, la Gran Maga no se detenía. Permaneció aparentemente inmutable, acumulando más cantidades de lava sobre su víctima. En lugar de confiar únicamente en la destrucción térmica, estaba utilizando la presión pura para triturar el cuerpo de la criatura desde todos los ángulos, una estrategia que, además, elevaba la temperatura a niveles casi insoportables.
Mientras tanto, Bryan lo observaba todo con una expresión preocupada. En ese momento se encontraba oculto a varios metros de distancia, enterrado junto al Zombi Élite de Tierra, que había improvisado rápidamente un refugio subterráneo. Pero incluso allí, tan alejado de la superficie, el calor era tan intenso que cualquier otro hombre, sin su resistencia física inhumana, se hubiese muerto mucho tiempo atrás.
En ese momento, estaba levitando en medio del espacio excavado para evitar cualquier contacto con las paredes del túnel, pues el calor transmitido a través del suelo era insoportable. Al mismo tiempo, para poder seguir el combate entre Cabiria y su Zombi Élite de Fuego, tuvo que recurrir nuevamente a utilizar una Aparición: una criatura etérea, insensible a los cambios de temperatura, que le permitía ver a distancia sin exponerse.
Sin embargo, a diferencia de sus Generales Espectrales, las Apariciones no podían volverse invisibles ni pasar desapercibidas. Eso significaba que Cabiria podía detectar fácilmente la posición de Bryan si decidía concentrarse.
Pero eso era, precisamente, lo que él deseaba. Sabía que, si se ocultaba por completo, la Gran Maga se mantendría en guardia contra un posible ataque del necromante. Por el contrario, si le permitía saber en dónde estaba, ella no vacilaría en concentrar todos sus esfuerzos para destruir al Zombi de Fuego, bajando la guardia y tomando menos precauciones.
“Ahora todo depende de que pueda resistir…”
A través del enlace mental que compartía con su criatura, podía sentir el peso de la presión a la que estaba siendo sometida. Incluso su cuerpo, nacido de un Emplazamiento Extremo de Fuego, comenzaba a acercarse a su límite. Ni siquiera en los dominios de la Ifrit el magma se había acumulado en contra suyo con tanta violencia.
Y aun así, el Zombi Élite de Fuego seguía absorbiendo calor. Lo devoraba sin tregua, tanto en su interior como a través del Corazón de la Primera Llama que aún ardía en su pecho.
- Aguanta… - Susurró Bryan, mientras apretaba con fuerza la empuñadura de su espada.
Aunque su primera impresión del Zombi Élite de Fuego no había sido la mejor, especialmente porque se atrevió a desobedecerlo, no deseaba verlo destruido. Y estaba seguro de que, tarde o temprano, el poder de Cabiria terminaría superando por completo a su criatura, incluso con el apoyo del Corazón de la Primera Llama. Una parte de él quería intervenir, lanzarse al combate sin pensarlo. Pero hacerlo en ese momento pondría en riesgo toda su estrategia. Tenía que mantenerse firme.
Fue entonces cuando ocurrió algo inesperado. Justo cuando parecía que el Zombi no resistiría más, Cabiria detuvo su hechizo y la lava dejó de confluir.
- Ya veo... - Dijo la Gran Maga, tras unos segundos de silencio, y giró lentamente la cabeza en dirección a donde Bryan se encontraba oculto. Luego habló en voz alta, aunque no debería poder verlo directamente:
- Así que no es una simple combinación de atributos. Teóricamente debería ser imposible, pero parece que de algún modo has conseguido fusionar la propia esencia de una Criatura Oscura con un elemento mágico en su forma más pura. En otras palabras, lo que estoy enfrentando ya no es un Zombi, ni tampoco un Elemental de Fuego… sino una entidad completamente nueva. ¿Me equivoco? -
“¿Qué...? ¿Todo este tiempo estuvo analizando su estructura mágica?” Pensó Bryan, sorprendido.
Apenas logró oír sus palabras por encima del estruendo y el chisporroteo de la lava, pero comprendió lo suficiente como para darse cuenta de que Cabiria no había estado tan perdida en su furia como él había supuesto.
- Imagino que puedes oírme, mocoso. - Continuó hablando la Gran Maga, con una mueca despectiva: - Tienes poderes realmente extraordinarios que deberían ser inconcebibles: un fuego que puede congelar, una fuerza física comparable a la de un Gran Caballero... y ahora estas criaturas tan extrañas. ¡Eres todo un cóctel de rarezas! -
Hizo una pausa y su tono cambió levemente, adoptando una falsa consideración:
- Honestamente, fue un error de mi parte haber atacado con la intención de matar desde el principio. - Admitió, negando con la cabeza: - Tendría que haber intentado convencerte de unirte a la Alianza Mercante de Tiro. Mi nación ofrece excelentes beneficios, especialmente a los combatientes. -
Sonrió con resignación.
- Al menos quería llevarme tu cadáver de vuelta para estudiar tus secretos... Pero ahora veo que no vale la pena correr el riesgo. Eres demasiado peligroso. Si te dejo escapar, tú y tus criaturas podrían convertirse en la peor pesadilla de nuestra nación. ¡Así que los destruiré a ambos, sin dejar rastro! -
Tras esas palabras, Cabiria hizo un gesto con las manos y la barrera dorada que encerraba el campo de batalla se desvaneció. Era una oportunidad perfecta para escapar, pero Bryan no cayó en la tentación de aprovecharla. Con toda la experiencia que había acumulado, sabía reconocer cuando algo no cuadraba. Aun así, aprovechó el momento para susurrar un conjuro que envió al Zombi Élite de Tierra de regreso al inframundo, porque tenía la sensación de que algo muy malo estaba por suceder y no quería tener que preocuparse por dos criaturas al mismo tiempo.
- ¿No vas a intentar escapar? - Preguntó Cabiria, momentáneamente sorprendida. Luego se encogió de hombros: - Bueno, da igual. Ya no necesito esa barrera. ¡No podrías huir, aunque lo intentaras! -
Entonces, la Gran Maga juntó ambas manos, y el sol en miniatura que hasta ese momento flotaba inmóvil en lo alto, comenzó a desplazarse lentamente hacia su espalda. Al acercarse, su resplandor se volvió más intenso, como si la propia Cabiria absorbiera su poder.
- Te mostraré el conjuro más devastador de la Magia de Fuego... Ignición Celestial. -
Cabiria se elevó lentamente por encima del campo de batalla, ganando altura con cada segundo. Su cuerpo irradiaba un fulgor abrasador, pero no parecía afectada en lo más mínimo. Frente a su pecho, una esfera de energía ígnea comenzó a formarse: primero una chispa, luego una llama que giraba sobre sí misma, y en cuestión de instantes, un vórtice de fuego se arremolinaba con tal intensidad que distorsionaba el aire. No era solo calor lo que emitía, sino una fuerza gravitacional que comenzaba a alterar el entorno, arrastrando fragmentos de roca ardiente, raíces incineradas y trozos enteros de cordillera en llamas.
La esfera creció sin cesar. El magma que antes había sepultado al Zombi Élite de Fuego ahora era aspirado sin control, girando a una velocidad brutal mientras se adhería a la masa central. Bloques enteros de montaña, aún cubiertos de brasas vivas, eran arrancados del suelo como si pesaran nada, desintegrándose parcialmente al integrarse con la energía acumulada. La selva ardiente (ya transformada en un páramo desolado) se convertía en el combustible perfecto para este conjuro de escala impresionante.
Para protegerse, Cabiria invocó un escudo esférico de plasma dorado. No tenía imperfecciones. Cualquier cosa que tocara esta barrera estallaba en chispas antes de alcanzarla, y los restos de hechizos anteriores simplemente se desintegraban. Desde dentro de esa cúpula de poder absoluto, la Gran Maga cerró los ojos por un instante, como si estuviese escuchando una sinfonía que solamente ella podía percibir.
El viento rugía, arrastrando fuego en todas direcciones, pero era incapaz de alcanzar la cima donde flotaba Cabiria. La esfera mágica, ahora del tamaño de un torreón, vibraba con una energía similar a la de cientos de bombas explotando. Ríos de lava flotaban a su alrededor como serpientes suspendidas en el aire, mientras fragmentos incandescentes de piedra giraban formando anillos que orbitaban a altísima velocidad.
Entonces vino el silencio. Un vacío, como si el mundo hubiera contenido el aliento. La esfera dejó de crecer, estabilizada en su forma final: una amalgama perfecta de magia de fuego pura con más de cien metros de diámetro, magma solidificado, roca incandescente y voluntad destructiva. A su alrededor, el paisaje no era reconocible. Lo que alguna vez fue un exuberante valle selvático, ahora era solo un cráter en constante combustión, una grieta abierta en la misma tierra. En el centro, Cabiria permanecía inmóvil, con sus manos juntas, el cabello bailando como llamas líquidas alrededor de su rostro encendido.
En medio del caos, Bryan se vio obligado a invocar el Arte del Noveno Diagrama Celeste al máximo para estabilizar su posición en el aire mientras la fuerza gravitatoria del conjuro de Cabiria intentaba succionarlo sin piedad. Fragmentos de roca pasaban zumbando a centímetros de su rostro. Algunos de ellos, envueltos en fuego líquido, estallaban muy cerca suyo al chocar unos con otros en medio del aire. Por eso no pudo apreciar completamente la magnitud del conjuro de la Gran Maga hasta que esta terminó de prepararlo.
Mientras tanto, el Zombi Élite de Fuego permanecía sepultado en el núcleo de una capa de magma densa. Seguía absorbiendo energía lentamente, y si reunía la suficiente, podría liberarse... pero por ahora, seguía inmóvil. Fue sólo gracias a esto, que no terminó siendo absorbido por la Ignición Celestial.
Desde lo alto, rodeada por su escudo esférico de plasma dorado y con la colosal bola de fuego infernal flotando frente a ella, Cabiria extendió ambos brazos con teatralidad y proyectó su voz con magia mientras dejaba escapar una carcajada altiva, la cual resonó por encima del rugido de la tierra.
- ¡¿Lo ves, mocoso?! - Gritó con la mirada encendida por la furia y la certeza de su próxima victoria: - Esta es Ignición Celestial, el hechizo definitivo de la Magia de Fuego. Una técnica tan destructiva que podría cambiar el resultado de una guerra con un solo disparo. ¡Una explosión que arrasaría con un ejército entero en cuestión de segundos! ¡Y tú, junto con tu criatura mutante, estarás justo en su centro cuando estalle! -
Bryan frunció el ceño. Aunque aún luchaba por mantener su posición con el Noveno Diagrama Celeste, comenzó a analizar con calma cada componente del ataque. No era simplemente un conjuro grande. Era una anomalía. Una acumulación absurda de energía calórica, rocas y lava compactadas, girando lentamente como si fuera un satélite artificial a punto de caer. No hacía falta ser un sabio para comprender que el impacto equivaldría al de un meteorito. Pero eso no era lo peor.
Cabiria estaba posicionada entre el sol en miniatura (la fuente constante de energía que daba forma a su Dominio Incandescente) y la esfera titánica de Ignición Celestial. La Gran Maga ahora se encontraba en el epicentro perfecto, alineando ambas fuerzas a su favor: En frente suyo, una bomba en gestación; a su espalda, el núcleo de su dominio, alimentándola sin descanso.
Y envolviendo su cuerpo, una barrera esférica que rechazaba cualquier intento de interferencia.
Cabiria se había convertido, literalmente, en un cañón viviente. Una artillería mágica perfecta, impenetrable, imposible de atacar sin antes desmantelar su arquitectura de poder. No había huecos. No tenía aperturas. Era imposible saber la habilidad y el control superlativo de la Magia de Fuego que uno tenía que poseer para ser capaz de generar semejante conjuro.
Pero Bryan no parecía alterado. Sus ojos brillaron apenas un instante, y una sonrisa torcida se dibujó en su rostro mientras el fuego de la devastación crepitaba sobre ellos.
- Vaya, vaya... - Murmuró en voz baja, apenas audible por encima del caos: - Curioso. Justo eso era lo que había estado esperando todo este tiempo. -
Lo que Bryan estaba a punto de intentar era una aplicación extrema (y sin duda arriesgada) de la teoría que la Rectora Dean Emma le había transmitido durante aquella breve pero invaluable lección. Claro que su decisión no surgió solo de ese conocimiento, sino también de todo lo que había aprendido durante el combate acerca de la naturaleza del Dominio de Cabiria.
Si este fuera como el Dominio de las Sombras de Egon o el Dominio Radiante de Costel, Bryan jamás se habría atrevido a considerarlo. Pero resultó que el Dominio Incandescente funcionaba básicamente como un horno perpetuo, que suministraba energía calórica a su invocadora de forma constante.
Gracias a esto, ella no necesitaba reunir el Elemento Fuego desde el entorno ni invertir tiempo en acumular poder. Podía concentrarse por completo en moldear los conjuros y lanzarlos sin pausa, con una eficiencia aplastante.
Ni siquiera tenía que preocuparse de sufrir un Contragolpe Mágico, porque el efecto de Ejecución Irrefutable que tenían todos los Dominios la protegía.
Esa característica, esa brutal eficiencia sin distracciones, era lo que hacía a Cabiria tan peligrosa. Pero también, en este momento específico, era lo que la volvería vulnerable. En este preciso instante, en el que toda su Fuerza Mental estaba concentrada en operar aquel complicado conjuro mágico, apareció su oportunidad.
Bryan sonrió concentrando su poder, y exclamó:
- ¡Dominio Necromántico! -
Dean Emma le había explicado que, cuando dos Dominios entraban en conflicto, el más refinado siempre prevalecía sobre el otro. Tal como esperaba, esta vez su hechizo experimentó una aterradora resistencia al momento de manifestarse. Por primera vez Bryan comprendió cuán superior a él era Cabiria en el dominio de las artes mágicas. En lugar del habitual huracán de energía necromántica que solía manifestarse al invocar su hechizo, solo surgió un torbellino delgado, apenas visible, que giraba tímidamente a su alrededor. Aun así, no se detuvo. Perseveró, drenando a toda prisa sus reservas de Fuerza Mental mientras evaluaba cada segundo del enfrentamiento. Estaba decidido a aprender, incluso en medio del caos, cómo perfeccionar su dominio puliéndolo contra el de su enemiga.
Claro que ese era un objetivo secundario.
“Lo conseguí.” Pensó Bryan, al notar una alteración sutil en el ambiente.
¡Sobre él, la expresión de Cabiria comenzaba a cambiar! Su conjuro se desestabilizaba de forma peligrosa.
¿Cómo era posible que ocurriese esto? La respuesta era simple: La principal función de una magia de clase Dominio era asistir a un Gran Mago para que tuviese acceso a una serie de poderes que, por sí solo, aún no sería capaz de ejecutar, a menos que contara con el apoyo coordinado de varios compañeros mediante matrices mágicas… o que hubiera alcanzado ya el rango de Mago Supremo.
Y cuando dos Dominios competían entre sí, había un brevísimo instante en que ambos usuarios no podían beneficiarse de sus efectos.
Así, justo cuando estaba a punto de lanzar uno de los conjuros más complicados que conocía, Cabiria perdió la Ejecución Irrefutable durante diez preciosos segundos. Esto la tomó completamente desprevenida. Sabía que Bryan era poderoso, pero la última vez que se vieron ni siquiera se acercaba a ser un Archimago. ¡Parecía imposible que alguien hubiese alcanzado la comprensión de la quintaesencia a tan corta edad! Sin embargo, solamente un Dominio podía cancelar de ese modo los atributos de otro Dominio. Necesitaba aceptarlo. Pero las dudas la embargaban. En medio de su confusión llegó a imaginar que el aumento de poder de Bryan podía deberse al Corazón de la Primera Llama. Y cuando la idea de que ese joven se hubiese beneficiado del tesoro que ella llevaba una vida buscando se asentó en su mente, la desesperación se apoderó de Cabiria.
Y el conjuro masivo que apenas estaba manteniendo comenzó a salirse de control.
Al mismo tiempo, la barrera mágica que debía servir para protegerla de cualquier daño comenzó a vacilar e instintivamente supo que, si intentaba mantener ambas magias, sufriría un Contragolpe Mágico.
Tenía que elegir.
Y por primera vez cometió un terrible error: Decidió cancelar su escudo para intentar mantener el control de su Ignición Celestial. Su elección no carecía de lógica. Como Gran Maga, sabía que lo mejor era tratar de salvar el ataque que consumiría una mayor cantidad de Fuerza Mental. Pero contra un enemigo como Bryan, lo correcto era priorizar la defensa.
- ¡Hazlo ahora! - Gritó Bryan, arrojando su espada.
El Desgarrador Sombrío voló como una flecha negra hacia su objetivo. Cabiria, completamente enfocada en impedir que su propio conjuro colapsara y la aniquilara en pleno aire, no tuvo oportunidad de reaccionar. El arma mágica se acercó todo lo que pudo y, en un estallido desesperado, liberó toda la energía que había acumulado en la forma de una ráfaga brutal de esferas de Fuego Púrpura congelante.
- ¡Aaaahhhh! -
Cabiria soltó un grito al ser alcanzada por las llamas congeladas. El dolor le atravesó los nervios como mil agujas, pero aun así consiguió alzar una barrera improvisada para evitar que el resto del fuego la redujera a cenizas.
Aquel esfuerzo, sin embargo, fue el final de su conjuro. Cabiria perdió el control absoluto sobre la masa ardiente suspendida en el cielo. La estructura de energía, antes perfecta y estable, comenzó a distorsionarse como un sol moribundo a punto de colapsar. En ese instante, Cabiria comprendió que no tenía alternativa: si no la liberaba de inmediato, la explosión la consumiría viva.
Con un último gesto, desesperado pero certero, eligió disparar sin apuntar…
Era eso, o morir calcinada por su propia magia.
La esfera ardiente cruzó el cielo como un cometa desatado y Cabiria apenas pudo seguirla con la mirada antes de que desapareciera tras la cordillera. Pasaron solo unos segundos de un silencio inquietante, y entonces ocurrió. Un estallido brutal pareció sacudir las mismísimas entrañas de la tierra, como si un asteroide hubiera impactado contra la tierra. El eco de la explosión rebotó entre los riscos calcinados, y un vendaval devastador barrió el terreno, levantando árboles moribundos, fragmentos de piedra y olas de ceniza incandescente.
La onda de choque alcanzó incluso a su propia creadora. Cabiria sintió el impacto en cada fibra de su cuerpo, resistiendo a duras penas mientras flotaba entre corrientes que querían arrancarla del cielo. Sus cabellos estaban desordenados, su túnica se desgarraba por la presión, y dentro de ella, los circuitos mágicos comenzaban a arder, como si fuesen hilos de cobre fundiéndose debido a una sobrecarga. No tardó en darse cuenta de que no podría seguir resistiendo sin protección, así que canalizó su energía en una barrera defensiva para sobrevivir al embate.
El problema era que, en ese estado, mantener activo el Dominio Incandescente se volvió imposible. No le quedó más remedio que cancelarlo. Fue justo en ese instante, cuando pensaba que sólo debía preocuparse por sobrevivir al vendaval, que una segunda explosión retumbó en el suelo, a unos metros frente a ella.
El capullo de magma concentrado se abrió con violencia, y del interior emergió el Zombi Élite de Fuego. En sus manos, el Corazón de la Primera Llama brillaba intensamente como una fragua viva, al igual que todo su cuerpo. Rebalsaba energía. Y ahora quería liberarla.
“¡Oh, no!” Pensó Cabiria.
Con un rugido desgarrador, la criatura lanzó su orbe incandescente contra la barrera de la Gran Maga. El impacto fue brutal, un sonido metálico y vibrante que resonó como el impacto de miles de arietes. Ambos poderes chocaron durante segundos eternos, liberando ondas de calor y chispas de fuego, hasta que, con esfuerzo, la defensa mágica consiguió repeler el primer golpe.
Pero eso fue sólo el comienzo.
El Zombi hizo un gesto, y el orbe describió una curva elíptica para golpear de nuevo, esta vez por la espalda. Luego vino un ataque por el costado, otro a la cabeza, uno más desde la derecha, después desde la izquierda. La esfera ardiente se estrellaba contra la barrera una y otra vez, cada vez con más violencia. Era repelida, pero regresaba como una maldición insistente. Los sonidos eran tan atroces que habrían hecho temblar incluso a los gigantes de piedra. Para colmo, la velocidad aumentaba con cada intento, como si el Zombi estuviera aprendiendo a controlar su poder sobre la marcha.
- ¡Piedad! - Gritó Cabiria, quebrada por la desesperación. Pero fue demasiado tarde.
La barrera se estalló en pedazos. Y con sus últimas fuerzas, apenas logró evitar la muerte directa, aunque terminó cayendo al suelo sin ninguna gracia.
Cuando el estruendo cesó, Cabiria parecía una sombra de sí misma. La túnica, hecha jirones, colgaba de su cuerpo chamuscado. Su rostro, cubierto de hollín y sudor, apenas mostraba rastros de orgullo. Cada respiración era un espasmo forzado que le sacudía el pecho. Le temblaban las piernas y ni siquiera podía mantenerse en pie.
El Zombi Élite de Fuego finalmente se detuvo. No por cansancio, sino porque había recibido órdenes mentales de su amo: hacer una pausa.
- Así te quería ver, Gran Maga Cabiria. - Dijo Bryan, acercándose lentamente, mientras extendía una mano con gesto despreocupado para recibir al Desgarrador Sombrío, que regresaba volando con su dueño.
Y entonces la miró sin ningún rastro de piedad, mientras le hablaba con un tono cargado de ironía:
- Ahora, ¿podrías contarme nuevamente acerca de tus planes para “diseccionarme”?... Justo ahora me vendrían bien algunas ideas. -
La caída de Cabiria
Hola amigos. Soy Acabcor de Perú, y hoy es miércoles 09 de abril del 2025.
Si, ya lo sé… ¡Tanto esforzarme con ese mensaje previniéndoles de que ya no tendré una fecha fija de publicación, para terminar publicando el miércoles! ¡Pero no negarán que valió la pena!
Y creo que las imágenes salieron muy bien.
También les debo una disculpa por haber fallado en publicar en sábado como planeaba originalmente. Pero las particularidades técnicas del combate eran bastante complicadas de imaginar y luego de expresar con palabras. Aunque ya tenía una idea, me costó bastante plasmarla, sobre todo porque constantemente era interrumpido por mi familia, que me necesitó bastante esta última semana.
Además, he tenido que hacer varios cambios en mi vida. No solamente con los tratamientos, sino que ahora tengo que seguir una dieta estricta extremadamente molesta, de esas que necesitas consumir un montón de linaza.
Hablar de dieta en Perú no es sencillo. En nuestro hermoso país, hay tres temas de los que siempre nos encanta hablar: religión, fútbol y comida. Sin embargo, desde que empezaron a llegar nuevas denominaciones religiosas en 1900, el tema de la religión se volvió complicado de abordar. Aunque el 70% de la población es católica, uno tiene que tener cuidado de no enfrascarse en discusiones con otros cristianos, musulmanes o incluso judíos.
En cuanto al fútbol... bueno, en 70 años solo hemos llegado al Mundial una vez. Así que ya se imaginarán lo deprimente que puede ser ese tema. Hubo un cuarto placer en nuestras conversaciones: quejarnos de nuestros políticos. Pero ese es exclusivo de los peruanos. Nos gusta mucho recibir extranjeros, pero no nos agrada cuando critican nuestra forma de vida o a nuestros políticos, por muy cuestionables que sean. Entre peruanos, los maldecimos hasta la octava generación y lo hacemos con gusto, pero no apoyamos que un extranjero los critique.
Es algo muy nuestro. Recuerdo que, en una ocasión, llegaron al Palacio de Gobierno un grupo de comandos israelíes como asesores de seguridad, y el ejército peruano no tuvo ningún problema... hasta que el presidente Toledo intentó darles un cargo oficial. ¡La infamia! ¿Permitir que un extranjero tenga autoridad sobre nuestras tropas, aunque sean los 50 hombres de seguridad en palacio? Casi hubo un golpe de estado ese día. Algo similar ocurrió cuando el fallecido Hugo Chávez recomendó votar por Ollanta Humala en las elecciones. Un día antes las encuestas mostraron un empate técnico entre dos candidatos, pero después de la intervención de Chávez, Alan García ganó por amplia ventaja. ¡Y vaya que fue un buen gobierno!
Por todas estas peculiaridades, la comida se ha convertido en el tema favorito de los peruanos. Es algo de lo que podemos hablar entre nosotros, con amigos extranjeros o incluso con quienes no simpatizamos demasiado. Aunque, recientemente, me he dado cuenta de que incluso en el ámbito gastronómico han surgido ciertos conflictos.
Esto me tomó por sorpresa. Yo francamente pensé que, después del breve enfrentamiento con Chile allá en el 2002 por el origen del Pisco y el Suspiro a la Limeña, no había más roces entre gastrónomos peruanos con los de otros países. Sin embargo, últimamente he visto en Facebook memes y comentarios que muestran un aparente resentimiento entre personas que compiten por quién tiene la mejor comida.
Yo he sido profesor de historia gastronómica, así que creo tener argumentos sólidos para definir qué países poseen la mejor gastronomía. Sin embargo, creo que es completamente natural que alguien nacido en Japón, por ejemplo, piense que la comida con la que creció es la mejor del mundo. Puede que tenga razón o esté equivocado, pero me parece una reacción desproporcionada comenzar a insultar a un japonés o reaccionar con ira solo porque afirma que su comida es la mejor. Tal vez tendría más sentido en el caso de un inglés, ya que son conocidos internacionalmente por tener una gastronomía poco destacada, pero dejando ese caso sui generis de lado, no entiendo por qué alguien debería enojarse o insultar a un nicaragüense por defender la comida de su país.
¿Soy yo o últimamente hay mucha ira en internet con respecto a estos temas?
Lo lamentaría de veras porque, como ya mencioné, es un tema del que los peruanos disfrutamos hablar bastante precisamente porque nos permite interactuar con otros en paz. Ojalá no termine convirtiéndose en otro tópico prohibido en esta era de hipersensibilidades.
Una vez dicho esto, voy a agitar ese avispero de inmediato, compartiendo con ustedes a los 5 países con la mejor gastronomía a nivel mundial y los motivos por los que están en esta lista. Quizá a algunos no les guste (especialmente a los ingleses), pero como ya la tenía este texto escrito antes de mi herida en el ojo, sería un desperdicio no usarlo:
1. Francia: Es considerada una de las grandes potencias gastronómicas del mundo. La Alta Cocina (Haute Cuisine) se originó en este país, y muchos de los términos y técnicas culinarias globales provienen de su tradición. Desde la pastelería hasta la gastronomía clásica, la cocina francesa ha marcado un estándar de refinamiento, técnica y presentación. Además, cuenta con una diversidad de regiones culinarias, cada una con platos emblemáticos.
2. Italia: La cocina italiana es famosa por su conexión con la tradición, el uso de ingredientes frescos y su enfoque en resaltar los sabores naturales. Su influencia se ha expandido a casi todos los continentes, y muchos consideran su gastronomía como una de las más reconfortantes y deliciosas. En hecho de que ocupe el segundo lugar es puramente por convención, ya que Francia comenzó a documentar primero su gastronomía, pero para muchos, la cocina italiana está al mismo nivel o es superior a la francesa.
3. España: La gastronomía española ha ganado prestigio en las últimas décadas gracias a la Nueva Cocina Española, que combina técnicas vanguardistas con ingredientes tradicionales. La variedad de tapas, los embutidos, la paella y la creatividad en la pastelería son algunos de los elementos que hacen de España un referente culinario. Además, su riqueza cultural e histórica ha dado lugar a una gastronomía diversa y profunda. Los españoles no tienen temor de probar cualquier nuevo ingrediente sin importar de donde venga y por eso sus platillos tienen una variedad impresionante.
4. China: La cocina china tiene miles de años de historia y una increíble diversidad regional. Sus técnicas, como el salteado y la cocción al vapor, han influido en muchas otras culturas asiáticas. La gastronomía china se caracteriza por el equilibrio de sabores (dulce, ácido, salado, amargo y umami) y por su adaptación según las regiones: desde la cocina cantonesa hasta el picante de Sichuan. Lamentablemente, este mismo concepto hace que no poseen “postres” propiamente dichos y en épocas relativamente recientes han aprendido a prepararlos. Además, el que gran parte de su población sea intolerante a la lactosa los hizo preferir la soya o el tofu en lugar de la mantequilla o el queso. Cualquiera que cocine sabe el impacto que esto puede tener en la cocina refinada.
5. Perú: La gastronomía peruana ha tenido un crecimiento notable en la última década, posicionándose entre las más destacadas del mundo. Se caracteriza por su uso de ingredientes autóctonos, como la papa, el maíz, el ají y la quinua, fusionados con influencias europeas, africanas y asiáticas. Los restaurantes peruanos han alcanzado el reconocimiento internacional, y platos como el ceviche o el lomo saltado son apreciados globalmente. Es el último en la lista porque su desarrollo gastronómico es el más incipiente de los 5.
Bueno, no necesariamente tienen que estar de acuerdo con mi lista. Pero si les ha gustado este capítulo por favor dejen su opinión en los comentarios. No se olviden de patrocinar este proyecto con los enlaces de mi cuenta Patreon. También pueden señalar cualquier error ortográfico o de contexto que se me haya podido escapar. Y naturalmente les agradecería que compartiesen esta historia con sus conocidos, para atraer a más lectores.
¡Nos vemos en el siguiente capítulo!