187 Antes del primer Albor

Tres Lanzas de Hueso volaron rápidamente hacia un legionario que inmediatamente levantó su escudo para interceptar el ataque. Pero un segundo después el Desgarrador Sombrío llegó volando en un ángulo ciego y le cortó en el cuello. Mientras el legionario intentaba detener el sangrado, Bryan descendió volando a su espalda y lo sujetó para succionar toda su energía.

Para entonces ya había usado la Asimilación Vital sobre diez enemigos aprovechando la oscuridad imperante. Las primeras veces sólo tuvo que atacar una vez y en cada oportunidad recuperó aproximadamente un treinta por ciento de su Esencia Mágica y Fuerza Mental. Pero las siguientes veces fue más complicado ejecutar la técnica.

Eso se debía a que la Asimilación Vital estaba diseñada para un Mago Demoniaco que hubiese perdido mucho poder. Si el recipiente estaba vacío podía contener más energía rápidamente, pero a medida que se llenaba era más complicado absorberla. Era una lógica algo extraña, pero Bryan tuvo que adaptarse. Luego descubrió que era mucho más fácil usar la Asimilación Vital si la víctima estaba herida y sangrante, así que comenzó a cazarlos usando su Desgarrador Sombrío para primero cortarlos antes de absorberlos.

Cuando sus poderes ya se encontraban al setenta por ciento, Bryan decidió detenerse. Había muchos riesgos en usar esa técnica, primero porque tenía que acercarse mucho a su enemigo para tocarlo en la piel y segundo porque aún no la comprendía del todo, así que no quería arriesgarse a sufrir alguna terrible consecuencia desconocida.

En ese momento escuchó un sonido y se apartó justo a tiempo para esquivar una jabalina. Media docena de legionarios corrían hacia él con sus espadas en ristre, así que Bryan apuntó una mano hacia ellos para lanzarles un chorro de Fuego Glacial Místico e inmediatamente corrió en la dirección contraria, pues sabía que el resplandor de sus llamas atraería más soldados.

Lo que más deseaba en ese momento era reunirse con sus compañeros. El problema era que se estaba adentrando mucho en el bosque y por todos los combates que había tenido que librar ya no sabía muy bien en dónde estaba. Tampoco quería levitar demasiado para no ser visto por otros.

De pronto sus oídos escucharon el sonido de metal contra metal, así que corrió en esa dirección y se acercó para ver lo que ocurría. Se trataba de Lawrence, que justo estaba atravesando con su espada el cuello de un legionario. A su alrededor podían verse los cuerpos de otros dos que ya estaban muertos.

- ¡Veo que no has descuidado el entrenamiento! - Dijo Bryan saliendo de entre los árboles. Lawrence se sorprendió al principio y adoptó una postura defensiva, pero cuando reconoció quién era, sonrió tranquilamente.

- Más o menos, amigo. - Dijo Lawrence mientras limpiaba la sangre de su arma y la envainaba: - ¿Estás tú sólo? -

- Tuvimos que separarnos. - Explicó Bryan: - Resultó que una centuria descubrió nuestra posada y fue necesario improvisar para salir con vida. ¿Qué hay de ti? ¿En dónde están tus guardaespaldas? -

- Nos pasó algo parecido. - Respondió Lawrence: - Vimos una columna de soldados que venía en nuestra dirección, así que nos escondimos. Pero un grupo de Magos nos descubrieron usando algún tipo de hechizo rastreador.

Resultó que eran cuatro de los Lictores de Odón Ascher. Normalmente deberían estar todo el tiempo junto al Duque para protegerlo, pero por algún motivo los enviaron aquí. Y aunque sólo son Adeptos de Fuego, como han entrenado especialmente para la guerra, pueden desatar magias bastante peligrosas del mismo calibre que el de los Archimagos.

Precisamente nos arrojaron un terrible bombardeo y tuvimos que correr por nuestras vidas. Entonces Adela usó su magia para cubrirnos con una neblina, pero los legionarios nos persiguieron muy rápidamente. Así que el Dragón nos ordenó escapar mientras que él los contenía y nosotros no discutimos. La última vez que lo vi se había trasformado para volar en dirección a los enemigos. -

Lawrence dijo esto último con una expresión apesadumbrada. Gilberto era el siervo de Bryan y básicamente lo habían dejado atrás para salvarse. Pero para su sorpresa este simplemente sonrió y dijo: - ¡Qué bien, así que el lagarto puede hacer cosas útiles por su propia cuenta! No te preocupes, estimado Lawrence. Los dragones tienen una resistencia natural a la magia, así que si alguien puede escapar después de luchar contra cuatro magos adeptos junto con media legión es él. -

- Ya veo. - Respondió Lawrence aliviado: - En cualquier caso, justo cuando escapábamos los magos alcanzaron a dispararnos un bombardeo final. Como nadie puede ver nada en medio de esta oscuridad, terminamos separándonos mientras corríamos para esquivar las Bolas de Fuego. Luego un par de legionarios comenzaron a seguirme el rastro de forma encarecida, haciendo que perdiese mi rumbo. Al final no tuve más opción que matarlos. -

- Hiciste bien. - Comentó Bryan admirado: - Yo tuve que enfrentarme a uno de ellos y me dio bastantes dificultades. Están muy bien blindados. -

- Claro que sí. - Comentó Lawrence: - Aunque no son imposibles de vencer individualmente. El problema es cuando se juntan. Nuestros legionarios son entrenados para sacar el mayor provecho de su trabajo en equipo. Ahí es cuando demuestran su auténtico poder. -

Ambos comenzaron a caminar siguiendo la dirección que les indicaba la luna para mantenerse hacia el Este, donde esperaban llegar al segundo punto de encuentro en las faldas de la cordillera. En el camino Bryan le pidió a Lawrence que continuase contándole cosas sobre el ejército del Imperio Itálico.

- Al principio nuestro Imperio funcionaba como cualquier pueblo tribal, donde sólo peleaban los más fuertes con el Aura de Batalla. En esos tiempos la magia aún era mucho más lenta y difícil de ejecutar, así que no se usaba mucho en las batallas. La vida de cada aristócrata era invaluable, porque el poder de toda la nación dependía de su número.

Pero el emperador Ernestino se volvió loco y nos metió en varias guerras, donde no solo perdimos, sino que murieron muchos de los campeones de esos tiempos. Después de su asesinato, el emperador Escipión asumió el poder y fue el primero en permitir que los guerreros plebeyos con Aura de Batalla entrasen al ejército para ser entrenados. También cambió por completo la forma en la peleaban las legiones, favoreciendo el combate en equipo y prohibiendo los duelos singulares. -

- Sí, he notado que cuando se agrupan tienen tanta fuerza como un Caballero. - Comentó Bryan que lo escuchaba al mismo tiempo que intentaba interpretar los signos en el entorno para orientarse mejor: - Yo diría que, si diez legionarios peleasen contra cinco espadachines, ganarían los espadachines. Por el contrario, si treinta legionarios se enfrentasen contra cincuenta espadachines, ganarían los legionarios. -

- Exacto. - Confirmó Lawrence mientras usaba su espada para cortar unas ramas cubiertas de nieve que bloqueaban el camino: - Eso se debe a las formaciones militares. Esta innovación también permite que no haya tanta presión sobre los Caballeros. Gracias a eso el número de Aristócratas se incrementó, así como nuestro poder nacional. Además, nuestro imperio puede reunir ejércitos mucho más rápido que otros, de modo que podemos pelear en distintos escenarios y asumir más riesgos. -

También significa que tenemos que correr.” Pensó Bryan deprimido. “Si la Legión Grifón se reúne para perseguirnos no habrá forma de sobrevivir, aunque yo fuese diez veces más poderoso.

Continuaron caminando rápidamente entre los árboles y la nieve, buscando siempre la forma de la cordillera. Pero repentinamente Bryan sujetó a Lawrence por el hombro para indicarle que se agacharan y al poco tiempo pasaron seis jinetes a caballo con antorchas en sus manos.

- Esto no será fácil. - Susurró Lawrence cuando la patrulla se perdió de vista.

- ¿Cuándo lo es? - Preguntó Bryan irónicamente.

Continuaron avanzando, pero no era un recorrido agradable. Para empezar, tenían que esquivar troncos y rocas en su camino. La nieve se metía en sus botas convirtiéndose en agua helada al derretirse. Tenían que avanzar despacio para no hacer ruido. Y aunque nunca pronunció una queja, Lawrence lo pasaba mucho peor, pues no podía ver en la oscuridad como Bryan. A pesar de todo continuaron la marcha hasta que finalmente vieron las faldas de la cadena montañosa.

De repente Lawrence volvió a sentir la mano de Bryan sobre su hombro y creyó que se trataba de otra patrulla de jinetes. Pero para su sorpresa descubrió que este no hacía ningún ademán de agacharse. En lugar de eso estaba mirando hacia adelante con una expresión extraña en el rostro que parecía una mezcla de incredulidad y fastidio.

- ¡Carajo! ¡¿Aún está viva?! - Exclamo Bryan luego de un rato.

- ¿De quién hablas? - Pregunto Lawrence intrigado.

- Puedo sentir la marca mágica que le puse a Belinda más adelante. - Explicó Bryan: - No lo confirmé en su momento porque estaba seguro de que Odón Ascher los había matado a todos. Pero como nuestra distancia se ha reducido terminé detectándola sin querer. -

- Esa Belinda… ¿Quién es realmente? -

- Ya lo verás. - Dijo Bryan resignado: - Ahora mismo preferiría no volver a cruzarme con ellos, pero están justo en nuestro camino y si damos un rodeo para evitarlos, podríamos acabar perdiéndonos de nuevo. No hay más remedio que avanzar. -

Continuaron caminando sin encontrar nada durante un cuarto de hora, pero entonces sintieron unos leves temblores que se fueron haciendo más fuertes y también comenzaron a escuchar el estruendo de un gran combate. Poco después, el cuerpo de un legionario cayó muerto frente a ellos. Era evidente que alguien lo había arrojado con una terrible fuerza.

- Ahora entiendo por qué de pronto hay tantos soldados por estos lares. - Comentó Bryan con ironía. - No era sólo por nosotros. Seguramente enviaron a los magos que te atacaron para encargarse de esa cosa. -

En un claro cubierto de nieve vieron al Gólem Blindado, que estaba combatiendo contra más de dos centurias que se turnaban para atacarlo. Un poco más lejos el Malvado Caballero Taquión, herido y amargado, blandía su arma desesperadamente frente a un grupo de legionarios que intentaba matar a Belinda. Parecía que se habían dado cuenta de que ella era quien controlaba al coloso de metal.

- ¡Ese gigante es una efigie de un dios maligno! ¡Esos tipos son del Culto de Caelos! - Susurró Lawrence aterrorizado.

- Sí, así es. -

- ¡¿Lo sabías?! -

- Si. -

- ¡¿Tienes idea de los problemas en que podrías meterte por juntarte con ellos?! -

- Más o menos. -

- ¡Por el trueno, Bryan! - Susurró Lawrence tratando con todas sus fuerzas de mantener bajo el tono de voz.

- Te dije que no ibas a querer saber su identidad. - Se defendió Bryan encogiéndose de hombros sin dejar de ver la batalla: - Además, no es que me “junte con ellos”. Simplemente aproveché para encausarlos de un modo que me convenía y los utilicé como ariete. Nada más. -

- “Nada más” dices. - Contestó Lawrence mirándolo exasperado, pero luego también se puso a mirar el combate y preguntó: - ¿Sabes qué es ese gigante de metal? -

- Es cierto, olvidé que no lo habías visto. - Respondió Bryan. - Eso es un Gólem Blindado. -

- ¡Creí que sólo eran una teoría! - Exclamó Lawrence sorprendido.

- El Culto de Caelos parece haber desarrollado uno con éxito. -

- ¿Acaso sabes quién lo hizo o cómo funciona? -

- No tengo ni idea de cómo se mueve, pero supongo que Belinda lo hizo. Esa mujer de ahí es una Alquimista. - Explicó Bryan señalándola: - Por lo menos sé que ella es quien lo controla. -

- Interesante. - Susurró Lawrence y todo miedo o repulsión desapareció de su mirada al contemplar al Gólem Blindado: - ¿Crees que podrías presentarme a esa mujer sin decirle mi identidad? Realmente me gustaría conversar con ella. -

- Ahora mismo debe odiarme por haberla abandonado. Además, no creo que tengas la oportunidad, porque en cualquier momento la matarán. -

- ¡Entonces salvémosla! - Respondió Lawrence emocionado y confirmando el estado de sus armas: - ¡De ese modo nos deberá un favor! -

- “¿Tienes idea de los problemas en que podrías meterte por ayudar a un miembro del Culto de Caelos?” - Preguntó Bryan imitando sarcásticamente el mismo tono que Lawrence acababa de usar con él en su momento.

- ¡Pero Bryan! ¡El potencial de esa máquina para nuestro ejército es incalculable! -

- Dudo mucho que ella te ayude incluso si le salvas la vida. - Dijo Bryan sonriendo al ver a Lawrence tan emocionado. Aunque examinó la situación y dijo con seriedad: - Pero es cierto que tendremos que abrirnos paso entre todos esos legionarios para poder continuar. Y la noche no durará para siempre… ¡Podemos usarla como ariete una vez más! -

- ¿Vamos, entonces? - Preguntó Lawrence sonriendo y desenvainando su espada.

- Vamos, pues. - Dijo Bryan e invocó una horda de Guerreros Zombis que cargaron a toda prisa contra los legionarios. Estos se vieron de pronto atacados por la espalda, así que tuvieron que modificar su formación para defenderse y eso redujo un poco la presión sobre el Gólem Blindado.

Al mismo tiempo Lawrence y Bryan atacaron al grupo que asediaba a Belinda. Combinando esfuerzos lograron abrirse paso, matando a varios legionarios tras dejarlos ciegos con el hechizo de Niebla Negra.

- ¡Tu! - Grito Taquión en cuanto reconoció a Bryan.

- ¡Eres un maldito! - Le increpó Belinda furiosa: - ¡Dijiste que nos ayudarías! ¡Pero nos abandonaste en el peor momento! -

- Ya cállate. - La cortó Bryan señalando a los legionarios: - Si quieres vivir has que esa cosa nos abra el paso para que podamos llegar a las montañas. ¡¿O prefieren quedarse aquí hasta que Odón Ascher nos alcance?! -

- ¡Miserable! ¡Te juro que voy a…! - Comenzó a maldecirlo Taquión y le apuntó con su espada. Pero Bryan volvió a interrumpir gritándoles.

- “¡Lo que puedes hacer y lo que no puedes hacer!” ¡¿Puedes darte el lujo de pelear conmigo ahora?! ¡¿Realmente puedes?! -

En ese preciso momento sonaron trompetas y poco después se escuchó el sonido de miles de pasos que venían marchando a lo lejos. No podían verlos en la oscuridad de la noche, pero por el estruendo era evidente que se aproximaba un pequeño ejército. En respuesta a este llamado, las centurias que combatían contra el Gólem Blindado rugieron eufóricos y redoblaron sus esfuerzos para deshacerse de los Guerreros Zombis. ¡Pronto toda la Legión Grifón estaría sobre ellos!

- ¡Esta bien! ¡Cooperaremos! - Decidió Belinda con un gruñido y Taquión rechinó los dientes con furia, pero no dijo nada.

- Excelente. - Respondió Bryan sonriendo y señaló hacia el Este: - ¡Tenemos que correr en esa dirección cuando de la señal! -

Entonces susurró un conjuro mientras señalaba a los Guerreros Zombis y finalmente exclamó: - ¡Explosión de Cadáveres! -

Naturalmente casi todas las criaturas que invocó ya habían sido destruidas por los legionarios. Pero los que quedaban alcanzaron para provocar una explosión lo bastante fuerte como para generar cierto pavor y confusión entre los soldados. Los Necromantes eran generalmente escasos, así que muy pocas veces los enfrentaban. Además, la Fuerza Mental de Bryan era tan intensa que los efectos de su magia eran más fuertes.

Aun así, el encantamiento le costó casi toda la Fuerza Mental que recuperó con la Asimilación Vital, pero aún le quedaba la Esencia Mágica que había ahorrado precisamente por si ocurría dicha contingencia.

- ¡Corran ahora! -

Belinda hizo un gesto y el Gólem Blindado dejó de defenderse para comenzar a abrirse paso entre la marea de hombres que habían quedado confundidos por la explosión. Luego siguió avanzando hasta el final del claro y se internó en el bosque montañoso, destrozando todos los árboles o rocas en su camino. De ese modo se abrió una ruta que fue utilizada por Bryan, Lawrence, Belinda y Taquión. Gracias a esta maniobra lograron aventajar un poco a los Legionarios en un principio, pero estos pronto comenzaron a perseguirlos.

- ¡Ahora guarda esa cosa! - Gritó Bryan: - ¡Necesitamos usar los árboles como cobertura o nos matarán con sus armas arrojadizas! -

Aunque parecía reacia, Belinda le hizo caso y utilizó un artefacto donde escondía a su Gólem Blindado. Entonces comenzaron a correr entre los árboles justo a tiempo para librarse de una lluvia de jabalinas y flechas.

- ¡Hay que llegar a las montañas! ¡Las legiones no pueden moverse fácilmente en terreno irregular! - Exclamó Lawrence.

Para entonces la cordillera estaba bastante cerca y era cierto que los legionarios no eran buenos manteniendo la formación mientras corrían entre los árboles. De hecho, los soldados dejaron de correr tras ellos al poco tiempo y comenzaron a marchar, como si quisieran esperar a que llegasen sus refuerzos antes de continuar la persecución. Cuando la pendiente comenzaba a elevarse parecía que finalmente dejarían muy atrás a sus enemigos.

Pero no iba a ser tan fácil.

 - ¡Oh no, enviaron a los Auxiliares! -

Las Tropas Auxiliares servían como asistentes de las Legiones y estaban compuestas por todo tipo de Guerreros provenientes de las distintas regiones del Imperio Itálico, que eran reclutados dependiendo de la necesidad.

En este caso se trataba de bárbaros montañeses pertenecientes a las tribus circundantes. A sus familias se les entregaban tierras para vivir en el imperio siempre que aportasen una cierta cantidad de mano de obra anualmente. También se les permitía enrolarse en el ejército si así lo deseaban.

Muchos elegían este camino. Y no sólo porque la paga fuese mejor que la paupérrima fortuna que podrían obtener trabajando en sus rústicos hogares (que era una miseria) o por lo mucho que disfrutaban pelear (algo que en realidad les encantaba). Sino que, a cambio de su ayuda durante las guerras, ellos y sus descendientes recibirían la ciudadanía. Tal vez sus hijos podrían participar en la política como funcionarios civiles. Incluso era posible que sus bisnietos llegasen a convertirse en Caballeros si no hacían nada que arruinase el esfuerzo de sus padres y tenían a los dioses de su lado.

Cada uno de estos montañeses vestía con armaduras ligeras, que eran mucho más débiles que las usadas por los legionarios blindados en acero. Pero eran perfectas para pelear precisamente donde les era más difícil a las tropas regulares. Como por ejemplo los bosques nevados donde sus presas acababan de internarse.

Los montañeses que los perseguían eran una centena armada con arcos pequeños, jabalinas, hachas y cuchillos largos. Eran muy buenos corriendo en la nieve y siguiendo rastros. Parecía que en muy poco tiempo los alcanzarían. Bryan ya estaba pensando en si debía arriesgarse a volar con Lawrence para escapar, cuando de repente los árboles a su alrededor parecieron cobrar vida y se interpusieron en el camino de sus perseguidores como un gran muro de madera.

Tropas Auxiliares: Montañeses

- ¡Por aquí! -

Frente a ellos aparecieron de pronto Emily, el Druida Caspian, Phoebe, Candice junto con sus mercenarios y los guardaespaldas de Lawrence. Todos parecían haber experimentado su cuota de arduo combate, pero por suerte no tenían heridas graves. Un poco detrás estaba la pequeña Angélica escoltada por la señora Helena.

- Ustedes se han desviado varios metros del punto de encuentro. - Explicó Phoebe aliviada de ver ileso a Bryan: - Por suerte la Dama Emily los detectó con sus barreras y gracias a eso pudimos alcanzarlos. -

- ¡Tenemos que irnos ahora! - Exclamó Emily: - Casi no tengo magia para atacar y el Venerable Caspian usó lo último que había recuperado para rechazar a los montañeses. -

- ¿Qué hay de los caballos? - Preguntó Lawrence.

- Todos perdidos. - Respondió Divac apesadumbrado: - Escaparon o murieron por culpa de las explosiones de esos malditos magos. -

En ese momento se escucharon cientos de crujidos. Los montañeses estaban usando sus hachas para abrirse paso a través de la barrera de madera como auténticos depredadores.

- Entonces tenemos que batirnos en retirada! - Dijo Candice empuñando su espada llameante.

- Te apoyaré. - Dijo Bryan invocando una bola de Fuego Glacial Místico carmesí en la palma de su mano: - Desatemos el infierno sobre ellos. -

La mercenaria blandió su espada y sus llamas se combinaron con las de Bryan para incendiar las ramas que los montañeses trataban de atravesar en ese preciso momento. Decenas de ellos murieron quemados de una forma horrible.

Caspian llevó a Angélica sobre sus hombros mientras ayudaba a la señora Helena. Para entonces ya no tenía ningún poder en reserva, pero su contextura era fuerte, así que le tocó liderar la marcha hacia las montañas nevadas. Mientras tanto los mercenarios de Fuego de la Guerra tomaron sus armas y comenzaron a desatar una carnicería entre los montañeses. Bryan, Phoebe, Lawrence, Candice y Divac ayudaban a todos aquellos que estaban a punto de ser heridos. Por su parte Adela solamente intervenía para interceptar cualquier magia poderosa que fuese disparada contra el grupo.

Emily se concentró completamente en mantener una barrera que bloquease los disparos de las flechas con la magia que le quedaba. Phoebe atravesó a más de siete adversarios cuando desato su lluvia de estocadas reforzadas por su Aura de Batalla. Y cuando un montañés trató de atacarla por la espalda, ahí estaba Bryan arrojando su Desgarrador Sombrío, el cual regresó volando hasta a su mano justo a tiempo para matar a otro enemigo que se le venía encima.

Lawrence no tuvo problemas para decapitar a dos enemigos al mismo tiempo usando una excelente serie de técnicas con su espada larga. Divac era el más experimentado de todos en combate cercano y combinó esfuerzos con Candice para desatar terribles ataques que, aunque no se cobraron muchas vidas, si dejaron completamente incapacitados a más de quince. Taquión estaba herido, pero era quien peleaba con mayor brutalidad y sembró el terror en los corazones de los bárbaros. Belinda por su parte parecía haber perdido gran parte de sus poderes y apenas podía controlar a un par de sus Gólems con forma de espada para apoyar de algún modo.

Así se mantuvieron combatiendo a la defensiva, mientras trataban en todo momento de retroceder subiendo hacia la cordillera. Sabían que si las legiones los alcanzaban todo estaría perdido, así que se emplearon a fondo en esta batalla. Sin embargo, eran superados en número y parecía que en cualquier momento ocurriría esa terrible situación tan temida por todos aquellos que pelean en inferioridad numérica: La de ser rodeados.

- ¡Cuidado! - Exclamo Phoebe de repente.

Bryan escuchó la advertencia y rápidamente sujetó por el hombro a dos mercenarios de Candice para saltar a un lado. Un instante después se produjo una explosión en el lugar en donde acaban de estar.

¡Que mierda?” Se preguntó Bryan enfocando la vista, pero tuvo que mirar muy lejos para encontrar el peligro.

De entre la espesura salieron cuatro carros de dos ruedas cada uno y tirados por una pareja de caballos. Al principio creyó que eran simples oficiales de la legión que se habían adelantado. Pero entonces Bryan vio que, en lugar de personas, lo que trasportaban estos carros eran una Balistas empotradas. Por supuesto que no eran tan grandes como las que había visto sobre los muros de la Fortaleza de Kerlan. ¡Pero eran Balistas!

Carro-balistas, supongo.” Pensó Bryan dividido entre la consternación que sentía y el miedo que pugnaba por apoderarse de su interior. Era evidente que se trataba de un arma secreta de la Legión Grifón. Con semejante poder de fuego de su lado, no había forma de escapar indemne.

Carro-Ballista

Los Carro-Balistas dispararon una ronda de ataques directamente hacia ellos. Emily se dio cuenta y con un terrible alarido concentró todo su poder restante en la barrera de sombras para detener los proyectiles. Se escuchó un terrible estruendo y las enromes flechas de punta de hierro con minerales explosivos en el interior fueron detenidas a unos metros por encima del grupo. Pero inmediatamente después la Archimaga cayó de rodillas por el agotamiento y Caspian tuvo que ayudarla para que pudiesen seguir moviéndose.

Cuando vio que su mujer había sido lastimada, la ira brotó en el interior de Bryan y cualquier sentimiento de miedo murió rápidamente en su interior. Inmediatamente corrió al lado de Lawrence y le preguntó: - ¡¿Sabes quién es el líder de estos montañeses?! -

Lawrence estaba peleando en ese momento, pero consiguió echar un rápido vistazo y grito en respuesta: - ¡El que tenga un casco con plumas de águila a ambos lados! -

Bryan rápidamente barrió a los enemigos con su mirada y localizó al sujeto. Se trataba de un bárbaro pelirrojo y barbudo, con los bigotes trenzados. Como Lawrence dijo, se cubría la cabeza con un casco de hierro decorado con plumas.

Ya es hora de romper este maldito cerco.” Pensó Bryan. Sabía que los Carro-Balistas necesitarían un poco de tiempo antes de volver a disparar, así que corrió hacia los enemigos con gran velocidad y arrojó el hechizo de Niebla Negra a su alrededor mientras se abría paso. Luego dio un terrible salto con el Arte del Noveno Diagrama Celeste para llegar junto al comandante. Por supuesto que los arqueros le dispararon y acabó con varias flechas clavadas en su cuerpo, pero no le importó el dolor y la fortuna quiso que ninguna le atinase en los ojos o alguna parte vital.

Bryan solamente tenía una cosa en mente: Abatir al jefe de las Tropas Auxiliares. Y su forma de cargar fue tan violenta e inesperada, que consiguió llegar a su lado. El bárbaro montañés trató de golpearlo con su hacha de guerra, pero el Desgarrador Sombrío la atravesó como mantequilla y le hizo un feo corte en el brazo.

Entonces Bryan dio paso adelante para aferrarlo con fuerza y utilizó la Asimilación Vital. De inmediato sintió que la vida de su enemigo se trasformaba en energía que restauraba su fuerza y poderes. Al mismo tiempo el jefe tribal se convirtió en un horrible ser envejecido antes de desaparecer en partículas de luz, ante los ojos de todos sus hombres.

Los Auxiliares eran en su mayoría guerreros rurales sumamente supersticiosos. En cuanto vieron lo que ocurrió, hubo varios que gritaron “¡Vampiro!” o “¡Fantasma!” mientras corrían aterrorizados en dirección contraria. El resto consiguió mantenerse en sus posiciones, pero perdieron por completo el ímpetu de avanzar.

Por su parte, Phoebe y Lawrence habían visto claramente el poder de Bryan con asombro, pero salieron rápidamente de su estupor e instaron a los demás a romper el cerco rápidamente para escapar. De ese modo consiguieron evitar ser rodeados.

Lamentablemente los que controlaban los Carro-Balistas no eran montañeses, sino legionarios. A ellos no les importaba mucho perder a algunos Auxiliares si con ello lograban abatir a los enemigos del Duque y librarse del castigo que les tenían prometido. Así que dispararon sin clemencia en cuanto estuvieron listos.

Con Emily apenas consiente y Caspian agotado no había nadie que bloquease esos disparos. Parecía que en esta ocasión realmente perderían a varios.

Más ese momento un terrible rugido encontró eco en todas las montañas. El Dragón Negro Gilberto había llegado volando casi invisible gracias a la oscuridad que aún imperaba y descendió de los cielos en su verdadera forma, haciendo temblar el aire a su paso como una tormenta. Su cuerpo estaba lastimado, pues no solamente se había enfrentado al bombardeo constante de los Magos de Fuego, sino que incluso había atacado a la columna de legionarios en un intento de darle a Lawrence y los suyos un poco más de tiempo para escapar con seguridad. De no haberlo hecho muchos habrían resultado mortalmente heridos. Pero luego el Dragón había tenido que retirarse para recuperar el aliento.

Como Gilberto no sabía realmente el plan de Bryan, lógicamente tampoco conocía cuales eran los lugares de encuentro que habían acordado en un principio. Así que se mantuvo volando en silencio aprovechando las nubes, mientras trataba de encontrar un rastro de su amo o sus compañeros sin mucho éxito. Sólo se dio cuenta de dónde estaban cuando Candice y Bryan combinaron ataques para incendiar a los montañeses y el brillo de las llamas le indicó su posición aproximada.

Cuando finalmente llegó vio que su amo estaba en peligro, así que sin pensarlo dos veces se interpuso en el camino de los proyectiles de los Carro-Balistas. Al mismo tiempo abrió sus fauces y arrojó un chorro de aliento ácido por la boca. Tres flechas enormes se deshicieron o fueron desviadas, matando a los montañeses alrededor. Pero una si llegó a golpearlo en el pecho con mucha fuerza.

Gilberto soltó un rugido de dolor y se desplomó en el suelo, destrozando durante su caída una gran cantidad de árboles junto con varios desafortunados montañeses. El proyectil del Carro-Balista no le había hecho tanto daño como los ataques suicidas de los Elfos Oscuros, pero definitivamente eran la segunda cosa que más le dolía desde que salió de su hogar. Sin embargo, el orgullo pudo más para Gilberto, así que rápidamente se levantó para comenzar a serpentear entre sus enemigos, devorando a algunos y derritiendo a otros con su terrible aliento ácido. Muy pronto los Auxiliares comenzaron a escapar aterrorizados en busca de la seguridad de las Legiones, cuyos pasos ya se escuchaban próximos.

- ¡Bien hecho Gilberto! - Gritó Bryan sonriendo y sinceramente agradecido: - ¡Ahora sácanos de aquí! -

- Si, Amo malvado. - Respondió Gilberto con un rugido, feliz de haber recibido finalmente el reconocimiento de Bryan. Luego serpenteó frente a al grupo rápidamente y se agachó para dejar que todos subieran sobre su cuerpo.

Al principio los mercenarios que nunca habían visto a un Dragón en su vida estaban dudando, al igual que Taquión y Belinda. Pero Bryan les gritó recordándoles que los legionarios se aproximaban, así que subieron en la espalda del gigantesco reptil sin protestar.

Gilberto extendió sus enormes alas y comenzó a elevarse, pero con tantas personas encima no podía volar tan libremente ni tan rápido como de costumbre. Los artilleros que controlaban los Carro-Balistas notaron esto e inmediatamente le apuntaron a la bestia. Si uno solo de esos proyectiles lo alcanzaba, el Dragón Negro seguramente colapsaría y no habría forma de escapar de la Legión Grifón antes de que terminase la noche.

Bryan entonces tomó una decisión y utilizó el Arte del Noveno Diagrama Celeste sin importarle que todos pudieran verlo. Una buena parte de sus poderes se había restablecido tras asimilar al líder de los Auxiliares. Así que se mantuvo volando detrás de Gilberto para protegerlo y concentró la mitad de su Esencia Mágica en el Desgarrador Sombrío. Luego lo arrojó volando hacia los Carro-Balista, mejor dicho, contra los caballos.

Había una distancia de al menos trecientos metros entre ellos y eso impedía que Bryan pudiese ser muy preciso, pero logró asustar a los animales. Tres de los disparos se desviaron de su curso gracias a ello, pero el cuarto si vino volando muy rápidamente hacia Gilberto. De modo que Bryan utilizó de golpe toda su Fuerza Mental para conjurar su primer Escudo de Hueso real e interceptó el disparo con su propio cuerpo.

Gracias al conocimiento que obtuvo de Fausto, logró ejecutar la magia magistralmente. La versión de Bryan se parecía más a las placas óseas superpuestas de alguna clase de criatura blindada y parecían ser irrompibles. Pero el impacto de la Balista fue tan fuerte que destruyó por completo su barrera, mandándolo a volar hacia Gilberto, aunque sin causarle grandes daños en el proceso.

Aunque al final fue atravesado, el Escudo de Hueso logró cumplir su función de protegerlo a él y a su Dragón.

- ¡¿Desde cuándo puedes volar?! - Preguntó Phoebe con ojos brillantes cuando llegó levitando junto a ellos.

- Después te explico. - Respondió Bryan sonriéndole y luego se dirigió al Dragón Negro para decirle: - ¡Sé que estás herido, Gilberto! ¡Pero ahora necesito que vueles lo más rápido posible antes de que amanezca! -

- ¡Escucho y obedezco! - Respondió el Dragón.

De ese modo se perdieron de vista volando en la oscuridad justo antes de que despuntase el primer albor.

El Dragón Negro Gilberto había llegado volando casi invisible gracias a la oscuridad...

Nota del Traductor

Hola amigos, soy acabcor de Perú donde la política es tan complicada que se podría hacer una magnífica serie de televisión de intrigas, traiciones y complots solamente de estas últimas elecciones.

Estoy seguro de que en este capítulo hay errores ortográficos, pero es que son las 12 de la noche aproximadamente y no he dejado de trabajar en esto desde las 11 de la mañana. Debo haber retocado esta parte como cinco veces, pero la verdad es que al principio estaba llevando la historia en una dirección parecida a la original, pero justo hoy tuve un “Artacazo artístico” y volví a redactar todo desde cero.

Una de las cosas que más quería hacer era que Lawrence participase un poco de los combates en lugar de quedarse ahí sin hacer nada. De paso aproveché para aumentar más detalles sobre el funcionamiento del ejército con sus diálogos.

Los Carro-Balistas mencionados son en realidad… bueno, ¡reales! ¡En serio se usaban en la Antigua Roma! Aunque claro que no arrojaban proyectiles explosivos ni nada tan pernicioso. Eran más armas de intimidación que otra cosa.

En el original toda la acción trascurre en plena ciudad. Todos escapan de los legionarios con relativa facilidad, hasta que el Duque los alcanza otra vez. Bryan entonces usa su Arma voladora para interceptar la lanza del Duque en pleno vuelo, porque Gilberto queda un poco herido por el ataque de unos magos. Por cierto, que todo esto ocurre en plena mañana.

Por supuesto que esto plantea incoherencias. ¿Por qué Bryan puede detener una lanza con su espada corta? ¿Por qué el duque no simplemente vuelve a atacar? ¿Cómo es posible que el Duque no envíe a sus Caballeros Grifos detrás del Dragón que está herido? ¿Acaso un enorme reptil volador será más rápido que unos pájaros? E incluso si no pueden alcanzarlos ¿Cómo van a perder de vista a un enorme dragón que vuela y que encima es de color negro?

Me faltó mencionar que, por algún motivo, todos esperan hasta llegar a los muros de la ciudad para pedirle a Gilberto que nuevamente se trasforme para escapar. ¿Por qué esperaron tanto tiempo? ¿Eso no permite que los defensores de la muralla les disparen?

Además, en el original el autor vuelve a abusar de las casualidades. Justo Lawrence se encuentra con Belinda y justo la salva, justo Bryan logra encontrar a un soldado herido para asimilarlo cuando Odón Ascher está por llegar. Casualmente nadie hace nada, excepto Bryan y a veces Phoebe o Emily. Tienen muchos mercenarios, magos y espadachines en su grupo; pero ninguno excepto dos protagonistas pelean. El resto simplemente están huyendo a caballo.

Yo quería escribir una gran batalla en el que todos interviniesen en algún momento. El problema es que esto es bastante difícil de hacer, porque hay que vigilar muchos factores si uno quiere que la coherencia se mantenga. Para solucionar esto que decidí dividir al grupo para que solo se juntasen en el último momento.

Al principio pensé en una lucha final contra los legionarios para que fuesen rescatados por Gilberto en el último momento, pero eso los haría parecer débiles de nuevo y después de todo el esfuerzo que puse en el capítulo anterior para dejar bien a los legionarios, no iba a contradecirme.

Recordé entonces que las legiones romanas intentaban siempre evitar los bosques para pelear en campo abierto porque los árboles les dificultaban maniobrar. Así que me dije: ¿Y si hago que en lugar de correr detrás del protagonista los legionarios prefieran marchar tranquilamente por culpa de los árboles, mientras que mandan a sus asistentes? Es por eso que preferí que la gran batalla fuese contra los Auxiliares, tropas expertas en pelear montaña arriba pero más débiles que las legiones.

 Los Carro-Balistas fueron agregados para que hiriesen a Gilberto en lugar del Duque, ya que traerlo de nuevo me parecía abusar de ese recurso y recuerden que al padre de Clark ya lo han herido, quemado y hasta humillado. Si lo vuelvo a poner para que Bryan y su grupo se les vuelvan a escapar, Odón se trasformará en un personaje tragicómico en lugar del temible antagonista que debería ser.

Pero por favor déjenme saber su opinión en los comentarios. ¿Cuál fue tu parte favorita? ¿Se entendió todo lo que ocurría? ¿Te gustaron las explicaciones de Lawrence? ¿Qué tal la entrada de Gilberto? ¿Sabías de la existencia de los Carro-Balistas? ¿Te gustó que los pusiese a ellos en lugar de Odón Ascher nuevamente? ¿Se entendió que Bryan evitaba volar todo este tiempo para que no le disparasen con flechas o proyectiles?

Finalmente, si puedes por favor patrocíname con unos cuantos dolaritos para poder mantenerme, porque el trabajo escasea cada vez más. Y no dejes de compartir este trabajo con todos los que puedas para poder hacernos más conocidos

Nos vemos en el siguiente capítulo.