249 El Juicio a los Derrotados

Durante un largo tiempo Fanny y Bryan continuaron entrelazados en un amoroso intercambio de besos, caricias y abrazos, hasta que finalmente terminaron con la profesora acostada sobre su escritorio mientras su amante se inclinaba sobre ella. Pero Bryan no tenía ninguna prisa y más bien quería tomarse su tiempo para disfrutar cada paso del romance que mayormente le interesaba. Por eso, cuando llegó el momento, dejó de besarla y se quedó contemplándola sus ojos brillantes, sus labios rojos, el resplandor de sus cabellos; mientras desfrutaba escuchando sus latidos y el sonido de su respiración.

Fanny también se lo quedó mirando en silencio, sin decir nada. Estaba demasiado emocionada como para pensar con claridad, pero era evidente que estaba feliz y miraba el rostro de Bryan con la misma intensidad con la que él la observaba a ella.

Entonces Bryan sonrió y sacó un pequeño vial resplandeciente, que contenía un líquido hermoso muy similar al oro líquido, que resplandecía como si emitiese una luz propia.

- ¿Qué es eso? - Preguntó Fanny con alegría.

- ¿Confías en mí? - Respondió Bryan sonriendo misteriosamente.

Fanny lo miró en silencio un instante, mitad divertida y mitad curiosa, pero finalmente asintió de un modo adorable.

- Entonces bébetelo. - Dijo Bryan entregándole el Elixir de Juventud.

Había destilado un total de 7 dosis y cada uno tenía el efecto de transformar el cuerpo de una persona ordinaria, mejorando y rejuveneciendo su físico. Por supuesto que antes había hecho muchas pruebas e incluso se usó a sí mismo como cobaya humana para asegurarse de que consumirlo fuese seguro y no tuviese efectos secundarios.

- ¿Qué hace este elixir? -

- Es una sorpresa. Pero te garantizo que me agradecerás luego. -

- ¿A qué viene tanto misterio? - Se quejó Fanny, pero aceptó el vial y se bebió su contenido.

Entonces Bryan la ayudó a sentarse correctamente: - Relájate e intenta no moverte hasta que comience a hacer efecto. -

Después se colocó detrás de ella y colocó sus palmas en su espalda para transmitirle un poco de su Esencia Mágica, con la cual pudo acelerar y controlar el proceso de absorción.

Poco tiempo después.

- ¡¿Qué cosa me has dado?! ¡Siento como si se hubiese encendido un fuego en el interior de mi cuerpo! - Exclamó Fanny nerviosa porque su temperatura corporal aumentaba rápidamente, pero entonces entornó los ojos como si estuviese sospechando y gritó enojada: - Espera… ¡¿Acaso me has dado un afrodisíaco?! ¡¿Sabes lo despreciable que es usar ese tipo de cosas?! -

Ni Fanny ni Bryan habían hecho o usado nunca un afrodisíaco y tampoco sabían cómo funcionaban, pero estaban en la lista de pociones prohibidas en todo el imperio, al igual que todos los venenos; así que los síntomas generales que provocaban eran conocidos por todos magos, sobre todo por los profesores que velaban por la seguridad de los alumnos.

Hay que recordar que la mayoría de estudiantes en la prestigiosa Academia Babilonia eran Patricios o miembros de la Aristocracia, así como la más importante Burguesía. Y ninguna familia querría que sus hijas terminasen embarazadas antes de su matrimonio, porque ningún hombre importante las querría como esposas; o que sus hijos estuviesen dejando bastardos por doquier, los cuales luego podrían crear terribles crisis políticas si no los vigilaban con atención.

Bryan no se había dado cuenta de que los efectos iniciales de su Elixir de Juventud eran similares a los de un Afrodisíaco y entró en pánico cuando Fanny comenzó a golpearlo furiosamente por lo decepcionada que estaba, a la vez que trataba de alejarse de él. Pero cuando lo entendió le explicó rápida y claramente: - ¡No es eso! ¡Te juro que no es una poción prohibida! ¡Por favor créeme! -

Fanny se calmó un poco al ver que Bryan la miraba con una expresión muy seria, así que esperó un poco. Y en efecto, poco tiempo después confirmó que el calor descendía a unos niveles normales. Tampoco parecía haber nada malo con su capacidad para mantener su racionalidad, así que suspiró aliviada. Por su parte Bryan no podía dejar de deprimirse porque la mujer que amaba claramente no confiaba en él completamente, pero se consoló diciendo que su relación todavía era un poco desordenada y además había una parte suya sabía que se lo tenía merecido por su comportamiento en general.

Nuevamente consiguió que la hermosa profesora se sentase y colocó sus manos en su espalda. Cuando llegó el momento, unas chispas brotaron desde las palmas de Bryan hacia Fanny, quien en esta ocasión se quedó quieta, relajada y tranquila.

Después de unos minutos, Bryan retiró sus manos y suspiró aliviado mientras le preguntaba: - ¿Cómo te sientes? -

- Creo estoy bien… ¡Aahh! - Fanny se había levantado al responder, pero de pronto comenzó a temblar de un modo extraño y se paró en un pie, luego en el otro, como si el piso estuviese quemando. Y cuando Bryan intentó sujetarla, Fanny soltó un grito y trató de alejarse a toda velocidad: 

- ¡No me toques! -

- ¡¿Qué sucede?! -

- Mi piel se siente rara… - Explicó Fanny retorciéndose como si no supiese como pararse sin sentirse incómoda: - Es como electricidad estática o como si mi cuerpo entero estuviese dormido… ¡Me pica! ¡Es muy incómodo! -

- Ah… Eso… - Respondió Bryan dándose cuenta de lo que sucedía: - Si, es sólo temporal. Durante los próximos tres días tendrás una sensibilidad muy elevada. Te recomiendo que descanses en la bañera con agua caliente para incrementar la circulación y también que evites la luz del sol directamente. -

Lo que le estaba pasando a Fanny se parecía un poco a lo que el propio Bryan experimentó cuando el niño remodeló su cuerpo, aunque en una escala más pequeña. En ese momento, toda su piel era extremadamente sensible. Comprendió entonces que había cometido un error a la hora de anticipar la intensidad de este efecto porque, cuando él probó el elíxir, no sintió nada, aunque eso probablemente se debía a que su tolerancia a este tipo de sensación en particular era bastante alta.

- ¡Tonto! ¡¿Por qué no me dijiste eso desde el principio?! ¡¿Cómo se supone que voy a trabajar así?! - Replicó Fanny muy enojada, pero no pudo seguir quejándose, porque incluso la textura de la tela que componía su ropa comenzaba a sentirse muy incómoda, como si todo le estuviese haciendo cosquillas. Así que escapó rápidamente a sus aposentos, donde ordenó a las sirvientas que le preparasen una bañera con agua caliente enseguida.

Bryan sonrió con ironía después de que Fanny se fue, pero estaba confiado en que los resultados de su elixgir servirían para mitigar, aunque fuese un poco, la ira de la hermosa profesora por los efectos negativos temporales.

*****

Ahora que Fanny se había ido realmente no quedaba nada que Bryan necesitase hacer en la Academia Babilonia, así que se marchó utilizando los caminos de servicio que recordaba de su tiempo como esclavo, los cuales estaban diseñados para que nadie tuviese que ver el ir y venir de los criados. Gracias a ellos pudo llegar hasta una de las puertas secundarias para salir sin que nadie lo viese y sin necesidad de usar sus poderes.

Una vez en las calles de la ciudad confirmó que en efecto el humor era extraño, tenso y lleno de un sentimiento omnipresente de preocupación. Cualquier duda sobre lo ocurrido se disipó cuando contempló de los templos principales, donde se guardaba el Fuego Sagrado de la Ciudad de Itálica, y vio el cadáver reseco de un hombre que estaba colgando en uno de los aleros del techo.

El Fuego Sagrado representaba el espíritu de la propia ciudad y nunca debía ser apagado para evitar que ocurriesen terribles desgracias. Para eso existía un grupo de sacerdotisas que se encargaban de vigilar las llamas de día y de noche, las cuales también tenían que jurar mantener su virginidad a perpetuidad.

El Fuego Sagrado de Itálica

Pero cuando Itálica perdió las 6 Legiones se desató el caos. Los otros ejércitos de Itálica estaban demasiado lejos, en otras fronteras, y durante unos aterradores días no existió ningún tipo defensa que los protegiese de los posibles ataques de los bárbaros, hasta que el Cónsul Esteban llegó.

Y durante ese tiempo la población cayó presa del pánico.

Aquel día, una muchedumbre encabezada por sacerdotes arrastró a una mujer encadenada hasta un agujero excavado en el centro de la ciudad, donde la enterraron viva. Se trataba de una de las sacerdotisas vírgenes que, según gritó la multitud enfervorecida, había sido infiel a sus votos y había entregado su pureza a un hombre, nada menos que uno de los asistentes de los sacrificios.

Poco después, el hombre trasgresor fue llevado en frente del templo, donde el Pontífice Máximo o algún otro sacerdote lo apaleó hasta morir delante de un gentío anhelante de muerte, ciudadanos que con sangre ajena buscaban congraciarse con unos dioses que los habían abandonado. Porque había que restablecer la paz con ellos, limpiar las ofensas que los dioses debían de considerar que se habían perpetrado contra ellos. De otra forma, el pueblo no podía entender el desastre que significaba la destrucción completa de sus ejércitos en la frontera en tan solo una noche.

Durante un espantoso mes, la ciudad de Itálica entera vivió a la caza de culpables de su derrota más reciente y aquellos que se hubieran descuidado en sus cometidos fueron los primeros en caer. Luego de su muerte, el hombre que se acostó con la sacerdotisa fue condenado a no recibir sepultura y se ordenó que su cadáver quedara colgando del techo del templo hasta que los cuervos lo consumiesen por completo.

Cuando finalmente el Cónsul Estaban restableció las defensas de la frontera y también llegaron el resto de Legiones que reemplazarían a los caídos, el frenesí de la multitud se tranquilizó. Entonces comenzaron a repararse lentamente los daños.

Para el momento en que Bryan llegó, la ciudad parecía haberse recuperado de los disturbios, pero a medida que avanzaba por las calles podía darse cuenta de muchas evidencias aquí y allí.

Vaya, parece que Dean Emma me ha dado un buen consejo… ¿Quizá debería regalarle algo como agradecimiento?” Se dijo Bryan mientras observaba sus alrededores y sentía el ánimo de la gente. Pero su gratitud hacia la Rectora se habría elevado bastante si hubiese estado en la Itálica durante esos días, porque en su locura la población recurrió a algo que no sucedía desde tiempos antiguos: El sacrificio humano de 2 esclavos bárbaros. Cuando se enteró de esto al escuchar las conversaciones de algunos transeúntes, no pudo evitar estremecerse.

Mientras caminaba, consideraba hacia dónde debía dirigirse. En ese momento Emily probablemente seguía en el extranjero trabajando en su misión con la Dama Cecilia, pero quizá debía visitar al Gremio Mercante de Bootz para preguntar cómo estaba Phoebe. También estaba la opción de irse directamente hacia el Manto Oscuro para reportarse con el Maestro Cándido.

Justo en ese momento escuchó el sonido de varios pasos y poco después un montón de personas comenzaron a moverse apresuradamente en dirección al Foro de la Ciudad. De inmediato envió a su Espectros Oscuros para que investigasen si había algún peligro, pero no parecía suceder nada malo. En cambio, una gran cantidad de personas estaban susurrándose cosas al mismo tiempo, lo cual dificultaba entenderlos. Pero finalmente escuchó a dos ancianos que caminaban más lentamente y lejos de la multitud.

- Dicen que comenzó el juicio a las legiones que perdieron. - Explicaba uno de ellos que parecía muy malhumorado.

- ¿Ahora? ¿No es demasiado pronto? - Preguntó el que lo acompañaba.

- El Senado tiene prisa, hay muchas cosas que están sucediendo. - Gruñó el primero.

- Ya lo creo. ¡Cuántas irregularidades! - Dijo el segundo anciano: - Los Cónsules le pidieron permiso al emperador para formar nuevas legiones … ¡Pero nunca pensé que llegarían a reclutar criminales condenados a muerte! También dicen por ahí que han liberado a esclavos con la condición de que se unan al ejército. -

- ¡Indignante! - Se quejó el gruñón: - Pero la situación lo ameritaba. ¡Seis Legiones derrotadas! ¡Es un escándalo! Pero ahora que las cosas finalmente se han calmado, no me extraña que comiencen a buscar a los culpables. -

- ¿Quién era el Procónsul al mando? ¿Varrón o Régulo? -

- Creo que se llamaba Varrón… Dicen que está muerto. -

- ¡Más le vale! En cualquier caso, espero que lleguemos a tiempo para ver algo. -

Los ancianos continuaron marchando a paso lento y por eso fueron dejados atrás por la multitud, pero continuaron avanzando. Era evidente que estaban muy interesados en lo que estaba por suceder.

El juicio a los derrotados.” Recordó Bryan: “La Rectora dijo que sería hoy…

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El Foro era un gran espacio abierto en el medio de la ciudad, alrededor del cual se alzaban los edificios más importantes de la ciudad, así como los puestos de mercados y diferentes negocios. Podría decirse que era el centro de reuniones más importante para la población.

Había un Foro en cada ciudad importante del Imperio Itálico, pero naturalmente el de la capital era el más grande e impresionante de todos: Una enorme plaza rectangular con capacidad de albergar a casi 300,000 personas y rodeado de templos lujosos, palacios majestuosos, monumentos impresionantes en mármol y bronce, enormes fuentes públicas alimentadas por los mejores acueductos. Naturalmente desde ahí partían distintas calles principales que llevaban directamente hacia el Gran Mercado, el Gran Anfiteatro Imperial y la Biblioteca Imperial.

En uno de los extremos de este Foro se alzaba la mole de un gigantesca cámara de piedra de planta octogonal, cubierta con un enlucido de mármol blanco minuciosamente tallado y con una enorme cúpula redonda adornada con placas de oro para reflejar el sol.

Ese era el edificio del Senado de Itálica.

Cuando las secciones eran privadas, las enormes puertas eran cerradas herméticamente por medios mágicos, evitando que nadie pudiese ver o escuchar lo que el emperador y los senadores discutían. Pero en ocasiones las puertas se habrían y todos podían escuchar saber lo que ahí se decía en tiempo real gracias a una combinación de matrices mágicas y magia de viento.

Tal era el caso cuando se trataba de anuncios importantes… o juicios políticos.

Bryan envió sus Espectros Oscuros para observar lo que ocurría y no encontró casi ninguna barrera mágica que lo obstaculizara, porque nadie tenía la intención de ocultar o restringir la información de lo que ocurriese ahí. Por eso le resultó muy fácil ver lo que sucedía a través de las puertas y ventanas.

Más de 300 Senadores estaban sentados junto con sus asistentes y asesores en una serie de gradas que formaban un semicírculo, las cuales se dividían en distintos sectores según los rangos de la Aristocracia Alta, Media y Baja. Pero también podía distinguirse otra diferenciación más sutil, que dependía de la facción política a la cual perteneciesen.

Al frente de los senadores había un espacio abierto con dos sillas de oro, donde se sentaban los Cónsules electos. Estos funcionarios servían como una especie de Primer Ministro Temporal, pero eran 2 en lugar de uno y servían como comandantes militares supremos cuando el emperador no podía encargarse él mismo de una campaña militar. También eran los que presidían las reuniones de los senadores.

Sin embargo, sólo uno de los Cónsules se encontraba sentado en su silla, porque su colega, el General Esteban, se encontraba fuera dirigiendo las acciones militares.

Detrás de los asientos de los Cónsules había un gran estrado de mármol negro minuciosamente tallado, sobre el cual se encontraba un enorme trono hecho con bronce y madera, decorados con láminas de oro.

Y sentado sobre este trono se encontraba…

Así que ese es el padre biológico de Lawrence.

El Emperador Juliano era un anciano de cabellos completamente blancos, nariz ganchuda y mirada afilada. Por las profundas ojeras, el tono de su piel y la reducida masa muscular, era evidente que se encontraba bastante enfermo. Pero aun así permanecería sentado muy derecho e inmóvil, de un modo casi antinatural, hasta el punto en que Bryan en un principio lo confundió con una escultura. Además, y a pesar de sus dolencias, el emperador vestía una armadura ceremonial bastante hermosa, pero que parecía bastante pesada e incómoda.

Supongo que la propia dignidad es lo más importante para este hombre.” Se dijo Bryan impresionado por el porte solemne de ese anciano severo.

De pronto se hizo el silencio y el Cónsul presente pidió permiso al emperador para comenzar la sesión. El anciano no respondió con palabras o un gesto de su rostro, sino que simplemente dio una corta señal con una de sus manos.

 - Yo, el Cónsul Crispino Cornelio, con el permiso del Emperador Juliano y la protección de nuestros dioses tutelares declaro abierto este proceso. ¿Alguien se opone? -

Los senadores no respondieron ni hicieron ningún gesto, dejando en claro que aceptaban el inicio del juicio. Por encima de ellos, estaban sentados los 9 Censores, los guardianes de la moral pública y la máxima autoridad del Estado, pues incluso podían quitarle el poder al mismísimo Emperador si consideraban que su comportamiento era un riesgo contra la forma de vida del Imperio Itálico, pero a cambio de esa autoridad no podían hablar ni intervenir en ninguna de las reuniones, solo escuchaban.

Tampoco dijo nada el Pontífice Máximo, suprema autoridad religiosa de la nación, que se sentaba junto a los Censores observando todo lo que ocurría. Pero lo habría hecho si consideraba que ese día había augurios negativos o que se estaba cometiendo algún tipo de sacrilegio contra la voluntad de los dioses.

- Entonces comencemos con los fallecidos, es decir el Procónsul Varrón Terencio. - Indicó el Cónsul Crispino: - Ahora el Senado escuchará a su Excelencia Aureliano Asturias. -

Quien se levantó para hablar fue alguien que Bryan conocía muy bien, el senador Aureliano, suegro de Emily, Duque del Imperio y gran general de la nación. En ese momento parecía un dios ataviado con su túnica blanca, una corona de plata y el cetro de marfil.

- No pienso ir por las ramas, porque no tenemos tanto tiempo. - Dijo el anciano Duque que era líder de la facción neutral: - Varrón Terencio es responsable directo de este desastre. Sin importar los motivos o razonamientos que lo llevaron a cometer esta locura, es un hecho que abusó de su autoridad para movilizar a seis Legiones, cuando legalmente sólo tenía autoridad para mover a dos Legiones. No creo que nadie aquí pueda negarlo. -

Hubo unos cuantos senadores que mostraron expresiones desagradables y Bryan dedujo que se trataba de familiares, amigos o aliados políticos del difunto Procónsul. Pero Aureliano no les prestó mayor atención y continuó. Su prestigio era tan grande, que nadie se atrevía a interrumpirlo.

- Pese a todo, por lo menos tuvo la decencia de morir en combate, limpiando así en parte (aunque no totalmente) la infamia de haber provocado semejante derrota. Por ese motivo yo propongo que no haya castigo directo sobre sus familiares, inocentes de toda culpa, pero que se registre el fracaso de Varrón en los anales de la historia imperial y se rebaje el grado aristocrático de su apellido, de marquesado a baronía. -

Después de estas palabras, el Senador Aurelio se sentó en medio de los aplausos de la facción neutral.

- Se ha hecho una propuesta. - Dijo el Cónsul: - Levántense los que estén a favor. -

Toda la Facción neutral se levantó en ese momento, así como la facción que apoyaba al emperador. También lo hizo más de la mitad de la facción aristocrática, porque la propuesta de Aureliano era bastante generosa. Además, nadie realmente iba a luchar por el honor de un muerto y menos cuando era claramente el responsable de un desastre militar.

La multitud que escuchaba lo que ocurría comenzó a comentar la sentencia y la mayoría pensaba que la familia del tal Varrón debería sufrir más por el fracaso del Procónsul, pero como este ya estaba muerto, realmente no tenía sentido seguir enfocándose en ello.

- La moción se aprueba por números muy claros. - Declaró el Cónsul sin necesidad de contar los votos: - Ahora toca dictar la sentencia sobre su Excelencia el Duque Odón Ascher, Cónsul en funciones acusado de Traición a la Patria. El senado escuchará a su Ilustrísima Marco Cornelio. -

En el exterior se hizo el silencio, pues este era el momento que todos estaban esperando realmente.

Un Senador de la Facción del Emperador se levantó. Era bastante mayor, pero había fuego en su mirada y su voz resonó de un modo asombroso: - Senadores, este asunto nos ha tomado demasiado tiempo.

Quizá, si hubiésemos actuado antes, el desastre que han sufrido nuestras legiones se hubiese podido evitar. Pero lo hecho, hecho está. Solamente quiero preguntarles a todos: ¿De verdad esto es materia de debate? ¿Queda alguien que todavía dude sobre la culpabilidad de la Familia Ascher? ¿No hemos leído el testamento, las evidencias de sus tratos deshonrosos, la adquisición de Armas de Asedio y el hecho de que mintiese sobre su verdadero nivel de poder? ¿Alguien puede negar la muerte de innumerables opositores políticos y la ocupación ilegal de la Ciudad de Valen por parte de la Legión Grifón? ¿En serio debemos deliberar al respecto? ¡¿Acaso hay un apersona en este sagrado hemiciclo que no sepa quién ha sido la mente que ha planificado la ruina de nuestras Legiones fronterizas? -

La palabras de Marco Cornelio provocaron aplausos, pero también había rostros llenos de desagrado... ¡Casi 1/3 del Senado! Era evidente que la familia Ascher tenía raíces profundas en esa cámara, pero nadie pidió la palabra para hacer una réplica, pues las evidencias de la traición eran abrumadoras. Y encima su validez se confirmaba por el hecho de que el Duque había escapado.

- ¡Por lo tanto! - Continuó Marco Cornelio alzando la voz todavía más: - Propongo una moción formal: A menos que Odón Ascher se presente ante nosotros para ser sometido a juicio antes de que se ponga el sol… ¡Esta sagrada asamblea lo declarará un enemigo público del Imperio Itálico!

Entonces será el deber y la obligación de cada ciudadano, sin importar su clase o condición, hacerle daño a ese traidor… ¡O matarlo si pueden! -

Se escuchó un estruendo adentro y fuera del Senado. Todo el mundo hablaba sobre la propuesta del Senador Cornelio, algunos a favor otros en contra, pero claramente la mayoría estaba de acuerdo. Finalmente, el Cónsul necesitó levantarse para pedirles que hicieran silencio.

Ese Marco Cornelio me agrada.” Se dijo Bryan sonriendo mientras observaba todo desde lejos.

- Se ha propuesto una moción. - Declaró el Cónsul solemnemente: - Los que estén a favor, que lo declaren poniéndose de pie. -

Esta vez los senadores se demoraron un poco en decidirse, pero finalmente un poco más de la mitad se levantó, con abstenciones en todas las facciones. El Cónsul tuvo que contar dos veces para estar seguro, pero finalmente asintió: - La moción es aprobada por más de la mitad del Senado. -

Entonces el Emperador juliano, que hasta ese momento había estado inmóvil como una estatua y casi sin pestañear, se levantó de repente y habló con un tono de voz sorprendentemente intenso que rebozaba de dignidad: - Yo, el Emperador Juliano Augusto Máximo, el primero en mi nombre, declaro en este momento que el falso Duque Odón Ascher es culpable de Traición a la Patria y que deberá pagar por sus crímenes con su vida. ¡Yo lo denuncio! ¡Yo lo deshonro! ¡Yo lo privo de todos sus cargos, propiedades, títulos, dignidad u honores y lo condenó a muerte por decapitación! -

Una gran cantidad de senadores aplaudieron mientras que otros protestaban. La gente en las afueras una enorme multitud cuchicheaba emocionada por este repentino desarrollo.

De repente un senador de la Facción Aristócrata se puso de pie. Sus largos cabellos eran grises como su bigote, pero se le veía bastante en forma, como si en cualquier momento pudiera entrar en un duelo o una batalla. Tenía una impresionante presencia y se notaba que estaba acostumbrado a ordenar y mandar a otras personas. La forma en que el senado entero pareció guardar silencio cuando se levantó le reveló a Bryan que era una persona bastante influyente, quizá la más influyente entre todos los senadores.

Estas son malas noticias para Lawrence, porque este tipo está en la Facción Aristócrata y creo recordar que están apoyando a uno de los príncipes.” Pensó Bryan.

- El senado oirá a su Excelencia Tiberio Claudio. -

- Emperador, debo objetar su intervención. - Dijo Tiberio Claudio: - La moción para condenar a Odón Ascher entra en vigencia en la tarde y usted no puede modificarla a su gusto. -

¡Vaya! No puedo creer que objete al emperador así, delante de todos.” Se dijo Bryan entornando el ceño: “La situación parece bastante mala. Supongo que es cierto el rumor de que la mala salud del emperador está provocando que pierda poder político.

En efecto, los emperadores podían acelerar, reducir o alargar una sentencia, tal era su prerrogativa. La objeción de Tiberio Claudio no solamente era equivocada, sino que rayaba en la insolencia y muchas personas comenzaron a murmurar nerviosas, enojadas o indignadas. Pero hubo varios miembros de la Facción Aristocrática que comenzaron a exclamar a favor de este senador, desafiando claramente la dignidad del emperador.

Y el número no era nada despreciable.

Sin embargo, antes de que nadie pudiese decir algo o comenzase una lucha en medio del Senado, el Cónsul Crispino se levantó de su asiento y dijo: - El asunto de Odón Ascher debe ser decidido de una vez. Así que nos ahorraré a todos horas de inútiles debates y usaré mi autoridad como Cónsul para Vetar esa objeción. -

Tiberio Claudio miró al Cónsul Crispino con ojos asesinos, pero este no bajó la cabeza ni retrocedió. Las murmuraciones de la plebe afuera del senado se multiplicaban por momentos y en el interior muchos senadores parecían incómodos. Ahora quedaba claro que la facción que se oponía al emperador lo estaba haciendo abiertamente, lo que significaba que el equilibrio de poder se inclinaba en su dirección.

- Ahora debemos continuar con el juicio a los derrotados. Primero, los Tribunos Militares y otros oficiales sobrevivientes. - Declaró el Cónsul y su voz silenció las murmuraciones.

Se abrieron unas puertas e ingresaron un grupo de 15 personas, algunos eran magos y otros eran caballeros, pero era evidente que pertenecían a las clases más elitistas. Sin embargo, ninguno de ellos llevaba las medallas, escudos o los blasones familiares que normalmente lucirían; seguramente era una estrategia política, porque el senado iba a dictaminar una sentencia por su derrota y podría ser contraproducente que parecieran demasiado orgullosos de su mismos.

Por medio de sus Espectros Oscuros, Bryan reconoció a una de las personas juzgadas. Se trataba de Markas, el joven mago de la luz al que se enfrentó en el Torneo de Invierno y que se había graduado ese mismo año. Aparentemente terminó enrolándose en el ejército después de dejar la Academia Babilonia, pero seguramente al haber participado en esta derrota su carrera política recibiría un terrible golpe. No es que su reputación estuviese arruinada más allá de cualquier reparación, pero un desastre militar siempre era una mancha en el historial personal de un aristócrata, incluso si no era su responsabilidad directa.

De hecho parece que estuviese muerto en vida.” Pensó Bryan al ver los ojos desprovistos de brillo de ese joven que anteriormente le pareció tan decidido. No pudo evitar sentir un poco de lastima por la situación en que se encontraba.

Uno de los oficiales de más edad se adelantó y comenzó a argumentar su caso. Aparentemente las legiones se habían movilizado entre unos bosques durante la noche, en busca de la aldea rebelde, cuando de repente fueron emboscados por un grupo de enemigos no muy numeroso, aunque efectivos a la hora de luchar entre los bosques. Después de un tiempo los bárbaros comenzaron a escapar, pero cuando estaban persiguiéndolos un segundo grupo salió de la espesura de los árboles, en dirección contraria, atacando las columnas de legionarios. El terreno no les permitía utilizar sus formaciones militares y los árboles impedían que los magos pudiesen desatar todo su poder sin poner en riesgo a sus propios aliados. De repente resultó que en realidad estaban siendo atacados por un ejército bastante grande, solo que se habían dividido en pequeños escuadrones que aparecían y desaparecían como fantasmas.

Finalmente, los legionarios se dieron cuenta de que habían caído en una trampa, así que comenzaron a escapar. Los que se fueron por su cuenta acabaron capturados o muertos. Pero algunos oficiales consiguieron reunir suficientes hombres para batirse en retirada de forma ordenada, salvando así suficientes vidas como para formar las 2 legiones que habían sobrevivido al final. También hubo un par que consiguió escapar arrojándose hacia las aguas de un río cercano justo antes de ser capturados por el enemigo y sobreviviendo de milagro.

Después de la exposición de los hechos comenzó un intenso debate. Algunos Senadores, con Tiberio Claudio a la cabeza, argumentaron que la sentencia debía ser la muerte o la expulsión de las filas de la aristocracia por fallado en obtener la victoria. Pero la Facción del Emperador contrargumentó que los oficiales debían ser premiados por su capacidad para, en medio de una deleznable derrota, salvar una cantidad significativa de hombres.

- ¿Salvar vidas? ¿Qué mérito tiene esto? - Argumentó Tiberio Claudio levantándose: - Si fueran las vidas de legionarios victoriosos tal vez habría algún valor en salvarlas. ¡Pero las vidas de cobardes que escapan del campo de batalla en lugar de pelear hasta su último aliento por la patria, no tienen ningún valor! -

- Quizá. - Declaró Marco Cornelio levantándose de su asiento: - Pero este es el juicio a los oficiales, no a las tropas. Es el deber de un soldado combatir hasta la muerte, no el de un oficial. Aquí tenemos a 15 Tribunos Militares que siguieron las órdenes del Procónsul al pie de la letra y luego, cuando la batalla estaba perdida, consiguieron liderarlos en una retirada ordenada. ¡¿Y Tiberio Claudio quiere que perdamos a estos oficiales?! -

- ¡Por lo menos habría que sacarlos del ejército permanentemente! -

- ¡Nuestro mayor activo militar son comandantes experimentados y estos lo son! ¡No deberíamos castigarlos sino darles condecoraciones! -

- ¡Suficiente! - Exclamó el Cónsul Crispino: - Ahora el Senado oirá la opinión de su Excelencia Aureliano Asturias, el gran héroe de nuestra nación. -

Si bien no tenía tanto poder político como en sus mejores días, el suegro de Emily seguía siendo el líder de la Facción Neutral y tenía el prestigio de ser un gran conquistador. Su opinión en asuntos militares era muy valorada.

El Senador Aureliano se levantó y dijo: - Si bien estos oficiales no fueron capaces de vencer, eso se debe a las fallas del Varrón Terencio como estratega y comandante. Estos hombres al menos fueron capaces de regresar con vida, sin honor en la batalla, pero sin tener que implorar un recate por sus vidas. -

Magistral.” Pensó Bryan al escucharlo: “Nos los alabó, pero tampoco los condenó. De ese modo no entró en conflicto ni con Tiberio Claudio ni con Marco Cornelio. Además, en ningún momento ha dicho algo que sea mentira. Ahora entiendo por qué ha sido líder de la facción neutral por tanto tiempo.

- Se han escuchado todas las opiniones. - Declaró entonces el Cónsul Crispino cerrando el debate: - Entonces es hora de votar. -

Al fin, se valoró positivamente el hecho de que los oficiales, con sus acciones en la batalla y con su repliegue posterior hubieran conseguido salvar el equivalente a dos legiones, aunque fuera a base de pedazos de diferentes unidades desperdigadas durante la contienda. Por ello se les preservó de ser castigados: No se felicitó a los Tribunos, pero tampoco se les dio condena alguna y se dictaminó que el tiempo y el respaldo de los dioses a cada uno de aquellos oficiales en futuras contiendas con el enemigo decidiría por ellos.

Al fin, los Tribunos, cabizbajos, pero suspirando con gran alivio en sus corazones, salieron del edificio del Senado.

Bueno lo cierto es que no creí que los condenaran, ya que algunos de ellos seguramente son hijos o parientes de los Senadores. Además, es cierto que los oficiales con experiencia no crecen en los árboles.” Pensaba Bryan meditando: “Ahora queda ver cuál será el destino de los legionarios supervivientes.

De hecho, en ese mismo momento el Cónsul Crispino anunció el inicio de ese debate. La cuestión era bastante difícil. El Senado parecía estar dudando entre obrar con mesura y tiento o bien actuar de forma enérgica y sin lugar a enmienda.

- Senadores. - Dijo Tiberio Claudio cuando le llegó el turno de hablar: - Parece que no saben muy bien qué hacer con los que han sido derrotados, con los que han traído a Itálica semejante humillación. Esto en serio me sorprende. ¿Cómo podemos dudar frente a la chusma que ha traído la vergüenza sobre nuestra ciudad? ¿Es que acaso vamos a premiar con agasajos a los que se han dejado vencer triplicando en número al enemigo? ¿Es así como animaremos a los nuevos soldados que estamos alistando en las legiones? «No pasa nada; luchen si quieren, pero si tienen miedo, si el temor los vence, no dudéis, escapad, huyan y busquen refugio, que Itálica luego los premiará por esa cobardía.» ¿Es eso lo que todos aquí desean que se difunda desde hoy? ¿Y luego esperan que los estos nuevos legionarios defiendan nuestros dominios, especialmente aquellos que son esclavos o reos de muerte? ¿Qué disciplina vamos a encontrar en esos hombres con un gobierno que perdona a los débiles y cobardes en el campo de batalla? -

Esta vez nadie se levantó para hablar en contra de Tiberio Claudio, ni siquiera en las facciones opuestas. Ni siquiera la muchedumbre que escuchaba el juicio mostraba algún signos de compasión para esos hombres, que bien podrían haber sido sus vecino, amigos o familiares.

Un mundo diferente, en verdad.” Se dijo Bryan suspirando.

Una de las cosas que más le sorprendió a Bryan cuando aprendió sobre este mundo, era lo despiadado que era en comparación con el sitio del que venía. Pero otro aspecto era que no existía algo parecido al concepto de “Pueblo” que en su mundo original era lo más importante; hasta el punto en que, incluso en una dictadura como la de China, no había un solo político del partido que no hiciese promesas o referencias en algún momento al “Pueblo Chino” como un conjunto.

En cambio, en ese mundo había muchas clases sociales diferentes, cada una de las cuales se ocupaba de sus propios asuntos o intereses, dependiendo de su ocupación o su lugar en la pirámide jerárquica. No existía algo como “El Pueblo de Itálica” en la mente de nadie y fuera de la Figura del Emperador, el Senado o los Dioses eran muy pocas las cosas que los mantuviesen unidos.

El Ejército Imperial era uno de esos pocos aspectos que cohesionaban a la sociedad, porque en él convivían personas de distintas clases sociales y muchos de sus integrantes se enrolaban con el objetivo de cambiar de casta: El Plebeyo quería volverse aristócrata, el aristócrata quería subir de rango. Por ese motivo, a los ojos de todos aquellos que ya tuviesen definido su lugar en la sociedad, una vez que alguien se volvía legionario se les consideraba una clase social aparte independientemente de dónde viniera. Ese era el motivo por el que no se los veía tanto como individuos, sino como un símbolo del poder de su imperio que enorgullecía a todos… o los avergonzaba.

Y nadie quería tolerar la existencia de legionarios débiles.

- Sé que algunos están pensando en el bien de nuestra nación. - Continuó diciendo Tiberio Claudio: - Hemos perdido 6 Legiones en un solo día y para recuperarlas tuvimos que enlistar legionarios más jóvenes e incluso permitimos reclutar a esclavos y reos condenados a muerte. Seguro piensan que estas 2 Legiones sobrevivientes pueden sernos de ayuda.

Pero yo afirmo lo contrario.

Itálica no combate con vencidos. Itálica no necesita a derrotados. La gloria, la fuerza de nuestro imperio se sustenta sobre el valor de nuestras legiones, no sobre los que huyen en el campo de batalla.

Estos legionarios ni siquiera habrían encontrado el camino de vuelta si no es por el mando de los Tribunos a los que ustedes han perdonado haciendo gala de una enorme… magnanimidad. Tal vez sea correcto salvar al que está dotado para el mando en las situaciones comprometidas, pero es erróneo dar más oportunidades a los que, siendo su función combatir, son incapaces de hacerlo con honor. -

- ¿Y no crees que podrían recuperar ese honor perdido en una batalla futura? - Preguntó el Cónsul Crispino.

- Preferiría combatir con los legionarios muertos caídos en batalla que con los que se han salvado. - Respondió Tiberio Claudio haciendo un gesto de desprecio: - Lo que tenemos aquí, lo que estamos juzgando, es escoria de Itálica. Miseria que ha sido derrotada y humillada. No merecen seguir compartiendo el aire que respiramos. Sugiero que se les dé a todos la pena capital. -

Matarlos a todos. Tiberio Claudio quería que se ejecutaran a casi 30,000 hombres que sobrevivieron a la derrota. Imaginen sobrevivir al infierno que habría sido la espantosa emboscada de bárbaros que acabó con 4 de las 6 legiones, solamente para acabar siendo ejecutados. Pero lo que más sorprendía a Bryan era que semejantes palabras no estaban siendo mal recibidas en el Senado y a la gente común que escuchaba en el exterior parecía más complacida que asustada por la propuesta.

- Un momento. - Dijo el Senador Marco Cornelio levantándose: - Es cierto que, con los jóvenes valientes, los esclavos liberados y los convictos hemos conseguido reunir nuevas legiones con las que podemos pelear, pero esa es una medida temporal. Tenemos que entrenar soldados profesionales, adquirir recursos, reparar nuestras fortalezas y emprender muchas acciones diplomáticas. No tenemos tiempo de organizar las ejecuciones para esos perdedores. Simplemente no valen el esfuerzo. -

Aunque Marco Cornelio se había opuesto a la pena capital, Bryan se dio cuenta de que su argumentación era más una forma de enfrentarse con Tiberio Claudio que una verdadera preocupación por el destino de los soldados. Y funcionó, porque el debate continuó extendiéndose hasta que finalmente el Senador Aurelio Asturias, líder de la facción neutral, volvió a tomar la palabra.

- Entonces propongo que se declare a esos sobrevivientes como “Legiones Vencidas” y se les destierre a todos a alguna de nuestras provincias fronterizas. Quizá a Valderán, donde tenemos tantos problemas. Allí, si valen de algo, que defiendan nuestros intereses y los de sus familias deshonradas. -

Esta propuesta del Senador Aurelio fue bien recibida por los Senadores quienes votaron en su mayoría a favor, pero parecía que Tiberio Claudio quería tener la última palabra sin importar qué, porque se levantó para proponer algo más a pesar de que el Cónsul Crispino no había abierto un nuevo tema, lo cual era otra falta de respeto al Emperador y demostraba que estaba perdiendo autoridad.

- Si quieren perdonar a esa escoria, sea. ¡Pero que nunca jamás, nunca, regresen a Itálica o al menos que no se les permita regresar hasta que nuestros enemigos en la frontera de Valderán sean derrotados de forma absoluta, se rindan incondicionalmente y su territorio sea sometido a nuestro imperio! -

Antes de que el Cónsul Crispino pudiese usar su Veto o reclamarle a Tiberio Claudio por ofrecer una propuesta sin pedirle permiso, la mayoría de los senadores se alzó sin dilación y los pocos que habían dudado, al ver el amplio respaldo que obtenían las palabras de Tiberio Claudio, se alzaron también.

El Cónsul Crispino tuvo que tragarse su indignación y se pasó la palma de la mano derecha por la frente hasta llegar al cabello antes de concluir con su sentencia: - Bien, se acepta la propuesta del Senador Tiberio Claudio por unanimidad. Los legionarios supervivientes serán desterrados hasta la derrota definitiva de los ducados enemigos y la rendición incondicional de su territorio. Sólo tras una victoria absoluta se podrá reconsiderar esta sentencia. -

No decirle “Excelencia” a Tiberio Claudio fue la única venganza que pudo tomarse el Cónsul Crispino y nadie llego a notarlo ni interfirió con el resultado. Los senadores asentían por la propuesta de Tiberio Claudio, en cambio el Cónsul y el Emperador guardaron silencio.

El destierro de las legiones era una sentencia terrible, quizá algo extrema, exagerada para algunos, pero para Tiberio Claudio y muchos de sus seguidores esta era la prueba de que la voluntad de la Facción Aristocrática que apoyaba a los Príncipes ya era más fuerte que la del Emperador. Además, este destierro no dejaba de ser necesario en el contexto actual: No se podía dar a entender que se animaba a huir ante el enemigo. No cuando acababan de sufrir un gran desastre militar.

Eran momentos que requerían una inusitada firmeza y para los Senadores era agradable escuchar expresiones como las que Tiberio Claudio acababa de proclamar: rendición incondicional de nuestros enemigos en la frontera, no importaba que no fueran los mismos enemigos que habían provocado la derrota, pues estaban desterrando a los legionarios a un lugar distinto, una frontera distinta, con un enemigo distinto.

En su fuero interno los Senadores sentían que habían tomado decisiones apresuradas basadas en un inconmensurable orgullo, un sentimiento que quizá los estuviera alejando de la realidad. El Imperio Kasi había conseguido que el Duque Ascher los traicionara, ese mismo traidor había escapado y conseguido que un grupo de tribus sometidas traicionaran su alianza con el Imperio Itálico, esas tribus rebeldes habían conseguido aniquilar a 4 de 6 legiones y ahora seguramente escaparían a la frontera con el Imperio Kasi, llevándose a todos los prisioneros y el botín que habían saqueado de los pueblos fronterizos.

Teniendo todo lo anterior en cuenta era cierto que, antes que hablar de conquistar enemigos, el Imperio Itálico debería estar centrando toda su atención en evitar volver a sufrir una serie de derrotas o el día en que ellos mismos tuviesen que rendirse incondicionalmente podría no estar lejos.

Pero después de las palabras de Tiberio Claudio la multitud en el exterior aplaudió con gran entusiasmo y nadie se atrevió a añadir nada.

Con la ciudad tan atemorizada, el Emperador Juliano, que está viejo y enfermo, no conseguirá reunir mucho apoyo. Además, los príncipes tienen la peor reputación e incluso si asumen el poder no conseguirán gran cosa.” Suspiró Bryan, porque entendía ahora cuál era la estrategia de la Facción Aristócrata y por qué estaban apoyando con tanta fuerza a los príncipes cuando el Emperador todavía estaba vivo: “Este Tiberio Claudio parece haberse apropiado de todo aquello que signifique ser patriota. Seguramente los príncipes no entienden que, aunque ellos obtengan el título de Emperador, quien realmente ejercerá el poder será este tipo. O quizá ni siquiera les importe.

Bryan sintió que ya había visto suficiente y llamó a sus Espectros Oscuros de regreso. Mientras se habría paso para salir del Foro meditaba en las lecciones que Lawrence le había dado sobre política: Amor del Pueblo, Legitimidad Real, Poder Militar, Religión, Dinero… y sobre todo la suerte. Este último parecía estar de lado de la Facción Aristocrática porque el Emperador estaba en decadencia y sus hijos eran incompetentes. Todos esos factores inevitablemente iban estrechando los márgenes de maniobra del Senado.

Era evidente que este Tiberio Claudio era más que capaz de ganarse el corazón de la gente. Seguramente era un Duque, porque el Cónsul lo llamó “Excelencia”, así que no le faltaría poder militar o dinero. La legitimidad real no sería un problema si conseguía convertir a uno de los príncipes en su marioneta. ¿Hasta dónde sería capaz de llegar Tiberio Claudio? ¿Hasta dónde estaba dispuesto el Senado a seguirle?

La única oportunidad de derribar a la Facción Aristocrática es aprovechar ese momento en que haya que elegir a cuál de los 2 príncipes apoyar. En ese momento su autoridad se debilitará por unos días y entonces Lawrence, que es el caballo escondido en esta carrera, podría tener posibilidades… Pero sólo si no lo asesinan antes.” Pensó Bryan preocupado: “Creo que su vida se va a complicar bastante en el futuro cercano y no sé si me conviene seguir ayudándolo. Pero si no lo hago, Lisa… El futuro… ¡Es todo tan complicado!

Todavía tenía que ir a reportarse al Manto Oscuro, pero Bryan sentía que necesitaba ver una cara familiar porque el juicio a los derrotados, junto con la política, le habían dejado un mal sabor de boca. Así que detuvo un carruaje y ordenó que lo llevaran al Gremio Mercante de Bootz. 

*****

Cuando Bryan se apeó frente a la entra del gremio, sus sentidos le indicaron que algo extraño sucedía. El Gremio Mercante de Bootz era la organización comercial más grande Itálica y tenía empresas sucursales en casi todo el Imperio, donde trabajaban miles de personas dedicadas a la compra y venta de productos. El centro neurálgico de toda esta actividad, era la Sede del Gremio, que tenía no una, sino múltiples puertas por donde siempre entraba una gran cantidad de gente para negociar acuerdos comerciales o hacer intercambios en el banco gremial. Tantas personas visitaban el lugar a diario, que los arquitectos deseñaron todo el primer piso sin ninguna ventana para prevenir robos o el ingreso de personas no deseadas.

Ahora sin embargo las calles se veían vacías de personas y las puertas del Gremio Mercante de Bootz estaban cerradas. Tal cosa podría haber sucedido si estuviese atardeciendo, pero todavía faltaban un par de horas para el crepúsculo, así que tendría que haber varios clientes de último momento.

De inmediato se acercó a la entrada principal, donde se encontraban los guardias de siempre. Mientras caminaba fingía estar tranquilo, pero en secreto estaba muy atento a todo lo que sucedía. Su olfato y oído percibieron la presencia de muchos caballos en el interior del Gremio, probablemente por un número inusitado de carruajes.

- Mi señor Bryan, es un placer volver a verlo. - Dijo uno de los guardias en cuanto lo reconoció e hizo una señal a sus compañeros para que se tranquilizaran.

En ese momento fue evidente para Bryan que estos espadachines experimentados estaban nerviosos, tanto que inconscientemente llevaron sus manos a la empuñadura de sus armas en cuanto vieron que alguien se aproximaba, aunque ahora trataban de fingir estar calmados y alegres.

- Ah pasado tiempo desde que he venido… - Dijo Bryan sonriendo: - ¿Wallace, ¿verdad? -

- Si, mi señor. - Dijo el guardia sorprendido de que Bryan recordase su nombre, no sabía que este poseía una memoria eidética y recordaba con detalle prácticamente todo lo que veía o escuchaba desde que entró al Reino de los Demonios Verdaderos. Esto lo confundió y por eso se demoró en preguntar: - ¿A qué debemos el honor de su visita? -

- ¿Está tu patrona? ¿Ha regresado de su viaje? - Preguntó Bryan sonriendo de forma amistosa, pero atento para descifrar las expresiones del guardia.

- La líder del gremio regresó hace mucho, pero si el señor Bryan necesita tratar algunos negocios le recomiendo que venga el día de mañana. Actualmente nos encontramos haciendo un inventario general, así que todo el personal administrativo se encuentra muy ocupado y dudo mucho que la señorita pueda atenderlo el día de hoy. -

- No hay problema, tampoco es que tenga que verla hoy mismo. - Dijo Bryan como si no fuese la gran cosa, pero antes de que Wallace pudiese suspirar aliviado, hizo una nueva petición: - Entonces comunícale al Señor Fabian que quiero hacer negocios con él. No es parte del personal administrativo, sino que dirige las ventas, así que dudo mucho que lo utilicen para revisar un inventario. Pero si me equivoco, entonces hablaré con mi amigo Jack, que es un joven aprendiz y seguramente estará disponible. -

El guardia llamado Wallace tragó saliva y también sus compañeros casi se atragantan por la sorpresa. En un instante Bryan los había dejado sin ninguna excusa que pudieran darle, salvo despedirlo directamente. Pero si lo hicieran le estarían faltando el respeto a un amigo estimado de su patrona.

Luego de unos segundos de incómodo silencio otro de los guardias pareció tener una idea y dio un paso adelante para hablar. Pero antes de que pudiese articular una oración, Bryan lo interrumpió de un modo tajante.

- Este… -

- ¿Por qué no nos dejamos de excusas sin sentido y me dicen lo que está pasando? Mi tiempo es escaso y detesto mucho perderlo. -

Finalmente, el guardia Wallace suspiró y admitió arrastrando las palabras: - Unas personas importantes están adentro. Un noble gordo de no sé qué rango llamado Cameron los lidera. Aparentemente tienen una propuesta de negocios o quiere que la Señorita Phoebe acepte algo, pero ella no lo hizo. Así que han estado discutiendo desde entonces. -

Justo en ese momento Bryan escuchó el sonido de metal golpeando contra metal y poco después un grito furioso de Phoebe que incluso los guardias pudieron percibir.

- ¡Déjenme pasar! - Exigió Bryan de inmediato.

Wallace vaciló. Era la primera vez desde que comenzó a trabajar en el Gremio Mercante de Bootz que algo semejante sucedía y estaba dividido entre su deseo por entrar él mismo y las órdenes que le habían dado. Finalmente dijo: - Tenemos instrucciones de no dejar entrar a nadie. Pero, aunque lo hiciéramos, solo te meterías en problemas. Justo detrás de la puerta hay un grupo de personas que se trajo ese noble y ellos te atacarán. -

- No me importa. -

- Señor Bryan, esas personas no son normales. Todos son Espadachines Veteranos. Y si algo te pasa… - Trató de argumentar Wallace, pero sus palabras murieron en su boca. Sus compañeros también retrocedieron asustados.

Y es que en ese momento la mirada de Bryan era tan aterradora que no parecía humana sino la de un auténtico monstruo. No se había movido ni cambiado las facciones de su rostro, pero sus ojos transmitían una cólera fría que les parecía fuera de este mundo.

- Wallace ¿Te has olvidado de quién soy? - Preguntó Bryan finalmente, aunque no parecía estar fijándose en ellos realmente.

- … -

- Es la última vez que te pido que hagas a un lado. - Puntualizó Bryan mientras que desenvainaba sus espadas cortas: - Realmente no quiero matarlos, pero lo haré si me vuelven a bloquear el paso. -

 Los tres guardias eran combatientes profesionales que habían sido contratados por el Gremio Mercante de Bootz por un alto precio, pero precisamente por eso sintieron que frente a ellos se encontraba un peligro aterrador y todos sus instintos gritaron que morirían si intentaban detener a Bryan.

Así que de un modo medio inconsciente saltaron a un costado.

Bryan avanzó y pateó las grandes puertas de hierro para abrirlas de una sola vez. Detrás de ella se encontraba un grupo de carruajes custodiados por nada menos que 15 personas armadas con espadas de hoja ancha y broqueles, un armamento ideal para luchar en espacios cerrados. Estaban muy bien posicionados para detener a cualquier intruso, pero la entrada de Bryan fue bastante repentina; en cambio este ya había enviado por delante a sus Espectros Oscuros para saber exactamente lo que le esperaba, incluso antes de atravesar el umbral.

Por este motivo pudo apuñalar al primero de ellos en el cuello antes de que pudiera reaccionar y luego empujó su cuerpo para usarlo como una especie de ariete improvisado para desestabilizar al resto. Luego comenzó a arrojar terribles cuchilladas con tanta fuerza, que ni siquiera el Aura de Batalla de estos hombres podía detenerla. Además, ninguno de ellos tenía una armadura pesada que pudiese protegerlos de los cortes.

Algunos de estos hombres consiguieron atacarlo con estocadas peligrosas, pero la velocidad de Bryan era muy superior y no tenía problemas para esquivar todos los ataques incluso en ese espacio obstruido por los carruajes. En verdad para ese momento Bryan era tan poderoso, que solamente un Maestro de Espadas tendría oportunidad de enfrentarlo y sólo podría ganar tiempo antes de ser derrotado, a no ser que fuese tan talentoso como lo era Phoebe o Trunks.

Pese a todo, debido a su número, no fue un combate sencillo para Bryan, aunque si fue rápido. No había pasado un minuto, cuando los guardias de la puerta se dieron cuenta de que todos los sonidos de lucha se habían detenido en el interior.

Cuando finalmente se armaron de valor para atravesar el umbral y vieron lo que había sucedido, agradecieron a todos los dioses el haber tenido la prudencia de elegir hacerse a un lado.

Masacre de las legiones

Nota del Traductor

Hola a todos, soy acabcor de Perú y hoy es 6 de Julio de 2022. En este momento me encuentro en la tierra de Yauca, en Arequipa. Estoy trabajando en la cosecha de aceitunas y es muy difícil, sobre todo para alguien sin experiencia. Además, la señal es muy mala. Por ese motivo casi no alcanzo a publicar, pero al finar lo conseguí.

Este capítulo originalmente solo trata de Bryan dándole la poción a Fanny y luego dirigiéndose al Gremio Mercante de Bootz. Mucho más corto en comparación al resultado final.

En el original los efectos secundarios de la poción son similares a los de un laxante. Es algo típico de la fantasía china que cuando alguien sube de nivel su cuerpo expulsa “impurezas”, cuando el proceso termina el personaje tiene que bañarse y entonces descubre que está como recién nacido, renacido… lo que sea. Supongo que en china los valores estéticos son otros, pero en lo personal creo que ninguno de nosotros los occidentales queremos leer algo sobre las flatulencias, excreciones o suciedad corporal en nuestros personajes. Claro que sabemos que esos aspectos estaban ahí en la antigüedad como lo están ahora, pero nadie necesita que le hablen de ellos. ¿Ustedes disfrutarían leer sobre cómo Luke Skywallker va al baño? ¿O cómo funciona el papel higiénico en Harry Potter? ¿Cómo la mujer maravilla lidia con la regla? ¿Cómo La Mole se limpia el culo?

Es innecesario. Es asqueroso. Es estúpido. Es fantasía china.

Naturalmente esa parte tenía que irse, el problema era cómo. Me tomó mucho tiempo, así que comencé a pedir ayuda y alguien me dio la idea de la debilidad temporal, que luego asocié con esa sensación que a uno le da cuando se apoya mal en una pierna y luego esta se queda sin circulación. Básicamente todo el cuerpo de Fanny se siente así. Creo que fue una solución mucho más agradable de leer e incluso adorable, en lugar de colocar a nuestras Waifus en el inodoro durante 3 días.

El Juicio a las legiones está completamente sacado del libro de Santiago Posteguillo, El hijo del Cónsul. Parafraseé muchos de sus textos y descripciones, aunque también me inspiré en diálogos de la Serie de Televisión ROME de HBO y un fragmento del libro Game of Thrones.

El asunto de la sacerdotisa del fuego sagrado es una referencia a las sacerdotisas vestales que cuidaban el fuego de la ciudad. Cuando Roma pierde la batalla de Cannas el caos se apodera de sus calles y una de ellas es enterrada viva. También ocurre el sacrificio de esclavos, algo que no era común en la cultura latina.

En el grupo de Facebook coloqué una pregunta. Y es que algunos quizá ya sepan que el protagonista va a irse a una ciudad que, en la versión original, se llama Bretel. El problema es que esa palabra significa “Tirantes” (concretamente los tirantes de los brasieres femeninos) y por más que lo intenté no podía <<olvidar>> o hacer como que no lo sabía.

Quería cambiar el nombre de la ciudad por otro. Y al final se me ocurrió darle el nombre de una ciudad española llamada Valderán, alguien en los comentarios me dijo que el nombre sonaba fantasioso, pero no tanto, así que decidí dejarlo así.

Espero que lo aprueben.

Las imágenes cada vez son más difíciles de encontrar, pero seguiré intentándolo para darle ese toque especial a la novela. Aunque me encantaría que llegue el día en que pueda encargarle a alguien hacer las ilustraciones.

Pero por favor déjenme saber su opinión en los comentarios: ¿Les gustaron los cambios? ¿Qué les pareció todo lo del juicio? ¿Qué les pareció la entrada de Bryan al Gremio? ¿Ustedes lo habría hecho diferente?

Como siempre pueden ayudarme utilizando los enlaces de mi cuenta Patreon para que pueda continuar con este proyecto. También les agradecería que señalasen cualquier error ortográfico que pudiese haber. Y por supuesto que compartan esta historia con más personas para aumentar el número de lectores.

Nos vemos en el siguiente capítulo.