64 Una nueva identidad

En la Academia Babilonia de Artes Mágicas y Militares, dentro de la Escuela Necromántica.

Después de superar una serie de duras pruebas durante su aventura en el Bosque Oscuro los estudiantes de la Escuela Necromántica habían regresado con excelentes recompensas. Pero el tesoro más importante para todos era la experiencia que habían obtenido, porque ahora los jóvenes magos sabían cómo reaccionar y comportarse en situaciones de emergencia, cómo ayudarse unos a otros en medio de un combate y a siempre estar atentos a cualquier potencial amenaza. Por eso cuando Fanny presentó el reporte de sus logros y exhibió los núcleos de todas las criaturas mágicas que sus estudiantes lograron someter, recibió los elogios más grandes por parte de la Rectora de la Academia, Dean Emma.

Emma era una mujer que tenía alrededor de setenta años que se especializaba en la Magia Espacial que actuaba directamente sobre la realidad. Era tan poderosa que hacía mucho tiempo había alcanzado el grado de Gran Maga y sus hazañas le habían valido las más altas condecoraciones. Su posición dentro del Imperio era ilustre y el emperador en persona la tenía en la más alta estima.

Ahora la rectora visitaba los campos de entrenamiento de la Escuela Necromántica y contemplaba con benevolencia a estudiantes y profesores por igual. La venerable anciana vestía una holgada túnica de color carmesí decorada con adornos de plata y mostraba un fino porte aristocrático a la vez que les sonreía, felicitándolos: - Me siento muy satisfecha de los grandes logros que han obtenido en su excursión en el Bosque Oscuro. También me han llegado noticias de la importante contribución que los alumnos y maestros de necromancia hicieron al imperio cuando destruyeron a un escuadrón completo de Jinetes Wargos. Maestra Fanny, tengo total confianza en que, bajo tu tutela, los logros de tus estudiantes los llevaran a conquistar nuevas fronteras del saber mágico que ayudarán a que la Escuela Necromántica reviva sus días de gloria. Ahora estoy aquí para informarte que he decidido acceder a todas tus peticiones y que espero grandes cosas de tus estudiantes. -

- Gracias por sus amables palabras, rectora Emma. Creo que después de esta aventura nuestros estudiantes han comprendido cuán importante es tener la fuerza necesaria para defenderse en una emergencia. Estoy segura de que ahora van a ser más empeñosos en sus estudios e investigaciones para convertirse en excelentes magos de nuestro gran Imperio. - La expresión de Fanny era muy seria mientras hablaba con la rectora, prueba de que le tenía un enorme respeto.

- Excelente, Maestra Fanny. Y bien, dígame por favor. ¿No está aquí ese joven del que tan elogiosamente me ha hablado? ¡Me encantaría conocer a ese futuro talento! - Emma miró a Fanny con una sonrisa mientras le preguntaba en voz baja.

- En estos momentos Bryan se encuentra fuera de la Academia para atender unos negocios de gran importancia, pero tendrá muchas oportunidades para conocerlo en el futuro. Es poseedor de un potencial extremadamente elevado e incluso puedo asegurar de que dentro de poco tiempo se convertirá en uno de los magos necrománticos más poderosos de nuestra escuela. -

Emma asintió evidentemente complacida y sonrió: - Entonces esperaré noticias de sus logros y también por el día en que tus estudiantes consigan devolver a la Necromancia el sitio que tuvo antaño como una de las artes mágicas más grandes y poderosas. -

Después de haber dicho esas palabras, el cuerpo de Emma se distorsionó como si fuese un reflejo en el agua, dando a todos los presentes un fuerte sentimiento de irrealidad. Después hubo un intenso destello de luz blanca y desapareció sin dejar rastro.

Gene se apresuró a explicarles a los estudiantes, que se habían quedado estupefactos o estaban lanzando exclamaciones de asombro: - Cuando nuestra rectora alcanzó el grado de Archimaga ya demostraba una profunda comprensión y dominio de la Magia Espacial. Imaginen su poder ahora que es una Gran Maga. Transportar instantáneamente su cuerpo a otros lugares es lo más simple del mundo para ella, al menos en distancias relativamente cortas. ¡No es algo que deba sorprenderlos! -

- ¡Una magia verdaderamente extraordinaria! - La voz de Bryan se escuchó de pronto en la entrada de los campos de entrenamiento y todos vieron que se acercaba caminando tranquilamente.

- ¡Eh, es Bryan! Hace un momento la rectora quería verte… ¿Por qué no entraste antes? - Pregunto Lisa de inmediato tras soltar una leve exclamación de sorpresa.

Bryan no perdió el tiempo conversando y fue directo al punto: - Tendré muchas oportunidades de conocerla más tarde. Por ahora tenemos un asunto más… privado que discutir. Ya he terminado de vender los artículos de los Jinetes Wargos y conseguí que me pagaran cuatro mil monedas de oro en total. Yo ya he tomado mil, así que ustedes pueden dividirse el resto. ¿Quieren Letras de Cambio o Lingotes? -

- ¡¿Dijo cuatro mil?! ¡Oh, por todos los dioses! ¡Cuatro mil monedas de oro! ¡No puedo creer que esos artículos llegaran a venderse por semejante cantidad! ¡Si hubiera sabido lo valiosos que eran no me hubiera ido a perseguir a esos Orcos que escapaban! - Bach gritó con asombro mientras se regañaba a si mismo con un rostro lleno de pesar.

Incluso Fanny y Gene parecían conmocionados, por no hablar del resto de estudiantes. Parecía que nadie había anticipado que ese lote de tesoros llegaría a ser tan valioso. Todos los estudiantes sonreían sin ningún reparo o lanzaban exclamaciones de alegría por saberse poseedores de una pequeña fortuna.

- ¿De dónde son las Letras de Cambio? - Preguntó Fanny emocionada.

- Son del Gremio Mercante de Bootz. - Respondió Bryan y le entregó un papel dorado que era válido por 500 monedas de oro.

- ¡Por los dioses! - Exclamó Fanny con los ojos fijos en el sello que decía Pax Fortuna: - ¡Este es el gremio más prestigioso dentro del imperio! ¡Su sello por si solo vale sesenta millones! ¡No tendremos que preocuparnos porque alguien dude de su autenticidad! ¡Lo mejor es quedarnos con las Letras de Cambio! -

Bryan entonces le entregó la mayoría de las Letras de Cambio y una parte de los lingotes. La verdad era que esto le parecía excelente, porque pronto se iría al Bosque Oscuro y ahí no habría tiendas. En cambio, el Oro sólido siempre podía ser intercambiado cuando fuese necesario.

Una vez terminada la transacción, la Maestra Fanny le entregó una placa cuadrada hecha de plata minuciosamente labrada con el escudo de la Academia Babilonio, el sello de la Escuela Necromántica y finalmente su propio nombre: - Esta es tu nueva identificación. Desde este momento eres un ciudadano libre y ya no serás sirviente recadero. Oficialmente has sido reconocido como un Aprendiz de magia de la Escuela Necromántica. Con esta identificación puedes solicitar libros de rango Aprendiz y Principiante en la Biblioteca de la Facultad de Magia Oscura, también puedes usar los campos de entrenamiento para practicar tu magia y asistir oficialmente a las clases dictadas en la Escuela Necromántica.

La matrícula para este semestre son cincuenta monedas de oro, pero yo ya la he pagado por usted. Desde este momento también tienes acceso a todos los recursos de la Escuela Necromántica, como el derecho de usar los laboratorios con la supervisión de un maestro.

Por último, también me he encargado de arreglar tus nuevas habitaciones. ¡Bryan, esta es una gran oportunidad para ti, así que espero que la aproveches al máximo para que desarrolles todo tu potencial de modo que puedas ayudar a fomentar y desarrollar la magia necromántica! -

Bryan sostuvo en sus manos la placa que lo identificaba como hombre libre y Aprendiz de magia. Cuando imaginó ese momento anteriormente pensó que no sentiría nada especial, pero al ver la insignia con su propio nombre escrito en ella, una emoción sorprendentemente intensa lo embargó. Por un instante se quedó sin palabras e incluso sintió que las lágrimas amenazaban con llegar a sus ojos, pero alcanzó a contenerlas y disimuló su expresión mirando hacia el suelo.

“Finalmente soy libre.” Pensó para sí mismo mientras contenía un rugido de euforia. “Ya nunca más seré considerado una cosa sin derechos ni dignidad. Desde hoy puedo volver a ser un humano de verdad. Tenía que perder mi libertad para entender cuan valiosa era. Y ahora que la he recuperado no pienso volver a perderla, aunque me cueste la vida.

Luego de un instante de contemplación, miró a la hermosa profesora que tanto lo había ayudado y por primera vez en sus dos vidas sintió que quería arrodillarse ante ella para darle las gracias. Finalmente logró recuperar su autocontrol e hizo una sincera reverencia imitando la forma de los alumnos aristócratas, mientras le decía con una voz ronca por la emoción: - Muchas gracias Maestra Fanny, trabajaré muy duro para justificar la gran confianza que ha depositado en mí. De hecho, en este momento voy a ir a solicitar unos cuantos libros, así que con su permiso procederé a retirarme. Por favor divida el resto del botín como crea conveniente. -

De inmediato dio media vuelta y salió rápidamente de la sala de reuniones. Algunos alumnos parecían sorprendidos por su comportamiento e hicieron un ademán de decir algo o detenerlo, pero otros más educados se contuvieron, porque entendían que ese momento era importante para cualquier persona.

Aquellos que provenían de familias aristocráticas sabían bien cuánto tenía que sacrificar uno para mantener su estatus, pues ellos mismos podían perderlo todo de la noche a la mañana si tomaban una mala decisión o resultaban derrotados en las cruentas luchas por el poder político dentro del Imperio. Una parte de los esclavos que ahora servían en sus casas como sirvientes habían sido alguna vez miembros de familias prominentes en otros países, pero sus casas se arruinaron por uno o varios motivos y finalmente terminaron perdiendo incluso su libertad. Ellos eran un constante recordatorio de lo fácil que era perder la gloria y descender hasta lo más bajo.

Ahora que estos jóvenes veían a Bryan convertido en Aprendiz de Mago, lo cual lo hacía equivalente a un miembro honorario de la nobleza más baja, no podían evitar sentir un cierto respeto que iba más allá de las proezas que lo habían visto demostrar en el Bosque Oscuro. Sabían que tenía derecho a estar orgulloso de ser libre, que se había ganado el reconocimiento y que no había vergüenza en mostrarse afectado por ello; pues sus propias familias habían tenido su origen en alguien así: Una persona que no tenía nada y se ganó la prominencia con su valor en el campo de batalla.

Fanny por su parte permaneció en silencio. Ella también era una aristócrata, pero además era una mujer experimentada y su mirada ya había penetrado en Bryan todo lo que se podía penetrar en él. Con un solo gesto contuvo a los estudiantes que intentaban decir algo y rápidamente los distrajo con habilidad para que se concentrasen en repartir el dinero, mientras una dulce sonrisa adornaba sus labios.

*****

Luego de abandonar el campo de entrenamiento Bryan se colocó la identificación de estudiante y se dirigió directamente a la biblioteca en busca del gordito Jack, que estaba organizando los libros en ese preciso momento. Cuando su amigo lo vio inmediatamente lanzó un grito de alegría: - ¡Por todos los dioses, Bryan! ¡Qué bueno que finalmente estás de vuelta! ¡Pero si casi no puedo reconocerte, amigo! Ahora estas más alto y te vez mucho más fuerte que cuando te fuiste. Y hasta parece que te has vuelto más atractivo. -

- Ja ja ja, eso último es algo extraño para decírselo a otro hombre, Jack. Pero no seré yo quien cuestione tu hombría y valor, mi estimado amigo. Y ahora cuéntame lo que ha pasado. ¿Borg y su grupo se han atrevido a molestarte cuando no estuve por aquí? -  Bryan también estaba bastante contento de ver a su amigo, así que rápidamente lo jaló hasta un par de sillas en una esquina y empezó a preguntarle.

- No, para nada. De hecho, ahora son mucho más educados. Supongo que la lección que les enseñaste sigue bien enraizada en su memoria. - Jack se rio unos instantes, pero luego hizo una pausa y luego miró a su alrededor. Finalmente le preguntó en voz baja: - Bryan, ¿de verdad le diste a Lisa tres monedas de oro para que me las entregara? -

Bryan asintió con la cabeza y respondió con una sonrisa: - Por supuesto camarada, creo haberte prometido que te compensaría por todos los favores que me has hecho hasta ahora. Yo soy un hombre de palabra, ¿sabes? Y ya que hablamos de cumplir promesas, te informo que a partir de hoy he sido aceptado como alumno de la Escuela Necromántica. ¿Te acuerdas que no me creías cuando te dije que lograría aprender magia? Je je… ¡Pues he aquí mi identificación de estudiante! ¿Me crees ahora? -

- ¡Oh, por todos los dioses! ¡¿Cómo lo hiciste?! ¡Esto es demasiado increíble! - Jack sostuvo la identificación de estudiante que Bryan le alcanzo y se puso a examinarla sin dejar de soltar exclamaciones de asombro.

- Muy bien camarada ahora necesito que me escuches con mucha atención. Voy a darte otras cincuenta monedas de oro, porque no pienso dejar que mi mejor amigo se quede como sirviente recadero por más tiempo. Pero debes tener cuidado y no vayas a dejar que nadie se entere que tienes tanto dinero o de lo contrario te meterás en más de un problema. En cambio, si eres cuidadoso, estoy seguro de que podrás vivir sin volver a pasar por tantas dificultades. Aunque si te encuentras con algún problema en el futuro, siempre puedes venir a buscarme en la Escuela Necromántica. Ten la seguridad de que siempre estaré dispuesto a darte una mano. - Dijo Bryan sacando una bolsita de su Anillo Espacial, que de inmediato metió en el bolsillo de Jack mientras le hablaba en voz baja.

- ¡Cin… Cincuenta… Cincuenta monedas… de oro! - Un momentáneo estupor se apoderó de Jack mientras escuchaba el tintineo de las monedas cayendo en su bolsillo. Se quedó inmóvil y tartamudeando cosas ininteligibles para sí mismo, como si se hubiera olvidado de cómo se articulaban las palabras.

No era para menos. Esa suma era exorbitante para cualquier sirviente, pues ni trabajando toda su vida podrían reunir una cantidad como esa. Bryan entendía su reacción perfectamente, así que no se molestó en responderle y simplemente dejo sólo a Jack tras dirigirle una leve sonrisa. Luego se aproximó a la sección donde se guardaban los libros de Necromancia y encontró “Magia Necromántica para Principiantes”. Después caminó hasta un mostrador cerca de la puerta donde llenó el registro necesario para llevarse el libro y abandonó la biblioteca.

Entonces se dirigió por última vez al sucio almacén en donde había tenido que vivir durante tanto tiempo y recuperó los otros dos libros que había escondido debajo su destartalada cama. Luego de guardar los tres tomos en su Anillo Espacial comenzó a pensar. Su intención inmediata era utilizar la Matriz Mágica de Trasporte Portátil para irse directamente al Cementerio de la Muerte y entrenar; el problema era en dónde realizar el trasporte, porque al viajar la Matriz se quedaría ahí donde la dejase y cualquier persona podría encontrarla o peor aún… usarla. Ni el almacén ni la habitación que Fanny había preparado para él le parecían lugares lo bastante seguros como para que nadie la encontrase por casualidad.

Después de fruncir el ceño por un buen rato, Bryan se dirigió a las montañas detrás de la Academia, directamente hacia el cementerio en el que solía entrenar y donde estaba la cueva en la que habían arrojado el cadáver del “Bryan” original. No sólo era un lugar tranquilo, sino que muy poca gente se acercaba y tampoco había visto muchos animales merodeando. Algunas de las tumbas que parecían ocupadas en realidad estaban vacías, por lo que de seguro encontraría un sitio adecuado para ocultar su Matriz de Trasporte Mágico.

Así pues, cuando llegó comenzó a buscar entre las fosas en busca de una que sirviera bien a sus propósitos. Al llegar a la zona más aislada se encontró con una especie de hipogeo, una tumba parcialmente excavada en la ladera de la montaña y que parecía perfecta para lo que quería hacer. Luego siguió buscando hasta encontrar un trozo de roca lo bastante grande como para bloquear la entrada de la tumba y la arrastró consigo hasta asegurarse de dejarla bien cerrada.

Después de terminar con esas preparaciones, Bryan sacó una vela de su Anillo Espacial y la encendió para examinar el interior. Se encontraba en lo que había sido un mausoleo familiar, pero una grieta en la roca había arruinado varias cámaras funerarias cuando intentaron ampliarlo, así que lo habían abandonado. Por eso, a pesar de que el aire se sentía algo viciado, el lugar estaba relativamente limpio. Había unos cuantos trozos de huesos rotos esparcidos por el suelo, pero eso no era un problema para un necromántico como él y hasta se podría decir que su presencia era acogedora.

Luego de ordenar un poco el lugar, Bryan invoco a su Pequeño Esqueleto negro para que lo ayudase a despejar los escombros de una de las tumbas derruidas usando su daga de hueso. Luego se puso a apilarlos de tal modo que se creaba un punto ciego, poco visible, y que era lo bastante grande como para contener a un humano adulto con algo de esfuerzo.

Después de darle otro cuidadoso vistazo a la estancia para confirmar que era seguro, Bryan finalmente sacó las varas plateadas y las ensamblo para formar la estrella de seis puntas. Después se colocó en el centro y usó su fuerza mental para activar la Matriz en cuanto todo estuvo listo.

La luz blanca destelló.

Cuando abrió los ojos vio que se encontraba nuevamente en el Bosque Oscuro, parado sobre la gran Matriz Mágica en el centro del gran vestíbulo interior del misterioso Cementerio de la Muerte.

Bryan miró a su alrededor y exclamó satisfecho: - ¡Proclamo que este legendario lugar se ha convertido en mi reino privado! ¡Donde yo, y sólo yo, seré amo y señor a partir de ahora! -

Tercera representación del Cementerio de la Muerte

Nota del Traductor

Hola a todos, soy acabcor de Perú. Donde la Iglesia Católica y el Ejército son lo único que funciona como debería. El resto lo improvisamos como en una novela de Gabriel García Márquez.

¿Qué les pareció este capítulo? Bryan finalmente actuando como una buena persona… solo les advierto que no acostumbren a eso.

Como siempre tuve que cambiar cosas y descripciones de lugares para que lo que ocurría se entendiese. Espero que me haya quedado bien. ¿Saben que tengo que releer estos capítulos como 4 veces antes de convertirlos a PDF sólo para asegurarme de que no haya algo incoherente o redundante por accidente? Es cansado, ahora mismo me muero de sueño, pero espero que el resultado final valga la pena.

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Nos vemos en el siguiente capítulo.