327 Doble Juego Sombrío

No importa qué tan poderoso sea un individuo, un ejército o incluso una nación entera. A veces, basta un único error en un momento decisivo para que cualquiera colapse. Es un hecho inmutable qué, todo el mundo puede llegar a ser derrotado sin importar cuán invencible se crea, siempre y cuando se den las condiciones correctas.

Los padres de Filipo se lo repitieron incesantemente: “Esta es nuestra única oportunidad para convertirnos en parte de la familia principal.” “No podemos arruinar esto.” “Más vale que tú no arruines esto.” “Dependemos de ti.” “Este es el momento en el que demuestras ser digno de llevar nuestra sangre y que todo lo que invertimos hasta ahora en tu educación ha valido la pena.” Filipo venía lastrando esas frases en su interior, junto con muchas otras similares, desde que recibió la noticia acerca del desastre militar provocado por su pariente Varrón y la subsiguiente humillación para el apellido familiar.

Ahora, el clan necesitaba reemplazar a los líderes perdidos, una oportunidad única para ascender, y Filipo se perfilaba como uno de los mejores candidatos para ser el futuro sucesor. No obstante, esta situación también acarreaba un gran riesgo. La familia Terencia no toleraría otra deshonra, sin importar de dónde o de quién viniese. Por ello vigilaban constantemente a los miembros más jóvenes, evaluando su desempeño, midiendo su potencial… y también juzgando si eran dignos de permanecer en el clan.

Los examinadores eran miembros que la familia enviaba con la tarea de purgar a cualquiera que pudiera convertirse en un eslabón débil en sus filas. Y vaya que tomaban su trabajo con seriedad. Esto quedó muy claro en la última reunión familiar en la que Filipo participó. En ella, constató que más de la mitad de los primos de su edad ya no estaban presentes. Al indagar, descubrió que muchos fueron obligados a contraer matrimonio con familias clientes bajo el pretexto de "mejorar las relaciones" con los vasallos, en una suerte de exilio encubierto. Otros, considerados demasiado incompetentes, fueron vendidos como esclavos sin reparo alguno.

En esas condiciones, ¿cómo podía Filipo admitir ante sus padres que estaba perdiendo la confianza en sus propias habilidades? ¿Y cómo podría revelar que todo esto comenzó con su propia cobarde decisión de no participar en el Torneo de Invierno porque no deseaba pasar la vergüenza de ser derrotado en frente de toda la Facultad Oscura por Markas, el rival al que nunca pudo superar? Desde ese momento, las cosas empezaron a ir mal para Filipo y la tensión se arremolinaba en su interior todos los días, pero él no se atrevía a compartirlo con nadie, así que intentó ventilar su propia frustración burlándose de los necromantes, un objetivo aparentemente inofensivo.

Entonces un día conoció a Bryan.

A lo largo de su vida, Filipo nunca había visto unos ojos como aquellos: Pupilas negras, como un eclipse, que parecían devorar la luz a su alrededor, transmitiendo un sentimiento de desprecio implacable e indiferencia suprema. No eran los ojos de un ser humano, sino los de un depredador, observando a una víctima destinada al sacrificio.

Supo inmediatamente que esa persona podía matarlo y que lo haría incluso con una sonrisa en el rostro; aunque, en realidad, tal gesto sería solo un acto. Porque para Bryan, la vida y muerte de Filipo del prestigioso clan Terencio no significaban absolutamente nada. Era simplemente un insecto que podría aplastar a su antojo. Otra víctima en su camino.

Y si alguna vez me vuelvo a enterar de que alguien ha vuelto a decir, comentar o incluso susurrar algo malicioso sobre mi compañera Lisa o sobre su familia. Entonces juro que te voy a cortar estas lindas y delicadas manos… ¡Para después clavarlas en la puerta de tu casa!

Así, Filipo experimentó un nuevo tipo de miedo que hasta el momento no conocía, el apareció al mismo tiempo que la revelación de su propia insignificancia. Este temor creció hasta convertirse en un terror auténtico cuando se enteró de que Bryan se había convertido en un Ejecutor Imperial al mismo tiempo que alcanzaba el rango de Archimago. Cada noticia de las victorias de Bryan contra sus murientes golpeaba a Filipo como puñaladas en el estómago, y su desesperación llegó a su punto álgido al conocer su triunfo sobre Vlad Cerrón en el Gran Anfiteatro Imperial.

Cuanto más impresionante se volvía Bryan, más consciente era Filipo de sus propias carencias, y sus logros como el mejor estudiante de su facultad le parecían cada día más insignificantes.

Si las cosas hubiesen ocurrido de otro modo, quizá Filipo podría haber utilizado el ejemplo de Bryan como una motivación para superarse así mismo. Si las circunstancias hubieran sido diferentes, tal vez Filipo habría utilizado el ejemplo de Bryan como motivación para superarse. Quizá, si no hubiese sido el estudiante destacado y el favorito del Decano, podría haber escapado de las expectativas que pesaban sobre él.

Lamentablemente este no era el caso, y la presión constante de su familia sumió a Filipo en un estado casi neurótico para demostrar resultados. Se sumergió obsesivamente en los estudios, asimilando una gran cantidad de conocimientos mágicos para avanzar, aunque fuera a la fuerza. Pero lo hizo sin ninguna ayuda, porque no quería admitir que la necesitaba. Además, su memoria siempre había sido excelente y era completamente ajeno al concepto de agotamiento cerebral por sobrecarga o exceso de trabajo… hasta que le ocurrió.

Cierta mañana, Filipo se dio cuenta de que no podía recordar lo que leía y se sentía extremadamente agotado a pesar de que su jornada recién estaba comenzando. Los intentos de memorizar le provocaban mareos. Experimentaba ansiedad, fatiga y, sobre todo, una frustración increíble. Los conjuros que antes ejecutaba con facilidad le parecían cada vez más difíciles con el transcurso de los días.

Finalmente, tuvo que aceptar que necesitaba descansar, y comprobó que se sentía un poco aliviado cuando perdía el tiempo. Pero sin importar cuanto tiempo reposase, nunca era del todo reparador y tenía muchos problemas para conciliar el sueño.

En esas condiciones, su desempeño no hacía más que empeorar. Con mucho esfuerzo consiguió ocultar este hecho, pero no podría hacerlo para siempre. Sin embargo, tampoco se atrevía a admitir que tenía problemas por miedo a perder la oportunidad de ser el sucesor del clan.

Antes de darse cuenta, Filipo Terencio había entrado en un profundo estado de negación, tratando desesperadamente de convencerse de que no había nada malo en él. Se aferraba a la creencia de que era el candidato perfecto que su familia necesitaba, y de que no había cometido ningún error. Los dioses parecieron darle la razón cuando Bryan fue enviado por el senado a una misión que todos pensaban resultaría en su muerte. Poco después, recuperó el trato favorecido que el Decano Deo siempre le había brindado y esto le hizo convencerse aún más de su propio autoengaño.

Por aquellas fechas fue que comenzó a acosar a Lisa. La muchacha le llamaba la atención porque había perdido a su familia y cualquier oportunidad de ascender en el escenario político. Ella representaba todo lo que él temía ser. Desde su perspectiva limitada, Lisa parecía ser ese escenario en el que no se atrevía a pensar para sí mismo. Fue por esto que desarrolló un deseo medio obsesivo por someterla y humillarla, porque de ese modo experimentaba la ilusión inconsciente de que estaba dominando su propio miedo.

Cada insulto dirigido a Lisa lo hacía sentirse superior. Humillarla le proporcionaba una sensación de bienestar consigo mismo. Y cuando consiguió que incluso algunos de sus propios compañeros de la Escuela Necromántica se uniesen con él en sus burlas contra Lisa, experimentó un auténtico placer perverso. Después de mucho tiempo, Filipo Terencio sentía que tenía el control. No estaba seguro de exactamente qué controlaba, pero controlaba algo y eso era suficiente. Se consideraba un ganador, el elegido, una persona superior capaz de atormentar a quien quisiera. Nada parecía afectarlo realmente.

Pero ahora, en el Anfiteatro de la Facultad Oscura, frente a todos sus compañeros, profesores, el Decano e incluso un examinador de su propia familia, el mundo ilusorio en el que Filipo había estado viviendo durante todo ese tiempo se desmoronaba como un castillo de naipes ante el embate de la realidad. Todo estaba torcido. No tenía el control de nada. No era invulnerable, ni tampoco invencible. Se encontraba al borde de la vergüenza más profunda en la historia de su vida.

La realidad era innegable: Filipo Terencio ya estaba derrotado. Aunque lograra la victoria en el duelo, el examinador había percibido que este joven vástago de su familia distaba mucho de ser el prodigio que anteriormente era. Quizá nunca lo fue en realidad. Y no era culpa exclusiva de Filipo. Porque si el Decano Deo hubiese estado más concentrado en la educación de sus estudiantes, en lugar de perder tanto tiempo en construir relaciones políticas, habría advertido los problemas de su alumno estrella muchísimo antes del Torneo de Invierno. Entonces, este desenlace podría haberse evitado. O tal vez no. Era imposible predecir del todo el devenir de los mortales.

Filipo Terencio ya estaba derrotado y lo sabía...

Por su parte, Lisa veía coronados todos sus esfuerzos. El sudor empapaba su frente bajo la capucha de su capa, a pesar de que había escogido cuidadosamente una que estuviese tejida con seda en su mayoría para que fuera más ligera. Pero esto no la amilanaba; continuaba moviéndose ágilmente, forzándose a persistir sin importar el dolor de sus piernas. Hace un año, le hubiera resultado imposible mantener ese ritmo de carrera, y mucho menos hacerlo mientras conjuraba. Pero ahora podía incluso controlar a los zombis sin dejar de moverse.

En términos generales, los magos no se caracterizaban por su destreza atlética, especialmente las mujeres, que son mucho más delicadas por naturaleza. No obstante, durante el último mes, Lisa se había dedicado a trotar cada día por esa misma Arena de Combate. Y en su tiempo privado hacía todo lo posible para ejercitarse diligentemente para mejorar su estado físico. Incluso su amiga Amy había reparado en ello en algún momento.

El motivo de todo esto era la novedosa teoría de entrenamiento mágico propuesta por el Maestro Gene, un método aún incompleto que el profesor estaba terminando de formular casi simultáneamente mientras entrenaba a Lisa. Por ese motivo, la colaboración de la joven maga era muy importante, y ambos fueron aprendiendo mutuamente durante el proceso.

Después de cada día de trabajo intenso, Gene y Lisa se sentaban a conversar sobre los métodos que podría haber empleado Bryan para fortalecerse, intercambiando información todo lo que habían visto u oído sobre su forma de combatir. Coincidentemente, lo que más les impactó fue el despliegue excepcional que Bryan demostró en el Torneo de Invierno, donde combinó magia y habilidades físicas de manera excepcional. Lisa también compartió con Gene algunos detalles específicos que recordaba de la vez que Bryan la rescató de la Legión Grifón, aunque se limitó a mencionar tan solo las magias que ambos conocían para no revelar los secretos de su amado. En concreto, relató cómo lo vio invocar Zombis y los controló para luchar, mientras corría a toda velocidad por las calles de la Ciudad de Valen.

Fue así que, durante el cuarto día de entrenamiento, acordaron no solo explorar los límites mágicos, sino también enfocarse en mejorar el estado físico de Lisa. Naturalmente la joven tuvo un tiempo difícil al tener que lidiar al mismo tiempo con el agotamiento extremo, tanto físico como mental. Pero Lisa perseveró, usando el deseo de castigar finalmente a Filipo como principal motivación.

Y como si los dioses quisiesen recompensar sus esfuerzos, ella tuvo un destello de inspiración que la llevó a incorporar la táctica de “moverse constantemente” a su estrategia de combate contra Filipo. Esto era algo inusual en un duelo mágico, pero después de consultarlo con el Maestro Gene, la joven se dedicó a perfeccionar la habilidad de lanzar hechizos e invocar criaturas mientras corría.

Naturalmente no se trataba de una carrera en toda regla, sino más bien de un trote que resultaba más realista de mantener. Lisa corría con todas sus fuerzas justo después de conjurar a los zombis para mantenerse alejada de los posibles conjuros de su enemigo y luego volvía a moverse a un ritmo contenido, siempre cuidándose de saber en qué parte de la Arena de Combate se encontraba. Sin embargo, esto seguía siendo desconcertante para un alumno como Filipo, que estaba más acostumbrado a las competencias grupales entre magos, en las que él ejercía de líder comandante.

Contra un Caballero la estrategia que Lisa usaba no hubiera funcionado nunca, pero contra un mago… Bueno, los resultados podían apreciarse clarísimamente: Hasta el momento Lisa no había recibido ningún daño y apenas estaba agotando sus poderes. Controlar a sus zombis casi no requería su atención directa, ya que, gracias al entrenamiento constante que tuvo con Gene en aquella misma Arena de Combate, desarrolló una memoria excepcional del entorno. Así que sus instrucciones se transmitían a sus criaturas casi de forma automática.

Filipo, por otro lado, había derrochado magia en conjuros avanzados que lucían bien con el objetivo de impresionar al examinador de su familia, pero que hasta ese punto resultaban infructuosos, y que resultaban mucho más costosos en términos de Fuerza Mental por todos los reajustes que tenía que hacer a cada momento debido a que Lisa cambiaba ágilmente de posición constantemente. Este esfuerzo, sumado al profundo estrés que estaba sintiendo desde el principio del combate, generaba defectos notorios en la construcción de sus ataques, obligándolo a consumir aún más Fuerza Mental para corregirlos.

En las gradas, los necromantes vitoreaban con una intensidad que rivalizaba con la de aquel memorable torneo en que Bryan consiguió que se llenasen de orgullo. Mientras tanto, entre los estudiantes de la Facultad de Magia Oscura, el panorama tomaba un rumbo diferente. Al principio, un silencio consternado envolvía la audiencia que contemplaba el pobre desempeño de su supuesto mejor estudiante. Con el tiempo, ese mutismo se transformó en un coro de risas y burlas despiadadas por la desgracia de Filipo. Finalmente, contra todo pronóstico, la atención y las aclamaciones de aquella multitud se volcaron hacia Lisa.

Los primeros que aplaudieron lo hicieron casi sin darse cuenta. Eran todos aquellos que se sintieron conmovidos e impresionados por la valentía de aquella joven, que enfrentaba este desafío abiertamente, pese a encontrarse en una situación tan desventajosa.

Otros, con menos nobleza en sus corazones, se sumaron debido a la propia Lisa, mejor dicho, por su apariencia. Después de todo, la joven era innegablemente hermosa y su belleza alimentaba el deseo de más de uno. En cualquier caso, presenciar sus esfuerzos resultaba mucho más agradable para la vista que el frustrante espectáculo que ofrecía Filipo.

De este modo, el número de los que animaban a Lisa fueron aumentando, hasta que finalmente el Anfiteatro entero comenzó a estremecerse por los aplausos de la multitud cada vez que uno de los conjuros de Agonía del Alma le acertaba a Filipo.

En contraste con el fervor de los alumnos en las gradas, la atmósfera en la tribuna de los profesores se asemejaba a la solemnidad de un funeral. Excluyendo al Maestro Gene, quien perseveraba en sus intentos de transformarse en aire, el resto de los docentes observaba la escena con incredulidad. Las expresiones de algunos eran amargas como si se hubiesen tragado un limón entero, debido al pobre desempeño de Filipo, cuyo dominio de la magia distaba demasiado de lo que en años anteriores había demostrado.

Si no lo conociesen bien, podrían haber sospechado que Filipo estaba perdiendo deliberadamente por algún motivo oculto.

También había otros profesores que se sentían impresionados por la estrategia de Lisa, pero habrían preferido bailar desnudos frente a la multitud antes que admitirlo, todo esto debido a la presencia ominosa y casi asesina que emanaba del cuerpo del Decano Deo, cuyos ojos se hallaban inyectados en sangre en ese momento.

La única excepción a este pésimo estado de ánimo era la expresión de alegre sorpresa y aprecio que mostraba la Maestra Fanny. La hermosa profesora estaba genuinamente complacida con el desempeño de Lisa hasta ese momento, pero también impresionada por la estrategia que la joven había desarrollado para enfrentar a Filipo. Además, la curiosidad bullía en su interior.

Aunque tenía claro que Lisa era una estudiante excepcional de necromancia, la manera en que estaba librando la batalla revelaba un notorio avance en sus habilidades mágicas orientadas al combate. Además, parecía poseer un mayor control, precisión y, sobre todo, unas reservas de Fuerza Mental más abundantes de lo habitual. Fanny no estaba segura de si esto se debía a un incremento inherente en los poderes de Lisa o si, de alguna manera, había optimizado la eficacia de sus conjuros. Pero definitivamente no era algo que pudiese ocurrir espontáneamente. La joven había encontrado una manera de mejorar en muy poco tiempo.

Inconscientemente, Fanny se giró para conversar con el Maestro Gene, quien solía ocupar el asiento a su lado. Su curiosidad sobre las habilidades de Lisa la abrumaba y ansiaba compartir impresiones con su colega. Pero había olvidado momentáneamente que el Decano Deo estaba sentado entre ellos, así que Fanny se resignó a posponer la conversación. Justo en ese momento, captó algo en su visión periférica: Era la expresión de Gene, similar a la de una máscara de cera que usaban en el teatro, la misma mueca que adoptaba cuando realizaba acciones que podrían ponerlo en riesgo de destacar demasiado ante los demás. Y que ella conocía demasiado bien.

Una sospecha germinó en su mente. ¿Era posible?

No, no puede ser… ¿o quizá…?” Comenzó a preguntarse Fanny.

Pero en ese preciso momento, un acontecimiento captó la atención de todos en la tribuna de los profesores, y la mente de la maestra volvió a concentrarse en el combate.

*****

La desesperación y la angustia finalmente quebrantaron por completo el espíritu de Filipo. Todas aquellas burlas de sus compañeros, junto con las aclamaciones que estos hacían a su oponente, eran como un concierto de desesperanza que lo envolvía, arrastrándolo hacia un abismo sin final.

Y por encima de todo, estaba la expresión de decepción que podía ver de soslayo en el examinador de la familia de Terencia, quien lo observaba como si fuese un verdugo, apretando los labios hasta formar una línea apenas perceptible.

El joven no pudo soportarlo más. En un arrebato desesperado por salvar su reputación, decidió intentar lo que era una completa locura dados sus antecedentes y, peor aún, en frente de todos en el anfiteatro.

- ¡Filo Umbrío! -

Una enorme espada curva hecha de sombras, semejante a una hoz invertida, se materializó repentinamente en frente de Filipo. Aquel filo majestuoso y oscuro parecía un presagio seguro de muerte. En el momento que el conjuro estuviese listo, aquella arma volaría a una velocidad increíble en dirección hacia Lisa y partiría su existencia por la mitad.

Los duelos en la Academia Babilonia no eran batallas letales, especialmente entre los magos, que tendían a ser más intelectuales. No es que resolver las disputas en un combate singular fuese algo extraño en el Imperio Itálico. Más bien era todo lo contrario. Era muy extraño que pasase un año sin que algún aristócrata que se sentía ofendido matase a otro en un enfrentamiento legal para defender su honor y viceversa. También estaban los combates mensuales que se daban en el Gran Anfiteatro Imperial, algunos de los cuales eran duelos mortales entre nobles que deseaban tener a toda la ciudad como testigos.

Pero la gran mayoría de los alumnos aún eran considerados niños. Esto no se trataba de una cuestión de edad, sino de clase social: En la nobleza de Itálica, un hombre sólo era considerado adulto cuando mataba a un oponente en su primera batalla. Sólo entonces un aristócrata podía exigirle a otro participar en un auténtico combate a muerte en el que se jugaba el honor. Con las mujeres aristócratas las reglas eran menos claras porque no era algo usual que fuesen a la guerra y su condición de adulta se asociaba más con el matrimonio y los hijos. Aunque las magas eran una excepción a esta regla, ya que todos los usuarios talentosos de Fuerza Mental estaban obligados a servir en el ejército si se los ordenaban. En cualquier caso, como la mayoría de estudiantes en la Academia Babilonia eran aristócratas que se regían por este código, y eran muy pocos los que regresaban a estudiar luego de su primera campaña militar, casi nunca ocurría que dos personas cumpliesen con los requisitos para desafiarse a un combate mortal.

Pero, incluso en aquellos casos donde dos aristócratas adultos deseaban enfrentarse a muerte, un duelo tenía que seguir reglas específicas para considerarse legítimo, incluyendo la presencia de testigos oficiales y el reconocimiento de las autoridades. El duelo entre Bryan y Vlad Cerrón fue un ejemplo claro de estos principios, pues antes de que ambos pudiesen enfrentarse en el Gran Anfiteatro Imperial recibieron primero el permiso de Juliano Augusto Máximo, la mismísima cabeza del estado.

Entonces, lo que Filipo intentaba en ese momento podía considerarse un intento de asesinato en toda regla.

La maestra Fanny se levantó inmediatamente de su asiento con una mirada asustada, pero completamente decidida a intervenir para rescatar a su alumna. No obstante, detectó un brillo de inteligencia en la mirada de Lisa y entonces volvió a sentarse con mucho cuidado, aunque permanecía alerta a cualquier acontecimiento que pudiera amenazar la vida de su estudiante.

- ¡Niebla Negra! -

De repente, una densa nube de tinieblas se expandió alrededor de Lisa, envolviendo varios metros a su alrededor y ocultándola de la vista. Sin embargo, la mayoría de profesores suspiraron en aquel momento, porque sabían que ese conjuro tenía que tocar a su víctima para funcionar completamente. Sólo entonces se podría mantener un prolongado estado de ceguera. Sin esas condiciones, la Niebla Negra era sólo una cortina de humo que duraría unos segundos. Pero, aunque todo este tiempo Lisa había estado moviéndose ágilmente, siempre con la aparente intención de rodear a Filipo, la distancia entre ambos todavía era demasiado amplia como para que su hechizo lo alcanzase.

Estúpida.” Pensó Filipo con desprecio, mientras sonreía como un maníaco y empleaba Fuerza Mental para contener su conjuro, a la espera de que la niebla se disipara.

En ese preciso instante, seis zombis bastante robustos emergieron de la neblina y corrieron en pares a toda velocidad en tres direcciones diferentes. Pero esta vez, ninguno de ellos se dirigía hacia Filipo; antes bien, parecían correr hacia los extremos de la Arena de Combate.

La sonrisa de Filipo no vaciló. En su imaginación era evidente lo que Lisa pretendía: Los zombis eran una simple distracción para que él utilizara su conjuro ofensivo en contra de ellos y luego quedase temporalmente agotado. Entonces, la joven lo atacaría cuando sus defensas estuviesen bajas. En esencia, lo mismo que había estado haciendo hasta ahora. Solo que esta vez, Lisa había elegido quedarse quieta dentro de la neblina, para que Filipo no pudiese apuntarle.

No volveré a caer en eso.” Se juro Filipo mientras empleaba aún más Fuerza Mental para generar una barrera esférica que lo envolvía por completo, por si acaso aquellos zombis llegaban a rodearlo e intentaban atacarlo por sorpresa. Después se desentendió de ellos: “Hasta el momento esa liberta ha conseguido mantenerse luchando porque me he concentrado demasiado en destruir a sus asquerosas invocaciones, mientras que ella corría alrededor como una cucaracha. ¡Pero no esta vez! Esta barrera puede aguantar cualquier ataque de esas Criaturas Oscuras.  Así que puedo concentrarme completamente en destruir a la liberta en cuanto la vuelva a ver. ¡Una muerte instantánea con un conjuro avanzado!¡Esto tiene que impresionar al examinador!

Unos segundos después, la neblina oscura desapareció como un suspiro, tal y como se suponía que pasase. Entonces todos vieron como Lisa comenzaba a correr a toda prisa en dirección contraria a Filipo, mientras mantenía una postura agachada. Parecía que estaba bastante asustada, aunque nadie podía ver su expresión porque su capa con capucha ocultaba completamente sus rasgos, pero no despegaba los ojos del suelo. Algo que también llamó la atención de todos era que ahora Lisa, en lugar de tratar de rodear a Filipo como había hecho hasta entonces, se estaba alejando lo más posible, incrementando la distancia entre ambos. Era como si hubiese decidido regresar de manera abrupta a las tácticas convencionales de combate empleadas por los magos.

Filipo esbozó una sonrisa malévola y desató su conjuro. El filo mágico surcó el aire verticalmente con una velocidad asombrosa, dejando a su paso una estela de corte sobre la arena de combate. La audiencia soltó un grito de pánico colectivo. Algunos de los profesores se levantaron de inmediato para conjurar barreras defensivas y salvar la vida de Lisa, mientras que por dentro se preguntaban el motivo de que la Maestra Fanny no hubiese reaccionado primero.

Pero entonces algunos notaron que la hermosa profesora, lejos de estar en pánico, sostenía una sonrisa radiante. Y esto desconcertó a todos los profesores, llevándolos a dejar de lado sus propias acciones para dirigir sus miradas nuevamente a la arena.

Entonces se quedaron estupefactos.

Justo en el momento en que el Filo Umbrío parecía estar a punto de dividir a Lisa por la mitad, la joven dio un energético pisotón que la impulsó a un lado… alejándola a casi tres metros de su posición inicial.

De ese modo evitó por completo el conjuro ofensivo.

- ¡¿Qué?! - Exclamaron todos sorprendidos por esta hazaña que desafiaba su entendimiento.

Tal proeza podía esperarse de un caballero usando su Aura de Batalla, pero ese tipo de desplazamiento físico no tenía sentido en un Aprendiz que no usase la Magia de Viento, los únicos que eran capaces de realizar movimientos tan rápidos, aunque lo hacían de un modo bastante rudimentario. Por supuesto, existían formas mágicas más extremas para que un mago se moviese rápidamente, como utilizar las llamas para propulsarse con gran velocidad en el caso de los magos de fuego, crear grandes corrientes de agua para deslizarse o modificar su entorno usando tierra para acelerarse a uno mismo. Y, por supuesto, estaba el caso de la teletransportación, reservada únicamente a la Magia Espacial. Pero este tipo de recursos generalmente se limitaban a aquellos magos que alcanzaban el rango de Archimago o fuesen Adeptos especialmente talentosos.

En cambio, Lisa era una Aprendiz y una Necromante… ¿Cómo había realizado semejante salto?

- ¡No puede ser! - Grito Filipo medio enloquecido y expulsando saliva sin darse cuenta, mientras lanzaba nuevamente el conjuro de Filo Umbrío. En esta ocasión eligió hacerlo de forma horizontal, para abarcar un mayor rango.

Por su parte, Lisa seguía corriendo dándole la espalda. Y parecía que esta vez sí estaría condenada. Pero cuando la hoja estaba a punto de alcanzarla, la joven saltó en el último instante, elevándose varios metros en el aire y evitando nuevamente que la espada la tocase por un buen margen.

- ¡Maldición! - Vociferó Filipo e intentó volver a conjurar, pero entonces experimentó un mareo terrible que casi lo hizo perder el conocimiento. Poco después comenzó a sentir un ardor atroz en el interior de sus brazos.

Desde que comenzó a padecer de agotamiento mental, los conjuros avanzados le daban problemas. Y más de una vez sufrió contragolpes mágicos. Afortunadamente todavía estaban dentro de un rango soportable, pero Filipo comprendía que, si seguía abusando de su suerte, podría dañar permanentemente sus circuitos mágicos. Además, el Filo Umbrío consumía demasiada Fuerza Mental, y corría el riesgo de desmayarse si lo utilizaba nuevamente.

Gracias al dolor Filipo Terencio consiguió recuperar la cordura y dejó de atacar como un loco. Pero a pesar de todo él se resistía a rendirse. Además, su enemiga seguía corriendo a toda prisa, alejándose constantemente, y no parecía interesada en volver a atacarlo.

Seguramente ella también ha agotado su Fuerza Mental. ¡Sí! ¡Debe ser eso! ¡Es imposible que yo esté tan cerca de mi límite y ella siga bien! No sé cómo hizo para esquivar esos ataques, pero no volveré a dejar que escape.

Para economizar su Fuerza Mental, Filipo desvaneció su barrera protectora, que ahora le parecía innecesaria, y concentró todos sus esfuerzos en crear más de veinte Brazos de la Oscuridad. Los conjuros se deslizaron por el suelo como serpientes, alzándose finalmente para rodear a Lisa, quién seguía intentando alejarse, pero ella ya no podía continuar corriendo porque estaba cerca del límite de la Arena.

Veamos si puedes seguir huyendo.” Pensó Filipo sarcásticamente: “Debí haber hecho esto desde el principio.

En ese momento estaba muy cansado, el cuerpo le dolía por el contragolpe mágico y era seguro que más tarde perdería el conocimiento. Resultaba irónico que, en condiciones tan adversas, Filipo finalmente estuviera empleando la táctica correcta para enfrentar a Lisa. Pero fue por su propio deseo inicial de demostrar una absoluta superioridad lo que lo llevó a perder el tiempo destruyendo los zombis en lugar de enfocarse en su oponente. Después, malgastó mucha magia en un conjuro avanzado que no arrojó ningún resultado.

Las manos sombrías finalmente arrinconaron a Lisa contra la pared de la Arena de Combate. Entonces se abalanzaron rápidamente contra la muchacha, quien seguía con su postura agachada, pero que rápidamente comenzó a esquivar cada uno de los Brazos de la Oscuridad por medio de saltos y volteretas impresionantes, que asombraron a la multitud. Su capa la cubría completamente, ondulando como una bandera sobre su cuerpo, y dándole un cierto aire de heroicidad que conmovió el corazón de muchos.

Pero esta vez Filipo no se distrajo tratando de lucirse o preguntándose cómo era posible que aquella jovencita pudiese moverse como alguien que toda su vida había hecho gimnasia. Simplemente se concentró en cerrar el cerco de manos negras, hasta que por fin una de ellas consiguió aferrarla por el tobillo y la inmovilizó.

Entonces el resto de ellos cayeron sobre ella, aplastándola contra el suelo con tanta fuerza que estremecieron el suelo al impactar.

La multitud contuvo el aliento.

- ¡Gané! - Vociferó Filipo eufórico esperando escuchar por fin aplausos en su nombre.

Pero todo lo que obtuvo fue un extraño silencio expectante y miradas de interés en la multitud, que no parecían encajar con lo que acababa de suceder.

Filipo comprendió en ese momento que algo extraño estaba ocurriendo. Antes de que pudiera hacer algo, escuchó una voz melodiosa pero firme detrás suyo.

- ¡Lanza de hueso! -

Antes de que pudiese darse la vuelta, una jabalina le atravesó limpiamente la pierna derecha por la espalda. Luego continuó su curso hasta quedar clavada firmemente en el suelo de la Arena de Combate, dejando a Filipo ensartado en su sitio. Fue entonces que se escuchó el estruendo de cientos de aplausos de los espectadores, los cuales ahogaron por completo el aullido de dolor de Filipo, cuya concentración se vio interrumpida y sus conjuros se desvanecieron. Una nueva serie de emociones aterradoras lo embargaban en ese momento, pero la más acuciante era la sensación de su carne traspasada junto con la sangre derramándose por su pantorrilla.

- Por favor ríndete. - Dijo a sus espaldas la voz impasible de Lisa.

Con gran dificultad debido al intenso dolor, Filipo volvió la vista, incrédulo. Sí, ahí estaba Lisa, subida en la espalda de uno de los seis Guerreros Zombis que ahora la rodeaban. Estos eran los mismos zombis que él asumió que eran simples señuelos. Se había olvidado completamente de ellos debido a que en su momento no le hicieron nada.

¡Nunca cometió mayor error!

- ¡¿Cómo…?! - Exclamó Filipo, agarrando la jabalina ósea instintivamente mientras trataba de asimilar lo que ocurría. Sus ojos iban de su pierna herida a Lisa repetidamente, como un animal confundido.

- Vuelve a mirar ahí para que lo entiendas. - Le respondió Lisa bajándose de su criatura con un salto y luego señaló en la otra dirección.

Filipo se volvió rápidamente. Entonces notó que un zombi pequeño emergía de entre las telas de la capa con capucha en la que todo este tiempo estuvo concentrado. Estaba partido a la mitad debido a la presión de todos esos Brazos de la Oscuridad que cayeron sobre él, pero cumplió adecuadamente su función.

- Así es. - Asintió Lisa, rodeando a su oponente y siempre escoltada por sus Guerreros Zombis para que este no tuviera problemas para verla, pero tampoco pudiera atacarla por sorpresa. Al mismo tiempo, le explicaba: - Mientras la Niebla Negra aún hacía efecto, yo llamé a este pequeño y le puse mi capa para que creyeras que se trataba de mí. - Lisa se detuvo en frente de Filipo con una expresión verdaderamente maquiavélica: - Luego invoqué a estos seis zombis y me subí en la espalda de uno, mientras mantenía en frente a su pareja para que no pudieras verme. - Le dio una palmadita en la espalda a la criatura de la que acababa de bajarse: - Afortunadamente, no les prestaste mucha atención en cuanto notaste que no corrían directamente hacia ti. Mientras tanto, yo recuperé el aliento y me limité a controlar a mi sustituto para que esquivase todos tus ataques. -

El zombi perfecto para la estrategia elegida

Filipo estaba tan perplejo por esta revelación, que se quedó con la boca abierta, ignorando el dolor que sentía. Mientras tanto, la audiencia continuaba aplaudiendo con emoción y naturalmente los vítores más ensordecedores provenían de los nigromantes, quienes celebraban con gran júbilo. Naturalmente los espectadores se habían dado cuenta de lo que ocurría mucho antes que Filipo porque desde sus asientos tenían una vista privilegiada y eventualmente comenzaron a notar que los movimientos de la supuesta “Lisa” eran demasiado anormales para pertenecer a un ser humano. Además, era extraño que continuase esquivando constantemente, sin dar muestras de agotamiento físico.

La atención de la multitud se volcó entonces hacia los zombis, los cuales en aquel momento se movían rápidamente por el perímetro de la Arena de Combate para posicionarse en la espalda de Filipo. Y rápidamente descubrieron a la joven necromante que se aferraba a la espalda de una de sus criaturas con todas sus fuerzas, como si su vida dependiese de ello. Al mismo tiempo, Lisa asomaba la cabeza por encima del hombro del zombi que la llevaba, para dirigir los movimientos de su doble.

Y la primera en darse cuenta había sido la Maestra Fanny, que con sus habilidades necrománticas sintió antes que nadie la presencia de una Criatura Oscura bajo aquella capa con capucha hecha de seda.

Por supuesto que no todo había sido tan sencillo como Lisa estaba dando a entender. La joven pasó varios días junto con el Maestro Gene planificando esta estrategia, analizando el reglamento de los duelos, anticipando las posibles reacciones de Filipo y seleccionando el tipo de Criatura Oscura que sería utilizada como señuelo. Luego invirtieron un tiempo considerable experimentando con diversas invocaciones hasta dar con un Guerrero Zombi de complexión delgada y menuda, con una altura lo suficientemente similar a la de Lisa para engañar a su oponente. Finalmente, le aplicaron la Marca Oscura para poder invocarlo en el momento adecuado.

Lisa avanzó lentamente hacia Filipo y se detuvo a una distancia segura, rodeada por sus zombis. Fingió estirar los músculos mientras comentaba: - Fue tan agotador comenzar este duelo corriendo de aquí para allá durante tanto tiempo. No comprendo cómo es que Bryan consigue pelear moviéndose siempre a altas velocidades. Afortunadamente, descansé bastante mientras tú perdías el tiempo lanzando conjuros inútiles. - Luego lo miró con despectiva condescendencia: - Pero no esperaba que tú mismo cancelases tu barrera defensiva. ¡Muchas gracias por eso! -

- ¡Maldita…! -

- ¡Lanza de hueso! -

Una segunda jabalina apareció y se lanzó contra un Filipo agotado, quien ya no tenía fuerzas para reaccionar. El dardo afilado le atravesó la pierna izquierda esta vez, clavando al joven completamente en su sitio.

- Aaaaarrg… ¡Mis piernas! ¡Mis piernas! -

- Ríndete de una vez. - Repitió Lisa, ya sin siquiera mirarlo directamente, como si el sufrimiento de Filipo ya no le importase lo suficiente como para prestarle atención.

- ¡Maldita ramera, te juro que te voy a matar! ¡Tú y también esa sanguijuela bastarda de Bryan! ¡Voy a aplastarlos…! -

Inmediatamente apareció otra Lanza de Hueso, solo que esta vez se quedó suspendida en el aire, justo en frente de la cabeza de Filipo. Se mantenía estática, pero vibraba con la energía contenida, lista para ser lanzada.

- Escúchame bien, maldita sanguijuela. - Murmuró Lisa mirando a Filipo con unos ojos sin brillo, como si estuviese viendo una mera mancha en el camino: - El único motivo por el que sigues vivo es porque matarte te haría las cosas demasiado fáciles. -

Filipo no pudo evitar tragar saliva. Sus ojos oscilaban inconscientemente entre la mirada gélida de Lisa y la punta afilada que flotaba a escasos metros de su frente, como si no supiera qué le causaba mayor temor.

- Desde este momento, si vuelvo a escucharte decir algo sobre mi familia, mis amigos o mis profesores, te desafiaré de la misma manera que hoy. ¿Has entendido? - Dijo Lisa, enfatizando cada palabra con una cólera fría: - Te voy a humillar en frente de toda la Facultad Oscura, las veces que haga falta, hasta que nadie pueda recordarte como algo más que un perdedor. ¡El más grande perdedor que haya estudiado en la Academia Babilonia! -

Luego, de manera inesperada, Lisa se aproximó inclinándose para susurrarle al oído con un tono en el que extrañamente se mezclaban la dulzura y el terror: - Pero nada de eso se compara con lo que te haré si vuelves a decir algo sobre Bryan con esa sucia boca tuya. ¿Me oíste? Porque entonces voy a romper mucho más que tu orgullo o tu honor. ¡Destrozaré tu alma! -

Después de pronunciar esas palabras, Lisa se incorporó y retornó a su posición inicial, quedando de espaldas a un Filipo que ahora volvía a estremecerse, aunque no sólo por el dolor, sino por el miedo que estaba apoderándose de su corazón.

- ¿Y bien? ¿Te vas a rendir? - Preguntó Lisa sin dirigirle la mirada: - No sé por cuánto tiempo podré mantener esa Lanza de Hueso inmóvil antes de que atraviese tu rostro. Pero quizá no dure tanto como la sangre dentro de tu cuerpo. -

Esas palabras despertaron a Filipo de su estupor, y nuevamente fue consciente del espantoso dolor en sus piernas, así como del hecho de que se estaba desangrando lentamente. Sin más opción, pronunció las últimas palabras que alguna vez pensó decir en su vida:

- ¡Me rindo! ¡Por favor, ten piedad! -

- ¡El duelo a concluido! - Exclamó inmediatamente el profesor que ejercía como árbitro mientras corría hacia los dos magos: - ¡Lisa Addison a derrotado a Filipo Terencio! -

Lisa asintió satisfecha consigo misma y desvaneció tanto a los Guerreros Zombis como las Lanzas de Hueso. Filipo Terencio se desplomó en el suelo, completamente agotado y perdió el conocimiento. Se oyeron aplausos en toda la multitud, y una nueva ronda de aclamaciones estaba por comenzar… pero se vio bruscamente interrumpida.

Un estallido de poder mágico se desbordó como una inundación, abarcando todo el anfiteatro y dejando sin aliento tanto a estudiantes como a maestros. Entonces todos observaron cómo el Archimago Deo, Decano de la Facultad Oscura, se dejaba caer levitando desde la Tribuna de los profesores, deteniéndose justo frente a Lisa.

Tan solo unos instantes antes de que se anunciara la derrota de Filipo, el examinador de la familia Terencia se había levantado y, sin dirigir la mirada a nadie, abandonó el hemiciclo. Ya no le importaba el destino de Filipo, quien pronto pasaría de ser uno de los jóvenes destacados del clan a una pieza insignificante. No obstante, antes de retirarse, le lanzó una mirada venenosa al Decano Deo y luego a la joven Lisa Addison.

El mensaje estaba claro: “Si no quieres perder lo último que te queda de crédito con nuestro clan, más vale que las cosas no se queden así.

Así fue como el Archimago Deo, herido y amargado por el final de todas sus ambiciones políticas, se enfrentó a Lisa con una mirada que parecía rebosar de la más profunda cólera.

- ¡¿Sabes lo que has hecho?! - Comenzó a rugir el Decano enfurecido mientras toda la Arena de Combate se tornaba completamente negra y comenzaba a sacudirse, como si incontables serpientes hechas de sombras estuvieran a punto de emerger de su superficie.

Lisa lo miró en silencio, completamente abrumada por el colosal poderío del Decano, mientras la audiencia observaba atónita, temerosa de intervenir ante aquel temible despliegue de fuerza.

Pero en ese momento, en lugar de tentáculos de sombras o serpientes oscuras, emergieron del suelo más de treinta pilares blancos, todos ellos rodeando los márgenes de la Arena de Combate. De la superficie de estos pilares parecían brotaban miles de púas afiladas y también una energía gélida que parecía penetrar hasta el tuétano.

Como resultado de esta aparición, las sombras que cubrían el suelo desaparecieron abruptamente, ya que el conjuro del Decano había sido interrumpido de forma forzada. Y en su lugar se materializaron varias decenas de Guerreros Zombis y al menos seis Abominaciones.

Este vertiginoso cambio, ejecutado en cuestión de segundos, reveló la magnitud del poder de quien estaba detrás de este prodigio mágico. Sin embargo, nadie tenía idea de quién podía ser el responsable, porque aparte de Bryan no debería existir ningún otro necromante lo bastante poderoso como para conseguir una hazaña semejante. Pero entonces todos notaron que el Decano Deo levantaba la mirada bruscamente y ahí, flotando en el cielo a varios metros sobre la Arena de Combate, se encontraba la Maestra Fanny, desbordando un poder incomparable para ella hasta entonces.

La Maestra Fanny estaba muy enfadada

- La sentencia contra todo aquel que intente matar a una estudiante sin causa justa es la muerte, no importa de quién se trate. - Exclamó la Maestra Fanny levitando lentamente hacia el Decano Deo. Su semblante era una combinación de furia y determinación, que se mezclaban con su belleza sobrenatural, asemejándola en la mente de todos a una deidad proveniente de los cielos para juzgar a los mortales: - Y la pena por tratar de matar a uno de MIS estudiantes… ¡Es una muerte terrible! -

La Maestra Fanny aterrizó justo en medio del Decano Deo y Lisa, interponiéndose en su camino. Entonces lo miró directamente con unos ojos resplandecientes. Deo estaba tan sorprendido por este giro de los acontecimientos, que no alcanzó a darse cuenta del hechizo de Mesmerismo que estaba entrando en efecto, y descubrió muy tarde que no podía moverse, sin importar cuanto lo intentara.

En ese momento la Maestra Fanny podría emitir una sencilla orden mental y las Criaturas Oscuras a su alrededor matarían al Decano Deo fácilmente, sin que este pudiese hacer un movimiento para defenderse.

Mientras tanto, la multitud se encontraba completamente cautivada por lo que veían. Aún no habían acabado de comprender lo que el Decano Deo estaba haciendo, cuando fueron nuevamente sacudidos por un segundo despliegue de poder abrumador, pero esta vez provenía de la persona menos esperada: uno de los profesores de los necromantes, considerados los más débiles de la Academia Babilonia.

Y encima el poder pertenecía a la Maestra Fanny. Esa misma que siempre defendía a sus estudiantes con todo su corazón, pero que jamás había sido la clase de persona que busca una confrontación directa con otro mago a no ser que no tuviese opción. Aquella que siempre era conciliadora. Era la hermosa Maestra Fanny, por la que todos los hombres suspiraban. La amable Fanny por la que profesores y alumnos estarían peleando para desposar y tenerla como trofeo, aunque fuese a la fuerza… de no ser por su temible padre.

Ahora, esa misma Fanny parecía una reina del inframundo tan hermosa y terrible como seguramente debían serlo las joyas más profundas que se ocultan en las mismísimas entrañas de la tierra. Los hombres que la contemplaban no sabían si rendirse ante su poder o caer de rodillas para comenzar a adorarla.

- Sin embargo. - Continuó hablando Fanny, y su expresión se volvió serena: - Estoy segura de que el Decano solamente quería felicitar a Lisa por su victoria y asegurarse de que su estudiante Filipo reciba atención médica. ¿Verdad? -

Atrapado por la Magia Almática de Mesmerismo, la mente de Deo experimentó una intensa compulsión en ese momento que lo presionaba a seguir la voluntad de la Maestra Fanny y por eso no tuvo más remedio que asentir.

- Felicidades, Lisa. - Murmuró débilmente.

- Excelente. - Dijo la Maestra Fanny cerrando los ojos y liberando al Decano. Después desapareció la Prisión Ósea junto con las Criaturas Oscuras.

Deo retrocedió varios pasos, su semblante reflejaba una mezcla de desorientación y rabia, pero logró recobrarse. Mientras tanto, aquel profesor que ofició como árbitro del duelo aprovechó esta pequeña pausa en las hostilidades para llevarse rápidamente al herido Filipo Terencio. En ese intervalo, el Decano recuperó la compostura y su expresión volvió a tornarse severa, aparentemente dispuesto a iniciar una terrible confrontación, cuando de repente reparó en algo.

- ¿Esa fue Magia de Levitación? - Preguntó anonadado.

- Así es. - Respondió Fanny tranquilamente.

Aquella declaración hizo que de pronto todos cayeran en cuenta de la magnitud del evento que acababa de suceder frente a sus ojos. Porque el que un mago fuese capaz de levitar solamente podía significar una cosa.

- ¡Archimaga! -

- ¡Una Archimaga Necromante! -

- ¡Es la segunda vez en cientos de años! -

- ¡Una nueva Archimaga a nacido! -

El Decano Deo parpadeaba estupefacto y no parecía saber muy bien qué hacer. Aunque ostentaba un rango y antigüedad superiores a los de Fanny, no cabía duda de que la situación era muy diferente ahora. Una cosa era ser prepotente con una profesora que no pasaba del rango de Adepta, porque su influencia era bastante limitada incluso si era amiga de la Rectora. Además, la mayor fortaleza de Fanny únicamente había sido la existencia de su padre, quien siempre se encontraba muy lejos de ahí. Ella nunca tuvo el respaldo de un importante clan Patricio en la capital con varias familias a su servicio.

Pero en el momento en que un mago alcanzaba el rango de Archimago, su posición en la sociedad imperial se elevaba como la espuma, porque estos eran considerados como el equivalente militar a un Manípulo entero y podían ser elegidos para gobernar una provincia.

Eso significaba que ahora Fanny era básicamente una condesa. Y aunque carecía de territorios propios, ya no necesitaba depender de nadie para defenderse frente a la Aristocracia Media o incluso en la Alta Aristocracia, dada la reputación de su padre.

Su situación era muy diferente a la de Bryan, el cual, por ser un ex esclavo, se veía obligado a defender su precario título de barón con uñas y dientes, frente a la oposición de medio Senado. En cambio, Fanny ya provenía de una familia noble, en declive, es cierto, pero con reconocido abolengo. Además, contaba con el don de la magia, ocupaba el puesto de Maestra en la Academia Babilonia y gozaba del prestigio que le otorgaba ser la hija de la "Espada de Itálica".

Deo tragó saliva mientras comenzaba a tomar conciencia de la amarga realidad. Recién ahora caía en cuenta de cuan precipitadas habían sido sus acciones. ¡Jamás debió haberse comportado así solo porque la familia Terencia se lo pidiera! Después de todo, poco importaba lo que hiciera, pues la relación con ellos ya estaba irremediablemente dañada desde que su protegido quedó en ridículo en frente de todos. Lo único que al Decano le quedaba por hacer era tratar de evitar convertirse en un enemigo declarado de aquel clan, y para eso bastaba con no dejar que Filipo muriese. No solo era inmoral que se desquitase ahora con Lisa, sino que resultaba completamente innecesario. No tenía nada que ganar con ello. Si hubiese estado más tranquilo, esto habría sido evidente para él.

Pero ahora acababa de generar un escándalo público y amenazó a una estudiante en frente de todos. Encima se había enemistado con una nueva Archimaga. Deo quería que se lo tragase la tierra ahí mismo, pero tampoco podía quedarse en silencio luego de que Fanny lo desafiase abiertamente o su orgullo quedaría por los suelos. Tenía que hacer algo para recuperar un poco de prestigio. El problema era que no tenía idea de qué hacer.

Un tanto desesperado, intentó fingir que su ira se debía al comportamiento de Lisa.

- Maestra Fanny, aunque felicito la victoria de su estudiante, debo presentar algunas objeciones. No es civilizado atacar a otro aristócrata por la espalda, y también quiero expresar mi descontento sobre esa táctica de utilizar un señuelo con capa. ¡Ese no es el modo en que los aristócratas deben pelear! -

- Me sorprenden sus objeciones, Decano Deo. - Respondió Fanny frunciendo el ceño y con un tono que apenas ocultaba su desdén: - Porque estoy segura de haber visto que el primero en romper todas las convenciones académicas, sociales e incluso las leyes imperiales, fue el estudiante Filipo cuando conjuró Filo Umbrío, un ataque claramente letal. Y no es la primera vez que ocurre, porque ahora seguramente ya no debería quedar duda alguna de lo que denunciamos hace unos meses: Filipo Terencio estuvo a punto de ejecutar magia ofensiva avanzada con la intención de asesinar a mi estudiante. ¡Debe ser castigado por ello! -

- Eso no es necesario decirlo, porque dentro de poco iniciaré el proceso disciplinario para expulsar a Filipo por su comportamiento vergonzoso. - Respondió El Decano, descartando el asunto con un gesto de la mano: - Pero estamos hablando de un asunto diferente. -

¿Qué significa <<no es necesario decirlo>>?  ¡Todo esto podría haberse evitado si hubieses actuado así desde el principio!” Pensó la Maestra Fanny, enfurecida: “Pero recién ahora expulsas a Filipo porque has perdido el apoyo de la familia Terencia. Y como su talento mágico ha quedado prácticamente arruinado, ya no le encuentras ningún uso. ¡Vaya, qué gran maestro!

No era la única que se sentía de esta manera. Lisa estaba hecha una furia, los necromantes abucheaban, el resto de los estudiantes e incluso algunos profesores observaban a Deo con las cejas levantadas y expresiones llenas de significado. Pero el Decano no se dio por aludido y continuó acusando como si estuviese determinado a ser el que dijese la última palabra:

- La estudiante Lisa ha realizado maniobras cuestionables… -

- Que fueron bastante brillantes. - Dijo una voz interrumpiéndolo.

El Decano Deo se estremeció, porque reconoció a la última persona que querría ver en ese momento. En efecto, cuando se dio la vuelta, se encontró a la mismísima rectora Dean Emma, quién acababa de materializarse detrás suyo.

- Hoy es un día maravilloso para la escuela necromántica. - Declaró la Rectora con una brillante sonrisa: - ¡No solo han demostrado tener a una de las mejores estudiantes de toda la academia, me refiero, por supuesto, a la victoriosa Lisa Addison, sino que, finalmente, después de tanto tiempo, cuentan con un profesor del rango de Archimago! -

- Muchas gracias por sus palabras, Rectora. - Respondió Fanny saludando a Dean Emma con una educada reverencia: - Pero es muy pronto para realizar dicha proclamación. Aún tengo que prepararme para realizar la evaluación correspondiente en el Colegio de Magos. -

- ¡Tonterías! Estoy completamente convencida de que obtendrás el título en un abrir y cerrar de ojos. Entonces, finalmente estarás un paso más cerca de tu tan anhelado sueño. -

 Fanny abrió mucho los ojos y sonrió con anhelo: - ¡La Facultad de Necromancia! -

Dean Emma asintió complacida por la felicidad de su joven amiga: - Así es. Después de tanto tiempo creo que está cerca la hora en que la Escuela Necromántica dejará de ser una subcategoría de la Magia Oscura y se convierta es una rama de conocimiento por derecho propio. Y tú eres uno de los pilares fundamentales que harán esto posible. -

- ¡Noble Rectora! - Intervino el Decano Deo nervioso e intentando interrumpir los planes de Dean Emma: - Creo que es muy pronto para hablar de un cambio tan grande en la estructura de la Academia. -

Las objeciones del decano no eran solo por su orgullo. Hasta ese momento la Escuela Necromántica había estado bajo su jurisdicción, lo cual también implicaba que los fondos destinados a los nigromantes eran suyos para administrarlos. Pero si se creaba una Facultad de Necromancia, el presupuesto del que disponía tendría que ser dividido y perdería una gran cantidad recursos e influencia.

- ¿De qué estás hablando? El requisito para abrir una Facultad es que, como mínimo, haya un Archimago calificado dispuesto a ser el Decano y que la disciplina goce de suficiente prestigio. Las acciones del Necromante Bryan ya se han encargado de lo segundo, porque sus recientes hazañas lo han cubierto de gloria. ¿Y acaso hay alguien más calificado para ser Decano de Necromancia que la Maestra Fanny? - Objetó Dean Emma mirando a Deo exasperada.

- Pero el Necromante Bryan está actualmente en Valderán y su situación no es del todo segura! - Exclamó Deo a toda prisa: - Además, la Maestra Fanny todavía no se ha presentado en el colegio… -

Nunca dije que fuese a abrir la Facultad de Necromancia el día de mañana, Decano Deo. Es evidente que es necesario seguir una serie de pasos previos para evitar problemas logísticos o legales. - Respondió suspirando la Rectora y poniendo los ojos en blanco: - Solamente estoy comentando que la situación actual se perfila de ese modo. Pero ya que hoy pareces estar lleno de objeciones, oigámoslas todas. ¿Qué problema dices que tienes con la victoria de la estudiante Lisa? -

Un poco más tranquilo, el Decano comenzó a argumentar: - El uso de esa capa para ocultar un señuelo no corresponde a la etiqueta que debe tener un noble. -

- ¿Acaso estamos en la Facultad de Artes Militares? - Preguntó Dean Emma con un tono ligeramente bromista: - Los Caballeros pueden darse el lujo de preferir luchar frente a frente porque poseen Aura de Batalla, armaduras y un estilo de combate cercano. Pero la imaginación es la principal arma que tenemos los magos. No debería olvidarlo, Decano. -

- ¡Pero…! -

- No es como si la joven Lisa hubiese roto alguna regla. Porque la capa que usó es parte del uniforme de verano de la Academia y realmente no creo que este objetando el que una necromante utilice a Guerreros Zombis en un combate, ¿verdad? - Declaró la Rectora haciendo un gesto con la mano para dejar zanjado el asunto y se volvió hacia Lisa con una gran sonrisa: - ¡Enhorabuena, jovencita! Ha sido un combate muy bien luchado. -

- ¡Gracias, honorable Rectora! - Respondió ella, con ojos resplandecientes.

- ¿Cómo te sientes? - Preguntó Fanny mirándola con amabilidad.

Lisa ladeó la cabeza, reflexionando, y a continuación se encogió de hombros.

- Hambrienta, Maestra. -

Fanny se echó a reír y exclamó: - Entonces espero que tu tutor tenga un banquete de celebración aguardándote. -

- ¿Mi tutor? - Preguntó Lisa con una sonrisa un poco forzada.

- Así es. - Respondió Fanny volviéndose para mirar hacia el grupo de profesores, el cual se abrió para dejar pasar a un tembloroso Maestro Gene.

- ¡¿Tú fuiste el responsable de esto?! - Preguntó el Decano Deo boquiabierto.

- ¡Vaya, pero cuanto talento ocultaba usted! - Expresó Dean Emma gratamente sorprendida y añadió con una sonrisa: - ¡Vamos a tener que subirle el sueldo! -

- Parece que ya tenemos a un excelente maestro de combate mágico para cuando abramos esa Facultad de Necromancia. - declaró Fanny alegremente y le extendió la mano: - Muchas felicidades, estimado colega. - Y añadió con un susurro: - No se preocupe, yo me encargaré de que el Decano Deo no haga nada. ¡Ahora, felicite a su alumna! -

El Maestro Gene soltó un suspiro de alivio, pero igual avanzó hacia Lisa con pasos vacilantes y evitó en todo momento que sus ojos se cruzaran con los del Decano Deo. Finalmente, después de tantas peripecias, el profesor y su alumna se miraron en silencio.

- Bien hecho, Lisa. - Dijo Gene finalmente, extendiendo un puño cerrado con un tembloroso dedo pulgar apuntando hacia arriba.

- Gracias, Maestro Gene. - Respondió ella, poniendo énfasis en su título, mientras imitaba su gesto con el pulgar.

Después, ambos soltaron una carcajada y salieron rápidamente del círculo de profesores para unirse a la celebración con el resto de los Necromantes, en medio del cálido aplauso de los estudiantes en las gradas.

El poder de la Maestra Fanny

Nota del Traductor

Hola amigos, soy acabcor de Perú y es miércoles 31 de Enero del 2024.

Empezaré con una reflexión histórica sobre… Un tipo de personaje de Anime.

¿Qué es una Tsundere? El término viene del japonés, pero fue acuñado en un tiempo relativamente reciente si tenemos en cuenta la forma en que generalmente evolucionan las palabras. Y tiene mucho que ver principalmente con la cultura mediática, especialmente las novelas visuales y los juegos de citas.

“Dere” es básicamente una palabra que implica que un personaje femenino está mostrando cariño por alguien, y todo lo que va detrás de eso implica la “forma” en la que el personaje va a expresar dicho cariño.

Por poner algunos ejemplos: Está la DanDere (dan=Amorosa) que es mucho más abierta y expresiva con sus sentimientos, así que es muy evidente a quién quiere y que realmente está enamorada, la típica amiga de la infancia. La Kuudere (jap – Cool =Fría) es un personaje femenino bastante inexpresivo, hasta el punto de parecer sintomático, pero podemos saber que está enamorada de alguien a partir de sus acciones y ciertas situaciones concretas. También está la infame y al mismo tiempo querida Yandere (yanderu = Estar loca) cuya propia definición nos dice que es esa chica obsesionada románticamente con alguien hasta el punto de ser enfermizo. Este tipo de relaciones siempre inician y acaban muy mal, pero en el medio ocurren situaciones bastante interesantes para muchas personas, lo bastante como para que el personaje sea atractivo.

Pero volviendo a la Tsundere.

Bueno, el término viene del japonés tsun tsun que significa “apartarse con disgusto”. Comenzó básicamente como un accidente, porque hubo un manga donde el protagonista se enfrenta en un duelo con una especie de princesa guerrera, que luego naturalmente lo odia por derrotarla, pero irónicamente justo al final acaban comprometidos.

La historia tendría que haber terminado ahí, pero a los lectores de aquella época les encantó demasiado el personaje y pidieron que volviera. Así que el autor cumplió y de pronto teníamos a esa misma chica que en volúmenes anteriores deseaba matar al protagonista, pero que ahora actuaba bastante enamorada de él, deseando ser su esposa e incluso mostrando celos cuándo su amado trataba de serle infiel. Y bueno el concepto sufrió muchas adaptaciones y reinterpretaciones en distintos mangas, animes y juegos… hasta que finalmente alcanzó su desarrollo final en el personaje de Asuka Langley Sōryū de ‎Neon Genesis Evangelion.

Ahí se nos muestra una chica que claramente tiene sentimientos por el protagonista, pero al relacionarse con él no puede evitar ser violenta, agresiva y bastante hiriente. Sin embargo, esto en realidad es un caparazón que oculta a alguien que desea con mucha fuerza ser amada, solo que tiene demasiado miedo de salir herida. De modo que, cuando el protagonista finalmente consiga romper sus defensas, tendrá a alguien que lo ama más que ninguna otra persona.

Y así fue como comenzó la era de oro de la Tsundere, entre 1995 y 2010. Constantemente era considerado el arquetipo femenino más popular de todos. Y naturalmente tenemos que preguntarnos ¿por qué?

La respuesta podría estar en los juegos de citas y las novelas visuales. Yo nunca he jugado ninguno, y creo que muy pocos en Latinoamérica hemos tenido siquiera acceso al material, por todo esto de la traducción al español que nunca hacían. Pero tengo entendido que el jugador es el protagonista de la historia y por lo tanto es el objeto de amor de los personajes femeninos. Uno tiene que realizar una serie de diálogos para poder seducir a las protagonistas, pero en comparación a la Tsundere, todas las demás son muy fáciles de enamorar, por lo menos según los youtubers que consulté sobre el tema.

En cambio, para seducir a la Tsundere, uno no solamente tenía que interactuar con el personaje, sino que es obligatorio superar ciertas situaciones concretas. Podríamos decir entonces que el personaje de la Tsundere era el equivalente a jugar un juego en modo difícil. De ahí que se volviese un símbolo o “trofeo” tan importante.

Sin embargo, a partir del 2004, si bien el personaje de la Tsundere seguía teniendo su base de fans, también fueron apareciendo un cierto número de detractores del personaje, los cuales no dejaron de aumentar en cantidad con el pasar de los años, hasta convertirse en un grueso de consumidores que detesta con todas sus fuerzas cuando aparece una Tsundere en escena. Naturalmente, habría que preguntarnos qué sucedió y creo que la respuesta es algo muy parecido a lo que hoy en día está ocurriendo con muchas películas, comics y también videojuegos.

Lo que era un personaje, se convirtió en un arquetipo idealizado.

Verán, la mismísima esencia del personaje de la Tsundere era la transformación gratificante. La base de su diseño era que, una vez superados los traumas y dificultades que le impedían amar normalmente, la Tsundere te demostraría un amor puro, sincero, dulce y que superaba en valor al de cualquier otro personaje femenino, precisamente por todo el esfuerzo que se requería para obtenerlo. En pocas palabras, comenzaba como una chica Tsun (rechazo) pero al final debía transformarse en una chica Dere (amorosa). Así pues, todo el atractivo que universalmente generaba la Tsundere se basaba en la premisa de que eventualmente ocurriría este cambio.

Sin embargo, algo malo ocurrió. Y la primera vez que yo lo noté fue en un Anime llamado Zero No Tsukaima. En este anime la protagonista es una pequeña aristócrata de cabello rosa que constantemente actúa de un modo violento, insolente, prepotente y bastante irrespetuoso principalmente con el protagonista, por qué no puede admitir que está enamorada de él. Hasta ahí iba todo bien, porque el protagonista masculino comenzaba siendo una especie de sirviente, así que la presión social y la vergüenza era una buena excusa para entender este desarrollo inicial.

Pero llegó la segunda temporada, y el protagonista fue nombrado caballero, sin embargo, la forma arisca, mandona e insultante en que la protagonista lo trata no cambia. Llegó la tercera temporada, y el protagonista se vuelve un héroe de guerra que no solamente ha salvado a la familia de la heroína, sino a toda la nación en el proceso, y, sin embargo, la joven no deja de insultarlo para ocultar sus sentimientos. Finalmente llegó la cuarta y última temporada, donde literalmente el protagonista salva a todo el mundo y realiza un compromiso de matrimonio con la protagonista. “¡Ahora sí!” me dije: “¡No existe excusa para que esa mocosa siga siendo así de irritante!”. Pero, ¿qué creen?, en ningún momento vemos que la chica deja de ser este personaje que constantemente lo insulta, le pega, es hiriente y egoísta.

Ahora bien, para la época, ese anime era bastante divertido y tenía cosas suficientemente entretenidas como para que uno no pensase demasiado en varios detalles. Pero sí recuerdo que fue la primera vez en que claramente me pareció que el protagonista debería haber elegido a cualquier otra de las muchas chicas disponibles, antes que a la Tsundere. El motivo de eso es que jamás ocurrió el cambio que se suponía debía ocurrir. Vi al protagonista esforzarse, arriesgar su vida, luchar en muchos aspectos, pero lo que obtuvo fue… nada. Encima la chica era una enana plana que realmente no tenía un gran atractivo físico, pero si a eso se le sumaba su personalidad molesta, pues el resultado era un ser repelente.

Lo que yo experimenté en aquella oportunidad seguramente se repitió en miles y miles de historias. Mejor dicho, la historia desapareció por completo y lo que quedó fue el arquetipo. Esto puede deberse a la cultura otaku, pero en algún momento los creadores de contenido decidieron dejar de vender historias y más bien vender arquetipos, moldes populares e ideales que siempre les van a gustar a un cierto grupo, pero jamás a la mayoría. A partir de ese momento, el personaje original que era la Tsundere desapareció para siempre, porque la esencia del personaje era que eventualmente se transformaría en una mujer amorosa.

La última Tsundere real que llegué a ver en un anime fue Thosaka Rin en al arco de Fate Unlimited Blade Works, porque comienza como un personaje siempre a la defensiva, pero al final se vuelve la amorosa novia y protectora del protagonista.

En cambio, lo que tenemos ahora es básicamente un Molde. Tsundere hoy en día significa algo diferente que apenas tiene raíces en el concepto original. La Tsundere del 2023 es generalmente una chica con dos colitas o cabello corto, que repite incesantemente la palabra ¡Baka!, pero que principalmente jamás cambia. Siempre es una persona insolente, violenta verbal y físicamente, malgeniada y celosa. A veces tendrá un pasado triste, sí, pero al final incluso eso resultará completamente irrelevante, porque sigue siendo la misma hasta que se termina la historia e incluso después del matrimonio.

¿Algo de esto tiene que ver con nuestra historia? Pues, aunque no lo crean sí. Porque Lisa es mi intento medio intencional de hacer un tributo a la Tsundere original. Ella es precisamente un personaje que comenzó siendo bastante agresiva, difícil, violenta hasta el punto de matar al protagonista original, pero con el pasar del tiempo y las experiencias que ha venido viviendo, su carácter se fue transformando lentamente.

Su primera forma de relacionarse con el protagonista fue por curiosidad, luego fue por un romanticismo idealizado, el cual se volvió una necesidad dependiente de afecto luego de su tragedia, y ahora finalmente está cristalizándose en algo mucho más complejo, irónicamente después de haber sido rechazada. Tal vez la principal diferencia de Lisa con las tsunderes japonesas, es que los cambios más determinantes que sufre no ocurren con la intención deliberada del protagonista, porque en ningún momento Bryan realmente la ha perseguido como objetivo amoroso.

Pero no me podrán negar que su desarrollo ha resultado ser mucho más interesante de lo esperado. Incluso yo no pensé que llegaría a hacer tanto con este personaje. Lo cual es un buen punto de salto para que conversemos sobre los eventos más importantes de este capítulo.

Y ya que hablamos de eso… ¡Qué capítulo! No se imaginan el tiempo y el trabajo que me costó terminarlo. Se suponía que esta historia paralela no tenía que ser tan complicada, pero antes de darme cuenta estaba emocionalmente comprometido con este duelo de Lisa y la revelación del poder de la Maestra Fanny, así que terminó siendo una obra monumental. Estuve 2 días enteros sin poder dormir, porque quería asegurarme de que todo saliese perfecto.

Como en el capítulo anterior, la principal dificultad radicaba en conseguir que Lisa venciera sin tener que inventarme un poder nuevo del que nunca hayamos oído hablar. Y creo que conseguí algo bastante aceptable. Pero lo realmente importante en este capítulo es la descripción de las situaciones interiores y emocionales de los personajes que se enfrentan.

Con Filipo tenía muchos problemas, porque ya lo había presentado como uno de los mejores estudiantes de su facultad y necesitaba mostrar que tenía ese talento, pero también dar una excusa creíble a las posibilidades de Lisa para salir victoriosa en este combate. Estaba precisamente pensando en ello, cuando un pariente mío me contó una experiencia que tuvo en los exámenes de ingreso a la universidad, cuándo, debido a la extrema tensión en los estudios, sufrió lo que se conoce como surménage o síndrome de fatiga crónica. Y entonces se me ocurrió qué, si nosotros sufrimos tanto cuando estamos entrando a la universidad por la presión de fallar el examen, cuánto mayor no sería la atención que experimentaría un aristócrata de la época del imperio romano por todo lo que su familia esperaba sobre él.

No es por desmerecer a los estudiantes… Pero lo peor que nos puede pasar a nosotros por fallar un examen es que no ingresemos. ¡Mientras que el fracaso de la aristocracia literalmente puede terminar con el exterminio de la familia o incluso con el colapso de toda una nación, cómo ocurrió durante la Revolución francesa!

En el caso de Lisa, deseaba mostrar cómo sus interacciones con el protagonista la han transformado, principalmente en el modo en que emplea la estrategia. Pero también quería que una parte de su personalidad permaneciese sin cambios y vemos esto precisamente en el instante en que Filipo ya está derrotado. En ese momento, Lisa es esa persona “Tsun”, arrogante, cruel y ligeramente venenosa que todos conocemos, solo que no se nota tanto porque en este caso está defendiendo al protagonista. Además, todo lo que ocurrió anteriormente con Filippo hace que enfaticemos principalmente con ella y celebremos que finalmente el abusivo este sufriendo como se merece.

También hay un pequeño destello “Dere”, incluso ligeramente “Yandere”, en el modo en que Lisa amenaza a Filipo en el final, aunque esto también podría ser parte de la influencia que Bryan tuvo sobre ella, ya que el diálogo de Lisa se parece mucho a la amenaza que Bryan primero usó contra Filipo.

El que Filipo fuese atravesado por 2 jabalinas en las piernas, es una sutil referencia a la memorable película de ACE VENTURA II: UN LOCO EN ÁFRICA. En ella, Jim Carrey nos da una de sus actuaciones más cómicas precisamente al perder un duelo contra un enemigo africano que le ensarta una jabalina en el muslo y luego, en un momento de ironía suprema, Jim le pide a uno de sus aliados que le pase una lanza para defenderse, pero en lugar de atraparla termina con su propia arma ensartada en la otra pierna. Esa escena siempre me encantó.

En el original la maestra Fanny jamás llega a enfrentarse al Decano Deo en ningún momento. Y eso era algo que siempre me molestó, así que en esta reescritura decidí agregar lo más parecido a un combate mágico entre ambos que se me ocurrió. Creo que fue un momento bastante impresionante y espero que les haya gustado a todos. Para ello me basé en una escena de la novela China de Against the Gods.

Originalmente pensaba dividir esta historia en 2 capítulos, pero al final me pareció que lo mejor era mostrarlo todo junto porque temí que se perdiese gran parte de la emoción y la expectativa generada. También había escrito un final un poco distinto en el que nadie se entera que el maestro Gene fue quien entrenó a Lisa, pero me pareció injusto.

Una gran parte de este capítulo lo escribí pensando precisamente en hacer algo que fuese totalmente contrario a lo que la cultura woke y el feminismo nos está acostumbrando. Esas protagonistas mujeres que siempre lo hacen todo bien, jamás se equivocan y sobre todo no precisan de ningún maestro, especialmente hombres, para alcanzar su máximo potencial me parecen una ridiculez.

Verán, la historia original que escribí como boceto de este capítulo presentaba a una Lisa que planificaba ella sola este duelo contra Filipo. Mi excusa era que, debido a las dolorosas experiencias que ella tuvo que vivir y su talento innegable, Lisa es capaz de desarrollar una estrategia innovadora para derrotar a un Filipo acostumbrado a tener victorias fáciles. Y creo que esa trama se sostenía sin muchos problemas. Sin embargo, al final solamente era un argumento “aceptable”.

Pues bien, precisamente por todo lo anterior, decidí variar el curso y trabajar sobre el personaje del maestro Gene, enfatizando así el papel que un maestro tiene en el desarrollo de los estudiantes. Claro que tampoco quería irme al otro extremo y darle todo el crédito al profesor, pero sí quería dejar constancia en esta historia que Lisa solamente llegó tan lejos porque tenía a un veterano aconsejándola y guiando sus esfuerzos.

Para finalizar quisiera llamar su atención a las imágenes utilizadas, pues me encargué de generarlas todas usando IA, tal y como tantos de ustedes me recomendaron. Hacerlas me tomó prácticamente el mismo tiempo que buscarlas, porque todo eso de los Proms es un dolor de cabeza que todavía no entiendo. Y luego sí o sí necesité editarlas en Photoshop para y mezclarlas con otras imágenes para producir un buen resultados. Pero no puedo negar que fue una experiencia bastante satisfactoria y me gustó muchísimo saber que estoy utilizando imágenes completamente originales por primera vez. Espero hacerme mucho mejor conforme practique más y así poder mejorar mucho el contenido de esta novela.

Pero déjame saber tu opinión en los comentarios: Dime ¿qué te pareció la estrategia que Lisa utilizó? ¿Qué opinas del conflicto mental interno de los personajes? ¿Te gustó el hecho de que haya elegido este particular trauma mental para Filipo? ¿Qué te parecieron los diálogos que empleó Lisa para terminarlo? ¿Se sintió correctamente la evolución de la tensión, tanto entre los eventos que ocurrían en la Arena como en la multitud? ¿Cuál fue tu parte favorita? ¿Qué te parecieron las imágenes? ¿Qué opinas de la forma en que la Maestra Fanny demostró su poder? ¿Te gustó la intervención de Dean Emma? ¿Qué te pareció el Maestro Gene hasta el final? ¿Te gustó como terminó todo?

Ahora sí tengo que hablarles del problema del crudo y frío dinero. Lo cierto es que la situación en Perú sigue estando mal. Perdí algunas fuentes de ingresos, lo que significa que voy a estar con la cabeza apenas fuera del agua. Encima tengo que pagar la terapia física para la tendinitis en mi brazo y eso siempre es caro. Esto último está directamente vinculado con este proyecto porque incluso escribir está provocando que el brazo me duela bastante, y esto a pesar de que utilizo programas para escribir usando la voz.

Así que realmente necesito nuevos patrocinadores.

De modo que les pido a todos que por favor compartan esa historia con más personas para poder atraer a más lectores y potenciales mecenas. Naturalmente les agradeceré grandemente sí deciden patrocinarme directamente usando los enlaces de mi cuenta Patreon. Y por supuesto, si descubren en algún error ortográfico o una falla de concepto que haya pasado por alto, no dejen de señalarlo y lo corregiré en el menor tiempo posible.

¡Nos vemos en el siguiente capítulo!