310 Sentencia abrasadora

Bryan no tuvo que esperar demasiado tiempo para que el grupo de seis paladines junto con el que parecía ser un sacerdote emergiesen de la espesura. De inmediato se dirigieron directamente hacia él, lo cual confirmó sus sospechas de que tenían un modo de rastrearlo.

- Bryan el Necromante. - Dijo el sacerdote mirándolo muy seriamente: - Te saludo. -

- Ahórrate las hipocresías y ve directo al punto. - Espetó Bryan levantándose enojado.

- ¡Insolente…! -

Uno de los Paladines comenzó a gritar, pero el sacerdote lo detuvo con un gesto. Luego volvió a mirarlo y habló con un tono conciliador: - Esto no tiene que ser un encuentro violento, Bryan el Necromante. -

- Es “Señor Barón” para ti o si prefieres “Procónsul de Itálica”. - Le corrigió Bryan con un gesto de desagrado: - ¿Y dices que no quieres un encuentro violento? ¡Ya se convirtió en una confrontación abierta en el instante en que destruiste a mis centinelas! -

- Lamento si te ofendí, pero tienes que comprender que nuestra sagrada misión es erradicar al mal por el Bien Mayor, sin importar su número, estado o clase. - Respondió el Sacerdote sin inmutarse y levantó un objeto en sus manos.

Bryan lo miró de reojo. Parecían dos anillos de metal entrelazados como una cadena, pero que se mantenían paralelos entre sí, como si representasen el símbolo matemático del infinito, y además resplandecían de un modo muy curioso, como si los eslabones estuviesen en llamas. De hecho, aunque el Sacerdote parecía sostenerlos, estos anillos en realidad se mantenían flotando a centímetros de su palma, sin llegar a tocar su piel.

- Este tesoro, el Fragmento de Khilani-Veda, reacciona inmediatamente ante cualquier ente que no debería existir en el plano mortal, como los espectros y fantasmas que pertenecen al mundo espiritual. -

- Un equilibrio que los malditos magos necromantes no dejan de romper, contaminando al mundo cada vez que invocan a estos seres. - Añadió uno de los Paladines con un tono hosco.

- Lo cual normalmente no nos alarmaría demasiado. - Continuó el Sacerdote con tono afable, pero su expresión se endureció cuando miró al Pequeño Esqueleto de pie al costado de Bryan: - Pero esa criatura y su extraña inmunidad a la Luz… representa una amenaza que no podemos ignorar. Seguramente comprenderás esto. -

- ¿Comprender? - Repitió Bryan con sorna: - Hace tan sólo unos años yo ni siquiera conocía el nombre del Templo de Idramón. ¿Cómo es que de pronto soy una amenaza para ustedes? ¡Nunca he sido el primero en buscar conflictos con los tuyos! Por el contrario, han sido sus miembros los que constantemente se cruzan en mi camino sin provocación. -

- Todo lo que hacemos es por el Bien Mayor. -

- “Por el Bien Mayor” repiten y repiten. - Replicó Bryan enfadado: - ¡Explíquenme cómo apoyar a un maldito asesino como Sorin sirvió a este “Bien Mayor”! ¡Explíquenme como orquestar la ruina de Falce Segador, asesinar a su capitán y provocar que su hija tenga que sufrir horrores inenarrables sirvió para el “Bien Mayor”! Yo por lo menos nunca me he metido con nadie que no me haya atacado primero. Y tampoco lo hago mientras pretendo darle lecciones de moral a nadie. -

- El asunto de Costel es evidentemente culpa nuestra. No le prestamos la debida atención porque estaba actuando en un simple asentamiento de mercenarios, que además está lejos de nuestra área de influencia. - Admitió el Sacerdote haciendo una sincera inclinación de la cabeza: - Pero es cierto que, a causa de su mal encaminado amor por su nieto, Costel admitió y permitió cosas que los altos mandos del Templo o la Doncella de Hierro nunca hubiesen admitido de haberlo sabido.

Su muerte es por lo tanto merecida y no pensamos reclamarte por ello, aunque significa la pérdida de uno de nuestros miembros más fuertes. Te pido oficialmente perdón por todo lo que este hizo. -

El Sacerdote volvió a levantar la mirada antes de continuar: - Pero también espero que comprendas por qué no podemos dejar libre alguien como tú, que comanda poderes tan peligrosos y que podría acabar arruinando el futuro del mundo si cayeras en manos de seres infames como el Culto de Caelos. -

- ¿Y qué se supone que esperas que haga? -

- Vendrás con nosotros al Templo de Idramón, donde te mantendremos confinado para tu propia seguridad y la del resto del mundo. - Declaró el Sacerdote.

- Me fascina tu arrogancia. - Respondió Bryan después de soltar una carcajada llena de desprecio: - Con una mano me extiendes una disculpa por el comportamiento de tus miembros y con la otra me ofreces cadena perpetua. ¡Cuán generoso eres! -

- ¡Es por el Bien Mayor, insensato! - Exclamó uno de los Paladines: - ¡La infestación necromántica usualmente se cura con la purificación por fuego! ¡Ya estamos siendo demasiado generosos al permitirte conservar tu vida! -

- Creo que hablamos idiomas diferentes. - Dijo Bryan mirando al paladín: - En mi diccionario la palabra generosidad no colinda con tratar a alguien como culpable de un crimen que todavía no ha cometido, solamente porque podría cometerlo algún día! -

- Por supuesto que no serás tratado como prisionero, sino como huésped honorable. - Añadió inmediatamente el Sacerdote: - Te doy mi palabra de honor. -

- Ni siquiera me has dicho tu nombre ¿y esperas que confíe en tu palabra? -

- Mi nombre es Sakala, Guardián de la Ley. - Respondió el Sacerdote: - Y estoy aquí por orden de la Doncella de Hierro, suprema representante del dios Idramón, para ofrecerte la paz o la muerte por mandato divino. - luego añadió sonriendo: - Si vienes conmigo ahora, voluntariamente, se te tratará con justicia. - El tono de su voz se volvió grave, así como la expresión de sus ojos, que claramente ocultaban una amenaza: - Pero si te niegas, nos enfrentaremos en glorioso combate… y serás juzgado. -

- Te daré mi respuesta ahora mismo, Sakala, Guardián de la Ley. - Dijo Bryan mientras se levantaba y desataba de golpe el poder de Dominio Necromántico, oscureciendo el cielo recién despejado con un manto de nubes negras, a la vez que la temperatura descendía rápidamente: - Yo no conozco a tu dios ni a tu Doncella de Hierro. Soy el Barón Bryan, Procónsul de Itálica y Ejecutor del Emperador. Como tal, sólo reconozco los mandatos divinos que son transmitidos por el Pontífice Máximo, el supremo y único representante de los dioses en nuestra gran nación. Tu culto está proscrito en mi patria, así que no tienes el derecho ni la potestad de ordenarme nada.

El Valle del Sol es territorio de Itálica y tu Gran Mago Costel actuó ilegalmente ahí, cometiendo todo tipo de crímenes. Después, tu Templo tuvo el descaro de llevar fuerzas militares de forma clandestina, enviando al Batallón Sagrado para luchar por una Mina de Mithril que pertenecía a mi emperador, por estar en sus dominios. -

Mientras decía esto, el bosque circundante comenzó a llenarse de Criaturas Oscuras. Cientos de Guerreros Zombi, Esqueletos y Gárgolas rodearon por completo al grupo de Paladines, bloqueando completamente sus vías de escape.

- ¡Por lo tanto, son ustedes los que serán juzgados aquí y ahora, por los crímenes que han cometido contra el Imperio Itálico! - Exclamó Bryan como si fuese un juez infernal, mientras hacía una señal a las Criaturas Oscuras para que cargasen.

El número de no muertos era tal que el propio suelo retumbaba con el sonido de tantos pasos. Además, gracias al fortalecimiento de Dominio Necromántico, las Criaturas Oscuras eran más poderosas, inteligentes y sobre todo agresivas. Sus rugidos eran casi tan aterradores como su número.

Pese a todo, los miembros del Batallón Sagrado ni siquiera se inmutaron por esta visión aparentemente sin salida. Y el sacerdote Sakala simplemente suspiró y dijo: - Sea pues, ya que has elegido la muerte… - Se volvió hacia los paladines exclamando: - ¡Que hoy luchemos con valor! ¡En su sagrado nombre! -

- ¡Batallón Sagrado de Idramón! - Respondieron a coro los seis paladines.

- ¡Bendita sea la luz! -

- ¡La luz prevalecerá! -

Inmediatamente el poder de su pacto se activó y los escudos de los paladines resplandecieron con un brillo dorado. Sin embargo, Bryan no estaba preocupado por esto. Ciertamente el poder que tenían sus escudos era algo complicado de superar, pero seis individuos eran simplemente demasiado pocos como para formar una falange.

Sería muy sencillo abrumarlos con números.

No, lo que realmente le preocupaba a Bryan era el artefacto divino que tenía Sakala en su poder. Antes había destruido a dos de sus Espectros Oscuros, pero quizá tuviese más habilidades que las demostradas. Precisamente por eso Bryan decidió comenzar atacando con sus Criaturas Oscuras, como un método para obtener información.

Y se demostró que sus suposiciones eran acertadas. Cuando la horda de no muertos estaba a tan solo unos metros de los Paladines, el sacerdote levantó en lo alto los anillos que llamó Fragmento de Khilani-Veda y exclamó mirando al cielo: - ¡Supresión del Mal! -

Una poderosa onda expansiva de un poder desconocido se extendió como una cúpula alrededor de toda el área circundante, abarcando casi medio kilómetro. Por un instante Bryan sintió que el corazón le daba un vuelco, porque la sensación abrasadora que produjo ese artefacto divino le recordó un poco a la habilidad de Adelvard, la espada del poder. Y creyendo que estaba a punto de ser exterminado, dio un pisotón en el suelo usando el Paso Sombrío para correr hacia su Pequeño Esqueleto y alejarse de ahí lo más rápido posible. Pero la onda expansiva lo alcanzó antes de que pudiese escapar.

Afortunadamente tanto la intensidad como la naturaleza del poder que desató el Fragmento de Khilani-Veda era muy diferente al de Adelvard. Bryan no sufrió daño alguno, pero su velocidad se redujo bastante y sintió que algo muy extraño estaba sucediendo. Poco después sintió el calor de los rayos del sol y levantó la mirada con asombro, pues descubrió que su Dominio Necromántico se había desvanecido por completo. Después miró a su alrededor y confirmó que su enorme ejército de Criaturas Oscuras había sido exterminado. El único que permanecía a su lado era el Pequeño Esqueleto, pero incluso este parecía un poco confundido y movía la cabeza de lado a lado, como si estuviese buscando algo.

¡Nuestra Conexión Mental se ha roto!” Comprendió Bryan y se volvió furioso hacia el sacerdote Sakala: - ¡¿Qué has hecho?! -

- Esta arma divina destierra todo poder mágico dentro de su área de efecto, especialmente aquellos que son de naturaleza maligna, como la necromancia. Y tampoco deja que ninguno de los que se encuentre en el interior de esta cúpula dorada pueda escapar con vida. - Respondió Sakala mirándolo con indiferencia: - Me volveré a presentar: Soy Sakala, Guardián de la Ley y miembro de los Aniquiladores de Magos del divino Templo de Idramón. - Entonces su mirada se posó sobre el Pequeño Esqueleto en los brazos de Bryan y dijo: - El hecho de que esa cosa aún esté viva demuestra que Costel no estaba equivocado al considerarte una amenaza. ¡Te mataremos aquí mismo antes de que termines uniéndote al Culto de Caelos! -

Supresión del Mal

- ¡Deja de decir estupideces, hipócrita! - Exclamó Bryan mientras trataba de susurrar el conjuro para enviar al Pequeño Esqueleto de regreso al inframundo, pero tal como había dicho Sakala, su necromancia no le respondía para nada, como si su conexión con los Elementos Mágicos hubiese sido cortada: - Si tanto te preocupa que me una a esos locos, deberías apresurarte y ponerte a destruir directamente al Culto de Caelos. ¡Así por lo menos serías coherente con tu discurso! Pero en vez de eso invades mi nación y gastas recursos en atacarme sin motivo alguno, solo por lo que podría pasar en el futuro. - Y agregó con una mirada llena de desprecio: - Tú no tienes miedo de que me una al Culto de Caelos. ¡Tienes miedo de cualquiera que tenga un poder capaz de desafiar a tu templo! -

- Nosotros mataremos eventualmente a todos los miembros del Culto de Caelos, pero ahora mismo tú morirás por el Bien Mayor. - Respondió Sakala sin inmutarse: - ¡Ahora esta conversación ha terminado! ¡Serás juzgado! -

Inmediatamente seis Auras de Batalla de color blanco estallaron alrededor de los Paladines del Batallón Sagrado, justo antes de que cargasen contra Bryan. Aunque su reacción fue inmediata, su modo de avanzar era calculado, formando tres grupos de dos individuos para rodearlo, pese a que en ese momento Bryan debería estar indefenso. Era evidente que los miembros del Batallón Sagrado no se confiaban pese a tener el poder de un arma divina suprimiendo a su enemigo.

Bryan colocó al Pequeño Esqueleto en su espalda y este se encaramó rápidamente. Aunque su conexión estaba temporalmente bloqueada, ambos habían peleado juntos el tiempo suficiente como para entenderse sin necesidad de muchos preámbulos. Acto seguido, Bryan comenzó a correr contra el par que estaba más próximo, pero lo hizo con una velocidad normal e incluso lenta para sus estándares, exactamente como un mago que estuviese completamente desprovisto de poderes e intenta un movimiento desesperado.

Sin embargo, aunque su conexión con los elementos mágicos se había cortado, Bryan supo al instante que el Fragmento de Khilani-Veda no podía afectar el interior de su cuerpo. Quizá se debiese a su propia naturaleza o al hecho de que sus poderes demoníacos no provenían de este mundo, pero la Esencia Mágica seguía funcionando a la perfección y el Infante Sanguinario estaba despierto y atento.

De ese modo, cuando le pareció oportuno, el poder demoníaco de Bryan estalló a plena potencia y su cuerpo salió disparado a una velocidad vertiginosa. No era tan rápido como cuando usaba el Paso Sombrío, porque para eso necesitaba usar la Levitación de los Archimagos en conjunto con el Arte del Noveno Diagrama Celeste, pero seguía siendo suficiente para tomar a los Paladines por sorpresa.

Bryan avanzó como una centella con el Desgarrador Sombrío en un agarre invertido, cruzando el brazo derecho, como si su intención fuese golpear con la punta rápidamente antes de pasar al siguiente enemigo. Al ver su auténtica velocidad, el Paladín abrió los ojos por la sorpresa, pero inmediatamente reaccionó presentando su gran escudo resplandeciente, que brilló con una luz dorada.

En la mente de Bryan resonó el eco de las palabras que el Niño le dijo en su último encuentro.

A cambio de nunca escapar de sus enemigos, Idramón les concede el poder de reflejar cualquier ataque que venga en una dirección frontal y eso incluye negar los efectos de la magia ilusoria o los hechizos debilitantes.

De modo que Bryan sonrió y justo en el último momento dio un salto para patear directamente el escudo del Paladín. El terreno irregular le ayudó en su hazaña, pues al no tener una gran indumentaria o un yelmo que bloquease su visión, Bryan podía desplazarse mucho más rápido entre las rocas de la montaña y además tenía la ventaja de estar en la posición más elevada. Esta combinación de factores resultaría muy útil a continuación.

Cuando la patada de Bryan impactó contra el escudo, experimentó una fuerza contraria similar a la de su golpe, aunque duplicada, que lo habría lastimado en condiciones normales. Pero como ya se esperaba esto, en lugar de resistir lo utilizó como impulso para saltar por encima del sorprendido Paladín, que no pudo reaccionar a tiempo. Y Bryan giró en el aire de un modo perfectamente calculado para dar una puñalada letal en la nuca de su adversario, donde la armadura no lo protegería bien.

Se trataba de un golpe letal donde sólo tendría que lidiar con su Aura de Batalla.

En su estado actual, Bryan estaba convencido de que podría matar fácilmente a un Caballero de la Tierra en esas condiciones. Pero lo que nunca se esperó fue que, en tan solo un instante, se encontraría con un poderoso escudo blanco interponiéndose en su camino. Se trataba del compañero de su objetivo, que venía un poco retrasado. Este, al igual que el primero, había quedado muy asombrado con la maniobra de Bryan, pero reaccionó con la velocidad de una mantis religiosa y usó su escudo para salvar a su colega. Bryan había subestimado el hecho de que todos los miembros del Batallón Sagrado luchaban a dúo y entrenaban juntos hasta coordinar perfectamente sus movimientos.

Ahora los frutos de este entrenamiento extremo quedaban demostrados con la reacción instintiva del paladín, que alcanzó a interponer su escudo para salvar a su compañero de lo que sin duda habría sido un ataque letal.

Unos instantes después la bendición de Idramón se activó y Bryan sintió claramente cómo su brazo comenzaba a sangrar al recibir de vuelta el daño de su propia arma. Pero en lugar de inmutarse por el dolor, simplemente se concentró en retroceder para seguir moviéndose entre las rocas, mientras pensaba en su próximo movimiento. De pronto una lanza vino por un punto ciego a su izquierda y casi le atraviesa el cuello, pero el Pequeño Esqueleto reaccionó para defenderlo, desviando el golpe con sus púas de hueso.

Ahora que no podía usar a sus Espectros Oscuros (por temor a que Sakala los destruyese) el que tuviese a alguien cuidándole la espalda de ese modo era algo increíblemente valioso para Bryan.

- ¡Debemos destruir a esa criatura maligna! - Gritó uno de los Paladines, el mismo cuya lanza acababa de ser desviada.

- ¡¿Cómo es posible que un mago tenga tal destreza física?! - Exclamó su compañero: - ¡Debemos estar muy atentos por si tiene más cartas ocultas! -

Mierda, revelar más de mi magia demoníaca podría ser contraproducente… pero si no lo hago tal vez me maten.” Pensó Bryan examinando su brazo herido. Todavía estaba sangrando bastante por el profundo corte que el rebote de su propia arma le había provocado, pero su regeneración estaba comenzando a entrar en acción. Nuevamente se agachó para esquivar un ataque de lanza, pero esta vez el Paladín aprovechó también su escudo, golpeando hacia su cabeza con el borde. Bryan tuvo que retroceder en el acto o el compañero de su atacante aprovecharía su desequilibrio para ensartarlo con su arma.

Bryan maldijo en su interior. Los miembros del Batallón Sagrado realmente eran formidables. En una batalla individual no le sería difícil matarlos, incluso con sus poderes parcialmente sellados. Enfrentar a tantos Caballeros de la Tierra era algo molesto, pero no imposible en su nivel actual. El problema era que estos hombres funcionaban prácticamente como máquinas, con pares que siempre estaban cuidando los puntos ciegos del otro. Y si a eso se le sumaba esa maldita capacidad de reflejar el daño…

Es como enfrentar a un grupo de tanques.

La analogía era buena, porque pese a su armadura pesada, los Paladines se movían bastante rápido y le cortaban el paso constantemente. Y aunque su velocidad era superior, Bryan se sentía cada vez más como un zorro acechado por una jauría de perros. Todavía podría escapar volando en circunstancias normales, sin embargo…

Bryan bloqueó con su espada un ataque de los paladines y se retiró rápidamente para que el compañero no tuviese oportunidad de reforzarlo. Mientras se movía, constantemente iba colina arriba, manteniéndose siempre en terreno elevado. Por fin su táctica mostró resultado y sus perseguidores se retrasaron un poco. Fue apenas un segundo. Pero le dio tiempo a Bryan para recoger una roca del suelo y arrojarla hacia el cielo con toda la fuerza que pudo.

Poco después la vio estallar en pedazos.

Así que es cierto lo de la cúpula. Realmente estamos encerrados aquí, lo que significa que no puedo escapar volando y también que ellos me atraparán en cuanto llegue al límite de la barrera.” Dedujo Bryan mientras su mirada se tornaba fría: “Eso significa que solo tengo una opción… y es matarlos a todos aquí, sin dejar escapar a ningún testigo.

En cuanto tomó su decisión, Bryan dejó de lado toda sutileza y desató de golpe todo el poder de la Esencia Mágica. Luego extendió sus manos y soltó una inmensa llamarada de fuego carmesí, que se extendió rápidamente a su alrededor.

- ¡Imposible! ¡¿Cómo es que puede usar magia dentro de esta barrera?! - Gritó uno de los Paladines mientras preparaba su escudo para anular la magia.

- ¡Es un aliado de los dioses malignos! ¡Es la única explicación! -

- ¡Mátenlo de inmediato! - Gritó Sakala ya sin ningún tipo de consideración mientras levantaba el Fragmento de Khilani-Veda: - ¡Restringiré sus movimientos! ¡Ejecútenlo en ese momento! -

- Lo siento, pero no tendrás oportunidad. - Comentó Bryan más para sí mismo.

Cuando disparó su Fuego Glacial Místico, no lo hizo apuntando a nadie en específico, porque sabía que el ataque sería reflejado por la bendición de Idramón. Su verdadera intención era provocar un incendio forestal. Hace poco había llovido y era un poco difícil que un fuego normal se propagase, pero la llama carmesí era muchas veces más intensa que cualquier otra y se mantendría encendida siempre que Bryan la alimentase con su Esencia Mágica.

Muy pronto todos estaban envueltos en un mar de llamas. Y debido a la cúpula mágica, el humo y vapor del agua de lluvia no podían escapar, así que en poco tiempo se volvió casi imposible ver el entorno.

Sakala había comenzado a usar su artefacto divino, pero de pronto se detuvo. Bryan tenía la sospecha de que una condición para el uso del poder ofensivo de este Fragmento de Khilani-Veda era que el usuario tenía que poder ver a su objetivo, aunque fuese a la distancia, porque anteriormente había visto que el sacerdote hizo un gesto como si estuviese apuntando justo antes de destruir a sus Espectros Oscuros. Y parecía que su deducción era correcta.

Bryan aprovechó la confusión de las llamas para alejarse corriendo cuesta arriba lo más rápido posible y luego se echó en el suelo junto con el Pequeño Esqueleto, ocultándose entre las rocas, mientras empleaba nuevamente su táctica de reducir al mínimo sus signos vitales. Esta vez no se trataba de un intento de camuflarse, sino de aguantar. Porque sus llamas carmesíes eran bastante intensas y el fuego no dejaba de expandirse, abarcando en poco tiempo gran parte del medio kilómetro cubierto por la barrera.

Muy pronto el oxígeno comenzaría a faltar, pero como los vapores tóxicos se elevaban, el suelo debería ser el último sitio en quedarse sin aire. Por lo menos eso le dijeron en esa breve ocasión en que los bomberos visitaron su academia para darles trucos de supervivencia en un incendio.

Los tres grupos de Paladines hacían todo lo que podían para encontrar a Bryan. Pero, aunque sus Auras de Batalla los protegían del calor, siempre y cuando no tocasen las llamas, no podían evitar que el humo los cegase y cada vez que respiraban era más difícil continuar, sobre todo en ese terreno irregular que iba cuesta arriba.

- Maese, tienes que detener la Supresión del Mal. - Gritó por fin uno de los Paladines: - No podemos encontrarlo con este humo y muy pronto moriremos envenenados o quemados por estas llamas. -

­- ¡No! - Objetó Sakala: - Eso es exactamente lo que él quiere. Si quito la supresión ese monstruo se escapará volando y quizá nunca tendremos una oportunidad como ésta, cuando no esté arropado con sus legiones. -

- El Guardián de la Ley tiene razón. - Dijo otro Paladín: - ¡Tenemos que matarlo ahora mismo o nunca podremos estar tranquilos! -

- ¡Usa el compás que la Doncella de Hierro nos dio para localizarlo! - Sugirió uno de ellos.

Sakala sacó un segundo artefacto parecido a una brújula de oro, pero al poco tiempo negó con la cabeza, decepcionado: - No sirve. Sé que está en esa dirección… ¡pero todo lo que veo son llamas y humo! -

- No queda otra opción. - Concluyó entonces uno de los Paladines, que parecía más veterano y con un tono de voz grave: - Debemos dispersarnos para poder encontrarlo rápidamente. -

Los oídos sobrehumanos de Bryan consiguieron captar estas palabras incluso por encima del crepitar de la hierba y madera quemándose. Y es que coincidentemente los paladines no estaban muy lejos de donde él se encontraba. Era sólo que ninguno de ellos habría esperado que estuviese echado en el suelo tan cerca de ellos, oculto detrás de unas rocas.

- ¡Divídelos! Y recuerda no golpear sus escudos. - Le susurró Bryan a su Pequeño Esqueleto usando el último aliento que había conservado para tal fin.

La conexión entre ambos estaba cortada, pero el Pequeño Esqueleto había sido la primera creación de Bryan y probablemente lo comprendía mejor que nadie. Inmediatamente asintió y avanzó corriendo por el suelo, esquivando las llamas carmesíes hasta llegar por la espalda de uno de los Paladines. Entonces saltó para atacarlos con sus letales púas voladoras.

El Paladín en cuestión era un Caballero de la Tierra experimentado y luego de que su Aura de Batalla desviase el primer golpe, se volvió con gran habilidad para presentar el escudo como defensa. Pero el Pequeño esqueleto ya se había alejado volando a toda prisa para atacar al siguiente.

- ¡Ahí está! -

- ¡Es esa criatura maldita! -

- Cof. Cof… ¡Destrúyanla de inmediato! -

Los paladines comenzaron a seguir al Pequeño Esqueleto, quien a sus ojos era un blanco incluso más importante que Bryan. Después de todo, su capacidad de resistir la magia de la luz era lo que más les asustaba. De modo que comenzaron a correr a toda prisa en pos de la criatura.

Lamentablemente para ellos, ninguno sabía que el Pequeño Esqueleto podía controlar el vuelo de sus púas.

De modo que, en cuanto se alejó por el aire lo suficiente como para perderse de vista entre las nubes de humo, el Pequeño Esqueleto descendió rápidamente al suelo y comenzó a correr entre las llamas carmesíes, mientras enviaba las púas de su espalda para atacar desde distintos ángulos, confundiendo a los caballeros y consiguiendo que se separasen aún más.

Mientras luchen junto con su compañero, reciben una energía y resistencia casi ilimitada.” Le había dicho el Niño Misterioso en referencia a la segunda bendición que Idramón daba al Batallón Sagrado.

Así que la mejor forma de agotar sus fuerzas es forzarlos a separarse.” Dedujo Bryan y fue en función de esto que improvisó esta estrategia.

Naturalmente los miembros del Batallón Sagrado no eran ingenuos y estaban bien entrenados en mantenerse junto con su compañero, incluso si el enemigo empleaba tácticas para tratar de separarlos. Pero rodeados de llamas y sin poder ver a más de medio metro frente a ellos, era muy difícil que se mantuviesen juntos.

En poco tiempo estaban separados, así que el agotamiento físico volvió a ser un factor. El Pequeño Esqueleto incrementó sus ataques porque se dio cuenta de que algo había cambiado en el bloqueo de los Paladines. Y es que su primera bendición, la de reflejar cualquier ataque, consumía mucha de su energía, así que ahora los Paladines tenían que tener más cuidado al usarla.

Sin embargo, el propio Bryan también estaba quedándose sin tiempo. Las llamas carmesíes que provocaron el incendio que actualmente lo ocultaba eran demasiado intensas, así que muy pronto acabarían de consumir el combustible, sobre todo porque el lugar en el que peleaban no tenía tantos árboles como otras zonas. Y aunque podía mantenerlas consumiendo Esencia Mágica, sería muy fácil que lo detectasen si el fuego mostraba un origen claro.

Finalmente, Bryan sintió que la temperatura comenzaba a descender ligeramente y supo que tenía que arriesgarse en ese momento, porque no tendría otra mejor oportunidad. Así que abrió los ojos y activó de golpe su Esencia Mágica, devolviendo la velocidad normal a los latidos de su corazón e incrementando sus sentidos al máximo.

Después se levantó de un salto para elevarse en el aire, usando el Arte del Noveno Diagrama Celeste, mientras que al mismo tiempo imbuía a su Desgarrador Sombrío con todo el poder que tenía. La reacción mágica que se desató en su cuerpo fue tan intensa, que provocó un auténtico vendaval y llamó la atención de todos los Paladines. Pero Bryan no estaba interesado en ninguno de ellos, sino en la persona que se había quedado rezagada por no haberse unido a la persecución.

Sakala, el Guardián de la Ley o más concretamente, su artefacto divino.

Bryan voló a toda prisa hacia el sacerdote, quien se mostró sorprendido por un segundo, pero luego levantó su Fragmento de Khilani-Veda para generar una especie de escudo protector.  Y al mismo tiempo, los tres paladines que estaban más cerca usaron el poder de su Aura de Batalla para impulsarse en un terrible salto con la clara intención de interceptar a Bryan en el aire.

Sin embargo, Bryan no se inmutó por ninguno de ellos, ni tampoco hizo intento alguno por defenderse. En lugar de eso consumió a toda prisa una gota de su Esencia de Sangre para desatar el mismo ataque que utilizó contra Vlad Cerrón. No le gustaba para nada la idea de hacerlo, pero su objetivo era un artefacto divino y no tenía ningún otro recurso que tal vez pudiese destruirlo. También era un movimiento arriesgado, porque durante esos cruciales segundos el cuerpo de Bryan estaría indefenso y dependía completamente de que su cuerpo resistiese los ataques de los paladines que se aproximaban. Pero decidió jugársela.

Poco después tres puntas de lanza atravesaron en pleno vuelo a Bryan, acertándole en el hombro, el estómago y una de sus piernas, para luego recibir el impacto de los escudos de los Paladines, que lo golpearon horriblemente. Pero fue demasiado tarde, porque el Desgarrador Sombrío ya estaba volando con la velocidad de una centella, mientras giraba sobre sí mismo como un disco destructor.

Ni los Paladines ni el Sacerdote Sakala habían visto volar el arma de Bryan y su velocidad los tomó completamente por sorpresa. Poco después ocurrió el impacto, que desató una nueva oleada de ondas de choque que los mandó a todos lejos. Se escuchó un espantoso sonido que parecía al mismo tiempo un grito desgarrador y un estruendo atronador. La tierra retumbó. Por un instante Bryan ignoró el dolor que sentía por sus heridas y tuvo miedo de que su arma mágica fuese destruida por el poder del Fragmento de Khilani-Veda. Pero finalmente el terrible impacto, que se sintió eterno en la mente de todos, a pesar de que sólo duró un par de segundos en tiempo real, se terminó con ambos artefactos saliendo despedidos en direcciones opuestas.

Poco después, la barrera de aislamiento desapareció lentamente.

- ¡No puede ser! ¡Esto es imposible! - Exclamó Sakala, que perdió toda su compostura por primera vez desde que se encontró con Bryan y ahora estaba sentado en el suelo, con las manos ensangrentadas. Pero nada de esto parecía importarle.

Sus ojos contemplaban con estupefacción los eslabones del Fragmento de Khilani-Veda, que se habían partido por la mitad.

Precisamente por eso, no se dio cuenta hasta que fue demasiado tarde.

- ¡Cuidado, Guardián! - Gritó uno de los Paladines.

Pero su advertencia no llegó a tiempo. Porque Bryan cayó sobre Sakala como un águila sobre un conejo indefenso, pese a que su cuerpo todavía estaba arrastrando las lanzas de los caballeros, cuyos astiles se habían incrustado profundamente en su carne.

A pesar de estar herido y desangrándose, Bryan aguantó el dolor mientras usaba su único brazo bueno para agarrar firmemente la garganta del Sacerdote y luego sonrió maléficamente. Sakala comenzó a desatar un poderoso vendaval a su alrededor, revelando que era un Archimago de Viento, pero su magia nunca llegaría a ejecutarse.

- ¡Asimilación Vital! -

Sakala lanzó un grito terrible, pero eso fue todo lo que alcanzó a realizar antes de que su cuerpo fuese completamente paralizado y un frío de ultratumba se extendiese por su interior, mientras que la mismísima fuente de su vida era succionada para convertirse en energía que fluyó hacia el cuerpo de Bryan. Cuando los Paladines llegaron, Sakala ya había desaparecido en partículas de luz.

- Que… ¡¿Qué clase de aberración eres?! -

- Es un demonio… ¡Un demonio del inframundo! -

- ¡Eres un maldito monstruo! -

- Si, me dicen eso a menudo. - Dijo Bryan respondiendo a sus imprecaciones con una sonrisa burlona, mientras sus heridas se recuperaban y las puntas de las lanzas rotas emergían de su carne regenerada. También sintió claramente como su Fuerza Mental volvía a entrar en contacto con los Elementos Mágicos del mundo y se restauró su conexión con el Pequeño Esqueleto y los Zombis Elementales que estaban a la espera: - Pero todos los que lo hacen no sobreviven… ¡Y ustedes tampoco lo harán! ¡Niebla Negra! -

También sintió claramente como su Fuerza Mental volvía a entrar en contacto con los Elementos Mágicos del mundo

El fuego carmesí ya se había extinguido porque Bryan dejó de alimentarlo con su Esencia Mágica, pero aún quedaban fuegos secundarios y restos ardientes que despedían una espesa humareda, la cual era un incordio para la visión. Y ahora el hechizo de Bryan se sumó a esta, dejando completamente cegados a los Paladines del Batallón Sagrado.

Bryan entonces dio las órdenes mentales a sus criaturas al mismo tiempo que activaba su anillo espacial para sacar una gema brillante.

“Estaba guardando este tesoro para cuando tuviese que hacer al Zombi Élite de Metal, pero con mis recursos actuales puedo hacer otro más tarde.” Se dijo Bryan mientras la rompía.

Inmediatamente apareció una barrera purificadora. Era la segunda de las tres gemas que originalmente había hecho en el Cementerio de la Muerte utilizando el laboratorio de Alquimia. Su función era precisamente filtrar cualquier toxina en el aire, permitiéndole respirar tranquilamente. Lo había diseñado por si el Emplazamiento de Metal Extremo resultaba estar en un lugar hostil, como pasó con el Emplazamiento de Fuego.

En ese momento sus enemigos estaban ciegos, agotados y medio envenenados por el humo. Por el contrario, Bryan estaba en su mejor momento, pues al consumir la vitalidad de Sakala había compensado el rebote de utilizar la valiosa gota de Esencia de Sangre. Su única preocupación era que no podía sentir la conexión con el Desgarrador Sombrío, pero el Pequeño Esqueleto ya lo estaba buscando.

- Hora de morir. - Susurró Bryan sonriendo.

Pero justo cuando estaba a punto de dar un paso, ocurrió algo inesperado y su Sexto Sentido se activó gritándole que estuviese alerta, de modo que Bryan retrocedió rápidamente.

Tan sólo unos segundos después se oyeron espantosos rugidos y varias docenas de Sardukar emergieron de los bosques a toda prisa. En poco tiempo estos monstruos atravesaron el terreno quemado para abalanzarse contra los miembros del Batallón Sagrado, como una manada de hienas hambrientas.

Los Paladines, debilitados como estaban, no tenían ninguna oportunidad. Pero aun así juntaron sus espaldas para formar un círculo con sus escudos, aparentemente dispuestos a vender caras sus vidas.

“¡¿Qué carajo?!” Gritó Bryan en su interior. No entendía lo que estaba pasando ni lo que debía hacer. Podía dejar que los Sardukar matasen a los Paladines, pero no tenía garantía de que no lo atacasen a él después. Podía aprovechar para irse volando, pero entonces siempre existía la posibilidad de que alguno de los Paladines escapase con vida y reportase lo ocurrido al Templo de Idramón, incluido el secreto de sus poderes demoníacos.

“¡Voy a matarlos a todos!” Decidió en ese momento.

Inmediatamente dio una orden mental y unos veinte monstruos arbóreos llegaron corriendo a toda prisa y atacaron a todos, Sardukar y Paladines por igual. Eran los Elementales del Zombi de Madera, que durante todo este tiempo había estado afuera de la barrera, esperando la orden de atacar que no llegaba, mientras consumía los árboles a su alrededor para generar a sus esbirros.

Y mientras todos se distraían por este ataque repentino, se desató un fuerte temblor, cortesía del Zombi Élite de Tierra, que había estado muy ocupado debilitando los cimientos de esa montaña en particular. Bryan entonces concentró sus poderes para crear el Pantano Ácido más grande que alguna vez había conjurado, el cual comenzó a derramarse por la pendiente, cayendo sobre los pies de todos los involucrados, que resbalaban por culpa de los temblores.

- Tiempo de despedirme. - Murmuró Bryan mientras se agachaba para recoger a toda prisa los objetos de Sakala. Luego el Pequeño Esqueleto llegó corriendo para encaramarse a su espalda, con el Desgarrador Sombrío aferrado firmemente en una mano.

Bryan resistió la tentación de examinar el estado de su arma en ese mismo momento para escaparse usando el Paso Sombrío. De este modo consiguió llegar a lo alto de la montaña en muy poco tiempo donde ya lo esperaban sus Zombis Elementales.

Una vez que se sintió relativamente seguro, y estando protegido por sus criaturas más poderosas, decidió invocar a los dos Espectros Oscuros que todavía le quedaban para examinar lo que sucedía cuesta abajo.

Los Sardukar, fieles a su estilo, continuaban peleando contra los Paladines a pesar de que muchos de ellos tenían los pies parcialmente derretidos por el ácido o se habían destrozado las extremidades contra las rocas. Para ese entonces solo quedaban dos miembros del Batallón Sagrado, que evidentemente habían perdido todo interés en pelear y estaban en retirada.

A cambio de nunca escapar de sus enemigos, Idramón les concede el poder de reflejar cualquier ataque que venga en una dirección frontal…” Le había dicho el niño.

Bueno, fueron ellos los que dijeron algo sobre una <<Purificación por Fuego>>.” Pensó Bryan sonriendo mientras levantaba ambas manos hacia el cielo para juntar y concentrar una enorme bola de fuego carmesí.

Más grande” pensó Bryan mientras duplicaba su tamaño.

Un poco más grande” pensó mientras lo triplicaba.

¡Perfecta!” se dijo Bryan a sí mismo finalmente y les arrojó la bola de Fuego Glacial Místico más poderosa que nunca antes había desatado.

Fragmento de Khilani-Veda

Nota del Traductor

Hola amigos, soy acabcor de Perú. Hoy es miércoles 27 de septiembre y desde hace dos semanas que no tengo ni una sola moneda en el bolsillo, así que pueden imaginarme de rodillas al más puro estilo japonés, suplicando por nuevos mecenas y donaciones.

Reparar mi computadora me salió bastante caro, pero si no lo hacía no hubiese podido traerles este capítulo. Y creo que es bastante bueno.

Naturalmente uno podría imaginar que para este combate Bryan podría haber usado sus habilidades de un modo más directo, pero al no conocer del todo el poder del artefacto divino al que se enfrentaba, tenía que pelear de una forma bastante precavida.

También hay que considerar que, dado el gran número de enemigos que Bryan debe enfrentar en estos momentos, interiormente sentía que (de ser posible) le gustaría evitar una confrontación total con el templo de Idramón y es por eso que diálogo tanto con ellos al principio, pese a la furia que sentía por haber perdido a 2 de sus Espectros Oscuros, aunque tampoco quería demostrarles debilidad y por eso no se mostró complaciente.

Para este capítulo cambié muchas cosas además del combate y su desarrollo.

En el original ocurren dos enfrentamientos entre el Templo de Idramón y Bryan. La pelea decisiva ocurre cuándo los miembros del templo se unen a un grupo de bandidos para atacar la ciudad de Valderán, algo que no parece ser coherente con el carácter de esta gente. Después de todo, pueden ser unos locos moralistas, pero precisamente por eso no se juntarían descaradamente con un grupo criminal. De ahí que lo modificase por completo.

Tanto los nombres de los personajes cómo el del artefacto divino que utilizan los personajes. En el original se hace una referencia a los “caballeros templarios” (el recurso que siempre usan cuando no pueden inventarse un buen nombre en las novelas de fantasía) y también a un pergamino sagrado (otro recurso cliché) que se llama “revelaciones”, el cual supongo que es una referencia al libro del apocalipsis.

Pero me pareció que nada de esto tenía mucho sentido, ya que el apocalipsis es un libro profético. Y que no habla sobre vencer al mal, sino a la victoria del bien sobre el mal que “ya” ocurrió, junto con el juicio posterior. Así que conceptualmente no tiene mucho que ver con “contener” al mal o suprimirlo.

Como ya mencioné anteriormente, las más grandes religiones paganas del mundo son primero las naturalistas o panteístas, en el sentido de que los dioses son las fuerzas naturales a las que hay que complacer, y no son buenos o malos. Después están las dualistas, en el sentido de que existen dioses que protegen el orden y deidades que buscan destruir dicho orden.

Para el Templo de Idramón estoy usando muchas referencias a la religión del dios Apolo, pero también (con el objeto de complementar) a las religiones sumerias y también al Mazdeísmo, la religión del profeta Zoroastro.

Y en este capítulo hay muchas referencias a esta religión.

El Rigveda es el texto más antiguo de la tradición védica que el Mazdeísmo comparte. Recuerden que esta religión no es politeísta sino Henoteísta, o sea que adora al dios Aura Mazda como el principal, pero reconoce la existencia de otras deidades. Es por eso que este texto, compuesto en sánscrito, recopila una colección de himnos dedicados a las deidades conocidas como los Vedas.

Y los Khilani son una colección de 98 himnos que se agregaron casi al final, solo que en la India, así que por eso no se les considera “oficiales”, pues el Mazdeísmo nació en la zona de Persia.

De ahí saqué el nombre de Fragmento de Khilani-Veda.

Para escoger la forma de este artefacto divino primero busqué en internet imágenes de objetos que me pareciesen apropiados, pero me costó bastante encontrar una. Hasta que finalmente vi la que he puesto al final y la elegí porque me recordó al símbolo del infinito, mientras que su forma similar a los eslabones de una cadena me hizo pensar en su capacidad de bloquear o retener los poderes de Bryan.

Sakala es un nombre que me inventé pensando en escoger uno que sonase lo menos europeo. Y de ser posible africano u oriental, pero sin llegar a ser chino.

Algunos podrían pensar que, luego de su victoria contra Vlad Cerrón, Bryan debería haber ganado con facilidad este combate. Pero hay que recordar primero que ese era un combate singular. Además, Bryan tuvo mucho tiempo para prepararse antes de ese combate. Y además tenía una estrategia perfectamente planificada que aprovechaba al máximo sus propios puntos fuertes mientras que consideraba las debilidades, previamente conocidas, de su oponente. Es gracias a esto, unido al hecho de que combatió poniendo su vida en juego, qué pudo vencer a un oponente que lo superaba bastante.

En este combate ocurre lo opuesto, porque el protagonista es atacado por sorpresa por un enemigo al cual no conoce del todo, que lo supera en número y que son expertos luchando en equipo contra enemigos más poderosos. Sus perseguidores han tenido tiempo para informarse de sus capacidades hasta cierto punto y cuentan con un arma divina. Y aunque el protagonista tuvo algo de tiempo para preparar trampas usando a sus zombis elementales, todo esto se vio anulado en el momento que el fragmento de khilani-veda creó esa barrera que cortó su comunicación con las criaturas oscuras.

Esta fue una buena lección para él acerca de cómo las estrategias pueden terminar siendo inútiles ante un factor desconocido.

Sin embargo, también fue una oportunidad para que Bryan demuestre lo mucho que ha crecido como combatiente, ya que consiguió improvisar una excelente estrategia en muy poco tiempo, que le dio vuelta a la peligrosa situación en que se encontraba. Aunque no sin sacrificar bastante.

La intervención de los Sardukar justo al final es un factor completamente inesperado en medio de todo lo que está ocurriendo y la decisión de Bryan de matarlos a todos para no dejar testigos, es algo muy de él. Justo en la última parte del capítulo, cuando Bryan prepara la última bola de fuego, me imaginaba al protagonista de algún modo soltando toda la frustración acumulada durante ese combate.

Y naturalmente me vino a la mente el villano Freezer de Dragon Ball Z, arrojando sus bolas de poder destructivo y haciéndolas más grandes cada vez, todo por la frustración que sentía de no poder matar a Gokú. De ahí que enfatizase el pensamiento “Más grande”.

Pero déjame saber tu opinión en los comentarios: ¿cuál fue tu parte favorita de la pelea? ¿Te pareció que estuvo bien orquestada o que el protagonista pudo haber hecho las cosas de otro modo? ¿Te gustaron los diálogos y el intercambio entre Bryan y el sacerdote Sakala? ¿Qué te pareció la estrategia que utilizó Brian? ¿Te gustó el papel del pequeño esqueleto en esta batalla? ¿Te sorprendió que la necromancia de Bryan fuese bloqueada?

En fin, si te gustó esta historia, por favor, por favor y por favor… ¡Ayúdame con donaciones! Porque, como ya dije al principio, hace mucho tiempo que no veo una moneda. Y es muy triste no tener ni para comprarme una gaseosa (ojalá estuviese bromeando). Pero también puedes ayudarme compartiendo esta historia en tus redes sociales para atraer a más lectores y posibles patrocinadores. Y si encuentras algún error ortográfico o de contexto, por favor señálalo y lo corregiré en el menor tiempo posible.

¡Nos vemos en el siguiente capítulo!