169 Una asociación premeditada

Tanto su Fuerza Mental como sus poderes mágicos en general se habían incrementado considerablemente desde que llegó al Reino de los Demonios Verdaderos y ahora Bryan también tenía a su disposición las décadas de recuerdos o vivencias que pertenecían al difunto Fausto. No había pues ningún impedimento para que dominase todas las magias necrománticas de un Mago Licenciado salvo la falta de experiencia práctica.

Durante los siguientes días Bryan se dedicó en cuerpo y alma al entrenamiento. Primero meditando minuciosamente en la información teórica que obtuvo del difunto Necromante, después eligió con cuidado la nueva magia necromántica que quería intentar primero, teniendo en cuenta las diferentes ventajas que ofrecían.

Al final decidió que quería intentar el temible “Pantano Ácido” que tanta impresión le había causado cuando escapaba de los Jinetes Wargos, pero rápidamente se enfrentó a una nueva e inesperada dificultad.

Pantano Ácido

Hasta el momento todo lo que había hecho de necromancia eran en su mayoría conjuros, un tipo de magia que provocaba fenómenos preternaturales bien determinados. Pero el Pantano Ácido era un encantamiento, o sea, una magia que actuaba directamente sobre la materia natural y la trasformaba. El método se parecía más al que utilizó para crear su Desgarrador Sombrío.

Usando una analogía con el cuerpo humano: Usar conjuros era parecido a subir una montaña, mientras que encantar se parecía más a nadar en un río; ambas son actividades físicas que usan los mismos músculos, pero lo hacen de forma distinta.

Aun así, Bryan no se frustro y continuó entrenando. Anteriormente había visto en acción la magia del Pantano Ácido cuando Fanny y Gene la desataron, así que conocía el devastador efecto que podía tener sobre todo en un enemigo desprevenido. Si se usaba bien incluso podría ser capaz de mantener a raya un ejército completo. Bryan estaba ansioso de tener esta terrible (y algo siniestra) trampa dentro de su arsenal mágico, aunque gran parte de su motivación se debía a la promesa que le hizo Fanny de ser su novia si conseguía alcanzar el rango de Mago Adepto. La hermosa profesora se había convertido para él en un ideal que necesitaba alcanzar sin importar cuan en deuda se sintiese con Emily.

Conforme progresaba en su práctica, Bryan sentía que el dominio sobre su Fuerza Mental mejoraba considerablemente, aunque también la consumía más rápido que antes. Cuando finalmente decidió hacer una pausa para descansar se encontró con una agradable sorpresa: Su control sobre la Esencia Mágica también se había incrementado.

Nuevamente ocurría que ambas magias malignas tenían un efecto de complementariedad en la que fortalecer a una terminaba mejorando indirectamente a la otra. Ahora Bryan sentía que la sustancia en su interior obedecía hasta su pensamiento más sutil y se le sometía por completo. Se divirtió un poco haciéndola recorrer sobre cada nervio en su interior, cuando de pronto tuvo una gran idea e inmediatamente se dirigió hacia la habitación donde habían colocado a la inconsciente Belinda.

Una vez ahí, la sujetó firmemente por los hombros y ordenó a su Esencia Mágica invadir el cuerpo de la Alquimista. Entonces un minúsculo fragmento se introdujo en el cuerpo de la temible mujer a través de las yemas de sus dedos. Y cuando lo hizo le pareció que la sustancia se convertía en un sexto sentido que le permitía ver lo que ocurría en el interior.

Al modificar su propio cuerpo, Bryan había adquirido un conocimiento detallado de la anatomía del ser humano. Y si bien las mujeres eran diferentes a los hombres en muchos aspectos, compartían suficientes semejanzas como para que pudiese entender lo que sucedía a grandes rasgos. Rápidamente encontró rastros de la droga que la Alquimista había ingerido. Se trataba una poderosa neurotoxina que actuaba directamente sobre el cerebro para desconectarlo del resto del cuerpo.

Bryan examinó atentamente este veneno, tratando de entender sus misterios. Llegó a darse cuenta de que, si se concentraba lo suficiente, podía usar la Esencia Mágica para extraer pequeñas cantidades de la toxina hacia su propio cuerpo, donde le sería fácil eliminarla. El proceso sería mucho más lento que su propia regeneración, pero la posibilidad existía. Así que cerró los ojos y empleó toda su concentración para ir retirando partícula por partícula de la toxina paralizante

En medio de esta lenta limpieza, el fragmento de su esencia pasó sin querer muy cerca de ese asqueroso lunar que Belinda tenía en la mejilla. Y al hacerlo sintió algo extraño, así que se enfocó en el tumor y confirmó que había una extraña sustancia en su interior. Eso quería decir que esa aglomeración no era natural, sino el resultado de que en algún momento algo desconocido se había fusionado completamente con el rostro de la Alquimista y no se trataba de una marca de nacimiento.

Seguramente ese lunar llevaba muchos años en su rostro y no sería tan fácil de eliminar como el veneno paralizante que la Alquimista había tomado recientemente. Pero a pesar de todo Bryan sentía que con sus habilidades quizá podría retirar esa cosa de su cara, aunque el precio sería agotar casi toda su Esencia Mágica de una sola vez y no tenía motivos para hacerlo. Al fin al cabo, la belleza o fealdad de Belinda no eran asunto suyo. De modo que ignoró el lunar y se concentró en el veneno, hasta que consiguió retirarlo en su totalidad después de varias horas de esfuerzo.

Belinda despertaría pronto, pero ahora Bryan se enfrentaba a un nuevo problema: mantenerla bajo control. Así que se puso a pensar a toda velocidad y entonces tuvo una idea un tanto macabra.

Ya que ha soportado ese enorme lunar durante toda su vida, no le importará llevar otro”.

Bryan se sentó en el suelo e invocó su Desgarrador Sombrío. Luego lo utilizó para dibujar una matriz mágica en el suelo de piedra y dejó caer en su interior una gota de sangre, pero esta se detuvo a unos centímetros del suelo, flotando, mientras giraba rápidamente sobre sí misma. Entonces Bryan abrió los dedos de las manos y llevó las palmas hacia adelante, mientras desataba una cantidad muy concentrada del Fuego Glacial Místico púrpura y continuó comprimiendo la llama hasta que se redujo a una ínfima parte de su tamaño. Luego Bryan se puso a recitar varios conjuros para encerrar la diminuta pero poderosísima llama concentrada dentro de la gota de su sangre, que la envolvió como un capullo, impidiendo que su poder se redujera con el tiempo o que llegase a desatarse.

Sonriendo con crueldad, Bryan se acercó a la aún inconsciente Belinda para sujetarla por el cuello y pegó la gota de su sangre sobre la nuca de la Alquimista hasta que se fusionó con su piel, como si fuese un nuevo lunar. Solo que este guardaba en su interior una llama concentrada de increíble poder congelador.

Bryan había obtenido un control inconcebible de cada parte de su cuerpo desde que obtuvo al Infante Sangriento. Lo que había hecho era usar un arte secreto para crear una especie de cápsula que podía controlar a distancia, para soltar un poco o todo el poder de la llama púrpura que contenía. Ahora sólo necesitaba un pensamiento para desatar este sello de sangre y entonces Belinda quedaría inconsciente o muerta; según la velocidad e intensidad con que se le antojase soltar el poder de llama púrpura. También podía usarlo para sentir aproximadamente dónde se encontraba la Alquimista en todo momento, pues mientras lo desease, el Infante Sangriento estaría conectado con cada gota de su sangre, incluso si esta había abandonado su cuerpo.

Claro que este hechizo no era algo que pudiese realizar sin pagar un precio.

Bryan tropezó y cayó sentado por el agotamiento debido al contragolpe de la magia, pero eso era de esperar, así que no se preocupó demasiado. La magia demoníaca que empleaba su sangre era extremadamente peligrosa porque corría el riesgo de agotar su energía vital y si cometía un error podía terminar muriendo de golpe, destruir su alma o acabar perdiendo todos sus poderes sin posibilidad de recuperarlos.

Magia de Sangre

Pero usar una sola gota no causaría tanto daño y seguramente recuperaría el poder perdido después de un día de descanso.

Entonces cerró los ojos y se puso a circular la Esencia Mágica dentro de su cuerpo mientras esperaba con paciencia a que Belinda se despertase.

*****

Tras unas horas que parecieron eternas, Bryan finalmente escuchó que la respiración de Belinda cambiaba y aún con los ojos cerrados supo que la Alquimista estaba a punto de despertar.

En efecto, sus largas pestañas lucharon un poco, pero finalmente sus ojos azules se abrieron y Belinda comenzó a mirar a su alrededor. Chester había regresado en varias oportunidades para encender las antorchas, así que la cámara estaba bien iluminada, pero aparte de la silla en donde estaba restringida, no había nada memorable en esa habitación de piedra. Nada excepto Bryan, que continuaba sentado en el suelo con las piernas cruzadas y los ojos cerrados. Su rostro se veía severo, su postura era recta y en general era bastante atractivo. Sobre todo, trasmitía un aire de seguridad en sí mismo que inmediatamente llamaba la atención de cualquiera que fijase sus ojos en él.

Belinda contuvo un momento la respiración, pero fue inteligente e intentó pretender que seguía dormida mientras tanteaba sutilmente la fuerza de las correas de cuero en sus muñecas para probar sus límites. Era evidente que estaba buscando un modo de soltarse.

- Mejor ahorra tus fuerzas, Alquimista. - Dijo Bryan sin abrir los ojos: - No intentes fingir inconciencia frente a mí, porque no te servirá de nada. Además, te mataré inmediatamente si me parece que estas a punto de soltarte. -

Finalmente, Belinda levantó la vista enfadada y respondió: - ¿Quién eres tú? ¿Qué querella tienes contra el Culto de Caelos para que me hayas hecho tu prisionera? -

- ¡Ay, qué mala memoria tienes! - Dijo Bryan abriendo los ojos finalmente para mirarla con frialdad: - Te dije cuando te capturé que no tengo ningún interés especial en enfrentarme contra ustedes. No me preocupa el mundo que no se preocupa por mí, así que no tengo motivos para pelearme contigo únicamente por la condena universal que las naciones han echado sobre tu culto. Yo sólo hago lo que quiero. Antes más bien son ustedes los que no dejan de meterse en mi camino. -

- ¡¿Qué quieres decir?! -

Bryan sonrió y extrajo el Báculo de Hueso de su Anillo Espacial: - Obtuve este tesoro refinado personalmente por ti del primer insensato de Caelos que intentó matarme. Es bastante útil para usar mi necromancia, así que no está demás que te de las gracias. -

- ¡Eres un subordinado del Duque Odón! - Graznó Belinda cuando reconoció el Báculo N°17 en las manos de Bryan: - Así que fuiste tú quien mató a Fausto. -

Bryan la miró en silencio por unos momentos, tratando de interpretar los pensamientos de Belinda por sus más mínimas reacciones. Entonces dijo: - Piensa un poco, Alquimista. Si realmente fuera un subordinado de ese maldito traidor ¿por qué sigues viva hasta ahora? ¿Por qué no te entregué directamente a él? -

- … -

- Ustedes son realmente unos cultistas bastante despreciables. - Dijo Bryan con tranquilidad: - Tengo una venganza pendiente contra la Familia Ascher por motivos personales, así que me uní a varias personas para matar a su hijo Clark. Entonces apareció el tal Fausto haciendo un escándalo y atacando a todo el mundo. Admito que eso me brindó la oportunidad de matar a ese maldito de Clark, oportunidad que aproveché. Pero entonces ese Archimago intentó matarme sin siquiera dirigirme la palabra.

Luego me lo encontré por segunda vez cuando intentaba abrir una grieta dimensional hacia el mundo del dios Nécora, la cual seguramente acabaría destruyendo a todos los mortales en la ciudad.

No me quedó opción más que matarlo para sobrevivir. ¿Acaso ustedes siempre proceden así, sin nada de sutileza? ¿Cómo esperan que uno no se les oponga si cada paso que dan lo hacen masacrando a todos los que se encuentran cerca? -

Belinda se lo quedó mirando sin decir nada por un buen rato, asimilando cada palabra y deduciendo los significados ocultos detrás de ellas. Finalmente dijo: - ¿Entonces dices que no eres un aliado de los Ascher? -

Bryan simplemente sonrió.

- ¿También dices que Clark Ascher está muerto? - Preguntó Belinda sonriendo por primera vez: - ¿Puedo entender que tú lo mataste? -

- Ahora eres mi prisionera ¿por qué motivo tendría que mentirte? - Respondió Bryan con una mirada astuta: - Pero si aún necesitas pruebas…

Entonces arrojó al suelo un pequeño trozo de la Armadura de Clark que tenía el blasón de su familia. Lo había recogido apresuradamente cuando lo mató y decidió conservarlo como trofeo. No pensó que alguna vez le sería útil.

Cuando Belinda reconoció el símbolo, su actitud cambió por completo.

- ¡Clark está muerto! ¡Ja! ¡Eso es maravilloso!¡Maravilloso! - Dijo Eufórica: - Entonces no tenemos por qué ser enemigos. -

- Eso depende de cuáles sean tus objetivos. - Le dijo Bryan sin dejar de sonreír, pero permitiendo que se viera un brillo peligroso en su mirada: - Ahora dime ¿por qué estas realmente aquí? -

- Para destruir a la familia Ascher. - Respondió Belinda: - Tienen todo el poder la Legión Grifón de su lado y se sintieron lo bastante seguros como para ofender a nuestra sagrada orden. Por eso tienen que ser destruidos por completo. -

- ¿Por qué Fausto invocó al dios Nécora? ¿Cuál era su objetivo? - Preguntó Bryan.

Belinda lo miró un instante sin dejar de sonreír. En ese momento se veía más peligrosa y loca que nunca a pesar estar completamente restringida: - Los dioses del vacío se deleitan consumiendo a los vivos y es su deseo que encontremos cualquier oportunidad para dejarlos entrar a este mundo, incluso si es por un momento.

El poder de Odón Ascher viene en gran parte de la Ciudad de Valen. Invocando al supremo Nécora, todos los habitantes morirían, destruyendo la más preciada fuente de recursos de nuestro enemigo e incluso era posible obtener alguna recompensa del dios maligno. -

- Ustedes están locos. - Comentó Bryan al escucharla hablar tan alegremente sobre algo que provocaría el genocidio de miles de personas inocentes.

- Si con eso obtienes lo que quieres ¿acaso te importa? - Preguntó Belinda riéndose.

- ¿De qué hablas? -

- Dices que quieres matar a los Ascher. - Respondió la Alquimista sin dejar de sonreír: - Pero el Duque está a punto de convertirse en un Caballero Supremo, toda una potencia. Además, tiene el respaldo de una legión invencible… Dudo que realmente tengas algún modo de matarlo y sólo puedes contentarte con acabar con su hijo. Pero si me liberas y trabajamos juntos, podríamos tener una buena oportunidad de matarlo. -

Por un instante Bryan se quedó mudo y sin saber qué hacer. De todo lo que anteriormente había dicho Belinda, había algo que resonó como el trueno en sus oídos. Finalmente preguntó en cuanto se recuperó de la impresión: - ¿Caballero Supremo? ¡¿Dijiste Caballero Supremo?! -

- ¿Qué? ¿Acaso no lo sabías? - Preguntó Belinda risueña y con un tono burlón: - ¿Por qué crees que el Emperador de Itálica todavía no le ha quitado el cargo de Cónsul a pesar de que hace mucho que Odón Ascher ha obtenido DEMASIADO poder para su gusto? -

- … -

La propia Belinda respondió a su pregunta: - Tiene miedo de provocarlo porque el poder de un Caballero Supremo es… bueno, Supremo. -

- ¡Se suponía que Odón Ascher era un Gran Caballero! ¡¿Cómo es posible que haya tenido semejante incremento de poder sin que nadie lo notara?! - Exclamó Bryan aterrorizado.

Los Supremos, como su nombre indicaba, eran los individuos más poderosos del mundo y únicamente por debajo de los semidioses legendarios. Por norma general no solía haber más de uno o dos, y únicamente en los países más poderosos.

- Todavía no es un Supremo. - Aclaró Belinda sin dejar de sonreí: - Si lo fuera no estaríamos intentando matarlo. Pero ya a comenzado a dar los primero pasos y bien podría conseguirlo pronto si no lo detenemos. ¿Ahora entiendes por qué no nos importó destruir una ciudad entera con tan de debilitarlo? -

- … -

Belinda hizo una pausa para permitir que Bryan asimilase la información antes de continuar: - Si el Duque es tu enemigo y este consigue convertirse en un Supremo, entonces te auguro una vida bastante corta a partir de ahora. ¿No crees que es mejor colaborar conmigo? Libérame y podremos ayudarnos mutuamente. -

Bryan la miró por un momento y respondió: - Quizá odié tanto al Duque Ascher como para olvidarme de todos los problemas que tuve que sufrir por la forma en que tu culto hace las cosas. Quizá pueda incluso ayudarte para que puedas acercarte a ese malnacido. ¿Pero el Culto de Caelos puede hacer lo mismo? Ya murieron esos tres espadachines y encima he matado al Archimago Fausto. ¿Pueden acaso enterrar el hacha de la guerra? -

- Ja ¡El Culto de Caelos no necesita personas inútiles! - Respondió Belinda con una carcajada que sonó aterradoramente sincera:  - Para nosotros lo más importante es cumplir nuestros objetivos y todo lo demás es secundario. Nunca te opusiste realmente a nuestra orden, así que no eres un enemigo. Es culpa de ellos por haberse dejado matar.

Si estás dispuesto a ayudarnos, bien podemos olvidarnos de cualquier cosa. -

Bryan alzó una ceja sorprendido, pero entonces su expresión se volvió seria: - Te ayudaré a acercarte al Duque Ascher, te ayudaré a llegar hasta él. Pero a cambio jurarás dos cosas: Primero, no emprenderás ninguna otra acción que ponga en riesgo a los civiles; no me importa si mueren los legionarios, pues están apoyando a un traidor, pero los ciudadanos del imperio deben estar a salvo. Segundo, tú y los tuyos abandonarán el Imperio Itálico apenas terminen la operación, independientemente de si tenemos éxito o no en matar al Duque. ¿Aceptas? -

- Acepto, juro por mis dioses que cumpliré mi palabra si tú cumples la tuya. - Respondió Belinda sin darle mucha importancia.

Si como no. Tu promesa no vale ni aire que usas para pronunciarla.” Pensó Bryan con ironía, pero se guardó muy bien de demostrarlo y dijo en su lugar:

-  Entonces tenemos un trato. -

Cápsula de Sangre Avanzada

Nota del Traductor

Hola a todos, soy acabcor de Perú, donde... Aquí normalmente haría un comentario sobre algo curioso que ocurre en mi país, pero esto vez estoy demasiado dolido. El 16 de febrero del 2021 será recordado siempre como un momento infame para la posteridad.

Desde hace unos días se ha sabido que el gobierno peruano de Vizcarra, el presidente vacado, y ahora el gobierno de Sagasti han estado adquiriendo en secreto más de 400 vacunas contra el Coronavirus usando las valijas diplomáticas cada vez que iban a China... Y se vacunaron en secreto.

Así es. Mientras todos nosotros moríamos por montones y sufrimos las terribles consecuencias de la cuarentena, los amigos del presidente se vacunaban. Mientras los médicos peruanos pierden su vida luchando contra esta terrible pandemia... ¡El chofer de la Ministra de Salud está sano y salvo porque ha recibido la vacuna sin que nadie lo supiera! Nosotros ni siquiera sabemos cuándo llegarán las vacunas oficiales a nuestro país, pero ellos ya se aseguraron su dosis.

Cuando los rusos y los norteamericanos ofrecieron dar las vacunas al Perú, esos desgraciados usaron la excusa del papeleo para retrasar las negociaciones durante medio año sólo para que China pudiera beneficiarse con el trato final y lo hicieron sin ningún reparo porque ellos ya estaban bien vacunados y a salvo.

¡Sagasti incluso sacó una norma recién derogada que prohibía a las empresas privadas vender la vacuna! La estúpida razón era que "sólo el gobierno se aseguraría de que todos los peruanos recibieran una dosis".

Dejemos de lado lo estúpido que es prohibir a los ricos comprar una dosis con su plata para que los pobres tengan más vacunas gratis disponibles, dejemos de lado lo idiota que es creer que realmente el "Estado" podrá darles vacunas a los 30 millones de peruanos cuando ni siquiera han podido conseguir un millón de dosis, dejemos de lado que la vacuna china que han comprado es la peor de todas y ni siquiera ha sido aprobada por la OMS. Lo peor de todo es que ellos hicieron esto sabiendo que miles, quizá millones, de personas morirían y no les importó... pero ellos ya se habían vacunado en secreto. Se quedaron a salvo mientras dejaban morir a su pueblo.

Desde aquí en este humilde medio yo denuncio a Vizcarra y Sagasti como asesinos, como genocidas y como traidores a la patria. Solo espero vivir lo suficiente para verlos destruidos como se merecen y como sé que pasará. Porque si aprender tanta historia me ha servido de algo es para estar seguro de cuál es el final para todos estos miserables que se creen por encima de la retribución divina.

Vizcarra permitió a propósito que su pueblo se ahogase en medio de la enfermedad para obtener beneficios y ocultar sus crímenes. Destruyó nuestra economía con una cuarentena indefinida que él sabía bien que no funcionaba, mientras se llenaba los bolsillos con dinero ilegal. Gastó millones de nuestros impuestos que debieron usarse para salvar vidas peruanos en sobornar a medios de comunicación, en corromper a nuestro Estado y enfrentar a hermanos contra hermanos en el momento en que más unidos debíamos estar. Y ahora finalmente sabemos que miró indolente cómo millones se morían mientras que él y sus amigos se vacunaban en secreto.

Su destino pues será morir ahogado en una celda del mismo modo que causó la muerte tantos inocentes.

Sagasti por su parte engañó a todo el mundo con su ridícula pretensión y envió a morir a sus hombres mientras él se aseguraba de estar a salvo y bien vacunado en secreto como el hipócrita que es. Continuó el reinado de corrupción de su predecesor mientras fingía ser un salvador. Todo en él es una falsedad, todo en él es una mentira.

Su destino pues será perder lo que más le importa: Su falso prestigio. Pasará a la historia como el perdedor insignificante que es y que siempre ha sido. Sus descendientes no cantarán alabanzas sobre él como esperaba, sino que se avergonzarán de compartir su sangre y negarán haber tenido ninguna relación con él. Lo único que se oirá cuando se mencione su nombre serán burlas, risas y desprecio.

Así que déjenlos bailar como los bufones que son. Que sigan creyendo que controlan su vida o que todavía tienen un futuro. Hasta que finalmente la rueda del destino caiga sobre ellos y destruya todos sus espejismos. Entonces sabrán quienes son realmente y el mundo también lo sabrá.