245 Legado

Se hallaban en el extremo de una sala muy grande, apenas iluminada. Altísimas columnas de piedra se elevaban para sostener un techo que se perdía en la oscuridad, proyectando largas sombras negras sobre la extraña penumbra azulada que reinaba en la estancia.

Con el corazón latiendo rápidamente, Bryan despertó la Esencia Mágica para estar listo ante cualquier peligro que pudiese encontrar, mientras escuchaba aquel silencio casi de ultratumba, mezclado con los aromas propios de aquellos sitios que nadie ha visitado en muchos años.

Bryan ingresó primero con el Pequeño Esqueleto sentado sobre su hombro, poco después Gilberto y el Zombi Élite de Tierra lo siguieron. El sonido de sus pasos resonaba bastante cuando rebotaban entre aquellos muros sombríos y más de una vez se sobresaltaron al creer que estaban viendo movimiento entre las sombras.

Lo más molesto era que todos sentían que había algo o alguien vigilándolos.

Al llegar al último par de columnas, Bryan vio una enorme estatua, tan alta como la misma cámara, que surgía imponente, adosada al muro del fondo. Todos tuvieron que echar atrás la cabeza solo para poder ver el rostro gigantesco que la coronaba: Era una cara antigua y heroica, con una barba muy fina, y una fisionomía parcialmente oculta detrás de una capucha con capa que le llegaba casi hasta el final de la amplia túnica de mago, donde unos enormes pies de color gris se asentaban sobre una gran base de planta octogonal.

- Ascanio Ítalo, supongo. - Murmuró Bryan.

- ¿Dónde están los tesoros? - Se preguntó Gilberto.

- Calma, las cosas no necesariamente son tan sencillas… - Comenzó a replicar Bryan, pero entonces escuchó (o creyó oír) el sonido de algo que se movía entre las columnas de piedra.

Inmediatamente desenvainó el Desgarrador Sombrío y lo imbuyó con el poder del Conjuro de Fuego Glacial Místico, para tener un poderoso ataque preparado y al mismo tiempo una fuente de iluminación.

El Pequeño Esqueleto fue el primero en sentir los cambios en el humor de Bryan y ya había saltado de su hombro para posicionarse en frente de su creador, mientras que las siete púas levitaban en busca de un objetivo. Su cuerpo blanco y pulido como cristal reflejaban las llamas de Bryan, haciendo que se viese todavía más peligroso.

- ¿Qué es, Maestro? - Preguntó Gilberto: - Yo no puedo ver nada… -

Pero el Dragón Negro guardó silencio de pronto, porque un nuevo sonido como de algo arañando el suelo resonó en la cámara. Inmediatamente después todos sintieron claramente que un ser bastante peligroso los acechaba, porque comenzó a emitir un aura sanguinaria impresionante. Gilberto rugió en respuesta e inmediatamente adoptó su verdadera forma, pues la cámara era tan grande que había espacio suficiente incluso para un Dragón Negro. Sin embargo, su presencia no mejoró el ánimo de nadie, porque sabían de forma instintiva que aquello a lo que se enfrentaban era más peligroso que cualquiera de ellos.

¡¿Qué está pasando?!” Se decía Bryan mientras trataba de encontrar el origen del peligro. Y había liberado a sus Espectros Oscuros, pero ninguno de ellos detectó nada con sus ojos sobrenaturales, lo cual incrementaba todavía más su sensación de alarma: “¡Sé que está aquí! ¡Estoy seguro de que está en frente mío! ¡Está caminando directamente hacia mí!... Entonces… ¡¿Por qué no puedo verlo?!

- Ya entiendo. No es que no pueda verte, sino que no puedo reconocerte. ¿Verdad? Es una especie de ocultamiento parecido a la Magia Espacial - Susurró Bryan después de meditarlo un poco y luego exclamó desafiante: - ¡Pero es inútil porque ya sé que estás ahí! ¡Sal ahora mismo! -

La respuesta a sus palabras fue un gruñido bajo que transmitía una impresionante sensación de poder. Pero el origen de ese sonido ayudó a que Bryan comprendiese que desde el principio estuvo buscando muy abajo y que la cabeza de ese ser misterioso debía estar por encima de la suya.

Lo primero que distinguió fue un par de ojos amarillos que brillaban con intensidad, luego la enorme masa de una criatura gigantesca, aún más grande que Gilberto en su forma de Dragón. Sin embargo, esta bestia se desplazaba con mucho sigilo entre las columnas de piedra, hasta el punto en que incluso alguien con el oído de Bryan solamente la escuchó cuando ya estaba unos diez metros de distancia, lo cual no era una distancia significativa al tratarse de un depredador tan grande. Sin embargo, y pese a estar tan cerca, seguía siendo imposible distinguir su fisionomía.

Bryan no estaba seguro de cómo debía proceder. No le gustaba la idea de atacar algo cuya identidad desconocía por completo, pero esa criatura estaba bloqueando la salida por dónde podrían escapar. Bryan estaba ponderando cuál sería su próximo movimiento cuando de pronto se escucharon unas palabras graves y bastante claras, pero que de algún modo no parecían pertenecer a una voz humana.

- Cada jornada da vueltas alrededor de tu casa y entra en ella sin jamás tocarla. -

La situación era tan extraña, que por un momento todos se quedaron quietos, sin saber que decir y sin comprender lo que ocurría. Pero entonces Bryan reaccionó imbuyendo al Desgarrador Sombrío con una mayor cantidad de poder, para que la llama carmesí se pusiese a brillar con intensidad, hasta iluminar toda la estancia.

Pero, aunque en ese momento la totalidad de la Cámara era visible, de alguna manera ese ser seguía sin poder ser visto, con la excepción de sus ojos.

La reacción de Bryan despertó a todos de su letargo. El Pequeño Esqueleto apuntó todas sus púas afiladas en la dirección de los ojos del monstruo desconocido. El Zombi Élite de Tierra dio un pisotón en el suelo que hizo temblar las rocas. Y Gilberto rugió de un modo amenazante con la intención de oponerse a esta misteriosa criatura.

Sin embargo, el ser no se inmutó en lo más mínimo, sino que permaneció observándolos sin parpadear y repitió las palabras: - Cada jornada da vueltas alrededor de tu casa y entra en ella sin jamás tocarla. -

- ¡¿Quién se supone que eres?! - Bramó Gilberto furioso.

La criatura no respondió, pero algo cambió en el momento en que escuchó las palabras del Dragón Negro y repentinamente los contornos de su enemigo se volvieron más claros. Ahora era evidente que enfrentaban a un ser cuadrúpedo, bastante masivo y podían ver el destello de unas garras afiladas.

- Cada jornada da vueltas alrededor de tu casa y entra en ella sin jamás tocarla. - Repitió la criatura.

Gilberto abrió sus fauces para desatar su Aliento Ácido. Sus recientes experiencias le habían hecho madurar bastante y tuvo la prudencia de atacar con mucho cuidado de no tocar los pilares que sostenían el techo de la cámara de piedra.

El Zombi Élite de Tierra también hizo un movimiento e hizo salir del suelo varias rocas afiladas, que volaron disparadas hacia adelante con gran velocidad. El Zombi no podía manipular tan fácilmente las lajas de piedra tallada que cubrían toda la Cámara, lo cual limitaba un poco sus capacidades ofensivas, pero consiguió desatar un ataque devastador.

Sin embargo, las nubes corrosivas y las rocas afiladas atravesaron a la criatura sin provocarle ningún daño o siquiera una reacción. El ser simplemente repitió:

- Cada jornada da vueltas alrededor de tu casa y entra en ella sin jamás tocarla. -

- ¡Ya estoy cansado de…! -

- ¡Silencio Gilberto, no digas una palabra más! - Gritó Bryan de pronto.

Cuando el Dragón Negro habló, los rasgos de la criatura se volvieron más claros. Entonces Bryan distinguió el cuerpo de un león gigantesco con una cola anormalmente larga y unas garras aterradoras. Además, tenía un par de alas similares a las de un águila, como los grifos. Pero su cabeza y su pecho… eran los de una mujer.

- ¡Mierda, es una Esfinge! - Explicó Bryan: - ¡No digas nada Gilberto! ¡Cualquier cosa que no sea la respuesta a su acertijo será tomado como excusa para atacarnos! -

Las esfinges estaban entre las peores criaturas no sólo en el Bosque Oscuro, sino en el mundo entero. No existía mucha información sobre ellas, pero se sabía que era completamente imposible vencerlas y no existía nada que ellas no pudieran matar.

La terrible Esfinge

Sin embargo, como para compensar todo ese poder, las esfinges estaban obligadas a presentar tres enigmas antes de atacar. Y si la víctima conseguía responder, entonces la Esfinge desaparecía. En cambio, si su presa fallaba en responder o se demoraba, la Esfinge tenía vía libre para devorarlos.

Ya me parecía que el acertijo de la última puerta era demasiado sencillo. ¡Era porque aquí adentro estaba la verdadera trampa!

- Cada jornada da vueltas alrededor de tu casa y entra en ella sin jamás tocarla. - Repitió la esfinge y sus ojos amarillos se fijaron en ellos con tanta intensidad, que evidentemente los atacaría en el siguiente turno.

Bryan se exprimió el cerebro para encontrar la respuesta a toda velocidad y finalmente respondió: - ¡El Sol!¡Es la luz del Sol! -

Los ojos de la esfinge resplandecieron en la penumbra y sus contornos volvieron a tornarse poco claros. Parecía que cada respuesta equivocada provocaba que se volviera más tangible, pero las respuestas correctas tenían el efecto contrario.

Entonces la Esfinge volvió a preguntar: - Sus raíces no se ven. Es más alta que los árboles. Arriba y arriba sube, pero sin embargo no crece. -

- La montaña. - Respondió Bryan sonriendo porque había escuchado un enigma muy parecido con anterioridad.

El contorno de la esfinge se volvió todavía más difuso y su voz sonaba enfadada cuando dijo: - Por la noche vienen sin ser llamadas. Por el día se marchan sin haberse ido. -

- Eso es fácil, los sirvientes. - Dijo Gilberto riendo.

- ¡No, idiota! ¡Dije que te callaras! - Bramó Bryan enfadado: - ¡Son las estrellas! -

Pero naturalmente, la respuesta de Gilberto fue la que tomó en cuenta la Esfinge y los contornos de su cuerpo volvieron a hacerse claros.

- ¡Perdóname, Maestro! -

- ¡Solo guarda Silencio! -

En la penumbra, se escuchó el sonido de la Esfinge relamiéndose los labios antes de que dijera: - Quien lo tiene, no lo dice. Quien lo toma, no lo sabe. Quien lo conoce, no lo quiere. Pero los hombres mueren por tenerlo. -

Bryan se puso a pensar desesperadamente, mientras los ojos del dragón y sus dos criaturas permanecían fijos en él. Finalmente respondió con voz temblorosa, rogando a la diosa Fortuna para no equivocarse:

- El dinero falsificado. -

La Esfinge gruñó con furia y su contorno volvió a difuminarse. En ese momento solo podía verse el brillo de sus ojos.

Gilberto ya no se atrevía hablar a estas alturas, pero soltó un chillido de alegría. El Pequeño Esqueleto se puso a saltar alegremente y hasta el Zombi Élite de Tierra parecía querer hacer cabriolas.

Sin embargo, debido al error del Dragón Negro a la Esfinge todavía le quedaba un acertijo y rápidamente dijo el que seguramente era el más difícil que conocía: - No tiene principio, aunque ha nacido. No tiene final, aunque ha muerto. Viaja por el mundo entero. Marcha inexorable. Bate los cimientos. Pelea mejor que un lobo. Espera más que una piedra. Es más fuerte que el acero. Muerde con herrumbre el hierro. Todos los reyes perecen cuando lo manda y hasta la cumbre más alta se derrumba con su llegada. -

En medio de la oscuridad, Bryan estaba siendo observado tanto por sus aliados como por la Esfinge. Todos esperaban que respondiera, pero por más que lo intentaba no se le ocurría la solución. Desesperado comenzó a enumerar todos los horribles nombres de gigantes y ogros que alguna vez había oído en los cuentos, pero ninguno hacía todas esas cosas.

 Además, tenía el presentimiento de que la respuesta era muy diferente y que ya la sabía de algún modo, pero no era capaz de dilucidarla.

Empezó a sentir un poco de miedo, lo cual es malo para pensar. Los contornos de la Esfinge se volvieron a esclarecer conforme transcurrían los segundos y la criatura comenzó a acercarse lentamente, relamiéndose los labios, aumentando más la tensión.

“¡Maldita sea! ¡¿Por qué esta Esfinge malparida no puede darme un poco más de…?!” Comenzó a pensar Bryan, pero entonces abrió los ojos y gritó: - ¡El Tiempo! -

Los ojos de la Esfinge volvieron a brillar con furia, porque naturalmente esta era la respuesta. Entonces la criatura retrocedió lentamente, perdiéndose de vista entre las sombras, hasta que desapareció por completo. Poco después, una serie de antorchas se encendieron mágicamente, iluminando toda la cámara y en ese momento todos confirmaron consternados que no había ni rastro de la Esfinge, ni tampoco algún lugar por el que hubiese podido salir teniendo en cuenta su enorme tamaño.

- ¿Era una Esfinge de verdad o una ilusión? - Preguntó Gilberto después de volver a disfrazarse de humano.

- Ni idea. - Le respondió Bryan: - Quizá fuese algo invocado por Ascanio Ítalo. -

Ahora que la cámara estaba iluminada, todos pudieron ver que en el centro había un gran ataúd de piedra, demasiado grande para pertenecer a un ser humano. Bryan invocó a varios Zombis para abrirlo y entonces descubrió que en el interior había una gran cantidad de huesos enormes cuidadosamente colocados. Cuando los examinaron, confirmaron que eran los restos de un ser parecido a un Dragón, que debió haber medido por lo menos diez metros de largo.

Para Bryan esto apenas era interesante. Pero cuando el Pequeño Esqueleto vio estos despojos, comenzó a saltar con alegría mientras agitaba sus brazos e intentaba gesticular algo. Poco después se puso a abrazar uno de los huesos más gruesos, probablemente el fémur de la criatura.

Como necromante, Bryan entendía que los huesos de algunas criaturas mágicas retenían parte de su poder, el cual podía ser utilizado para fortalecer a los No Muertos. En efecto, al poco tiempo pudo ver una energía que fluía del fémur hacia el Pequeño Esqueleto, provocando que sus ojos resplandecieran, hasta que finalmente el despojo se volvió cenizas.

Finalmente, el Pequeño Esqueleto señaló el resto de los huesos con su daga, mientras que se señalaba a sí mismo con la mano libre y luego al Zombi Élite de Tierra, que también parecía bastante alegre por este descubrimiento.

- ¿Acaso ustedes quieren llevarse estos huesos? -

Los dos asintieron fervientemente.

- ¿Pueden transportarlos al inframundo? - Preguntó Bryan mirándolos. Y viendo que ambos volvían a asentir, les dijo: - Muy bien. Si los quieren, son suyos. Les recomiendo que guarden algunos para dárselos a sus seguidores más poderosos. De ese modo fortalecerán su… ¿Grupo? ¿Facción? -

El Pequeño Esqueleto comenzó a saltar todavía más alto en cuanto escucho la aprobación de Bryan y su cuerpo resplandeciente arrojó destellos por toda la Cámara. Viéndolo tan feliz, Gilberto murmuró - ¡Descarado! - pero no hizo nada para interrumpir la celebración de la Criatura Oscura.

Bryan dejó al Pequeño Esqueleto y al Zombi Élite de Tierra que estaban entretenidos examinando de cerca cada uno de los huesos. Entonces se dirigió hacia donde estaba la enorme estatua de Ascanio para examinarla detenidamente. Fue entonces cuando notó una serie de hendiduras disimuladas en la base y usó su Desgarrador Sombrío como una cuña para exponer las rendijas.

- ¿Encontraste algo, Maestro? - Preguntó Gilberto acercándose.

- Creo que sí. - Respondió Bryan: - Ayúdame a jalar del otro lado. -

Ambos usaron su fuerza sobrehumana para abrirse paso entre las hendiduras y confirmaron que había un compartimento escondido en el interior de la escultura.

- ¡Debe ser un tesoro! - Exclamó Dragón alegremente e intentó seguir jalando, pero Bryan lo detuvo con una mano en su hombro.

- Cuidado, Dragón. Ya establecimos que quien haya construido este sitio no fue negligente a la hora de protegerlo de intrusos. - Dijo Bryan sonriendo, para luego señalar a sus Zombis con la mirada: - Deja que ellos lo hagan. -

Gilberto asintió y dio un paso atrás para permitir que los Zombis lidiaran con las rendijas de piedra. Eran criaturas un poco torpes, de modo que la operación les tomó un rato, pero finalmente se escuchó un crujido y la tapa comenzó a ceder. Pero entonces se escuchó un sonido parecido al de una explosión, que dio pasó a una enorme nube de ácido increíblemente corrosivo, el cuál salía de las rendijas en la base.

La terrible sustancia se desplazó por el aire rápidamente y derritió la piel de los Zombis con aterradora velocidad. Bryan estaba punto de saltar para evitar el ácido que se acercaba rápidamente, pero Gilberto dio un paso adelante y lo absorbió todo con su cuerpo.

- Comparado con el mío, este ácido apenas es digno de mención. - Dijo el Dragón Negro con una sonrisa ufana.

- ¡Excelente! - Lo felicitó Bryan.

Finalmente pudieron aproximarse al agujero en la base y vieron que en el interior había un gran cofre de tres metros de largo, que estaba hecho completamente de hierro. Se veía bastante pesado, tanto como para que se necesitaran varios hombres trabajando juntos sólo para sacarlo. Pero Bryan no tuvo ningún problema gracias a su fuerza sobrehumana.

Entonces hundió los dedos en el metal para abrir el cofre.

Gilberto se asomó de inmediato con una mirada ávida. Estaba esperando tesoros resplandecientes y opulentos, como gemas, joyerías o monedas de oro. Pero para su gran decepción lo único que había en el interior era un báculo y un gran libro con una carátula completamente negra.

- ¡¿Esto es todo?! ¡Maldita sea! ¡¿Tanto para nada? - Gruñó Gilberto desilusionado y pateando el suelo con frustración. Luego se volvió para mirar a Bryan con la intensión de quejarse… Pero este no estaba prestándole atención.

Los ojos de Bryan estaban completamente fijos en estos dos objetos y apenas podía contener la emoción. Rápidamente se agachó para abrir el libro y pasó cuidadosamente las pesadas páginas.

Lo primero que descubrió es que las hojas no estaban hechas usando piel de cordero, como usualmente se hacía con el pergamino regular, sino que habían empleado el cuero de alguna criatura mágica, lo que de por sí aumentaba bastante el valor del objeto. Pero lo que más llamó su atención fue la escritura, que tenía un elegante trazo regular, muy propio de alguien educado.

Muchos no eran conscientes de que las diferentes tintas tenían un olor particular, el cual variaba dependiendo de los materiales empleados en su fabricación. Bryan no sabía exactamente cómo se hacían, pero había visto muchos libros en la Academia Babilonia o en el Cementerio de la Muerte, y su gran sentido del olfato acabó memorizando el aroma de las tintas más valiosas entre de todas.

Esta lo era.

Así que comenzó leer, no sin algo de dificultad porque la escritura era de una época muy antigua y tenía formas de expresión que le eran desconocidas, pero durante su estudio de los textos necrománticos en Mageía Nekromanteía había aprendido a descifrar textos crípticos y con el tiempo entendió lo que decía.

- ¡Por todos los dioses! - Exclamó Bryan: - No puedo creerlo. -

- ¿Qué pasa, Maestro? - Preguntó Gilberto emocionado: - ¿Acaso ahí dice en dónde está el tesoro? -

- Esto, Gilberto… - Puntualizó Bryan sin dejar de mirar las páginas: - ¡Es un tesoro! -

Lo que tenía entre sus manos era nada menos que un libro de Magia Oscura… ¡Escrito con puño y letra por el mismísimo semidiós Ascanio Ítalo! ¡Reyes matarían por el honor de poseer semejante legado!

Conforme más leía, más se asombraba Bryan por toda la información que contenía. En el interior se registraban todo tipo de magias oscuras poderosísimas. Pero además tenía adjuntas una serie de anotaciones escritas debajo o en los márgenes de las páginas, con útiles consejos y muchas fórmulas fáciles y rápidas de entender… ¡Cada una de las cuales servía para mejorar todavía más el desempeño de un Mago Oscuro!

Y lo más valioso de todo era que, entre todos los conjuros, hechizos y encantamientos registrados, había muchos que probablemente fueron inventados por el propio semidios.

Bryan era un Necromante, y aunque su magia pertenecía a una rama afín a la Magia Oscura, no debería serle tan sencillo entender lo que ahí estaba escrito. Pero Ascanio era tan claro, preciso y didáctico, que Bryan no tenía ningún problema para comprender las teorías una vez que descifró la escritura. De hecho, de no ser porque las magias en el libro eran demasiado avanzadas, no habría resistido la tentación de probar algunas de ellas.

El Báculo de Ascanio

Después de un buen rato, Bryan se obligó a dejar de leer el libro para examinar el Báculo. Era un objeto finamente trabajado y por más que lo examinó no pudo identificar con qué material estaba hecho.

El cuerpo era de color ébano oscuro y se sentía suave al tacto. Medía aproximadamente dos metros y medio de largo. La parte superior se abría para rodear como dos serpientes a una hermosa esfera resplandeciente hecha con una amatista perfectamente pulida.

El diseño del Báculo era sorprendentemente estético. Magnífico por su limpieza y bello en su manufactura, que recordaba al mismo tiempo al metal y a la madera. Unas hermosas runas resplandecientes estaban inscritas cerca del orbe, las cuales brillaban con la misma luz misteriosa que desprendía la joya.

Y uno no tenía que ser un Mago Oscuro para notar su tremenda capacidad mágica, frente a la cual, el magnífico Báculo N°17 fabricado por Belinda parecía una baratija.

El arma de un semidiós.” Se dijo Bryan mirando el báculo con una profunda admiración y respeto. No pudo evitar intentar utilizarlo, pero sintió que había una fuerte resistencia natural a sus poderes.

Seguramente es porque está especializado para la Magia Oscura.” Pensó decepcionado, pero aun así sonrió al recordar que seguía tratándose de una reliquia de incalculable valor.

- Un libro viejo y un bastón… ¿Por qué alguien los querría? ¡Vaya fiasco! - Masculló Gilberto pensando en voz alta.

- Ya te lo dije, estas dos cosas son un tesoro invaluable. - Respondió Bryan sonriéndole mientras guardaba todo en su Anillo Espacial.

- No creo que esas cosas valgan ni siquiera una botella de vino barato. - Se quejó el Dragón Negro, mientras pateaba la caja de metal vacía para desahogar su frustración.

Entonces se escuchó un crujido y luego la cámara se iluminó con el resplandor de cientos de joyas. Aparentemente el recipiente tenía un doble fondo, donde se ocultaba una gran cantidad gemas, minerales valiosos y monedas de oro.

- Bueno, supongo que ahí está un tesoro más de tu gusto. - Comentó Bryan complacido con este repentino desarrollo.

- ¡Hurra! ¡Esto sí que es un tesoro! - Celebró Gilberto con una sonrisa eufórica, pero luego recordó algo y preguntó con algo de miedo: - Maestro… ¿Puedo quedarme con algunas? -

Normalmente Bryan le habría dicho que NO sin siquiera dudarlo, sobre todo después del error que cometió con la Esfinge. Pero en su memoria todavía estaba fresco el recuerdo de la gran lealtad que Gilberto demostró en ese momento tan terrible, cuando se demonizó. De hecho, la forma en que Bryan se dirigía al Dragón Negro ya había comenzado a sonar un poco paternalista sin que él mismo se diera cuenta.

- Bueno, yo necesito los minerales para mi Alquimia y las gemas que tengan poderes mágicos. Tú puedes quedarte con todo lo demás. -

Escultura de Ascanio en la Cámara Subterránea

Nota del Traductor

Hola a todos, soy acabcor de Perú donde el Socialismo consiguió transformar un país emergente que era llamado hace unos años “El Milagro Sudamericano” en una nación quebrada económicamente, con violencia, crimen desencadenado, corrupción generalizada y hambruna en el horizonte. Y Solo necesitaron 9 meses. ¡Todo un récord!

Hoy es miércoles 01 de junio del 2022.

Bueno este capítulo es el tercero de un grupo que me gusta llamar “los eslabones” porque todo lo que ocurre que en la versión original podría haber entrado perfectamente en un solo capítulo. Pero creo que Ni Can Tian tenía que presentar un número determinado y para evitar que le quedase muy corto, el autor recurrió a volver a narrar eventos de capítulos anteriores, describir excesivamente algunos movimientos o acciones, colocar diálogos que están demás y reiterar bastante.

Pero si tuviese que contar solamente los eventos que ocurren, quitando el texto que sobra, el capítulo quedaría así: Descripción del lugar (3 Párrafos), encuentran unos huesos (2 Párrafos), encuentran el libro con el bastón (2 Líneas de Párrafo). FIN.

En serio, ahí termina. Ni siquiera nos dicen de qué trata el libro. Eso lo dejan para el siguiente capítulo. Si no me creen, colocaré una copia del original en el grupo de Facebook.

Lo mismo sucedía en el anterior (N°244): Bryan vuelve a la normalidad (1 Párrafo), se recupera de sus heridas (2 Párrafos), los monstruos se van (3 Párrafos), examina la tumba (1 Párrafo). FIN.

Por eso digo que todo lo ocurrido podría perfectamente haber entrado en 1 capítulo.

Me inventé lo de la esfinge porque imaginé que quedaría bien con el hecho de que las anteriores pruebas (que también me inventé) fuesen adivinanzas, casi como si las pruebas hubiesen sido una preparación para enfrentar a este monstruo mitológico.

Naturalmente modifiqué algunas de sus características, de modo que la criatura presentase más de una adivinanza, para incrementar el sentimiento de tensión. El que la esfinge tuviese un poder sobrenatural que impida que la puedan percibir está inspirado en un Manga, Nurarihyon no Mago, pero queda tan bien que no se nota.

Al principio pensé en escribir otra batalla épica con la esfinge, pero me pareció que otro combate tan pronto podría sentirse un poco fuera de lugar. Además, no se tanto sobre los poderes de la esfinge en combate y aunque podría inventármelos, tal vez no quedase bien. Por no mencionar que un combate así tendría que extenderse en más de un capítulo.

Para la ambientación me inspiré en el libro Harry Potter y la Cámara Secreta. Para las adivinanzas en El Hobbit. Luego películas como La Momia, donde le hago una referencia al momento en que encuentran el Libro de la Muerte y los trabajadores mueren por ácido a presión.

Por cierto, que tuve muchos problemas para encontrar adivinanzas que quedasen geniales, si ustedes conocen algunas que sean épicas, algo así como poemas antiguos y que su resolución no sea nada moderno (trenes, fósforos, cables, etc.), por favor cuéntenmelas, pues podrían servir en el futuro.

El báculo descrito en el original es diferente, porque yo primero encontré una imagen que me gustaba y describí esa. En cambio, la descripción original era muy poco clara, salvo por el hecho de que tenía unas amatistas.

En la versión original no hay ninguna cámara subterránea, ni esfinge, ni pruebas. Constantemente se usan palabras como Tumba o Lápida, pero aparte de los huesos que encuentran no hay realmente ningún signo de que este sitio sea realmente un mausoleo y por eso lo cambié a un laberinto.

La parte en que Gilberto comete un error con la adivinanza es algo cómica, pero lo hacía ver un poco patético después de su reciente acto de heroísmo, así que para levantarlo un poco hice que absorbiese el ácido de un modo muy eficiente y que al atacar a la esfinge fuese particularmente cuidadoso. También hago que Bryan le ceda parte del tesoro por ese mismo motivo.

Sinceramente espero que les haya gustado.

Pero déjenme saber tu opinión en los comentarios: ¿Qué les pareció la narración de la esfinge? ¿Te gustó que la esfinge fuese presentada de ese modo o hubiese preferido otra batalla épica? ¿Les gustó la descripción de la ambientación? ¿Qué opinan de las imágenes? ¿Qué les pareció la descripción del contenido del libro de Ascanio?

Si quieren colaborar con este proyecto por favor pueden usar los enlaces de mi cuenta Patreon y así ayudarme a sobrevivir en esta terrible crisis económica, también agradecería que señalasen cualquier error ortográfico que encuentren para poder corregirlo y sobre todo compartir esta historia con más personas para aumentar el número de lectores.

Nos vemos en el siguiente capítulo.