159 Escapando con la princesa

El primer desafío de Bryan era infiltrarse de nuevo en la Ciudad de Valen y no iba a ser fácil con la Ley Marcial en efecto. Por supuesto que existían unas docenas de rutas secretas usadas por los contrabandistas, pero esa no era la clase de información que los bandidos divulgaban ni siquiera en el burdel.

Sin embargo, Bryan no estaba preocupado y tenía una buena idea de lo que necesitaba encontrar: Una ruta poco visible a unos cientos de pasos de las murallas que llegase a algún punto rocoso para no dejar huellas o surcos de carro; además, seguramente no quedaría muy lejos de alguna entre las carreteras principales. Todo era cuestión de paciencia.

Al poco tiempo distinguió una roca grande y baja situada a pocos metros del camino, con árboles a ambos lados. Era perfecta. Si alguien se tomaba la molestia de conseguir que la piedra se abriese sobre un eje, los contrabandistas podrían sacar su carro al camino sin que nadie los viera y sin dejar huellas. Bryan se acercó con cautela y limpió un poco la nieve sobre la roca. Entonces vio las reveladoras rozaduras causadas por ruedas de madera reforzadas con hierro cuando los contrabandistas arrastraron su carga ilegal.

La había encontrado.

Gracias a la ruta escondida pudo llegar a unos metros de la muralla, la cual estaba rodeada por un foso de agua mezclada con reactivos mágicos para mantenerla descongelada incluso en invierno, pero sin que por ello dejase de estar fría. No es que eso fuese un gran obstáculo para detener a un solo individuo, pero el sonido de un chapoteo nocturno seguramente llamaría la atención. Bryan simplemente sonrió y levitó sobre ella con el Arte del Noveno Diagrama Celeste.

Caminó hasta la base del muro y consideró seriamente volver a volar, pero creyó que algún vigía alcanzaría a verlo si se movía tan rápido, por lo que tomó la decisión de escalar. Las grandes piedras estaban reforzadas mediante conjuros y encajaban mejor con sus vecinas de lo que el peso y el mortero podrían lograr, sin embargo, Bryan concentró la Esencia Mágica en la punta de sus dedos y pies para reforzarlos al máximo.

Entonces comenzó a subir de un modo similar al que el difunto Clark alguna vez usó, sintiendo que la piedra cedía frente a su monstruosa fuerza. 

Escalando el Muro

Ya en la cima de las almenas aumentaron sus dificultades. En primer lugar, tenía que sortear a las partidas de legionarios que vigilaban el perímetro, saltando de sombra en sombra. Para esto se había vestido con su armadura de cuero oscurecido, pero aun así resultó bastante estresante porque cada diez minutos tenía que esconderse de algún centinela que caminaba haciendo su ronda e inmediatamente después esquivar a un segundo guardia que siempre venía desde la dirección contraria, reforzando la vigilancia.

Eran las cuatro de la madrugada. La mayoría de los soldados todavía estaban dormidos y los grifos descansaban en sus cuadras, pero ante las puertas habían dejado un espacio enorme donde se alzaban los campamentos de las legiones que ahora eran dueñas de la ciudad.

Bryan entrecerró los ojos para contar las tiendas y hacerse una idea de cuantos soldados habría. Eran demasiados. Nunca hubiera pensado que el Duque Ascher tuviese a tantos hombres bajo su mando.

Apenas estuvo despejado, Bryan se dejó caer al gran patio y en cuanto pudo se robó un gambesón, un calzado militar y una túnica con el emblema de la familia Ascher. Al cabo de un minuto se había disfrazado lo bastante bien como para que no lo notaran en la oscuridad. Después se dirigió a las cuadras para robarse un caballo, pues no pensaba caminar hasta la mansión de Lawrence cuando quedaba tan poco tiempo antes del amanecer.

Bryan cabalgó tan deprisa como pudo entre los oscuros callejones de la Ciudad de Valen. No era un recorrido agradable. Por todas partes veía a personas aterradas o realizando actos evidentemente ilegales, pues el miedo actuaba como un estimulante para todo tipo de estallidos de violencia. Cada cierto tiempo veía asesinatos, saqueos, violaciones o asaltos. Ni siquiera los ciudadanos más pudientes estaban a salvo.

La guardia llegaba a intervalos, con los legionarios marchando como máquinas que se ponían a ejecutar a todos los revoltosos sin importarles quien era inocente o culpable. Pero el caos volvía a reinar en cuanto la luz de sus antorchas se alejaba. Toda la ciudad parecía haber cambiado por completo en tan solo una semana para transformarse, de una urbe boyante a un escenario de terror.

Caos nocturno en las calles de la Ciudad de Valen

Cuando ya se estaba deprimiendo, Bryan llegó al distrito donde se alzaba la morada de Lawrence y comprobó con alivio que no parecía tan maltratado como el resto de la ciudad. Así que abandonó al caballo junto con la ropa robada e hizo el resto del camino corriendo y en cuanto tuvo ocasión se puso a escalar los tejados para evitar las amplias calles. Finalmente llegó a la mansión de Lawrence e ingresó dejándose caer por uno de los balcones.

Una vez en el interior se dirigió directamente al atrio y tocó la puerta para avisar a los sirvientes. Podría haberse infiltrado un poco más, pero no quería dar la impresión de que lo consideraba un aliado de confianza. No había que ser un genio para deducir que Lawrence tenía toda la intención de involucrarse en la contienda política entre los príncipes y en lo personal, Bryan pensaba que tenía la inteligencia para resultar victorioso. Su problema era que había permanecido mucho tiempo en el anonimato y era un hijo ilegítimo, así que le costaría mucho ganar la aprobación de los censores. Sin embargo, si sus medio hermanos eran realmente tan nefastos como afirmaban los rumores, seguramente tendría más de una oportunidad para llegar al poder, con tal de que no cometiera ningún error garrafal.

Siempre y cuando Lawrence jugase bien sus cartas, a él no le importaba darle una mano para ayudarlo a sentarse en el trono y ganarse su gratitud. Pero si al final resultaba ser un contendiente débil, no eran tan amigos como para Bryan tuviese reparos en abandonarlo a su suerte y asumió que Lawrence pensaba de la misma manera. Lo que más deseaba Bryan era mantener una posición que le permitiese maniobrar e impedir que lo convirtieran en un simple peón desechable. Para eso, lo mejor era seguir fingiendo que no tenía idea de la verdadera identidad del joven príncipe.

Tras unos segundos sintió una presencia a su espalda. Se trataba de Fortunato, el veterano Ejecutor, que de pronto había aparecido como un fantasma. Era evidente que Bryan se había ganado el respeto del Maestro Asesino, porque su expresión ya no parecía tan indiferente e incluso podría ser confundida con una de cordialidad: - Si buscas a Lawrence, me temo que no está, aunque debería regresar en poco tiempo. Pero nos dejó claro que eres bienvenido. Puedes esperarlo aquí si lo deseas. -

- ¿Con la ciudad en semejante estado se atreve a salir de noche? - Preguntó Bryan mientras recibía una copa de vino que un sirviente le alcazaba.

- Es por esta situación que tiene que salir. - Respondió Fortunato: - En lo personal yo me iría inmediatamente, pero parece que los aristócratas tienen otra forma de hacer las cosas. Ahora está buscando un nuevo refugio temporal y también está negociando con varias personas para evacuar a la joven Lisa lejos de aquí. -

Bryan asintió mientras apuraba un trago de vino: - Supongo que no me hará daño esperar un rato, puesto que ya hice todo el camino hasta aquí. Por cierto ¿cómo acabó ese asunto por tu lado? ¿Conseguiste matar a Calvert? -

- ¡Ja! ¡Por supuesto! - Respondió Fortunato sonriendo por primera vez: - Lawrence me pidió que le diera un final miserable, así que le disparé una flecha embadurnada con mi propia receta: Un veneno hecho a base de la toxina de Acromántula. No tiene antídoto conocido y puede modificarse para que derrita lentamente a un cuerpo humano desde adentro hacia afuera. También es neurotóxico, así que eventualmente impide que la víctima se mueva o emita sonidos, pero aun así puede experimentar todo el dolor del proceso.

Y créeme, es un dolor superior a cualquier cosa que ese maldito crápula haya experimentado en su miserable vida. Anunciaron su muerte hace unos dos días, pero no habrá entierro o mejor dicho no queda NADA que enterrar. -

- Impresionante. - Dijo Bryan saludando al maestro con su copa: - No estoy familiarizado con la especie. ¿Qué es una Acromántula? -

- Un tipo de araña gigante que vive bajo tierra en los desiertos. - Respondió el Ejecutor mientras tomaba una copa para acompañar a Bryan: - Su veneno es terrible, pero tiene muchas propiedades únicas que lo hacen invaluable. Sin embargo, es muy difícil obtenerlo, ya que esas alimañas no sólo son agresivas… también atacan en grupo. -

- Mierda, suena a pandemonio. - Exclamó Bryan: - ¿Cómo lo obtuviste? -

- Gajes del oficio. - Respondió Fortunato. Por su parte Bryan respetaba al veterano asesino y no pensaba incordiarlo preguntando más al respecto a pesar de que sentía mucha curiosidad. El Ejecutor se dio cuenta de este gesto y quizá por eso continuó hablando después de tomar unos sorbos: - También me ocupé de su cachorro, el primogénito castrado. Los guardaespaldas que le dejó Clark abandonaron la mansión cuando el caballerito murió, seguramente por temor al castigo que les daría el viejo Ascher. Por eso cuando me presenté, apenas habría unos cuantos sirvientes. No me costó nada llegar a la habitación principal donde lo encontré durmiendo. El estúpido se había emborrachado hasta perder el sentido. Seguramente celebraba la muerte de los Addison. -

- ¿También murió? -

- No. Me pareció que ya era un ser miserable de por sí, así que lo dejé vivir. Pero acabé el trabajo que el difunto señor Addison dejó incompleto. - Dijo Fortunato sonriendo y entonces le hizo resumen bastante macabro. Aparentemente el Veterano Ejecutor había aprendido un cierto tipo de tortura bastante vicioso, pero jamás tuvo ocasión de ponerla probarla en nadie porque tomaba mucho tiempo y realmente no era práctica de hacer. Pero su oportunidad finalmente llegó cuando Lawrence le dejó en claro que quería un destino especialmente doloroso para ese muchacho cuyas acciones provocaron la tragedia de la familia de Lisa.

En pocas palabras Fortunato había aprovechado la inconciencia del joven Forza para drogarlo y extirparle quirúrgicamente todas las extremidades: Las piernas a partir de las rodillas y los antebrazos a partir de los codos. Al final había terminado pareciendo una grotesca especie de tronco humano. Pero el ejecutor no se había detenido ahí y continuó cortándole la lengua, le arrancó los ojos, la nariz e incluso los oídos. Todo esto asegurándose de mantenerlo vivo para que llevase la existencia más miserable.

Bryan alzó una ceja mientras se imaginaba a ese pobre hijo de puta condenado a vivir de semejante forma, una en la que ni siquiera era capaz de suicidarse o hacer algo para comunicarse con alguien. Una parte de él lo encontraba repulsivo, pero al recordar todo lo que provocó su malicia, sintió que era apropiado.

 - ¿El padre llegó a verlo? -

- Oh sí. La dosis de veneno que le di a Calvert no entró en efecto el mismo día. - Respondió Fortunato con crueldad: - Para asegurarme permanecí oculto en la casa, dirigiéndolo todo para que ocurriera tal y como Lawrence quería. Aunque no creo que la pequeña rata viva mucho más, pues ya prácticamente todos los criados han abandonado la mansión y los esclavos fueron confiscados por el Duque Ascher. El joven Lawrence sabe ser generoso, pero también puede ser muy cruel, eso es bueno en el mundo de la aristocracia. -

- En todo caso fue un excelente trabajo. - Dijo Bryan devolviendo la sonrisa, pero en su interior le preocupaba que la conversación se dirigiese al asunto de comprometerse a ayudar en la causa de Lawrence. De modo que cambió de tema: - ¿Lisa está bien? Me gustaría visitarla. -

- Sigue en su habitación. Te llevaré a verla. - Respondió Fortunato y lo condujo hacia la cámara privada que anteriormente había visitado. Antes de tocar la puerta le susurró: - Las emociones de la señorita se han calmado tras conocer el destino de Calvert y su hijo, pero aun así creo que es mejor evitar mencionar a su familia. -

Bryan asintió, entonces el ejecutor llamó a la puerta de la antecámara antes de retirarse. Una de las criadas abrió la puerta y tras reconocerlo lo dejó pasar de inmediato. Bryan se acercó a la segunda puerta y tocó para pedir permiso.

- ¿Eres tú, primo Lawrence? - Preguntó Lisa con voz melancólica.

- Soy yo. -

- ¡Bryan, me viniste a ver! ¡Qué bueno que estás a salvo! - 

Antes de que la puerta se abriera el sonido le trasmitió la gran alegría que sentía la muchacha. El rápido sonido de sus pasos hizo eco en el suelo y al poco tiempo apareció envuelta en un piyama de algodón. En cuanto la vio, Bryan se sintió secretamente alegre de que aún quedase algo de ingenuidad inocente en esa joven muchacha cuya vida había cambiado por completo y de la noche a la mañana. La forma en la que temblaba por la emoción la hacían parecer tan frágil, que ni siquiera él podía evitar sentir que tenía que protegerla. Era muy difícil recordar esos tiempos en que Lisa se comportaba de un modo prepotente y obstinado. Tanto así, que Bryan entró de inmediato para cerrar la puerta e impedir que el viento frío la tocara.

Lisa entristesida y melancólica

- Gracias. - Dijo Lisa tirando suavemente de la manga de Bryan: - Si no fuera por tu ayuda no habría podido vengarme ese maldito de Calvert. -

La habitación contaba con una chimenea que mantenía una temperatura acogedora. Lisa agitó un poco las brasas para animar un poco las llamas antes de sentarse en uno de los sillones de cuero e invitó a Bryan para que también lo hiciese y se sirviese una taza de té caliente.

- Quién mató a Calvert fue uno de los hombres de tu primo. Es Lawrence quien merece tu gratitud. - Comentó Bryan luego de tomar un sorbo: - Yo apenas ayudé. -

- El Maestro Fortunato me explicó que gracias a ti consiguió matar a Clark Ascher y que sin esa distracción nunca hubiera podido matar a Calvert tan fácilmente. - Respondió Lisa con voz suave, sin atreverse a mirarlo a los ojos. La taza que sostenía tembló un poco en sus manos. Finalmente alzó la vista para decir con voz temerosa: - Estaba condenada a sufrir un destino espantoso, pero tú gastaste una gran cantidad de dinero para comprarme. Ahora, de acuerdo a las leyes del Imperio yo te pertenezco. -

Bryan casi derramó el té que estaba bebiendo por la impresión, pero inmediatamente recuperó la compostura y miró a Lisa con toda la honestidad que pudo para que no hubiera ninguna confusión.

- Escúchame bien. Cuando te compré lo hice única y exclusivamente para salvarte. Jamás tuve otro pensamiento o intensión. Además, el oro no tiene tanto valor como la vida de una compañera de estudios y una amiga preciada. ¡De mí no debes temer ningún mal! -

Lisa negó con la cabeza de un modo desolado mientras su mirada se oscurecía con temor e incluso un poco de frenesí: - ¿Ahora que estoy así, me despreciarás? ¿Ya no me deseas? -

- ¡Nunca te despreciaré! ¡Menos aún por algo que no fue culpa tuya! - Respondió Bryan apresuradamente: - Eres mi amiga y siempre te ayudaré. Jamás te quitaré tu libertad o haré algo para impedir que seas arquitecta de tu propio destino. Ese dinero no significa nada. -

Lisa se quedó en silencio una vez más, pero al cabo de poco tiempo volvió a hablar: - Mi familia ha sido destruida y con ella mi estatus. Ante cualquier Tribuno Civil no soy más que una esclava. Cientos de personas fueron testigos de que fui vendida y que tú me has comprado. -

- Si lo que te inquieta es la ley, entonces no temas. - Respondió Bryan: - Ya ordené que redactaran un documento en el que te libero de la esclavitud y pensaba entregárselo a Lawrence en cuanto nos encontrásemos, pero puedo dártelo ahora mismo si lo deseas. -

Lisa abrió los ojos y en su mirada convivieron tanto la alegría como la ternura. Estaba a punto de decir algo cuando llamaron a la puerta y la voz de Lawrence anunció su llegada.

- Querida prima, ¿cómo te encuentras? Acabo de terminar de confirmar la ruta de evacuación. - Dijo el joven aristócrata. Luego los miró a ambos con una sonrisa: - ¿De qué hablan ustedes dos? -

- Has venido en el momento justo. - Exclamó Bryan levantándose para saludarlo con un apretón de manos. Luego sacó un rollo de pergamino de su Anillo Espacial. Le había pedido a Emily que lo redactara con especial atención para que fuese completamente legal e incluso llevaba el sello de la familia Asturias como testigo garante de su autenticidad: - Con este documento estoy renunciando definitivamente a mi propiedad sobre Lisa y voy firmarlo en presencia de ustedes dos para que no haya duda alguna. -

- Muchas gracias, amigo. Ahora mismo te daré una Letra de Cambio para compensarte las diez mil monedas. Yo guardaré el documento y una vez en la capital mis abogados se encargarán de realizar todos los procedimientos legales para que Lisa sea reconocida nuevamente como una aristócrata, de modo que pueda recuperar las propiedades de su familia cuando el Duque Ascher haya caído. - Respondió Lawrence con gratitud mientras llamaba a una de las criadas para que les trajeran pluma y tinta.

- El dinero es innecesario. Lisa es mi amiga y diez mil monedas es apenas una pequeña suma a pagar por su seguridad. - Respondió Bryan sonriendo mientras apoyaba el documento en la mesita frente a ellos. Cuando le trajeron los implementos firmó con la rúbrica oficial que había practicado de antemano y finalmente dejó caer una gota de su propia sangre al costado. Normalmente eso no era necesario para un aristócrata, pero (aunque fuese un mago) Bryan no tenía un apellido oficial.

Lawrence no insistió en el asunto del dinero y en su lugar recibió el documento con un gesto de profunda gratitud: - Muchas gracias, Bryan. No te preocupes por nada, que mi familia se encargará de todo a partir de ahora. Esta misma noche me encargaré de enviar a Lisa a la Capital, pues la Ciudad de Valen se volverá más peligrosa en los próximos días. -

- ¿Tienes un modo seguro para evacuarla? -

- Por un tiempo, al menos. Ahora mismo ninguna ruta es lo bastante segura porque la situación cambia constantemente, pero una vez fuera del ducado no debería ser un gran problema. Los Grifos son la mayor amenaza durante el día, pero no son nocturnos por naturaleza así que la oscuridad de la noche es nuestra mejor oportunidad y una vez en la capital el Duque Ascher no podrá tocar ni siquiera uno de los cabellos de mi prima. -

Bryan asintió y no discutió más. Ahora que sabía que Lawrence era hijo del Emperador, seguramente no tendría problemas para ocuparse de todos los asuntos legales. Y Lisa estaría más segura en la casa de Lawrence que en un cuartel militar.

- Querida prima, tengo algunos asuntos complicados que discutir con Bryan, así que te dejaremos descansar. - Dijo Lawrence mirando a Bryan e invitándolo a acompañarlo. Ambos dejaron la habitación y se dirigieron al estudio donde anteriormente se habían reunido para planear la emboscada contra el difunto Calvert. El lugar se veía mucho más grande ahora que no estaba lleno de personas armadas. Lawrence se sentó frente al escritorio e invitó a Bryan a tomar el asiento en frente suyo. Ambos se miraron por unos segundos sin decir nada, hasta que el silencio comenzó a volverse incómodo.

- ¿Cuál es el motivo por el que has venido a la Ciudad de Valen con la Dama Emily? - Preguntó finalmente Lawrence con una sonrisa afilada y una expresión seria que contrastaba bastante con su usual forma de conversar.

- ¡Vaya! Creo que es la primera vez que te escucho hablarme sin un filtro de modales políticos de por medio. - Respondió Bryan sonriendo.

- Me parece que es mejor ser directo contigo, estimado Bryan. -

- Por lo menos te ahorrará mucho tiempo. - Admitió Bryan asintiendo, pero luego respondió con un tono bastante indiferente: - Te dije que estoy escoltando a la estimada señora Asturias. Cualquier otra afirmación sería violar su privacidad. Y ella dejó muy claro que no debo revelar nada. -

Lawrence asintió sin dejar de sonreír: - Aunque hayas sido un esclavo eres un mago bastante talentoso y el hecho de que provengas de una familia de clase baja y sin apellido es (contrario a lo que otros piensen) una ventaja debido a la situación política actual. No tienes lazos que te aten a ninguna familia patricia, no eres cliente de nadie ni les debes lealtad. En el futuro únicamente puedes prosperar en la sociedad Imperial, pero la familia Asturias es un caso muy diferente.

El Senador Aurelio tiene muchos enemigos a los que, como representante de la facción neutral, no puede darse el lujo de atacar abiertamente sin sumir a nuestra nación en una guerra civil. Y aunque es poderoso, no es invencible. Tienes que tener mucho cuidado cuando te acerques a cualquier miembro de esa familia o podrías acabar involucrándote en una complicada situación en la que solo puedes salir perdiendo. -

- Agradezco el consejo. Pero te aseguro que ya he pensado en todo lo que me acabas de decir e incluso en otras cosas. Tengo formas de mantenerme al margen de cualquier intriga que involucre a los Asturias. - Respondió Bryan amablemente, pero sonriendo con ironía por dentro. Era cierto que existían muchos peligros alrededor de Emily, pero estos palidecían en comparación a los problemas que involucraban ser amigo de Lawrence: - Eres tú quien me preocupa, mi estimado. Seguramente el Maestro Fortunato ya te contó lo que oímos cuando espiábamos a Clark. Es evidente el Duque Ascher sabe que estás aquí y creo que a estas alturas ya dedujo que estás involucrado en la muerte de su hijo. Deberías retirarte antes de que sea demasiado tarde. -

- ¿Ahora quien está siendo político? - Respondió Lawrence sin dejar de sonreír: - Créeme que me encantaría retirarme, pero aún tengo pendientes varias cosas, entre ellas vengarme de Odón Ascher por lo que le hizo a mi prima. -

- ¿Sólo por eso? -

- No, la venganza por los Addison es un extra que le agrega una considerable satisfacción a una empresa que en un principio me desagradaba. Pero lo cierto es que, como bien has dicho, Odón Ascher ya habrá deducido que algo tuve que ver en la muerte de su hijo y no me cabe la menor duda de que intentará vengarse en cuanto tenga la más mínima oportunidad. Matarlo ahora sería lo más seguro para mí familia, pero como eso no es posible, por lo menos debo hacer algo para debilitarlo un poco. Además, hay un tercer motivo, pero me temo no soy libre de compartirlo en este momento. -

- Tú tienes tus secretos y yo los míos. - Contestó Bryan con una sonrisa que pretendía ser cómica y cordial mientras hacía un ademán de levantarse: - En fin, te deseo la mejor de las suertes. -

- ¿Te vas tan pronto? - Preguntó Lawrence.

- ¿Acaso hay algo más que requiera mi presencia? -

- Quería saber si no querrías ayudarme a darle un escarmiento al viejo Duque. -

- ¡Por todos los dioses, mi estimado Lawrence! - Exclamó Bryan haciéndose el tonto: - Una cosa es asesinar a un oficial militar cuando está desprevenido, pero otra muy diferente es intentar atacar a un Gran Caballero con mucha experiencia de combate, que vive en una fortaleza inexpugnable y que está protegido por al menos siete legiones; una de las cuales tiene fama de ser particularmente efectiva, sobre todo a la hora de perseguir enemigos. Además, con Clark muerto, creo que ya no tengo ninguna motivación personal para enfrentarme con la familia Ascher. -

- Quizá no tengas motivos personales, pero tal vez… ¿laborales? -

- ¿De qué hablas? - preguntó Bryan sintiéndose un poco nervioso por lo que Lawrence estaba insinuando. El joven aristócrata estaba a punto de responderle cuando la puerta del estudio se abrió de golpe y el Asesino Fortunato entró exclamando alarmado: - ¡Nos han descubierto! ¡Hay legionarios marchando en esta dirección! -

Lawrence se levantó de un salto, pero su mirada era serena incluso en ese momento y preguntó para despejar cualquier duda: - ¿Es seguro? ¿No podría ser una patrulla que simplemente marcha por nuestro perímetro? -

- Vienen con las espadas desenvainadas. - Respondió Fortunato.

- ¡Por el trueno! - Exclamo Lawrence: - Maestro, necesito que organice la evacuación de todo nuestro personal no combatiente. Yo organizaré a nuestros hombres para pelear y luego escaparemos usando las rutas que acordamos antes. Bryan, necesito pedirte otro gran favor. -

- ¿De qué se trata? - Preguntó Bryan con expresión severa.

- Quiero a Lisa fuera de aquí de inmediato, creo que tú podrías sacarla de la ciudad mucho más rápido que ninguno de nosotros. -

- Puedo hacerlo. - Contestó Bryan: - ¿Dónde te encontramos luego? -

- Al sur de la ciudad debe haber un campamento de soldados con el blasón de mi familia disfrazados como comerciantes. Yo me dirigiré ahí en cuanto oscurezca y esperaré lo que haga falta. -

- Sea. -

El tiempo era esencial, así que Bryan se fue sin decir nada más. Inmediatamente corrió hacia la habitación de Lisa e ingresó a lo bestia sin importarle los gritos de las criadas. La joven lo miró sorprendida, pero él ni siquiera se detuvo para explicarle nada, sino que de frente fue al ropero y sacó el abrigo más grueso que pudo encontrar para proteger a la muchacha del frío, después arrojó un montón de ropas al azar en su Anillo Espacial. Acto seguido envolvió a Lisa con la gruesa prenda, la cargó como a una princesa y salió corriendo como un rayo.

Su primer destino era la puerta principal porque estaba más cerca, pero sus finos oídos captaron el sonido de cientos de pasos marchando a la distancia en esa misma dirección, así que corrió al patio y dio un poderoso salto para sortear el muro. Sin embargo, a la distancia pudo escuchar el estruendo de los cascos de varios caballos que seguramente estaban en camino para impedir que alguien se escapase por la parte posterior de la mansión, precisamente lo que Bryan intentaba hacer. Así que rápidamente saltó al tejado y comenzó a correr de techo en techo como un vendaval sin detenerse un solo segundo.

Esto le ayudó a pasar desapercibido inicialmente pero su ventaja duró muy poco. Porque a lo lejos escuchó el chillido agudo de los grifos y supo que Odón Ascher realmente estaba mandando a sus fuerzas de élite a por ellos.

Legión Griffon al ataque

Nota del Traductor

Hola a todos, soy acabcor de Perú, donde el verano a veces quiere llegar y es que aquí en Lima el sol sale de entre las nubes, saca la lengua y después se va.

Hoy es 15 de diciembre del 2020 y finalmente estoy creando mi propia página para publicar los capítulos. De Tumanga a Foxnovel, pasando por NOVA Novelas y nuevamente a Tumanga... ¡Fue un viaje largo, pero finalmente tengo un sitio propio! Es la primera vez que lo intento, así que les suplico que tengan paciencia con los potenciales errores que puedan encontrar. Por favor no dejen de compartir este trabajo y si quieren Patrocinarme para que pueda pagar mantener mi celular con servicio se los agradeceré inmensamente.

¡Que capítulo! He tenido que inventarme casi todo porque se me ocurrió sacar a los personajes de la ciudad, así que toda la parte de la infiltración es mía. Bueno, eso y muchas otras cosas.

Me inspiré sobre todo en narraciones de la saga de Brent Weeks, el “Ángel de la Noche” Libro II para describir las escenas de infiltración. Me pareció que si la ciudad estaba en toque de queda, no podía ser que Bryan simplemente “caminase por las calles sin llamar la atención” hasta llegar a la casa de Lawrence, como describía el original.

El caos nocturno está inspirado en verdaderos eventos de la Ciudad de Roma, durante los golpes de Estado de los dictadores Sila y Cayo Mario. La conversación entre el Ejecutor Fortunato y Bryan hace referencias a las Arañas Gigantes de Harry Potter (Acromántulas), el trágico final del joven Forza es en realidad la descripción de unas verdaderas y horribles mutilaciones hechas por los asirios a sus enemigos políticos, para asegurarse de infringir un gran terror en los reyes sometidos.

Quité cualquier referencia a una Tarjeta de Cristal y cambié muchos de los elementos en la conversación de Lisa con Bryan para que sonasen más serios, porque los originales eran demasiado suaves, como si ser esclavo fuese una simple eventualidad.

Pero déjame saber tu opinión en los comentario: ¿Te gustaron los cambios? ¿Qué tal la infiltración de Bryan? ¿Sentiste que las descripciones del caos en la ciudad de Valen eran creíble o te parecieron falsos? ¿Qué te pareció la conversación de Bryan con Lawrence?

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Nos vemos en el siguiente capítulo.