01 Desde las profundidades de la Tumba

“¡Hay pequeño, pequeño, realmente desperdiciaste tantas oportunidades!”

“¿Quién?... ¿Quién es?” quiso preguntar, pero no podía mover sus labios, ni tampoco ver nada. Sólo había oscuridad y no parecía estar en ninguna parte.

“Ya sabes quién soy... Pero voy a darte otra oportunidad. Eso sí, me temo que será doloroso. Todo lo que vale la pena comienza de ese modo. Y también te protegeré especialmente. Como siempre lo he hecho… ¡Ahora abre los ojos!”

*****

Después de lo que pareció una eternidad, Han Shuo sintió que su mente se aclaraba un poco y, con un esfuerzo que le pareció sobrehumano, entreabrió sus párpados adoloridos. Pronto descubrió que su cuerpo entero parecía atrofiado, maltrecho y adolorido, sobre todo la cabeza, donde sentía una migraña extremadamente severa, como si alguien estuviese apuñalándole el cerebro sin cesar.

Con el tiempo su sufrimiento fue disminuyendo y finalmente pudo volver a pensar. Entonces miró a su alrededor con dificultad, solo para descubrir que estaba completamente rodeado por unos montículos espeluznantes de huesos blancos apilados desordenadamente en lo que parecía una oscura caverna. A lo lejos, una sustancia oscura y desconocida se retorcía, desprendiendo un hedor nauseabundo que amenazaba con asfixiarlo en su misma esencia.

- Ah. Supongo que realmente estoy muerto y esta debe ser la antesala de Yanluo Wang. - Murmuró Han Shuo mientras sollozaba: - ¿Dónde mierda terminaré? ¿Cielo, infierno o me tocará volver a reencarnar? -

En el famoso cuento del Viaje al Oeste, Yanluo Wang era la deidad suprema del Inframundo. Si bien sus rasgos no estaban descritos, se decía que tenía una apariencia imponente y majestuosa. Yanluo Wang era el encargado de presidir el juicio de las almas para determinar su destino después de la muerte. A su lado, siempre presente, se encontraba el Libro de la Vida y la Muerte, en el cual estaban inscritos los destinos de todas las almas que pasaban por su dominio.

Yanlou Wang

Han Shuo se sentó lo mejor que pudo entre aquella gran cantidad de restos óseos, esperando a que alguien viniese a llevárselo. Pero por más que esperaba, nadie se presentaba. Antes de darse cuenta, había dejado de llorar, pero en su lugar sentía que un vacío asfixiante se apoderaba de su interior, como si su corazón hubiera sido arrancado y reemplazado por un montón de cenizas gélidas y sin vida. La realidad de su muerte, tan inesperada y absurda, le resultaba imposible de aceptar.

¡Maldición!” Se repetía una y otra vez, martillando en su mente el recuerdo de su suerte desdichada y la forma en que había malgastado su tiempo. Casi cuarenta años, la mitad de su vida útil, pero toda ella fue una travesía marcada por banalidades sin sentido ni propósito, en un ciclo interminable de monotonía. Trabajar, comer, dormir, vagar en la oscuridad de la existencia, entregarse a placeres efímeros como el onanismo y la pornografía, autocompadeciéndose constantemente en un bucle de desesperación. Nunca se esforzó realmente, nunca se atrevió a buscar un propósito más elevado. El miedo lo paralizó, lo mantuvo anclado en la seguridad de lo conocido, rechazando cualquier sendero que prometiera desafíos. Pasó innumerables horas envidiando a aquellos que se atrevían, aquellos que tomaban las riendas de su destino y desafiaban a la tiranía en la que vivía, mientras que él se hundía en la amargura de la inacción. Una vida desprovista de verdadera felicidad, atrapado en la telaraña de la mediocridad que tanto despreciaba.

Cuando Han Shuo llegó a esta conclusión, toda su amargura se transformó en cólera, una intensa furia contra sí mismo por haber desperdiciado su tiempo, por haber tenido que enfrentar la muerte para comprender la importancia de vivir. Alcanzó el punto de desear reencarnarse cuanto antes o de avanzar rápidamente hacia el destino que le aguardara tras la muerte. No importaba qué le aguardara, se juró a sí mismo que actuaría de manera diferente.

Y en ese preciso instante, la cabeza de Han Shuo fue azotada por un repentino ataque de dolor abrumador que lo hizo abrir la boca para gritar. Era como si millones de diminutas navajas afiladas se estuvieran clavando en su piel, desgarrando sus músculos y fracturando sus huesos. Su aflicción era tan intensa que lo hizo perder momentáneamente el conocimiento, pero de algún modo las oleadas de tormento lo arrastraron de nuevo a la conciencia, despertándolo a la fuerza. Este ciclo infernal de sufrimiento aumentaba progresivamente, llevándolo al borde de la locura mientras su mente luchaba inútilmente por comprender el horror que lo consumía.

Cuando finalmente terminó el dolor físico, Han Shuo estaba convulsionando como una criatura moribunda, pero entonces comenzó un nuevo tipo de tortura: Una tribulación emocional tan abrumadora que no podía explicar con palabras. Sentimientos de traición, decepción, humillación, terror, miedo, odio, angustia, venganza y arrepentimiento lo inundaron, envolviéndolo en una espiral de sufrimiento insoportable. Anhelaba golpear su cabeza hasta destrozarla con tal de detener esa marea de emociones, pero su cuerpo estaba paralizado por la primera oleada de dolor físico y era incapaz de moverse. Quería gritar, pero sus cuerdas vocales ya no le respondían. De repente, el tiempo dejó de tener sentido y le pareció que siempre había estado inmerso en ese sufrimiento. Cada segundo se extendía como una agonía interminable. Cada minuto se sentía como el paso de los eones, atrapándolo en un tormento aparentemente perpetuo.

Un ataque terrible de dolor...

Debería haber perdido la cordura. Nunca fue el tipo de persona que pudiera soportar el dolor o que tuviese el valor para sobreponerse. Era un experto en evadir la realidad, en escapar de todo aquello que le pareciera complicado, sobre todo cuando se trataba de sus propios defectos. Pero ahora se encontraba en una situación en la que le era imposible hacerlo, y su débil psique no debería haber sido capaz de mantenerse intacta. Sin embargo, de alguna manera, logró conservar la cordura. Ni siquiera él mismo podía imaginar el motivo, aunque hubiera tenido el tiempo para pensarlo.

Eventualmente, hubo una parte de él, en lo más recóndito de su mente, que comenzó a encontrar un sentido a todo ese dolor. Lo primero que se dio cuenta fue que la emoción más intensa que experimentaba, la que se destacaba por encima del resto, era la angustia más pura. Sin embargo, no era la misma angustia con la que estaba familiarizado. No provenía originalmente de su corazón. Cuando comprendió esto, dio inicio a un proceso misterioso en el que cada sufrimiento que experimentaba, tanto físico como emocional, se convertía en información grabada directamente dentro de su cerebro, convirtiéndose en recuerdos auténticos.

Y entonces experimentó una especie de revelación que estaba ligada a un nombre. El dolor finalmente comenzó a remitir lentamente, lo suficiente como para que pudiese respirar, pensar un poco, abrir los ojos y murmurar con una voz ronca debido al agotamiento de su garganta:

- Bryan... Bryan... ¿Quién carajo es ese Bryan? -

*****

Mucho tiempo después…

Han Shuo logró arrastrarse con gran dificultad hasta un montículo de desperdicios, donde se apoyó para darse la vuelta. Su cuerpo seguía temblando y aún no era capaz de moverlo libremente, pero aún así esa era la menor de sus preocupaciones.

- Estoy… en un… cuerpo diferente. - Murmuró mientras sus ojos se movían de un lado a otro, buscando con desesperación alguna respuesta a la avalancha de preguntas que lo asediaban. Pero sin importar a dónde mirase, no encontraba nada que le diera sentido a su situación. Siempre había pensado que reencarnar en el cuerpo de otra persona era una fantasía exclusiva de películas y dramas: “¿Cómo me ocurrió esto a mí? ¿Quizás se deba a algún error cometido por la magia de ese maldito vejestorio de Chu Cang Lan?”. 

Por fin, su mente se tranquilizó lo suficiente como para intentar hacer algo. Así que inhaló profundamente, tratando de aplacar los latidos acelerados de su corazón, mientras se esforzaba por volver a moverse. Sin embargo, su cuerpo adolorido protestó con furia, incluso cuando intentaba algo tan simple como doblar los dedos de una mano. A pesar de ello, Han Shuo no podía rendirse en ese punto, así que perseveró y fue aflojando sus extremidades atrofiadas hasta que poco a poco logró levantar su brazo derecho a la altura de sus ojos. Fue entonces cuando confirmó que el lunar negro cerca de su muñeca, que lo caracterizó durante toda su vida, ahora había desaparecido.

En su lugar, notó que la piel de su mano había adquirido un tono pálido, casi cadavérico, y en muchos lugares estaba surcada por unas cicatrices grotescas y profundas. Una fría sensación de terror brotó de sus entrañas y se estremeció involuntariamente: Era como si lo hubieran estado torturando con azotes durante años, abriendo repetidamente sus heridas, de manera que la piel no pudo sanar correctamente. Cada una de aquellas marcas parecían el testimonio de un sufrimiento sin fin.

El brazo estaba lleno de cicatrices...

Este cuerpo definitivamente no era el suyo y Han Shuo tuvo que aceptar el hecho de que ahora era otra persona...

El dueño original de su nuevo cuerpo era un tal Bryan, pero ya estaba muerto. De eso se sentía bastante seguro. Además, Han Shuo podía recordar el pasado de la vida de Bryan como si hubiera sido el suyo. Y no se trataba de un simple registro de memoria: Los recuerdos de Bryan eran tan vívidos en su mente como si fuesen suyos.

Cómo es posible esto...” Se preguntaba inútilmente Han Shuo, incapaz de entender lo que le estaba sucediendo.

En ese momento, aún no lo sabía, pero el ataque de dolor que acababa de experimentar era exactamente el mismo que había sufrido el dueño original de ese cuerpo durante toda su vida. Sin embargo, debido al corto tiempo, toda esa tortura se vio inmensamente amplificada y habría destruido completamente su cordura si un factor externo no lo hubiese protegido. Esta era la razón principal por la cual cada recuerdo que tenía resultaba sorprendentemente vívido, llegando al punto en que Han Shuo estaba teniendo dificultades para diferenciar cuáles eran sus propias memorias y cuáles pertenecían a Bryan.

Por fin, después de comprender que no tenía sentido seguir intentando descifrar el misterio de cómo había llegado a esta situación, Han Shuo decidió enfocarse en los recuerdos recién adquiridos para descubrir dónde se encontraba o cómo pedir ayuda. Le costó bastante esfuerzo darle sentido a tanta información, especialmente porque las emociones asociadas a cada memoria seguían frescas, y constantemente sufría ataques de pánico, llanto o angustia. Sin embargo, cuando finalmente empezó a conectar los puntos, su desconcierto se incrementó todavía más. Porque, aunque los conocimientos del difunto Bryan eran limitados, lo poco que sabía bastaba para comprender que no estaba ni en China, ni en los Estados Unidos, ni en Europa, ni en ningún otro país occidental u oriental.

Estaba en un mundo diferente, en la vasta y majestuosa tierra bautizada con el nombre de VATHÝS. Un continente donde la norma era que el poderoso oprimiera al débil, a menos que este aprendiera a someterse hasta el día que llegase el momento de vengarse. Pero también era un lugar donde existían criaturas legendarias, humanos dotados de habilidades inimaginables e incluso personas con poderes mágicos.

En este vasto territorio cohabitaban innumerables pueblos y naciones, inmersos en un eterno conflicto por la supremacía en el continente. Sobresaliendo entre ellos, se encontraba el poderoso Imperio Itálico, que había sido el hogar de la persona cuyo cuerpo ahora poseía. Una sociedad militarizada, gobernada por una élite que se consideraba superior a los demás, y varias clases que eran consideradas inferiores.

Los padres de Bryan eran personas bastante pobres, tanto en fortuna como en espíritu. Por eso, cuando tenía unos diez años, decidieron deshacerse de él y fueron lo bastante desalmados como para venderlo a un traficante de esclavos por unas miserables monedas.

El esclavista lo arrastró al Mercado de Esclavos en Itálica, la capital del imperio, donde lo arrojó a una jaula lúgubre, tratándolo como si fuera poco más que un animal. Lo alimentaba con sobras podridas y lo cubría con harapos repugnantes que apenas le protegían del frío y la humedad. Cada día, el látigo del esclavista traía consigo un nuevo tormento, cortando su piel hasta hacerla sangrar y a veces incluso hasta llegar al hueso. Pasaron meses enteros sin que pudiera respirar el aire fresco, sin ver más que las sombras proyectadas en el sucio suelo de su prisión. En la oscuridad de su celda, Bryan lloró hasta que se le acabaron las lágrimas, hasta que la alegría en su interior se desvaneció por completo y la desolación se apoderó de su ser. Fue así como finalmente perdió cualquier atisbo de esperanza en que su familia viniese a rescatarlo.

Bryan fue vendido como esclavo a los 10

Un día, lo sacaron bruscamente de su prisión, lo sumergieron violentamente en un cubo de agua helada para arrancarle la suciedad acumulada, lo limpiaron con aceites perfumados y lo cubrieron con cal para disimular las cicatrices que marcaban su piel. Luego, lo exhibieron desnudo en una tarima junto con otros jóvenes como él, aunque Bryan no podía estar completamente seguro debido a que sus ojos aún no se habían recuperado de pasar tanto tiempo en la oscuridad, y el resplandor del día lo deslumbraba. No supo cuándo ni quién lo compró, pero en algún momento fue vendido a la Academia Babilonia de Artes Mágicas y Militares.

Desde ese momento, su vida no había dejado de volverse más y más miserable. Para empezar, tuvo la mala fortuna de ser asignado como el Recadero para los estudiantes de la disciplina mágica más menospreciada en toda la Academia Babilonia: la Escuela de Necromancia.

Durante unos cuatro años que le parecieron eternos, Bryan se dedicó a ayudar a otros sirvientes que servían a los estudiantes en sus tareas diarias, desde acarrear agua y cortar la leña para las chimeneas hasta barrer los suelos y eliminar infestaciones de insectos que merodeaban los pasillos. Sin embargo, como esclavo, también se veía obligado a realizar tareas que los sirvientes libres se rehusaban a hacer, tales como limpiar esqueletos, retirar los cadáveres y cualquier basura nauseabunda producida tras algún accidente mágico (que no eran pocos), deshacerse de materiales peligrosos e incluso limpiar el excremento de las letrinas.

Desde el inicio, la Escuela de Necromancia tuvo escasos sirvientes asignados, por eso la mayoría de las responsabilidades recayeron sobre los hombros del esclavo. Pero lo más desgarrador era cómo los estudiantes lo convertían en blanco de práctica para poner a prueba las habilidades de sus invocaciones. A menudo, era golpeado por esqueletos o espectros desconocidos y se convertía en el sujeto de prueba para las magias ofensivas nigrománticas, lo que en más de una ocasión resultó en heridas espantosas.

A sus amos magos jamás les importó si estaba sufriendo disentería por la asquerosa comida que le daban o si se encontraba exhausto por el agotamiento que le provocaban sus interminables tareas. Para colmo de males, los estudiantes de necromancia también lo utilizaban como su saco de golpes para desahogarse cada vez que perdían una competencia contra los estudiantes de otras Facultades Mágicas de la Academia, aumentando aún más su sufrimiento.

Solamente dos o tres personas trataron a Bryan con amabilidad. Para el resto, un esclavo jamás sería considerado un ser humano. En lugar de eso, lo veían como si fuera un objeto de menos valor que la mayoría de la decoración de la Academia. Incluso los animales de carga y hasta los perros gozaban de un estatus superior al suyo.

El cobarde Bryan había padecido en silencio este infierno de dolor, que dejó su cuerpo marcado por incontables cicatrices y moretones. Milagrosamente logró sobrevivir hasta la edad de dieciséis años, en los que solo recordaba una tortura constante. El pobre esclavo pensaba todos los días en cometer suicidio, pero era un ser tan pusilánime que ni siquiera pudo encontrar el valor para quitarse la vida.

Así, soportó en silencio, sin atreverse a resistir ni a quejarse. Era como si su espíritu se hubiera desvanecido por completo bajo el peso abrumador de su sufrimiento, dejando atrás solo un cascarón vacío de lo que alguna vez fue un ser humano.

Finalmente, el día anterior, una joven bruja llamada Lisa invocó un monstruo bastante débil pero increíblemente rápido, del cual Bryan no pudo escapar. En ese momento, Bryan estaba tan desnutrido y debilitado, tanto física como mentalmente, que la mera proximidad con la Criatura Oscura fue suficiente para extinguir su vida. Sus últimos pensamientos no fueron de pena por su muerte, sino un deprimente alivio al liberarse de su infeliz existencia.

Así terminó la historia de Bryan: Después de una vida de tortura en la que se vio obligado a deshacerse cada día de los cadáveres y los huesos de esqueletos rotos, otro esclavo terminó por arrojar su cadáver sin vida dentro de la fosa hedionda en la que tiraban los desperdicios. Allí, en la oscuridad y el olvido, encontró su descanso final, como si su vida hubiera sido tan insignificante como los desechos que lo rodeaban.

Y Han Shuo comprendía esto mejor que nadie, pues acababa de experimentar de primera mano aquel dolor interminable, tanto en su cuerpo como en su corazón. Cuando finalmente terminó de investigar los recuerdos de Bryan, no pudo contener un sollozo, uno que por primera vez no estaba motivado por su propio sufrimiento.

Antes del incidente con Chu Can Lang, él creía que su vida había sido bastante miserable, pero al compararla con la de aquel desafortunado esclavo, se dio cuenta por primera vez de cuán ridículos eran los problemas que tan aterradores le parecieron antes de su propia muerte. Sintió aún más vergüenza por haber perdido tanto tiempo lamentándose cuando podría haber hecho cosas grandiosas.

- ¡Ay, Bryan! ¿Cómo pudo haber existido un chico tan desafortunado como tú en este mundo tan cruel? - Susurró Han Shuo con tristeza: - Bryan, Bryan... ¿acaso hay algo que pueda hacer por ti ahora que he ocupado tu cuerpo? -

Y cuando esas palabras escaparon de sus labios, Han Shuo experimentó una sensación diferente, extraña y desconocida. Al principio, pensó que era su imaginación jugándole una mala pasada, pero pronto se dio cuenta de que algo estaba sucediendo dentro de su cuerpo. De alguna manera fue consciente de que había una misteriosa sustancia líquida fluyendo en el interior de sus venas. Era tan sutil que podría haber pasado desapercibida, pero ahora parecía reaccionar ante su angustia.

Repentinamente, su cabeza fue atravesada por un dolor punzante, pero al mismo tiempo, una oleada de recuerdos completamente nuevos invadió su mente. El extraño líquido se puso a circular lentamente por todo su cuerpo mientras Han Shuo luchaba contra el dolor, dejándose envolver por el remolino de estas nuevas memorias. Se dio cuenta de que una vasta cantidad de conocimientos desconocidos había invadido su mente, todos ellos parecían pertenecer al maldito vejestorio Chu Cang Lan.

La información recién adquirida trataba sobre la Magia Demoníaca y los nueve niveles de transformación que conducían a la maestría total de este oscuro arte. Cada uno de estos niveles implicaba una metamorfosis tanto física como espiritual, llevando al mago a nuevos y peligrosos territorios de poder, pero también de corrupción.

Esencia Mágica

El primer escalón en este viaje era el "Reino Sólido", donde el mago experimentaba una mejora física extraordinaria. Aquí, su cuerpo se transformaba hasta alcanzar un grado sobrehumano de fuerza y resistencia, vital para enfrentar las pruebas venideras. Esta era la única etapa de la que tenía una comprensión clara, ya que los demás niveles permanecían difuminados en su mente, como si estuvieran ocultos detrás de un velo impenetrable.

Tras el "Reino Sólido", se encontraba el enigmático "Reino de los Pasajes Abiertos", que parecía implicar una modificación interna del cuerpo del mago. A continuación, estaba el "Reino del Espíritu Moldeado", que llevaba esta transformación un paso más allá, centrándose en la mente del mago.

Sin embargo, era en el "Reino de los Demonios Verdaderos" donde la auténtica transformación sobrenatural comenzaba a tomar forma. Pero después era necesario enfrentar el desafío del "Reino Sanguinario", que lo forzaría a sumergirse en una lucha constante para desarrollar dichos cimientos.

El "Reino Carnal" implicaba magia sexual, algo en lo que Han Shuo estaba bastante interesado, pero apenas contaba con información al respecto y desconocía sus implicaciones.

Los niveles más elevados de poder se alcanzaban en el "Reino de los Nueve Cambios" y el "Reino del Presagio", pero sus características permanecían envueltas en un completo misterio. Han Shuo se encontraba incapaz de comprender estos niveles, ya que el velo que los ocultaba era demasiado denso para penetrar.

Los maestros de la Magia Demoníaca extraían su poder directamente de sus emociones más intensas, sin importarles la moral o la ética en su búsqueda del poder absoluto. Su objetivo final era transformarse en seres comparables a los demonios de la mitología, capaces de destruir montañas con un simple gesto o forjar destinos con un pensamiento.

Estas entidades personificaban la oscuridad y la corrupción, buscando siempre dominar el mundo con su poder despiadado. Su influencia se extendía como una sombra, corrompiendo todo lo que tocaban y sumiendo a aquellos que se atrevían a desafiarlos en un abismo de desesperación sin fin.

Los Magos Demoníacos

Después de permanecer sentado por un largo rato, Han Shuo se encontraba abrumado por el torrente de conocimiento que había adquirido, conocimiento que antes le habría parecido inimaginable. Estaba convencido de una cosa: algo había salido terriblemente mal durante el último hechizo que Chu Cang Lan había intentado realizar. Como consecuencia, el alma del anciano había desaparecido, pero había dejado en Han Shuo una gran cantidad de conocimiento.

El extraño líquido que percibía en su interior era la Esencia Mágica, un componente vital y el pilar fundamental para el desarrollo del poder en la Magia Demoníaca. Según los recuerdos de Chu Cang Lan, un aprendiz de la magia demoníaca requeriría al menos de tres a cinco años de entrenamiento, junto con una serie de complejos rituales de sacrificio, para generar con éxito esta sustancia negra en su interior. A pesar de no haber realizado ningún esfuerzo consciente en este sentido, Han Shuo se encontraba ahora con un fragmento de Esencia Mágica circulando en su ser. Sin embargo, por el momento, era lamentablemente insignificante, apenas más grueso que un cabello.

Han Shuo luchó por recordar los eventos de su último encuentro con Chu Cang Lan. Después de perder su pelea, aquel viejo maldito intentó desesperadamente salvarse de la muerte transfiriendo su alma dentro del cuerpo de Han Shuo. Originalmente, el plan era aniquilar el alma de Han Shuo para reemplazarla con la de Chu Cang Lan. Sin embargo, algún imprevisto interrumpió el ritual en el momento crítico. Como consecuencia, en lugar de tomar posesión total del cuerpo de Han Shuo, solo una porción del espíritu de Chu Cang Lan, portadora de sus conocimientos y recuerdos, se fusionó con él.

Además de eso, Han Shuo también tenía acceso a los recuerdos del difunto Bryan. Sin embargo, estos recuerdos eran limitados, ya que el desafortunado joven era simplemente un esclavo y carecía de un profundo conocimiento del mundo en el que vivía. Con la mente acelerada, Han Shuo comenzó a considerar las opciones que se le presentaban.

El verdadero Bryan había dejado este mundo, dejando a Han Shuo atrapado en su cuerpo. La buena noticia era que, gracias a eso, tenía una oportunidad de continuar viviendo. El problema era que sus heridas eran graves, y no estaba claro cuánto tiempo podría mantener esta nueva vida en esas condiciones.

Además, incluso si lograba recuperarse, aún tendría que enfrentarse al hecho de que estaba atrapado en el cuerpo de un esclavo legalmente perteneciente a la Escuela Necromántica. Si intentaba escapar y lo capturaban, algo que probablemente sucedería, sería afortunado si solo lo ejecutaban.

El Imperio Itálico castigaba a los esclavos fugitivos con métodos extremadamente crueles y brutales, que incluían desde la amputación de partes del cuerpo hasta el marcado con hierros candentes. Incluso si de algún modo lograra evadir a sus amos magos, pronto moriría de hambre, ya que no tenía ni una miserable moneda de cobre o un refugio dónde ocultarse. Por lo tanto, escapar quedaba completamente descartado por el momento.

Después de una cuidadosa reflexión, llegó a la conclusión de que su mejor alternativa era regresar a la Academia y rogar a los dioses por encontrar la ayuda de alguna alma bondadosa que pudiera sanar sus heridas, aunque fuese solo para evitar el costo de adquirir un esclavo de reemplazo. Solo de esta manera tendría alguna esperanza de sobrevivir.

Para eso, era imperativo que nadie descubriese algún problema con él o con su forma de comportarse. Debía adoptar el rol del esclavo pusilánime, algo que se ajustaba perfectamente a su naturaleza, pues Han Shuo siempre había sido una persona dócil que se conformaba con obedecer al Partido y rumiar su descontento en su interior. Ahora solamente tenía que repetir la misma fórmula para mantenerse vivo.

Sea pues, entonces por el momento supongo que me tocará ser Bryan… Bryan… Bryan. Muy bien, lo tengo grabado. A partir de ahora me llamo Bryan.

Han Shuo, ahora llamado Bryan, sentía que cada articulación le dolía al menor movimiento. El dolor se disparó furiosamente a través de su cuerpo cuando intentó ponerse de pie, por lo que se sentó apresuradamente después de soltar un: - ¡Own! ¡Mierda! Poco a poco… Paso a pasito. -

A pesar de todos sus esfuerzos, el cuerpo de Bryan apenas le respondía y el dolor era insoportable, por lo que acabó desplomándose en el suelo al intentar dar un primer paso. Sus lesiones ya eran graves y empeoraron cuando sufrió los primeros ataques de dolor, provocando que comenzara a sangrar. Lo más terrible era que se encontraba en las profundidades de una grieta que necesitaba escalar para poder salir de ahí. Y en esas condiciones, en las que no podía dar ni un paso, tal hazaña parecía imposible.

- ¿Me voy a volver a morir? -

Bryan estaba al borde de caer en la más profunda desesperación cuando recordó la sustancia oscura que fluía en su interior, así como las características del Reino Sólido, el primer nivel de la Magia Demoníaca, que se centraba en el fortalecimiento del cuerpo.

Quizá, solo quizá, podría usar este poder para salir de aquella terrible situación.

¿Debería intentarlo?” Pensó Bryan, asustado. Según los recuerdos que tenía en su memoria, los Magos Demoníacos eran básicamente unos monstruos despiadados, y lo mejor que podría sucederle al mundo era que todos ellos murieran. No quería ni imaginar las consecuencias que podría sufrir si trataba de utilizar alguno de sus poderes. Sin embargo, también era cierto que estos individuos eran bastante poderosos. Algunos incluso eran capaces de viajar a otros lugares en un instante o de mover continentes y dar nueva forma a los océanos.

Por supuesto que Bryan no sentía ningún tipo de aprecio o gratitud hacia Chu Cang Lan. De hecho, en su mente ya lo había etiquetado como la causa principal, o al menos circunstancial, de cualquier mal que pudiera sucederle en el futuro por haberlo secuestrado, intentado matar y luego enviarlo a este lugar. Sin embargo, tenía que reconocer que era bastante poderoso, tanto como para desatar un combate de proporciones épicas en la Luna, como los dioses de la mitología.

Aunque una parte de él seguía considerando que el viejo Chu Cang Lan debía de estar mentalmente perturbado, Bryan reconocía que la información de sus recuerdos era algo que aquel anciano consideraba cierto.

De cualquier modo no tengo otra opción.” Se dijo resignado: “Me voy a morir de nuevo si no intento algo…

Pensando que no tenía nada que perder, Bryan se sumergió en los recuerdos del viejo en busca de las instrucciones para desarrollar esa magia maligna. Su mayor interés en ese momento era dar los primeros pasos hacia el "Reino Sólido" y así reparar el destrozado cuerpo en el que se encontraba.

Poco a poco, Bryan fue descifrando los complejos encantamientos necesarios para controlar el débil fragmento de Esencia Mágica que poseía. A medida que se concentraba y aplicaba los principios del "Reino Sólido", el extraño líquido que inicialmente fluía en su interior de forma caótica comenzó a obedecer sus deseos y moverse según su voluntad. 

Secretamente complacido, Bryan por fin comenzó a pensar que los recuerdos del viejo podían llegar a serle de mucha utilidad, y decidió continuar meditando hasta que finalmente logró acelerar el flujo de la Esencia Mágica a través de sus venas, debajo de su piel, entre sus músculos, huesos y articulaciones. Descubrió que cada vez que la sustancia negra recorría sus heridas, el dolor disminuía y los daños se reparaban gradualmente. Así, paso tras paso, la Esencia Mágica trabajaba en la restauración de su cuerpo.

Bryan detuvo su meditación solo cuando el rugido de su hambriento estómago se volvió insoportable. No tenía idea de cuánto tiempo había transcurrido, pero ya podía notar una notable mejora en las lesiones de su cuerpo y también recuperó un poco de la fuerza en sus extremidades. Resultaba sorprendente que tuviese tan buenos resultados en su primer intento y se sentía bastante impresionado por el poder de la Esencia Mágica.

Después de confirmar su progreso, Bryan no pudo evitar preguntarse cuántos años habría dedicado Chu Cang Lan al estudio de las artes arcanas para adquirir esos poderes. Por lo menos, ya no le sorprendía tanto que el anciano hubiera podido viajar hasta la luna con tanta facilidad. Solo ahora empezaba a hacerse una idea aproximada del poder que había poseído ese maldito viejo en vida.

Mientras se tomaba un breve descanso del entrenamiento, Bryan percibió algo inusual... el fragmento de la sustancia negra, que inicialmente era diminuto, ahora había aumentado ligeramente en tamaño. Además, fluía por su cuerpo con mayor facilidad, hasta el punto de que ya no lo sentía tan claramente como al principio.

El principal objetivo de los magos que se adentraban en el "Reino Sólido" era incrementar progresivamente la cantidad de Esencia Mágica en sus cuerpos. Esta esencia, a su vez, fortalecería de manera proporcional todo el físico del mago, desde los músculos hasta los órganos internos y los huesos.

El Reino Sólido implica mejorar el cuerpo

Lo intrigante era que el cuerpo del mago y la Esencia Mágica se mejoraban mutuamente. Aunque inicialmente parecía que la sustancia negra curaba las heridas al tocarlas, en realidad realizaba ajustes menores en el físico del mago. Este proceso implicaba un ligero consumo de masa corporal, lo que resultaba en un aumento gradual de la cantidad de esencia.

Este proceso de regenerar las heridas permitía que el aprendiz de magia demoníaca obtuviese una fuerza y resistencia sobrehumanas, sin las cuales sería imposible sobrevivir a los niveles superiores. Debido a esto, nunca faltaban algunos fanáticos entusiastas que, en lugar de seguir las normas establecidas y desarrollar su físico gradualmente, preferían acelerar el proceso lastimándose a sí mismos voluntariamente. Curiosamente, este entrenamiento extremo y doloroso solía producir los mejores resultados.

Cuando comprendió esto, Bryan no pudo evitar hacer una mueca mientras pensaba irónicamente: "¡Genial, la única magia que puedo utilizar fue desarrollada por un montón de locos adictos al dolor! Bueno, dado que este cuerpo siempre ha tenido que pasar por experiencias similares a la tortura, tal vez mi progreso en el Reino Sólido será más rápido cuando regrese a la Academia. ¡Esta es una desagradable ventaja de haberme apoderado del cuerpo de un esclavo!"

Luego de esta reflexión algo despectiva, Bryan decidió que era hora de abandonar el desagradable lugar en el que se encontraba. Hasta ese momento, había soportado tal cantidad de dolor que cada movimiento se convertía en un verdadero tormento. Sin embargo, ahora se sentía considerablemente mejor y no podía tolerar permanecer ni un minuto más en medio del repulsivo hedor que emanaba de la fosa.

De acuerdo con los recuerdos del difunto esclavo, Bryan se encontraba en una especie de caverna, al final de la cual se hallaba una gran fosa natural. En su interior, los magos habían arrojado una sustancia que descomponía rápidamente los elementos orgánicos, y por eso se convirtió en el lugar donde se arrojaba la basura.

Al ponerse de pie, Bryan todavía sintió dolor en cada parte de su cuerpo, desde el centro de sus huesos hasta la última de las cicatrices en su piel. Seis años de tormento habían dejado huella en el cuerpo de aquel esclavo miserable, sumado a una pobre dieta que lo hizo desarrollar un físico desnutrido, delgado y apenas alcanzando un metro cincuenta de altura.

Con un esfuerzo agónico, Bryan se arrastró entre los montones de desechos que cubrían el suelo fangoso, luchando contra la pesadez de su cuerpo debilitado. Sus articulaciones crujían, sus músculos protestaban, pero aún así perseveró. Tras una interminable lucha y varias caídas, por fin consiguió emerger de la fosa y se arrastró hasta la entrada de la cueva con el último vestigio de fuerza que le quedaba. Así fue como por primera vez contempló el primer paisaje de aquel misterioso nuevo mundo, iluminado por la luz de la luna que en aquel momento triunfaba en las nubes.

Frente a sus ojos se extendía un sendero rocoso que descendía hacia un terreno llano, donde se alineaban hileras de tumbas. Era un cementerio antiguo, anterior incluso a la misma edificación de la Academia. Parecía haber sido utilizado en algún momento, pero luego fue abandonado, dejando fosas vacías y sectores sin terminar. A pesar de su incompletitud, el lugar destilaba un aura sombría, capaz de helar la sangre de cualquiera que lo contemplara. Sin embargo, Bryan estaba demasiado aliviado de poder respirar aire limpio nuevamente y ver el cielo descubierto como para deprimirse. Incluso sintió que su corazón se inundaba de una fuerte alegría por estar vivo, a pesar de las terribles circunstancias que lo rodeaban. Además, a la distancia, podía ver las luces en las ventanas de un enorme palacio, que según los recuerdos de Bryan era la propia Academia Babilonia.

El primer paisaje que vio en el nuevo mundo...

La Esencia Mágica fluía a través de su ser, sin necesitar dirección, reparando lentamente el daño en su cuerpo de manera automática. Con un destello de optimismo, Bryan reflexionó: “Ahora tengo este poder de curación. Solo necesito llegar a la Academia y someterme ante mis amos para asegurar mi supervivencia. Puedo hacerlo. Es lo que he hecho toda mi vida. ¡Puedo hacerlo una vez más!” 

Sin querer, Chu Cang Lan le había dejado sus artes mágicas secretas que podrían resultarle de mucha utilidad y que lo ayudarían a lograr metas u objetivos que nunca se habría atrevido a soñar antes. Sin embargo, ignoraba por completo el oscuro secreto oculto en la Esencia Mágica que ahora fluía en su interior. Esta esencia, lejos de ser benigna, era en realidad una semilla de corrupción que, mientras fortalecía su cuerpo, también ejercía un influjo sutil pero peligroso sobre su mente.

Antes de llegar a este mundo, Han Shuo ya había albergado entre sus muchos anhelos una buena cantidad de malos deseos y pensamientos que eran resultado de toda una vida de frustración, pero nunca se había atrevido a ponerlos en práctica. Ahora, esta semilla intentaría aprovechar precisamente esa debilidad en su alma para llevarlo a su perdición. Si Bryan no era cuidadoso, terminaría convirtiéndose en una calamidad tanto para él como para todos los que lo rodeaban, un auténtico monstruo condenado por toda la eternidad.

Semilla del demonio

NOTA DEL TRADUCTOR

Hola amigos, soy acabcor de Perú y hoy es sábado 30 de marzo del 2024 y esta es la tercera edición de este capítulo.

En esta oportunidad lo primero que hago es agregar una enorme cantidad de detalles nuevos a la narración para que la experiencia de descubrir el “nuevo conocimiento” y el hecho de estar en “un mundo diferente” y un “nuevo cuerpo” sean más impactantes. También agregué algunas descripciones más al concepto de la magia demoníaca para dejar bien en claro que es una magia maligna tremendamente peligrosa con la que uno no debería jugar nunca.

También quise aumentar el grado de dramatismo, particularmente con la experiencias sufridas por el Bryan original, de manera que la terrible realidad que sufrió como esclavo sea más intensa y al mismo tiempo se convierta en una auténtica experiencia para el protagonista, de manera que no es simplemente que sabe lo que ocurrió con Bryan, sino que lo vivió todo durante unos pocos minutos, amplificado muchas veces. El concepto se basa en el utilizado para la Magia de Restauración del anime Mahouka Koukou no Rettousei, donde el protagonista puede curar cualquier herida e incluso la muerte, aunque el precio es tener que experimentar todo el dolor que ha sufrido el paciente aumentado y amplificado miles de veces. Eso hace que se cree un escenario bastante trágico en el que por un lado uno desea exigirle que use más su poder, peor por otro lado se crea una situación donde uno se siente mal cada vez que lo hace.

En este caso, mi intensión al proceder de este modo es hacer que el protagonista no solo obtenga la información del esclavo sino también sus traumas y miedos. Esto muy importante porque recordemos que uno de los mayores defectos de Han Shuo es el de evitar el dolor a toda costa, pero ahora de pronto lo ha conocido de primera mano, incluso en las dimensiones emocionales. Esto será un pilar importante de su desarrollo emocional.

Lo que nos lleva a otro gran cambio que es bastante importante. En el original, tanto la revelación de estar en otro cuerpo, los recuerdos, la nueva magia y el desarrollo emocional ocurren todo en el mismo capítulo. Eso, en mi opinión, reduce gran parte del dramatismo. Es por eso que decidí que su cambio de enfoque con respecto a la vida ocurra en el siguiente capítulo, para darle el tiempo que se merece.

Hay muchos más detalles, pero quiero dejarlo ahí y en lugar de eso llamar su atención a las imágenes generadas por IA que hice especialmente para este capítulo y que me quedaron excelentes. Mi favorita es la de los magos demoniacos, que desde el principio quise representar con ese estilo chino para dejar claro que no son los demonios occidentales, pero al mismo tiempo dándoles un toque estilo “Señores de los Sith”, al menos un poco. También me quedaron excelentes las imágenes de Bryan, tanto como esclavo como en su momento de sufrimiento. Y finalmente la que más trabajo costó fue conseguir el paisaje del cementerio y la academia al fondo, porque la máquina siempre interpretaba que el edificio estaba rodeado de tumbas. Tuve que editar una imagen en Photoshop y luego usarla como modelo para la IA

Pero déjame saber tu opinión en los comentarios: ¿Qué sentimientos te generó la descripción del sufrimiento físico y emocional de Han Shuo durante su experiencia post-mortem? ¿Qué piensas sobre la vida de Bryan antes de su muerte? ¿Qué te pareció la descripción del mundo de VATHÝS y su contraste con la vida anterior de Han Shuo? ¿Qué te pareció la descripción de la crueldad y el sufrimiento que experimentó Bryan a manos de sus amos y compañeros en la Academia Babilonia? ¿Qué opinas sobre la misteriosa sustancia líquida, la Esencia Mágica, y su impacto en Han Shuo? ¿Cuál fue tu reacción al conocer los diferentes niveles de la Magia Demoníaca y sus implicaciones en el desarrollo del personaje? ¿Qué piensas sobre el dilema moral de Han Shuo al considerar el uso de la magia demoníaca para sobrevivir? ¿Qué impresión te dejó la descripción del entorno en el que se encuentra Han Shuo, incluyendo la caverna, la fosa y el cementerio antiguo? ¿Qué opinas sobre el potencial oscuro y la corrupción que la Esencia Mágica podría desencadenar en Han Shuo, según los indicios dados en el texto?

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¡Nos vemos en el siguiente capítulo!