272 Metamorfosis

Cuando Bryan abrió los ojos lo primero que descubrió era que estaba desplomado en suelo de la cámara de piedra en el Cementerio de la Muerte. El pasillo por el que había ingresado ahora tenía un par de puertas que estaban firmemente cerradas, lo cual le daba mala espina, pero por lo menos la maldita matriz que lo había llevado en un viaje tan espantoso ya no estaba brillando. Tampoco parecía haber rastros del Espejismo del Antiguo Necromante. Esto último era algo bastante afortunado, porque Bryan estaba tan furioso que habría intentado destruirlo sin importarle las consecuencias.

Lo siguiente que notó fue que el Desgarrador Sombrío estaba tirado en el suelo bastante cerca suyo. Aparentemente lo había convocado de forma inconsciente cuando intentaba resistirse al control de la matriz y cuando Bryan intentó llamarlo descubrió que no le respondía. Pero esto no se debía a que el encantamiento que los unía se hubiese roto, sino a que el arma no tenía ninguna reserva de energía.

Solo entonces Bryan fue consciente de que apenas le quedaba Esencia Mágica y el Infante Sanguinario en su interior parecía estar forzosamente dormido por el agotamiento. De modo que en semejantes condiciones no debería poder mover ni un dedo.

Y sin embargo nunca se había sentido más lúcido.

En ese momento reunió su Fuerza Mental y sus ojos se abrieron por la sorpresa. La cantidad que tenía a su disposición no se había incrementado, pero la calidad había mejorado hasta un grado que jamás habría podido imaginar anteriormente. Era como la diferencia entre el agua corriente de un charco en el suelo con el agua de manantial.

Instintivamente Bryan levantó una mano y ejecutó una Flecha de Hueso, entonces descubrió que su primera impresión era cierta, pues anteriormente sin importar cuál fuese el conjuro siempre había un cierto grado de desperdicio en la energía mágica que generaba al ejecutar un ataque, pero ahora la eficiencia había mejorado muchísimo y la cantidad Fuerza Mental que necesitó emplear fue mucho menor. De hecho, ahora era lo contrario: Antes tenía problemas para reunir magia suficiente y el conjuro podía fallar si no se concentraba; ahora la magia se reunía demasiado rápido, así que el tiempo de ejecución era mucho menor, pero tenía que estar atento para no sobrecargarlo.

Es como si hasta ahora hubiese estado viajando en una mula, pero de pronto me regalasen un caballo de carreras.” Se dijo Bryan asombrado: “Pero esto es… No puede ser… ¡No! ¡Creo que es Quintaesencia!

Generalmente la magia moderna se dividía en los elementos mágicos conocidos: Agua, Fuego, Tierra, Viento, Vacío (Muerte), Oscuridad, Luz, Relámpago y Espacio. Cada uno de estos elementos se encontraban en equilibrio porque en ellos había una serie de elementos misterioso que algunos llamaban Éter, otros le decían “sustancia” o incluso “esencia” que básicamente era como la voluntad del propio elemento mágico, lo mantenía entero y también en armonía con los demás.

Los Elementos Mágicos

Los magos luchaban durante su formación para poder comunicarse con los elementos mágicos por medio de la meditación. Al hacerlo descubrían que existían cuatro niveles básicos dentro de su propio elemento y su “sustancia” estaba de algún modo dividida entre cada uno de ellos, pero no de forma equitativa: En cada nivel la sustancia del elemento mágico era más compleja y avanzada.

Entonces cada vez que un mago alcanzaba cierto grado de maestría en su propia rama de la magia era porque había conseguido comprender uno de estos niveles, y al hacerlo también asimilaba dentro de su cuerpo un grado más avanzado de sustancia, la cual se fusionaba con ellos, mejorando su capacidad para realizar conjuros, hechizos y encantamientos.

Por lo menos eso es lo que creían los teóricos de la magia.

Pese que era instintivo, absorber una sustancia seguía siendo un proceso bastante complicado que modificaba la propia Fuerza Mental del Mago y también era el principal motivo por el que era tan difícil dominar a más de un elemento mágico. Muy pocos nacían con el talento para soportar dos sustancias de naturaleza diferente en sus circuitos mágicos sin que estos se sobrecargaran o se dañaran de forma irreparable.

Los magos modernos tenían artefactos mágicos especialmente calibrados para buscar estas sustancias y los actuales grados que existían estaban relacionados con esto: Aprendiz Mágico (Sustancia Inicial), Mago Licenciado (Sustancia Segunda), Mago Adepto (Sustancia Tercera) y Archimago (Cuarta Sustancia).

Cuando un mago lograba el perfeccionamiento de su arte, se decía que alcanzaba un nivel completamente diferente y las propiedades de su magia cambiaban. En ese momento ya no estaba comunicándose simplemente con su elemento mágico, sino con el propio Éter Primordial, la mismísima fuente de la Magia en sí, y este contacto modificaba la Fuerza Mental en el cuerpo del usuario, mejorando sus poderes inmensamente.

Esta Quinta Sustancia, también conocida como Quintaesencia, era muy difícil de obtener incluso si uno pasaba toda su vida estudiando su elemento mágico. Y aquellos que lo conseguían recibían el título de…

- Gran Mago. - Susurró Bryan encantado: - Mi Fuerza Mental a alcanzado el grado de Quintaescencia. ¡Eso quiere decir que tengo el poder de un Gran Mago! -

Una parte de Bryan quería ponerse a bailar de alegría, mientras que la otra todavía no podía entender cómo era posible que esto hubiese sucedido. Entonces recordó lo que le dijo en Niño Misterioso y abrió mucho los ojos por la sorpresa.

¡Pasaste la Prueba del Espíritu! Eso definitivamente le dará un impulso a tu Fuerza Mental.

- ¿Podría ser?... Los magos asumen que estudiar el propio elemento es la mejor forma de dominar la magia, pero quizá superar la barrera de la Quintaesencia requiere de un conocimiento menos especializado y más bien universal. - Dedujo Bryan: - Sobreviví al horror de Nécora sin perder la cordura e incluso me enfrenté con una versión alternativa mía (bastante corrompida cabe agregar), así que quizá… mi espíritu se ha hecho más fuerte.

También está el hecho de que la matriz de este nivel ha desaparecido. Tal vez no todo lo que ese maldito eco del pasado me dijo era una mentira, quizá este lugar está diseñado para darme ese poder. O podrías ser consecuencia de haber viajado a la dimensión de Nécora… Muchas variables y posibilidades, pero el resultado es lo que importa. ¡Tengo el poder de un Gran Mago! -

Ahora la pregunta era si debía demostrarlo o no. Bryan decidió que hasta que no pudiese controlar sus nuevos poderes lo mejor sería ser discreto, pero quizá no estaría mal hacer el examen para volverse Archimago, porque ahora estaba seguro de que no le tomaría mucho tiempo dominar y ejecutar las magias del Necromante Fausto, así que con eso su ascenso estaba prácticamente garantizado.

Debería quedarme aquí hasta que haya dominado este nuevo aumento de poder.” Se dijo Bryan después de un rato: “El Cementerio de la Muerte es el mejor lugar para entrenar por ahora y además tengo…

Y en ese momento se dio cuenta de algo muy importante que había pasado por alto debido a su reciente experiencia junto con el alivio de seguir vivo.

- ¡Carajo! ¡¿Dónde está el Ojo de la Oscuridad?! -

De un salto Bryan corrió hacia el altar de piedra negra, donde estaba la cavidad donde el Antiguo Necromante colocó el artefacto que controlaba todo el Cementerio de la Muerte y que hasta el momento le había permitido sobrevivir a las terribles defensas de la fortaleza. Sin el Ojo de la Oscuridad nunca podría abrir las puertas para salir de esa cámara de piedra ni tampoco escapar sin ser atacado por una cantidad desconocida de maldiciones y encantamientos. Se quedaría ahí hasta que se muriese de hambre o algo peor.

Si no puedo encontrarlo…” Se dijo Bryan mirando de un lado a otro desesperadamente, sin atreverse a pensar en las consecuencias.

En su desesperación decidió mirar hacia arriba y entonces vio algo cerca del techo a casi veinte metros de altura. Se trataba de un objeto flotante que resplandecía muy débilmente, pero cuando Bryan entornó sus ojos sobrehumanos pudo ver que era un báculo mágico que jamás había visto.

- ¿Qué se supone…? - Comenzó a decir Bryan, pero antes de que pudiese completar su oración, el Báculo Mágico descendió y se acercó levitando hacia su mano abierta extendida.

A pesar de esto, Bryan no hizo ningún ademán por tomarlo. Después de su última experiencia se había vuelto mucho más precavido, así decidió sentarse en el suelo y comenzar a meditar para restaurar su Esencia Mágica. ¡No se arriesgaría a hacer nada mientras su Magia Demoníaca no estuviese lista para defenderlo de cualquier artilugio ladino que los Antiguos Necromantes pudiesen haber dejado! 

******

Esta vez a Bryan le demoró casi dos días completos recuperar sus poderes incluso con la ayuda del Infante Sanguinario. Pero finalmente abrió los ojos y se sentía más poderoso que nunca. También estaba listo para examinar este nuevo objeto mágico que continuaba levitando en frente suyo.

El Báculo estaba hecho de una especie de metal desconocido que parecía bastante resistente y su asta brillaba con las luces más pequeñas. En las parte superior se destacaban tres cráneos incrustados del tamaño de un puño, que no parecían pertenecer a seres humanos a juzgar por los colmillos que sobresalían de sus bocas abiertas, aunque si tenían una forma humanoide y de sus cuencas vacías salía una luz verdosa bastante misteriosa. 

El Báculo Nigromántico

Encima de estos cráneos había cuatro esquirlas que se curvaban hacia el centro, encerrando una especie de gema verde similar a una esmeralda, que resplandecía con luz propia y probablemente era el epicentro del poder de esa misterioso objeto.

Su manufactura me recuerda bastante al Báculo de Ascanio… Por lo menos parece tener la misma calidad y antigüedad.” Pensó Bryan meditabundo: “Pero esa gema me despierta un sentimiento inquietantemente familiar… ¡Quizá!

Bryan finalmente sujetó el báculo Necromántico. Inmediatamente sintió que la piel de su mano se quedaba pegada a su superficie, entonces de sus venas comenzó a brotar sangre, que voló rápidamente hacia el báculo y comenzó a ser devorada por las bocas de las calaveras.

A pesar de esto, no había miedo o vacilación en la expresión de Bryan, quien tampoco hizo el intento de liberarse, aunque el Infante Sanguinario sí se despertó y comenzó a reponer la cantidad de sangre perdida consumiendo parte de la Esencia Mágica.

Después de varios minutos el procedimiento terminó. El Báculo había gravado en su interior la marca mágica de su nuevo propietario mediante la absorción de la sangre y la mano de Bryan fue liberada. Entonces extendió el Báculo en dirección a la puerta cerrada del pasillo y esta se abrió inmediatamente.

- ¡Tú eres el Ojo de la Oscuridad! ¡Su verdadera forma! -

Bryan intentó usar el Báculo y descubrió que su control de la Fuerza Mental se incrementaba considerablemente, casi como si tuviese una segunda mente ayudándolo. En cierto modo este artefacto funcionaba como el Infante Sanguinario, en el sentido de que se ocupaba de realizar parte del proceso mágico para que el propio Bryan no tuviese que concentrarse tanto. Antes había creído que el Báculo de Hueso N°17 que hizo Belinda era verdaderamente impresionante, pero este artefacto hacía que el primero palideciese. Bryan ni siquiera podía entender cómo funcionaba exactamente por lo compleja que era su estructura, pero no tenía ninguna dificultad para usarlo, ya fuese como Báculo Mágico o como Llave Maestra del Cementerio de la Muerte.

Y es que cuando estuvo recuperado, una de las primeras preocupaciones de Bryan fue encontrar y destruir cualquier rastro que quedase de la Matriz Mágica que lo llevó a la dimensión de Nécora el Putrefacto. Porque si él había podido ir, eso significaba que alguien o algo podía terminar viniendo por el mismo camino. Era poco probable, pero Bryan no quería correr riesgos.

Pero había muchas dificultades con modificar la estructura del Cementerio de la Muerte, que estaba construido en su totalidad con una piedra negra aparentemente indestructible y quizá el altar estuviese hecho del mismo material. Sin embargo, cuando usó el Báculo Necromántico, la propia piedra comenzó a separarse en sillares y se reacomodó, revelando que debajo del altar había en efecto otra Matriz Mágica.

Solo que esta matriz no era para viajar, sino que parecía estar diseñada para reunir la energía de la muerte de todo el Cementerio, como un punto de convergencia donde un necromante podía sentarse a meditar y recuperase rápidamente después de usar mucha magia. Lamentablemente no le servía mucho a Bryan, porque él ya tenía una asombrosa capacidad para recuperar Fuerza Mental, pero por lo menos le tranquilizó confirmar que no había rastros del portal hacia el mundo de Nécora.

Ya sin preocupaciones, Bryan decidió que utilizaría esa Cámara de Piedra como Sala de Entrenamiento, pues podía reparar todos los daños que hiciese con su nuevo Báculo Necromántico y además tenía esa matriz que lo ayudaba a recuperarse el doble de rápido. De modo que pasó los siguientes cinco días entrenándose sin descansar hasta que se acostumbró a sus nuevos poderes y también practicó muchas de las magias del difunto Fausto que hasta ese momento no se atrevía a intentar.

Finalmente, cuando estuvo satisfecho y seguro de que podía ejecutar sus poderes para defenderse sin ningún problema, Bryan decidió que ya era tiempo de regresar al imperio y se dirigió hacia la Matriz de Transporte.

******

En la Ciudad de Itálica el ánimo era bueno. Toda la tensión provocada por el desastre militar había sido superada y las nubes negras que anunciaban Guerra Civil solo eran vistas por la clase más elitista, de modo que el pueblo regular ni se daba cuenta de lo que ocurría.

Además, el recientemente nombrado Cónsul Esteban había marchado con sus legiones hacia la frontera, donde incendió, saqueó y devastó las tierras de los bárbaros con una incursión relámpago, devolviéndoles la misma moneda con la que ellos habían pagado al Imperio meses atrás. Aunque no conquistó el territorio, consiguió que las tribus se replegaran bastante hacia los bosques y regresó con muchos bárbaros esclavizados como botín de guerra.

La vista de sus cuerpos encadenados marchando en fila y sus expresiones de desesperación encendieron los ánimos de los ciudadanos de Itálica, así como su espíritu combativo y borró de la memoria colectiva la vergüenza del miedo que sufrieron en aquellos días.

Pasada la crisis y con los asuntos políticos todavía en secreto, los chismosos de la ciudad encontraron otros temas de conversación. Y había uno que inmediatamente se convirtió en la comidilla de todos, sobre todo de los hombres solteros: La aparición de dos nuevas deidades femeninas.

La primera de ellas era la más sencilla de localizar y más accesible que la segunda, pues no le gustaba estar escoltada todo el tiempo. Por eso había una pequeña multitud de plebeyos hombres, jóvenes y bastante curiosos frente a la Academia Babilonia, fingiendo estar en lo suyo para no atraer la atención de la guardia de la ciudad, que ya los había dispersado en más de una ocasión por hacer demasiado escándalo.

¿Qué era lo que tanto querían ver como para arriesgarse a pasar una noche en una carceleta? La respuesta se encontraba caminando por los jardines en ese momento y lo que los curiosos deseaban era una oportunidad para poder darle un brevísimo vistazo a través de la cerca de hierro que delimitaba el territorio de la Academia.

Lamentablemente ese día también iban a quedar decepcionados, porque un grupo de aristócratas ya estaban aprovechando sus privilegios para monopolizar a la diosa y su presencia impedía que los de afuera pudiesen verla directamente.

- Maestra Fanny. Está usted tan hermosa últimamente. - Dijo uno de los profesores.

- Pues muchas gracias. -

- ¡No quiero decir que antes no fuese hermosa! ¡Siempre ha sido hermosa! ¡Es sólo que ahora se ve tan maravillosa! - Dijo el profesor nervioso.

- Entendí su punto. -

- ¡Quítate del camino! - Dijo otro empujándolo y luego sonrió de un modo petulante: - La hermosa Maestra Fanny no necesita que le digan lo que todo el mundo sabe… ¡Porque no existe una mujer más hermosa en este mundo! -

- No sabía que había viajado y visto tanto el extranjero, profesor. -

- ¡No! No es que haya viajado… ¡Pero estoy seguro de que…! -

- ¡Sal de aquí! - Lo interrumpió otro y se adelantó: - ¿Desea que le ayude a cargar sus libros, Maestra Fanny? ¡Nada me haría más feliz que ayudarla! -

- Pues recuerdo que hace un año usted dio una charla en la que hacía énfasis en no pedir ayuda para tareas que solo conciernen a nuestra asignatura. ¿Me equivoco? -

- Eh… sí. ¡Pero eso fue hace un año! ¡La vida es agua, no roca! -

- Bueno eso es bastante… sofista de su parte. -

- ¡Apártense! - Se interpuso otro y sonrió inocentemente mientras recitaba: - Creo que las flores del jardín no se atreven a florecer porque se avergüenzan de estar ante su belleza, Maestra Fanny. ¡Y también creo que, si todas las gemas de este mundo fuesen lenguas, no podrían terminar de cantar cuan hermosa es usted! -

- Creo que eso es algo que sería mejor decirle a su esposa, profesor. ¿No fue hace muy poco el cumpleaños de su segundo hijo? -

- Si usted me da la orden, la dejaré de inmediato. -

- O sea que ni siquiera se han separado… estoy sin palabras. -

- ¡Sal de aquí maldito mujeriego! - Comenzó a gritar otro docente.

- ¡Cierto! ¡Regresa con tu esposa y quítate de nuestro camino! - Le espetó otro.

- ¡La Maestra Fanny no tiene tiempo para tontos como tú! - Gritó un profesor particularmente enojado.

- ¡Lárgate y envejece! ¡Deja que los solteros tengan su oportunidad! - Dijo uno bastante joven que acababa de ser contratado.

- ¡Suficiente todos ustedes! ¡Dejen de acosar a mi colega! - Intervino el Maestro Gene que venía seguido de los estudiantes: - ¡Las clases están a punto de comenzar! ¡Vayan a ocuparse de sus asuntos! -

- ¡Por favor Maestro Gene! -

- ¡No intente engañarnos! ¡Sabemos su verdaderas motivaciones! -

- ¡Faltan 10 minutos con 15 segundos para el inicio de clases! -

- ¡Sólo porque también enseñe necromancia no quiere decir que pueda monopolizar a la Maestra Fanny! ¡Está tomándose atribuciones que no le corresponden! -

- Muy bien, es suficiente. - Intervino la Maestra Fanny con un suspiro y luego mostró una sonrisa tan hermosa que pareció iluminar el ambiente por un segundo, dejando embobados a todos los hombres presenten: - Profesores… ¿Saben qué me haría increíblemente feliz? -

- ¡¿Qué cosa?! - Exclamaron todos casi al unísono.

- Estoy intentando hacer un experimento, pero necesito el Alargador de Pergaminos Mágicos para poder hacer importantes modificaciones… ¡Cómo me gustaría tener uno! - Dijo la Maestra con tierno suspiro.

- ¡Yo se lo traigo! -

- ¡Ahorita mismo! -

- ¡En un segundo! -

Algunos gritaron palabras semejantes, mientras que otro ni siquiera esperaron y salieron corriendo hacia las puertas, sin querer dejar pasar un segundo.

- ¿El “Alargador de Pergaminos Mágicos”? - Preguntó Lisa levantando una ceja con ironía cuando el enjambre de enamorados comenzó a irse.

Entonces la Maestra Fanny soltó una risa reprimida y luego susurró con malicia: - Dime ¿Cuánto tiempo crees que pasará antes de que comprendan que no existe ningún Alargador de Pergaminos? -

- ¡Eso es muy malvado, Maestra! - Dijo Lisa riéndose de buena gana.

- Por culpa de esos alborotados no puedo caminar tranquilamente y tengo que esconderme en mi habitación o mi laboratorio para estar tranquila, así que es justo que me burle un poco de ellos a cambio. - Respondió Fanny con una mueca: - Además, se supone que todos ellos son respetables magos y aristócratas. No es aceptable que sean así de ingenuos. ¿Qué clase de tonto cree la primera cosa que…? ¡Oh no! ¡Maestro Gene! ¡Maestro Gene! ¡Regrese aquí ahora! -

Pocos segundos después el Maestro Gene, que también se había ido como el resto de profesores, regresó corriendo, sudando y con las mejillas enrojecidas por la vergüenza. Entonces hizo una pregunta sin atreverse a mirar los ojos de nadie, para no encontrarse con sus miradas tristes.

Entonces el Maestro dijo un poco apesadumbrado: - No existe ningún Alargador de Pergaminos Mágicos… ¿Cierto? -

- Bueno, al menos se dio cuenta antes que el resto. -

- No, regresé porque dejé mi dinero y entonces la escuché a usted. -

- ¿Qué dijo? -

- ¡No! ¡Nada! - Se apresuró a decir el Maestro Gene y rápidamente sonrió: - ¡Buenos días, Maestra Fanny! ¡Cada día que pasa pareces ser más hermosa! -

- ¡Por favor no comience usted también! - Lo interrumpió la Maestra Fanny e inmediatamente le entregó todos los libros que había estado sujetando: - Tenga aquí. Por favor vaya preparando la lección para los estudiantes. -

El Maestro Gene parecía querer decir algo, pero al final entendió que su mejor jugada en ese momento era obedecer, así que se marchó hacia el aula.

- Bueno, quizá sean molestos, pero no dejan de tener razón. - Dijo Lisa: - Realmente te vez espectacular, Maestra Fanny. ¿Cómo hiciste para volverte tan hermosa? -

- ¡Si, Maestra! ¡¿Qué magia usó?! ¡¿Qué cremas se puso?! -

- ¿Puede decirnos cómo lo hizo? -

- ¡Si, si, por favor! -

Ahora la Maestra Fanny comenzó a ser asediada por todas las alumnas de la Escuela Necromántica, que cotorreaban sin parar generando una bulla mucho peor que la de los profesores que anteriormente la cortejaban.

No es que pudiese evitarse. La belleza femenina otorga poder a toda aquella mujer que sepa cómo ejercerla. También inspira influencia, confianza y respeto, sobre todo sobre los hombres, que inicialmente son 100 % visuales y siempre les llama la atención todo aquello que deleite sus pupilas. Es por esto que una mujer bella atraerá más miradas masculinas, lo cual le otorgará poder ante las demás mujeres.

Ahora bien, cualquier mujer puede sacar provecho de esta realidad y arreglarse lo suficiente como para encandilar a los hombres, incluso si naturalmente no es guapa o bonita. Esto lo sabían bien las aristócratas, que no solamente usaban su belleza para agradar, sino como arma política para dominar a otros y obtener autoridad. Existían reinas que habían derribado imperios enteros o forjado dinastías de miles de años gracias a que tenían, entre muchas otras virtudes, una hermosura sobresaliente.

Por eso cualquier doncella de la aristocracia entendía instintivamente que la belleza es también un sinónimo de poder cuando se trata de las mujeres.

La emoción de estas estudiantes estaba pues justificada.

Hay muchas formas de proyectar la belleza femenina, porque esta es algo subjetivo, aunque agrade a todo el mundo. Pero en frente de ellas había una mujer con un atractivo tan superior que no había forma de cuestionarlo, ni tampoco existía subjetividad alguna que pudiese negar lo hermosa que era, hasta el punto en que no parecía ser una mujer mortal sino una auténtica diosa.

- Ya se los he dicho muchas veces. No hay ningún truco o secreto. Simplemente dormí bien, cuidé mi estado de ánimo y comí una alimentación balanceada. El cambio ocurrió naturalmente. - Respondió la Maestra Fanny con un dejo de resignación, porque sabía que no le creerían. Pero no le quedaba más remedio que soltar esa declaración tan vaga e imprecisa, ya que si se inventaba otra cosa las alumnas correrían a intentarlo y en poco tiempo descubrirían su engaño.

Lo cierto era que Fanny había prácticamente… renacido, en tan solo diez días.

Tras consumir el Elixir de Juventud el cuerpo de la maestra sufrió una asombrosa transformación y este cambio no solamente era externo, sino interno. Para empezar su Fuerza Mental se había incrementado a un grado que nunca pudo haber imaginado y ahora se regeneraba el doble de rápido, de modo que podía usar todos sus poderes y luego recuperarse completamente con una sola sesión de meditación. Además, su mente había vuelto al estado de juventud que tenía a los dieciséis años, así que de pronto era capaz de resolver casi automáticamente todas las teorías mágicas con las que solía tener dificultades.

Pero definitivamente el cambio más evidente era su físico. La piel de Fanny se había vuelto tan suave y reluciente como la porcelana más fina. Cualquier cicatriz, arruga o pequeño defecto había desaparecido, proyectando una sensación de belleza surrealista a todo aquel que la contemplase. Además, su contextura, que antes carecía de algunas características atléticas debido a que su principal actividad era trabajar en el laboratorio, ahora llevaba consigo el perfecto grado de vitalidad que tendría una danzarina o una atleta, sin que en ningún momento perdiese en lo más mínimo algún grado de sensualidad. Todo lo contrario, sus caderas y busto que anteriormente fascinaban a todos los hombres, ahora se veían mucho más saludables, generosos y armoniosos.

La manera en que Fanny se movía cuando caminaba naturalmente, deslizándose como si flotase, con sus cabellos ondulando al viento, y cimbreando sus caderas voluptuosas con una armonía casi artística, que era acompañada por una delicada réplica de sus montañas de venus, tan magníficas como hermosas… resultaba demasiado fascinante para los hombres, incluso cuando Fanny vestía su túnica de maga en lugar de un vestido. Cuando ella estaba cerca, la gran mayoría de profesores tenía que luchar consigo mismos para no quedarse boquiabiertos y más de uno se había caído o golpeado involuntariamente contra una pared por estar mirándola embobados sin prestar atención al entorno. Y esto sucedía con hombres educados que generalmente tenían más autocontrol.

La belleza divina de Fanny

La primera vez que Fanny salió de compras en solitario terminó atrayendo una multitud de burgueses y plebeyos que comenzaron a gritarle propuestas de matrimonio. Algunas de ellas eran moderadamente discretas, pero otras no tanto, llegando incluso al grado de ser insolentes e incluso obscenas.

En esa ocasión Fanny no tuvo otro remedio que revelar su aura poderosa de Maga Adepta para asustarlos a todos y que supiesen las consecuencias de provocar su ira, pero incluso entonces hubo algunos que siguieron mirándola desde lejos, añorándola en secreto. Fanny se daba cuenta de esto porque otra de las consecuencias de su reciente cambio era que su miopía había desaparecido mágicamente y ya no necesitaba llevar anteojos, así que ahora podía ver bastante bien a una distancia considerable. Este último cambio era tan evidente, que Fanny decidió seguir usando las monturas de siempre cuando salía en público para no llamar demasiado la atención, aunque reemplazó los vidrios por cristal común.

Lo más increíble es que este cambio se había dado en tal solo diez días y luego de repente se convirtió en una criatura sobrenaturalmente hermosa. La propia Fanny había estado pensando con todas sus fuerzas, pero no acababa de entender cómo era posible ni qué contenía el elixir que consumió. Pero eso no impedía que todas las alumnas, las profesoras y hasta la Rectora Dean Emma aprovechasen cualquier oportunidad para tratar de sonsacarle alguna información.

 En cuanto terminó de hacer la demostración del día, Fanny cedió el puesto de expositor al Maestro Gene para que comenzase a disertar sobre las invocaciones múltiples. En el pasado habían tenido muchos problemas para dar las clases porque tenían que ajustarse a los horarios de la Facultad Oscura y solo podían usar los ambientes que ellos no estuviesen empleando. Pero de la noche a la mañana el Decano Deo había decidido hacer el trabajo que estuvo descuidado durante años y ordenó que se les diese a los necromantes aulas de trabajo teórico y práctico exclusivos. Además, anunció que les asignarían un presupuesto decente, lo que significaba que Fanny ya no tendría que seguir usando su propio dinero para comprar los ingredientes que los alumnos necesitaban.

Y como si fuese poco, el constante acoso que habían sufrido durante tanto tiempo por parte de los alumnos de la Facultad Oscura se había terminado de la noche a la mañana.

Parecía un auténtico milagro. Pero mientras que Gene y el resto de los estudiantes atribuían a los dioses, a las indicaciones de la Rectora o incluso a un cambio en el corazón del Decano estos cambios tan favorables, Fanny solo podía pensar en esa persona que siempre estaba logrando lo imposible, que siempre era el primero en levantarse para defenderla de quien fuese y que nunca dejaba de sorprenderla. La Maestra Fanny tenía el presentimiento de que Bryan tenían algo que ver con el repentino cambio de actitud de la Facultad Oscura, aunque no tenía ningún motivo de peso para sospecharlo, pero aun así sentía que debía ser cierto y quería verlo cuanto antes para confirmarlo.

Cuando por primera vez sintió los efectos del Elixir de Juventud estaba increíblemente furiosa, apenas consiguió enviar un mensaje a la rectora para pedir diez días de vacaciones antes de que la luz se volviese completamente intolerable y tuviese que esconderse detrás de los doseles de su cama. Lo peor era que solamente podía comer y bañarse por la noche, pero el resto del tiempo tuvo que estar encerrada en su cama sin poder salir de la protección de las cortinas.

El tercer día su humor estaba en el estado más bajo y si Bryan hubiese estado ahí probablemente lo habría atacado. Pero las cosas mejoraron mucho cuando consiguió usar a unos Guerreros Zombis para tapar todas las ventanas de su cuarto con sábanas y entonces tuvo mayor libertad de movimiento. Entonces se dirigió a la bañera para tomar una ducha relajante y cuando miró su rostro en el espejo se quedó estupefacta, tanto por el incremento en su belleza como por el hecho de que no necesitaba usar las gafas para distinguir todos los detalles a pesar de la penumbra.

Desde entonces su humor cambió por completo y cada día se dirigió a la bañera para contemplarse, sorprendiéndose cada vez por las mejoras en su apariencia. Cuando llegó el décimo día, se sentía mejor que nunca y si en ese momento Bryan se hubiese aparecido, habría saltado sobre él emocionada para cubrirlo de besos.

Pero ya transcurría casi un mes dese la última vez que se vieron y su ánimo efervescente estaba siendo reemplazado por una profunda nostalgia.

- ¡Maestra Fanny! ¡Maestra Fanny! - Llamó un par de veces el Maestro Gene y finalmente tuvo que subir el volumen para llamar su atención.

Fanny parpadeó sorprendida y despertó de su ensueño. Después se volvió rápidamente hacia el profesor y dijo: - Dígame, Maestro Gene ¿Qué sucede? -

- Las campanas han sonado y la clase terminó, Maestra Fanny. - Respondió Gene mirándola preocupado: - ¿Se encuentras bien, Maestra? Desde hace días parece haber momentos en que está con la mirada perdida. -

Naturalmente hasta el despistado maestro podía darse cuenta de la melancolía de la Maestra Fanny porque trabajaba junto a ella todos los días, pero la posibilidad de que esto se tratase de un mal de amores era bastante desagradable de imaginar, así que prefería cualquier otro tipo de escusa como un malestar físico.

- ¡¿Oh, ya es tan tarde?! Lo lamento Maestro, estaba pensando en… otras cosas. No me sucede nada malo, simplemente me distraje. Discúlpeme por retrasarlo. - Se disculpó Fanny e inmediatamente se dirigió a los estudiantes para darles unas recomendaciones finales antes de que se fueran. Después regresó a su laboratorio para poder estar sola y entretenerse con el trabajo, aunque sus pensamientos volvían a dirigirse involuntariamente hacia Bryan a la menor oportunidad.

Mocoso descarado. ¡Claramente dijiste que vendrías a visitarme después de diez días y sin embargo te has largado a quién sabe dónde durante casi un mes! ¡¿Cómo se supone que trabaje tranquilamente cuando ni siquiera sé si estás a salvo?! ¡Tonto! ¡Mentiroso! ¡Insolente! ¡Un día vas a enojarme hasta la muerte!

Tan ensimismada estaba en sus pensamientos que apenas prestaba atención al camino y no se dio cuenta de que otra persona se encontraba frente a las puertas de su despacho hasta que se dio de bruces contra él.

- ¡Auch! - Chilló Fanny, pues esa persona era tan fuerte como un muro de piedra y casi hace que se caiga de espaldas por el impacto.

- ¡Cuidado, preciosa Maestra! - Dijo la persona apresurándose a sujetarla.

- Lo siento… - Fanny comenzó a disculparse, pero entonces sus oídos reconocieron la voz y el tacto de Bryan, así que abrió con fuerza los ojos mientras alzaba rápidamente la mirada.

Ahí estaba el joven necromante sonriéndole descaradamente con esa mirada brillante y sus ojos profundos. Fanny lo miró sin decir nada por un segundo, pero luego su mano aferró firmemente la manga de la túnica de Bryan para que este no pudiese escapar y después abrió las puertas de su laboratorio para arrastrarlo al interior con movimientos rígidos que eran casi mecánicos.

Esta conducta tan curiosa tomó desprevenido a Bryan, quien no se resistió y permitió que Fanny lo llevase como quería mientras intentaba deducir lo que ocurría. Pero en el momento en que las puertas del laboratorio se cerraron y estuvieron a solas, la actitud de la maestra cambió por completo.

- ¡Mocoso malvado! ¡¿Dónde diablos estabas?! ¡Han pasado más de veinte días! ¡Te odio! ¡Te odio! ¡Te odio! ¡Te odio! - Chilló Fanny mientras se ponía a golpear el pecho de Bryan con sus delicados puños una y otra vez, mientras su rostro se volvía rojo de ira.

Bryan estaba a punto de hacer uno de sus comentarios burlones, pero entonces notó que se formaban lágrimas en los ojos de la hermosa maestra y se dio cuenta de que ella estaba comenzando a sollozar. De inmediato la sonrisa murió en sus labios y por un instante en su memoria brilló la horrible imagen de los cráneos que había visto en la guarida de Nécora. Esto provocó que una avalancha de sentimientos de tristeza, culpabilidad y ternura atacasen su corazón al mismo tiempo, causando que Bryan abrazase a Fanny con todas sus fuerzas, mientras cubría sus labios con los suyos en un beso apasionado.

La Maestra se asustó al principio por este avance tan intenso e intentó resistirse, pero entonces sintió claramente que Bryan no estaba motivado por la lujuria, sino que este realmente deseaba reducir al máximo la distancia entre ambos, volverse uno con ella, y que su beso era un intento desesperado por confirmar la existencia de ambos sin lugar a dudas. Su instinto de mujer despertó y antes de darse cuenta Fanny estaba correspondiendo al beso de Bryan con entusiasmo, enredando sus brazos alrededor de su cuello y dejando que él la sujetase libremente.

Bryan sentía que estaba viviendo un sueño, pero también que una pesada carga de angustia desaparecía de su pecho. Si bien el Niño Misterioso le había asegurado que no había peligro, no podía dejar de tener miedo de que algo malo le hubiese pasado a Fanny en su ausencia o de que él mismo pudiese representar algún peligro para ella en el futuro. Pero en ese momento sentía claramente que su corazón latía con fuerza por esta mujer que lo había embrujado más allá de todo lo que alguna vez creyó posible y supo que la querría siempre, que no podía vivir sin ella.

Así que siguió bebiendo de sus labios, deleitándose con el perfume del aliento de Fanny que para él era más dulce y embriagante que el vino más delicioso, como una fuente de amor eterno que no deseaba dejar. Ella era la mujer que había amado desde el día en que la conoció y ese sentimiento solo se había incrementado día tras día, hasta el punto en que no le importaría destruir al mundo entero si con ello podía yacer a su lado para siempre.

Tan enamorado se sentía Bryan, que por primera vez en mucho tiempo bajó completamente su guardia y se olvidó de todo lo demás. Después de varios minutos ambos tuvieron que separar sus labios para respirar, pero no dejaron de mirarse a los ojos en ningún momento para no romper el vínculo maravilloso que se acababa de formar entre ambos. Bryan entonces bajó sus brazos desde la espalda hacia las caderas de la profesora y luego descendió más para aferrarla por los muslos y levantarla.

En cualquier otra ocasión esto habría desatado una lucha desesperada por parte de Fanny, pero la profesora no solamente no protestó, sino que ella misma envolvió la cintura de Bryan con sus hermosas piernas con un movimiento instintivo y sus manos se aferraron a sus hombros. Luego se inclinó sobre él y esta vez fue Fanny quien besó a Bryan con intensidad mientras era levantada en el aire, como si necesitase respirar el aliento de su amado para seguir viviendo.

Bryan correspondió a este beso con entusiasmo mientras se acomodaba para sujetarla bien, pero el fuego de la pasión finalmente se había despertado en su interior y sentía que su entrepierna estaba en llamas. De modo que llevó a la hermosa Maestra hacia un escritorio libre y la depositó con suavidad para después inclinarse sobre ella. En ese momento una de sus manos continuaba sujetando sus músculos y se puso a acariciarla en ese lugar, pero la otra inmediatamente se dirigió a hacia la parte superior de la túnica, donde retiró hábilmente la tela que cubría los pechos más bellos que había visto en sus vida y que no contemplaba desde aquella noche tan peligrosa en que se enfrentó a la Pitón Abisal Venenosa.

En esa ocasión le pareció que ese par de senos eran tan hermosos que bien valió la pena arriesgar su vida por verlos. Ahora que los tenía en frente suyo y a plena luz del día, volvía a confirmarlo; pero también veía la expresión tímida de Fanny, que lo miraba sin apartar la mirada. Entonces Bryan se sintió inesperadamente nervioso y dudó por primera vez en avanzar, porque no deseaba lastimarla en modo alguno, aunque le estaba costando mucho resistir.

Viendo que Bryan luchaba tanto sólo por ella, el corazón de Fanny se conmovió y una dulce sonrisa se insinuó en sus labios mientras asentía muy ligeramente mientras susurraba: - Está bien… ¡Ven! ¡Seamos uno! -

¡Ven! ¡Seamos uno!

Al escuchar esto Bryan soltó un rugido y estaba a punto de quitar los últimos seguros de sus propias prendas para poder hacerle el amor a Fanny, cuando sus oídos percibieron el sonido de algo que caía en el suelo y unos pasos que se detenían. Bryan maldijo a los cuatro vientos, mientras se movía a toda velocidad para cubrir el cuerpo de Fanny con el suyo, ocultándolo así de la vista mientras le acomodaba las prendas. La hermosa profesora lo miró sin entender, pero Bryan le susurró: - ¡Alguien está aquí! -

Esas palabras rompieron el hechizo.

La Maestra Fanny se apresuró a arreglar su apariencia y se levantó rápidamente, aunque incluso si se hubiese demorado más tiempo sus mejillas enrojecidas eran prueba suficiente de lo que había estado a punto de hacer. Por fortuna Bryan había bloqueado la vista de los recién llegados, evitando así que nadie viese los pechos desnudos de la profesora o su expresión extasiada de amor. Pero cuando Fanny luchaba para recuperar la compostura, sus ojos vieron quiénes eran los recién llegados y se llevó las manos a la boca por la sorpresa.

¡En la puerta del laboratorio se encontraba Lisa! La joven bruja había venido sujetando un pesado libro con ambos brazos y por eso no se detuvo a tocar la puerta del Laboratorio, sino que directamente la empujó con su cuerpo. Apenas tuvo un segundo para ver lo que sucedía antes de que Bryan notase su presencia y se moviese para bloquear su vista, pero ese segundo fue más que suficiente para que comprendiese lo que ocurría. La impresión fue tan fuerte para su corazón, que soltó el libro sin darse cuenta.

Ese sonido fue el que llamó la atención de Bryan.

Y para empeorar las cosas, detrás de Lisa se encontraba el Maestro Gene, que tenía una expresión estupefacta y mostraba una mueca como si algo se le hubiese atragantado en la garganta.

El miedo y el pánico se apoderaron de la hermosa profesora, que inmediatamente trató de elucubrar una excusa para por lo menos salvar la reputación de su estudiante, pero en ese momento sintió que Bryan la sujetaba firmemente en la cintura, atrayéndola a su lado con un gesto claramente íntimo. Fanny quiso protestar, pero cuando lo miró se dio cuenta de que la expresión de Bryan era muy seria y entendió que él no tenía la menor intención de ocultarse detrás suyo.

- Maestro Gene, entrar sin tocar y espiar la intimidad de otras personas es bastante inapropiado. ¿No le parece? - Le preguntó Bryan con un tono severo que no admitía réplica.

Gene estaba conmocionado por lo que acababa de descubrir, pero en ese preciso momento sintió un gran poder mágico en las palabras de Bryan, que revelaban que este joven estudiante había superado por mucho sus propias habilidades. Esto lo dejó doblemente conmocionado y antes de darse cuenta comenzó a responder tartamudeando, como si estuviese hablando con un superior: - ¡Perdón! Yo… Yo… ¡Yo no quise espiarlos! Es solo que Lisa tenía algunas dudas teóricas que no supe responder… Por eso vinimos a buscar a la Maestra Fanny… ¡Fue realmente un accidente! -

Todo el mundo sabía que la Maestra Fanny superaba en gran medida el conocimiento mágico del Maestro Gene y ahora, después de consumir el Elixir de Juventud, la diferencia entre sus poderes se había incrementado hasta tal punto, que incluso algunos Archimagos comenzaron a tratarla con un respeto que anteriormente no mostraban. No era extraño que todos los estudiantes prefiriesen consultarle a ella antes que a Gene.

Y desde la caída en desgracia de su familia, la joven Lisa se había esmerado al máximo en mejorar sus poderes mágicos, aprovechando cada pequeña oportunidad para incrementar sus conocimientos. Bryan no lo sabía, pero desde que Lisa regresó a la Academia Babilonia era habitual que pasase mucho tiempo en el Laboratorio de Fanny, consultándole sobre Necromancia. Y la hermosa Maestra nunca dejaba de recibirla, contenta de tener a una estudiante tan apasionada. Precisamente por eso Lisa ingresó de ese modo, sin llamar antes, pues se acostumbró a ser admitida sin muchos preámbulos.

- ¡No puedo creer que realmente sean amantes! ¡Tú me dijiste que me querías, Bryan! ¡Te odio! ¡Te odio! ¡Te odio! ¡Y a ti también, Maestra Fanny! ¡Los odio a ambos! -

Y tras pronunciar esas palabras con una rabia que parecía infinita, Lisa dio media vuelta y salió corriendo del Laboratorio, mientras lloraba desconsoladamente.

El Maestro Gene también tenía una expresión desagradable, pero después de todo seguía siendo un adulto y un aristócrata, así que reprimió el dolor de su corazón roto y susurró unas palabras de despedida: - Maestra Fanny, veo que finalmente usted ha elegido a quién entregar su corazón, así que no volveré a mencionar ese tema. Espero que sea muy feliz. Y usted, joven Bryan, ahora debe vivir dignamente para estar a la altura de los sentimientos de mi estimada colega. ¡Por favor no lo olvide! -

Y tras decir esas palabras, el Maestro Gene se dio media vuelta y se retiró con la frente en alto, aunque sus hombros revelaban lo abatido que estaba.

- Te subestimé bastante, Maestro. ¡Eres un verdadero hombre! - Susurró Bryan levantando las cejas impresionado, porque no esperaba que Gene se comportase con tanta dignidad. Después de todo, podría haberse vengado fácilmente de ambos exponiéndolos de forma mezquina en ese momento.

- ¡Bryan, debes ir a consolar a Lisa! ¡No sabes cuánto le gustas y me temo que no podrá soportar este golpe! - Dijo Fanny suspirando abatida.

Pero Bryan negó la cabeza: - Lisa no está enamorada de mí realmente. Yo la hice creer que lo estaba y ella se enamoró de la “idea de mi amor”. Más adelante me convertí en su apoyo emocional cuando la salvé en la Ciudad de Valen, pero simplemente era un reemplazo temporal para suavizar la pérdida de su familia.

Sin embargo, no es sano que esto continúe. Ella no me conoce realmente, no sabe lo que quiero, ni la vida que deseo llevar; en lugar de eso me admira y con el tiempo tener una imagen demasiado idealizada de mí podría terminar haciéndole mucho más daño, porque eventualmente habría chocado con la realidad. Ya era tiempo de que aclarase las cosas con ella y es mejor que haya sido ahora en lugar de después. -

Bryan sujetó a Fanny por la cintura con ambas manos para ayudarla a bajar del escritorio suavemente y cuando estuvo segura en el suelo, la abrazó tiernamente mientras afirmaba lleno de seguridad: - No te preocupes, Lisa se recuperará dentro de unos días. Es mucho más fuerte de lo que crees. -

Fanny asintió finalmente. Después de lo ocurrido ninguno de los dos estaba dispuesto a seguir intentando hacer el amor, cosa que al final el propio Bryan agradeció, pues deseaba que su primera vez con la mujer que más deseaba fuese en un lugar más apropiado. Pero continuaron abrazándose tiernamente durante un tiempo, hasta que Fanny se separó de él y lo miró fijamente para decirle: - Ahora somos Novios e incluso si el Maestro Gene no se lo menciona a nadie, eventualmente se sabrá. Estoy dispuesta a aceptar las consecuencias de ello, pero aún no es el momento para que salgamos al ojo público. -

- ¿Qué quieres decir? -

- Mi padre vendrá a Itálica dentro de unos días. - Respondió Fanny con un triste suspiro y una sonrisa apagada: - ¿Entiendes lo que eso significa? -

Bryan se congeló por un momento, porque lo último que quería era conocer a un potencial suegro. Después de todo, si este aceptaba la relación con su hija, lo más seguro era que lo anunciase a los cuatro vientos, con lo cual la noticia definitivamente llegaría a oídos de Phoebe y de Emily.

- ¿Quieres que lo conozca? - Aventuró Bryan nervioso.

- No, quiero que lo evites con todas tus fuerzas. - Respondió Fanny: - Me parte el corazón pedirte que te marches tan rápido, sobre todo después de no haberte visto en durante estos días, pero lo mejor es que no estés aquí cuando él llegue. No conoces lo estricto y severo que es mi padre… ¡Jamás aceptará nuestra relación! -

- … ¿Por qué? -

- Mi padre es un militar de toda la vida y solamente dejará que me case con un hombre que se haya ganado su respeto. En este momento eres un Mago Adepto, lo cual ya es un gran logro para nuestra sociedad, pero mi Padre ha rechazado a Condes y Marqueses que pidieron mi mano en matrimonio porque los encontró indignos. - Explicó Fanny: - Yo te amo Bryan, pero a pesar de todos sus defectos sé que mi Padre también me quiere mucho y entiendo lo mucho que ha sufrido durante todos estos años para que yo pueda estar a salvo, estudiando mi pasión que es la Necromancia. ¡Le debo obediencia y respeto, Bryan! -

Bryan asintió comprendiendo: - Si le debes obediencia a tu padre, entonces yo le debo mi infinita gratitud, pues si no fuese por él y tu madre yo no estaría abrazando ahora mismo a la mujer que amo. -

- ¡Oh, Bryan! -

- No te preocupes, sé lo que tengo que hacer. - Continuó Bryan: - Ahora que Lisa sabe lo nuestro no conviene que siga viviendo en la Academia Babilonia. También es tiempo de que comience a ganar prestigio político. -

- ¿Qué es lo que piensas hacer? -

- Tengo una amistad forjada con Lawrence, el hijo del Cuestor Imperial. Además, ya he comenzado a dar muchos pasos para la creación de mi propio poder en secreto. Pero ahora es tiempo de que salga a la luz y obtenga la autoridad que necesito en frente de todos.

Y solo hay una forma de que un liberto obtenga poder en el Imperio Itálico… el ejército. -

- ¡¿Vas a unirte a las legiones?! - Exclamó Fanny preocupada.

- Es necesario, amor mío. - Respondió Bryan: - No solamente obtendré mis primeros logros públicos, sino que esto me ayudará a ganar muchos puntos con tu padre. Pero lamentablemente también significa que no podremos vernos por un tiempo. -

- ¡Tal vez pueda ayudarte! ¡Quizá…! -

- ¡No! - La interrumpió Bryan y la miró con dulzura: - Para que esto funcione lo tengo que hacer yo solo, como siempre lo he hecho. No temas por mí. ¿Acaso no recuerdas todo lo que he logrado hasta ahora? -

Fanny asintió y se volvió a acercar para permitir que Bryan la tomase en sus brazos. Se acariciaron dulcemente por un buen tiempo, hasta que la Maestra lo miró con una sonrisa astuta: - Hablando de logros… ¿Tuviste algo que ver en el reciente cambio de actitud del Decano Deo? Desde hace un buen tiempo que nos está favoreciendo. Y, lejos de insultarnos, parece que no se atreve ni a mirarme a los ojos. -

- ¡Oh, eso! - Respondió Bryan: - Bueno quizá tuve algo que ver. Simplemente señalé su comportamiento a las personas adecuadas y ellos le dejaron ver lo equivocado de sus acciones. Que no te de pena aceptar sus regalos. -

­- ¡Sabía que habías sido tú! ¡Siempre consigues que lo imposible suceda! - Exclamó Fanny alegremente y lo besó con dulzura: - Nunca acepté un novio. En gran parte era porque hasta ahora nunca me había interesado ningún hombre y toda mi atención estaba en mi investigación. Pero también porque sabía que ninguno pasaría el examen de mi padre.

¡Sin embargo, estoy segura de que tú podrás hacerlo Bryan! ¡Y realmente estoy emocionada! ¡Es la primera vez que estoy enamorada! ¡¿De verdad no puedo ayudarte de algún modo?! -

- Me ayudarás más manteniéndote a salvo. - Respondió Bryan: - Ahora voy a explicarte mi situación actual, para que sepas que tu hombre tiene muchos recursos de los que valerse. -

De modo que comenzó a contarle a Fanny muchas cosas que hasta el momento mantuvo ocultas: Su amistad con el Gremio Mercante de Bootz, aunque omitió su relación con Phoebe e hizo más énfasis en la figura de Fabián. El hecho de que pertenecía al Manto Oscuro y había alcanzado ser un alto rango al exponer a la Familia Ascher. Le contó sobre su amistad con Trunks, así como la Banda de Mercenarios que había formalizado.

También le explicó que se había enemistado con el Gran Duque Tiberio Claudio y que por eso quería que Fanny no se expusiera demasiado fuera de la Academia. Además, la previno sobre la Guerra Civil en ciernes, pues ella generalmente vivía tan concentrada en su investigación o sus clases, que ni siquiera les prestaba atención a los asuntos del Senado o la Alta Política. Naturalmente esta revelación provocó que la hermosa profesora se asustase mucho por la seguridad de Bryan, pero este la tranquilizó al contarse sobre su relación con el Maestro Cándido y Dean Emma, quien había prometido proteger su relación con Fanny una vez que se graduase de la Academia.

- Lo mejor que puedes hacer por mí es incrementar tus poderes al máximo. - Dijo Bryan finalmente mientras extraía una serie de rollos de pergamino de su Anillo Espacial: - Y para eso te he traído este regalo: Un compendio de Magias Necrománticas avanzadas que encontré durante mis viajes. ¡No debes revelárselas a nadie! -

Lo cierto era que ese supuesto “compendio” era un resumen conciso de varios textos del Cementerio de la Muerte que Bryan había escrito en los últimos días. Fanny los recibió con mucho cuidado y sonrió alegremente al revisarlos. Pero su expresión se entristeció al darse cuenta de que Bryan se estaba despidiendo y no se volverían a ver en un buen tiempo.

- ¿Cuándo volverás a mi lado? -

- Por ahora sé que la instrucción militar es de 3 meses. -

- ¡Eres un mago! ¡No necesitas hacerla! -

- Eso no importa. - Respondió Bryan: - Si uso mis privilegios no ganaré prestigio. En cambio, si me ven subir desde abajo, las tropas me respetarán. -

- Eso es cierto, mi padre siempre ha dicho que valora a los militares que siguieron la carrera de honores en lugar saltearse los pasos… Pero al menos debes escribirme. ¡No quiero que vuelvan a pasar meses sin saber de ti! -

- Te prometo que haré lo que pueda. - Aseguró Bryan.

- Déjame entregarte algo antes de que te vayas. - Dijo Fanny y corrió a buscar algo en un gran cofre en un extremo del laboratorio.

Se trataba de una túnica de Necromante negra con bordados de plata que se le ajustaba perfectamente, hasta el punto en que podía llevarla debajo de la armadura. En ambos hombros llevaba incrustadas tres brillantes insignias hechas con Mithril que representaban a la serpiente devorando su propia cola.

- ¡La prueba de que ahora eres un Necromante Adepto! - Dijo Fanny alegremente entregándole al mismo tiempo la túnica junto con un pergamino oficial emitido por el Colegio de Magos.

Bryan recibió ambos con una sonrisa y ahí mismo se desvistió para ponerse la túnica ante la mirada alegre de Fanny, quién no dejó de admirar de reojo el físico masculino de su novio durante el instante en que estuvo desnudo, aunque luego desvió la mirada avergonzada.

- Es perfecta, Maestra Fanny. - Dijo Bryan cuando se miró en un espejo, pues la vestimenta le quedaba mucho mejor de lo esperado y realmente le daba un aire señorial y temible. Esto lo hizo sospechar algo y preguntó: - ¿Acaso la hiciste tú misma? -

- Prometí que sería tu novia cuando te graduases. - Musitó Fanny avergonzada: - Es el deber de una buena mujer tener listas las prendas de su hombre. -

Esa respuesta hizo que Bryan corriese abrasarla con un brío renovado. Ambos continuaron besándose y susurrándose palabras de amor el uno al otro durante veinte minutos más, hasta que finalmente se separaron con mucha reticencia cuando sonaron las campanas que iniciaban el nuevo periodo de clases en la tarde.

*****

Bryan abandonó el Laboratorio de Fanny y se dirigió hacia la que había sido su habitación en la Escuela Necromántica para recoger todas sus posesiones. Nunca usó demasiado aquellos aposentos, así que no le llevó mucho tiempo y al final se quedó mirando ese lugar que era precioso para él porque su amada Maestra lo preparó, aunque también era donde una vez Clark Ascher casi tuvo éxito matándolo. Finalmente decidió que ya había tenido suficiente cuota de melancolía y cerró la puerta.

Una vez en el pasillo, se aseguró de que no hubiese nadie antes de decir: - Necesito hablar con usted, estimada Rectora. ¡Sé que me está vigilando! Por favor revélese. -

Respondiendo a sus palabras, una distorsión dimensional se manifestó en frente suyo y Dean Emma se materializó de la nada.

- Que necesitas, joven Bryan. - Preguntó la rectora con curiosidad.

- Eminencia, usted dijo que apoyaría la relación entre la Maestra Fanny y yo cuando fuese lo bastante fuerte. ¿No es verdad? -

- Eso fue lo que dije, muchacho. Sí. -

- Entonces por favor juzgue usted misma. - Dijo Bryan y dejó escapar su poder mágico.

La presencia de Bryan se hizo tan pesada que se podía asentir en todo el pasillo y si Dean Emma no hubiese reaccionado rápidamente para desactivar las defensas, todas las alarmas, barreras y encantamientos defensivos habrían saltado para destruirlo como si de un ejército se tratase, pues esto era lo único que podía compararse con el poder de un Gran Mago.

- ¡Quintaescencia! ¡Es imposible! - Exclamó Dean Emma sorprendía y esa fue la primera vez que Bryan la vio perder la compostura: - ¡Tan joven! ¡Pero tus poderes ya se comparan con los míos! ¡Sabía que eras especial, pero jamás pensé que llegarías tan lejos! -

- Me halaga Eminencia. - Respondió Bryan escondiendo nuevamente su aura mientras realizaba una educada reverencia: - Es cierto que mi poder ha llegado a pisar el umbral de un Gran Mago, pero hay un abismo entre eso y controlar esta magia. ¡Ni siquiera estoy cerca de igualarla, honorable Rectora! Sin embargo, aunque todavía me falta sacar el título, estoy seguro de que puedo obtener el grado de Archimago sin ninguna dificultad. -

- No necesitas decir nada más, joven Bryan. - Respondió la Rectora con una sonrisa: - Antes no eras lo bastante bueno para la familia de Fanny, pero ahora no sólo lo eres, sino que son ellos quienes deberían sentirse honrados de tenerte. Ese mocoso terco de Esteban siempre ha objetado a todos los pretendientes de su hija… ¡Pero contigo le será muy difícil! -

- Me honra con… - Bryan comenzó a agradecer, pero le pareció que había un significado oculto en las palabras de la rectora y preguntó: - ¿Esteban? ¿El padre de Fanny se llama Esteban? -

- ¿Ella no te lo dijo? - Preguntó Dean Emma con una sonrisa divertida: - Fanny es el apodo con el que nos pidió que la llamásemos, pero su verdadero nombre es Estefanía, la hija de Esteban… El Cónsul Esteban. -

- El Co… Espere… ¡¿Dijo Cónsul?! ¡¿Está hablando de ESE Cónsul Esteban?! ¡¿La “Espada de Itálica”?! - Exclamó Bryan mitad sorprendido.

El Cónsul Esteban era una figura legendaria, el Guardián del Sur que mantenía a los Orcos aterrorizados de ingresar a los territorios imperiales y quien recientemente había salvado a Itálica del Desastre Militar ocasionado por el infame Varrón Terencio, al invadir las tierras de las tribus bárbaras que se habían sublevado y aniquilado a las seis legiones. Debido a sus tácticas despiadadas y ataques devastadores, que sembraron la muerte entre las tribus rebeldes, Esteban había sido apodado últimamente como “La Espada de Itálica”.

- El mismo que viste y calza. - Respondió Dean Emma: - Es un militar valeroso con el apoyo de varias legiones. También un padre muy celoso, aunque a primera vista no lo parece. De hecho, me consta que asesinó a por lo menos cuarenta y dos sujetos porque él consideró que le faltaron el respeto a su hija. Es muy afortunado que Fanny siempre haya sido muy pudorosa y no haya entregado su castidad a nadie… ¡De otro modo habría habido un baño de sangre! Bueno, no son muchos los que pueden sobrevivir a la ira de un Gran Caballero. -

- ¡¿Un Gran Caballero?! ¡¿El padre de Fanny es tan fuerte como Odón Ascher?! -

- Es MUCHO más fuerte que Odón Ascher, joven Bryan. - Respondió Dean Emma si dejar de reírse de la expresión del joven: - Esteban es un hombre que toda su vida ha estado peleando contra los enemigos del Imperio y créeme cuando te digo que es lo bastante hábil como para darle pelea hasta a un Supremo. -

- Entonces… cuando usted dijo que era peligroso que fuese el novio de Fanny… -

- Te estaba protegiendo principalmente a ti. - Le confirmó la Rectora: - Es cierto que no quería ver a Fanny sufrir por los rumores, pero lo que más me asustaba era la posibilidad de que el Cónsul Esteban se presentase en Itálica de forma intempestiva y con ganas de venganza. ¡Ese hombre no le tiene miedo a nadie, ni siquiera al Manto Oscuro! -

- … - Bryan no puedo evitar tragar saliva al escucharla.

- Pero ahora parece que realmente tienes el poder para pararte en el Imperio con Orgullo. De modo que solamente queda hacerte una pregunta.  ¿Quieres a Fanny lo suficiente como para arriesgarte a sufrir la ira de su padre? - Preguntó la Rectora mirándolo con seriedad.

Bryan estaba un poco nervioso, pero acaba de sufrir una experiencia aterradora a manos de Nécora, la cual eclipsaba a cualquier cosa terrible que el Cónsul Esteban pudiese hacerle, así que se recuperó rápidamente y respondió: - ¡Por supuesto! ¡Fanny será mi mujer! ¡Y hasta la “Espada de Itálica” tendrá que reconocerlo! -

- Muy bien, entonces como te prometí, voy a apoyarlos a ambos. - Dijo Dean Emma sonriendo encantada: - Sin embargo, lamento decirte que no tengo forma de influir en Esteban, si eso es lo que te propones. ¡Ese tipo es demasiado terco hasta para mí! -

- No se preocupe, Excelencia. - Respondió Bryan de inmediato: - Lo que necesito es algo más sencillo. Quiero poder escribirle a Fanny de forma regular sin que nadie se entere, para mantener nuestra relación oculta el mayor tiempo posible, mientras que consigo logros en la política y el ejército. -

- ¿Eso es todo? ¡No hay problema! - Dijo la Rectora sonriendo y le entregó un objeto cilíndrico de oro y un frasco con cera: - Esto es un Sello Espacial que se usa para enviar mensajes secretos. Es muy caro de hacer y solamente los magos pueden usarlo, además solo funciona dos veces al mes, pero debería servirte bien. -

- ¿Cómo funciona? -

- Cuando termines de escribir tu carta debes echarle un poco de esa cera especial y luego aplástala con el artefacto para crear un sello. - Explicó Dean Emma. - El sobre se teletransportará directamente hacia mi despacho y yo se lo entregaré a Fanny. No te preocupes, te garantizo que no leeré el contenido. -

Bryan extendió la mano, pero se detuvo a último momento como si dudase.

- Si, te prometo que tampoco mi esposo se enterará. - Añadió Dean Emma con una sonrisa.

- Muchas gracias, Eminencia. - Respondió Bryan y aceptó los objetos.

*****

Atardecer en el Foro de Itálica

Esa mañana era el día establecido para el reclutamiento. Una gran multitud de ciudadanos se había congregado en el foro, donde los veinticuatro tribunos militares, unos por elección y otros por designación directa de los cónsules electos, estaban supervisando todo el proceso. El primer objetivo era reunir las primeras cuatro Legiones principales, dos para cada Cónsul, luego a las legiones que irían a reforzar las fortalezas de frontera y finalmente las que servían para la defensa del interior.

Desde muy temprano Bryan estuvo observando aquel espectáculo de miles hombres reunidos, mientras Lawrence lo guiaba lentamente hacia su destino, donde se incorporaría al ejército de aquella ciudad que, si bien despreciaba a todos aquellos que fuesen débiles o de baja estirpe, no tenía ningún problema en aceptarlos como soldados, dándoles así la mejor oportunidad que jamás tendrían de avanzar en la sociedad.

Después de abandonar la Academia Babilonia, Bryan se había dirigido directamente a encontrarse con Lawrence, quien lo saludó efusivamente y le anunció que ya tenía listo el primer paso para ayudarlo a ascender. Una propuesta que en ese momento le parecía de lo más excelente.

- Uno de mis mejores aliados es el Prefecto Voreno. - Explicó el joven aristócrata: - Está encargado de la Legión 19, destinada a proteger los exteriores de Itálica en la primera provincia. Con él podrás obtener tus primero méritos militares y ascender a toda prisa. -

- Esa legión no está bajo el mando del Cónsul Esteban ¿Cierto? -

- No. - Respondió Lawrence mirándolo extrañado: - Tengo entendido que sus legiones partirán al sur de inmediato. Después de todo, el Cónsul Esteban vino aquí a toda prisa por el Desastre Militar pero su asignación está en el Sur, conteniendo a los Orcos que siempre nos amenazan en ese frente. Y ya pasó mucho tiempo aquí castigando a los Bárbaros.

El Prefecto Voreno está a las órdenes del otro electo Cónsul, Fabio, y es poco probable que su legión sea movilizada porque se supone que son tropas de refuerzo para las provincias interiores, salvo que ocurra otra invasión masiva de las tribus bárbaras. Aunque dudo mucho que eso suceda justo ahora, cuando acaban de sufrir tantas pérdidas. -

- ¡Eso es un alivio! -

- ¿Por qué pareces estar reticente con el Cónsul Esteban, Bryan? Es cierto que con el Tribuno Voreno podemos tener un mayor control sobre tu ascenso, pero para tu carrera sería mucho mejor servir a las órdenes de Esteban, incluso si es tan solo como soldado raso. Después de todo, es el hombre de moda: “La Espada de Itálica”. -

- No tengo nada en contra de “La Espada”, pero prefiero comenzar en otro sitio. -

- ¿Y eso por qué? -

- Porque confío más en los arreglos que tú has hecho. -

- Ah… Pero. -

- Por favor, Lawrence. - Lo interrumpió Bryan con esa sonrisa suya tan característica, que tan gentil o terrible podía ser, según su voluntad: - Dejémoslo en que confío en ti. ¿De acuerdo? -

- Sea, pues. -

Ambos se dirigieron hacia donde los Tribunos estaban realizando la selección. Estos oficiales escogían a los ciudadanos en grupos de cuatro que tuvieran una complexión y fortaleza física similar, que distribuían uno a uno para cada una de las legiones. De esta forma se buscaba que el reparto de efectivos fuera compensado y proporcional, de modo que no hubiera una legión donde se acumularan los hombres más fuertes y otra que quedase con soldados más débiles. Era un proceso largo, lento y meticuloso. Lawrence le había explicado que debían esperar a que se terminase con aquel recuento y clasificación para las legiones principales y luego, cuando los tribunos militares terminasen, sería el turno para que los Prefectos se hicieran cargo de continuar el proceso de reclutamiento de tropas de refuerzo, las que generalmente eran destinadas a las fortalezas militares, salvo que fuesen enviadas a luchar como Tropas Auxiliares.

- Finalmente. - Susurró Lawrence cuando la mayoría de la gente hubo terminado: - ¡Vamos! Ahí está el estandarte de la Legión 19. -

Avanzaron entre lo que parecía una fila interminable de tiendas de reclutamientos hasta que llegaron a una que parecía ser la indicada. Adentro había tres legionarios anotando los nombres de los voluntarios mientras que eran supervisados por un oficial de apariencia ruda que se caracterizaba por su barba poblada.

- ¡Salve, Lucio Voreno! - Dijo Lawrence saludando con una sonrisa.

- ¡Salve, Noble Lawrence de las Égadas! - Respondió el oficial alegremente: - ¿Qué te trae a nuestra pequeña fiesta? -

- Te presento a Bryan, el Mago Adepto del que te hable. - Dijo Lawrence señalándolo.

Lucio Voreno se acercó a Bryan con una sonrisa y le tendió una mano en un gesto amistoso, pero cuando Bryan apretó los dedos, la expresión del Prefecto cambión repentinamente.

- ¿De verdad eres un mago? - Preguntó mirándolo con duda.

Bryan sonrió y extendió una mano. Acto seguido tres Flechas de Hueso se materializaron y salieron volando en esa dirección hacia un poste madera, donde se quedaron clavadas.

- Soy un Necromante Adepto. - Respondió Bryan luego de la demostración.

- ¡Vaya! ¡Un Adepto! ¡Realmente necesitamos algunos! -

- Pero quiero comenzar como soldado en tú legión y luego ir ascendiendo paso a paso. -

La petición de Bryan provocó el silencio repentino en todos los que lo escucharon. Generalmente los magos tenían una mala contextura física, sin embargo, debido a sus poderes, se les consideraba dignos de ser como mínimo Decuriones, comandantes de diez personas. ¿Por qué alguien querría ignorar esta ventaja y pasar por el entrenamiento infernal de los soldados, cuando podía obtener un cargo directamente?

 - ¿Estás seguro de eso? - Preguntó Lucio Voreno.

- Sí… - Comenzó a decir uno de los soldados: - El entrenamiento es infernal… -

- ¡Legionario! - Bramó Lucio Voreno mirando al soldado con ira: - ¡¿Pedí tu puta opinión o te ordené que hablases?! -

- ¡No, mi Prefecto! ¡No tengo excusas! - Respondió el legionario parándose como si el asiento le quemase y adoptando una postura firme.

- ¡Entonces cierra la lengua antes de que ordene que te la corten y te la metan por el culo! - Ordenó el Perfecto y luego se volvió hacia Bryan con un tono más tranquilo: - Si lo que buscas es entrar por “la directa”, eso te honra. Pero estarás por tu cuenta por tres meses. Solo puedo ayudarte después de que hayas pasado por ese infierno. Así que te vuelvo a preguntar ¿Estás seguro de que lo soportarás? -

Bryan sonrió y simplemente respondió: - Creo que no habrá ningún problema. -

- Muy bien, entonces firma aquí. - Dijo el Prefecto y cuando Bryan lo hizo simplemente suspiró: - Bienvenido al ejército. Si estás vivo después del entrenamiento hablaremos. -

"¡Bienvenido al Ejército!"

Nota del Traductor

Hola amigos, soy acabcor de Perú, donde aún estamos comenzando a limpiar toda la basura socialista criminal que el aspirante a Dictador Pedro Burro Castillo metió al estado.

Bueno este capítulo en realidad concentra casi tres capítulos del original y aún incluye mucho contenido. Esto se debe a que los capítulo en cuestión eran… bueno, bastante insípidos y apenas tenían eventos que mencionar.

Cambié la parte en que se describe como funciona la magia, porque en el original decían que la diferencia entre un Mago Adepto y un Archimago Necromante era invocar 4 Guerreros Esqueletos a la primera, en lugar de 3. Naturalmente todo eso tenía que ser cambiado, así que me inventé eso de la Quintaesencia y los 4 niveles anteriores. Espero que no fuese muy complicado, de hecho, usé la palabra sustancia para no usar esencia, pues podría confundirse con la Esencia Mágica.

Luego como muchos saben pedí ayuda al grupo de Facebook para obtener una imagen del bastón nigromántico en el que se convierte el Ojo de la Oscuridad, la cual fue modificada en Photoshop para que quedase exactamente como imaginaba. Aún no estoy seguro de qué nombre ponerle, porque el original es Bastón de Hueso Tricolor y francamente suena más a un helado barato que un objeto mágico.

La parte en la que se describe la apariencia de Fanny fue cambiada desde un punto de vista personal a uno de observador. De ese modo no le queda claro al lector lo que está sucediendo hasta que es demasiado evidente. Naturalmente todos los diálogos han sido modificados por completo y la parte en la que Fanny envía todos sus acosadores a buscar el “Alargador de Pergaminos” es una referencia tanto a Juego de Tronos como a un episodio de La Niñera.

Fue sorprendentemente difícil encontrar textos que hicieran referencia a cómo se usa la belleza femenina para obtener poder político por culpa de las feministas, porque me salían como 15 o 20 páginas en las que se repetía el mismo mensaje “Ser bonita no importa tanto como tener un abuena carrera y estar empoderada”. Lo peor no era el mensaje en sí, sino que casi todas esas páginas usan LAS MISMAS PALABRAS, el mismo discurso y creo que hasta la misma fuente. Era como si estuviesen desesperadas por esconder el hecho de que las mujeres bonitas existen.

Al final tuve que perder tiempo y buscar en mi biblioteca privada algunos textos referentes a Cleopatra o Catalina la Grande para poder escribir un ligero párrafo donde se explica por qué era importante ser bella desde el punto de vista político.

En el original, el encuentro de Bryan y Fanny ocurre en los jardines, pero yo decidí que fuese en el laboratorio porque quería extender más la escena. Además, Fanny le reclama a Bryan que no quiere que la deje y este le promete estar en contacto luego de conseguir una casa en la ciudad, cosa que no piensa cumplir. Sin embargo, yo decidí cambiar todo el sentido de esta escena introduciendo una reinterpretación del personaje de Esteban y también quise hacer a una Fanny más madura e inteligente, que puede ser compañera de Bryan e incluso estar parada a su lado sin que parezca fuera de lugar.

El encuentro con Dean Emma es completamente inventado. Lo agregué porque quiero que Bryan se mantenga en contacto con Fanny y también con sus otras novias. Todos sabemos que una relación a distancia nunca funciona, pero los chinos parecen disfrutar la idea de que las mujeres esperen durante años a su amante, para que este solo las vea un día antes de irse otro año, pero de algún modo conserven la misma pasión que al inicio de la relación. ¡Ni siquiera Penélope aguantaría algo así! Es cierto que Odiseo estuvo perdido 10 años, pero por lo menos no volvió a irse después de regresar.

Esto es demasiado incoherente y no tiene casi nada de sentido. Por eso quería introducir un medio de comunicación mágico.

En el original Bryan se encuentra con Lawrence que lo lleva a un puesto de guardia donde hay una persona llamada Boris que lo ayudará a convertirse en Duque… no tengo que decir que todo en esa idea está mal: Un Duque no es un simple rango que uno pueda adquirir sin ser pariente del Emperador, un simple oficial de guardia no puede asignar rangos de nobleza, etc. Por eso decidí hacer las cosas un poco más emocionantes y lo envié aun campamento de reclutamiento a una autentica legión.

Pero déjame saber tu opinión en los comentarios: ¿Qué te pareció el capítulo? ¿Te gustaron las imágenes? ¿Cuál fue tu diálogo favorito? ¿Qué te pareció el Maestro Gene? ¿Te gustó como se presentó Fanny y las modificaciones? ¿Qué tal la parte del reclutameinto?

Si te gustó esta adaptación y deseas que continúe por favor ayúdame con donaciones en mi cuenta Patreon, también agradeceré si señalas cualquier error ortográfico que se me haya podido pasar, que comentes y sobre todo que compartas esta historia con más personas para que más lectores la conozcan.

¡Nos vemos en el siguiente capítulo!