44 El Cementerio de la Muerte

El Cementerio de la Muerte era un lugar legendario, sagrado para los necromantes y la tan ansiada esperanza que había motivado a su grupo durante su recorrido por el Bosque Oscuro. Bryan se quedó un tiempo examinando el entorno, comparándolo con las descripciones que había escuchado de Fanny y concluyó que éste definitivamente era el mismísimo Cementerio de la Muerte.

Ahora entendía porque había sentido un poder familiar rodeándolo en este lugar. Era la Necromancia que él también practicaba. Los poderosos impulsos mágicos, la sensación del poder de la muerte, incluso el aroma de las montañas de huesos hasta entonces ocultas por la ilusión… todas esas eran cosas con las que Bryan ya estaba bastante familiarizado.

Así que siguió mirando a su alrededor, registrándolo todo e intentando memorizar cada detalle por mínimo que fuese. Entonces frunció el ceño mientras pensaba: “El asunto es, que todos los que han visto el Cementerio de la Muerte acabaron muertos. Ahora que estoy aquí ¿debería entrar o retirarme?

El Cementerio de la Muerte era un lugar en el que los más poderosos necromantes del pasado desarrollaron sus artes mágicas cuando esta disciplina estaba en su apogeo. Pero en algún momento casi todos los necromantes murieron en una gran batalla y este lugar desapareció sin dejar rastro. ¡Quién sabe qué terribles poderes podrían atacarlo si se acercaba demasiado!

Por otro lado, dado que esta fortaleza había sido un sitio de investigación para los magos más poderosos de una era legendaria, seguramente encontraría algunos secretos perdidos de la necromancia. Para un novato como él, que acababa de adentrarse en los dominios de la magia, era una fruta muy tentadora. 

Los riesgos eran grandes, pero las recompensas bien podían valer la pena. Bryan se puso a considerar muy seriamente todos los pros y los contras de emprender esta aventura.

“¡A los cuervos! ¡La diosa fortuna favorece al que se atreve!” Se dijo Bryan encogiéndose de hombros y comenzó a abrirse paso entre los montículos de huesos con una expresión firme y resuelta en el rostro. En cuanto dio los primeros pasos hacia adelante, la esfera verde (que aún levitaba en el aire) comenzó a descender hasta la caja y la luz verde que iluminaba el entorno desapareció sin dejar rastro.

Bryan se detuvo y volvió a mirar a su alrededor sorprendido. En un abrir y cerrar de ojos, todo el territorio circundante había vuelto a transformarse. Los árboles y arbustos habían regresado, la tierra era marrón otra vez, el aire volvía a ser fresco. En esencia, el paisaje había regresado a ser el mismo que cuando llegó. Solamente el Cementerio de la Muerte permanecía ahí, junto con algunas zonas que lo rodeaban y la tierra que Bryan estaba pisando. Eran como una isla de muerte y melancolía en medio del Bosque Oscuro.

Esta es una especie de barrera mágica increíblemente poderosa, que oculta el Cementerio de la Muerte. Y no solo la fortaleza… ¡Sino que todo el páramo alrededor!” Dedujo Bryan asombrado: “Entonces todo este tiempo esta esfera verde era la llave de este lugar.

Antes de continuar decidió intentar algo y cerró la tapa de la caja para ocultar la esfera verde. Entonces comprobó asombrado que el entorno había vuelto a la normalidad. Pero cuando abrió la tapa para exponer el orbe al exterior, volvió a ver la fortaleza a lo lejos en lugar del árbol grande.

“¡Magnífico!” Pensó Bryan negando con la cabeza y abriendo la boca con asombro: “Ni siquiera puedo imaginar cómo funciona esta barrera. Porque no es una ilusión. Creo que los necromantes han conseguido crear una especie de… dimensión artificial. Luego de algún modo trasladaron la fortaleza y las áreas circundantes al interior. ¡Por eso nadie la ha podido encontrar hasta ahora! Ni siquiera es que esté oculto de la vista ¡El Cementerio de la Muerte literalmente no existe para quienes no posean la esfera!”.

En efecto, mientras Bryan sujetase el orbe podría entrar y caminar en el páramo desierto. En cambio, desde el exterior, nadie sería capaz de detectar que había algo fuera de lo común, y un terreno tan ordinario tampoco llamaría la atención.

Los huesos blancos crujieron bajo el peso de su cuerpo mientras avanzaba. El sonido resonaba con especial intensidad en este ambiente tranquilo y silencioso, algo que no ayudaba precisamente a conservar su paz mental. Era bastante bueno que Bryan acabase de dominar con éxito el Reino Sólido de la Magia Demoníaca, porque le ayudaba a sacar valor de quien-sabe-dónde. Es así que, avanzó rápidamente hacia el Cementerio de la Muerte sin prestarle atención a nada más.

Al cabo de un rato, finalmente llegó frente al edificio. Había un foso circular delante de la puerta, repleto de una extraña agua de color negro como el alquitrán, que fluía constantemente. El único modo de atravesar el foso era un solitario puente colgante compuesto de cuerdas negras y huesos blancos que parecía a punto de caerse.

Por las dudas, Bryan sujetó la esfera verde con su mano desnuda, antes de dar el primer paso hacia adelante. Fue muy bueno que lo hiciera, porque sintió que un pulso de magia brotaba de sus dedos justo cuando su pie tocó el primer peldaño. Entonces todo el puente pareció cobrar vida: Los huesos crecieron, se expandieron y se agrandaron. En menos de unos segundos toda la estructura había adquirido la apariencia de una gigantesca columna vertebral bastante sólida, por la que era muy seguro pasar.

Supongo que, si uno no tiene la esfera, el puente se caería.” Dedujo Brian alzando una ceja antes de cruzar. “Bastante malicioso. No tengo ni idea de qué cosa será la sustancia que hay en el foso… tampoco sé si quiero saberlo. Sólo mirarla hace que mi piel sienta escalofríos. ¡Quién sabe qué habrá en el interior!

Una vez que llegó al otro lado, el puente volvió a adquirir la apariencia destartalada que tenía originalmente. Pero Bryan no tuvo tiempo para relajarse, porque de inmediato sintió que la tierra a su alrededor temblaba ligeramente, como si algo estuviese a punto de atraparlo. Al mismo tiempo notó algo encima suyo y cuando miró le pareció distinguir algo misterioso arremolinándose en el cielo. Quizá se trataba de una terrible maldición que estaba por desatarse, pero nuevamente la esfera verde emitió un pulso de magia y las defensas desaparecieron, la tierra se quedó intacta y pudo continuar sin temor alguno.

En frente suyo ahora había una enorme muralla construida con piedra negra tan lisa que parecía capaz de reflejar la luz. En el medio yacía una enorme puerta de hierro flanqueada por torres defensivas aterradoras, que en su momento seguramente estarían defendidas por muchas criaturas feroces y malignas. Pero los habitantes ya no estaban ahí y las torres, los muros y sus troneras estaban vacías desde hacía muchos años.

La puerta se abrió cuando Bryan se acercó, haciendo un sonido atronador por su enorme peso. Este sonido sin embargo no era el chirrido que uno esperaría de un metal descuidado durante años, sino que era limpio, como si algún sortilegio mantuviese toda su estructura en muy buen estado.

Detrás de las murallas había un gran patio de armas donde fácilmente podía refugiarse un gran ejército. Más allá se alzaba la gigantesca fortaleza de piedra que levitaba a unos metros del suelo sobre un enorme cráter y sujeta por cuatro gigantescas cadenas, una de las cuales servía como escalera para ingresar. La forma general de la fortaleza recordaba a un enorme diamante o a dos pirámides unidas por sus bases, sobre las cuales emergían torreones, más murallas y varias ventanas o vanos. Lo más aterrador era que en ciertas zonas el Cementerio de la Muerte parecía estar hecha de piedra, pero en otros uno podía creer que se habían empleado materiales orgánicos.

Esto me hace sentir tan pequeño.” Pensó Bryan irónicamente mientras daba el primer paso en un escalón tallado sobre la cadena de metal, cuyos eslabones bien podrían tener unos diez metros de espesor. Era tan gruesa que no sintió ni el más mínimo bamboleo.

Así fue como finalmente llegó a la entrada. Una enorme puerta de un material desconocido bloqueaba el acceso. Sobre su superficie se había tallado en alto relieve las figuras de dos enormes Caballeros del Mal, montados en sus briosos corceles.

Los Caballeros del Mal estaban entre las Criaturas Oscuras más poderosas, entre aquellas que se especializaban en el combate y eran extremadamente fuertes. Sólo los Necromantes de nivel Archimago podían invocar y controlar a unos monstruos semejantes. Mientras Bryan apreciaba los exquisitos detalles de los relieves, recordó que el poder y la calidad de la Criatura Oscura invocada variaba mucho dependiendo del poder del mago que la invocaba. Estos dos relieves le daban la vaga impresión de ser la crema y nata entre los suyos.

Aparte de los relieves, las enormes puertas grises estaban decoradas con patrones mágicos intrincados y detallados. Y en el centro, justo donde las dos puertas se cruzaban, había una ranura redonda para colocar la llave.

En efecto, en cuanto Bryan notó la abertura, la esfera verde que sujetaba firmemente en su mano lanzó un único haz de luz directamente hacia la ranura y la puerta entera resplandeció como si hubiese cobrado vida. Bryan entendió lo que estaba pasando, así que levantó la caja sin dudarlo y acercó la esfera hacia la ranura, insertándola lentamente.

Durante todo el proceso, puso especial atención en asegurarse de que en ningún momento su mano hiciese contacto directo con la puerta, porque no conocía las terribles barreras mágicas que la protegían. No podía estar seguro de qué inesperados efectos le causaría a su piel o a su carne si la tocaba, por eso quería mantener una distancia prudencial.

Cuando la esfera finalmente quedó insertada en la ranura, se escuchó un sonido ensordecedor y la cerradura comenzó a accionarse. Las puertas se abrieron por sí solas y luego la esfera verde volvió a levitar hacia Bryan, para caer dentro de la caja de jade sin haber sufrido ningún cambio.

Conforme se abrían las puertas, toda la oscuridad y el polvo del interior escaparon hacia afuera, obligando a Bryan a toser unas cuantas veces antes de poder calmarse y observar lo que había adentro.

En el interior se alzaba el más grande vestíbulo que hubiese visto en toda su vida, alrededor del cual había seis puertas cerradas que probablemente conducían a varias habitaciones. El suelo de piedra negra finamente pulida tendría el tamaño aproximado de un campo de fútbol y sobre su superficie habían gravado una enorme matriz mágica. A Bryan le pareció que el diseño era un 80% o un 90% similar al de la matriz de trasporte que había utilizado en la ciudad de Zajoski: Una enorme estrella de seis puntas inscrita en el centro de un diagrama circular con antiguos símbolos y emblemas mágicos por doquier.

Aparte de esta gigantesca matriz mágica, el salón estaba desprovisto de cualquier otra cosa. Sólo había unos cuantos pilares mágicos que llegaban hasta el techo y algunos trozos de huesos rotos en las esquinas.

Un olor a decadencia bastante espeso impregnaba el aire, así que Bryan se quedó esperando un rato en la puerta hasta que sintió que la peste amainaba. Luego ingresó muy despacio, examinándolo todo.

Primero miró el techo, pero rápidamente vio que no tenía nada de especial, luego volvió a examinar la matriz del suelo y notó que cada una de las puntas de la estrella apuntaba a una de las seis puertas cerradas, por último, volvió a examinar todo el vestíbulo una vez más pero no encontró nada valioso. Así que finalmente centró toda su atención en las puertas cerradas.

Una dos tres…

Después de un buen rato Bryan todavía estaba con las manos vacías. Había abierto y revisado cada una de las seis puertas y lo único que encontró fueron habitaciones completamente vacías. Aparentemente eran alguna especie de almacenes previamente desocupados.

Entonces regresó al vestíbulo e intentó recordar lo que Fanny les había contado de este sitio. También recordó la forma general de la fortaleza. Si bien se trataba de una fortaleza flotante, esta levitaba en el interior de un cráter. Eso quería decir que la mayor parte de la estructura estaría por debajo del nivel del suelo. De hecho, la puerta principal por la que ingresó se encontraba muy arriba, por eso lo más seguro era que los secretos más valiosos se hallasen en los niveles inferiores.

El único problema era que hasta el momento no había visto nada parecido a una escalera o un túnel que lo llevase a alguna otra parte incluso después de revisar minuciosamente todo el vestíbulo y las habitaciones. Era un misterio muy intrigante, Bryan se quedó sentado y sumido profundamente en sus pensamientos mientras buscaba la respuesta.

Tiene que ser la esfera verde. Es lo único que parece controlar todo el lugar.” Pensó Bryan mientras se levantaba para volver a revisarlo todo, pero esta vez lo hizo sujetando el orbe en una de sus manos.

Finalmente, su paciencia dio frutos, Bryan descubrió otra ranura circular en la esquina de una de las habitaciones. Esto lo llenó de alegría mientras se apresuraba a introducir la esfera en su interior. Entonces una de las paredes desapareció para revelar un oscuro túnel. Al acercarse vio que en realidad era un pasillo escalonado descendente y cuando lo examinó de cerca descubrió seis varillas plateadas apoyadas en el primer peldaño.

El material de estas varillas era uno de los más extraños que había visto, pues no eran ni de piedra ni de madera, también parecía haber puntos de conexión en los extremos de cada vara, como si pudieran ser ensambladas.

Aparte de las varas, había un único trozo de pergamino fino, en el que alguien había garabateado apresuradamente algunas palabras usando símbolos mágicos antiguos. Bryan examinó primero la delgada hoja de papel.

Le costó un buen rato leer lo que estaba escrito, pues el tiempo había hecho su cuota de daño, pero al final entendió que esas seis varas plateadas podían conectarse entre sí para formar una especie de matriz mágica portátil en forma de estrella de seis puntas. Lo más asombroso era que éste estaba conectado con la matriz del gran vestíbulo, así que era un medio para trasladarse mágicamente al Cementerio de la Muerte desde otros lugares. También había una serie de advertencias algo incoherentes: aparentemente si uno no poseía la suficiente Fuerza Mental no sería capaz de acceder a los niveles inferiores.

Esa fue toda la información útil que pudo obtener de la delgada hoja de papel.

Luego de meditarlo brevemente, Bryan cogió las varas plateadas y las sujetó con cuidado a su bolsa de viaje. Luego arrugó la frente e intentó descender por el oscuro pasillo… ¡Cuando de repente vio una luz verde ondulante, que junto a una fuerza invisible lo lanzó disparado hacia atrás! 

Después de levantarse Bryan se puso a meditar. Antes de ser arrojado sintió un ligero malestar en la cabeza, así que seguramente se trataba de una barrera que primero había medido su poder mágico, pero lo encontró insuficiente y lo repelió. Eso confirmaba que lo escrito en el papel era cierto: hasta que no tuviese suficiente Fuerza Mental, no le permitirían descender hacia las profundidades del edificio.

Después de maldecir en voz baja durante un breve momento Bryan se alejó del túnel, pero no salió de la habitación, sino que se puso a ensamblar las varas plateadas hasta formar una estrella de seis puntas, tal como se le indicaba en el pedazo de papel. Luego colocó esta mini matriz en el centro de la habitación, se paró encima y usó su Fuerza Mental para insertar magia en las varas.

Luego de un destello de luz blanca… Bryan apareció en el centro del gran vestíbulo. Repitió el proceso e infundió magia en la enorme matriz de trasporte del vestíbulo y reapareció nuevamente dentro de la pequeña matriz plateada colocada en la habitación.

Entonces Bryan se sentó y comenzó a reflexionar sobre todo lo que había acontecido. Aparentemente no podría atravesar el túnel ni explorar el resto del Cementerio de la Muerte por el momento. Sin embargo, era muy afortunado que hubiese obtenido esas seis varas plateadas que, junto con la misteriosa esfera, permitirían que en el futuro pudiese regresar cuando quisiera y sin importar en donde estuviese. Todo esto llenó de júbilo su corazón, pues ya había comenzado a pensar en este lugar como su base secreta.

Luego de estas reflexiones Bryan se levantó. Ya que temporalmente era incapaz de descubrir los secretos de este lugar, no había ninguna necesidad de quedarse por más tiempo. Así que enrolló las seis varas mágicas usando algunas pieles de monstruo que había recolectado y las sujetó firmemente en su espalda junto con el pergamino. Después abandonó el Cementerio de la Muerte sosteniendo firmemente la esfera en una de sus manos, como cuando había entrado, mientras a su espalda las puertas volvían a cerrarse.

En cuanto hubo atravesado el foso con seguridad, Bryan volvió la vista hacia atrás y vio con sorpresa que el paisaje volvía a ser el mismo que cuando llegó. Los arbustos tupidos y los enormes árboles permanecían sin cambios, aunque el entorno seguía siendo anormalmente silencioso.

Bryan comprendió que era momento de ponerle fin a esta excursión en el Bosque Oscuro y una pequeña sonrisa de satisfacción apareció en su rostro.

Había tropezado con el legendario Cementerio de la Muerte por pura casualidad. Pero ahora todos sus secretos le pertenecían. Y no pensaba compartirlos con nadie más, incluyendo a los estudiantes o profesores de Necromancia.

El Cementerio de la Muerte

Nota del Traductor

Buenas a todos soy acabcor de Perú. Donde hay 3,000 variedades de papa y carne aceptable, pero aun así McDonald cree que puede tener oportunidad de prosperar aquí con sus suplementos de alimento. En serio, cuando lees los ingredientes en la parte de atrás de sus paquetes de papas instantáneas, compruebas que contienen 11 ingredientes base… ¡y solo uno es papa! ¿Qué se supone que es el resto?

¿Qué tal este capítulo? Sepan que tuve que esforzarme bastante para darle sentido a todo lo que ocurría. ¡Y es que pasaron tantas cosas de una vez! Al final me mandé con todo e incluí varias cosas que no están en el original. Me demoré bastante, pero espero que les haya gustado a todos.

Otro problema que tuve es que el Cementerio de la Muerte casi no es descrito, eso me dejó sin muchas opciones. Al final decidí crearlo yo solo y me basé en una mezcla de la Necrópolis de Warcraft 3 con las murallas de Mordor del Señor de los Anillos.

Realmente espero que valiera la pena, porque me quemé las pestañas con esto.

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Nos vemos en el siguiente capítulo.