188 Conflicto Interno

Las primeras luces del amanecer comenzaron iluminar las escamas del Dragón Gilberto mientras se deslizaba rápidamente por los cielos sobre la Cordillera de Kerlan. Estas montañas no eran muy altas, pero formaban un auténtico laberinto de pasajes, cuevas y precipicios. Cuando las nieves se derretían, daban origen a riachuelos que creaban varios ambientes pequeños donde crecían plantas.

Sería muy fácil perderse si no estuviesen volando; y si no fuese por el accidente geológico más importante de la zona: El enorme Cañón de Kerlan, que partía los montes en dos mientras se internaba en la cordillera. 

Estas montañas no eran muy altas, pero formaban un auténtico laberinto de pasajes, cuevas y precipicios.

Estas montañas eran consideradas Tierra de Nadie, pues ni el Imperio Itálico ni tampoco el Imperio Kasi la dominaban por completo y se limitaban a controlar ciertos puntos importantes como el Cañón. ¿Por qué motivo nadie reclamaba ese territorio? En primer lugar, era demasiado accidentado para poder controlarlo sin tener varios destacamentos de soldados permanentemente patrullando. Como en las montañas no había minas de oro o alguna otra fuente de riqueza que justificase el gasto, no valía la pena emplear tantos recursos para apoderarse de esa cordillera.

Y en segundo lugar… estaban los Orcos.

Estas malignas criaturas usualmente vivían bajo la tierra, pues detestaban la luz del sol. Los Orcos excavaban túneles o galerías subterráneas, expandiendo sus dominios lentamente, hasta que conseguían un caudillo y eran lo bastante numerosos como para invadir la superficie. Algunos habitaban bajo estas montañas y cada cierto tiempo salían a saquear. Nadie sabía exactamente dónde estaba la entrada a su madriguera, porque la cambiaban cada cierto tiempo, por eso ningún explorador había conseguido encontrarla.

Así fue como la cordillera se terminó convirtiendo en un territorio sin leyes, que de vez en cuando se convertía en un sangriento campo de batalla entre los Imperios Kasi, Itálico y las hordas de los Orcos. El resto del tiempo era frecuentado por grupos ocasionales de criminales, mercenarios y contrabandistas lo bastante valientes como para arriesgarse a viajar usando las peligrosas rutas laberínticas de estas montañas.

*****

Con todo, el paisaje visto desde el cielo resultaría fascinante si no fuese por las actuales circunstancias.

Cuando uno fantasea sobre viajar en la espalda de un Dragón, seguramente no incluye el problema del frío” Pensó Bryan irónicamente.

Después de volar por un par de horas finalmente podían descansar un poco, pero en cuanto sus defensas mágicas desaparecieron se encontraron recibiendo el gélido soplo del viento directamente sobre sus rostros. Para empeorar las cosas se encontraban en invierno, así que el aire se sentía casi como si fuesen cuchillas de hielo sobre la piel.

Los que peor la pasaban eran los magos, tanto Adelaida como Emily estaban tiritando intensamente y ni siquiera Candice parecía capaz de generar suficiente calor como para protegerse por completo. Los labios de todos estaban morados y ya no sentían el tacto de las manos con que se aferraban con fuerza para no caerse del Dragón.

El propio Gilberto estaba sufriendo, pues ya de por sí estaba lastimado antes de emprender la aventura. El fuego de los Magos y el proyectil del Carro-Balista no solamente lo habían herido, sino que habían reabierto algunas de sus lesiones. Cada aleteo le costaba una serie de espasmos adoloridos, que ponían nerviosos a todos en su espalda.

- ¡Aguanten poco más! - Gritó Bryan haciéndose oír por encima del viento. Luego entornó aún más la mirada para forzarse a mirar y orientarse. Antes de la misión había memorizado bien todas las rutas de escape, pero esos mapas habían sido hechos desde el suelo y dependían sobre todo de las referencias en el camino. Sin embargo, no había tiempo de quejarse. Bryan sabía que en cualquier momento los Caballeros en Grifos se pondrían a perseguirlos y no les costaría mucho encontrar la enorme masa del Dragón en el cielo matutino.

Tenían que descender pronto, el problema era dónde hacerlo.

Justo cuando estaba temiendo lo peor, Bryan distinguió un peñasco con la forma parecida a la de un elefante dormido que se describía en el mapa y supo finalmente en dónde se encontraban. De inmediato le indicó a Gilberto que aterrizase, a lo que el Dragón respondió agradecido pues estaba al límite de sus fuerzas.

Una vez en el suelo comenzaron a caminar a paso ligero por varios recovecos hasta que llegaron junto a un grupo de rocas que tenían un número escrito en la superficie. Eran el símbolo que los agentes del Manto Oscuro habían dejado para indicar el lugar donde construyeron su refugio.

- ¡Déjenme hacerlo! - Dijo Bryan deteniendo con un gesto a Adelaida y Candice que parecían querer adelantarse para ayudar: - Otro tipo de magia podría dejar rastros. -

Bryan entonces convocó un pequeño grupo de Guerreros Zombis que rápidamente se pusieron a excavar las rocas para revelar la entrada a una caverna espaciosa hecha por la mano del hombre. En el interior había un manantial subterráneo que proveía agua fresca y un riachuelo que se la llevaba. Varios paquetes de comida deshidratada habían sido almacenados previamente, así como varios fardos con diversos tipos de prendas y montones de paja sobre los que podían dormir.

De inmediato entraron todos, incluso Gilberto en su forma humana. Luego Bryan ordenó a los Zombis que taparan bien la entrada con las rocas antes de regresarlos al inframundo.

Cuando todo estuvo listo, el grupo entero se dirigió sin hablar hacia los montones de paja y la esparcieron sobre el suelo. Luego se tumbaron aún en silencio e inmediatamente se quedaron dormidos, descansando finalmente luego de haber pasado tanto tiempo sin poder encontrar reposo.

*****

Cuando Bryan se despertó ya habían trascurrido más de dos días. Y aun así resultó ser el primero de todos ellos en recuperar la conciencia. Pero, aunque abrió los ojos no se atrevió a mover un músculo, porque sus oídos podían escuchar claramente un sonido por encima de la respiración del grupo: Eran los aleteos de varias criaturas volando a varios metros sobre ellos, tantos que no podía determinar su número, pero debían ser por lo menos una veintena.

Era evidente que se trataba de las patrullas de Grifos que estaban buscando su rastro.

Sin embargo, no estaba demasiado nervioso. Sabía bien que el Manto Oscuro se había asegurado de camuflar muy bien la cueva en que se ocultaban. Además, el tiempo de descanso fue suficiente para que sus heridas sanasen y sus poderes se recuperaran por completo.

De modo que se sentó en silencio, meditando para afinar sus sentidos. Cada cierto tiempo un mercenario despertaba, entonces Bryan se le acercaba discretamente para avisarle que debía permanecer en silencio.

Finalmente, Caspian y Emily recuperaron la conciencia. Ambos entendieron rápidamente la situación, así que se levantaron silenciosamente para dirigirse hacia la salida, donde colocaron una barrera de asilamiento.

Tradicionalmente existían tres formas de colocar una barrera mágica. La primera era mediante un conjuro que el mago debía mantener. Aunque esto mermaba poco a poco su fuerza, era la mejor opción durante un combate. La segunda forma era dibujando una matriz que concentraba la magia del entorno de una manera determinada para que el encantamiento se sostuviese por sí solo, como si fuese un motor en automático. Armarla tomaba tiempo, pero sus efectos eran permanentes hasta que alguien destruía la barrera con una fuerza superior.

La tercera forma era que el mago se utilizase a sí mismo como una matriz improvisada. De este modo sus poderes no se consumían sin importar el tiempo que pasase, pero a cambio debía permanecer casi completamente inmóvil o de otro modo la barrera desaparecería. Este método solo podían realizarlo los hechiceros más poderosos y usualmente como salvaguarda en caso de emergencia.

Como el Druida y la Archimaga aún estaban agotados naturalmente eligieron este tercer método. Eso significaba que durante un tiempo no podrían hablar con nadie ni moverse.

Así comenzó un periodo de tiempo en el que todos tuvieron que convivir juntos en ese agujero. Fue una experiencia muy incómoda, porque a pesar de saber que estaban ocultos por la barrera de dos poderosos magos, ninguno se atrevía a susurrar más de dos o tres palabras por miedo a que los Grifos los escucharan. Era como si tuviesen un acuerdo tácito de permanecer en silencio e incluso la pequeña Angélica permanecía inusualmente callada.

Fuera podían escuchar los grupos de Grifos que patrullaban la cordillera en busca de cualquier rastro de ellos. Lo peor de todo fue cuando notaron que el número de chillidos se incrementaba. Después escucharon gritos de personas que estaban cabalgando por las inmediaciones e incluso patrullas a pie que recorrían los senderos con pasos atronadores.

¿Sus perseguidores habrían encontrado algún rastro suyo? ¿Sabían que estaban escondidos en las inmediaciones o creerían que estaban escapando? ¿Cuántos los perseguirían? ¿Por cuánto tiempo los perseguirían? ¿Odón Ascher estaría ahí fuera? ¿Cómo escaparían si los encontraban? Todas esas preguntas resonaban en sus mentes constantemente.

Es mucho más fácil enfrentarse a un adversario invencible en un campo de batalla, que esperar con la incógnita de no saber cuándo vendrán a atacarte. Actuar por lo menos permite que el cerebro se ocupe en algo, pero mantenerse inmóvil es una tortura. Tampoco ayudaba el ver cómo las raciones de alimento se iban reduciendo por momentos, pues cuando prepararon este escondite los agentes del Manto Oscuro no consideraron que tantas personas lo usarían.

Finalmente, al cuarto día de vivir casi en completo silencio, confirmaron aliviados que el número de perseguidores estaba reduciéndose claramente a juzgar por el ruido. Dos días después sólo Bryan era capaz de escuchar a las criaturas voladoras a una distancia cada vez más lejana.

- Creo que finalmente se han dado por vencidos. - Susurró Bryan aliviado, pero viendo que los mercenarios parecían a punto de vitorear, añadió apresuradamente: - ¡Pero por seguridad deberíamos mantener el volumen bajo! -

Pasó un día más en el que se comunicaron usando susurros. Durante todo este tiempo Bryan se las había arreglado para llevarle comida a Emily y Caspian que continuaban manteniendo la barrera mágica. El Druida únicamente consumía agua dulce así que era el menos preocupado y las porciones de alimentos que le hubiesen correspondido fueron entregadas a Angélica, la única a quien no tuvieron que racionarle los almuerzos.

- Creo que ya está. - Comentó Bryan a Emily tras escuchar con atención: - No percibo a ningún animal cercano, aunque no lo sabré con certeza hasta que despejemos las rocas de la entrada. -

- Pienso que tienes razón, joven amigo. - Comentó Caspian aliviado: - Tampoco percibo señales de vida. Y ahora mis poderes se han recuperado a pesar de mantener esta barrera. Creo que incluso si nos encontramos con algún perseguidor podremos escapar. -

- Retiraremos la barrera, entonces. - Dijo Emily suspirando: - Es la primera vez que estoy una semana sin moverme y realmente quiero estirar las piernas. -

- Iré a avisarles a los demás. - Concluyó Bryan sonriendo y regresó al interior de la cueva.

- Nuestros perseguidores se han ido. - Dijo en voz alta cuando tuvo la atención de todos.

Y finalmente los agotados mercenarios junto con los hombres de Lawrence vitorearon. Después de tanto tiempo en silencio el ruido de sus aclamaciones les hizo doler los tímpanos, pero estaban tan felices que ignoraron el dolor. Incluso Phoebe dejó de lado su flema burguesa por un momento y sonrió alegremente mientras abrazaba a la pequeña Angélica.

Repentinamente Candice se le acercó y preguntó: - ¿Estás seguro de que se fueron? -

- No puedo decirlo con absoluta seguridad hasta que los magos abran la entrada. - Respondió Bryan: - Pero estoy casi convencido de que se han ido. Después de todo estamos cerca de la frontera con el Imperio Kasi y si la Legión Grifón hace mucho escándalo por aquí, podrían meterse en serios problemas diplomáticos. -

- Ya veo, eso significa que estamos a salvo. -

- Al menos por ahora. -

- Muchas gracias Bryan. - Dijo Candice y acto seguido desenvainó su espada con aterradora velocidad mientras exclamaba: - ¡Entonces ya puedo matar a esa perra! ¡Y que nadie intente detenerme! -

Fue como si un trueno hubiese caído en medio de la habitación. La súbita ira de Candice era tan intensa que dejó a todos boquiabiertos. Bryan fue el primero en recuperarse y saltar hacia atrás, pues creyó que la espadachina quería atacarlo. Pero una segunda mirada le bastó para darse cuenta de que Candice estaba apuntando su arma hacia Belinda y Taquión.

Segundos después se desató el caos. Los hombres de Lawrence (con Divac y Adelaida) a la cabeza de inmediato se colocaron alrededor del joven príncipe con las armas desenvainadas. Los mercenarios comprendieron las intenciones de su líder e inmediatamente rodearon a los dos miembros del Culto de Caelos con expresiones claramente hostiles. Phoebe tomó a la pequeña Angélica y se la llevó rápidamente a la entrada de la cueva junto con la señora Elena, para mantenerlas a salvo.

- ¡Insignificante mercenaria! ¡¿No sabes con quien estás tratando?! - Bramó Belinda enojada mientras que Taquión desenvainaba su arma.

- Candice ¿qué estás haciendo? - Preguntó Bryan cautelosamente: - Creí que habíamos acordado que los dejarías ir. -

- Eres mi amigo. Así que en consideración a ti no dije nada mientras duraba la infiltración. - Respondió Candice con sequedad: - ¡Pero esto es cuestión de principios! ¡Arriesgamos nuestras vidas para proteger a esta ramera! Y no solamente pretendió escapar sin pagarnos… ¡Incluso nos secuestró! ¡Nos habría matado si no fuese por tu ayuda! ¡Ahora debe pagarnos al menos diez veces más o voy a quemarla hasta que no queden cenizas! -

- ¡Insolente! - Grito Belinda enojada mientras sacaba un rollo de pergamino que era donde guardaba su Gólem Blindado: - ¡¿De verdad crees que no puedo matarte a ti y tu chusma con un solo golpe de mi coloso?! -

- ¡Morirás antes de poder dar ese dichoso golpe! - Gritó Phoebe que había regresado a toda prisa. Ella era amiga íntima de Candice y naturalmente desenvainó su estoque apuntando al corazón de Belinda mientras activaba su Aura de Batalla.

Cuando Taquión reconoció el poder de un Maestro de Espadas su semblante palideció. Si bien había tenido algo de tiempo para recuperarse, su taza de curación no era tan monstruosa como la de Bryan y sus heridas eran severas, sobre todo las internas. En esas circunstancias no podía estar seguro de sobrevivir a un enfrentamiento contra los mercenarios y derrotar a Phoebe estaba fuera de cuestión.

Aunque el Caballero Malvado trató de disimular como se sentía con una expresión agresiva, los sutiles cambios en su rostro fueron percibidos por Bryan, que dio un paso al frente para hablar con severidad: - Piénsalo bien Belinda. Estamos en una cueva y tu Gólem Blindado destruirá todo el entorno con el más mínimo movimiento, al final terminarás matándonos a todos. Es mejor que ahora mismo le pagues a Candice para evitar más problemas. -

- ¡Cállate maldito traidor! - Le espetó Belinda furiosa: - ¡Prometiste ayudarnos, pero lo único que hiciste fue usarnos como herramientas!¡El Culto de Caelos nunca olvidará vengarse de quienes intentan aprovecharse de nosotros! -

Bryan dio un paso adelante con su espada desenvainada y respondió con voz silbante, como el susurro de una serpiente: - Querías entrar en la Fortaleza de Kerlan y conseguí que entrases. Querías reducir la protección alrededor del Duque y conseguí que ocurriese. ¡Para que tuvieras éxito derrumbé una montaña sobre tus enemigos!

Ya te di más de lo que cualquier otro podría darte. ¡Así que no te atrevas a decir que saliste de esto con las manos vacías o que no he cumplido mi parte del trato! Y tampoco uses el nombre del Culto de Caelos (infame en todo el mundo por su maldad) para demandar justicia o lealtad de los demás, porque sólo conseguirás ponerte en ridículo. -

- ¡Bien dicho amo! - Dijo Gilberto adelantándose, sonriendo sádicamente y haciendo crujir sus nudillos. Emily fue más discreta, pero sus poderes ya estaban en funcionamiento. Caspian estaba un poco alejado, protegiendo a Angélica, pero era evidente por su mirada que estaba listo para enfrentarse al Culto de Caelos en cuanto hiciesen un movimiento.

Todo parecía estar en contra de Belinda en ese momento. Siendo la genio que era, tendría que haberse dado cuenta o por lo menos no haber permitido que la situación escalase tanto. Pero quizá el estrés que había estado sintiendo obnubilaron su juicio.

- ¡Caballeros, Damas! ¡Por favor! Les pido que me escuchen. - Dijo de pronto Lawrence saliendo de entre su grupo: - Este no es el mejor momento para que tengamos en un conflicto interno. No sabemos a ciencia cierta si todos los legionarios han regresado a su fortaleza o si aún hay patrullas buscándonos. -

Luego el príncipe se volvió hacia Candice y propuso con una sonrisa encantadora: - Noble capitana. ¿Cuánto es lo que le deben? Aquí mismo le pagaré hasta la última moneda. ¡Sólo dígame a cuánto asciende la suma! -

Candice enojada

Nota del Traductor

Hola amigos, soy acabcor de Perú, donde el invierno ya se hace sentir. Hoy es 5 de mayo y les pido que me disculpen por la tardanza, pero tuve que hacer un retiro espiritual muy importante, que me ayudó bastante a perseverar en mi fe.

Bueno, todo este capítulo se trató principalmente de incrementar la tensión y mejorar los diálogos. Primero realicé una gran descripción del entorno, aumentando el grado de detalle para que fuese más fácil imaginar la cordillera.

En el original es Phoebe quien conoce casualmente una cueva donde se pueden ocultar, pero me pareció un error porque en libros anteriores quedó claro que ella ha pasado gran parte de su vida en el extranjero y no tiene sentido que conozca tan bien la geografía, incluso la fronteriza. De ahí que decidiese que el Manto Oscuro preparase el lugar.

Luego incrementé el tiempo que pasan en la cueva, porque en el original toda la situación sucede en un mismo día, pero me pareció que no tenía sentido porque estaban agotados tras la persecución. Pero entonces ¿Emily y Caspian tendrían que mantener una barrera tanto tiempo? Eso seguramente los agotaría. Por eso inventé eso de que podían crear una sin moverse, de ese modo me libré de incluirlos por un breve momento.

Finalmente cambié los diálogos por otros que me parecieron más apropiados.

Espero que les haya gustado. Por favor dejen su opinión en los comentarios. Si es posible por favor patrocínenme y compartan este proyecto con todos para hacernos más conocidos.

Nos vemos en el siguiente capítulo.