211 Duelo Triangular

Cuando comenzó la batalla entre los Archimagos, los miembros de Falce Segador parecían bastante confiados, incluso se dieron en lujo de ignorar a los magos en el cielo para concentrarse en atacar a los defensores en el patio. Pero conforme pasaron los minutos, se dieron cuenta de que sus campeones estaban perdiendo y comenzaron a preocuparse.

 Uno de ellos sacó una ballesta e intentó apuntarle a Emily, pero su brazo fue completamente destrozado por un salto del dragón Gilberto, que aún en su forma humana, conservaba la fuerza de su especie. Su cuerpo estaba cubierto de varios dardos que impactaron inútilmente contra su piel, sin llegar a atravesarla realmente. Sus ropas se veían desgarradas por los cortes de muchas armas, que no llegaron a hacerle sangrar.

Gilberto blandía un gran palo en una mano. Se trataba de un arma improvisada, pero muy efectiva, porque desde un principio él nunca supo algo parecido a las artes militares, la esgrima o algún tipo de combate humano. Era una bestia y como tal peleaba.

Sus afiladas uñas eran el doble de largas que las de un humano, poseían la dureza del metal y no se rompían sin importar cuanta fuerza utilizase. Pero incluso si lo hubiesen hecho, se habrían regenerado de forma natural tras unos días. De modo que no tenía reparos es usarlas para desgarrar los cuellos de sus enemigos o sus estómagos. Y cuando alguno de ellos intentaba poner distancia, los golpeaba con el garrote.

Nunca tenía en cuenta defenderse o contraatacar, porque no lo necesitaba. Sabía que no podían dañarlo, así que se introducía con confianza entre las multitudes de enemigos.

Era el equivalente a un tanque con forma humana y desde que el Pequeño Esqueleto se retiró misteriosamente de la batalla, se había vuelto su protagonista.

Por supuesto que los miembros plenos de Falce Segador eran mucho más hábiles que la primera oleada de atacantes, los cuales resultaron ser simples voluntarios a los que ofrecieron una buena suma si se desempeñaban bien en la batalla. Los veteranos en cambio sabían bien cómo pelear eficientemente y nunca asumían riesgos innecesarios.

Su gran problema tenía un nombre propio: Trunks.

El Cazador de Monstruos conocía muy bien cada una de las tácticas de estos mercenarios y también sabía cómo contrarrestarlas. Cada vez que alguno de ellos lograba sortear al Dragón disfrazado de hombre, se encontraban con el filo vengativo de su espada.

También estaban asustados por su bestia.

Trunks entendió rápidamente que Sorin no se encontraba presente en esta escaramuza y de ser posible quería mantener las habilidades de la Mantícora en secreto. Pero, aunque ya no pelease de frente, la bestia les arrojaba sus temibles aguijones cada vez que sentía una oportunidad y más de un mercenario encontró la muerte debido a su veneno.

Para empeorar las cosas, una hermosa pero letal Maestra de Espadas esperaba detrás para matar a cualquiera que tuviese la suerte de conseguir evitar a Gilberto, Trunks o la Mantícora. Los cadáveres a su alrededor daban testimonio de su habilidad.

Hasta el momento los veteranos de Falce Segador habían conseguido mantener sus bajas al mínimo. También sabían que podían vencer al final si atacaban con todas sus fuerzas, aunque a cambio sufrirían muchas bajas y quizá ambos lados terminarían destruidos.

Esta era precisamente la debilidad de los mercenarios: Peleaban por beneficios y ninguno de ellos quería arriesgarse morir únicamente para desquitarse. No estaban dispuestos a sacrificarse por el honor de su líder, como si lo estaría un legionario por su emperador.

De esta manera el combate se mantenía igualado y nadie avanzaba ni retrocedía. Esta espera favorecía al grupo de Bryan, que esperaban la intervención de los mercenarios de Drakar. Pero fue en ese preciso momento que el grito de Emily resonó en sus oídos.

- ¡Cuidado! ¡Es Marcus! -

Más que verlo, Gilberto lo sintió. Mejor dicho, era imposible verlo desde un principio porque se movía demasiado rápido a pesar de estar sorteando una multitud. Gilberto estaba completamente inmerso en el combate en ese momento, disfrutando de las expresiones temerosas de los mercenarios que ya no se atrevían a atacarle directamente, cuando sus instintos de Dragón se activaron. Fue la misma sensación que tuvo la primera vez que contempló al que ahora era su Maestro. Era como una voz que le decía: “Estás a punto de morir.

Así que le hizo caso a su presentimiento y saltó hacia un costado para esquivar el ataque que venía hacia su espalda. Pero aún mientras lo hacía, supo que el enemigo desconocido era demasiado rápido y que no lo lograría a tiempo. También entendió que la fuerza detrás de ese ataque era lo bastante grande como para atravesar su piel y dañar sus órganos internos.

Ya se estaba preparando para lo peor, cuando otro poder entró en escena. Las sombras debajo de los mercenarios que rodeaban al Dragón cobraron vida y en menos de un segundo se reunieron frente a Gilberto, para luego levantarse del mismo modo en que lo haría una cobra antes de morder.

La magia improvisada se interpuso entre la espada y su blanco. Naturalmente fue destruida de inmediato por el poder del Aura de Batalla, pero desde un principio la Archimaga nunca pretendió entrar en una competencia de fuerzas, sino ganar tiempo para Gilberto. Y efectivamente lo consiguió, porque el dragón no desperdició la oportunidad y saltó casi cinco metros hacia atrás, para caer donde lo esperaban Trunks y Phoebe.

- Así que este es Marcus, el Gran Maestro de Espadas que sirve en la Ciudad de Valen. - Dijo Trunks mirándolo con desprecio: - Había escuchado rumores, pero no pensé que vendría aquí. ¡No sé cómo o por qué está ayudando a estos traidores, pero ahora estamos en problemas! -

El Cazador de Monstruos esperaba una respuesta de Phoebe, pero solo obtuvo silencio. Naturalmente pensó que la joven estaba asustada y se volvió hacia ella para tranquilizarla, pero se sorprendió al descubrir una fría cólera brillando en los hermosos ojos de la joven espadachina. En ese momento se veía increíblemente peligrosa, más incluso que la punta de su estoque.

- Los enemigos quieren que nos concentremos en Marcus para poder ayudar a los Archimagos o rodearnos. - Dijo Phoebe después de un momento: - Pero no haremos nada de eso. Tú y el Dragón se encargarán de mantener a raya a esos mercenarios… ¡Yo lidiaré con Marcus! -

- ¡¿Acaso te has vuelto loca?! ¡Ese de ahí es un Gran Maestro de Espadas! ¡Te supera por un reino entero! - Exclamó Trunks asustado: - ¡No hay forma de que puedas vencerlo! -

- Sé que no puedo vencerlo, peor puedo enfrentarlo. - Respondió Phoebe sin mirar a Trunks ni una sola vez, porque sus ojos estaban fijos en Marcus: - Por suerte no necesito ganar, solo retrasarlo. -

- ¡De todos modos será muy peligroso! - Replicó Gilberto: - ¡Enfrentémoslo juntos! -

En ese momento Trunks intentó usar su mano para sujetar a Phoebe por el hombro, pero de pronto la espadachina le lanzó una mirada asesina, y fue tan terrible que el Cazador de Monstruos detuvo su movimiento a mitad de camino. Hasta Gilberto tuvo que esforzarse para reprimir un gemido.

- ¡No me toques! - Espetó Phoebe con una expresión lívida: - Ese maldito lastimó a Bryan en la mano. ¡Lastimó al hombre que amo! ¡No te metas en mi camino! -

- Pero… -

- ¡Dije que te calles! - Gritó Phoebe apuntándole a Trunks con la punta de su espada para demostrar lo decidida que estaba: - Voy a encargarme yo misma de ese maldito que hirió a mi novio. Y ni tú, ni el dragón, ni nadie me lo impedirán. -

Luego de esto, Phoebe comenzó a caminar directamente hacia Marcus, mientras su Aura de Batalla resplandecía con intensidad. El Dragón y el Cazador se quedaron mirando su espalda sin saber que decir.

¡Por los divinos Bryan!¡¿Con qué clase de mujer te has metido?!” Pensó Trunks mientras se dirigía hacia los mercenarios junto con Gilberto. “La ira de esa espadachina es peligrosísima y sus poderes son terribles. Ahora que lo pienso, la Archimaga también es aterradoramente fuerte… ¡Y él está teniendo un romance con las dos al mismo tiempo!... No, si llega el día en que te descubren yo no pienso estar ahí. Discúlpame, estimado amigo, pero te abandonaré de inmediato a la ira de esas mujeres y me escaparé en la dirección contraria. ¡Lo siento! 

*****

Una Maestra de Espadas tan joven. Es impresionante, pero nada más.” Pensó Marcus en cuanto vio a la hermosa joven se aproximaba. Estaba un poco fastidiado porque su ataque sorpresa inicial hubiese fallado, pero tampoco era para tanto. De modo que no tuvo inconvenientes para concentrarse en la espadachina que se acercaba, hasta que se detuvo a diez pasos con su estoque desenvainado y realizo el saludo ritual, primero colocando la espada verticalmente frente a su rostro, luego horizontalmente. Era una señal entre espadachines y caballeros, para indicar que daría inicio un combate singular.

No puede estar pensando que realmente tiene oportunidad. ¿Habrá enloquecido?” Pensó Marcus con sorna, aunque el honor de los espadachines le impedía tomarse un duelo a broma, incluso uno tan ridículo como este. Así que llamó a su Aura de Batalla.

Marcus sintió una avalancha de energía que estallaba como un tornado y se extendía por todos los rincones del mundo. El epicentro de este poder era el propio Marcus, cuyo cuerpo se fortaleció hasta tal punto, que temía desintegrarse por ser incapaz de aguantarlo. Así era desde que se convirtió en Gran Maestro de Espadas y ya sabía que ese no era el final, sino el principio. Marcus sintió que se quedaba sin aliento por un momento, no por el cansancio sino por el repentino incremento de su poder, el cual se manifestó visualmente con una luz de color plateado.

Una vez que terminó sus preparativos, Marcus desenvainó su espada mientras examinaba a la joven espadachina. Momentos atrás la había escuchado gritar enojada y era evidente que estaba furiosa a juzgar por el modo en que se movía, pero su Aura de Color Blanco parecía tan insignificante en comparación con la suya, que no pudo evitar soltar una sonrisa casi imperceptible.

Niña tonta. ¿Tu maestro no te enseñó que no debes permitir que la ira se apodere de ti antes de un duelo? ¿De qué sirve el poder si no puedes controlarlo? Casi tengo ganas de dejarte vivir para que descubras que, en ese estado, eres más peligrosa para tus amigos que para mí.” Pensó Marcus divertido.  “Esto será demasiado fácil.

Pero en ese momento estuvo lo bastante cerca como para mirar a los ojos de la joven y sentir su fuerza, no la de su Aura de Batalla, sino la de su espíritu. Entonces creyó ver una frialdad similar al vapor de escarcha brotando de los ojos de la joven hermosa, como una daga de hielo clavándose en su pecho. Por primera vez se sintió un poco nervioso y alzó su espada en posición para atacar, a pesar de que había planeado esperar hasta el último momento para humillar aún más a su rival.

Voy a matarla rápidamente.” Decidió Marcus, cambiando por completo la estrategia que tenía inicialmente.

*****

Phoebe llamó a Aura de Batalla, acumulándola en su interior, envolviéndose en ella. Y la mantuvo arremolinada dentro suyo hasta que pudo sentir como cada parte de su cuerpo se potenciaba y sus sentidos se agudizaban, llegando al punto en que superaban todas sus limitaciones físicas. Con sus ojos imbuidos de poder miró el escenario en frente suyo con estimulante precisión.

A través de su Aura, percibió los poderes de los mercenarios a lo lejos como puntos luminosos de energía: Los Espadachines eran chispas, los Veteranos llamaradas resplandecientes. Pero el Gran Maestro de Espadas los opacaba a todos, pues su poder era como una nube de tormenta iluminada con aterradores rayos, que comenzaba a girar sobre sí misma, amenazando con convertirse en un auténtico tornado.

Aun así debo hacerlo.” Pensó Phoebe con decisión mientras recordaba al hombre del que estaba tan enamorada.

Desde que el día en que su padre murió, Phoebe se sintió dividida en dos.

Una parte de ella realmente quería asumir el reto de liderar al Gremio Mercante de Bootz, pero la otra mitad preferiría escapar de todo eso y volver vagar libremente por el mundo, como cuando entrenaba con su maestro. Pero la culpa, el sentido del deber y la memoria de su familia eran demasiado pesadas como para consentirlo.

Así pues, muchas de sus decisiones se habían debido al sentido de la responsabilidad, porque sabía que ahora miles de personas dependían de ella. En cambio, Phoebe estaba completamente sola, porque tras haber perdido a su padre, creía que nunca más podría volver a depender de nadie. Incluso si alguna vez se casaba, tendría que hacerlo por conveniencia y siempre con un hombre al que pudiera dominar fácilmente, para que no compitiese con ella por el liderazgo del Gremio. Más que un marido, lo que necesitaba era una marioneta o un monigote.

Pero entonces descubrió a Bryan.

El día que en que se conocieron tuvo la oportunidad de examinarlo a través de su Aura de Batalla. Y le costó mucho mantener la calma, porque no pudo entender lo que estaba viendo en ese entonces. De hecho, todavía era incapaz de estar segura a pesar de haberlo conocido tanto tiempo, porque nunca en su vida se encontró con nada parecido: Bajo una apariencia completamente vulgar, había una nada absoluta, perfecta, un horizonte negro.

La oscuridad más allá de la oscuridad.

Por primera vez Phoebe conocía a alguien a quien no podía comprender ni utilizando sus poderes como Maestra de Espadas ni tampoco con sus habilidades intelectuales. Con el tiempo, se dio cuenta de que los poderes de Bryan se incrementaban rápidamente y cada vez le fue más difícil ver a través de su naturaleza. Finalmente llegó hasta el punto en que no evidenciaba para nada lo que podía albergar en su interior.

A Phoebe siempre le gustaron los desafíos y Bryan representaba el desafío supremo: un misterio que no podía resolver. Así que decidió conocerlo con el fin de descifrarlo.

Y con el pasar del tiempo, a través de sus muchos encuentros, finalmente notó la increíble voluntad pura que poseía ese joven en su corazón. Era como si nada pudiese detenerlo. Como si los obstáculos fueran meros contratiempos en su mente. Sabía lo que quería y hacía todo lo que tuviese que hacer para lograrlo.

Bryan era una fuerza de la naturaleza que no podía ser controlada o manipulada. También era desconfiado y no se involucraba fácilmente con nadie. ¡El día en que él le dijo que la consideraba su amiga, sintió que quería saltar de alegría!

Una vez él le dijo que confiaba en ella porque podría haberlo traicionado infinidad de veces, pero nunca lo hizo. Sin embargo, la misma lógica se podía aplicar hacia él. ¿Qué persona de orígenes humildes no querría aprovechar el tener una relación con Phoebe para conseguir beneficios económicos? Bryan había sido un esclavo y sabía lo que era la miseria, pero nunca intentó estafarla o robarle, no porque no fuese perfectamente capaz, (porque Phoebe había visto de sobra su naturaleza malvada) sino porque era leal con ella y no quería traicionarla. Bryan jamás le pagó menos de lo que creía justo, tampoco le pidió un favor que no estuviese dispuesto a devolver con creces e incluso hubo ocasiones en que hizo cosas que claramente detestaba, solamente para ayudarla.

Antes de darse cuenta, Bryan se había vuelto una figura semejante a la de un padre. Sabía que, mientras Bryan estuviese cerca, ningún peligro podría acercársele sin que él no notase. Poco a poco se fue convirtiendo en alguien que cuidaba de ella y en quien podía depender. Parecía que Bryan era capaz de protegerla de cualquier cosa.

Tanto admiraba Phoebe la indómita voluntad de Bryan, que terminó desarrollando una voluntad propia. Se trataba del más puro anhelo, como no había tenido desde que se quedó sola y comenzaron sus inseguridades.

Lo que más deseaba Phoebe era ser amada por Bryan, quería que él la desease con la misma intensidad que con la que deseaba el poder. Eso se terminó volviendo un sentimiento algo obsesivo, que incluso se manifestaba en sus sueños.

Por eso, cuando supo que ese mismo Bryan al que tanto deseaba y admiraba, había sido herido en una mano, fue como si una esquirla se clavase en su corazón. Anteriormente lo vio sangrando, pero nunca hasta el punto de casi perder una extremidad. Y cuando el propio Bryan le describió la forma en que Marcus lo había herido, llegando al punto de usar una maniobra irresponsable para burlarse de él, sintió que una especie de monstruo hecho de odio se retorcía en su interior.

Por supuesto que lo disimuló en ese momento. Phoebe sabía lo orgullosos que podían ser los hombres… ¡Y Bryan seguramente era el más orgulloso de todos! Como mujer, era su deber proteger la dignidad de su novio, así que no dijo nada al respecto y se limitó a conversar sobre las habilidades de la espada. Pero nunca olvidó lo que había hecho Marcus ni tampoco lo perdonó. Su sangre hervía cada vez que pensaba en ello.

Esta noche finalmente tendría la oportunidad de desquitarse un poco.

El duelo comenzó sin muchos preámbulos y las espadas se cruzaron en la oscuridad noche a gran velocidad, lanzando chispazos junto con unos estruendos que podrían haber sido confundidos con truenos. En los primeros intercambios quedó patente la superioridad de Marcus, que empujó su espada contra el estoque de Phoebe como si quisiera aplastarla e incluso se permitió detenerse un momento para decirle.

- Ríndete niña, nunca me podrás vencer. -

- El defecto del poder es la arrogancia. - Respondió Phoebe con desprecio. Y sabiendo que con un rival tan poderoso no tenía sentido guardar sus cartas de triunfo, decidió usar la técnica más poderosa que su maestro le había enseñado.

La Verdadera Destreza era el perfecto dominio de la espada que sólo los más grandes combatientes podían dominar. Se conseguía al reunir todo el entendimiento de cada movimiento que era posible hacer con una espada, y luego combinarlo con un perfecto análisis de la geometría del arma y el cuerpo humano. Finalmente, se le aplicaban las leyes del equilibrio y el poder.

El resultado era una serie de técnicas en las que cada movimiento defensivo podía transformarse en un ataque y al mismo tiempo cada ataque se volvía un movimiento defensivo. Pero como Gran Maestro de Espadas, Marcus tenía un dominio mayor de la Verdadera Destreza que el de Phoebe. Y ningún truco que ella intentase funcionaría. Así que tenía que introducir una variable nueva en el combate para compensar su debilidad.

Con un rápido movimiento, Phoebe desenvainó una daga pequeña con la mano que tenía libre para usarla en combinación con su estoque. Luego adoptó un estilo completamente defensivo, esperando que Marcus cometiese un error.

El Gran Maestro de Espadas resopló enojado. ¡No podía creer que esta joven Maestra realmente se creyese capaz de resistir sus ataques! De modo que decidió terminar el duelo inmediatamente con una serie mortal de doce estocadas.

Cada uno de los doce ataques por segundo de Marcus venía en un ángulo diferente, con distintas velocidades e intensidades. Cada una de ellos pudo haber acabado fácilmente con la vida de la espadachina. Su combinación debería haber sido imposible de bloquear por cualquiera que no fuese un Gran Maestro como él; pero para su consternación, Phoebe logró sobrevivir porque la pequeña daga interceptó las estocadas que su espada no pudo. Y no para detenerlas, sino para desviarlas apenas unos centímetros.

Ni uno solo de sus ataques la llegó a tocar.

El secreto por supuesto estaba en la técnica secreta que su maestro le había enseñado. La combinación de Espada y la Daga tejían una compleja red de ángulos y curvas, nunca realmente rápida, pero siempre lo suficiente para salvarle la vida. Gracias esta combinación, bloquear los ataques de Marcus era difícil, pero ya no imposible.

Marcus retrocedió un paso y el rostro se le puso rojo de vergüenza. No había resultado herido, pero haber fallado en vencer a una mujer más joven que él y a quien aventajaba en un reino entero…. Era una completa humillación.

En ese momento lo correcto hubiese sido retroceder un momento y atacar directamente con un empuje de su Aura de Batalla para desestabilizar a Phoebe. Pero hacerlo significaría admitir que su esgrima no era capaz de romper la defenza de esta jovencita. Así que, en lugar de eso, decidió lanzar una nueva serie de estocadas, una y otra vez, aumentando progresivamente la fuerza y velocidad, hasta que rompiese la defensa de Phoebe.

Catorce estocadas por segundo…

Dieciséis estocadas por segundo…

Dieciocho estocadas por segundo…

Finalmente, cuando se decidió a atacar con veinte estocadas por segundo, sobrecargó la defensa de Phoebe y la obligó a retroceder. Marcus se sintió satisfecho de haber demostrado su superioridad, pero ese fue el momento que la espadachina esperaba, pues sabía que una oportunidad aparecería en ese preciso momento.

Phoebe dio un paso atrás debido al empuje, pero lo aprovechó para modificar su postura y convertir su defensa en un ataque, donde concentró toda su Aura de Batalla. Un cambio sutil en el ángulo de bloqueo le permitió llevar la punta de su estoque hacia la muñeca de Marcus. El Gran Maestro de Espadas reaccionó como cabría de esperarse y consiguió retroceder, pero no pudo evitar sufrir un pequeño pero doloroso corte en el dorso de la mano a pesar de tener un guante protector.

- Eso fue por Bryan. - Dijo Phoebe sonriendo con frialdad.

La respuesta de Marcus no se hizo esperar. Sus ojos se llenaron de ira homicida mientras sus poderes estallaban como una erupción. Con un furioso rugido avanzó empleando toda la potencia de su Aura de Batalla para aplastar a Phoebe, quien respondió no bloqueando, sino desviando a último momento con un giro horizontal de su estoque, para llevar la punta de la espada de Marcus unos centímetros a la izquierda. Luego desvió la siguiente estocada en dirección contraria utilizando su daga, pero apenas consiguió sobrevivir.

Phoebe fue obligada a retroceder nuevamente, pero Marcus la seguía de cerca, atacándola constantemente. Era como una auténtica avalancha y Phoebe no podía hacer otra cosa que ceder terreno, pero la joven no se rendía en su defensa e intentaba buscar la menor oportunidad para contraatacar a pesar de su desesperada situación y demostrando un autocontrol impresionante.

El combate entre ambos aumentó todavía más en intensidad. Cada intercambio arrancaba chispas de sus armas. Los asaltos eran esquivados o recibidos con desvíos, los barridos al tobillo eran evitados y los puñetazos bloqueados.

En cierto momento Phoebe dio una voltereta hacia atrás y Marcus la siguió. Los dos giraron en el aire y comenzaron a luchar entre la sombra de los árboles, completamente ajenos a lo que ocurría a su alrededor. Se había vuelto un duelo en el auténtico sentido de la palabra. Era Phoebe contra Marcus.

Era personal.

Pero el enfrentamiento entre ambos llegó a un punto decisivo bastante pronto. No fue por un golpe de Aura de Batalla, un puñetazo reforzado, una certera estocada o un corte de sus espadas. Fue cuando, en medio de este torbellino de ataques, defensas y contraataques, comenzó a ser evidente cuál sería el desenlace.

A pesar de la impresionante habilidad que Phoebe poseía y de la técnica secreta que su maestro le había enseñado… ella no podía ganar. Nunca había podido. El duelo estaba perdido antes de empezar.

Marcus sonrió y decidió que era hora de poner fin al combate, así que lanzó un tajo horizontal contra las tripas de Phoebe, pero ella utilizó su defensa para desviar el golpe y llevar ambas espadas a la altura de su pecho, a un palmo del cuello de ambos.

- Se acabó. - Dijo Marcos justo antes de mover su espada para realizar una maniobra característica suya, que decapitaría a Phoebe. Pero en ese momento notó un resplandor peligroso por la comisura del ojo y vio venir la punta de la espada de Trunks, que buscaba su corazón. Sólo un giro desesperado convirtió lo que podría haber sido un agujero en su pecho en una rajadura horizontal de su armadura.

- ¡¿Qué haces aquí?! - Pregunto Phoebe con un tono inesperadamente sereno.

- Viene a ayudarte. - Respondió Trunks algo confundido por la nueva actitud de la espadachina: - Parece que ya te has tranquilizado. -

Phoebe señaló hacia la muñeca sangrante Marcus y respondió: - Ya me he desahogado. ¿Pero qué pasó con la puerta? -

- Por ahora está controlado. Puedes verlo tu misma. -

Cuando Phoebe miró en esa dirección, vio que Gilberto y la mantícora estaban luchando violentamente dentro de un círculo de mercenarios, que intentaban alejarse sin éxito. Esto se debía a que en algún momento el Pequeño Esqueleto había retornado a la batalla.

La pequeña pero letal criatura se comportaba como un perro ovejero, rodeando a todos los enemigos con su impresionante velocidad y obligándolos con sus ataques a que no pudiesen alejarse del alcance de ambas bestias mágicas. Era una maniobra inteligente, pero bastante sucia, típica de su creador.

- No aguantarán mucho tiempo. - Comentó Phoebe.

- Entonces ataquemos juntos y hagamos que cada segundo cuente. - Respondió Trunks.

Marcus por su parte aprovechó el respiro para reacomodar su armadura, pero al oír al Cazador de Monstruos levantó una ceja y preguntó con desdén: - ¿Acaso creen que por ser dos contra uno tendrán algún tipo de oportunidad? -

- Eso lo dice el tipo que hasta ahora no puede con mi defenza. - Respondió Phoebe mordazmente.

La mirada de Marcus se ensombreció por el comentario y dijo lentamente: - Si sueltan sus armas ahora, prometo que los mataré sin dolor. -

- Que curioso, yo iba a proponerte lo mismo. - Comentó Trunks burlándose y adoptando una postura de combate.

Los tres se movieron al mismo tiempo.

El suelo se estremeció cuando Marcus dio un paso adelante para matar. Trunks y Phoebe avanzaron en perfecta coordinación, pero el Gran Maestro no estaba entre ellos cuando llegaron. Trunks alzó la vista justo a tiempo para ver la suela de la bota de Marcus caer sobre su cara y arrojarlo al suelo. Luego Marcus usó su Aura de Batalla para enderezarse sin esfuerzo y aterrizó completamente equilibrado, pero volvió a saltar hacia los relampagueantes destellos que emitía la espada de Phoebe al tratar de atinarle sin éxito. Sus espadas se encontraron, pero la hoja de la espadachina fue repelida y ella apenas conseguía repeler sus ataques con su defensa perfecta.

Trunks se levantó rápidamente y se lanzó contra la espalda de Marcus, pero el Gran Maestro se “medio volvió” haciendo un gesto casual para desviar el golpe, sin dejar de mantener a raya a Phoebe, que en ese momento intentaba herirlo con una deslumbrante serie de estocadas.

Pero, aunque la combinación de ambos pareciese poco efectiva, lo cierto era que el Gran Maestro necesitaba usar el doble de sus poderes para poder contrarrestarlos tan metódicamente. Y después de unos momentos, la situación comenzó a cambiar.

¡¿Qué?!” Pensó Marcus sorprendido cuando la tercera estocada de Trunks pasó mucho más cerca de su cuello de lo que había esperado. Y cuando se volvió para contraatacarlo, se encontró de bruces contra el relámpago que era la hoja de Phoebe, buscando su corazón.

Marcus saltó para alejarse y aterrizó a cinco metros para recuperar la compostura. ¡Eso había estado demasiado cerca! Pero cuando sus botas tocaron el suelo, Phoebe ya estaba allí para recibirlo, agitando su estoque con una velocidad defensiva desconcertantemente rápida, tanto así que Marcus no se atrevió a intercambiar golpes con ella por temor a que Trunks aprovechase para atacarle. Así que eligió hacer una finta hacia el rostro de la espadachina, luego bajó el ángulo de su espada e intentó darle una patada en los tobillos, al mismo tiempo que se giraba para interceptar el ataque del Cazador de Monstruos.

Pero Phoebe no sólo esquivó fácilmente su ataque, sino que Marcus estuvo a punto de perder un pie por un mandoble que le propinó Trunks, quien había vuelto a aparecer de la nada. Marcus tuvo que retroceder, pero el Cazador de Monstruos lo siguió y descargó un segundo mandoble con tanta fuerza sobre Marcus, que sólo para pararlo necesitó doblar sus codos y luego dar una voltereta hacia atrás… donde se encontró con la punta del estoque de Phoebe, dispuesta a atravesarle el cuello. Solo un bloqueo desesperado, junto con una patada que alcanzó a la espadachina en el muslo, le ayudaron a ganar tiempo suficiente para dar otro salto, volver a alejarse y tomar un respiro. Solo que cuando aterrizó… Ahí estaba esperándolo Trunks.

El primer golpe de la hoja del Cazador de Monstruos desvió la guardia instintiva de Marcus. La fuerza del segundo le dobló la muñeca. El tercer mandoble desvió su espada tan hacia dentro, que casi se corta con su propia arma y Marcus tuvo que ceder terreno.

¡¿Qué está pasando?!” Quiso gritar Marcus.

Trunks continuó atacando de forma inexorable, implacable e increíblemente despiadada, casi como si fuese una criatura salvaje. Cada paso era un golpe y cada golpe un paso. Marcus retrocedió hasta donde se atrevía, pero Trunks se mantuvo encima de él. El Gran Maestro de Espadas dejo de intentar bloquear los ataques de Trunks y comenzó a desviarlos, pues descubrió que no podía contrarrestar directamente la asombrosa fortaleza física del Cazador de Monstruos sin utilizar enormes reservas de energía que consumían su Aura de Batalla a un ritmo acelerado.

Y sólo entonces se dio cuenta de que lo habían engañado.

Cuando al principio Phoebe le gritó a Trunks que la dejase atacar sola, fue todo parte de un plan de la inteligente muchacha para que Marcus bajase la guardia. Mientras se alejaba, la espadachina hizo unos gestos con los dedos de sus manos al Cazador de Monstruos y este comprendió perfectamente su intención. De otro modo, Trunks habría insistido en acompañarla a pesar de sus quejas, porque, aunque la ira de Phoebe era realmente intimidante, esta no se comparaba con la furia que Bryan mostraría, si llegaba a enterarse de que Trunks había dejado que una de sus mujeres luchase sola en una situación potencialmente mortal.

Phoebe pretendió querer enfrentarse en un duelo singular contra Marcus, pero en realidad su estrategia era mantenerse a la defensiva todo el tiempo posible, haciendo que el Gran Maestro gastase buena parte de su poder. Por supuesto que ella realmente estaba furiosa por la herida de Bryan; y su deseo de vengarse era tan intenso, que le dio el empuje que necesitaba para conseguir herir a Marcus en la muñeca. Pero jamás permitió que las emociones nublaran su juicio hasta el punto de hacerla actuar como una suicida.

Mientras Phoebe resistía heroicamente, Trunks observaba desde lejos la técnica del Gran Maestro de Espadas, analizando sus debilidades y esperando hasta el último momento para intervenir. Cuando finalmente atacó, comenzó a conversar con Phoebe, pero la verdadera comunicación ocurrió entre sus miradas. La táctica que Trunks quería emplear era fingir torpeza al principio, como si les costase trabajar juntos, para que Marcus gastase un poco más de energía antes de que el verdadero ataque comenzase.

Y Phoebe lo comprendió perfectamente.

Ahora Marcus entendía que las primeras estocadas de Trunks eran un truco. Su verdadera habilidad radicaba en los ataques contundentes con el filo de la espada, no con la punta. Era un estilo que había desarrollado peleando en el Bosque Oscuro contra todo tipo de monstruos. Y le permitía descargar una fuerza cinética que ni siquiera Marcus era capaz de igualar.

Aun así, Marcus era un Gran Maestro de Espadas y rápidamente encontró las debilidades de la técnica de Trunks, que estaba enfocada en los ataques rápidos y devastadores, pero no tenía muchos movimientos defensivos. Tenía sentido porque la táctica favorita del Cazador de Monstruos era golpear una sola vez para matar o herir, pero si fallaba, normalmente escaparía a la espesura del Bosque Oscuro y esperaría una nueva oportunidad. Ese era su modus operandi característico.

El problema de Marcus era que, inmediatamente después de Trunks, venía una rápida Phoebe especialista en defensa. La espadachina era capaz de parar todas sus estocadas sin apenas desplazar sus pies, gracias a su combinación de espada y daga, que le permitían desviar si esfuerzo todos sus golpes. Además, contraatacaba con cegadoras estocadas que eran más rápidas que la lengua de una víbora.

Y cuando Marcus finalmente se recuperaba para contrarrestar a Phoebe, el Cazador de Monstruos volvía a ponerse de pie para atacarlo por la espalda.

Pero la peor revelación de todas fue cuando descubrió que había calculado mal la fuerza de sus oponentes. Al igual que Emily había dicho a sus enemigos “Hay Archimagos y hay ARCHIMAGOS”, lo mismo podía aplicarse a los espadachines. Ahora era evidente que tanto Trunks como Phoebe se encontraban en la cima de sus habilidades como Maestros de Espada y que quizá, en muy poco de tiempo, también ellos se abrirían paso y alcanzarían el mismo nivel de Gran Maestro de Espadas.

De repente Marcus se descubrió a si mismo teniendo un mal presentimiento, inesperado, abrumador y completamente incómodo sobre su situación actual. Lo que al principio le parecía un combate ridículo, de forma repentina se estaba volviendo serio, llegando incluso a ser aterrador.

Estos dos mocosos podrían… tal vez, hasta ser capaces de vencerme.

Marcus decidió que ya no tenía sentido correr más riesgos y que debía terminar el combate cuanto antes. Así que consumió una buena parte de sus reservas de energía para potenciarse aún más y barrió hacia el frente con su espada, desatando un auténtico vendaval que envió a Phoebe a volar. Pero no tuvo tiempo para disfrutar con ello

Trunks seguía encima de él, desatando mandoble tras mandoble, que se estrellaban contra su defensa con la potencia imparable de un alud. Marcus volvió a recurrir a sus poderes de un nivel superior para imponerse y expulsar a Trunks con una terrible patada.

Después de ese último esfuerzo, Marcus comenzó a correr hacia donde estaban los mercenarios, con la intención de refugiarse detrás de sus aliados y recuperar un poco de la energía perdida. Sabía que aún quedaba un último grupo de Veteranos en espera y seguramente estos podría atacar a Phoebe y Trunks, mientras que el resto se concentraban en Gilberto y la Mantícora. Entonces podría rematar fácilmente a esos dos…

Pero estaba tan concentrado en Phoebe y Trunks, que no notó el ataque hasta que estuvo demasiado cerca como para evitarlo.

Unos segundos atrás, el Pequeño Esqueleto dejó de lado el combate con los mercenarios, para ponerse a saltar de árbol en árbol, aprovechando que Marcus estaba distraído con sus propios oponentes para acecharlo. En cuanto vio la oportunidad, la criatura envió volando a sus siete púas de hueso, que se clavaron en las articulaciones de Marcus con la misma fuerza que un virote de ballesta. Por supuesto que el Aura de Batalla defendió automáticamente al Gran Maestro y gracias a eso no fue atravesado del todo, pero si sufrió daños considerables.

- ¡Maldita sea! -

Con una terrible sacudida, Marcus obligó a las púas a salir de su cuerpo. Luego se volvió hacia la Criatura Oscura, que estaba saltando con la clara intención de caerle encima con su daga de hueso preparada. En el último momento, el Pequeño Esqueleto trató de sorprenderlo arrojándole su arma, pero los reflejos de Marcus eran sobrehumanos y no le costó mucho desviar la pequeña daga de hueso, ni siquiera cuando esta se pudo a levitar para atacarlo desde un ángulo ciego.

Casi al mismo tiempo se escuchó el clamor de varias voces, que anunciaban la llegada del último grupo de veteranos de Falce Segador, los cuales abrumaron a Gilberto y lo forzaron a retroceder hasta el interior del patio, junto con la Mantícora de Trunks. Al mismo tiempo se escucharon estallidos en el cielo, cuando los Archimagos de Fuego y Trueno finalmente consiguieron recuperarse un poco en su lucha contra Emily.

Entonces Marcus supo que la victoria ya estaba a su alcance.

- Se acabó. -

Pero en ese momento ocurrió algo inesperado. El Pequeño Esqueleto comenzó a emitir una fuerte oleada de poder mágico y sus siete púas regresaron a él, pero en lugar de incrustarse nuevamente en su columna, se pusieron a girar a su alrededor cada vez más rápido. Hasta que finalmente salieron disparadas… contra los Pilares de Hueso.

Al igual que el desplome de una montaña o la destrucción de una represa, la magia contenida emergió violentamente de cada uno de los Pilares. La concentración era tal, que parecía como si unos torbellinos de energía se estuviesen elevando hacia los cielos, provocando una auténtica conmoción en todos los que contemplaron el fenómeno. El poder de la Necromancia llenó todos los alrededores con tanta intensidad, que casi era posible verlo en los impetuosos vientos que comenzaron a soplar por doquier, como si un huracán estuviese a punto de formarse.

- ¡Refúgiense ahora! - Gritó Emily utilizando su magia para hacerse oír por encima del alboroto. Phoebe, Trunks, Gilberto e incluso la Mantícora, se olvidaron de todo lo que estaban haciendo y corrieron a las zonas seguras.

Y fue bueno que lo hicieran, porque un segundo después comenzó a escucharse el horrible coro de terribles aullidos provenientes de los Fantasmas Vengativos, que finalmente despertaban de su letargo. El sonido era tan espantoso, que el miedo se apoderó incluso de los más veteranos entre los invasores y les puso la piel de gallina. Lo más terrible era que estos gritos de odio parecían provenir tanto del interior de sus cabezas, como de los pilares.

Al poco tiempo los Fantasmas emergieron volando como un enjambre de abejas asesinas y comenzaron a abalanzarse sobre los mercenarios.

Casi al mismo tiempo un nutrido grupo de personas se acercaba a lo lejos, pero no eran de Falce Segador, sino de la Banda de Drakar. Se habían demorado a propósito para que ambos lados luchasen lo más posible y ahora venían con la clara intención de rematar a los heridos.

Y en otro lugar, protegidos por un hechizo de invisibilidad extremadamente avanzado, se encontraban el Gran Mago Egon y la Alquimista Belinda del Culto de Caelos. Ambos habían estado observando la batalla desde lejos con expresiones impertérritas hasta ese momento. Porque cuando vieron los remolinos resplandecientes de magia que comenzaron a elevarse hacia el cielo y escucharon los aullidos de los Fantasmas Vengativos, no pudieron dejar de sentir al mismo tiempo temor e interés.

- ¿Puede que los rumores sean ciertos después de todo, Maestro Egon? ¿Se habrá activado la maldición de esa Taberna maldita? - Preguntó Belinda mirando lo que ocurría con mucha curiosidad.

- No estoy seguro, pero no lo creo. - Respondió Egon confundido: - Nunca había sentido una magia como esta anteriormente. Pero creo que se trata de alguna clase de Matriz, aunque no puedo identificarla, a pesar de ser una de mis especialidades.

Es mejor que nos mantengamos a una distancia prudencial por ahora y continuemos observando mientras no sepamos qué es lo que sucede. -

Phoebe y su defensa perfecta de Espada y Daga

Nota del Traductor

Hola a todos, soy acabcor de Perú, donde actualmente gobierna una organización criminal.

Si amigos, el presidente Castillo, el analfabeto funcional que llegó al poder con fraude, está gobernando mal a propósito y generando el caos económico; con la esperanza de que el Congreso le censure el gabinete, para poder cerrarlo.

Actualmente todas nuestras reservas nacionales están en 0, se están nacionalizando las empresas, el precio de los alimentos están subiendo y todavía no tenemos vacunas que funcionen. Cuando la desesperación llegue al límite, los comunistas venderán el cuento de siempre: Nueva Constitución. Así se quedarán en el poder hasta la muerte y robarán a placer.

El panorama nacional se ve negro en mi país. Ya pasó antes y sé cómo terminará.

Bueno, este capítulo es una continuación del anterior, un “duelo triangular” en realidad sería de 3 contra 3, pero lo dejé así para indicar de forma indirecta que 3 personas serán los protagonistas.

El agregar a Trunks fue una decisión de último momento, pero que me pareció lógica dado que están luchando contra un enemigo tan aterrador.

Desde hacía mucho que quería hacer un combate exclusivamente desde el punto de vista de Phoebe y finalmente tuve la oportunidad. Su técnica defensiva de Espada y Daga está inspirada en la técnica más temida de la Esgrima Española y la Verdadera Destreza; las cuales permitieron que en cierta ocasión 5 maestros españoles derrotasen en un duelo grupal a 15 de los mejores combatientes de élite del Imperio Alemán. Por supuesto que todo ha sido modificado para darle toques fantásticos, pero sigue siendo un pequeño tributo a los mejores espadachines que el mundo ha visto. (Perdón Japón, eras bueno, pero España era mucho mejor)

Al principio quise hacer una pelea más realista, pero al final decidí que no sería tan divertido, así que me decidí por descripciones más fantásticas.

Lo cierto es que un combate real es rápido y muy poco vistoso. Pueden preguntarle a cualquier combatiente real de MMA o Artes Marciales; todos te dirán que las emocionantes coreografías que vemos en el cine no tienen nada que ver con una pelea real. Ni siquiera se parecen. De hecho, muchas veces Bruce Lee tenía que hacer movimientos más lentos a propósito, porque las cámaras de entonces no podían seguir su asombrosa velocidad.

Para este duelo me he inspirado principalmente en la novelización de la película Star Wars: La Venganza de los Sith escrito por James Luceno. No diría que es un excelente escritor, pero sí es bastante bueno y hace descripciones sobre los combates de los Jedí que parafraseé para esta batalla. También me sirvió bastante para crear un contexto sobre el funcionamiento del Aura de Batalla.

El Aura de Batalla era un problema para mí desde el principio, porque Ni Can Tian nunca deja claro lo que es. Además, muchas veces hace que sus usuarios hagan cosas ridículas, como arrojar energía a lo Dragon Ball, pero usando los puños, de un modo más parecido a lo que harían en Power Rangers.

Yo fui cambiando las descripciones de este poder sutilmente para hacerlos cada vez más parecidos a los Jedí, aunque sin la telequinesis o la telepatía. El objetivo era volverlos combatientes que estuviesen al mismo nivel que los magos, pero con sus propias características únicas. Espero haber tenido éxito en esto.

El que los usuarios de Aura de Batalla puedan percibir en cierto modo la naturaleza del poder de otros, lo agregué para explicar el hecho de que muchas veces combatientes como el difunto Erick pudiesen notar tan acertadamente algunos poderes mágicos. También explica un poco el motivo por el que Phoebe reclutó a Bryan al principio, pues siendo una Maestra de Espadas ella era mucho más poderosa que él en ese entonces y uno podría preguntarse por qué creyó necesitar su ayuda.

Describir el enamoramiento de Phoebe y sus pensamientos internos también fue un desafío. Pero quería hacerlo porque Emily ya ha tenido un gran protagonismo como compañera enamorada de Bryan, pero se supone que todas las chicas del harem son equivalentes. Por supuesto que, debido a su carácter, Phoebe tenía que tener una forma de sentir diferente y única, así que deber era construirla de un modo distinto.

De todas las mujeres, ella es la más celosa, así que quise crear un contexto que explicase su naturaleza posesiva, sin llegar a caer en el cliché de tantos animes. Espero haber hecho un buen trabajo.

Que al final todo fuese un plan de la propia Phoebe nos revela que, aunque sus emociones son intensas, ella no deja que la controlen. Esto tenía que hacerlo porque de otro modo no se entendería que ella fuese la líder exitosa de un enorme gremio de comerciantes.

En realidad, aquí yo tengo que jugar con las cartas que Ni Can Tian me ha dado. Personalmente yo no habría hecho a Phoebe ser celosa sino más bien conciliadora, debido a su naturaleza de comerciante. Además, con Lisa presente ya tenemos un personaje así. Pero el autor le da varias veces ese papel. Entonces tuve que adaptarme o arriesgarme a salirme por completo de la línea del autor.

Así que este capítulo no solamente es la culminación de todo lo que he estado haciendo para esclarecer el poder del Aura de Batalla, sino que además es mi respuesta a un gran problema que el autor me dejó para el futuro y también expande mucho la naturaleza de un personaje que de momento había quedado olvidado.

Espero haber tenido éxito en esta cacería de “tres linces en un solo bosque”. Tres objetivos y tres protagonistas… Un inesperado resultado poético.

Por ultimo, quisiera llamar su atención hacia las imágenes escogidas y retocadas, las cuales me demoré bastante en encontrar. Ojalá les hayan gustado.

Ahora la matriz se ha activado y esperaremos el siguiente capítulo para saber qué sucedió.

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Nos vemos en el siguiente capítulo.