283 El Gran Anfiteatro Imperial (+18)

Este capítulo tiene contenido de naturaleza erótica que puede no ser del agrado de todos los lectores. Se recomienda discreción.

Durante los siguientes meses Bryan estuvo bastante ocupado. Al principio resultaba relativamente fácil encontrar a sus víctimas porque recién estaba comenzando a hacerse famoso. Pero después acabar con tres Archimagos, cuatro Maestros de Espada y dos Caballeros de la Tierra, su reputación como el Necromante Archimago más joven de toda la historia de Itálica, que además era un alto y poderoso Ejecutor, lo volvieron el centro de todas las conversaciones importantes.

Esto demostró tener sus pro y contra. Por un lado, servía al propósito de hacerse un nombre en el Imperio, pero también agregó una nueva dificultad a sus misiones. Porque incluso si usaba las Matrices de Trasporte algunas personas bastante inteligentes comenzaron a hacer cálculos acertados sobre la ruta que Bryan estaba siguiendo y también se dieron cuenta de cuáles eran los factores comunes entre sus víctimas. Inevitablemente, ya fuese porque alguien les vendiese esta información o porque fuesen cómplices, el caso es que los últimos tres murientes abandonaron sus hogares de la noche a la mañana y desaparecieron para no volver a ser vistos nunca más. Ni siquiera el Manto Oscuro podría encontrarlos con su gran red de contactos, así que lo más seguro era que hubiesen abandonado el Imperio Itálico.

Fue entonces cuando le llegaron órdenes de dejar a su pelotón a mando de Cayo Silano y regresar al cuartel general.

- Mi señor Cándido, créame que incluso yo he pagado a informantes privados para encontrar a esas ultimas sabandijas, pero simplemente no aparecen. Pero en cuanto nuestros agentes los localicen, yo voy… -

- Eso no será necesario Bryan. - Lo interrumpió el Gran Mago sonriendo: - El objetivo de hacerte famoso ya se ha cumplido y el emperador es consciente de todos tus grandes logros por el bien de la justicia en Itálica. Me he reunido con él, lo hemos conversado y está dispuesto a convertirte en un auténtico aristócrata. -

Bryan abrió mucho los ojos y apenas pudo contener una sonrisa eufórica. Finalmente, luego de tantos sufrimientos, dolores inhumanos, aventuras espeluznantes y una increíble serie de enfrentamientos con su vida al límite, había llegado la una única oportunidad de librarse completamente de su antigua lacra social. Y es que no importaba que tan bien lo hiciese como mago, comerciante o militar, el aroma de Liberto, exesclavo, manumiso o en pocas palabras alguien de casta “inferior” siempre estaría fuertemente impregnado en todo lo que hiciese por el simple pero rotundo hecho de no tener familia o apellido.

Ahora frente a él estaba la promesa que coronaría todos sus éxitos y le abriría las puertas hacia el futuro que tanto deseaba.

Pese a todo, permaneció en silencio.

- ¿Por qué no dices nada? - Preguntó Cándido mirándolo extrañado.

- Estoy esperando el “pero” - Respondió Bryan con una sonrisa irónica.

- ¿El “pero”? -

- La experiencia me enseña que cuando algo es demasiado bueno para ser cierto es porque no lo es, se trata de una trampa o tiene algún detalle subrepticio que a largo plazo resulta increíblemente inconveniente. -

- ¿Parezco alguien que oculta detalles importantes a sus subordinados? - Preguntó Cándido mirándolo divertido.

- Por supuesto que sí. - Respondió Bryan con una expresión de materia de hecho: - Mi Señor Cándido, tú eres uno de los Grandes Maestres del Manto Oscuro. ¡Tus secretos tienen secretos! Estoy seguro de que hay miles de cosas que sabes y que jamás me contarás. Mi única esperanza es que por lo menos en esta ocasión me reveles todo el asunto al final. -

- Ja, ja, ja, ja. ¡Pues tienes razón! - Exclamó Cándido riendo de buena gana, pensando en que la declaración de Bryan se parecía mucho a una que unos días atrás le dijo al Emperador Juliano: - Entonces permíteme reformular: Me he reunido con su Majestad Imperial, lo hemos conversado y está dispuesto a convertirte en un aristócrata. PERO primero quiere que hagas una demostración de poder imposible de discutir. -

- ¿Y cuál sería esa demostración? -

- Vlad Cerrón es el principal objetivo de la lista y debes matarlo en frente de toda la ciudad. Para eso… quiere que su duelo sea en el Gran Anfiteatro Imperial. -

- Y eso es malo para mí ¿no es verdad? -

- No sé si lo sabes, pero el Gran Anfiteatro Imperial tiene el poder de generar dimensiones artificiales temporales que sirven como escenarios para los distintos combates. Y todo el espacio está completamente aislado para que la multitud observe lo que ocurre perfectamente a salvo. -

- Si, tenemos uno de esos en la Academia Babilonia, el Anfiteatro Máximo, que puede hacer lo mismo. Ahí es donde realizamos el torneo anual de invierno. -

- ¡Exacto! Bueno, el Gran Anfiteatro Imperial es como una versión cincuenta veces más grande con la capacidad de albergar a casi un tercio de la población en la ciudad. También puede recrear cincuenta campos de enfrentamiento diferentes… Y Vlad Cerrón los conoce todos perfectamente, así como la mejor forma de aprovecharlos. -

- ¡Qué! ¡¿Todos?! -

- Así es, pelear con Vlad Cerrón en el Gran Anfiteatro es como entrar a su coto de caza privado. - Explicó Cándido con un gesto de malhumor: - Originalmente Cerrón viene de una familia de Patricios de alta alcurnia, pero sucedieron muchas cosas (seguramente la voluntad de algún dios) y casi todos los hombres de su clan murieron. Al final sólo quedaba el joven Vlad para asumir el cargo.

Pero en su primera batalla, cuando servía como Pretor, cometió un terrible error que llevó a que fuese atrapado junto con sus hombres y fue derrotado de un modo vergonzoso, con lo cual su carrera política estaba virtualmente arruinada. De más está decir que ese tipejo jamás tuvo ninguna capacidad para luchar en equipo con otros.

Sin embargo, tenía increíbles habilidades con la espada que lo hacían un oponente formidable. Y creímos que podíamos asegurar su lealtad con la promesa de volver a impulsar su vida social… Por eso lo empleamos como Ejecutor Imperial. -

- ¡¿También fue Ejecutor?! -

- Aunque como persona era despreciable, su destreza y tácticas para exterminar a individuos complicados no tenía igual. Además, pese a haber sido criado como un aristócrata, Vlad Cerrón estaba dispuesto a mancharse las manos de ser necesario, cosa que la mayoría de grandes caballeros como Tiberio Constantino nunca harían. Por eso creímos que sería bastante útil para el cargo, aunque ese nombramiento permaneció en secreto para el público en general y así continúa hasta el día de hoy. -

- ¿Y el que grandes hombres como el Maestro Constantino se rehusasen a actuar así no les dio una pista de que quizá no era buena idea darle el poder de actuar por encima de la ley a alguien que con tanta facilidad se apresuraba a pelear deshonrosamente? - Preguntó Bryan irónicamente.

- Quizá sea verdad. Pero te das cuenta de que esa declaración puede aplicarse perfectamente a ti. ¿No es verdad, Ejecutor Bryan? - Respondió Cándido devolviéndole una mirada sarcástica.

- ¿Y entonces terminó saliéndose de control? - Preguntó Bryan fingiendo que no se daba cuenta del comentario.

- No al principio, los primeros años Vlad hizo un trabajo bastante bueno, por lo menos lo suficiente para que pasásemos por alto varias de sus excentricidades. - Respondió Cándido suspirando: - Pero todo cambió cuando desarrolló una nueva técnica de espada, Sesgo Dimensional. -

- ¿Sesgo Dimensional? -

- Es así como él le puso, pero no es que realmente corte la realidad, sino que proyecta un único corte mucho más lejos que otros Caballeros y con una potencia impresionante, lo que le permite matar a gran velocidad. En realidad, es una habilidad muy buena porque compensa la debilidad inicial de los combatientes de Aura de Batalla en contra de los Magos, que es precisamente el rango, aunque el consumo de energía es alto y debe hacerse a intervalos para no lastimar el cuerpo del usuario. El Sesgo Dimensional también se hizo más fuerte con el tiempo, de modo que el potencial futuro de Vlad parecía ilimitado. -

- ¿Qué le pasó? -

- Se obsesionó con su habilidad. - Explicó Cándido resoplando: - El idiota se volvió loco por fortalecer más y más esa técnica. Finalmente llegó a la conclusión de que la mejor forma de perfeccionar el Sesgo Dimensional era matando a muchos para refinar el movimiento.

Al principio se limitaba a asesinar más personas de las debidas durante sus misiones, luego comenzó a matar vagabundos sin hogar y se involucró en cualquier batalla que se diese cerca suyo. -

- ¿Consiguió mejorar la técnica? -

- Definitivamente. Pero lo que no queda claro es si este progreso se debió realmente a la muerte de personas o si fue el resultado natural de su crecimiento en el Aura de Batalla. - Respondió Cándido haciendo un gesto de hastío: - Digo esto porque su Sesgo Dimensional dejó de hacer progresos en cuanto se volvió un Gran Caballero. Fue entonces que el miserable llegó a la conclusión de que la única forma de seguir refinando su habilidad era matar a personas más habilidosas. -

- ¿A quiénes mató? -

- Comenzó a matar otros Ejecutores. -

- ¡¿Qué?! - Exclamó Bryan asombrado: - ¿Por qué? -

- Bueno, dejando de lado que son enemigos formidables, los Ejecutores trabajan solos y muchas veces desaparecen por un tiempo mientras realizan sus misiones. - Explicó Cándido suspirando: - Es por eso que cuando algo inesperado les sucede, el tiempo que tardamos en enterarnos es un poco largo. Y cuando finalmente confirmamos su crimen… no podíamos asesinarlo, aunque quisiéramos. -

- ¿Era tan fuerte? -

- Ese no fue el problema. - Espetó Cándido malhumorado: - Lo que ocurrió fue que el maldito se convirtió en una estrella del Gran Anfiteatro Imperial. -

- No comprendo… -

- La estrategia que usó fue la misma que yo te recomendé: Se hizo muy famoso. - Explicó Cándido sonriendo con ironía: - Verás Bryan, quizá no lo sepas por tu origen como esclavo, pero a los ciudadanos regulares de Itálica les encanta ver los combates a muerte en el Anfiteatro. ¿Por qué sino los emperadores habrían gastado las toneladas de oro que costó levantar esa gigantesca estructura? Es la mayor de las obras públicas de la ciudad, pero no trae agua ni se la lleva, como los acueductos o las cloacas, sino que sirve para ver morir a hombres y bestias.

Ahí vienen a combatir los mejores luchadores del mundo y también hacemos pelear hasta la muerte a los enemigos vencidos o los prisioneros condenados. Todos aman asistir e incluso llevan a los niños recién nacidos a ver los combates y ejecuciones. -

- ¿Cuál es el motivo? - Preguntó Bryan sin inmutarse porque Cándido hubiese mencionado su pasado como esclavo, porque entendía que no había malicia en las palabras del Gran Mago. Además, tenía razón, porque ni él ni el Bryan original participaron nunca en muchas de las actividades cotidianas que el pueblo de Itálica disfrutaba, ya fuesen festivales, obras de teatro… o combates a muerte.

- El más pragmático de los motivos es fortalecer a los hombres desde muy jóvenes de manera que se acostumbren a ver sangre derramada. De ese modo, si desean ser legionarios, no tendrán tantos reparos en usar sus espadas.

Pero la razón principal para realizar estos sangrientos espectáculos es cultural. Nuestro Gran Anfiteatro es el Imperio Itálico en su esencia más básica. Es un símbolo de conquista, de dominación, del poder de nuestra civilización que irradia hacia todo el mundo.

También es una herramienta política de los Emperadores: La Vida es un combate y nosotros la controlamos. Una aclamación o un abucheo es todo lo que se necesita para decidir el destino de los guerreros más poderosos. Lo cual es intoxicante.

Y por supuesto es una advertencia para todos nuestros potenciales enemigos: Si desafías a Itálica, lo único que te espera es la destrucción. -

- De modo que ganar en ese escenario te hará muy popular. -

- Excesivamente popular. Vlad Cerrón lo sabía y se unió como participante, cautivando a toda la población con sus combates llenos de ferocidad, hasta el punto en que llegaron a aplaudir cada movimiento de su espada. - Confirmó Cándido con los dientes cerrados por la furia: - Como fue miembro del Manto Oscuro, sabía cómo operábamos y cuidó de nunca comer nada que no preparase él mismo para no ser envenenado. Era imposible asesinarlo en secreto por su habilidad. Y no podíamos ejecutarlo públicamente porque el pueblo lo amaba como a una deidad. -

Vlad Cerrón en el Gran Anfiteatro

- ¿Cuánto tiempo se prolongó esto? -

- Casi un año. Y durante ese tiempo el desgraciado realizaba combates en el Gran Anfiteatro Imperial durante el día y se dedicaba a cazar a nuestros ejecutores por la noche. - Respondió Cándido con un gesto de odio: - ¿Te imaginas la humillación? -

- Ya veo… Así que por eso conoce todos los trucos del Anfiteatro. - Asintió Bryan con un semblante serio, mientras pensaba en las posibilidades: - ¿Cómo fue que se libraron de Vlad Cerrón en aquellos tiempos? -

- Cyrano Constantino. - Respondió Cándido sonriendo: - Vlad Cerrón se volvió demasiado confiado e incluso se atrevió a ofenderlo. En aquellos tiempos Constantino era mucho menos mesurado y un día se presentó en el Gran Anfiteatro para desafiar a Vlad Cerrón. Todo el mundo sabía que el Caballero Supremo despreciaba participar en los combates públicos, así que la noticia se extendió por toda la ciudad para ver el desafío. Y ya te imaginas el resultado. -

- Lo pulverizó. -

- Cerrón tenía una montura con la que hizo un pacto, nada menos que una enorme serpiente alada. Pero cuando todo terminó, un derrotado Vlad luchaba por levantarse para no ahogarse con la sangre de su compañero muerto y tengo entendido que nunca más consiguió hacer un contrato con otra bestia mística.

Entonces, Cyrano Constantino lo señaló con su espada en frente de la multitud, la cual se olvidó de todo el amor que sentían por él en el instante que lo vieron perder y ahora aplaudía al Caballero Supremo. Ahí mismo declaró que no lo mataría, pero vendría a desafiarlo todos los días durante un mes… exclusivamente a él. -

- Jajá. ¡Me hubiese encantado verlo! - Exclamó Bryan riéndose.

- En cambio yo hubiese preferido que lo acabase. - Respondió Cándido sin ganas de reír: - El desgraciado juró que se vengaría de Constantino y a pesar de estar herido se las arregló para escapar usando un pasaje del Anfiteatro que conducía las cloacas, el cual es un auténtico laberinto subterráneo. Aparentemente Vlad ya había anticipado que podría tener problemas y consiguió memorizar una ruta para salir de la ciudad, pese a que esto implicaba recorrer varios kilómetros en completa oscuridad. Luego nos enteramos de que consiguió un trabajo como mercenario en la Alianza Mercante de Tiró, aunque también tuvo muchos problemas ahí. -

- Es impresionante su habilidad para sobrevivir. - Comentó Bryan.

- Si, como la de una cucaracha. - Espetó Cándido: - Más te vale que no lo olvides, porque de verdad no quiero que ese maldito se vuelva a escapar. ¡No pienso quedar en ridículo otra vez! ¡Vlad Cerrón tiene que morir! -

- Si lo ordenas, morirá. - Respondió Bryan: - Pero primero necesito saberlo todo sobre él, sobre su habilidad y su forma de pelear. ¿Sabemos en dónde está? -

- Lamentablemente… Ya está en la ciudad, en casa del Segundo Príncipe Imperial. -

- ¡¿Cómo?! -

- Tiberio Claudio le consiguió un salvoconducto y Antonio le dio una amnistía. Ahora vive en su mansión privada, donde es muy difícil que nos infiltremos. Pero, aunque lo hiciésemos no tendría caso, porque Vlad sigue muy atento y conoce nuestros métodos. -

- La única forma de matarlo es usando el método directo. -

- Exacto. -

- ¿Sabemos por qué está aquí? ¿Por qué Tiberio Claudio lo querría consigo? -

- Sus habilidades lo hacen un aliado invaluable cuando estalle la Guerra Civil… Pero es cierto que lo han metido en Itálica demasiado pronto, hasta el punto de arriesgarse a despertar antipatía y hostilidad de otros senadores. Es un poco sospechoso. -

- Intentaré averiguarlo. - Respondió Bryan.

- No trates de asesinarlo, porque no funcionaría. - Le advirtió Cándido: - Tampoco puedes atacarlo en la mansión del Príncipe, pues de ese modo le darías la excusa perfecta para declararte enemigo del Imperio, incluso si ganas. Además, no tiene caso porque el emperador ha dejado bien claro que desea que lo enfrentes en el Gran Anfiteatro. -

- Esto también es un problema. Necesito visitar ese lugar en persona. Y no solo como espectador, sino que tengo que ver el interior. Es la única forma de que no me tomen por sorpresa ese día. ¿Quién tiene el control del Anfiteatro? -

 - Oficialmente…. el Príncipe Antonio. -

- Mierda. - Suspiró Bryan y aventuró: - ¿Trampas? -

- Muchas trampas. - Confirmó Cándido.

- Entonces estoy jodido. -

- No necesariamente. - Respondió Cándido: - El Gran Anfiteatro es al fin de cuentas una estructura pública y aunque el Príncipe lo controle oficialmente, tenemos muchos agentes en ese lugar. -

Cándido se levantó mientras le pedía que lo acompañase con un gesto, para luego dirigirse hacia los Archivos Secretos del Manto Oscuro. Una vez ahí reunieron una copia sobre toda la información conocida acerca de Vlad Cerrón, incluyendo amistades, amantes y actividades recientes, pero, sobre todo, le contó todo lo que sabía sobre la técnica de Sesgo Dimensional. Al final reunieron una gran cantidad de documentos que Bryan metió dentro de su Anillo Espacial.

Luego el Gran Maestre del Manto Oscuro hizo algo inusual y lo acompañó hasta la salida, sin dejar de darle consejos o recomendaciones para que fuese victorioso, lo cual volvió a dejarle claro a Bryan cuanto quería Cándido que Vlad Cerrón encontrase su final definitivo.

Finalmente tomaron la Matriz de Transporte y aparecieron en un pequeño palacio secundario deshabitado, que servía como entrada secreta de la orden. La noche estaba bien entrada, la luna estaba cerca de su cenit, así que era muy poco probable que alguien los espiase a esa hora.

- En cuanto a tu visita al Gran Anfiteatro, eso no será un problema. Hay una familia que también colaboró en su construcción hace doscientos años, así que tienen derecho a asistir gratuitamente e incluso el Segundo Príncipe Imperial no puede prohibirles la entrada. Me refiero a la Familia Asturias… ¡Ah! ¡Ahí está! - Dijo Cándido levantando la vista hacia el patio principal, donde ya los esperaba un lujoso carruaje manejado por Chester el ladrón: - Como ya han trabajado juntos, creo que la Dama Emily podrá ayudarte con esto. También es una Archimaga y sabe mucho sobre… -

Emily rejuvenecida

Cándido seguía hablando, pero Bryan no lo estaba escuchando. Toda su atención estaba en la hermosa mujer que ahora era como una diosa de la noche, descendiendo del carruaje como escarcha de los cielos. No solamente estaba libre de imperfecciones, sino que su piel resplandecía en la oscuridad porque reflejaba la mismísima luz de la luna y las estrellas. Sus cabellos se fusionaban con las sombras como una cascada de ébano, de manera que era muy difícil saber en dónde terminaba ella y comenzaba el firmamento. Sus dientes eran como perlas, sus ojos profundos resplandecían con el brillo de la inteligencia y su sonrisa celestial cautivaría hasta a el hombre más insensible.

Y sobre todo este maravilloso conjunto, la flor de la juventud había vuelto a derramar todo su perfume, pues cualquiera que la observase asumiría que Emily tendría diecinueve o veinte años.

Tal era el efecto que el Elixir de Juventud había tenido sobre ella.

- Salve, Maestro Cándido. - Dijo Emily sonriendo políticamente: - Es un placer verlo tan bien como siempre. Y buenas noches, Maestro Bryan. Creo que una felicitación por su ascenso al rango de Archimago es necesaria. -

- Hola Emily, me alegra que hayas podido venir. - La saludó Cándido luego de parpadear unos instantes para despejar su mente, pues incluso él no podía ser completamente indiferente a la belleza de la Archimaga.

Bryan trató de devolver un saludo cordial mientras pretendía que sólo era un colega de Emily como siempre hacía. Pero habían pasado meses desde la última vez que vio a una mujer hermosa y durante todo ese tiempo estuvo completamente concentrado en combates de vida o muerte con personajes peligrosos. Y si bien su físico estaba en excelente condición al igual que su mente, lo cierto era que su estado emocional estaba en uno de sus peores momentos, sobre todo tras la muerte de sus legionarios en el combate contra Sigrid Bazán. Porque, aunque se había recuperado bastante luego del funeral, seguía bastante estresado por la culpa en su interior con la que aún tenía que lidiar.

En pocas palabras, no se había dado cuenta de lo mal que estaba anímicamente.

Por eso cuando vio a Emily tan hermosa y con una sonrisa dulce como la miel… Su corazón dio un vuelco y por primera vez en mucho tiempo perdió un poco el control. Apenas fue un instante en el que se quedó paralizado en silencio, sin decir nada, pero Cándido y Emily se dieron cuenta inmediatamente de que algo extraño le sucedía, pues eran expertos en leer los corazones de las personas.

- ¿Estas bien, Maestro Bryan? - Exclamó Emily acercándose rápidamente: - ¡Ven, hablemos en el interior de carruaje! ¡Ahí podré decirte todos los detalles y tendrás oportunidad de descansar un momento de tus viajes! -

- Si, muchas gracias, noble señora. - Respondió Bryan finalmente recuperando la compostura y sonriendo con una expresión agotada: - Parece que tuve un pequeño mareo. ¡Seguramente porque no almorcé nada el día de hoy! -

- Entonces conversaremos al mismo tiempo probamos un entremés. ¡Vamos Chester! Dirígenos a una taberna cercana para poder almorzar. - Ordenó Emily sonriendo.

- ¡Escucho y obedezco! - Respondió el ladrón, conduciendo a los caballos en cuanto Bryan y Emily subieron al carro.

Cándido se quedó parado en silencio sin decir nada, pero en cuanto supo que estaba solo su boca se abrió por unos momentos, luego se volvió a cerrar y repitió el mismo gesto durante un minuto entero mientras asimilaba lo que acababa de descifrar. Si hubiese sido sólo uno de esos tres actuando extraño, Cándido habría considerado que las señales eran simple coincidencia: Pero el temblor de Bryan, aquella nota de auténtica preocupación que escuchó por un instante en la voz de Emily y el modo sutil en que Chester evitó por todos los medios mirar directamente al Gran Maestre para que sus ojos jamás se encontrasen y así no pudiese leer su semblante…

- ¡Por los divinos! - Exclamó Cándido finalmente: - ¡Ese mocoso y Emily Asturias también son amantes! ¡¿Cómo pasó esto?! ¡¿Cuándo?! -

Inmediatamente ingresó dentro del palacio para que nadie lo viese, mientras se llevaba una mano a la frente y luchaba contra una fuerte avalancha de emociones encontradas, que lo llevaban de un lado a otro entre echarse a reír o ponerse a gritar.

- ¿Acaso es un dios de la seducción? ¡¿Cómo es posible que haya enamorado a Emily Asturias, la hermosa viuda que siempre rechazó el cortejo de tantos aristócratas preeminentes? ¡Pero yo estaba seguro de que esa mujer era tan fría y despiadada como su hermano… ¡Su hermano! -

Cándido finalmente se estaba inclinando por la sonrisa y en su voz comenzaba a insinuarse lo que podía ser una carcajada reprimida mientras hablaba consigo mismo, cuando de pronto recordó a esa persona terrorífica y las ganas de reírse desaparecieron inmediatamente.

- ¡Maldita sea, Bryan! ¡¿De verdad eres tan valiente como para seducir a la hermana pequeña del Censor del Emperador?! - Gritó Cándido con un gesto histérico y comenzó a correr hacia la matriz de transporte con toda la velocidad que podía

En ese momento estaba tan nervioso que se olvidó de que podía volar.

Amyes nunca lo perdonará. Cuando él se entere de que Bryan consiguió meterse en la cama de Emily. ¡Ese sujeto siempre ha sido irracional cuando se trata de su hermana! Maldición, no quiero imaginar lo que sucederá cuando él averigüe que ese mocoso tiene además a otras amantes… ¡Hará que lo descuarticen o algo peor!” Se dijo Cándido frustrado y apenas estuvo en las Mil Cavernas se puso a correr a toda prisa en dirección a la Sala de Traslación.

Muy pocos lo sabían, pero el Gran Señor Amyes, también conocido como el Censor del Emperador, era una de las personas más crueles que existían. ¡Ese hombre no había vacilado en mandar a matar a su propio padre cuando este dio indicios de querer traicionar al Imperio Itálico! Su única debilidad era el cariño que sentía por su hermana Emily, pero eso también significaba que tendía a reaccionar de una forma excesivamente cruel contra cualquiera que se atreviese a lastimarla.

Algunos creían erróneamente que el motivo por el que Emily dejó de sufrir todo el acoso constante al que estuvo sujeta durante los años de crisis de la Familia Asturias se debía únicamente a que el general Aurelio consiguió recuperar nuevamente su cuota de poder de la Facción Neutral.

Pero eso solo era parcialmente cierto.

Uno de los principales motivos por los que todos esos detractores se acobardaron súbitamente fue que comenzó a correr el rumor de que quienes le faltaban el respeto abiertamente a Emily Asturias dentro de la Ciudad de Itálica… desaparecían misteriosamente.

Y esto coincidió con la fecha en que Amyes se convirtió en el tercer Gran Maestre del Manto Oscuro, el principal encargado de detectar a traidores dentro de la nobleza. Alguien a quien solamente personajes del calibre de los Grandes Duques, como Tiberio Claudio; o los Supremos, como Cyrano Constantino, podían darse el lujo de <<no temer>>.

El Gran Señor Amyes, Censor del Emperador

En cierta ocasión un joven vizconde se emborrachó demasiado en una fiesta en la que Emily participó, cosa rara en ella porque generalmente rehuía estos eventos. El aristócrata dominado por el vino trató de propasarse con la Archimaga, pero esta lo envió volando al otro lado del salón de baile con una simple oleada de su gran poder. Al día siguiente el general Aurelio juró que se vengaría por semejante ofensa y comenzó a reunir toda la influencia de su familia para castigar al responsable… pero no fue necesario hacerlo.

Porque esa misma noche, el joven vizconde apareció muerto misteriosamente en un callejón, con sus testículos cortados e insertados a la fuerza en su boca.

La noticia fue un escándalo que horrorizó a la capital entera, pero por algún motivo el asunto quedó así, sin que nadie pagase por ello.

Y lo más raro de todo fue que ni el padre o los hermanos del vizconde se atrevieron a buscar al culpable o hicieron algún intento por resolver el misterio. Esto luego de que un misterioso personaje los visitase la misma noche en que ocurrió el homicidio, para tener una conversación privada que duró solo dos horas.

Ahora que lo pienso, Phoebe es la discípula de Cyrano Constantino, y la Maestra Fanny es la hija de <<ese>> Procónsul Esteban… ¡Y ahora esto! ¡La hermana de Amyes entre todas las mujeres que pudo escoger! ¡¿Acaso ese tipo quiere suicidarse?! ¡¿Tendrá complejo de mantis religiosa?! ¡Debe haber un límite para lo lujurioso que alguien puede ser!

Finalmente, Cándido llegó resoplando hasta donde estaba la red de matrices de trasporte principales, que conectaban al Manto Oscuro con cada rincón estratégico del Imperio. Los magos que controlaban la Sala de Translación miraron a Cándido confundidos y consternados, pues era la primera vez que lo veían tan apurado en mucho tiempo.

Ahora es mi única oportunidad. Tengo que conversar con Amyes y hacerle entender ya mismo que Bryan es valioso para el imperio, antes de que se entere que es amante de su hermana. ¡Y es imposible que no se entere! Pero… ¿y si ya lo sabe? ¡Maldito seas Bryan! ¡Más vale que no me equivoque contigo y realmente valgas todo este esfuerzo que estoy haciendo para que sigas vivo!

- ¡Transpórtame a la mansión del Gran Maestre Amyes! - Ordenó Cándido autoritariamente al encargado de las matrices, quien casi se cae del miedo por la intensa expresión que tenía el Gran Mago: - ¡Tengo una inversión que proteger! -

*****

Por supuesto que Bryan y Emily no se dirigieron a ninguna taberna.

Frente uno de los ríos de la ciudad había un edificio de cuatro pisos aparentemente sencillo y abandonado, que en realidad era uno de los refugios secretos de la Familia Asturias, el cual precisamente les servía para reunirse con sus amantes en secreto.

En la parte superior poseía una habitación lujosamente amueblada, iluminada con faroles especiales que apenas emitían luz para no ser vistos desde afuera y un maravilloso lucernario en el techo que permitía ver el cielo estrellado a través de un cristal.

Naturalmente todo el cuarto estaba protegido con una barrera mágica de insonorización muy refinada, la cual bloqueaba el ruido desde adentro pero también dejaba pasar el sonido del exterior, para que la suave canción de las aguas fluviales discurriendo a la distancia relajase a sus ocupantes.

Emily lo invitó a entrar y apenas estuvieron solos, Bryan comenzó a quitarse la camisa.

- Creo que el viejo zorro de Cándido podría haberse dado cuenta de algo. - Susurró Emily un poco preocupada.

- Ajá. - Respondió Bryan sin prestar atención realmente mientras liberaba las correas de sus botas, que siempre eran complicadas de zafar.

- Los instintos de un Gran Maestre del Manto Oscuro no deben subestimarse. –

- Seguramente. -

- ¿Me estás prestando atención? -

- No. -

­- ¿Quieres dejar de desvestirte y escucharme? - Preguntó Emily sintiendo una mezcla de diversión y exasperación.

- ¡Después, mujer! - Exclamó Bryan sonriendo como un depredador: - ¡Ahora tu hombre te necesita! -

Tras decir eso arrojó a un lado sus últimas prendas y corrió a sujetar a Emily por la cintura, para arrojarla sobre la cama. La hermosa Archimaga soltó un chillido por la sorpresa, pero no se resistió y permitió que Bryan la cubriese de besos al mismo tiempo que las manos de su amante se abrían paso violentamente entre sus prendas, para dejar al descubierto sus pechos femeninos.

- ¡Te extrañe tanto, amor mío! - Dijo Bryan colocándose encima de ella apoyándose en sus brazos para verla directamente a los ojos.

Emily no respondió, sino que lo miró con las mejillas enrojecidas, contrayendo el cuerpo como si fuese una doncella asustada, aunque había una clara insinuación seductora en su mirada. Y era evidente que ya esperaba lo que estaba sucediendo a juzgar por la ropa interior erótica que estaba usando, tan fina como las alas de una mariposa, que casi no dejaba nada a la imaginación.

Emily desnuda frente a Bryan

Bryan soltó un rugido bestial y terminó de desnudar a Emily en un dos por tres. Luego enterró el rostro en esos senos firmes mientras sentía que ella rodeaba su nuca con ambas manos, atrayéndolo hacia su cuerpo desnudo con espíritu dulce, aunque al mismo tiempo fogoso. Las manos de Bryan se deslizaron sobre el cuerpo de Emily como si quisiesen bailar sobre esa piel pulcra, después bebió el aliento de esos labios rojos sensuales que le devolvieron los besos con locura y también disfrutó del rocío que brotó de su frente y pecho.

Ambos quedaron atrapados en un inevitable entramado de deseo, lleno de caricias placenteras y suspiros indescifrables que dejaban sin sentido al tiempo o a la lógica. Emily sonreía feliz, eufórica, disfrutando que Bryan la abrazase de ese modo suave, pero con tanta firmeza, como si estuviese apropiándose de ella. Lo sintió claramente tocando sus caderas, presionando sobre su cintura y entonces lo vio detenerse por un segundo que pareció eterno para mirarla con deseo, apreciando la belleza de ese cuerpo perfecto y juvenil, justo antes de introducirse en su interior sin ninguna vacilación, para luego comenzar a embestirla con una pasión que se sintió en sus entrañas con una avalancha interminable de sensaciones gozosas.

Los labios rojos de Emily se abrieron para dejar escapar un coro de gemidos cada vez más fuertes, que finalmente se convirtieron en gritos de placer extremo y exaltación pasional, a medida que las acometidas amorosas de Bryan en su interior incrementaban el ritmo, haciéndola perder el aliento y el sentido en varias ocasiones. Hasta que por fin lo sintió culminar en su interior como una explosión de calor que se apoderó de su vientre terso.

Pasó el tiempo y toda aquella pasión que los quemaba por dentro no dejaba de crecer. Pero el nuevo cuerpo de Emily demostró que su renovada juventud no era simple apariencia, pues respondía al placer que Bryan le daba con un brío sorprendente.

De repente la Archimaga lo empujó contra la cama, pidiéndole con sus caricias que se acomodase sobre los cojines. Luego se colocó sobre él rodeando su espalda con sus manos y sentándose en su regazo, para proceder a guiar ella misma el miembro masculino de su amante hasta su interior.

- Déjame complacerte esta vez. - Le susurró con una sonrisa traviesa.

Entonces Emily comenzó a usar sus caderas para subir y bajar muy lentamente, como si estuviese danzando encima suyo, devorándolo suavemente. Bryan estaba muy excitado viéndola tomar la iniciativa de ese modo y el placer que experimentó fue tal que casi aferró con furia esas maravillosas caderas para ir más rápido, pero consiguió dominarse a duras penas y antes bien se preocupó de moverse con mesura, cuidando de no lastimarla. Al mismo tiempo, Bryan usó ambas manos para acariciar la espalda de la hermosa Archimaga Oscura con mucha delicadeza, como si estuviese sujetando una delicada obra de arte.

Mientras tanto Emily continuaba comiéndolo lentamente con sus caderas, cuan suaves movimientos que a veces iban de lado a lado y otras de atrás para adelante, controlando cuidadosamente el placer que sentía su amante, el cual se incrementaba por momentos. Al mismo tiempo Bryan se deleitaba admirando la vista de ese cuerpo femenino desnudo frente a sus ojos, la besó varias veces en el cuello e incluso jugó usando su lengua en los botones que coronaban la cumbre de sus pechos.

Pero finalmente el sentimiento de gozo fue demasiado para soportarlo y tuvo que rendirse ante Emily por primera vez desde que se conocieron, dejando salir toda su semilla sin que ella fuese derrotada en esa ronda.

Emily disfrutó de la sensación de calor dentro de su vientre, pero luego lo miró victoriosa.

- Esta vez tú has sido mío, querido. - Dijo acercando su rostro al suyo: - Parece que finalmente encontré un modo de domarte, pequeño demonio. -

Esas palabras despertaron un sentimiento de competencia en el interior de Bryan que despejaron su mente del dulce adormecimiento posterior al clímax masculino.

- ¿De verdad lo crees, querida? - Preguntó Bryan con una sonrisa lasciva.

Emily estaba a punto de responder cuando de pronto abrió los ojos con sorpresa, porque sintió claramente que el miembro de Bryan en su interior recuperaba de golpe todo su vigor. Pero antes de que pudiese pensar algo más, la Archimaga sintió que unas oleadas sobrenaturales de energía sexual se apoderaban de ella, privándola de cualquier inhibición.

Era el hechizo Afrodisíakos.

- Confieso que esta vez me has sorprendido y encantado, mi <<ardillita traviesa>> - Le susurró Bryan sonriendo maliciosamente: - Pero ahora descubrirás quién es la que está siendo dominada aquí. -

Luego la hizo sentarse sobre sus piernas...

Entonces Bryan se acomodó en el borde de la cama, con los pies en el suelo, mientras hacía que Emily se posicionase de espaldas a él y luego la hizo sentarse sobre sus piernas. Con una mano aferró uno de sus pechos mientras la sostenía, pero con la otra dirigió la entrada de su vientre en la dirección que más le convenía para finalmente introducirse profundamente en su interior con fuerza controlada.

El placer fue tan fuerte que Emily no podía respirar y casi perdió el sentido ahí mismo. Pero Bryan no pensaba darle ninguna clemencia esta vez, así que la sujetó hábilmente a la vez que iniciaba una nueva ronda de ataques excitantes contra las entrañas de Emily, que la hicieron despertar rápidamente. Sin darse cuenta, ella misma comenzó a mover sus caderas de forma instintiva, casi bestial y hasta furiosa, como si lo único que quisiese fuese ser un instrumento de las caricias amorosas de Bryan.

Emily debería haberse agotado rápidamente luego de tanto gozo, pero por alguna razón desconocida no se sentía para nada cansada. Solo quería más de él, más de su amante dentro de ella, más de sus cuerpos entrelazados. ¡Nada más le importaba a Emily Asturias en ese maravilloso momento!

La luna brillaba en el cielo en todo su esplendor, iluminando la habitación con sus rayos a través de la claraboya en el techo. Pero sobre la cama lo único que triunfaba era la pasión que se había encendido entre Bryan y Emily. Cada caricia, cada beso, cada movimiento… Todo ello se convirtió en una danza frenética entre ambos y el mundo entero a su alrededor pareció desaparecer.

Sus cuerpos se hicieron uno, su energía estalló, experimentaron varias veces la dulce agonía del éxtasis, hasta que finalmente Emily soltó un grito eufórico de placentera derrota que la hizo desplomarse inconsciente sobre la cama. Poco después el rugido victorioso de Bryan arremetió contra las paredes de la habitación con tanta fuerza como para hacer vibrar las ventanas al mismo tiempo que derramaba su simiente en el interior de su amada.

*****

Creo que finalmente tengo dominada la mitad de este hechizo y dudo que alguna vez necesite utilizar el resto.” Pensó Bryan sonriendo complacido mientras acariciaba el cuerpo desnudo de Emily que dormía a su costado.

Uno podría pensar que Bryan había hecho trampa al usar magia para incrementar el placer de Emily durante su reciente “combate”, pero lo cierto era que el cuerpo de la hermosa Archimaga, ahora completamente renovado por el Elixir de Juventud, ya superaba los límites humanos en muchos aspectos, incluida la resistencia física en ese aspecto particular. Así que desde el punto de vista de Bryan no había nada malo en recurrir a su magia demoníaca para estimular todas las zonas erógenas de Emily.

Además, Afrodisíakos era una magia que normalmente serviría para que el mago absorbiese la fuerza vital de su pareja durante las relaciones para fortalecerse, llegando al punto de matarla. Pero Bryan no pensaba hacer eso nunca. En su lugar siempre utilizaba el conjuro a la inversa, de manera que su propia energía fluía lentamente hacia el cuerpo de su pareja, fortaleciéndola poco a poco con cantidades muy dosificadas de su Esencia Mágica. Ese era el motivo por el cual Emily no sufrió ningún agotamiento durante la parte final de su pasión y más bien sentía ganas de moverse más rápido.

El cuerpo de Emily

Al final, la hermosa Archimaga solamente se detuvo cuando los múltiples clímax que experimento en su interior fueron demasiados y la hicieron perder el sentido.

Una derrota en toda regla.

Afrodisíakos no era una forma de hipnosis, sino que más bien una serie de estímulos nerviosos. Para funcionar dependía en gran parte del conocimiento que el mago demoníaco tuviese sobre cómo funcionaba el cuerpo humano, en este caso el femenino. Y como Bryan había dejado en Emily una parte de su energía, esto tendría efectos muy beneficiosos para ella e incluso podría terminar dándole un nuevo impulso a sus poderes mágicos.

Es una situación en la que todos ganan.” Concluyó Bryan descaradamente. Luego atrajo con fuerza el cuerpo desnudo de Emily hacia el suyo para disfrutar de su calor y se divirtió contemplando su rostro durmiente a la luz de la luna mientras escuchaba el sonido de las aguas del río.

A la mañana siguiente Bryan se despertó temprano, porque su cuerpo fortalecido necesitaba menos tiempo para recuperarlas energías perdidas. Entonces vio que había una mesa cercana llena a rebosar con bandejas de frutas de estación, pastelillos y otros manjares que seguramente Emily había preparado para que comiesen la noche anterior.

- ¡Pues servirán como desayuno! - Declaró Bryan alegremente, levantándose de la cama para ir frente a la mesa, sin molestarse en cubrir su desnudez.

Luego regresó junto a la Emily dormida cargando varios bocadillos y también una botella de vino tinto, así como un par de copas de plata.

Bryan estaba disfrutando los alimentos cuando finalmente Emily abrió los ojos sorprendida.

- ¿Dónde estoy? - Preguntó confundida.

- Buenos días, querida. - La saludó Bryan.

Emily soltó un chillido y se levantó rápidamente con un movimiento veloz, como si fuese a defenderse de un enemigo. Pero entonces reconoció el rostro de Bryan en la cama y esto hizo que recordase de golpe todo lo que había sucedido la noche anterior, lo cual provocó que sus mejillas se pusieran coloradas. Después se dio cuenta de que seguía desnuda y se apresuró a regresar a la cama para cubrir su cuerpo con las mantas.

- ¿Por qué te avergüenzas? ¿Hay algo de ti que no haya visto a estas alturas? -

- ¡…! -

La hermosa Archimaga se ruborizó hasta las orejas, pero finalmente suspiró y se acurrucó junto a su amado tranquilamente, apoyándose sobre su hombro. Por su parte, Bryan se sentía eufórico porque entendía lo que sucedía con Emily: El sexo entre ambos había sido tan placentero e intenso para ella, que se olvidó temporalmente de lo ocurrido, algo que le hacía sentir muy bien consigo mismo.

Sin embargo, Bryan prefirió no hacer ningún comentario al respecto y más bien se dedicó apaciguar a Emily con besos y caricias, mientras le daba de comer pequeñas frutas con delicadeza, como si fuese una niña. Después disfrutaron juntos una copa de vino a pesar de que el mediodía todavía estaba muy lejos.

- ¿Cómo hiciste eso? ¡Me abrumaste completamente al final! - Preguntó Emily mirando a Bryan con una expresión tímida pero seductora: - No me malinterpretes, siempre has sido muy vigoroso como un toro. Y “eso” es tan duro como un roble. Pero esta vez hiciste algo que me hizo mucho más… abierta a sentirte. ¡Podía percatarme de tus manos sobre mi piel y de tu virilidad en mi interior como si me envolvieras por completo! -

- Quizá se deba a algo del Elixir de Juventud. - Respondió Bryan sonriendo: - Puedo decir que esta vez realmente te esforzaste. Y ese movimiento que hiciste con tus caderas cuando me montaste… ¡Fue maravilloso! -

Emily se cubrió con la manta hasta la nariz para ocultar su vergüenza, pero lo miró de reojo mientras preguntaba: - ¿De verdad te gustó? -

- ¡Por supuesto! Generalmente prefiero tomar la iniciativa, pero no me importa ceder a veces el control con tal de experimentar algo como aquello. -

- Entonces valió la pena contratar a esa mujer… - Susurró Emily con una voz casi imperceptible.

Pero los oídos de Bryan captaron ese susurro e inmediatamente le llamo la atención.

- ¿Contratar a quién? -

- ¡No dije nada! -

- Emily… ¿Qué me estás ocultado? - Preguntó Bryan con cierta preocupación. Si Emily había estado aprendiendo nuevas técnicas en la cama para complacerlo eso estaba bien, pero si por casualidad otro hombre estaba involucrado…

- No es nada, es que… ¡Es vergonzoso! - Respondió Emily sin atreverse a mirarlo: - Encontré un libro que explicaba como… ser una mejor amante. Pero no entendía muchas cosas, de modo que contraté a una antigua hetaira que alguna vez fue una famosa dama de compañía para que me explicase los detalles. ¡Ríete de mí si quieres! -

Bryan la estaba mirando con atención, vigilando las señales en su respiración, palpitaciones y pupilas para detectar alguna señal de mentira. Y como el cuerpo de Emily estaba desnudo le era mucho más fácil leerla que en ningún otro momento, así que podía estar seguro de que sus palabras eran verdad. Finalmente suspiró aliviado, luego sonrió conmovido y la besó tiernamente para después susurrar.

- Muchas gracias Emily, por hacer tanto por mí. ¡Realmente no te merezco! -

- No digas eso… pero algo de razón tienes. - Respondió Emily acurrucándose sobre él, presionando sus pechos contra Bryan de forma deliberada mientras retiraba la manta que cubría su cuerpo para exponerse a los rayos del sol: - ¡Tengo que hacer estas cosas para asegurarme de que esa mocosa de Phoebe no te lleve lejos de mí! -

Bryan soltó una carcajada y acarició la piel desnuda de Emily, admirando la forma sublime en que reflejaba la luz como si fuese una escultura de mármol. Entonces le dijo con un tono amoroso: - No creo que tengas que preocuparte por eso nunca, amor mío. ¡No te lo había dicho todavía, pero realmente te vez extraordinaria! -

- Es verdad. ¡Ese Elixir es maravilloso! Curó mi cuerpo de muchos males, dejó mi piel suave como la de un recién nacido y mi cabello brilla más que nunca sin necesidad de tratamientos. - Exclamó Emily llena de gozo, encogiéndose contra él como una gatita y besándolo con gratitud. Luego preguntó con un tono intencionalmente seductor: - ¡¿Puedes conseguirme más de ese elixir, querido?!

¿Tú también?” Pensó Bryan ligeramente irritado y respondió con un tono irónico: - Seguro, mañana iré a esa tienda de pociones legendarias para comprarte una docena. -

- No tienes que ser sarcástico. - Se quejó Emily haciendo un puchero, pero debió darse cuenta de lo irracional que era su pedido, porque decidió cambiar de tema: - Me pareció ver un destello peligroso en tu mirada hace un momento, cuando te dije que había practicado… eso. ¿Acaso eran celos? ¿Creíste que estuve con otro hombre? -

- Quizá… -

Emily lo pellizcó con fuerza y preguntó con una mirada llena de reproche: - ¿Tienes el descaro de no confiar en mí cuando tú tienes a otra amante? -

- Perdóname, querida Emily. - Respondió Bryan de inmediato: - Pero eres demasiado hermosa. Te deseo y te quiero demasiado en contra de toda razón. También entiendo que no soy digno de ti, así que no puedo evitar sentirme inseguro a veces. ¡Pero te juro que haré todo lo posible para que mis celos nunca te perjudiquen… a ti! -

Al oír sus palabras Emily se sonrojó y no pudo evitar sonreír un poco al escuchar cuanto Bryan la quería, pero entonces se dio cuenta de la extraña pausa en las palabras finales de su amado y lo miró con recelo antes de preguntarle.

- ¿A qué te refieres con “a ti”? -

- Nunca te lastimaría, amada mía. Antes de eso preferiría morir. - Explicó Bryan con una expresión misteriosa: - Pero como bien sabes soy una persona malvada. Creo que no podría soportar las ganas de asesinar de la forma más vil al tipo que alejase tu corazón de mi lado, aunque me lo merezca. -

- Hump. Eres un descarado. - Resopló Emily sonriendo: - Pero ya sabía que lo eras cuando me enamoré de ti. -

- Lo lamento. - Se disculpó Bryan.

- Olvídalo. - Repuso Emily suspirando exasperada: - Más bien, todavía no has respondido mi pregunta. ¿Cómo hiciste que sintiese eso la noche anterior? -

- Me he dado cuenta de que la forma en que ahora presionas tus pechos contra mí es deliberada. ¿También estuviese practicando eso? -

- Deja de evadir la pregunta. - Replicó Emily avergonzada.

- Lo que puedo decirte es que no es nada negativo para ti. -

- ¡Bryan! -

- ¿Sabes qué? Creo que el viejo zorro de Cándido podría haberse dado cuenta de algo. - Dijo Bryan haciéndose el desentendido: - Después de todo, los instintos de un Gran Maestre del Manto Oscuro no deben subestimarse. -

- ¿Ahora usas mis palabras para cambiar de tema? - Preguntó Emily levantando una ceja, pero luego suspiró: - Bueno, ya haré que me lo cuentes después. Y en cuanto a Cándido… estoy pensando que no es necesario preocuparnos porque a estas alturas ya se está demasiado involucrado contigo como para que le convenga exponer nuestra relación. Lo mejor que podemos hacer es fingir que no nos dimos cuenta de que él sabe. -

Bryan pensó un momento y luego asintió: - Si, estoy de acuerdo contigo. -

- Ahora explícame por qué necesitas entrar en el Gran Anfiteatro. -

Bryan le explicó que el Emperador le ofreció un título de nobleza y protección contra el Templo de Idramón a cambio de matar Vlad Cerrón, así como todos los pormenores de la misión que tenía por delante.

- Nunca lo vi en persona, pero mi suegro dijo que Vlad es un enemigo formidable. ¿Tienes confianza de poder vencerlo? ¡No quiero perderte! - Dijo Emily mirándolo preocupada.

Bryan la acarició suavemente para tranquilizarla y respondió: - Si utilizo todas mis cartas de Triunfo estoy seguro de que puedo matar a Vlad Cerrón. Aquí están los documentos que mencionan sus habilidades y aunque son formidables, no es invencible para mí. El problema está en que no quiero revelar todo lo que puedo hacer en frente de media ciudad, porque entonces mis potenciales enemigos estarán prevenidos. Mi segunda encrucijada es el hecho de que Vlad Cerrón conoce el campo de batalla mucho mejor que yo, lo cual disminuye mis posibilidades. -

- Por eso quieres conocer el Anfiteatro… - Concluyó Emily asintiendo: - La mejor forma de infiltrarse es con una entrada. Por suerte hay una función pasado mañana a la que puedo asistir y te llevaré como mi acompañante. Luego evadiremos la seguridad para ver los mecanismos secretos. -

 - Es un buen plan, haremos lo que dices. - Dijo Bryan acariciándola.

Emily sonrió dulcemente, contenta de saber que le estaba siendo útil a su amado y que podía ayudarlo a superar los obstáculos que se interponían entre ambos.

Pero su expresión era tan hermosa, que despertó nuevamente la fogosidad del Bryan.

- Querida… Tenemos libres este día y el siguiente. ¿verdad? -

- Si, las funciones siempre comienzan el día de la luna… -

- Entonces prepárate, querida Emily… ¡Porque pienso usar cada minuto de ese tiempo! -

- ¿Qué?... ¿Pero de qué? ¡Espera un momento! ¡Tenemos que hacer planes! -

- ¡Luego, ahora te necesito! - Repitió Bryan abalanzándose sobre ella como un depredador.

Tuvieron relaciones durante varias horas, tomando descansos a intervalos para dormir, comer o leer los documentos del Manto Oscuro, los cuales acabaron desparramados alrededor de la cama cuando terminaron de leerlos. Luego continuaron entregándose a una pasión desenfrenada, sin tener en cuenta nada más.

Gracias a la magia de Afrodisíakos la lujuria y la resistencia de Emily no se agotaban en ningún momento, así que pasaron el tiempo más largo de felicidad que hasta el momento habían experimentado, quedándose dentro de esa habitación, sin salir en ningún momento.

El segundo día Bryan se acostó al lado de Emily y comenzó a contarle todo lo que había sucedido desde que se separaron. Le habló sobre los murientes, sobre su combate con Sigrid Bazán y la culpa que sentía por haber perdido tantos legionarios. La Archimaga lo escuchó con atención, le dio buenos consejo y finalmente curó su corazón agotado con sus deliciosas caricias mientras hacían el amor.

Así fue como finalmente llegó el día de visitar el Gran Anfiteatro Imperial.

******

El Gran Anfiteatro Imperial se alzaba desafiante y orgulloso en el corazón de la capital. Se necesitó el trabajo de veinte años, el gobierno de tres emperadores y un constante ejército de obreros profesionales para levantar aquella mole de piedra ovalada de trescientos veinte metros de largo y setenta metros de altura, con seis grandes plantas exteriores que se subdividían en varios pisos interiores, con gradas suficientes para acomodar a más de noventa y tres mil ciudadanos en todo momento, los cuales ingresaban por alguna de las ochenta puertas que daban acceso a este enorme recinto.

Finalmente, el Emperador Juliano hizo acto de presencia y fue recibido por una gran ovación del pueblo que no era consciente de los juegos de poder en la corte imperial, así que no les preocupaba cuanta autoridad tenía o las facciones políticas que existían. Lo único que importaba era el entretenimiento de esa tarde.

Desde el palco privado de la Familia Asturias Bryan lo observaba todo maravillado junto con Emily. Ambos estaban echados juntos sobre un gran y mullido sofá lleno de cojines muy cómodos, observando cómodamente todo lo que sucedía en la arena. La Archimaga le explicaba a Bryan todos los aspectos técnicos y los espectáculos del Gran Anfiteatro mientras se acurrucaba en los brazos de su amando. Por su parte, Bryan lo observaba todo bastante impresionado, pero no dejaba de acariciar los cabellos de Emily y de vez en cuando la alimentaba amorosamente con frutas frescas.

Palco privado de la Familia Asturias

El Gran Anfiteatro Imperial era verdaderamente un magnífico “palacio para el pueblo” perfectamente diseñado para acomodar a los espectadores. Incluso poseía un techo extensible, construido con un intrincado sistema de toldos cuyo largo se podía controlar con cuerdas y poleas, de tal modo que la luz solar solamente caía sobre la arena, sin tocar en ningún momento las gradas, que siempre estaban frescas y en la sombra.

 - Esas son las puertas de la vida y de la muerte. - Explicó Emily señalando las entradas a ambos lados de la arena: - Por una salen los campeones victoriosos y por la otra se llevan los cadáveres de los derrotados. -

- ¿Dónde están los combatientes? - Preguntó Bryan para cambiar de tema, porque el nombre “Puertas de la Vida y de la Muerte” le habían recordado a la Antecámara del Misterio, donde una vez estuvo a punto de sufrir su último destino: - No puedo ver a ninguno de los cautivos condenados tampoco. -

- Ni debes hacerlo. Ellos aparecen en la arena mediante una serie de pasadizos subterráneos y grúas que los elevan desde el suelo. - Respondió Emily de forma filosófica: - Estamos en mundos distintos: La Arena del Anfiteatro y las gradas del pueblo de Itálica. -

- Y estos mundos nunca se cruzan. -

- Nunca, sobre todo cuando se trata de prisioneros de guerra. Nosotros gobernamos sobre ellos y los observamos. Ellos nos entretienen. Si luchan bien, los premiamos, si no los castigamos. Pero ellos siempre están en su mundo y nosotros en el nuestro. Esa es la diferencia de los ciudadanos del imperio en comparación al resto del mundo. Así ha sido siempre y siempre será. -

- Eso si dejas de lado las visitas nocturnas de algunas patricias a las celdas de los gladiadores más famosos. -

- ¿Tenías que mencionar eso? ¿No puedes leer el estado de ánimo? - Preguntó Emily un poco exasperada, pero no negó lo que Bryan decía porque en efecto había rumores sobre algunas mujeres de alta sociedad especialmente libidinosas que tenían esa costumbre.

- Si quieres, luego de que mate a Vlad, puedo visitarte por la noche vistiendo una de esas armaduras rimbombantes y podemos jugar al gladiador y la princesa traviesa. - Propuso Bryan con un susurro seductor mientras su mano se deslizaba hábilmente por el cuello de la Archimaga en dirección al espacio entre sus pechos.

- ¡Cállate Bryan! - Le gritó Emily enfadada y dándole un manotazo certero en el dorso.

Aunque había un ligero rubor en sus mejillas que podría significar que ella no estaba totalmente en contra de la idea, pero Bryan decidió no ahondar más en el tema y se limitó a volver a acariciar los cabellos de Emily.

En ese momento una serie de mecanismos ocultos en la arena entraron en funcionamiento y una Pitón Abisal Venenosa entró en la arena desde un pasadizo subterráneo. Poco después una manada de veinte Lobos Cuchilla-Viento aparecieron en el otro extremo de un modo semejante. Todo esto sucedió al mismo tiempo que el suelo resplandecía y se transformaba para imitar un ambiente de Bosque Pantanoso, donde ambas especies podían moverse sin problemas.

Finalmente, una última trampilla se abrió para dar paso a una plataforma con un toro atado.

- Déjame adivinar, han dejado a estas Criaturas Mágicas sin comer por un tiempo para que ahora luchen por el toro. - Dedujo Bryan después de examinar a las bestias con sus ojos sobrehumanos y notando que se veían un poco famélicas.

- Exacto. El primer espectáculo consiste en ver a los monstruos pelear. - Confirmó Emily.

- ¿Pero no estarán demasiado débiles? -

­- Las jaulas donde los encierran antes de salir a la Arena poseen matrices que concentran la magia sobre las bestias para fortalecer sus núcleos mágicos. No les quita el hambre, pero les permite conservar algo de vigor. -

La enorme Pitón Abisal hizo el primer movimiento y aprovechó su enorme tamaño para asustar a los Lobos Cuchilla-Viento, los cuales corrieron hacia los bordes de la barrera que rodeaba la arena en busca de refugio. Pero cuando la gran serpiente mató al toro y rodeó su cuerpo muerto para reclamarlo antes de devorarlo, el hambre finalmente entró en acción, porque todos los lobos comenzaron a arrojar sus ataques cortantes sobre el largo cuerpo de la serpiente.

- Es raro… ¿Por qué la Pitón Abisal no usa su niebla paralizante? - Se preguntó Bryan al ver que la serpiente se limitaba a proteger su presa usando su largo cuerpo, pero solamente arrojaba mordiscos contra los lobos que se acercaban demasiado.

- Imagino que le retiraron las glándulas venenosas. - Dedujo Emily mirando a la criatura: - El pueblo quiere ver un espectáculo y no lo tendrían si esos lobos cayeran fácilmente. -

- Ah. - Respondió Bryan un poco desanimado y comenzó a mirar los alrededores sin prestar atención a lo que sucedía.

- ¿No te interesa la pelea? Creí que a los hombres en particular les encantaban estos espectáculos. - Comentó Emily mirándolo curiosa: - ¿O acaso sientes pena por las bestias? -

- Las Criaturas Mágicas no me importan. - Aclaró Bryan resoplando: - Han intentado matarme muchas veces como para que ahora sienta pena por ellas. Es solo que las he visto pelear y también me he enfrentado con esas especies. Por eso no me llama la atención ver este combate arreglado. En cambio, me interesa mucho más saber cómo funciona este lugar. Confieso que estoy bastante fascinado con los mecanismos del Anfiteatro. -

- Bueno, supongo que tienes razón. - Dijo Emily sonriendo: - La mayor parte de los ciudadanos nunca tendrá el poder suficiente como para viajar al Bosque Oscuro y sobrevivir, así que esto es lo más cerca que estarán nunca de ver a estas bestias. -

Tal como Emily decía, la multitud gritaba emocionada mientras los lobos y la serpiente se desgarraban mutuamente. Finalmente, la Pitón Abisal mató a todos los lobos, pero no pasó mucho tiempo antes de que también muriese por sus heridas.

La Puerta de la Muerte se abrió y un gran carruaje tirado por doce caballos completamente negros entró en la Arena. El conductor era un hombre vestido con una capa decorada con plumas de cuervo y lleva puesto el cráneo de un animal a manera de máscara. Si bien aparentaba ser una criatura sobrenatural, Bryan se dio cuenta de que era un hombre común y corriente haciendo el papel de un dios. Detrás suyo venían corriendo varios asistentes que se pusieron a usar ganchos con cuerdas para atar los cuerpos de las bestias al carruaje. Entonces sonaron trompetas y el conductor del carruaje avanzó llevándose arrastrados las criaturas mágica hacia la puerta por la que había venido.

El público aplaudió emocionado, pero a Bryan no le impresionaba demasiado, aunque tenía que reconocer que se estaban esforzando bastante para entretener.

- ¿Qué sigue ahora? - Preguntó Bryan sirviéndose una copa de vino.

- Un entreacto… me parece que es una ejecución. - Respondió Emily.

Nuevamente se activaron una serie de mecanismos en la Arena de Combate y el suelo se abrió para dejar salir a un grupo de guerreros bastante extraño. Todos ellos llevaban espadas cortas, pero no tenían escudos y sus cuerpos estaban prácticamente desnudos. Su única protección consistía en un casco de metal bastante pesado, pero que no tenía visera, de forma que no podían ver nada. Una veintena de estos hombres comenzaron a caminar torpemente, a ciegas, apretujándose unos contra otros. Entonces de la Puerta de la Vida salió un grupo de esclavos que cargaban palos con horquillas, las cuales usaron para empujar a estos guerreros ciegos por el cuello, dispersándolos de forma homogénea por toda la Arena de Combate y lo más cerca posible de los espectadores.

Esos hombres se veían tan torpes y asustados, pero lejos de sentir piedad la multitud comenzó a reír de forma despiadada, sobre todo cuando alguno de ellos se resbalaba o tropezada, para ser levantado rápidamente por uno de los esclavos.

- Explícame este espectáculo. - Pidió Bryan curioso.

- Todos son condenados a muerte a los que se les ha dado una última oportunidad de sobrevivir. - Respondió Emily dando un vistazo rápido a los guerreros ciegos para después volver a concentrarse en llenar de vino la copa de Bryan.

Bryan disfrutó el vino mientras observaba a esos pobres condenados que tenían que batirse a ciegas, los unos contra los otros, hasta que solamente quedaron uno o dos de pie. La idea era que les permitirían vivir si conseguían entretener al populacho lo suficiente para que se apiadaran de ellos y pidieran su liberta a gritos.

El casco de estos hombres estaba sujeto con correas de cuero amarradas a sus cuellos, de modo que no podían quitárselo, aunque lo intentaran. Así que no tenían otra opción que blandir sus armas con furia, presas del pánico, hacia delante, girando sobre sí mismos, intentando herir a otros sin ser a su vez heridos por un contrario.

La gente reía viendo cómo esos hombres daban tumbos a ciegas, cortando el aire con las espadas temblorosas y jadeaban cuando alguno alcanzaba a cortar un brazo o una pierna de otro enemigo igual de ciego que él mismo.

De pronto uno acertó a rebanar el cuello de otro luchador. El degollado soltó la espada, se arrodilló y, llevándose las manos al cuello, intentó, sin conseguirlo, quitarse el casco en un vano intento por poder respirar, pero el aire escapó para siempre de sus pulmones sin que lo consiguiese. Otro tropezó sobre el cadáver del degollado y cayó al suelo, provocando una oleada de crueles carcajadas de la multitud que observaba, pero repentinamente ese sujeto del que todos se burlaban demostró ser mucho más astuto que el resto, porque en lugar de levantarse empezó a moverse de cuclillas, lo que le hacía librarse de la mayor parte de los mandobles de sus enemigos, mientras él, por su parte, acertaba a herir en las piernas y los costados de varios condenados con sus cascos ciegos.

Completamente indiferentes a los esfuerzos de esos hombres por sobrevivir, el público del Gran Anfiteatro Imperial estaba encantado porque podía influir en la lucha aullando instrucciones a los condenados para “ayudarlos” en su lucha.

- ¡Lo tienes a tu derecha, a tu derecha, por los divinos!

- ¡Ahí no, imbécil! -

- ¡Por el trueno, ataca ahora! ¡Adelante, lo tienes delante!

Lamentablemente para los guerreros ciegos estas instrucciones no siempre eran correctas, porque nunca faltaba alguien que disfrutaba engañando a los condenados, para hacer que dos chocaran o que uno tropezara con un cadáver u otro luchador herido que se arrastraba por la arena. Además, también estaban aquellos que aprovechaban para hacer apuestas sobre quién o cual sobrevivía más tiempo y si para ganar había que confundir al resto, se le confundía.

Pero al final, los condenados no escuchaban realmente a nadie, sino que, presos del pavor más absoluto, algunos llorando sin ser vistos, con las lágrimas bajo aquellos cascos que los atrapaban, mientras esgrimían sus espadas por todas partes, con la saña que da la desesperación.

Muerte en el Gran Anfiteatro

El inteligente condenado, que durante un tiempo estuvo luchando a gatas, pensó que podría salir vivo de allí pretendiendo estar muerto. Quienes lo conocieran bien dirían que esto era algo muy apropiado para él porque precisamente había terminado sufriendo ese destino por estafador. Y lejos de aprender su lección, decidió fingir y engañar como había hecho durante toda su vida.

Así, cuando recibió un golpe no mortal (pues sólo se trataba de un rasguño en un hombro), se dejó caer como si estuviera muerto.

- Ese tipo de ahí está fingiendo que está muerto. - Comentó Bryan señalándolo.

- Mala idea, esas tretas no valen en el Gran Anfiteatro Imperial. - Dijo Emily con un suspiro.

En ese momento la Puerta de la Muerte volvió a abrirse y el sujeto vestido como “dios de la muerte volvió a salir, aunque esta vez no tenía su carruaje. Detrás suyo venían varios esclavos llevando braseros, dentro de los cuales había largas varas de hierro al rojo vivo. El “dios de la muerte” comenzó a señalar de modo teatral a cada uno de los posibles cadáveres y sus asistentes los pinchaban con los hierros calientes. La mayoría permanecían inmóviles pese a ser marcados a fuego, pues eran sólo cadáveres, pero cuando uno de aquellos esclavos puso el metal candente en el brazo del condenado que fingía estar muerto, éste no pudo evitar lanzar el más terrible de los aullidos.

El esclavo del hierro abrasador dio unos pasos atrás y dejó que el “dios de la muerte” se acercase al condenado. Entonces el sujeto cortó las correas del casco y tiró del mismo. Por un breve instante, el astuto estafador sintió el alivio del aire fresco en la piel de su rostro, pero de inmediato, cuando aún parpadeaba para intentar averiguar qué estaba pasando, el “dios de la muerte” dejó caer sobre la cabeza del condenado un pesado martillo que se la destrozó. Entonces y sólo entonces, una vez que fue seguro que todos aquellos miserables estaban muertos, el “dios de la muerte” les clavó unos gruesos ganchos y, ayudado por sus esclavos, arrastró los cadáveres por la arena hasta conducirlos a la Puerta de la Muerte.

- Nunca tuvieron la oportunidad de sobrevivir. ¿Verdad? - Preguntó Bryan con ironía.

- Por supuesto que no. - Respondió Emily sonriendo: - Sería muy ingenuo perdonar a los condenados a muerte. Solo están ahí porque es una forma de obtener entretenimiento barato y al mismo tiempo recordar a todo el pueblo las consecuencias de violar las leyes. -

- ¿Qué es lo que hacen con todos esos cuerpos? -

Emily vaciló un momento antes de contestar: - Esta información no es conocida por la gente porque es desagradable, pero son llevados con unos esclavos encargados de cortarlos en trozos… para que se los den de comer a las fieras. -

- ¿Eso es habitual? -

- No, originalmente eran cremados. - Explicó Emily: - Pero hace poco llegó un personaje llamado Soros el Bestiario, a quien el príncipe Antonio ha nombrado principal encargado de todas las fieras en el Gran Anfiteatro Imperial. Mis informantes me han dicho que ese sujeto siempre está ahí, seleccionando las piezas de carne humana más jugosas para sus bestias favoritas. -

- ¿Sus bestias favoritas? ¿Y elige carne humana en persona? - Exclamó Bryan asqueado.

- Hay rumores de que Soros es amigo del príncipe y realiza “espectáculos privados” para su Alteza y su círculo de amigos. - Comentó Emily haciendo un gesto de desagrado: - Pero no sé los detalles al respecto… aunque puedo imaginármelo. -

Bryan también podía y no le gustaba.

- ¿Quién es ese Príncipe Antonio? - Preguntó Bryan ceñudo: - Conozco al otro, al tal Lucio, pero no sé nada de Antonio. -

- Es el joven sentado a la izquierda del Emperador Juliano. - Respondió Emily señalando hacia el palco imperial.

Cuando miró en esa dirección, vio a un joven que observaba desde el palco… No, no realmente. Los ojos sobrenaturales de Bryan podían ver mucho más lejos que la gente normal y se dio cuenta de que el Príncipe Antonio no observaba la Arena de Combate ni parecía atento a la reacción del pueblo. En realidad, era como si estuviese completamente desconectado de su entorno, como si nadie le importara, pero era muy bueno para fingir e integrarse con los demás, aunque algunos de sus gestos y la forma en la que se movía le revelaron a Bryan que ese Príncipe era un narcisista y un manipulador acostumbrado a engañar, que carecía de empatía por los demás.

 “Me desagrada de forma instintiva.” Pensó Bryan asqueado de verlo.

Pero justo cuando iba a decir algo respecto a Antonio Máximo, se escuchó el atronador sonido de un coro de trompetas que anunciaban el espectáculo principal: El Combate Mortal de dos grandes combatientes.

Cassius, un Caballero de la Tierra que se especializaba en estocadas mortales y había nacido en la propia ciudad de Itálica, contra un Guerrero Bárbaro llamado Arezco, también espadachín, que obtuvo la nacionalidad peleando en las Legiones Auxiliares y se hizo gladiador como único medio para conseguir fortuna, descubriendo entonces que tenía un gran talento como espadachín. Ambos usaban armaduras de legionarios, espadas cortas y escudos cuadrangulares.

Cassius y Arezco habían cosechado una gran cantidad de victorias en el Gran Anfiteatro y hasta el momento estaban invictos. Todos los asistentes lo sabían, por eso cuando los vieron salir el pueblo los ovacionó con tanta intensidad que hizo temblar las gradas de piedra y los aplausos se escucharon por toda la ciudad. Entonces el Emperador en persona se levantó en reconocimiento a estos dos grandes que se dirigían frente a su estrado para saludarlo con respeto antes de comenzar el combate.

La Arena de Combate comenzó a transformarse y se convirtió en un pasaje desértico que no era familiar para Cassius o Arezco, de ese modo ninguno tendría la ventaja del terreno. Entonces el enfrentamiento comenzó.

El silencio se apoderó de las gradas. Sólo se oía el chasquido metálico de las espadas chocando entre sí o golpeando los pesados escudos. Los primeros instantes fueron de tanteo, pero pronto Arezco se lanzó al ataque de la forma brutal que caracterizaba a su pueblo. Cassius resistió los envites con su escudo durante un rato hasta que repentinamente lanzó su propio ataque con una furia terrible sorprendiendo a Arezco que, no obstante, consiguió detener el avance de su contrincante.

Las apuestas subían en las gradas y hasta en el palco imperial dejaron de comer. El Emperador se levantó para seguir mejor el combate e incluso el Príncipe Antonio parecía inusualmente interesado.

Los combatientes se separaron unos pasos el uno del otro. Necesitaban recuperar el resuello. Se estaban jugando la vida, pero de acuerdo con las normas ninguno de ellos atacó hasta que el otro levantó su espada, pues no deseaban ganar usando una movida deshonrosa.

Arezco reinició la lucha. Cassius volvió a defenderse. Arezco rozó con su espada el hombro desprotegido de su oponente. Cassius aulló, pero la herida era superficial, aunque suficiente para que manara algo de sangre por su antebrazo y tiñera de rojo la arena que pisaba.

El público bramó de júbilo. Sus héroes estaban luchando a muerte, con pasión, con entrega. ¡No se podía pedir más! Cassius se agachó evitando un nuevo golpe y acertó a herir a Arezco justo por encima de las grebas de la pierna derecha. También resultó en un corte superficial, pero más sangre sobre la arena, más furia, más ansia, más aullidos de un público encendido y unas apuestas que volvían a subir.

De nuevo se retiraron a unos pasos el uno del otro y de nuevo retomaron el combate y así en dos ocasiones más, en tres. El sol se ponía por el oeste y Arezco y Cassius seguían combatiendo, luchando sin tregua, golpe a golpe.

A través de la barrera mágica el público podía oírlos resoplando en busca de aire. Las aperturas de sus cascos no parecían dejar suficiente ventilación para los combatientes, pero no había un momento de reposo suficientemente largo como para quitarse el casco y recuperar bien el aliento. En ese momento el emperador levantó el brazo y el árbitro, siempre atento a cualquier gesto de Juliano, detuvo la lucha con el sonido de trompetas.

- ¡Victoria para ambos! - Gritó Juliano.

La barrera mágica que impedía salir a los combatientes hasta que uno de ellos muriese, desapareció. No es que jamás hubiese sucedido, pero era muy raro. Sin embargo, el combate de Cassius y Arezco habían conmovido a todo el pueblo itálico, que no deseaba perder a semejantes campeones. 

De modo que el Emperador declaró el empate y el público aplaudió.

- ¡Un combate maravilloso! - Exclamó Bryan aplaudiendo.

- Estuvo bien, pero tú lo habrías hecho mejor. - Dijo Emily sonriendo entre sus brazos.

Bryan sonrió ufano, pero no dijo nada. Sus recientes experiencias le habían permitido crecer un poco en humildad y no sentía que fuese correcto asumir de inmediato que vencería, aunque sus poderes fuesen superiores. Después de todo, él mismo era la prueba de que alguien en un reino de poder menor podía vencer a uno superior si se daban las condiciones.

- ¿Qué sigue ahora? -

- Es la última función de la tarde. - Respondió Emily levantándose de su regazo para mirarlo significativamente: - La gente se irá pronto y en ese momento la seguridad se reducirá al mínimo, pues generalmente los guardias se dedican a impedir que la gente entre y no prestan tanta atención cuando se marchan. -

- Entonces pongámonos en movimiento. - Declaró Bryan sonriendo.

Arena de Combate

Nota del Traductor

Hola amigos, soy acabcor de Perú, es miércoles 15 de marzo del 2023 donde por culpa del Tifon Yaku está lloviendo en Lima por primera vez en seis años. ¡Ojalá no pase nada terrible!

La primera parte de esta capítulo establece un poco de la nueva biografía que inventé para Vlad Cerrón, porque ya que le cambié el nombre bien puedo crearle un pasado nuevo y también más coherente que el original, donde solamente era un tipo gustaba de pelear.

La siguiente parte es el gracioso descubrimiento de Cándido sobre la relación de Emily y Bryan, que en realidad tendría que haber pasado mucho antes por lógica. En el original simplemente resulta que Cándido esta escondido y ve a Bryan subiéndose a un carruaje con Emily en una escena tan cliché que parece de telenovela de los 90. Decidí cambiar todo esto por algo que sería tragicómico y decidí que Cándido lo descubriese porque era la primera vez que estaba en el mismo lugar con Chester, Emily y Bryan. La idea es que Cándido es un gran espía y no lo notó hasta ahora porque no estaba buscando y porque Bryan y Emily nunca estuvieron solos con él en el mismo sitio.

Amyes se llama así en el original y decidí que el nombre no sonaba mal así que lo dejé. En el original aparece un poco más tarde, pero pensé que era buena idea mencionarlo de una vez y de paso crear una divertida expectativa para nosotros, aunque terrible para Bryan.

La escena pasional está ahí porque… ¿En serio necesita un motivo? Cuando uno se reencuentra con una novia luego de meses de ausencia no se dedican a “trabajar”, otra cosa no tiene sentido. En las novelas chinas generalmente las mujeres son básicamente figuritas en un álbum y el amor apenas es descrito como si fuese algo genérico y hasta rutinario. En los Animes las chicas son mejor construidas (siguen siendo irreales, pero al menos tienen una personalidad), sin embargo, suelen pasar siglos de vueltas, besos indirectos y “suposiciones” antes de que siquiera se den la mano. En esta historia me estoy dedicando a romper estos clichés lo más posible sin alterar la trama general. Además, me pareció necesario describir el ambiente, porque después de su ultimo encuentro tienen sentido que ambos amantes no deseen seguir siendo tan impulsivos.

El que Emily “estudie” sobre sexualidad va bien con su carácter y también vemos que ya tiene conciencia que se encuentra en una situación de Harem, pero en lugar de deprimirse por ello o amargarse, decide tomar la iniciativa e iniciar la competencia. Es un pequeño guiño a la verdadera situación de los harenes musulmanes, solo que estos no eran bonitos en nada y más bien era el equivalente a vivir junto a una manada de hienas despiadadas.

 Para empezar la propia madre del sultán era quien organizaba qué mujeres se acostaban con su hijo y cuándo, la sola idea es suficiente para que a muchos nos baje la temperatura. Lo segundo es que el Harem parecía desde afuera una comunidad amistosa de mujeres, pero en realidad era un coto de caza de intrigas, asesinatos y odios imposibles de aplacar.

Esto es fantasía y tal cosa no sucederá, pero tampoco pienso hacerlo demasiado sencillo.

La siguiente parte es una misión de Bryan y Emily.

En el original ambos se encuentran en una calle de forma medio accidental y desde ahí se dirigen a encontrar los planos robados. Verán, el autor hace que a Bryan le den la misión de encontrar el diseño, pero luego se olvida de eso hasta cinco capítulos después. Cuando finalmente se pone a ello, justo sucede que Emily también está buscándolos en un carruaje. Ellos se “encuentran por pura casualidad” y nunca nos explican por qué.

Decidí quitar todo eso e inventé una nueva subtrama: El Coliseo.

El Gran Anfiteatro es claramente es una réplica fantástica del Coliseo Romano. De hecho, el verdadero nombre del Coliseo es Anfiteatro Flavio, porque la Dinastía Flavia lo construyó. En frente del anfiteatro se alzaba una enorme escultura colosal del dios Apolo (originalmente era un retrato del Emperador Nerón, pero lo modificaron después de su asesinato). Los romanos debían considerar difícil decir todo el tiempo Anfiteatro Flavio, porque comenzaron a decir “el sitio del coloso” y con el tiempo se convirtió en Coliseo.

Bueno, en esta representación mía estoy poniendo algunas cosas reales. Por ejemplo, era común que bestias se enfrentasen como espectáculo, solo que en mi caso pongo monstruos. Los gladiadores ciegos son una referencia a los Andabatae, un tipo de prisionero condenado a muerte.

Sin embargo, me faltó aclarar muchas de las cosas más “extremas” que pongo son situaciones que se dieron en cierto tiempo específico, bajo emperador corruptos o locos, no necesariamente eran la norma general. Como el caso de las pobres mujeres que murieron por los leones.

Por cierto, que toda esta parte esta inspirada en los libros “Los Asesinos del Emperador” y “Circo Máximo” de la trilogía de Trajano de Santiago Posteguillo.

Pero déjenme saber su opinión en los comentarios: ¿Qué les pareció el capítulo? ¿Les dio gracia la parte de Cándido? ¿Qué opinan del trasfondo de Amyes hasta ahora? ¿Les gustó la escena pasional? ¿Se conmovieron cuando escucharon que Emily estaba practicando? ¿Qué opinan del Anfiteatro? ¿Sabían la anécdota de su nombre? ¿Les gustó la parte de los prisioneros ciegos y cómo murieron? ¿Qué opinan de la reacción de Bryan al ver por primera vez a Antonio? ¿Qué les pareció el duelo de los espadachines al final?

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Mis agradecimientos a Gabriel Morffes y Carlos Álvarez Sánchez por ayudarme con la revisión ortográfica, así como Jaime Beltrán por sus aportes creativos.

¡Nos vemos en el siguiente capítulo!