233 Conquista

La madrugada dio paso a la mañana y finalmente llegó el mediodía, pero esos dos monstruos continuaban pasando “tiempo de calidad”. Bryan no podía moverse mientras la Esencia Mágica se dedicaba a expulsar el veneno de su interior, así que no le quedó otro remedio que desarrollar un nuevo tipo de habilidad: Perfecto Incognoscible.

Lo cierto es que no era una verdadera magia ni poder sobrenatural. Solo era un nombre que se había inventado porque no tenía nada mejor que hacer en ese momento, dado que no tenía más opción que estar a pocos metros de donde Gilberto estaba copulando.

Lo peor era que, a pesar de estar en forma humana, de algún modo todo lo que ese Dragón Negro estaba haciendo provocaba repulsión, así que Bryan se concentró con todas sus fuerzas en no ver lo que no quería ver, ni oír lo que no quería oír. Después de pasarse horas bloqueando sus cinco sentidos, terminó generando una especie de dimensión mental alternativa imaginaria, donde lo desagradable no podía afectarle.

En pocas palabras, se esforzó tanto por ignorar a la pareja de monstruos, que terminó sumergido en un estado de auto inconciencia y ahora se limitaba a admirar el paso de las nubes en el cielo como lo haría un artista en busca de inspiración o un filósofo que se pregunta acerca de las grandes cuestiones de la existencia.

¿Acaso los entrenadores se comían a sus pokemones? Digo, nunca vi ningún animal ordinario en ese programa de tv, pero tenían carne. ¿Qué comerían sino?” Divagaba Bryan sonriendo para sí mismo, como si estuviese en un trance.

El Pequeño Esqueleto se había quedado a su lado protegiéndolo, pero ahora lo miraba de un modo un poco curioso. Era difícil decirlo porque no tenía piel y por lo tanto era incapaz de tener expresiones, pero en cierta forma parecía preocupado por Bryan.

Justo en ese momento el Zombi Élite de Tierra regresó y saltó hasta llegar a la rama donde ambos descanzaban, la cual se sacudió por su peso. Antes de entregarse voluntariamente a la dichosa inconsciencia, Bryan le había ordenado que hiciese algo para detener el incendio forestal ocasionado por el aliento de lava de Gilberto, así que la criatura había pasado toda la mañana trabajando en ello.

La tierra del Bosque Oscuro estaba llena de raíces, de modo que el Zombi Élite de Tierra tuvo dificultades para manipularla, más aún a gran escala. Pero se sumergió en las profundidades y comenzó a excavar un gran foso alrededor de la zona afectada por el fuego. Al mismo tiempo derribó los árboles en su camino y creó montículos que finalmente impedirían que el incendio avanzase más.

Tras regresar lo primero que hizo el Zombi Élite de Tierra fue mirar a Bryan como si estuviese esperando algún tipo de felicitación, sin embargo, descubrió que su amo simplemente sonreía con la mirada perdida en las nubes. Entonces se volvió hacia el Pequeño Esqueleto como si le preguntase lo que ocurría, pero este simplemente negó con la cabeza. Dos criaturas de nivel legendario estaban paradas junto a Bryan, en lo alto de un árbol, sin saber muy bien qué hacer.

Mientras tanto la pasión entre el Dragón y la Hidra continuaba en medio del fango. Lo más desagradable era que los sonidos que emitían seguían siendo el mismo tipo de gruñidos bestiales que en su forma original, solo que con menor volumen.

Después estaba el hecho de que la forma en que fornicaban era bastante violenta, casi simiesca, como correspondía a un par de monstruos hipersexuales. De modo que su acto estaba muy lejos de ser erótico y más despertaba curiosidad sobre quién de ellos acabaría peor lastimado si estuviesen sobre una superficie no fangosa.

Además, aunque estaba cubierta de lodo, era evidente que la nueva forma humana de la Hidra era excesivamente voluptuosa, llegando al punto de ser algo grotesca y muy poco estética. Verla recordó a Bryan esas mujeres de su mundo que se operaban para agrandarse ciertas partes del cuerpo, pero de un modo exagerado. Ese fue su último pensamiento antes de que eligiera consiguiera dominar Perfecto Incognoscible.

El Pequeño Esqueleto finalmente no pudo esperar más y sacudió la manga de Bryan con una mano para llamar su atención, pero este simplemente siguió sonriendo sin dejar de observar el cielo. Entonces el Pequeño Esqueleto jaló con más fuerza y solo entonces Bryan reaccionó.

- ¿Qué? - Preguntó parpadeando confundido.

El Pequeño Esqueleto señaló hacia Gilberto y la Hidra, mientras inclinaba su cabeza como si estuviese preguntado: “¿Qué están haciendo?

Bryan miró hacia donde su criatura señalaba e hizo un sonido como si se estuviese atragantando o quisiese escupir por ver la desagradable escena. Ambas criaturas seguían entrelazadas y al mismo tiempo se sacudían con tanta fuerza, que se estaba formando una especie de cráter de lodo a su alrededor.

- ¡Maldita sea! ¿Todavía siguen? - Exclamó con desprecio.

El Pequeño Esqueleto volvió a señalar y preguntó “¿Qué están haciendo?” usando lenguaje corporal.

- ¡Nada! ¡Cosas de vivos! - Respondió Bryan malhumorado.

Su criatura lo miró mientras la luz morada en su cuenca ocular revoloteaba como si estuviese confundido. Luego volvió a mirar lo que Gilberto estaba haciendo mientras se acariciaba la cabeza y entonces miró de nuevo a Bryan. Parecía que intentaba entender, pero no era capaz de hacerlo.

- Eh… Como te explico. - Dijo Bryan suspirando sin saber cómo explicarle: - El Dragón Negro está… ¿Conquistando? Si, vamos con eso. El Dragón está “conquistando” a la Hidra. -

En ese momento el Zombi Élite de Tierra se acercó también y señaló el agujero lodoso en el que la pareja de monstruos se había prácticamente enterrado hasta desaparecer. Parecía que quería preguntar.

- ¿Tú también? ¡Por favor, no estoy de humor para responder más preguntas! - Exclamó Bryan exasperado: - No están haciéndose daño, al menos eso creo. Pero por lo menos ahora que están bajo tierra no tengo que escucharlos ni verlos. -

En ese momento sintió que casi todo el veneno de Hidra había salido de sus sistema y ahora la Esencia Mágica estaba regenerando sus órganos internos. El Infante Sanguinario había estado controlando todo el proceso de desintoxicación hasta ese momento, pero ya no era necesaria su ayuda, así que volvió a dormir.

- Finalmente. - Dijo Bryan flexionando los dedos de sus manos para comprobar que había recobrado su movilidad. Luego se levantó y se dejó caer hacia el suelo de forma grácil, seguido poco después por sus dos criaturas. Naturalmente lo primero que hizo fue alejarse rápidamente de la laguna donde los monstruos seguían ocupados.

Mientras caminaba, Bryan observó al Zombi Élite de Tierra bastante satisfecho. El incendio había dejado de extenderse gracias a los esfuerzos de su criatura, los cuales implicaban modificar una gran cantidad de terreno. Si hubiese usado el poder de este Zombi contra la Hidra desde un inicio, la batalla les habría resultado mucho más llevadera. En su momento no lo hizo porque pensó que todavía no había madurado lo suficiente como para luchar sin que él lo dirigiera, pero aparentemente ya se estaba listo para que lo dejase actuar con tan solo darle instrucciones generales.

- ¡Lo has hecho muy bien! - Dijo Bryan al Zombi de Tierra: - Realmente ayudaste… -

En ese momento, Bryan percibió un leve temblor en el suelo seguido por otro. Era como si una criatura enorme estuviese caminando, pero de algún modo también se sentía como si estuviese bastante lejos.

Lo que fuese tenía que ser bastante grande.

De inmediato Bryan envió a uno de sus Espectros Oscuros para buscar la fuerte del temblor. No era sencillo porque un viento estaba soplando del este y sacudiendo las hojas de los árboles, provocando que todo pareciese vivo. Bryan dirigió a su criatura, usando sus ojos sobrenaturales para buscar entre la maleza, pero no podía encontrar nada.

Finalmente distinguió lo que deambulaba más allá de la vegetación. Era un gigante humanoide de veinte metros de altura, con cuerpo grueso y una superficie rugosa, veteada, como la corteza de un árbol. Tenía un solo en la mitad de su frente, orejas puntiagudas como las de un sátiro y unos colmillos inferiores largos similares a los de un jabalí que sobresalían de su boca. Sus músculos parecían tallados en piedra y sus piernas eran tan gruesas como las columnas de los templos imperiales. Era tan fuerte que los árboles se apartaban con el simple temblor de sus pisadas y en ocasiones incluso provocaba deslizamientos de tierra. Algunas de las rocas terminaron destrozadas hasta volverse polvo después de que pisó sobre ellas.

Un Cíclope ¿Pero de qué tipo?” Se preguntó Bryan intrigado

Bryan estaba tranquilo porque sabía que el gigante no lo había visto, pero normalmente no estaría tan calmado. Todos los Cíclopes eran Criaturas de Nivel I, pero existían fundamentalmente dos razas.

La primera era la más terrible de todas, aunque por fortuna la menos numerosa, hasta el punto en que muchos dudaban de su existencia. Sus poderes rivalizaban con los de una Gorgona completamente desarrollada y tenían una fuerza física capaz de lastimar incluso a una deidad. Además, eran maestros en el arte de la fabricación de armas divinas poderosísimas, pero su temperamento era tan terrible, traidor y malvado, que mataban (o intentaban matar) a cualquiera que se dirigiese a ellos, salvo a los dioses más poderosos.

El segundo tipo era mucho menos poderoso, pero más numeroso. Se creía que nacieron cuando el dios principal de las aguas se enamoró de un monstruo femenino con forma de serpiente. Su fuerza física también era inmensa, aunque no tanto como la de un dios, pero lo suficiente como para superar a un gigante convencional. Sin embargo, eran bastante temidos por ser una raza salvaje, caníbal y fuera de la ley. Estos cíclopes no mostraban ningún temor por los dioses ni por los hombres. De hecho, eran conocidos por ser antropófagos, pero mucho más astutos que los Monstruos Devora Hombres.

Por suerte tenían un punto vulnerable, que era su único ojo. Los pocos que sobrevivieron al enfrentamiento con uno de estos Cíclopes (los de la segunda clase) relataron que las armas reforzadas con magia de fuego podían destruir su globo ocular, dejándolos ciegos de por vida. Pero luego tuvieron que escapar del violento frenesí que se desataba después, porque los enloquecidos colosos los persiguieron durante kilómetros, usando solo su olfato y oído, mientras destruían todo lo que se interponía en su camino. Además, la piel de los Cíclopes lo hacían resistentes a todo tipo de daño y cada golpe que descargaban podía destrozar montañas. Así que, incluso sin poder ver, eran capaces de provocar una terrible destrucción.

Bryan estaba convencido de que podría vencer con cierto margen de seguridad a un Cíclope de la segunda clase, porque podía volar y tenía al Desgarrador Sombrío reforzado con el Conjuro de Fuego Glacial Místico. Sin embargo, primero tenía que asegurarse de que no fuese un Cíclope del primer tipo, pues todas las leyendas apuntaban a que esos sí eran imposibles de matar para cualquiera que no fuese un semidios.

Además, me confié bastante cuando enfrenté a la Hidra. ¡Solo un tonto tropieza dos veces con la misma piedra!” Se dijo Bryan meditabundo.

Sin embargo, no pudo dejar de notar que este Cíclope se veía un poco ansioso y caminaba con paso rápido, provocando una serie de temblores que hacían escapar a todos los animales cercanos. Además, le llamó la atención que el gigante de un solo ojo estuviese llevando una gran roca con forma de dolmen sobre uno de sus hombros, que parecía casi tan grande como el propio cíclope.

¿A dónde estará dirigiéndose?” Pensó Bryan con curiosidad y ordenó al Espectro Oscuro que se mantuviese detrás del Cíclope para ver lo que hacía.

Bryan estaba en eso, cuando escuchó un rugido eufórico y supo que la fiesta de lodo entre Gilberto y la Hidra se había finalmente terminado. Después de unos diez minutos el Dragón Negro emergió de la espesura en su forma humana, pero con el cuerpo desnudo y cubierto de barro, aunque se había quitado algo de la suciedad en el rostro. Ahora caminaba hacia Bryan con una sonrisa depravada y muy petulante, aunque su cuerpo apestaba a sudor mezclado con tierra.

- ¡Maestro Malvado, realmente eres el más grande! ¡Un dios viviente del sexo! La magia que me enseñaste no solamente funcionó, sino que con ella pude someter a esa Hidra. Ahora nada me impedirá convertirme en el Dragón Negro más poderoso de todos… ¡Quizá incluso me hagan el gobernante de toda nuestra raza! -

Gilberto estaba muy contento y cada una de sus palabras estaba llena de agradecimientos o halagos. Pero el rostro de Bryan solamente transmitía asco. Y no solo porque el Dragón se hubiese puesto a fornicar en lugar de trabar el épico combate que la situación original estaba configurando, sino porque realmente apestaba demasiado.

- ¡Devuélveme mi respeto!... - Susurró Bryan apretando los dientes con indignación.

 - ¿Qué dijiste, Maestro? - Preguntó Gilberto confundido por lo que había escuchado.

Bryan iba a comenzar a insultarlo, pero consiguió controlarse y soltó un fuerte suspiro para dejar ir el sentimiento de insatisfacción. Luego imaginó a Gilberto como si fuese un perro que se ha cubierto de porquería al estar jugando, pero es inconsciente de ello y aun así espera recibir caricias de su dueño.

- Olvídalo. Fue culpa mía por esperar algo bueno de ti, para empezar. -

- Maestro… ¿Por qué de pronto siento como si me estuvieses degradando? -

- Entonces ¿dices que usaste la magia que te enseñé? - Preguntó Bryan, ignorando completamente la pregunta del dragón y mostrando una sonrisa que realmente no llegaba a sus ojos.

- ¿Qué?... ¡Ah!  Si. - Respondió Gilberto confundido al principio, pero luego continuó emocionado: - ¡Fue realmente sorprendente! ¡Esa serpiente fue completamente derrotada y ahora no puede luchar más! -

- Me alegra que te lo hayas pasado bien mientras que yo sufría por el veneno. - Dijo Bryan con un tono peligroso: - Pero lo único que quiero saber es si la magia funcionó. -

- Si. - Respondió Gilberto apresuradamente, pues por fin entendió que su amo estaba enojado y estaba pisando sobre un terreno peligroso: - Maestro, conseguí robar parte de la vitalidad durante el proceso y puedo sentir que mi cuerpo está fortaleciéndose mientras hablamos. -

- Ya veo, pero supongo que después de eso la ejecutaste. ¿No es verdad? ¡No quiero pensar que sufrí todos estos problemas para que esa cosa nos siga persiguiendo! -

- ¿Matarla? ¡No diga tonterías, Maestro! ¿Por qué debería dejar ir un coño tan bueno? - Exclamó Gilberto sin pensar demasiado, pero se dio cuenta del brillo asesino en la mirada de Bryan y rápidamente agregó: - ¡No! ¡Lo que quiero decir es que será más útil viva! -

- ¿Ah? ¿Útil? ¿Útil para quién? -

- Para mí, por supuesto. Quiero follarla cada vez… - Comenzó a responder Gilberto, pero se dio cuenta de que Bryan estaba a punto de aferrar el mango del Desgarrador Sombrío, así que rápidamente se corrigió con pánico: - ¡Para usted, Maestro! ¡Tengo un modo de someterla! ¡Ya lo hice! ¡Ahora es una miembro de mi manada! ¡Así que seguirá tus ordenes! ¡Tendrás otro sirviente poderoso! ¡Por favor no me lastimes! -

Bryan estaba a punto de atacarlo, pero la posibilidad de tener otro sirviente poderoso consiguió que recuperase la calma. Aun así, miró al Dragón Negro con desconfianza y pregunto receloso: - ¿Estás seguro de que puedes someterla? -

- ¡Definitivamente! ¡Ella te servirá! -

Bryan dudó un poco, pero finalmente asintió: - Esta bien. Confiaré en ti por una vez. ¡Pero será mejor que no me decepciones! -

- ¡Por supuesto! - Dijo Gilberto y volvió a sonreír como un depravado: - Incluso podemos compartir su culo uno de estos días… -

- ¡Cabeza hueca! ¿Tengo cara de enfermo? ¿Crees que soy como tú y voy a follar con CUALQUIER COSA que se me presente? ¡Quítate de mí vista y ve a lavarte ese cuerpo apestoso! ¡Luego vístete, maldita sea! Si te vuelves a presentar ante mí con las vergüenzas al aire… ¡Te juro que te voy a castrar! -

Gilberto escapó rápidamente hacia la laguna.

*****

- Detecté a un Cíclope moviéndose apresuradamente hacia el Este. Tengo curiosidad por lo que vaya a hacer, así que iremos a ver. - Dijo Bryan varios minutos después.

Gilberto ya se había bañado y llevaba las mismas prendas que conjuraba con magia. Además, el Dragón le dijo que la Hidra estaba bastante agotada por el apareamiento, así que estaba durmiendo en el interior de la laguna. De modo que ambos se pusieron en camino sin demasiadas complicaciones.

Las leyendas decían que los Cíclopes tenían un talento especial para localizar minerales muy raros, los cuales atesoraban casi tanto como a su gigantesco ganado. Era una habilidad innata que los Alquimistas matarían por tener.

Al ver a este Cíclope tan apurado y nervioso, Bryan sonrió pensando en que quizá el gigante había descubierto algún tipo de material invaluable. Uno al que tal vez pudiese hincarle el diente, si la ocasión se presentaba.

- Mi padre me dijo que los Cíclopes son a los minerales como los Dragones a los tesoros. ¡Tal vez podamos apoderarnos de algo muy bueno! - Comentó Gilberto emocionado.

Bryan asintió: - Vamos a ver que encontramos. De momento estoy necesitado de ingredientes para reforzar mi arma mágica. ¡Ojalá este Cíclope pueda colaborarme! -

- No creo que te de nada voluntariamente, Maestro Malvado. - Dijo Gilberto irónicamente.

- No pensaba pedirle permiso. - Respondió Bryan y su sonrisa malvada se agudizó.

Ambos continuaron por el sendero que el propio Cíclope había abierto a su paso.

El Cíclope

Nota del Traductor

Hola a todos, soy acabcor de Perú, es 09 de marzo del 2022 y mi examen ha sido pasado al viernes, así que pude escribir este capítulo.

Este capítulo era muy corto inicialmente así que decidí cambiarlo un poco para hacerlo más hilarante. Me basé en algunos capítulos de Arifuretta After y otros animes para los diálogos entre Bryan y Gilberto. También agregué que el Zombi de Tierra detuviese el incendio para tenerlo haciendo algo, pues en el original simplemente sucedía.

La información sobre los cíclopes fue modificada, pues en el original los presentan como parientes de los enanos, los cual no tiene base. No solamente porque pertenecen a mitologías diferentes, la escandinava y la griega, sino porque ni siquiera se parecen.

Yo coloqué una descripción más mitológica. De hecho, realmente hay dos tipos de Cíclopes en la mitología, los que son hermanos de los Titanes e hicieron las armas de los dioses olímpicos y los que son hijos de Poseidón, entre ellos Polifemo, que eran gigantes antropófagos viviendo en la isla de Sicilia.

Si les gustó, por favor dejen su opinión en los comentarios. Si es posible por favor patrocínenme en mi cuenta Patreon. Si cometí algún error ortográfico por favor señálenlo para que pueda corregirlo.

¡Nos vemos en el siguiente capítulo!