214 Los Cuatro Poderes

Existían otras dos fuerzas que competían por la supremacía en el Valle del Sol y cuyo poder era comparable al de la Banda de Drakar y Falce Segador.

El primero era la Casa de Menlo, un nombre que comenzó como un eufemismo. La Familia Menlo eran unos aristócratas de medio rango que se creyeron lo bastante poderosos como para dar un golpe de estado en su pequeño reino de origen, pero fueron derrotados y apenas consiguieron escapar con vida antes de ser condenados a la proscripción eterna.

Al principio eran un escaso grupo de doscientos hombres harapientos, heridos o malolientes, que apenas estaban vivos cuando llegaron al asentamiento. Pero resultó que antes de huir se las arreglaron para llevarse consigo algunos tesoros familiares en secreto, tesoros que supieron empeñar para fundar un pequeño grupo de mercenarios con el fin de obtener ingresos. Y aunque al principio todos en el Valle del Sol se reían de estos antiguos nobles caídos en desgracia, que ahora tendrían que trabajar para ganarse el pan, los Menlo consiguieron convertirse en la tercera fuerza más importante debido a que eran mejores combatientes, precisamente por su educación aristócrata.

En ese momento contaban con más de novecientos miembros. Y en puro poder de combate, solamente Falce Segador era su igual. En cambio, en cuestión de riqueza o recursos, la Banda de Drakar los superaba.

Pero el verdadero motivo por el cual se mantenían como la tercera facción en el Valle del Sol, era que su objetivo no era controlar el asentamiento en sí, sino juntar fuerzas suficientes para, un día, regresar a su reino y así recuperar todo lo que creían les pertenecía por derecho. Y para lograr ese objetivo, no les importaban ni los medios ni los modos. Por eso todos en el Valle del Sol sabían que lo mejor era no provocarlos.

Por su puesto que, aunque oficialmente no les interesase competir activamente por el control del Valle del Sol, si la oportunidad aparecía de pronto, la Casa de Menlo no la iba a dejar pasar.

La siguiente fuerza era la tribu de Katar. Se trataba de un grupo de familias bárbaras que provenían del gélido norte. En esos territorios la comida siempre era insuficiente y cada año, previo a la llegada del invierno, las diversas tribus se enfrentaban en sangrientos conflictos por controlar cada metro de territorio cultivable.

Además, los bárbaros se tomaban muy en serio la “Venganza de Sangre” en la que los familiares asumían como deber sagrado el desquite por cualquier ofensa hecha a uno de sus miembros. Por eso los acostumbraban matar a todo hombre, mujer o niño del pueblo de sus enemigos, incluso después de haber ganado la batalla, para prevenir que alguno de ellos intentase tomar venganza en el futuro.

Una tribu que resultaba perdedora en uno de los conflictos solo tenía dos opciones: escapar desesperadamente hacia el sur o ser completamente exterminada.

Todos los años, cuando llegaba el invierno, y la escasez de alimentos acrecentaba la lucha entre los pueblos del norte, cientos de estas tribus bárbaras derrotadas descendían desde las tierras septentrionales escapando de sus enemigos en busca de nuevos territorios, para apoderarse de ellos por la fuerza. Pero casi todas encontraban un fatídico final cuando alcanzaban las fronteras del Imperio Itálico.

Algunas de estas tribus conseguían salvarse jurando fidelidad al Emperador y así terminaban formando parte de las Tropas Auxiliares que luchaban junto con las Legiones. Otras conseguían evadirse y llegaban a fundar pequeños reductos en los rincones más escondidos, pero sólo si tenían mucha suerte.

Tal era el caso de la tribu de Katar, que llegaron del norte superando innumerables dificultades y se adentraron en el laberinto que era la Cordillera de Kerlan. Por designio de alguna deidad consiguieron avanzar sin llamar la atención de la Legión Grifón hasta que encontraron refugio en las montañas cercanas al Valle del Sol.

El territorio que dominaban era el más pobre de todos, pero su pueblo estaba acostumbrado a pasar penurias mucho mayores, de modo que para ellos la vida era mejor que cuando estaban en el norte.

Debido a sus escasos recursos, sólo contaban con seiscientos miembros aproximadamente, los cuales destinaban casi todas sus ganancias para asegurar el sustento de sus mujeres y ancianos.

La Tribu de Katar estaba compuesta por maliciosos combatientes que se especializaban en luchar de forma… bastante sucia. Oficialmente se dedicaban a ser “guardaespaldas” para los comerciantes que trasportaban mercancías, pero todos sabían que en realidad aceptaban todos los trabajos despreciables que nadie más tendría el estómago de realizar.

El anciano que los lideraba era un sujeto bastante cruel, ambicioso y libidinoso. Siempre estaba pensando en cómo aumentar el poder su facción. Por suerte era demasiado ignorante como para representar una seria amenaza a la seguridad del Valle del Sol o involucrarse en tratos excesivamente peligrosos.

Ninguno de aquellos bárbaros sabía leer, escribir o era capaz de producir algún tipo de arte; aunque la inteligencia les alcanzaba para saber cuándo los estaban estafando con el pago. También tenían costumbres muy desagradables, como nunca afeitarse y sólo bañarse dos veces por semana. A medida que te acercabas a su refugio… los podías oler.

La Banda de Drakar, Falce Segador, la Casa de Menlo y la Tribu de Katar eran las principales fuerzas que ostentaban la supremacía en el Valle del Sol, por lo menos hasta el momento.

Todos estos datos sobre la composición de sus fuerzas no eran sencillos de obtener y la mayoría de los habitantes del asentamiento los desconocía en su mayoría, a pesar de haber vivido toda su vida en el Valle del Sol. Pero el Manto Oscuro era experto en obtener información privilegiada y Emily se encargó de explicarle a Bryan todo lo que sabía sobre la política interna de este lugar olvidado por los dioses, hasta que tuvo bien claro el panorama general.

Aunque incluso si no supiese todos esos detalles, Bryan podía adivinar fácilmente lo tensas que eran las relaciones entre estos cuatro grupos. Bastaba que alguno evidenciase un momento de debilidad para que fuese aplastado por sus rivales.

La Banda de Drakar tenía 3,000 miembros actualmente, pero al principio no superaban los mil. El motivo por el que ahora eran el primer poder se debía únicamente a que se aprovecharon del caos que se generó tras la muerte del líder original de Falce Segador.

Del mismo modo, Bryan creía que podía utilizar el enfrentamiento entre estos grupos para elevar rápidamente la influencia de Los Cancerberos y por eso estaba deseoso de agitar aún más las aguas.

- Atacaré las propiedades de la Casa de Menlo esta noche. - Dijo Trunks luego de pensarlo un poco: - Tienen más dinero que la Tribu de Katar, así que quizá consigamos obtener un buen botín. -

- Asegúrate de prender fuego a cualquier cosa que puedas. - Agregó Bryan asintiendo mientras sonreía: - Quiero que todo el Valle del Sol sepa sobre este ataque en cuanto amanezca y nada llamará mejor la atención que una columna de humo a primera hora del día. La Casa de Menlo tendrá que entrar en acción, tanto para vengarse como para defender su reputación. Pero nunca sospecharán de nosotros porque no tenemos motivos para atacarlos. -

- No te preocupes, sé cómo hacerlo. - Respondió Trunks también sonriendo con cruel expectativa: - Yo y mis compañeros estábamos a cargo de los ataques furtivos cuando aún estábamos en Falce Segador y en el Bosque Oscuro aprendí muchos trucos nuevos. ¡Al amanecer tendrás todo el caos que deseas! -

- Bien, lo más importante es no exponerse y causar tanta destrucción como sea posible. Pueden saquear o matar como quieran, pero recuérdales deben hacerlo disciplinadamente, bajo tus ordenes, y sobre todo sin exponerse. ¡Retírense a la primera señal de problemas! -

Trunks asintió sin decir nada más e inmediatamente se subió a lomos de su Mantícora. En menos de unos segundos la bestia y su jinete desaparecieron en la oscuridad de la noche.

Una vez que estuvieron solos, Bryan se volvió hacia las damas y dijo: - Bueno, dado que los mercenarios de Falce Segador no honraron con su visita esta noche, creo que nos corresponde devolverles este gesto en el menor tiempo posible. ¿Mis señoras quieren acompañarme o prefieren esperar aquí? -

- ¡Por supuesto que vamos contigo! -

- No podría ser de otro modo! -

- Muy bien, pues. ¡Es hora, Gilberto! - Dijo Bryan volviéndose hacia el dragón: - La noche apenas ha comenzado y necesitamos llevar la muerte a nuestros enemigos. Este es el momento de utilizar ese camuflaje natural que hace a los Dragones Negros los amos del cielo nocturno. -

Gilberto sonrió y caminó hasta el centro del patio, donde tenía más espacio. Entonces una oscuridad terrible como una nube de tormenta lo envolvió por completo, y cuando esta desapareció todos pudieron ver que se había trasformado en la enorme criatura alada que era más grande que cualquier ave y más terrible que una pesadilla.

El Dragón Negro bajó su cuerpo los más cerca posible del suelo para permitir que Bryan, Phoebe y Emily montasen sobre su lomo. Luego emitió un graznido ronco antes de batir sus alas con fuerza, provocando un auténtico vendaval, mientras que usaba sus patas armadas con garras para impulsarse y así elevarse finalmente hacia el cielo.

Debido a su color junto con algún sortilegio natural, la figura del dragón se convirtió de inmediato en una sombra indefinida en apenas unos segundos, volviéndose visible por última vez cuando se puso en frente de la luz de luna y soltó un rugido triunfal. Luego enrumbó hacia el este y desapareció completamente en el cielo nocturno.

*****

Después de ser desplazados como primer poder en el Valle del Sol, Falce Segador no solamente perdió el derecho como administrador local, sino que también perdió la Gran Caverna, que ahora era el Bastión de la Banda de Drakar.

Para un grupo grande, como una organización de mercenarios, eso significaba salir a buscar un refugio afuera del sobrepoblado asentamiento. Lo cual también implicaba un montón de incomodidades por el árido territorio, el clima inclemente y sobre todo la constante amenaza de los Orcos y Bandidos.

Los grupos pequeños elegían construir sus refugios en lugares muy aislados y de difícil acceso, pero las principales fuerzas del Valle del Sol no podían dar apariencia de debilidad, así que, a punta de esfuerzo, cada una había construido algún tipo de bastión en el cual resistir. En particular Falce Segador consiguió edificar una fortaleza razonablemente firme en un tiempo sospechosamente rápido luego de abandonar el asentamiento, lo cual era un claro indicador de que el Culto de Idramón estaba financiándolos.

Esta fortaleza se encontraba al final del camino que conducía hacia un vado, que luego se dirigía hacia el sur. Conforme uno avanzaba, las colinas se acercaban y lo alto de los picos de la Cordillera de Kerlan se dibujaban en la oscuridad del cielo. Algunos kilómetros más allá, hacia el Oeste, había una hondonada ancha en las montañas, y desde allí un desfiladero se abría paso entre las colinas.

Los lugareños lo llamaban el Abismo, uno que se volvía cada vez más escarpado y angosto, serpeando desde el norte hasta que se perdía en los riscos poblados de cuervos, esas mismas montañas que se levantaban como torres imponentes a uno u otro lado, impidiendo el paso de la luz.

Sobre esta estribación se alzaban unos muros de piedra altos y antiguos, que circundaban un torreón bastante soberbio, construido con materiales que claramente habían sido fabricados en otro territorio para luego ser ensamblados en este lugar.

Además, los constructores también habían edificado una muralla desde el torreón hasta el acantilado más austral, cerrando así la entrada del desfiladero, por donde discurría una corriente que dotaba de agua limpia a toda la fortaleza y permitía que la suciedad saliese.

Detrás de la muralla existía una lengua de tierra verde, donde se podía cultivar apenas. En ese lugar se había construido una serie de almacenes y viviendas para el personal no combatiente (esclavos), mientras que los guerreros vivían en la torre.

De más estaba decir que tanto el torreón como el muro bajo que defendía el acceso al desfiladero estaban bien vigilados por robustos mercenarios de Falce Segador que examinaban minuciosamente su entorno e incluso el cielo circundante, en busca de cualquier rastro de una amenaza. Pero ni siquiera estos veteranos fueron capaces de detectar a Gilberto cuando los sobrevoló a varios kilómetros de altura, oculto por las nubes y la oscuridad de la noche.

Finalmente, el dragón descendió casi en completo silencio, algo increíble tratándose de una bestia tan grande, hasta que finalmente se apoyó en un acantilado cercano desde donde podían observar la fortaleza.

- Ahí hay más gente de lo que uno podría esperar. - Comentó Bryan entornando la mirada para enfocar: - Se supone que Falce Segador debería tener menos hombres que los 3,000 de la Banda de Drakar, pero abajo veo a varios cientos más de los que suponía. -

- ¿Cómo puedes saber cuántos son desde aquí? - Preguntó Phoebe, pues incluso sus sentidos mejorados no le permitían distinguir tantos detalles desde esa distancia.

Pero ella no sabía que Bryan no poseía ojos humanos, y si se concentraba de verdad era capaz de ver el aleteo de las polillas alrededor de las antorchas sobre el muro.

- Ahí hay al menos 2,000 hombres. Pero no todos parecen mercenarios. Algunos incluso tienen blasones sobre sus armaduras… Creo que es alguna clase círculo rojo. Si, es un disco con alas y rodeado por una serpiente. ¿Le suena a alguna de ustedes? - Preguntó Bryan haciendo como si no hubiese oído a Phoebe.

- Claro que sí. - Contestó Emily inclinándose hacia su oído para explicar: - Es el sello del Templo de Idramón y el símbolo de su deidad: El ojo coronado con alas. Idramón es un dios solar, pero no uno cualquiera. Es un dios de la guerra y la realeza, que representa el poder destructivo de los rayos solares. Un poder que otorga precisamente a los reyes del mundo para mantener el orden y destruir a quienes amenacen con romper el equilibrio del mundo. -

- ¿Es entonces un dios justiciero? - Preguntó Bryan con una expresión de duda. No entendía cómo era posible que este culto estuviese financiando el ejército privado de Sorin cuando su deidad era una defensora del bien común.

- No exactamente. - Respondió Emily pensativa: - Más bien lo definiría como un tipo de dios que se ocupa de defender la ley y el orden a toda costa. Mantiene la paz sin importar a cuantos hombres, mujeres o niños deban morir para mantener dicha paz. -

- ¡Por los dioses! - Exclamó Phoebe horrorizada.

- Exactamente. - Dijo Emily sonriendo con ironía: - Es por eso que el Pontífice Máximo, encargado de regular la religión del estado, les ha negado repetidamente el permiso para practicar su culto en el Imperio Itálico, a pesar de todos sus “opulentos” ofrecimientos. Nadie en su sano juicio quiere a esos locos vagando a placer en nuestros dominios. -

- ¿Pero? -

- ¿Pero…? -

- Por la forma en la que hablabas me pareció que venía un “pero” a continuación, Dama Emily. - Comentó Phoebe

- “Pero” - Respondió Emily asintiendo: - No se han rendido. Y más bien parecen desesperados por ingresar a nuestros territorios, aunque todavía no tenemos claro el motivo. El Valle del Sol no está vigilado por las autoridades y parece que pretenden usarlo como puente para este fin. Pero tengo que admitirlo, no me esperaba este despliegue de poder en un lugar tan pequeño. La Banda de Drakar seguramente no conoce nada al respecto y mis espías tampoco me informaron nada. Eso debe significar…  -

 - ¿Debe significar? - Preguntó Bryan interesado.

- Que alguien importante del Templo de Idramón ha venido de visita. Alguien lo bastante prestigioso como para justificar una escolta armada de semejante calibre. -

- Pues no podrían haber escogido un momento más o menos oportuno, dependiendo de cómo resulte todo. - Dijo Bryan con una sonrisa irónica.

- ¿A qué te refieres? -

- Dos personas bastante peligrosas parecen haberse invitado esta misma noche. -

- ¡¿Puedes verlos?! -

- Puedo sentirlos. - Respondió Bryan: - Ustedes pronto deberían notarlo también. -

Fue en ese momento que el viento les trajo el sonido de los gritos y el estruendo de los cuernos de los exploradores, que resonaban para dar la alarma. Poco después se encendieron antorchas en los muros y las flechas comenzaron a rasgar, silbando, la oscuridad.

Cuando los magos dispararon las primeras rondas de conjuros ofensivos, la luz de su magia iluminó la enorme figura del Gólem Blindado, que avanzaba inclemente hacia la puerta de la torre completamente invulnerable a todos los ataques que le arrojaban.

- Entonces ¿qué hacemos? - Pregunto Phoebe.

Bryan pensó por un momento antes de responder: - Bueno, ya conocemos lo peligroso que es ese Gólem. Y si además Egon decide unirse a esta refriega… dudo mucho que Falce Segador lo tenga fácil, aún con la ayuda de su misterioso visitante. En cualquier caso, eso no nos incumbe a nosotros. - Luego hizo una pausa antes de continuar: - Lo que sí es de nuestra incumbencia es que seguramente todos los guerreros se concentrarán en defender el muro bajo y la torre. -

- Nosotros podemos volar sin ser vistos. - Dijo Phoebe abriendo los ojos.

- Y la vigilancia seguramente se reducirá en otros sectores. Quizá como nunca antes. - Comentó Emily sonriendo.

- Alguien debería aprovecharse de ello. - Concluyó Bryan susurrando melodiosamente como si estuviese canturreando. Luego miró hacia la cabeza del Dragón para ordenarle: - Gilberto, quiero que vueles hacia la parte más alejada del muro bajo. Ahí él y yo vamos a saltar. - Dijo esto último señalando al Pequeño Esqueleto sobre su hombro.

- ¿Qué haremos nosotras? - Pregunto Phoebe.

- Ustedes permanecerán en el aire a lomos de Gilberto para dirigirlo. Quiero que destruyan todos los edificios de madera con su aliento de fuego y ácido. Concéntrense en los depósitos donde pueda haber cosas valiosas. Yo por mi parte desataré aún más el caos. - Dijo Bryan mientras su rostro adoptaba una expresión fría y severa.

La Esencia Mágica despertó en su interior, pero esta vez fue Bryan quien le permitió desatarse a placer. Sintió entonces que el deseo de matar nuevamente se apoderaba de él y se esforzó por enfocarlo en los hombres que eran sus enemigos.

Cuando el dragón descendió lo más posible sin correr riesgo de ser vistos, Bryan se dejó caer ágilmente desde unos diez metros de altura. Mientras se precipitaba hacia el suelo nevado, sus ojos volvieron a tornarse de color escarlata intenso al mismo tiempo que la sed de sangre se desataba.

Phoebe tenía los mejores sentidos de su grupo después de Bryan e inmediatamente se dio cuenta de terrorífica expresión que había mostrado justo antes de saltar. Normalmente se habría guardado sus pensamientos, pero tal era su preocupación que inconscientemente se acurrucó junto a Emily mientras preguntaba: - ¿Bryan estará bien? -

Emily sonrió tranquilamente y asintió: - ¿Acaso no lo está siempre? Lo mejor que podemos hacer ahora es seguir con su plan. -

Luego la Archimaga pateó firmemente uno de los costados de Gilberto.

- ¡Ey! ¡¿Por qué me pateas?! -

- ¡Adelante Dragón! ¡Vamos a atacar! - Bramó Emily como una auténtica reina: - Vuela hacia los depósitos que se encuentran al este. -

- ¡Si, mi señora! - Respondió Gilberto algo intimidado por la presencia imponente de la Archimaga.

Aunque luego susurró: - ¡No es justo! ¡¿Por qué solo a mí me tratan así?! -

*****

Había pasado la media noche y la sombra de la cordillera se veía como una enorme mole insondable de oscuridad que incluso superaba a la del cielo nocturno. Bryan emergió lentamente de las sombras como una criatura espectral que hubiese sido engendrada por esa misma penumbra.

Un destello pálido descendió a su costado. Era el Pequeño Esqueleto que aterrizó a su lado con un movimiento casi elegante. Tanto el Maestro como su Criatura contemplaron el paisaje que se extendía a sus pies desde un peñasco rocoso y vieron a lo lejos las espaldas de una gran cantidad de guerreros que corrían a defender los muros, completamente ajenos a su presencia.

- ¡Comencemos con la masacre! - Susurró Bryan apenas conteniendo el gran placer que le provocaba la idea de matarlos a todos.

El Dragón Gilberto y la Archimaga

Nota del Traductor

Hola a todos, soy acabcor de Perú. Hoy es 27 de octubre y nos acercamos al Día de la Canción Criolla. Donde celebramos el estilo musical que nació en la costa peruana con comida, danzas, instrumentos y nuestras mejores canciones. Aunque algunos todavía intentan que se celebre Halloween.

Halloween es una festividad pagana de los Celtas de Irlanda y gran parte de Europa del Norte, una tierra donde los inviernos son terribles y era muy difícil cultivar en tiempos antiguos. Los Celtas además creían que la naturaleza estaba dirigida por un cierto tipo de espíritus, de los cuales dependía que el invierno no durase demasiado o que las cosechas se diesen en abundancia suficiente como para permitirles sobrevivir.

En semejantes circunstancias, los celtas buscaban “congraciarse” con estos espíritus de la naturaleza y ganrase su favor. Para eso acudían a sus intermediarios, los Druidas. Estos sacerdotes realizaban ciertos rituales para complacer a los espíritus, el más famoso de ellos eran los sacrificios humanos, los cuales practicaban en enemigos vencidos y a veces en sus propios familiares.

Con el invierno cerca, precisamente en octubre, los Celtas acostumbraban realizar los sacrificios más importantes: Sus propios hijos. Cada año en octubre, varios niños de todos los pueblos de irlanda eran llevados a los bosques, maniatados, para ser degollados y arrojados a los pantanos para “complacer a los espíritus”.

Sabemos de esta práctica porque se han encontrado muchas “momias de pantano”. Resulta que los suelos europeos eran particularmente ácidos en tiempos medievales y romanos, lo cual permitió que muchos cadáveres de estos niños se preservasen a pesar del agua.

Con el tiempo llegaron los sacerdotes católicos a Irlanda y lucharon durante mucho tiempo para detener los sacrificios de niños en octubre. Tras mucho esfuerzo y evangelización convirtieron la “Fiesta de los Espíritus” en la “Víspera de todos los Santos” o “All Hallows 'evening”, donde se celebraba una festividad alegre en comunidad luego de la misa. Pero lamentablemente muchas personas siguieron tratando de recuperar el espíritu pagano y francamente malvado de esta festividad, hasta que lo consiguieron.

Cuando invitan a que los niños se disfracen de monstruos o fantasmas, lo que hacen es simbolizar el sacrificio humano de los niños, que son ofrecidos para invitar la presencia de espíritus del bosque. Y cuando estos “espíritus” piden dulces se simboliza el pago que se realizaba a los espíritus a cambio de que no lastimen a los mortales (Trick-or-treat).

También hay un cierto juego cromático, dado que los colores naranja y negro son los directamente opuestos al celeste y blanco, que se consideran los colores de Dios, aunque esto no tiene mucho que ver con irlanda sino con una época posterior. Además, en EE. UU muchos grupos pandilleros, criminales e incluso algunos cultos satánicos realizan ciertos ritos precisamente en Halloween, como el asesinato selectivo de ciertas personas, como método de iniciación.

Con esto no quiero decir que todos aquellos que celebran Halloween son personas locas que quieren sacrificar niños ni mucho menos. Pero si quiero dejar claro cuál es el auténtico espíritu de esta fiesta, de dónde proviene y qué es lo que se busca con ella: Representar de forma lúdica, una terrible práctica pagana de la Europa Nórdica.

Ahora, en lo personal, prefiero celebrar mi día de la Canción Criolla como la tradición peruana manda: Con mucha carne a la parrilla, cerveza, chicha morada, anticuchos, la mejor música y toda la familia reunida. Si vienen a pedirme dulces… colocaré un cartel de CUARENTENA para que no me molesten.

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Nos vemos en el siguiente capítulo.