201 ¡Apúrate, viejo chacal!

La energía de Bryan era tan poderosa, que su paso literalmente dejó un surco en el suelo rocoso. Su movimiento fue tan rápido que cortó el aire como si fuese un vendaval. Y su estocada fue certera, aplicando todos los principios de Destreza Vulgar que había aprendido ese mismo día, junto con su propia experiencia como combatiente.

Sin embargo, Egon sobrevivió. Cuando la punta del Desgarrador Sombrío arañó la superficie de su piel, la túnica oscura que cubría al Gran Mago comenzó a resplandecer con intensidad. Bryan maldijo en su interior, pues supo de inmediato que las vestimentas de Egon eran un Objeto Mágico que se activaba instantáneamente para salvarle la vida, en el momento en que el usuario estaba amenazado.

Bryan ya se esperaba algo como esto. En lugar de detener su ataque, continuó hacia adelante con toda su fuerza. La punta de su arma impactó contra una barrera desconocida, provocando un terrible estruendo. A pesar de haberle salvado la vida, el Objeto Mágico de Egon no pudo evitar que parte del impacto del Desgarrador Sombrío los afectase, provocando que perdiese el equilibrio por un instante. Un instante. Pero fue todo lo que Bryan necesitó para dar un paso hacia adelante y llevar su palma libre hacia el corazón despiadado del terrible anciano.

Mientras ejecutaba este segundo ataque, Bryan formó una bola concentrada del Conjuro de Fuego-Glacial Místico en su variante ardiente y desató una espantosa explosión en el momento en que entró en contacto con Egon. El impacto fue tan terrible, que los tímpanos de Bryan casi vuelven a reventarse. Por suerte toda la fuerza de su magia se dirigió hacia adelante.

Egon debió haber sido destruido por la explosión, quemado por el calor intenso o simplemente morir debido al impacto por ser arrojado volando varios metros. Sin embargo, cuando la humareda remitió, Bryan vio que el anciano había vuelto a envolverse a sí mismo en un terrible cúmulo de sombras tormentosas, adquiriendo temporalmente una naturaleza etérea. La maestría de Egon y su velocidad de conjuración habían sido tan rápidas, que pudo alejarse bastante y evitar que el segundo ataque de Bryan le hiciese todo el daño que pudo haberle infringido.

Justo cuando Bryan comenzaba a sentir miedo, notó que Egon se llevaba una mano al pecho de forma involuntaria, mientras que hacía esfuerzos para regular su respiración.

No salió indemne. ¡He conseguido herirlo!

- ¡Maldito y astuto mocoso! - Gritó Egon con el rostro desencajado por la ira y el odio. Habían pasado muchos inviernos desde que había sido herido con tanta gravedad. Pero lo que más le dolía era el orgullo de que alguien mucho más joven pudiese ser más inteligente y, sobre todo, malicioso. De inmediato extendió su mano libre para conjurar un enorme par de Garras Sombrías, cuyos dedos extendidos parecían capaces de cubrir por completo el cielo, pero que luego cayeron cerrándose sobre Bryan con una fuerza terrible, que provocó un segundo estruendo. El terreno frente al Gran Mago quedó completamente destrozado, el polvo lo inundaba todo, los escombros volaron por doquier.

Cuando el entorno se tranquilizó de nuevo, Egon se puso a buscar el cadáver de Bryan entre los escombros. Pero entonces notó algo y utilizó sus sentidos mágicos. Poco después abrió los ojos con sorpresa y bastante furia.

- ¡Espérame aquí, Belinda! - Rugió enojado antes de desaparecer, tras volver a rodearse del poder de las sombras.

****

- ¡Más vale que digan “de aquí corrió” que “aquí murió”! - Murmuró Bryan para sí mismo mientras aceleraba con toda la velocidad que era capaz.

Si su oponente hubiese sido Sorin, a él no le importaría batirse en un duelo a muerte. Porque incluso si sus mercenarios lo ayudaban, Bryan creía que tenía astucia suficiente como para encontrar un modo de salir airoso de un enfrentamiento.

Pero Egon era harina de otro costal. Desde el momento en que mostró su Dominio de las Sombras supo que no tenía esperanzas de derrotarlo en un enfrentamiento directo. Después de todo, ese poder era muy parecido a lo que tendría que ser la magia ancestral del Dominio Necromántico que había aprendido en el Cementerio de la Muerte y que hasta el momento era incapaz de ejecutar correctamente. La magia de un Gran Mago Oscuro estaba a la par de los Antiguos Necromantes y Bryan no tenía oportunidad en su contra sin hacer antes algunos preparativos. Por eso lo apostó todo a un ataque sorpresa.

Y cuando su segundo movimiento falló en matarlo, todo su pensamiento se enfocó en escapar lo más rápido posible. En el momento que Egon invocó esas enormes Garras Sombrías, Bryan ya había activado el Arte del Noveno Diagrama Celeste para escapar volando en la misma dirección que tomó el grupo de Sorin. El impacto del contrataque de Egon en realidad ayudó a que pudiese incrementar la distancia.

- ¡No escaparás, maldito mocoso! -

¡Mierda!¡Ya me alcanzó!

En efecto, la velocidad de Egon levitando superaba con creces a la que habían mostrado Emily, Duke, Félix o cualquier Archimago. Además, parecía que al rodearse de sombras Egon era capaz de desplazarse varios metros en menos de un parpadeo. Por suerte no parecía que pudiera hacerlo de modo constante y la distancia no era la misma que podía utilizar cuando su Dominio de las Sombras estaba activado a plena potencia, pero seguía siendo bastante impactante verlo desaparecer de repente cada cierto tiempo para reaparecer más cerca.

Sin embargo, cuando se trataba de escapar, era evidente que el Arte del Noveno Diagrama Celeste era muy superior, gracias a su flexibilidad y velocidad. Bryan se empleó a fondo y después de un aterrador minuto confirmó aliviado que la distancia entre ambos estaba aumentando gradualmente. Y así continuó hasta que lo dejó muy atrás.

En ese momento le pareció ver algo por el rabillo del ojo, como una sombra que se movía entre las nubes, siguiendo su recorrido. Pero cuando miró más de cerca no detectó nada. Y con un terrible enemigo persiguiéndolo, no podía darse el lujo de fijarse minuciosamente en el entorno.

Lo que sí pudo ver fueron las espaldas del grupo de Sorin, que corrían a lo lejos. ¡Qué triste espectáculo ofrecían a sus ojos! En su desesperación por escapar, muchos habían ido quitándose algunas partes de sus armaduras y ahora parecían más un grupo de bandidos que imponentes mercenarios.

Para aumentar sus posibilidades, los mercenarios del Falce Segador se habían dividido en cuatro grupos que corrían a cierta distancia uno del otro, pero era fácil saber en dónde estaba Sorin, porque el Archimago estaba levitando unos metros por encima de todos. Era bastante sorprendente que sus hombres no lo hubiesen abandonado hasta el momento, porque era él a quien Egon quería matar más, por culpa de su abuelo.

¡Se nota que están en muy buena forma y corren bastante bien!¡A ese ritmo llegarán al Valle del Sol antes de que Egon los alcance!” Pensó Bryan irónicamente: “Ocupémonos de que no suceda.” E inmediatamente extendió su mano para conjurar a cuatro Lanzas de Hueso directamente contra la espalda de Sorin.

Los mercenarios eran buenos guerreros y sintieron la amenaza. Un par de espadachines destruyeron los afilados proyectiles con un movimiento de su espada. Pero Bryan no se inmutó por esto. Simplemente volvió a arrojar más y más de esas afiladas jabalinas, porque sabía que, al bloquearlas, el grupo tenía que reducir la velocidad.

- ¡Maldita sea! - Gritó Sorin cuando finalmente no pudo evitar tener que darse la vuelta para bloquear las Lanzas de Hueso con una barrera. Entonces miró a Bryan que volaba uno metros detrás suyos, sonriéndole de un modo bastante siniestro antes de volver a atacarlo.

- ¡Ejecución Difractaría! -

De pronto un auténtico enjambre de hilos luminosos brotó a gran velocidad de las manos de Sorin, como una red que destruía todo lo que estaba en frente suyo, expandiéndose conforme avanzaba. Las Lanzas de Hueso desaparecieron casi inmediatamente ante el primer contacto y seguramente el propio Bryan hubiese recibido daños severos, quizá incluso letales, de haberle impactado con éxito. Pero sus sentidos sobrehumanos le permitieron ver los detalles de esta magia de ataque, que para cualquier otro hubiese sido imperceptible. Se trataban en realidad de cientos de pequeños rayos de luz que destruían lo que tocaban y al mismo tiempo rebotaban, cambiando de dirección casi instantáneamente, hasta finalmente formar una trampa mortal que literalmente pulverizaba a su víctima.

Bryan tuvo que esforzarse bastante, pero consiguió esquivar la mayor parte de los rayos al adivinar su trayectoria. También usó la superficie pulida del Desgarrador Sombrío para reflejar algunos de ellos. Aun así, gran parte de su armadura estaba ahora inservible. También sufrió algunas heridas dolorosas, pero evitó que le atinasen en un órgano importante.

Bien hecho. ¡Pero no te daré otra oportunidad!” Pensó Bryan mientras avanzaba. En ese momento la Esencia Mágica aumentó al máximo sus poderes para ayudarle a moverse más rápido y al mismo tiempo reforzó su regeneración. De modo que no solamente llegó en un segundo frente Sorin, sino que cuando lo hizo, ya no estaba sangrando.

De inmediato Bryan desató una explosión de Fuego-Glacial Místico, aunque Sorin consiguió protegerse con una barrera. Pero la sorpresa hizo que se descuidase y no notase un segundo ataque de Agonía del Alma. Normalmente un Archimago sería inmune a una maldición tan elemental, pero Sorin estaba bastante agotado tras su combate con Egon y el poder de Bryan era tan grande, que incluso un conjuro básico era cuatro veces más poderoso.

Sorin consiguió evitar el dolor de la Agonía del Alma, pero sufrió un fuerte impacto físico que le hizo sentirse mareado y retrocedió asustado. Su capacidad de concentración sufrió un fuerte revés, se encontraba herido y también había gastado buena parte de su Fuerza Mental. Bryan sonrió mientras arrojaba su Desgarrador Sombrío para darle el golpe decisivo, pero dos espadachines del Falce Segador saltaron para bloquear el ataque.

Los hombres de Sorin no esperaban que un mago como Bryan prefiriese acercarse tanto para atacar, pues los magos siempre favorecían el combate a distancia. Pero finalmente se recuperaron de la sorpresa y lanzaron una serie de ataques coordinados bastante efectivos. Ahora fue Bryan quien tuvo que alejarse para evitar ser lastimado, pues, aunque podría haber derrotado a estos mercenarios individualmente, juntos eran un peligro a tener en cuenta.

Bryan estaba pensando en invocar a una tropa de Guerreros Zombis y retrasar a los mercenarios, para luego cegarlos con el hechizo de Niebla Negra. Pero entonces notó que los grupos dispersos de Falce Segador, que originalmente escapaban en otras direcciones, ahora estaban regresando rápidamente para reunirse. Parecía que se habían dado cuenta de que su líder estaba en peligro y venían a auxiliarlo.

Uno de los espadachines notó que Bryan vacilaba en atacar, así que rápidamente tomó una decisión y gritó: - ¡Capitán, escape! ¡Lo retendremos todo lo que podamos! -

- ¡Prometo que los vengaré! - Respondió Sorin, abandonándolos de inmediato.

Todos los mercenarios sabían que, aunque pudiesen luchar contra Bryan, nunca podrían derrotar a Egon, el cual seguramente los alcanzaría si se quedaban peleando ahí. Sin embargo, los mercenarios eligieron sacrificar sus vidas para permitir que su líder escapase.

Era una lástima que unas personas tan leales hubiesen elegido seguir a un hombre despreciable como Sorin, que ni siquiera intentó fingir que se sentía mal por la próxima muerte de sus hombres y solamente le dio una última mirada de profundo odio a Bryan, antes de escapar.

¡Mierda! ¡Ese viejo maldito está cerca! ¡No tengo tiempo de lidiar con una pequeña tropa ahora mismo!” Maldijo Bryan mientras veía alejarse al Archimago. Pero no podía seguirlo, porque varios arqueros y magos de Falce Segador comenzaron a atacarle con todo lo que tenían, así que tuvo que ponerse a esquivar. Si Bryan les daba la espalda en ese momento, bien podría quedar incapacitado. En particular le preocupaba la puntería de los arqueros, que estaban usando flechas especiales con puntas perforadoras, las cuales lo lastimarían seriamente a pesar de su cuerpo reforzado si le atinaban, sobre todo ahora que su armadura estaba destrozada.

Los mercenarios habían comprendido rápidamente lo peligroso que podía ser Bryan, así que, en lugar de juntarse en un solo bloque para enfrentarlo, se habían mantenido divididos en grupos de cinco o seis personas, que rápidamente se dispersaron a su alrededor, de modo que tenía que vigilar en varias direcciones al mismo tiempo.

¿No tengo más opción que rendirme y escapar?

Justo cuando comenzaba a formular ese pensamiento, Bryan volvió a notar que algo parecido a una sombra en el cielo, aunque esta vez pudo sentir claramente que se acercaba rápidamente. Por un instante temió que se tratase de Egon, pero un instante después, Bryan sonrió con una mezcla de alegría y algo de ironía.

De repente se escuchó un espantoso rugido. Acto seguido, una enorme criatura cayó del cielo, impactando directamente contra uno de los grupos de mercenarios, matando a varios de los arqueros en el proceso. Se trataba de un enorme león con alas de murciélago y cola de escorpión, que muy pronto comenzó a hacer estragos entre los sorprendidos mercenarios, muchos de los cuales se habían quitado la armadura cuando escapaban y ahora no tenían protección contra los espantosos colmillos y garras afiladas de la bestia.

Sobre el lomo de la Mantícora se encontraba, como es natural, aquel que era temido y admirado por todos aquellos que alguna vez habían ido de aventuras en el Bosque Oscuro: Trunks, el Cazador de Monstruos.

- ¡Trunks! - Gritó Bryan, saludándolo eufórico. Ahora entendía por qué le había parecido ver una sombra anteriormente. Solamente alguien como Trunks sería capaz de acercarse sin ser detectado a un Gran mago como Egon y a un Mago Demoníaco como Bryan.

- ¡Hablamos luego! - Respondió Trunks apurado: - ¡Yo me encargaré de ellos! ¡Tu sigue persiguiendo a Sorin! ¡Si logras matarlo, estaré en deuda contigo! -

- Sea. ¡Pero ten cuidado con el viejo monstruo que nos está siguiendo! ¡No te atrevas a enfrentarlo!¡Deja que me siga persiguiendo a mí! - Respondió Bryan inmediatamente y se elevó mucho más en el aire, para luego salir volando a toda prisa en la dirección donde Sorin había escapado. Por la expresión de su rostro, supo que el Cazador de Monstruos tenía un profundo rencor contra estos mercenarios, así que le dio una serie advertencia, temiendo que el furor de su ira lo hiciese volverse víctima de Egon.

Los mercenarios de Falce Segador hicieron un ademan de detener a Bryan, pero Trunks ya estaba cargando a lomas de su Mantícora, desatando una carnicería en todo aquel que se descuidase por un momento.

- ¡Maldito seas, Trunks! ¡Nos atacas a traición! - Gritó uno de los espadachines.

- ¡¿Te atreves a llamarme traidor?! - Vociferó Trunks en respuesta mientras espoleaba a su Mantícora para volver a cargar contra otro grupo de mercenarios: - ¡El aire que ustedes respiran insulta la memoria de nuestro capitán! -

Trunks volvió a atacar con un odio tan grande que era terrible de ver. Su mantícora se lanzó como un león entre un grupo de carnero y comenzó a desatar cortes espantosos a diestra y siniestra, mientras que su col osa balanceaba para arrojar las púas venenosas. Y Trunks combatía desde su lomo, blandiendo su espada de Hoja Ancha que golpeaba con la misma fuerza de un martillo y cortaba con la violencia de un hacha.

La estrategia de mantenerse divididos en pequeños grupos para atacar, que había funcionado contra Bryan, era completamente ineficiente contra una bestia tan rápida y fuerte como la Mantícora, sobre todo cuando llevaba a un Maestro de Espadas sobre su lomo, capaz de multiplicar muchas veces su capacidad ofensiva. Así que los mercenarios se apresuraron a batirse en retirada, mientras trataban de reunirse en una unidad compacta.

Pero Trunks no les permitiría hacerlo. El Cazador de Monstruos sonrió de un modo despiadado y comenzó a tratar a los mercenarios como si fuesen una presa más.

En ese momento Egon llegó levitando. Su poder era tan grande, que tanto los hombres como la Mantícora se detuvieron por un momento para mirarlo y no se atrevieron a moverse. Pero el Gran Mago del Culto de Caelos simplemente los barrió con la mirada una vez. Y tras confirmar que ni Sorin ni Bryan se encontraban ahí, decidió no perder su tiempo. Sus instintos agudos le permitían sentir el rastro de la magia, así que rápidamente supo en qué dirección habían escapado sus presas y se alejó volando en pos de ellos. 

*****

Bryan era una persona bastante pragmática. Una vez que tomaba una decisión, la llevaba a cabo de la mejor forma, siempre tratando de no involucrarse emocionalmente cuando era posible. Había visto en persona lo peligroso que era dejarse llevar por la ira o la emoción momentánea, pues eso terminó siendo la tumba de más de uno de sus enemigos.

Sorin lo había insultado y cortejado a una de sus mujeres; era una persona traicionera, rencorosa y con contactos en el culto de Idramón; poseía un poderoso ejército de mercenarios, que estaban dispuestos a morir para defenderlo; comandaba el segundo poder en el Valle del Sol, donde se encontraba el valiosísimo Emplazamiento Extremo de Agua que tanto necesitaba para refinar a su nuevo Zombi Élite; Y encima de todo, Bryan acababa de experimentar en su propia carne lo poderoso que Sorin era individualmente, pues las heridas que le provocó su Ejecución Difractaria todavía le dolían a pesar de que su Esencia Mágica ya casi había terminado de regenerarlas.

Por lo tanto, mientras Sorin viviese, Bryan no podría tener tranquilidad. Ergo, Sorín debía morir. Cuanto antes, mejor. Fue con ese pensamiento, no con odio o con rencor, que Bryan arrojó su Desgarrador Sombrío contra el cuello desprotegido de Sorin, en cuanto estuvo lo bastante cerca. Una vez que la molestia desapareciera, ya se permitiría sentir regocijo o cualquier otra emoción.

Sin embargo, a pesar de que el ataque furtivo de Bryan tendría que haber sido perfecto, el molesto Archimago volvió a sorprenderlo. Porque un extraño disco de energía dorada brilló justo cuando su arma iba a cercenarle el cuello y le salvó la vida.

¡Carajo! ¡No me digas que también tiene un Objeto Mágico de Protección!” maldijo Bryan en su interior: “¡Este tipo es más difícil de matar que una jodida cucaracha!

Por supuesto, el Archimago se dio la vuelta. Bryan no se molestó en intentar ocultarse, porque sabía perfectamente que un ataque sorpresa ya no era una opción. Así que llamó nuevamente al Desgarrador Sombrío hasta la palma de su mano y se preparó para un enfrentamiento a muerte.

- Tengo que reconocer que para ser un cretino de cuarta, eres bastante tenaz. - Dijo Bryan con una expresión malhumorada.

Sorin por su parte parecía una rata histérica y ya no tenía nada de la actitud presuntuosa que hasta entonces solía mostrar. Sus ropas estaban rasgadas, su cabello revuelto, había gastado la mayor parte de su Fuerza Mental y encima perdió su precioso báculo mágico en su combate con Egon, de modo que hacer cada conjuro le resultaba mucho más difícil.

- ¡¿Por qué insistes en perseguirme?! - Gritó Sorin desesperado.

- ¿Si fuese al revés, no harías lo mismo? - Respondió Bryan sonriendo con ironía: - De hecho, te metiste en este problema por tenderme una emboscada. -

- ¡¿Acaso eres imbécil?! ¡¿No entiendes ambos moriremos si ese monstruo de Egon llega a alcanzarnos?! -

- Lo que entiendo es que, de cualquier modo, todos mis problemas se terminarán esta noche. - Dijo Bryan con sorna, como si no importase.

- ¡Loco! - Exclamó Sorin aterrorizado: - ¡Eres un maldito loco! -

- Y tú eres un estúpido por haberte metido conmigo. - Respondió Bryan y su sonrisa desapareció para ser reemplazada por una expresión asesina. Luego dio un pisotón para impulsarse hacia adelante, al mismo tiempo que conjuraba tres Lanzas de Hueso por delante suyo.

Sorin destruyó las jabalinas con una rápida barrera. Pero ahora tenía que lidiar con Bryan, que aprovecho el instante para acercarse y lanzar una violenta cuchillada con el Desgarrador Sombrío. Sorin conjuró una nueva barrera para salvarse, pero esta vez no pudo evitar por completo que el impacto lo alcanzase. De modo que, aunque el arma mágica no llegó a herirlo, si lo lanzó volando unos tres metros hacia atrás.

El Archimago de la Luz perdió el equilibrio y casi llega a caer, pero utilizó alguna magia de levitación para elevarse en ese momento, salvándose de la humillación de rodar por el suelo. Bryan estaba a punto de volver a atacar, cuando sintió la amenaza a sus espaldas.

Un par de enormes Garras Sombrías aparecieron a ambos lados y casi vuelven a aplastarlo. Pero Bryan consiguió saltar hacia adelante justo a tiempo para librarse y cuando alzó la mirada vio que Egon ya los había alcanzado.

El Gran Mago los miraba con una expresión tan maléfica, que seguramente traumatizaría los sueños de muchos valientes, si llegasen a verlo. Encima estaba envuelto en un aura de oscuridad tan grande, que uno podría creerlo capaz de tragarse la luz del sol.

Sorin se quedó mudo de miedo. Era entendible y lo que cualquier persona normal hubiese hecho en su lugar. Pero para sorpresa del Archimago, o cualquier otro que hubiese estado en su lugar; Bryan se levantó con una sonrisa de oreja a oreja, se llevó ambas manos a la boca y gritó con sorna: - ¡Por fin llegaste, viejo chacal! ¡Teníamos miedo que, por senil, te hubieses perdido! -

Si alguien hubiese dejado caer un balde de agua helada sobre todos los presentes, no hubiese conseguido sorprenderlos igual. Egon era seguramente uno de los seres más poderosos y peligrosos que existían en el mundo, pero Bryan lo acababa de insultar flagrantemente, como si fuese un simple viejo cascarrabias. Tan impactante fue esto, que todos ellos se quedaron paralizados por un momento.

Pero luego el tiempo volvió a correr: La cara de Sorin palideció como la de un muerto y los ojos de Egon se volvieron fríos como los de un tiburón a punto de matar.

- Todos morirán. - Susurró entonces el gran mago, mientras que sus poderes estallaban con mayor fuerza que nunca.

- ¡Por qué dijiste eso! - Exclamó Sorín mirando a Bryan pasmado, como si no pudiese creer lo que ocurría: - Ahora él nunca nos dejará escapar. -

- Yo no tengo que escapar de él. - Respondió Bryan encogiéndose de hombros: - ¡Sólo tengo que ser más rápido que tú! -

Y tras decir esas palabras, dio un fuerte pisotón y comenzó a alejarse volando a toda velocidad. Sorín despertó entonces de su estado de pánico e intentó hacer lo mismo. Pero aún mientras se alejaba, Bryan se dio media vuelta y comenzó a arrojarle varias rondas de Lanzas o Flechas de Hueso directamente al Archimago, que finalmente comprendió la estrategia de su enemigo.

“Solo tengo que ser más rápido que tú”

Básicamente Sorin se encontraba ahora mismo entre Egon y Bryan. Este último le estaba lanzado ataques veloces que no consumían mucha Fuerza Mental, pero, aunque no lo dañasen, servían para ralentizarlo. Desesperado, Sorin trató de avanzar a la fuerza, utilizando un conjuro de amplio rango, pero entonces…

- Prisión Ósea. - Exclamó Bryan, conjurando los pilares de huesos con púas afiladas que rodearon rápidamente a Sorin, encerrándolo en su interior.

Por supuesto que el Archimago pudo librarse de este conjuro necromántico con facilidad, dado que su magia era la más dañina contra la necromancia, pero aun así le tomó unos preciosos segundos, en los que no pudo moverse ni ver. Además, debido al gran gasto de Fuerza Mental que había tenido que hacer al principio para enfrentarse a Egon, inevitablemente el hechizo de levitación del Archimago comenzaría a fallar, reduciendo su velocidad, tal y como Bryan sabía que ocurriría.

Sorin era un cobarde traicionero, pero no era estúpido. De inmediato se dio cuenta de que si seguía huyendo solo perdería fuerzas en vano, porque lo alcanzarían antes de llegar a la entrada del Valle del Sol. Así que hizo tripas el corazón y se dio la vuelta para enfrentarse al Gran Mago.

 - ¿Ya no intentas escapar? - Susurró Egon con una expresión gélida, pero alzando una ceja. Aunque le molestaba dejar que Bryan escapase, se daba cuenta de que la magia desconocida que usaba para volar era incluso más rápida que la suya, así que decidió concentrarse primero en matar al nieto de su odiado enemigo: - Te haré un favor y terminaré con tu miserable vida ahora. No te preocupes, niño. Muy pronto enviaré a tu abuelo a hacerte compañía en el vacío. -

- ¡Tú me obligaste a hacer esto! -  Gritó Sorin de repente y extrajo de su Anillo Espacial un extraño orbe de dorado, con runas mágicas inscritas, que procedió a arrojar con todas sus fuerzas mientras conjuraba: - ¡Séptimo Halo Supresor! -

Las runas en la superficie del orbe resplandecieron con intensidad y de su interior emergió una poderosa barrera en forma de cúpula que tenía siete capas. El misterioso orbe dorado se mantuvo flotando por encima de la cabeza del Gran Mago como si fuese la piedra angular, emitiendo pulsos enormes de poder mágico para mantener el conjuro que de pronto atrapó en su interior a Egon.

- El Séptimo Halo Supresor es la barrera de inmovilización más efectiva, pero solamente un Gran Mago de la Luz podría conjurarla. - Comentó Egon con tono curioso, y su voz resonó desde el interior como si estuviese en otra habitación: - ¿Ese Objeto Mágico te lo dio tu abuelo? Es bastante impresionante, pero no podrá inmovilizarme aquí por mucho… -

- Relámpagos Encadenados. -

De las palmas extendidas de Sorin brotaron un par de rayos, pero no fueron directamente contra Egon, sino que se introdujeron en el orbe del que brotaba la barrera luminosa. Desde ahí, los rayos ingresaron en el interior y comenzaron a rebotar de modo intermitente entre las siete capas defensivas, provocando un intenso destello que iluminó el entorno.

- Ya veo. Por eso invocaste primero el Séptimo Halo Supresor. - Comentó Egon con un tono curioso e increíblemente relajado, a pesar de estar encerrado en lo que parecía un cúmulo de relámpagos que crecía en intensidad.

Lo que el Archimago de la Luz había hecho era nada menos que una Coalescencia Mágica, una combinación entre magia de Luz y Relámpagos. Podía parecer simple, pero no lo era. Solamente los mejores magos eran capaces de combinar poderes de distintas naturalezas para que operasen en conjunto.

Que Sorin pudiese usar un conjuro de la Magia del Trueno siendo él un Mago de la Luz ya era algo extraordinario. Pero que fuese capaz de realizar una Coalescencia Mágica con estos mismos poderes, demostraba que era inmensamente talentoso.

Por supuesto, mucho de esto se debía al artefacto que el Abuelo de Sorin le había dado, el cual ya contenía en su interior todo el poder del conjuro Séptimo Halo Supresor. Luego el Archimago le había añadido los Relámpagos Encadenados, aprovechando su efecto de rebote sobre las barreras, para provocar una terrible reacción en cadena cuya fuerza incrementaba por momentos. La idea era que, cuando las capas de Luz que encerraban a Egon desapareciesen, se encontraría rodeado por un campo de rayos infinitamente más poderoso, que estallaría al instante. Si hubiese que describirlo de algún modo sería…

- ¡Es una magnifica y retorcida obra maestra! - Dijo la voz de Egon desde el interior de la barrera inundada de rayos: - Realmente tienes mucho talento. Si te dejase crecer, definitivamente habrías vuelto una espina clavada en el costado de nuestro Culto de Caelos. ¡Será mejor que te mate cuanto antes! -

- ¡¿Matarme?! ¡Sigue soñando! - Exclamó Sorin sonriendo, pues viendo que había conseguido atrapar al Gran Mago, las ínfulas volvieron a despertar en su interior: - ¡Ni siquiera tú podrías deshacer al Séptimo Halo Supresor! ¡Y en cuanto la barrera se desvanezca, sufrirás una muerte instantánea por toda la energía de los relámpagos que se están acumulando en su interior!  -

El artefacto que su abuelo le dio era un tesoro de valor incalculable de un solo uso, que seguramente nunca podría recuperar, pero valdría la pena perderlo si con eso podía salvar su vida y matar a Egon ¡Ya comenzaba a imaginar todos los honores que el Templo de Idramón le concedería cuando les llevase pruebas de que había matado a uno de sus enemigos más temidos y odiados!

Tan exultante se sentía, que no aprovechó para escapar. Y en su lugar se quedó observando como la magia más poderosa que nunca había desatado entraba en funcionamiento.

- Tienes razón, mocoso. Ni siquiera yo podría contrarrestar una magia como esta desde su interior. - Respondió Egon riendo: - Pero olvidas el hecho de que tú no eres quien la realizó, sino el artefacto. ¡Y al ejecutar la coalescencia con la magia del trueno, inevitablemente cambiaste un poco la matriz que controla el hechizo de tu abuelo!  -

- ¡¿Qué?! - Dijo Sorin con la misma expresión que si se hubiese atragantado.

- ¡Ahora lo único que tengo que hacer es destruir ese orbe con poder puro! - Contestó Egon y entonces desató de golpe toda su aura poderosa. Usualmente los Objetos Mágicos que almacenaban conjuros servían para que un mago de nivel inferior pudiese usar magias de niveles superiores. Pero Egon ya era un Gran Mago por derecho propio y sus poderes eran el opuesto directo al del conjuro Séptimo Halo Supresor. Además, Sorin sin querer modificó la matriz. El Aura Oscura se desató del cuerpo del anciano como un maremoto y la superficie del orbe comenzó a resquebrajarse rápidamente.

Sabiendo lo que estaba a punto de pasar, Sorin sacó el talismán que llevaba en el cuello, el artefacto protector que su abuelo le había dado para salvarle la vida en casos extremos y le infundió la poca magia que le quedaba todavía.

La barrera de Sorin

Una barrera mágica circular, la misma que lo había salvado del ataque furtivo de Bryan, apareció en frente del Archimago, justo en el momento en que el orbe se rompía y todo el poder contenido se liberaba con una terrible explosión.

La fuerza del impacto superó todo lo que Sorin podría haber imaginado. La barrera consiguió protegerlo, pero terminó destruyéndose junto con el artefacto que la contenía.

Este fue, junto con el orbe, el segundo de los dos tesoros invaluables que su Abuelo le había entregado y que ahora ya no existían. Su perdida era algo devastador para el ánimo de alguien tan orgulloso como el joven líder del Falce Segador y Egon sonrió sabiendo que no solamente había demostrado la inmensidad de su poder, sino que al mismo tiempo acababa de darle un golpe psicológico terrible al nieto de su enemigo. Pero el destino todavía no quería que Sorin muriese y alguna deidad debía haberse encaprichado con salvar su vida.

Lo que sucedió fue que la fuerza de la explosión terminó enviando a volar al Archimago muchos metros en el aire. Y tuvo la increíble suerte de que justo fue en dirección al asentamiento del Valle del Sol. Egon no lo supo de inmediato, pero al destruir la barrera mágica, sin querer terminó ayudando a Sorin a llegar mucho más rápido al lugar al que tan desesperadamente escapaba.

Cuando el Gran Mago se dio cuenta de lo que había sucedido, la sonrisa murió en su rostro, y rápidamente se precipitó en pos de Sorín. Pero para romper el Séptimo Halo Supresor necesitó usar una gran cantidad de magia y el golpe que recientemente había recibido del Segador Sombrío comenzaba a dolerle. Así que su velocidad no fue tan rápida como lo hubiese querido. 

*****

Sorin logró ejecutar el hechizo de levitación justo a tiempo para salvarse de morir por la caída, pero aun así terminó tirado en el suelo como un estropajo con forma humana. Durante toda su vida jamás se había encontrado en una situación tan patética.

El otrora glorioso líder del Falce Segador estaba escupiendo sangre por la garganta, buena parte de sus cabellos terminaron chamuscados, temblaba de forma incontrolable, su cuerpo estaba cubierto de tierra, se había roto algunas costillas y sangraba por diversos lugares. La gran magia que era su carta de triunfo y de la que tan orgulloso estaba, fue completamente superada por Egon con absurda facilidad. Sus dos tesoros más valiosos; el orbe dorado que contenía el conjuro Séptimo Halo Supresor y el talismán con la barrera defensiva, que salvaguardó su vida muchas veces; ahora estaban destruidos, al igual que su precioso báculo mágico.

- ¡Maldición! ¡Ya no puedo más! - Susurró Sorin con mucha dificultad, debido a que sus labios estaban agrietados. Poco después se las arregló para levantarse, aunque necesitó hacer un gran esfuerzo, pues ya no le quedaba magia que pudiese utilizar.

Cuando consiguió levantar la vista, notó dos cosas. La primera era que el alba ya estaba por despuntar. Y con el primer albor sus ojos vieron que se encontraba a pocos metros del Asentamiento del Valle del Sol. ¡Una vez que ingresase dentro de sus muros estaría a salvo! Pues si bien era cierto que la banda de Drakar y el Falce Segador eran enemigos, TODOS los mercenarios seguirían el acuerdo tácito de mantener el orden a toda costa, sin importar quién fuese el infractor.

Si alguien intentaba matarlo en el interior del asentamiento, le estaría declarando la guerra a todas las facciones en el interior. Además, cerca de los muros había muchos miembros veteranos del Falce Segador, que podían reunirse para ayudarlo en muy poco tiempo.

Con la salvación tan cerca suyo, Sorin encontró el modo de sacar fuerzas de flaqueza, y avanzó casi arrastrándose como un mendigo, por pedregoso camino. Cada paso le dolía, cada respiración parecía llevarse consigo un poco de sus pulmones y las articulaciones protestaban con el menor movimiento, pero siguió adelante.

Entonces se tropezó con una piedra y volvió a perder el equilibrio. Sorin luchó por levantarse nuevamente, aunque la visión comenzaba a volverse borrosa para él, debido al contragolpe que ya comenzaba a sentir por haber usado toda su magia.

- Hola señor Sorin. ¿Se encuentra bien? ¿Necesita que le ayude? - Dijo de pronto una voz socarrona en frente suyo y la sombra de una persona bloqueó por un momento su visión de las primeras luces del amanecer.

Cuando Sorin levantó con esfuerzo la cabeza para bien quien le estaba hablando… comenzó a derramar lágrimas por la desesperación.

Bryan estaba a unos metros de distancia, con una espada en la mano y una sonrisa despiadada. Se había posicionado precisamente en medio del camino, bloqueando su única ruta hacia el asentamiento.

Y era evidente que no tenía la menor intención de dejarlo escapar con vida.

- Hola señor Sorin. ¿Se encuentra bien? ¿Necesita que le ayude? -

Nota del Traductor

Hola a todos, soy acabcor de Perú, donde el comunismo se expande cada día más, ahogándonos en la miseria, por culpa del maldito expresidente Vizcarra. ¡Que su nombre sea recordado como el del criminal genocida más grande de la historia del Perú!

Esta vez me he demorado un poco debido a un error ridículo con la página, que finalmente pude solucionar hace poco, pero aun así creo que hice un excelente trabajo. En principio el capítulo original se llamaba “Apúrate, perro viejo” pero aquí en Latinoamérica la palabra perro tiene otras connotaciones.

En cambio, uno le dice “chacal” usualmente a un jovencito, así que me pareció irónico utilizar esa palabra, para remarcar a la grosería del prota hacia el anciano Egon.

La pelea inicial de Sorin con Bryan y la “Ejecución Difractaria” fue modificada casi en su totalidad y agregué otro ataque nuevo a la magia de la Luz, porque, como recordarán, el original básicamente lo único que hace es aparecer espadas de luz. El ataque que yo le pongo en cambio es una clara referencia al “Relámpago de Plasma” de Aioria de Leo, que seguramente todos los nacidos en los noventa recordarán.

La aparición de Trunks es mucho más rápida y casual en el original. Además, pasa más tiempo hablando de forma rencorosa con los mercenarios que peleando con ellos, y eso simplemente parecía fuera de su personaje. Por eso lo modifiqué reduciendo sus diálogos y aumentando su tiempo de batalla.

Luego modifiqué el último combate entre Sorin y Egon, agregando cosas como los artefactos y nuevos poderes como el Séptimo Halo Supresor. El motivo fue explicar el hecho que un Archimago pudiese aguantar tanto tiempo una pelea con un gran mago. Recuerden que, en el libro anterior, Bryan y Emily matan rápidamente a Duke, que también era Archimago. Así que quería hacer una batalla espectacular, pero no demasiado igualada.

Toda la lucha está inspirada en una del anime Tokio Raven, creo que es la más interesante de todas. El artefacto y la explosión fue agregado porque en el original Sorin se libra lanzando unos relámpagos, pero no tiene sentido que un Gran Mago se vea obstaculizado por esto. También me costó mucho, pero conseguí encontrar muchas imágenes perfectas para ilustrar.

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Nos vemos en el siguiente capítulo.