301 Victoria interior

En el glacial el Extraño sonreía y se regodeaba mientras contemplaba el corazón palpitante que había pertenecido a Bryan. Una victoria semejante sobre un mortal tan poderoso era algo que jamás pudo conseguir en el pasado, así que se sentía henchido con una alegría malvada y sus carcajadas encontraron eco en todos los glaciares.

- ¡Éxito absoluto! ¡Nadie podrá detenerme ahora! - Dijo el Extraño luego de respirar con fuerza para contener la risa y entonces se volvió hacia el niño misterioso que lo observaba todo sin moverse: - ¡Ni siquiera usted fue capaz de detenerme! Un alma, un cuerpo y poder capaces de romper las reglas de ésta y varias dimensiones ahora nos pertenece. Cuanto lo siento por ustedes. Ten por seguro que destruiremos los cimientos de todo lo que han construido. -

Contrario a lo que esperaba, el niño no reaccionó mal. De hecho, su sonrisa enigmática no se alteró en lo más mínimo, aunque levantó un poco la ceja derecha antes de decir: - Ten cuidado, pequeño Extraño. Casi podría jurar que acabas de retarme. -

La sonrisa del Bryan falso desapareció al instante y de un salto retrocedió varios metros, mientras adoptaba una pose de combate. Pero su expresión no revelaba ningún tipo de actitud desafiante y más bien parecía aterrorizado.

- ¡No puedes hacerlo! ¡Estamos en donde no tienes dominio! - Objetó el Extraño a toda prisa, como si su vida dependiese de ello.

- Conozco muy bien cuáles son mis dominios y no eres quién para aleccionarme acerca de nada, gusano insignificante. - Respondió el Niño sin inmutarse, aunque de algún modo todo el ambiente entre ambos parecía más frío que el hielo que los rodeaba. Pero entonces el niño desvió la mirada hacia el barranco y la tensión se disolvió por completo con sus siguientes palabras: - No tienes que tener miedo de mí, porque no pienso romper las reglas de los poderes originales. Ni siquiera por el bien de mi campeón.

Pero esas mismas reglas permiten que pelee si alguien me desafía directamente, así que te recomiendo tener mucho cuidado con tus palabras. -

El extraño suspiró con alivio manifiesto y relajó su postura defensiva. Entonces se dio la vuelta para no ver al niño mientras se concentraba en lo que realmente quería: El corazón de Bryan. El Extraño se relamió los labios mientras anticipaba el sabor de la carne palpitante. Una vez que lo devorase, toda el alma de este cuerpo le pertenecería exclusivamente… ¡Y ni siquiera tendría que compartirlo con sus hermanos!

Por fin el Extraño abrió la boca y entonces sus dientes adoptaron la forma de una doble hilera de colmillos, como los de un tiburón, mientras levantaba el corazón para devorarlo de una sola vez. Más cuando intentó cerrar la mandíbula, una especie de barrera dorada apareció alrededor del órgano, impidiendo que sus dientes se pudiesen cerrar. De hecho, provocó una especie de contragolpe que arrojó al Extraño unos metros atrás, mientras el corazón permanecía flotando a pocos metros del suelo.

Barrera del Corazón

- ¡Dijiste que no intervendrías! - Exclamó furioso el Extraño volviéndose hacia el niño con una expresión acusadora.

- Y en efecto, no he hecho nada. - Respondió el niño sin siquiera mirarlo.

- ¡Es mentira! ¡Debes haber hecho algo! -

 - Si fuese cosa mía, ahora mismo no tendrías una cabeza sobre tus hombros. -

- ¿Entonces…? -

- Es simple. - Contestó el niño volviéndose finalmente para mirarlo con sorna: - Bryan todavía no ha sido derrotado. -

- ¡Es imposible! ¡Está vencido! ¡No hay modo de que resista en ese estado! - Replicó el Extraño y volvió a sujetar el corazón palpitante, esta vez con ambas manos. Pero la barrera dorada no permitía que entrase en contacto directo con él. Además, la luz abrasaba la piel de sus manos como si estuviese sujetando un carbón al rojo vivo.

- Pobre tonto. - Se burló el niño: - Ustedes los Extraños se han acostumbrado durante eones a invadir almas de gente nauseabunda, sin ningún tipo de moral y que previamente les hicieron el favor de romper su propia estructura. Nunca en su vida han luchado de uno en uno y contra alguien que tenga un alma entera. ¡¿En verdad creíste que vencerías fácilmente sin ninguna ayuda?! -

- ¡Imposible! - Gritó el Extraño con un gesto asustado, pero no se rendía en tratar de atravesar la barrera del corazón.

- Está comenzando a darse cuenta. - Le advirtió el niño cerrando los ojos como si estuviese viendo algo en el interior de su mente: - Si, sus heridas son como un monstruo que lo arrastra a la perdición, igual que con todos los mortales. Pero si logran sanar y superarlas, se convertirán en una fuente de poder incalculable. Un poder que pronto se dirigirá única y exclusivamente en contra de ustedes, lamentables caídos. Y usando las mismas armas que afilaron específicamente para la perdición de otros. ¡Pero qué Justicia poética! -

- ¿Tu planeaste esto? - Preguntó el Extraño mirando al niño horrorizado: - ¡¿Tú permitiste que llegase a este mundo por este motivo?! ¡Tú lo sabías y no hiciste nada! -

- Simplemente miré a otro lado y permití que ocurriese. - Respondió el niño riéndose de buena gana: - Que conste que fueron ustedes quienes dirigieron hacia él sus colmillos. Fueron ustedes quienes lo antagonizaron desde el principio. Yo simplemente le señalé la dirección correcta y lo ayudé con alguna que otra pequeñez. -

- ¡Eres un tramposo! ¡Estás rompiendo las reglas! -

- No hacer nada cuando mis adversarios están saboteándose ellos mismos no puede considerarse hacer trampa. -

- ¡Voy a avisarle a mi amo! ¡Entonces lo destruiremos! ¡Enviaremos a nuestros campeones a matarlo! ¡No dejaremos que te salgas con la tuya! - Amenazó el Extraño fulminando al niño con una mirada acusadora mientras seguía tratando de abrirse paso en la barrera, pero esta vez con el claro deseo de destruir el corazón en lugar de devorarlo.

- Ya me salí con la mía, es demasiado tarde para que tú o alguien más haga algo. - Respondió el Niño negando con la cabeza como si observase el berrinche sin sentido de un bebé.

- ¡Entonces destruiremos todo este mundo! ¡Una vez que se corra la voz…! -

- También es demasiado tarde para eso. Mejor dicho, es demasiado tarde para ti. Porque ya no podrás decir nada más a nadie. -

- ¿De qué…? -

Pero en ese mismo momento un rayo de luz intensa emergió del corazón y deslumbró a todos. Entonces el Extraño sintió algo en su cuello que lo apretaba como si fuese una garra de hierro, aplastándole la tráquea con una violencia increíble. Cuando el resplandor remitió y volvió a ser capaz de distinguir lo que ocurría, el Extraño confirmó con horror que Bryan estaba parado en frente suyo, sin ninguna herida visible, aferrando su cuello con la mano derecha y mirándolo con una furia intensa.

- Me habías vencido, maldito. - Dijo Bryan apretando los dientes: - Hubieses podido adoptar cualquier forma y me habrías derrotado. ¡Pero tenías que usar la de mi Hermano Xu! -

Lo que ocurrió es que Bryan estuvo cayendo en esa especie de abismo oscuro que parecía interminable. Pero en algún momento se dio cuenta de que estaba arrodillado en el suelo y en frente podía ver a Xu Xiaodong o por lo menos un espectro demoniaco suyo.

El fantasma le exigía que le entregase su alma en reparación por su traición. Era lo que le debía después de haberlo abandonado y sólo podía ser justo que ahora le devolviese vida por vida.

Bryan realmente estuvo a punto de aceptar, pero en ese momento escuchó una voz que le decía: “¿De verdad alguien así fue Xu Xiaodong? ¿No lo recuerdas de otro modo?” Y esta frase hizo que se fijase nuevamente en la persona en frente suyo.

Tenía el rostro de Xu Xiaodong, la contextura de Xu Xiaodong e incluso la voz de Xu Xiaodong… Pero su mirada estaba llena de rencor, odio y mucho desprecio.

Su Hermano Xu nunca lo había mirado de ese modo, ni siquiera el día en que Han Shuo lo abandonó. Porque su amigo Xu Xiaodong siempre fue una persona sencilla e incapaz de mentir. Era terriblemente honesto, hasta el punto de ser ingenuo, así que era obvio cuándo estaba enojado y todo el mundo se daba cuenta cuando estaba feliz. Era directo. No daba rodeos. A veces incluso sonaba un poco insolente sin que esa fuese su intensión.

Pero jamás mostró un odio tan vicioso como el de la persona en frente suyo.

Incluso si realmente causaste la muerte de tu hermano… Él nunca te lo habría reclamado de este modo. Eso frente a tus ojos no puede ser Xu Xiaodong.” Dijo la voz en su interior.

Y en cuanto esta idea se afianzó en su mente, todo el autodesprecio de Bryan se transformó en furia. Pero no una furia por haber sido engañado, sino porque el Extraño estuviese usando de ese modo el rostro de su Hermano Xu. Esta cosa se había atrevido a deformar la memoria de su amigo.

Bryan no pensaba permitirlo. Cuando era Han Shuo le falló a Xu Xiaodong y no hizo nada cuando su deber era ayudarlo. Pero esta vez no permitiría que usasen de ese modo el recuerdo de su Hermano. Esta vez pensaba luchar. Daba igual que pudiese vencer o no.

Una vez que juntó su determinación, extendió la mano para agarrar el cuello del impostor. Y un segundo después estaba en el ambiente helado, sujetando a su contraparte que lo miraba con una expresión aterrorizada.

- Estabas vencido y te arrancaron el corazón. - Dijo el niño acercándose a Bryan por detrás y observándolo con una sonrisa: - No tenías nada, ni siquiera voluntad de luchar. Pero lo hiciste por tu amigo. -

- Si, esta vez lo hice. - Respondió Bryan sin voltear atrás, pero un par de lágrimas se formaron en sus ojos: - Pueden despreciarme a mí, pero no dejaré que esta cosa use de ese modo la memoria de mi hermano. ¡No le volveré a fallar! -

- ¿A qué le tenías miedo, Bryan? ¿Ahora lo sabes? -

- Si. Siempre lo he sabido, sólo que no quería pensar en ello. - Admitió Bryan suspirando y sonriendo tristemente: - Tengo miedo de que, si un día pierdo todo mi poder, descubra que sigo siendo el débil y cobarde Han Shuo que abandonó a su mejor amigo. Me aterroriza pensar en que terminaré fallándoles a todos, porque si mi corazón es débil… ¿Qué importancia tiene cuánto consiga en el exterior? -

- Esa es precisamente la consecuencia que tiene la Herida de la Traición. La persona que la sufre se vuelve insegura, cobarde, huidiza, no asume responsabilidad, pierde la confianza en sí mismo. - Resumió el niño llegando junto a Bryan: - Tampoco es bueno construyendo lazos familiares, porque los demás no pueden llenar sus expectativas mientras esa herida siga abierta. Y tú tampoco estarás en paz contigo mismo, porque nunca podrás cumplir con todas tus expectativas. -

Bryan asintió sin dejar de llorar, pero tampoco soltaba al Extraño por más que este pateaba y daba puñetazos para tratar de liberarse.

- Pero ahora también sabes, Bryan. - Dijo el niño poniendo una mano sobre su hombro con un gesto consolador: - Ese Han Shuo cobarde. Ese Han Shuo que dudaba. Ese Han Shuo que no confiaba en sí mismo. Ese Han Shuo que tuvo miedo el día que su Hermano Xu le pidió ayuda... nunca fuiste realmente tú.

Bryan, tú jamás has sido un cobarde, ni en esta vida ni en la otra. Solamente estabas herido en tú alma. Y esa misma herida terminó empujándote hacia el terror y la cobardía. Pero no fuiste diseñado así. Fue todo el dolor que arrastrabas desde mucho tiempo atrás el que obnubiló tu juicio.

El verdadero valor. El valor que siempre has aspirado tener. El valor que estabas seguro de que se encontraba en otros lugares u otras personas. Ese valor todo el tiempo ha estado enterrado en lo profundo de tu alma. No vino con la Esencia Mágica. De hecho, lo demostraste muchas veces luchando contra los impulsos de esta, precisamente para proteger a los demás. Cierra esa herida Bryan, deja atrás el pasado y libérate del dolor. -

Bryan cerró los ojos y cuando los abrió, su mirada era más diáfana que nunca. Su interior había cambiado. Se sentía fuerte, poderoso y contento de existir.

- Es verdad que viví con miedo. Fui cobarde. Fui inseguro. Fui traidor. Pero ese Han Shuo murió cuando Chu Can Lan lo asesinó. Ahora soy Bryan. Tengo personas por las que luchar. Tengo una vida con propósito por la que luchar. Y le plantaré cara a todo lo que venga, sin importar cuan oscuro o terrible sea. Convertiré todos los errores de mi pasado en fuerza para afrontar el futuro. ¡Ese es el fundamento de mi existencia! -

En cuanto terminó de pronunciar esas palabras, un cambio comenzó a ocurrir en el Extraño que estaba sujetando. El cuerpo de su contraparte se sacudió violentamente y su figura comenzó a deformarse. Pasó de ser una copia perfecta de Bryan a adquirir una apariencia gelatinosa sin extremidades, hinchada, como si fuese un gusano gordo y asqueroso. No tenía ojos y todo su rostro no era más que una boca redonda llena de dientes.

- Una asquerosa sanguijuela. - Susurró Bryan mirando al Extraño, pero su agarre no vaciló en ningún momento y la criatura no consiguió zafarse: - Por supuesto que eres una sanguijuela. Eres el Extraño que se alimenta de la Traición, después de todo. - Entonces acercó un poco a la criatura para puntualizar:  - Y la Traición… es… asquerosa. -

Extraño Sanguijuela de la Traición encadenado

El Extraño no tenía ojos, pero claramente sentía el calor abrasador de la mirada de Bryan y se retorció con más fuerza, usando el impulso que daba el miedo. Pero todo fue en vano.

- ¡Desaparece de mi vista, para siempre! - Ordenó Bryan con la misma decisión que un monarca emplea para dictar una sentencia de muerte.

Y de inmediato una serie de cadenas negras brotaron del suelo, envolviendo con mucha más fuerza a este Extraño que a los anteriores, como si quisiese lastimarlo un poco más antes de absorberlo por completo.

En cuanto la sanguijuela desapareció, toda la tensión de Bryan abandonó su cuerpo y se sentó en el suelo casi como si se desplomase. Se le veía extremadamente cansado, agotado y con ganas de derrumbarse, pero de algún modo conservó la conciencia.

- Tú eres también un espíritu, ¿verdad? - Preguntó Bryan mirando al niño.

- Entre otras cosas, puedo ser un espíritu. - Asintió el niño.

- Entonces ¿sabes lo que le sucedió a Xu Xiaodong? -

- Si. -

- ¿Me lo podrías decir? -

- Lo asesinaron disparándole por la espalda. -

- Ya veo. -

- De frente no se atrevieron. -

- Por supuesto. - Asintió Bryan.

- Su destino no fue tu culpa, sino el resultado de sus decisiones y las de sus asesinos. -

- Lo sé, pero igual me duele no haber hecho nada por él. - Dijo Bryan con un tono desgarrador mientras miraba al suelo congelado.

- Pues no deberías. - Comentó el niño inesperadamente: - ¿Sabes cuáles fueron sus últimos pensamientos? -

Bryan levantó la mirada.

- Mientras se moría, se alegró de haber hecho todo lo que hizo, porque desenmascaró a muchos maestros estafadores. No se arrepintió de nada. Y sobre todo estaba feliz de haber salido con tiempo de tu casa, porque de otro modo quizá habría terminado poniendo a su buen Hermano Han en peligro. - Dijo el niño sonriendo: - Ese día, luego de salir de tu casa, se sintió muy culpable por haberte ido a buscar, sabiendo que sus perseguidores podrían terminar yendo detrás de ti. -

- ¿Se sintió culpable? ¡Pero si yo lo abandoné! -

- Él era un peleador y sabía que tú no. - Explicó el niño: - Pero igual estaba dispuesto a ser hermano tuyo. No deseaba que te sucediese nada. Debido a esto, nunca se dirigió al complejo que le recomendaste y más bien robó un auto para regresar a su casa. -

- ¿Condujo las 36 horas? -

­- Lo hizo en menos tiempo y estaba visitando la tumba de su padre cuando lo asesinaron. -

- Eso significa… -

- Que no tuviste nada que ver con su muerte. - Confirmó el niño.

- Ya veo… - Susurró Bryan y cerró los ojos un momento antes de musitar: - Gracias por todo, Hermano Xu. ¡Cuánto lamento no poder verte ahora! -

Y luego rompió a llorar por la memoria de su amigo, de su hermano y héroe de toda la vida; mientras el niño lo vigilaba en silencio, sin interrumpirlo hasta que terminó.

*****

- La última es la Herida de la Injusticia. - Explicó el niño: - Se forma cuando uno siente que no lo están tratando justamente, que no lo reconocen o no fueron amados como merecían. Generalmente se forma en un entorno donde los padres del niño son fríos, severos o autoritarios. Pero curiosamente también puede formarse en el sentido opuesto, si los padres o cuidadores del niño no se involucran. En cualquier caso, es cuando un niño no se siente amado. -

- El ambiente es diferente esta vez. - Comentó Bryan mirando a su alrededor, pues se encontraban en un lugar blanco y lleno de neblina. En cierto modo le recordaba al departamento en donde despertó, pero era un espacio mucho más amplio.

El Extraño murciélago de la Injusticia

En frente suyo había un animal parecido a un murciélago, solo que en lugar de nariz, boca y orejas todo su cuerpo parecía un globo ocular. Además, en lugar de atacarlo o convertirse en una contraparte suya, permanecía aleteando desesperadamente contra lo que parecía ser una pared, como si desease escapar y no pudiese.

- ¿Por qué este no ataca o se transforma? -

- Aunque no sabe exactamente cómo, sí puede intuir que todos sus hermanos fueron derrotados. También comprende que sus posibilidades de vencerte en este punto son ínfimas, así que está desanimado. -

- Entonces ¿esta vez sí será sencillo? -

- Aún tienes que cerrar la herida para bloquear la fuente de poder del Extraño. - Advirtió el niño: - Pregúntate ahora: ¿Alguno de tus padres falló en demostrarte que te amaba? -

- Con mi madre nunca hubo dudas. Y en cuanto a mi padre… Pues trabajaba para darme de comer y mantenernos felices. -

- Eso no es demostrativo, Bryan. - Aclaró el niño: - Además, trabajar para alimentar a la familia es lo que se supone que un padre debe hacer. Incluso si no tuviese familia, igual tendría que trabajar para llenar su estómago. El amor debe demostrarse con afecto. -

- Es verdad que era muy malo diciendo que me quería y no recuerdo que me abrazase nunca. - Admitió Bryan.

- Quizá él mismo estaba herido del mismo modo. - Propuso el niño: - La Herida de la Injusticia tiende a manifestarse con un comportamiento rígido e intransigente. -

- Si, creo que podría haberlo sido. - Dijo Bryan: - ¿Cómo cierro esta herida? -

- Con perdón, Bryan. - Respondió el niño: - Para esto es necesario que apliques todo lo que has aprendido hasta ahora. Porque sólo cuando perdones a tu padre y te perdones a ti mismo, serás libre para permitir que otras personas te amen. -

- Muy bien. - Dijo Bryan cerrando los ojos y recordando aquella vez luego de su encuentro con el Jötunn, cuando él mismo talló la placa conmemorativa y escribió sobre ella con su propia sangre: - Siempre me quejé de que mi padre no me aceptase tal como yo era. Siempre me hizo sentir que no estaba a la altura de sus expectativas.

Pero quizá, por ese mismo deseo, yo tendría que haberlo aceptado tal como él era, en lugar de forzar mis expectativas sobre un hombre que, con sus defectos y todo, siempre estuvo ahí cuando lo necesitaba.

Honorable padre… te perdono por todo lo malo que me hiciste sentir, consciente e inconscientemente.

Y me perdono a mí mismo… por haber tardado tanto tiempo en hacerlo. -

Acto seguido sintió que un peso se retiraba de sus hombros. Al mismo tiempo, las cadenas negras emergieron de la tierra y atraparon al ser volador, que desapareció en poco tiempo.

- Puede parecer simple, pero ese perdón significa mucho, Bryan. - Dijo el niño seriamente.

- Te creo. - Asintió Bryan: - ¿Ahora qué? -

- El cambio al Reino de los Demonios Separados ha comenzado, aunque aún queda por ver cómo resultará todo. Después de todo, eres un cóctel de situaciones únicas y has llegado a límites de la magia que hasta el momento no han sido explorados. -

- Ya veo. - Dijo Bryan y se sorprendió un poco porque no sentía la euforia que generalmente experimentaba cuando alcanzaba un nuevo nivel de poder.

Solamente tenía una gran melancolía en su interior.

- Hoy confrontaste muchas cosas profundas. -

Bryan asintió

- Te vas a sentir mal por un tiempo. - Añadió el niño.

- Entiendo. -

- Pero después descubrirás que eres mucho mejor que antes. - Continuó el niño y se levantó para irse: - El resto, como siempre, depende de ti. Te deseo buena suerte. -

- Antes de que te vayas ¿puedo preguntarte algunas cosas? -

- Ahora necesitas estar solo. Pero volveré a verte una vez más antes de que partas a la ciudad de Valderán. Te lo prometo. - Dijo el niño sonriendo.

Y tras decir esas palabras desapareció entre la neblina.

*****

En la Gran Caverna del Valle del Sol

Sentados alrededor de una mesa improvisada con una gran placa de piedra rectangular se encontraban nada menos que Sorin, el Líder de Falce Segador, acompañados por los Archimagos Igor y Dolón; Adam Menlo y dos Caballeros de la Tierra; y alguien que representaba a la Tribu de Katar, la cual se encontraba ahí por simple convención, ya que el bárbaro en cuestión que enviaron como representante no solamente había venido sin guardaespaldas, sino que ni siquiera parecía comprender bien el lenguaje común.

Lo cierto era que la Tribu de Katar ya no era una fuerza preponderante luego de sus últimas pérdidas. El problema era que la Banda de Drakar, Falce Segador y la Casa de Menlo no estaban mucho mejor. La cantidad de muertos era demasiado elevada para sus grupos de mercenarios, pero lo peor era que algunos de los caídos eran individuos importantes que serían difíciles de reemplazar. Y la mayor prueba de este estado de debilidad era el simple hecho de que esta reunión para negociar un acuerdo de paz estaba ocurriendo. Si fuese un año atrás, Dalibor nunca hubiese negociado con quienes habían estado tan cerca de matarlo en más de tres ocasiones.

Otra muestra de lo débiles que eran ahora los cuatro poderes era que no estaban solos. En la gran sala se encontraba una multitud de más de cien representantes de otros grupos mercenarios que anteriormente no habrían sido convocados. Es cierto que a ellos se les obligaba a estar de pie mientras que Dalibor, Sorin, Menlo y el bárbaro estaban sentados; pero esta era una demostración de superioridad más simbólica que real. Si los pequeños grupos decidían unirse, era posible que acabasen destruyendo a los cuatro poderes.

Y precisamente por eso era necesario un acuerdo de paz inmediatamente. Todos sabían que si la guerra continuaba eventualmente serían devorados por otros grupos.

De modo que hicieron la pantomima. Fingieron ser personas civilizadas e incluso brindaron en nombre del dios del vino mientras tomaban un vaso de licor fuerte en frente de todos, antes de comenzar con las negociaciones.

Reunión de Mercenarios

- Esto es un maldito desastre. - Dijo Dalibor como frase de abertura.

- Un desastre que tú comenzaste. - Respondió Sorin forzando una sonrisa: - Esa Mina era mía en el momento en que tú dejaste de minarla y mis hombres comenzaron a excavar. -

Los ojos de Dalibor relampaguearon un instante con odio, pero consiguió calmarse y respondió con un tono pausado: - Creo que sería interesante averiguar quién le hizo qué primero a quién, pero nos tomaría mucho tiempo. -

- ¿Y qué es lo que sugieres entonces? - Preguntó Adam Menlo mirando a Dalibor con hostilidad manifiesta, aunque luego se volvió hacia Sorin empleando la misma expresión de desagrado y le espetó: - Mi montura aún está recuperándose luego de la última aventura que no me aportó ningún beneficio, así que me gustaría ir a cuidarla en lugar de intercambiar frases sin sentido. -

- Lamento que el incidente en el que mi abuelo murió te haya provocado inconvenientes. - Respondió Sorin con sorna y mirando enfadado a Adam Menlo por su comentario: - Quizá cometí un error al pensar que serías capaz de matar a un único necromante con la ayuda de un Archimago y una asesina. ¡Perdón por sobreestimarte! -

- ¡Caballeros! - Interrumpió el Berserker al ver que la sed de sangre estaba a punto de descontrolarse nuevamente y se volvió para hacerle un gesto tranquilizador a Blaz, que se encontraba detrás suyo. El lugarteniente de Dalibor había estado a punto de llevar la mano a la empuñadura de su mandoble cuando le pareció que las cosas iban a descontrolarse. Y lo mismo estaban haciendo todos los representantes que observaban la reunión.

- Quiero que hagamos la paz. - Dijo Dálibor.

Hubo un silencio pesado mientras Sorin y Menlo se miraban.

- ¿Paz? - Preguntó Adam Menlo.

- La situación lo exige. - Explicó Dalibor con tono práctico: - Este derramamiento de sangre no es bueno para los negocios en el asentamiento. -

- Tu comenzaste con esto. - Repitió Sorin: - Fuiste tú quien rompió las reglas de atacar gente dentro de los muros. -

- No lo negaré, estaba… furioso debido a lo que tú sabes. - Asintió Dalibor, pero sin dejar de puntualizar que Sorin fue el primero en emboscarlo. - Pero ahora estoy tranquilo y veo con claridad. Veo que todos hemos sufrido bastante. ¿Cuántos hombres has perdido, Menlo? -

 - Unos cuantos. - Respondió el aristócrata caído, pero se dio cuenta de las miradas burlonas de todos los presentes, pues todo el Valle del Sol sabía que sus pérdidas no eran pocas.

- ¿Y tú, Sorin? ¿Cuántos hombres has perdido? -

- No a tantos como tú. - Respondió el Archimago tratando de disimular lo desastrosa que era su situación con un ataque verbal, pero Dalibor simplemente sonrió porque se dio cuenta de sus intenciones, lo cual profundizó su mal humor.

- Tantos hombres buenos muertos. - Canturreó Dalibor riendo: - Sus esposas e hijos terminarán como esclavos o algo peor. ¿Y para qué? Sólo le dimos fuerzas a nuestros enemigos. Enemigos como los malditos que volaron por los aires esa misma mina por la que peleamos tanto. Con paz entre nosotros, ¿quién se hubiese atrevido a hacer algo así? -

- ¿Insinúas que no tuviste nada que ver con eso? - Apuntó Sorin con un gesto de incredulidad y de desprecio: - ¡Eras tú el que la quería! ¡Y como no podías tenerla la destruiste! -

- El ladrón cree que todos son de su misma condición. - Dijo una voz antes de que Dalibor pudiese replicar.

La multitud se hizo a un lado para dejar pasar un mercenario y sus dos escoltas. Al principio nadie lo reconoció porque su apariencia era tan espléndida como la que tendría un joven rey en el exilio o que estuviese viajando de incógnito, pero entonces reconocieron las ropas que llevaba y exclamaron al unísono.

- ¡¿Trunks?! -

Era la primera vez que el Cazador de Monstruos aparecía en público desde hacía mucho tiempo. Incluso cuando se comunicaba con Dalibor lo había estado haciendo por medio de intermediarios y por eso era la primera vez en meses que se encontraban en persona.

- ¡¿Qué demonios pasó con tu apariencia?! - Exclamó Sorin bastante impactado.

Lo cierto es que el enfrentamiento entre Sorin y Trunks había escalado tanto que todos en el Valle del Sol conocían hasta los detalles más escabrosos acerca del odio entre ellos. Incluso hacían apuestas al respecto de quién mataría primero al otro.

Más de una vez las personas hacían comparaciones entre ambos cuando se reunían a beber y les faltaba un mejor tema de conversación, sobre todo desde que Los Cancerberos comenzaron a hacerse conocidos.

Las discusiones abarcaban todos los aspectos: Poder, habilidad, capacidad para sobrevivir, comandar e incluso su apariencia física. Hasta ese momento nadie dudaría en afirmar que Sorin era el más atractivo, pero ahora las tornas se habían invertido por completo.

El rostro de Trunks seguía siendo triste y severo, pero todos se maravillaron al verlo, pues en él veían unidas la gracia de la juventud y el valor de la madurez, la sabiduría y la majestad de quien ha conseguido grandes hazañas a lo largo de su vida. Además, poseía una luz en los ojos que pocos eran capaces de soportar. Uno podía adivinar en sus rasgos que se encontraba ante uno de los hombres más intrépidos y versados en las tradiciones de las tierras salvajes, pareciéndose más a un señor de los Elfos que a un mortal común y corriente.

Trunks renovado

- ¿Mi apariencia? - Comentó Trunks sonriendo: - Yo mismo no lo entiendo, pero el destino siempre ha premiado a aquellos que son justos y valientes. Aunque dudo mucho que estos conceptos sean algo con lo que estés familiarizado. -

- Maldito… - Comenzó a insultar Sorin, pero entonces tuvo una idea y dijo: - Es verdad que Dalibor es sospechoso… ¡Pero aquí hay uno que lo es más! ¡¿Cómo es posible que todos hayamos perdido hermanos de armas en aquella explosión excepto Los Cancerberos?! Esto seguramente fue orquestado por ustedes. -

Naturalmente las palabras de Sorin provocaron expresiones de sospecha en todos los presentes, muchos de los cuales también habían perdido hombres en la explosión de la Mina de Mithril. Incluso Dalibor tuvo problemas para disimular un brillo de duda en su mirada, aunque permaneció en silencio. Por supuesto que el Berserker ya sabía el motivo de la ausencia de Trunks, pero el hecho de que no dijese nada cuando Sorin lo acusó era una muestra de que ya no veía a Los Cancerberos como aliados bajo su protección sino como potenciales rivales.

- Sorin, el único motivo para que yo hubiese hecho algo como esa explosión, que no me trajo ningún beneficio, sería matarte a ti. - Respondió Trunks sin inmutarse por las miradas que recibía: - Así que puedes estar seguro de que yo no fui. Porque de haberlo sido, ahora no estarías aquí parloteando estupideces. -

Después, para sorpresa de todos, se dirigió directamente hacia el bárbaro que representaba a la Tribu de Katar y le metió un puntapié para sacarlo de la silla mientras le ordenaba: “¡muévete!”. El bárbaro chillo algo en su idioma primitivo, pero no hizo nada y el Cazador de Monstruos procedió a sentarse en la silla vacía, como si fuese lo más natural del mundo.

El mensaje estaba claro: Los Cancerberos eran el nuevo cuarto poder del Valle del Sol.

Y nadie se atrevió a cuestionarlo.

- ¡Fuiste tú! - Volvió a acusarlo Sorin cuando se recuperó de la impresión: - Lo hiciste para que tu grupo ganase poder. -

- A ver, veamos. - Respondió Trunks y levantó una mano abierta con los dedos extendidos para enumerar: - Tengo a cuarenta mercaderes que testificarán cómo yo y mis mejores hombres los estábamos protegiendo durante su viaje en el momento de la explosión. Un viaje que comenzamos una semana antes, por cierto.

Además, según todos los rumores que he escuchado, aparecieron cien guerreros con armaduras blancas de tu lado, los cuales nadie sabe ni quiénes son ni tampoco de dónde vinieron o en dónde están. Lo cual basta para que sean sospechosos.

Por el otro lado había trescientos tipos monstruosos que se enfrentaron con el primer grupo, asesinando a todos aquellos que se encontraban en su camino. Nadie sabe quiénes eran estos tipos tampoco. Así que también son sospechosos.

En pocas palabras, hay casi cuatrocientos, cuyos motivos no conocemos, que podrían haber provocado esa explosión. - Concluyó Trunks y después añadió: - Pero si insistes en buscar culpables en nuestro asentamiento, pues me gustaría recordarles a todos que hace un tiempo el jefe Dalibor aquí presente sufrió un intento de asesinato en la Gran Caverna. Uno que precisamente involucró una explosión. - Las palabras de Trunks inmediatamente provocaron que las miradas de todos se volviesen hacia Sorin, pues todos sabían que Falce Segador era el principal responsable en aquella ocasión: - Entonces, para resumir: Hay dos grupos misteriosos que aparecieron en frente de esa mina cuando yo estaba a kilómetros de ahí. Además, un sospechoso que ya explotó un almacén entero cuando Los Cancerberos ni siquiera existían… Pero Sorin quiere echarme la culpa. - Trunks comenzó a reírse y varios de los testigos que observaban también soltaron carcajadas a pesar suyo: - Dime algo, Sorin. ¿Tu abuelo también pensaba por ti? Porque las estupideces que propones no parecen algo que diría el líder de un grupo de mercenarios. -

- ¡No eres más que un miserable oportunista y voy…! - Comenzó a maldecir Sorin levantándose como si fuese a atacar.

Pero en ese momento Trunks dio un puñetazo sobre la mesa con tanta fuerza que hizo vibrar la sala entera. Para todos era evidente que había controlado su golpe y aun así resquebrajó la superficie de granito. Más lo que dejó sorprendidos a todos fue el resplandor plateado del Aura de Batalla que el Cazador de Monstruos había mostrado en el momento del impacto.

Gran Maestro de Espadas.

De inmediato la atmósfera cambió por completo y los ojos de todos se dirigieron a distintos puntos, dejando muy claro que no querían ser enemigos de Trunks. Por otra parte, Sorin se sentó con cuidado, como si quisiese retractarse por su anterior exabrupto, pero en su mirada siempre llena de desprecio ahora se podía ver un brillo de miedo.

- Si quieres que luchemos, Sorin, podemos hacerlo ahora mismo y así nos ahorraremos las ridículas amenazas. - Susurró Trunks mirando al Archimago como un depredador: - Estoy conteniéndome por respeto a esta reunión. Pero por favor dame un motivo. ¡Dame una buena excusa para hacerlo y te juro que lo haré! -

Se hizo un silencio en el que la tensión podía cortarse con un cuchillo.

- No tiene sentido que peleemos ahora. - Dijo Dalibor por fin interviniendo: - Si seguimos haciendo escándalo eventualmente llamaremos la atención de los Cónsules de Itálica o los Estrategos de Kasi. Y creo que nadie aquí quiere eso. -

- Yo estoy dispuesto a que haya paz. - Dijo Adam Menlo.

- Yo también. - Añadió Sorin, pero después señaló a Trunks: - ¿Y qué hay de él? -

- Mientras estemos de acuerdo juro por todos los dioses que no seré yo el que rompa el acuerdo al que lleguemos hoy. - Respondió Trunks rápidamente, tanto que el resto lo miraron sorprendidos, porque todos sabían que su odio hacia Sorin era irreconciliable.

¿De verdad estaba pensando en adoptar una actitud pasiva en la que solo podía atacar si Sorin lo atacaba primero?

Lo que nadie se dio cuenta era que la clave del juramento que hizo el Cazador de Monstruos era que no sería “él” quien rompiese la paz. Eso por supuesto no incluía a Bryan.

- Ya que Trunks está de acuerdo… creo que podemos comenzar a negociar. - Dijo Dalibor cuando por fin se recuperó de la sorpresa.

- ¿Qué propones? - Preguntó Adam Menlo.

- Nuestras recientes pérdidas ya no permiten que ninguno de nosotros pueda controlar por completo el asentamiento, así que pienso que debemos dividírnoslo. - Explicó Dalibor: - Las mismas reglas de no agresión dentro de los muros se mantienen, pero Falce Segador y la Casa de Menlo se quedan con las tarifas de protección de los vendedores de telas y los farmacéuticos. Pueden dividirlos entre ustedes si quieren. Nosotros nos quedamos con los licores y con los burdeles. -

- Los de licores quieren venir con nosotros. - Objetó Adam Menlo, pues esos negocios eran los que más dinero ganaban y por lo tanto aportaban una mayor tarifa de protección.

- Sin embargo, ellos se quedan con la Banda de Drakar. - Respondió Dalibor con un tono que no daba lugar a discusión, aunque después añadió como si lo pensase mejor: - Pero podrán probar un poco. Digamos… 5% -

Sorin y Adam Menlo se miraron un momento, pensando en los pro y contra de aceptar o continuar con la guerra. Finalmente, Sorin miró a Dalibor y puntualizó: - Cada uno de nosotros recibe un 5 %. ¡Cada uno! -

Dalibor se llevó una mano a la cabeza y suspiró por lo bajo como si le costara. Luego volteó hacia su lugarteniente Blaz e intercambiaron miradas, pero finalmente concedió: - Si eso los hará felices... -

- ¿Y qué quieren Los Cancerberos a cambio de la paz? - Preguntó Adam Menlo mirando a Trunks.

La tensión volvió a dispararse en el entorno, incluso en el corazón de Dalibor, pues sus planes incluían pactar con Sorin y Adam Menlo, pero ahora Trunks se había vuelto un jugador importante que podía terminar demandando cosas.

- Nosotros no participamos en su guerra y no nos interesa iniciar una nueva. - Dijo Trunks sonriendo. - Lo único que queremos es que nadie se meta con lo que hagamos fuera del asentamiento. Y por supuesto, que no nos ataquen cuando entremos en este.

Así que les propongo lo siguiente: Ya juré que no seré yo quien rompa la paz en el interior de los muros, pero si alguien nos ataca, automáticamente me uniré con sus enemigos. En cambio, mientras nadie nos moleste, permaneceremos neutrales. ¿Están de acuerdo? -

Todos asintieron aliviados.

- Pero si pediré que nos libren de pagar cualquier cuota de protección. - Añadió Trunks de pronto y sonrió: - Después de todo, no necesitamos que nadie nos cuide. -

La cuota de protección era básicamente un equivalente a pagar impuestos en el Valle del Sol e incluso los grupos de mercenarios tenían que pagar una cierta tarifa para que los dejasen trabajar tranquilos.

Pero Trunks tenía razón al decir que era ridículo pretender que necesitaban la protección de algún otro cuando ellos mismos ya eran oficialmente parte de los grupos más poderosos. Y también era cierto que sus peticiones eran mínimas en comparación a lo que podría exigir si decidía usar su nuevo poder para imponerse.

- Entonces tenemos paz. - Dijo Dalibor levantando su vaso de vino.

- Paz - Respondieron Sorin, Adam Menlo y Trunks, bebiendo también.

- Solo queda entonces averiguar quién fue el responsable de la explosión de la mina. - Añadió Sorin luego de terminar su bebida y lanzó una mirada venenosa hacia Trunks, dejando entender que aún sospechaba de él.

- Tengo una solución. - Propuso Dalibor: - En estos momentos ninguno de nuestros grupos puede mantener completamente el control sin el apoyo del resto. Pero necesitamos que haya alguien que mande. Yo propongo que aquel grupo que descubra y atrape al responsable de la explosión sea recompensado con el liderazgo. El resto los apoyaremos en agradecimiento por este gran servicio prestado. -

­- Acepto. - Contestaron los otros tres al unísono.

- ¡Hagamos un documento y que todos aquí lo firmen! - Propuso Adam Menlo.

- ¡Buena idea! - Asintió Trunks.

Sorin no dijo nada, pero su silencio era una aceptación tácita.

Los espectadores vitorearon y rápidamente trajeron un trozo de cuero en donde se escribió esta promesa de entregar el liderazgo del Valle del Sol a quien atrapase al culpable. Luego todos se apresuraron a firmar usando distintos medios, para después colocar este documento en la entrada de la Gran Caverna como si fuese un estandarte.

Naturalmente en el Valle del Sol no existía nada parecido a la legalidad, así que esa promesa no valía ni el pedazo de piel seca en que estaba escrita. Era simplemente una pantomima y un símbolo para que los habitantes del Valle del Sol se sintiesen seguros de abrir sus tiendas nuevamente.

*****

En cuanto todos se marcharon y estuvieron solos, Blaz le susurró a Dalibor: - Creerán que aflojamos. -

- Que lo crean. - Respondió el Berserker: - Necesitamos tiempo para recuperar fuerzas. Y mientras Sorin y Menlo se pelean por el botín de hilanderos y los farmacéuticos, reclutaremos hombres para mantener el orden. -

- Ya veo. -

- Ahora mismo lo que más me preocupa son Los Cancerberos. -

- Pero si ellos no pidieron nada y siempre se han portado bien con nosotros. Tampoco son nuestros enemigos, sino de Sorin. - Se extrañó Blaz.

- Tienen el poder para amenazarnos, así que eso los hace nuestros enemigos. - Respondió Dalibor enfadado: - Antes eran una herramienta útil, pero ahora se han vuelto demasiado fuertes para mi gusto. ¡Ahora Trunks es un Gran Maestro!... No, no. Hay que comenzar a planear como deshacernos de ellos. ¿Cómo va la búsqueda de su base? -

- Estamos en ello, pero son precavidos. Pero creo que dentro de unos meses los encontraremos. -

- Procura que sea antes. -

*****

Mientras tanto, Sorin y Adam Menlo caminaron hacia sus respectivas bases, pero se detuvieron un momento justo antes de separarse.

- El Berserker aflojó. ¿Quién lo diría? - Susurró Adam Menlo.

- Mmmm. Quizá, quizá no. - Respondió Sorin con un gesto enojado: - Ya lo veremos. Ahora mismo me preocupan más esos Cancerberos. -

- Si, hay un grave problema con ellos. - Comentó Menlo.

- ¡¿Cuál?! - Preguntó Sorin curioso de que hubiese algo que el veterano mercenario hubiese captado y él no.

- Que son tú problema. - Contestó Menlo con sorna: - Yo no tengo ninguna querella con Trunks, así que no pienso meterme en esto. -

- ¡Maldito seas! -

Adam Menlo sonrió y dio unos pasos para marcharse. Pero Sorin lo detuvo por un segundo para preguntarle algo ridículo, teniendo en cuenta que ambos llevaban viviendo tanto tiempo en ese lugar donde todos eran timadores sin escrúpulos: - Acerca de los costureros y los farmacéuticos… Nos lo dividiremos todo mitad y mitad. ¿verdad? -

Al escucharlo Adam Menlo tuvo una completa comprensión de lo desesperado que tenía que estar Sorin en ese momento. Y se sintió tan aliviado de no haber insistido en mantener una alianza con su grupo luego de la muerte de Costel, que no pudo reprimir una carcajada antes de marcharse rápidamente, aunque no sin primero decir: - ¡Ni loco lo haremos! -

En pocas palabras, Adam Menlo estaba anunciando que ese mismo día comenzaría una sangrienta discusión entre sus dos grupos por ese 10 %.

Futura guerra entre Falce Segador y la Casa de Menlo

Nota del Traductor

Hola amigos, soy acabcor de Perú. Hoy es miércoles 26 de Julio del 2023.

Bueno, este capítulo es la conclusión final de la lucha de Bryan contra los Extraños, que más bien fue una lucha contra sus propios traumas internos. Esta parte es importante para el desarrollo del protagonista porque tendrá poder político en el futuro y creo que todos sabemos que ese siempre es un factor de corrupción para cualquiera, a no ser que tenga una firme convicción desde mucho antes de acceder al poder.

En el original nos presentan a un Bryan mediocre que se hace grande porque tiene poderes y se vuelve cada vez más malvado y cruel. Pero los hechos son presentados de tal modo que parece como si esto fuese algo positivo en lugar de lo que realmente sería: Una completa locura. Básicamente el mensaje es: “Está bien ser Hitler siempre y cuando seas el protagonista”.

Por supuesto, tampoco creo que el protagonista tenga que ser necesariamente bueno desde el inicio, pero la realidad es que las personas malas siempre acaban mal, eso es un hecho. Ya sea en esta vida o en la otra, lo cierto es que esa ruta nunca acaba bien. Por eso los anti héroes, para funcionar, tienen que tener un arco de redención.

Pero en las novelas chinas la fórmula es “Ser bueno con tus amigos y un maldito Nazi con tus enemigos”. Ese es el molde estándar de estos personajes y realmente no tienen una personalidad profunda. Yun Che, Jun Moxie, Tang Xiu… son básicamente el mismo personaje con distinto poder y trasfondo. Y nunca cambian. De hecho, sus rasgos ya son descritos en el resumen de la novela y es muy raro que se profundice en ellos. Simplemente “son así” y la historia se trata de ellos ganando poder para poder hacer lo que quieran. 

Afortunadamente Ni Can Tian comenzó diciendo que Han Shuo era básicamente un perdedor patético y cobarde, en lugar de un gran maestro marcial que ya parte con una personalidad definida que se mantendrá hasta el final. 

Lamentablemente, para la obra original, Ni Can Tian no profundiza demasiado en el pasado de Han Shuo, su personalidad, rasgos o los motivos que lo llevaron a ser lo que era. Pero ese vacío precisamente me ha permitido construir a un personaje más profundo, que sea básicamente un Darth Ravan o un Julio César.

Y la pregunta era: ¿Cómo hago para “construir” a un gran señor de la oscuridad, alguien temible y admirado, a partir de un perdedor? Pues la respuesta es sanar al perdedor y averiguar cómo llegó a ser lo que fue, para poder construir encima.

Bryan en realidad es alguien que se odia a si mismo porque está completamente convencido de ser un perdedor y eso hizo que todas las decisiones de su vida fuesen las de un perdedor. Pero no quiere ser un perdedor (aunque en el fondo está convencido de que lo es) y por eso reacciona con furia y violencia cuando otros tratan de menospreciarlo. Ese orgullo en realidad oculta su miedo a que otros descubran que realmente es un inferior. Esta es una contradicción interna que lo motiva a avanzar contra todo y contra todos, pero que en ultima instancia es autodestructiva. 

En cambio, ahora que ha descubierto que su propia esencia nunca fue realmente la de un cobarde, puede comenzar a cambiar interiormente y no solamente en el exterior. En pocas palabras, el valor de su personaje deja de estar definido por sus poderes y más por las decisiones que tome. Esto, en última instancia, es algo que todas las personas deben hacer en algún momento de sus vidas, porque vale la pena. La propia vida vale la pena. Y todos podemos hacer algo bueno por el mundo.

La parte en la que el Extraño es una sanguijuela y Bryan lo acusa de ser asqueroso está inspirada en la épica escena de Fullmetal Alchemist: Brotherhood en la que el coronel Mustang estuvo a punto de matar a la verdadera forma del homúnculo Envy. 

En cuanto al asunto del niño misterioso, que como se habrán dado cuenta mira las cosas desde una perspectiva más amplia. Literalmente usó a los demonios para ayudar a Bryan a mejorar sin permitirse ser poseído por ellos. Y parece que tiene un plan mucho más grande de lo que el protagonista imagina. Hasta los Extraños le tienen miedo y eso nos habla aún más de su poder e influencia. Muchos de los diálogos del niño con el demonio están inspirados en el videojuego de Mortal Kombat, como el hecho de que Raiden solo puede luchar si lo desafían o la necesidad de usar “campeones”.

En muchos de los diálogos que el niño tiene con Bryan hago referencias o directamente uso algunos de la película Analízame de 1999, que fue una comedia protagonizada por Robert De Niro y Billy Crystal, la cual trata sobre un mafioso que recibe terapia.

Para la reunión de los mercenarios me inspiré mucho en escenas de la Seria Roma de HBO que precisamente trata de un acuerdo de paz entre los gremios, los cuales en la Antigua Roma eran básicamente mafias distritales. Y los motivos de la necesidad de la paz creo que están bien explicados. 

Para descripciones de Trunks me basé en el personaje de Aragorn de el Señor de los Anillos. Ni Can Tian nunca explica exactamente qué cambios adquiere Trunks tras comer “la píldora de renacimiento” que yo convertí en elixir de Juventud, salvo incrementar su poder a Gran Maestro de Espadas, pero yo quise darle más detalles. 

Como siempre las imágenes resultaron ser un auténtico reto. Algunas tuve que retocarlas mucho en Photoshop, pero espero que sean adecuadas.

Pero déjame saber tu opinión en los comentarios: ¿Qué te pareció el final de la lucha interna de Bryan? ¿Crees que el niño es alguien positivo o negativo para él? ¿Te gustó la reunión de los mercenarios? ¿Qué te parecieron los cambios de Trunks? 

Si te gustó esta adaptación por favor patrocíname usando los enlaces de mi cuenta Patreon porque realmente estoy necesitando dinero y hasta un solo dólar puede ser un valioso aporte. Por favor señala si se me ha pasado algún error ortográfico o de concepto. Y no dejes de compartir esta historia en tus redes sociales, con tus amigos o conocidos, de manera que obtenga más lectores.

¡Nos vemos en el siguiente capítulo!