260 Agregando combustible a las llamas

Bryan y Trunks subieron de inmediato al elevador de madera junto con un grupo de diez mercenarios, luego esperaron hasta reunir el número convenido y partieron al aparo de la oscuridad. Correr entre las rocas y matorrales secos de esa cordillera era una empresa complicada y más aún cuando debía hacerse en la noche o (lo que era aún más difícil) en silencio. Pero la compañía de treinta hombres eran profesionales, la élite que el Cazador de Monstruos había entrenado en persona, así que se desplazaron sin problemas, cual si fuesen sombras espectrales y finalmente llegaron a su destino en muy pocas horas.

Su primer objetivo fue encontrar una posición desde donde consiguieron ver la empalizada que la Banda de Drakar había construido, sin que los vieran a ellos. Se trataba de un monte de roca blanca y cerca de su cima se alzaba un muro de troncos de abeto sin escuadrar, los mismos que también se usaron para construir lo que parecía ser una cabaña bastante rustica. También había un portón con una puerta de tablas gruesas para que los aliados entrasen y por donde discurrían las aguas de un pequeño manantial. En un rincón se encontraba una gran losa que servía de fogón, sobre el cual había un viejo y oxidado canastillo de fierro que usaban para contener el fuego y también iluminaba la mayor parte del entorno.

Empalizada de Dalibor tras los sucesivos ataques

Todo se veía bastante improvisado, pues así había sido. La Banda de Drakar sabía bien que en el Valle del Sol no existían secretos que valiera la pena que se supieran, así que la existencia de la veta de Mithril sería conocida por todos en muy poco tiempo. Por eso, y aunque se aseguraron de matar a la persona que la descubrió, marcharon a toda prisa para construir este fortín en una sola tarde.

Alrededor de esta empalizada, en los montes circundantes, se habían armado varios campamentos mucho más paupérrimos e incómodos, donde se refugiaban las bandas de Falce Segador, la Tribu de Katar y la Casa de Menlo. Seguramente todos ellos habrían estado encantados de unirse para destruir a Dalibor en ese mismo momento y luego matarse por el control de la mina, pero tenían un importante principio militar en su contra.

Cuando un ejército se enfrentaba con otro, a veces podían pasar meses antes de que se diese la auténtica batalla, la cual solía durar un par de horas. El motivo de esto es que los combates se celebraban por una especie de consenso: Un ejército salía de su campamento a un campo abierto y ofrecía la batalla, la cual se daba sólo si el enemigo aceptaba.

Si esto no ocurría por el motivo que fuese, el enfrentamiento podía estancarse indefinidamente a no ser que algún bando tuviese problemas de suministros.

¿Por qué entonces uno simplemente no atacaba el campamento enemigo para obligarlo a luchar? La respuesta era simple: Costaba cinco veces más esfuerzo, sufrimientos y número de muertos el atacar un campamento enemigo bien defendido, que una batalla en campo abierto. Y eso, aunque todo el asedio resultase bien. Además, si el objetivo era una ciudad amurallada, llenada de ciudadanos dispuestos a defenderla, ese número podía ascender.

De modo que, por norma general, cualquiera que supiese algo de combatir solía rehuir los asedios, a no ser que contase con una ventaja absoluta o con ayuda desde el interior.

Ahora bien, una empalizada construida a toda prisa no detendría a un ejército profesional como las legiones del imperio, cada una de las cuales contaba con alrededor de quince mil hombres entrenados, magos poderosos y armas de asedio. Pero al tratarse de unas fuerzas mercenarias tan pequeñas como los poderes del Valle del Sol, que apenas contaban con algunos miles cada uno… podrían acabar seriamente dañados incluso por ese miserable muro de madera, si estaba defendido por más de dos mil hombres de la Banda de Drakar.

Alrededor de la empalizada se veían fogonazos de magia o resonaban explosiones, así como el sonido de las flechas surcando el cielo. Cada cierto tiempo alguna bola de fuego estallaba contra las gruesos troncos, pero estos no llegaban a incendiarse con la suficiente rapidez, así que las llamas hacían más daño psicológico que otra cosa.

Por supuesto que en el interior la Banda de Drakar no llevaba una existencia agradable. Sus suministros de acababan, estaban rodeados de enemigos y muchos de los hombres sufrían cortes o incluso heridas de gravedad. Pero tenían de su lado algunos aliados invaluables: Primero la visión de Dalibor empuñando su hacha de guerra, después el saber que el tiempo estaba de su parte, pese a sus escasas provisiones y finalmente una buena cantidad de aguardiente.

Y es que esa misma noche o la siguiente habrían acabado de minar la mayor parte del Mithril. Entonces podrían forzar una salida.

De repente los ataques contra la empalizada se detuvieron y poco después dos hombres se aproximaron al muro de madera agitando un trapo de color blanco.

- ¡Bandera de Parlamento! - Comentó Trunks mirando a los mercenarios.

Bryan no respondió de inmediato porque estaba ocupado controlando a sus Espectros Oscuros, que en ese momento estaban levitando invisibles para explorar los alrededores. Gracias a ellos podía saber mejor que nadie lo que sucedía, pero soltó un silbido de sorpresa cuando vio algo que parecía bastante atípico.

- Bueno, esto es inesperado… - Dijo mirando a su amigo: - ¡Es Sorin en persona! -

- ¡¿Qué?! ¡¿Esa rata maldita se atrevió a salir sin una escolta numerosa?! - Exclamó Trunks tan asqueado como asombrado: - ¿Crees que podamos acercarnos escuchar? -

- No es necesario. - Respondió Bryan: - Yo te contaré lo que dicen. -

Uno de sus Espectros Oscuros ya estaba posicionándose a una distancia suficiente como para ver lo que ocurría. Gracias a su criatura etérea, pudo escuchar claramente el vozarrón de Dalibor ordenando desde el interior de la empalizada: - ¡Que no salga ninguno! ¡Apuesto diez contra uno a que esto es una trampa! ¡Blaz, haz lo tuyo! -

- ¡¿Quién va ahí?! - Gritó el segundo al mando la Banda de Drakar con una voz tan fuerte que no necesitaba ninguna magia para amplificar el sonido, luego incrementó aún más el efecto de sus palabras, golpeando el suelo con su mandoble flamígero: - ¡Alto o vestirás un abrigo de dardos! -

- ¡Llevamos bandera de parlamento! - Objetó Sorin y miró a su seguidor para ordenarle que agitase el trapo blanco con más fuerza.

- ¡Manténganse alertas! ¡Nada de descuidos! - Susurró Dálibor para luego gritar: - ¿Y qué quieres con esa bandera de parlamento? -

- Sabes que quiero negociar, Dálibor. - Respondió Sorin con una mueca: - Mira cuántos enemigos tienes afuera. ¿Seguro que no quieres oír? Quizá podamos llegar a un acuerdo y olvidar todo esto. Lo único que pido es tu palabra de dejarme salir sano y salvo de esta empalizada cuando terminemos de negociar, dándome un minuto para ponerme fuera de tiro antes de que se dispare cualquier hechizo o flecha. -

- Mira. - Le respondió Dálibor: - No tengo el menor deseo de conversar contigo. Si quieres decirme algo puedes venir. Eso es todo. Pero si cometes alguna traición, pagarás las consecuencias. -

- Con eso me basta. - Respondió Sorin: - Confiaré en tu palabra. -

A través del Espectro Oscuro, Bryan vio que el hombre que llevaba la bandera de parlamento trataba de contener a Sorin. Y no era de sorprender, considerando cuán altiva había sido la respuesta del Berserker. Pero Sorin se río de su compañero y le dio una palmada en la espalda, como si quisiera demostrarle que la sola idea de un temor era absurda. Después avanzó solo hacia la empalizada.

- Supongo que tiene algo de cojones. - Comentó Bryan con algo de respeto a pesar suyo y comenzó a explicarles a sus compañeros todo lo que estaba ocurriendo.

- Hasta una rata puede demostrar algo de valor. - Respondió Trunks con odio: - Sorin es bastante capaz, de eso no hay duda. Por eso nos engañó a todos, incluso al viejo capitán. De ahí que su traición sea aún más asquerosa. -

- No confundas mi admiración con complacencia. - Aclaró Bryan con una mirada bastante siniestra: - Así fuese mil veces mejor líder, pienso matarlo de la peor manera que pueda. Todo es cuestión de que la oportunidad se configure. -

Trunks sonrió al escucharlo.

Mientras tanto, Sorin había llegado frente a la puerta y exclamó: - ¿No vas dejarme entrar? Hace demasiado frío para conversar detrás de la puerta. -

- ¿Para que puedas ver como he organizado mis defensas? ¡Yo no he nacido ayer, Sorin! - Espetó Dalibor con tono divertido: - Si tienes algo que decir, hombre, mejor será que lo digas de una buena vez. -

- Sea pues. - Respondió Sorin encogiéndose de hombros: - Empezaré felicitándote por haber construido esta empalizada tan rápido. ¡Fue una buena jugada! No negaré que algunos de mis hombres están un poco asustados por las consecuencias de un asedio y quizá hasta yo mismo lo esté. De ahí que me haya decido a parlamentar. Pero eso es todo lo que tienes. ¡Y por todos los truenos que no podrán salirse con la suya una segunda vez!

Mira con cuidado, somos 3 contra uno. La Casa de Menlo, la Tribu de Katar están dispuestas a trabajar conmigo para obtener el tesoro. ¡No puedes ganar contra todos! -

- ¿Y bien? - Preguntó Dálibor con un dejo de impaciencia.

- Salgan de ahí y entreguen la mina. Terminemos esto sin un baño de sangre. - Contestó Sorin categóricamente: - Nosotros queremos ese Mithril y lo tendremos. Ésa es nuestra parte. Y ustedes quieren salvar sus vidas, según me imagino. Ésa es la parte de ustedes. -

- ¡Ja! - Se burló Dálibor: - Antes de darte el Mithril preferiría verlo explotando en miles de pedazos. Además, ¿por qué tendría que irme? Estamos muy cómodos en este lugar y a pesar de la tormenta nuestra posición es firme. En cambio, ustedes están sufriendo bastante por el clima, ¿no es verdad? ¿Cuántos muertos más pueden permitirse? -

- Entrega la mina, Dalibor, y podrán salir de aquí sanos y salvos. No podrías esperar un trato más generoso. - Le advirtió Sorin y añadió dirigiéndose al resto de la banda de Drakar que también escuchaban: - Confío en que todos tomarán buena nota de mis palabras, porque lo dicho a uno está también dicho para todos. -

Dalibor permaneció en silencio unos instantes antes de preguntar: - ¿Ya terminaste? -

- ¡Es mi última palabra, por el trueno! - Respondió Sorin ya sin fingir ningún tipo de cortesía: - Y si no aceptas, Dalibor, entonces no volverás a saber de mí, excepto en el momento en que te corte la cabeza. -

- Muy bien, ya has hablado. - Respondió Dalibor: - Ahora me vas a escuchar. Si dan media vuelta y regresan a sus madrigueras los dejaré ir sin problemas. Pero si pretenden quitarme mi propiedad, entonces los enviaré un poco antes al negro abismo que nos aguarda a todos.

Esta mina le pertenece a la Banda de Drakar como todo lo que hay en el Valle del Sol y no pienso dársela a nadie, menos aún a ti, fracasado bastardo. Si te vuelvo a ver, juro por los cielos que te atravesaré la espalda con mi hacha.

¡Ahora lárgate de aquí lo más rápido que puedas! -

- Muy bien. - Respondió Sorin con una sonrisa que más parecía una mueca; luego soltó un escupitajo en el suelo y lo señaló diciendo: - ¡Ahí tienen! Eso es lo que pienso de vosotros. ¡Antes del mediodía los aplastaré en este miserable fortín como a un barril de ron! -

Y con un espantoso juramento Sorin se marchó y el hombre que llevaba la bandera de parlamento lo siguió rápidamente.

*****

El Espectro Oscuro de Bryan siguió a Sorin hasta una carpa relativamente grande, donde la cúpula de Falce Segador había improvisado un lugar de reuniones entre los que se destacaba el Archimago de Fuego Igor.

Sorin se sentó en el sitio principal y entonces su gesto de enojo se transformó en una sonrisa bastante maliciosa, que inmediatamente llamó la atención de Bryan.

- Todo de acuerdo con el plan. - Dijo el líder de Falce Segador: - Confirmé que el muro Este está tal cual como acordamos y también le hice estar seguro de que nuestro objetivo es el Mithril. ¿Qué dijo Menlo? -

- Está de acuerdo con todas tus condiciones y se moverá al mismo tiempo que nosotros. Igual la Tribu de Katar - Contestó Igor: - ¿Pero estás seguro de esto, Sorin? -

- Por supuesto que sí. Nos ha tomado meses de preparación, pero finalmente el día ha llegado. Tenemos que asegurarnos de hacer esto bien. - Respondió el líder de Falce Segador con un gesto de ira.

- Aun así, las bajas serán grandes cuando ataquemos la empalizada… Y Dalibor no es alguien a quien podamos subestimar. ¡Muchos morirán antes de que venzamos! - Objetó Igor con un gesto de miedo: - ¿No podría ayudarnos el Maestro a lidiar con él? -

- ¡Cierra la boca imbécil! - Dijo una voz repentinamente.

A través del Espectro Original y sus ojos sobrenaturales, Bryan pudo sentir una avalancha de poder mágico tan grande que parecía distorsionar el ambiente. Pero incluso sin esto era capaz de identificar a la persona que aún no había ingresado en la tienda, pues la voz de Costel había quedado bien registrada en su memoria.

En efecto, el Gran Mago del Templo de Idramón ingresó poco después flanqueado por la Elfa Miriel y el Archimago del Trueno Dolón. Este había perdido una mano en su último enfrentamiento contra Bryan, pero de algún modo le habían colocado una nueva extremidad. Sin embargo, incluso sin moverse era evidente que le incomodaba bastante y no podía controlarla bien, pues los dedos temblaban constantemente; también estaba sujetando su báculo con la otra mano, que no era originalmente la dominante.

Me pregunto si le colocaron la mano de alguien o le fabricaron un artefacto con forma de mano…” Pensó Bryan con curiosidad.

- ¿De verdad crees que un miembro de alto rango del Templo de Idramón puede intervenir directamente en algo tan insignificante como una pelea de mercenarios? ¡El solo hecho de estar aquí hablando con ustedes ya es una afrenta a mi honor, estúpido! - Bramó Costel mirando a Igor con enfado: - He invertido muchos fondos de la orden en su grupo de mercenarios, también les proporcioné armamento de primera e incluso les presté magos y guerreros mucho más poderosos de los que jamás habrían podido reclutar por su cuenta. ¿Y qué he conseguido hasta ahora? ¡Nada! ¡No han podido obtener el control de Valle del Sol! -

- Abuelo… - Comenzó Sorin.

- ¡No me llames así! ¡Estoy cansado de tener que limpiar tus desastres y que sigas fracasando a pesar de toda la ayuda que te he brindado! - Le espetó Costel claramente enojado: - ¿Tienes idea de todos los problemas que he tenido que soportar porque no puedes mantenerte enfocado en lo que realmente importa? ¿Crees que nuestro templo invirtió todos esos recursos formándote y educándote, únicamente para que seas el reyezuelo de un asentamiento de bandidos? ¿De verdad crees que no sé todas las porquerías deshonrosas que has hecho a mis espaldas? ¡Si no fuera por el Bien Mayor te habría matado yo mismo hace años y con una sonrisa en la cara! ¡Da igual que seas mi nieto! -

Sorin estaba rojo de vergüenza, pero no dijo nada. Y si aún quedaba alguno entre los antiguos miembros de Falce Segador que todavía dudase de que ahora eran únicamente los sirvientes del Templo de Idramón, ese día se desengañó por completo. Todos sabían los colérico, vengativo y despiadado que era su líder; pero en ese momento estaba mirando al suelo mientras era insultado de ese modo y tampoco no se atrevía a mirar a Costel a los ojos como si fuera un niño pequeño.

- Esta vez he gastado una cantidad inmensa de mi propia fortuna para la operación de esta noche, así que no quiero errores. - Continuó Costel un poco más sereno: - Esperemos al amanecer, pues la magia de la luz siempre funciona mejor cuando es de día. En cambio, un ataque nocturno sería confuso y podrían echarlo todo a perder.

Cuando salga el sol iniciarán el ataque… ¡No se guarden nada! -

- ¡Pero si atacamos así perderemos a muchos incluso si todo sucede de acuerdo a lo planeado!... - Trató objetar Igor, pero fue silenciado por la sola mirada del Gran Mago.

- Conseguí las otras facciones grandes se uniesen a la de ustedes. - Dijo Costel con un susurro peligroso, entrecerrando los ojos: - ¿Y ahora estás diciendo que ni aun así pueden matar a Dalibor y su chusma sin que yo tenga que intervenir directamente? -

- ¡Yo…! -

- Cierra la boca, Igor. - Lo interrumpió Sorin tajante y luego se volvió hacia su abuelo: - Se hará como dices y atacaremos al amanecer. No tendrás que actuar. -

Costel asintió y retrajo un poco su ira, pero luego dijo: - Deben tener éxito Sorin. Tu futuro depende de esta noche. No me importa cuánto dinero, esfuerzo o vidas cueste… ¡Quiero que tengas el control del Valle del Sol para el final de este mes! -

- Muy bien, entonces te contaré los detalles de la operación… - Comenzó a decir Sorin, pero se detuvo por un gesto de su abuelo.

- ¡Espera! - Dijo Costel extendiendo una mano: - Colocaré una barrera por seguridad. -

- Muy bien abuelo. - Asintió Sorin y se volvió hacia el hombre que lo había acompañado a parlamentar: - ¡Ve a traernos un poco de ron antes de comenzar! ¡Date prisa! -

*****

Bryan sintió que ya había escuchado lo suficiente y tampoco quería arriesgarse a ser descubierto por las defenzas del Gran Mago, así que retiró a su Espectro Oscuro a una distancia prudencial mientras le contaba Trunks todo lo que había visto y oído. Al mismo tiempo, ignoraba magistralmente las confusas expresiones de los mercenarios, que no entendían cómo era posible que supiese tanto sobre lo que se hacía o decía en el campamento enemigo.

- Que extraño. - Dijo el Cazador de Monstruos: - Por lo que escucho están más interesados en matar a Dálibor que en obtener la mina. -

- Es normal que las tres fuerzas se unan para luchar contra la Banda de Drakar por el control del Mithril, pero esa alianza sería algo temporal, pues lo más probable es que ningún lado se comprometa por completo en la batalla. - Comentó Bryan pensativo: - Todos querrán que el resto se debilite y guardarán sus fuerzas hasta el final, con la esperanza de poder derrotar al resto. Así es como funcionan generalmente las cosas en el Valle del Sol. -

- Exactamente. -

- Pero no contamos con que Costel todavía estuviese aquí. Ese Gran Mago es orgulloso, al igual que todos los miembros de su templo y estaba seguro de que ya se habría marchado. Digo, si alguien se entera de que estuvo financiando a mercenarios en una asentamiento criminal, su reputación caerá por los suelos. Al menos sabemos que, precisamente por eso, no intervendrá hasta que se quede sin opciones. - Concluyó Bryan: - Sin embargo, ha hecho algo. Algo que no me quedó claro. Y necesitamos saber de qué se trata. El problema es que ahora están aislados y podrían descubrirme si me acerco demasiado. -

Mientras pensaba en qué hacer, observó a la única figura que se movía en medio del campamento de Falce Segador, pues para entonces todos los ataques se habían detenido y la gran mayoría estaba aprovechando para descansar todo lo posible antes de la llegada del amanecer.

- ¿Conoces a ese tipo que estuvo agitando la Bandera de Parlamento junto con Sorin? -

- No personalmente, porque se unió después de que yo me fuera. - Respondió Trunks: - Sé que su nombre es Póstumo o algo así. Pero no es un guerrero, sino una especie de sirviente recadero que siempre está cerca de Sorin para hacerle mandados. Nadie importante. -

- ¿“Siempre” está cerca de Sorin? ¿Cómo es eso? -

- Ah Sorin le gusta pensar que es un auténtico aristócrata en lugar de un bastardo, así que cuando puede se hace acompañar por uno o dos sirvientes que hacen tareas menores. De hecho, no es que le importen particularmente, por eso muchas veces se mueren y él tiene que reemplazarlos cada dos años o algo así. Están ahí principalmente para que se sienta un poco más relevante. -

- Ya veo. - Comentó Bryan y entonces tuvo una idea: - Trunks, tú eres mejor que yo con el sigilo… ¿Crees que podrías infiltrarte en el campamento de Falce Segador y secuestrarlo? -

El Cazador de Monstruos entrecerró los ojos un momento mirando a su objetivo desde la posición elevada en la que estaban y preguntó dudando: - Quizá sea posible mientras que todos están dormidos y los miembros más poderosos estén hablando en la carpa principal… ¿Pero es necesario? Solamente es un sirviente. -

­- Si, creo que es necesario. - Respondió Bryan sonriendo astutamente: - Te diré exactamente en dónde está. -

*****

Trunks sabía exactamente cómo tenía que correr para moverse a la mayor velocidad y emitiendo el menor número de sonidos. En ese momento casi todo el terreno estaba húmedo, pero no completamente mojado, pues el día transcurrido había secado buena parte de los estragos que la tormenta había provocado, por lo cual ahora tenía una buena cantidad de tierra suave, perfecta para pisar sin provocar vibraciones.

Desde que Sorin se hizo cargo, Falce Segador pecaba de soberbia y por eso mismo Trunks sabía que no esperarían ser atacados por ninguna otra fuerza que no fuese una de las principales bandas del Valle del Sol. Por eso mismo se habían acostumbrado a vigilar de forma perezosa sus campamentos, porque se sentían muy seguros cuando estaban juntos y bien armados. Todo lo contrario de él, que había vivido tanto tiempo al límite en el Bosque Oscuros y rodeado de tantos peligros, hasta el punto que ya ni siquiera era capaz de dormir con comodidad si no tenía al menos un cuchillo bien afilado bajo la almohada.

Cuando Trunks estaba a veinte metros del campamento, se detuvo. Generalmente nadie mandaría a un grupo para patrullar tan lejos en semejantes circunstancias, porque podrían ser emboscados sin que sus compañeros pudiesen llegar a tiempo para ayudarlos. Pero la experiencia le había enseñado que, cuando se trata con seres humanos, nunca hay que contar con la lógica o la coherencia.

De modo que comenzó a caminar apoyando los costados de la planta del pie en lugar del talón y controló su peso apropiadamente junto con su respiración para avanzar casi en completo silencio.

Sus antiguos compañeros todavía estaban durmiendo y Trunks sentía unas ganas bastante intensas de comenzar a degollarlos a todos para vengar el hecho de que hubiesen abandonado a su antiguo capitán y elegido a la mierda de Sorin, pero al final consiguió no ceder a ese impulso. No debía cometer el error de pensar que podía tomar a todos desprevenidos simplemente porque estuviesen dormidos, ya que el único motivo de que pudiesen descansar de ese modo era porque se sabían lo bastante capaces de levantarse en menos de un segundo y matar a cualquiera que se acercase demasiado.

Sin embargo, habían perdido buena parte de su sentido de precaución. El campamento que habían levantado estaba completamente desorganizado y consistía en centenares de tiendas en su mayoría levantadas con madera, ramas secas y hojarasca.

Gracias a eso pudo moverse con mucha facilidad sin ser visto en cuanto burló a los centinelas y comenzó a caminar entre las tiendas. Ni siquiera necesitó ser especialmente sigiloso, porque en la oscuridad de la noche nadie podía distinguir realmente sus facciones a no ser que se acercase a unos cinco metros y Trunks utilizaba principalmente su oído para saber por dónde tenía que moverse sin encontrarse con nadie.

Finalmente llegó a al lugar en que se almacenaba el ron y otros aguardientes, que eran en cierto modo la posesión más valiosa por ser el único alivio a la incomodidad de ese asedio. Ahí se encontraba Póstumo llenado unas jarras con la fuerte bebida alcohólica, entre quejas, maldiciones y murmuraciones por su molesta situación.

Ahora venía el verdadero problema. Para Trunks hubiese sido mucho más fácil capturarlo usando un veneno paralizante, pero Bryan había dejado muy claro que quería interrogar a esta persona. De modo que se acercó por detrás y le dio un golpe certero que lo dejó apenas inconsciente, para después amordazarlo.

Después, en un acto que combinaba tanto la practicidad como el desprecio, metió al menudo Póstumo en un costal que había traído consigo y que normalmente se usaba para guardar trigo. Una vez listo se alejó usando una ruta diferente.

Si estuviese en el Bosque Oscuro habría podido usar la espesura como camuflaje, pero en esas circunstancias tan apremiantes no le quedaba más remedio que improvisar.

Regresar fue mucho más difícil porque tenía que cargar una alimaña de setenta kilos, pero al final consiguió desplazarse sin ser visto hasta un lugar donde Bryan ya lo estaba esperando para alejarse volando con el rehén.

En el momento en que le entregó el saco, la expresión de Bryan se quebró por unos momentos, como si estuviese conteniendo la risa o el llanto. Pero casi de inmediato se alejó por los cielos oscuros hacia el lugar de reunión y Trunks comenzó a correr para alcanzarlo.

Aunque cuando se estaba elevando, le pareció que Bryan susurraba algo que sonó como: El Hombre del Saco. Pero no entendió a que se refería.

*****

"El Hombre del Saco se lleva a los niños que se portan mal"

Bryan se reunió con Trunks y los 30 mercenarios. Inmediatamente arrojó suelo al sujeto llamado Póstumo. De ese modo, mientras luchaba por desterrar de su mente esa imagen en la que su amigo se superponía con la figura del folclor hispano que secuestraba niños, comenzó con su interrogatorio.

Lo primero era despertar al sujeto, así que le arrojó agua de su cantimplora hasta que el frío y la necesidad de respirar hicieron lo suyo.

- ¡¿Quién eres?! -

- Alguien curioso. - Respondió Bryan sonriendo maléficamente.

- ¡¿Qué?! ¡¿Quién?!... Espera. - Balbuceó Póstumo confundido, pero entonces vio al hombre que estaba parado junto a Bryan y casi chilló de terror: - ¡Ese es Trunks! ¡No! ¡Yo no sé nada! ¡Yo no sé nada! -

- Aun no te he preguntado nada. - Dijo Trunks con una mueca: - ¿Y ya estas mintiéndome? ¡¿Eres masoquista?! ¡¿Quieres tanto que te lastimemos?! -

Bryan se inclinó junto al aterrorizado Póstumo y le habló mostrando esa sonrisa suya que tan atractiva u horrible podía ser, según su voluntad: - El caso es, Póstumo, que hace algunos años yo era un sirviente como tú. Recadero como tú. Lacayo igual que tú.

Y si en ese entonces, alguien me hubiese preguntado: “¿Cuál es el gran secreto que ocultan tus amos?” … Pues lo más probable es que hubiese podido responder. -

- ¡Yo!... –

Póstumo intentó decir algo, pero Bryan le puso una mano en la boca para silenciarlo.

- Ssshhhh… Te estas adelantando. - Susurró cruelmente: - Primero hay que comenzar con lo elemental… -

Luego se levantó y miró a dos de los mercenarios que ya había seleccionado para sus propósitos.

- Comiencen a torturarlo, pero amordácenlo para que nadie nos escuche. -

Los mercenarios asintieron y comenzaron a trabajar. Primero le rompieron algunos huesos a Póstumo y luego pisaron o golpearon la zona para incrementar el dolor. El pobre trataba de gritar inútilmente, pero lo tenían bien amordazado.

- ¿No deberías haberle preguntado algo antes de comenzar a torturarlo? - Preguntó Trunks con algo de curiosidad.

- No, si le hubiese dicho lo que quiero saber me habría mentido directamente y no tengo tiempo. - Respondió Bryan de forma categórica: - De este modo hablará más rápido…. ¡Muy bien, ya es suficiente! -

Los mercenarios se detuvieron. Eran profesionales y habían hecho un muy bien trabajo lastimando al sirviente sin poner en riesgo su vida. Póstumo estaba hecho una bola adolorida y sollozaba con mucha fuerza por debajo de su mordaza. Bryan esperó a que se calmara un poco, lo liberó y entonces le preguntó con un tono casi amistoso: - Entonces… Señor Póstumo. ¿Hay algo que quiera contarme? -

- ¡El verdadero objetivo de mañana es matar a Dalibor! ¡La verdad es que Sorin encontró la mina de Mithril primero que la Banda de Drakar, pero no dijo nada y más bien filtró a propósito la información para que el Berserker se apresurara a venir hasta aquí! -

- Ajá ¿Qué más? -

- La Casa de Menlo fue comprada. No sé cómo, pero el Gran Mago les prometió ayudarles con algún tipo de problema político en su país de origen. La Tribu de Katar aceptó ayudar porque Sorin juró que les daría toda la mina. ¡Les dijo que no la necesitaba realmente y que podían tenerla si lo ayudaban! -

- Porque sabe que esos bárbaros ni siquiera saben cómo minar el Mithril y probablemente terminen debilitándose más de lo que se beneficiarían si lo obtienen. Al final él puede atacarlos más tarde y quedarse con todo. - Aclaró Trunks.

- Muy bien… ¿Quieres contarme algo más? - Preguntó Bryan con una sonrisa peligrosa mientras tocaba con su pie a Póstumo en una de las zonas que tenía huesos rotos.

- ¡Espera! ¡Si! Una vez… ¡Una vez lo escuché hablando! -

- Hablando de qué o hablando de quién. - Canturreó Bryan con cierta impaciencia.

- Sólo lo escuché una vez hablando. Una vez dijo algo así como: “Nuestros amigos con Dálibor.” - Respondió Póstumo desesperado.

- ¿“Nuestros amigos con Dálibor”? - Repitió Bryan pensativo, pero entonces su expresión se iluminó.

- ¿Sabes a qué se refiere? - Preguntó Trunks.

- Por supuesto… ¡Tiene a hombres infiltrados en el campamento de la Banda de Drakar! - Exclamó Bryan con una carcajada: - Un grupo de traidores que seguramente estarán ocupados ahora mismo en alguna parte, preparando un sabotaje. -

- Si tienen éxito, cuando amanezca la Banda de Drakar perderá. - Concluyó Trunks preocupado: - Están pensando que la pelea será por la Mina y por eso no esperarán una batalla de aniquilación. -

- No necesariamente. - Dijo Bryan sonriendo: - Siempre puede ocurrir algo imprevisto. -

Después de decir eso, se volvió hacia el sirviente y le acarició la cabeza mientras le decía mirándolo a los ojos: - Muchas gracias, de verdad. –

Luego se levantó y ordenó a los mercenarios: - Mátenlo rápido y sin dolor, luego oculten el cuerpo y traten de enterrarlo si se puede, ya que nos ha ayudado. -

Bryan se levantó ignorando las suplicas del desafortunado sirviente. No es que tuviese algo en contra suya, pero era un sirviente de Sorin y podría terminar revelando algo sobre él o su sociedad con Trunks y los Cancerberos antes de tiempo. Tenía que silenciarlo.

En ese momento recordó una vez en que también trataron de matarlo simplemente por estar en el lugar equivocado y en el momento equivocado. Habían pasado muchas lunas desde aquello, pero ese momento brillaba en su memoria como si acabase de suceder, pues fue uno de los puntos de inflexión más importantes de la historia de su vida y cuando adquirió la llave del Cementerio de la Muerte.

- Asegúrense de que esté bien muerto antes de dejarlo. - Dijo deteniéndose un instante y mirando a los dos hombres que estaban a punto de ir a cumplir sus órdenes: - No quiero enterarme de que sobrevivió fingiendo estar muerto porque lo subestimaron. -

*****

Trunks y Bryan lideraron al grupo hasta llegar lo más cerca posible de la montaña en donde se asentaba la Banda de Drakar y sin que los detectaran. Para entonces Odiseo y Grant llegaron a reunirse con ellos, liderando su centuria.

- ¿Qué hacemos ahora? - Preguntó Trunks.

- Ya verás. - Respondió Bryan y susurró un encantamiento que invocó al Pequeño Esqueleto y al Zombi Élite de Tierra envuelto en su manto de arenas.

- ¡¿Qué cosa es eso?! - Exclamó sorprendido el Cazador de Monstruos, pues jamás había visto un ser semejante incluso en el Bosque Oscuro, donde vivían toda clase de criaturas increíbles y extrañas que desafiaban la imaginación.

- Igual que este. - Respondió Bryan señalando al Pequeño Esqueleto: - Una mis creaciones únicas. Así que no te sorprendas demasiado por lo que sucederá a continuación.

Hemos venido principalmente buscando a Janet, quien seguramente está escondida en los alrededores junto con el resto de pequeños grupos, esperando el momento de apoderarse de algo en medio del caos de la batalla que tendría que ocurrir mañana.

Pero al amanecer, la Banda de Drakar será destruida. Y si Costel cumple su parte del trato, la Casa de Menlo se marchará del Valle del Sol a hacer quien sabe qué en su tierra natal. Entonces solo quedarán Falce Segador y la Tribu de Katar como poderes en el asentamiento… Y creo que sabemos quién ganará en un enfrentamiento entre ambos. -

- Sorin será el que obtenga todo al final. - Masculló Trunks muy malhumorado.

- Exacto. Y si se convierte en el dueño de este lugar, la vida se volverá muy difícil para nosotros. ¡Las oportunidades de venganza se harán más escasas! - Explicó Bryan: - Por eso quiero acelerar las cosas para que la lucha no suceda como Falce Segador desea. Pero incluso si Dálibor sobrevive, no podemos dejar que se quede con el Mithril, porque entonces podría hacerse demasiado fuerte en el futuro y aunque ahora mismo somos aliados… -

- En el Valle del Sol sólo hay conveniencia. Nos necesita mientras seamos enemigos de sus enemigos, pero si estos desaparecen, seremos rivales. - Dijo Odiseo comprendiendo.

Bryan asintió y entonces sonrió mientras daba una orden mental a su criatura. El Zombi Élite de Tierra extendió sus manos como si quisiera recoger algo y la tierra comenzó a abrirse, transformándose en un túnel oscuro.

- Vamos, ahora jugaremos con cada uno de los lados para apoderarnos de todo. -

Bryan lideró la marcha seguido por Trunks. Cada cierto tiempo se detenía para colocar unas raíces luminiscentes en las paredes del túnel, permitiendo así que los mercenarios que lo seguían pudiesen ver el camino. Las había recogido en el Mundo Subterráneo mientras escapaba de los Elfos Oscuros tras su primer encuentro con Gilberto, pero solo ahora le resultaban útiles, porque sus ojos sobrenaturales veían bastante mejor en la oscuridad que los humanos comunes y esta era la primera vez que lideraba a un grupo de estos bajo tierra.

Así se fueron adentrando en la montaña. El Zombi Élite de Tierra había mejorado bastante su técnica y, aunque todavía no podía incrementar la distancia en la que controlaba la tierra cuando hacía túneles, si consiguió que el proceso fuese más rápido y certero. De ese modo avanzaron bastante rápido.

- ¡Esperen aquí! - Susurró Bryan deteniéndose repentinamente y esperando: - ¡No hagan ruido! -

Antes de comenzar Bryan había enviado a 3 de sus Espectros Oscuros a vigilar el exterior y los campamentos de los mercenarios, pero se llevó consigo uno de ellos para poder explorar su objetivo. De ese modo supo dónde y cuándo su criatura podía abrir la salida del túnel sin alertar a nadie.

La Mina de Drakar

- ¿Dónde estamos? - Preguntó Trunks en voz baja.

- En la mina. - Respondió Bryan sonriendo.

- ¡Que increíble! -

- Lo sé. Ahora escúchame atentamente. Tu y yo vamos a hacer esto, mientras que el resto espera dentro del túnel. - Explicó Bryan susurrando a toda prisa: - Hay dos hombres en la entrada de la mina montando guardia y cinco en el interior, tres despiertos excavando y dos están dormidos. ¡Hay que matarlos sin alertar a nadie! -

- Entendido. -

- Si algo sale mal, huimos de inmediato. Nos reuniremos aquí si tenemos éxitos. Ah… Y cuidado con las alarmas y trampas que hay en el suelo. -

Bryan y Trunks se separaron inmediatamente. La mina era un único túnel que tenía un ancho de al menos cinco metros, pero había secciones en los que el techo era muy bajo, haciendo que caminar fuese muy difícil. En esos lugares se habían colocado cuerdas finas hechas con crin de caballo, que eran difíciles de ver, las cuales tenían amarrados pequeños huesos de animales que colgaban como en una especie de tendedero y a solo centímetros del suelo. Si uno no sabía exactamente en donde estaban estas cuerdas, podía terminar golpeándolas y entonces los huesos emitirían un sonido lo suficientemente fuerte como para llamar la atención de los que estaban en el interior. También había trampas para osos, que funcionaban con presión, y eran lo bastante fuertes como para romper huesos humanos con facilidad.

Todos estos sistemas, aunque improvisados, funcionarían bien contra cualquier intruso… Salvo aquellos con capacidad para ver en la oscuridad, como era el caso de Bryan, o un experto en trampas como el Cazador de Monstruos.

La puerta de la mina era el foco de las defensas de la Banda de Drakar, pero estaban pensadas para evitar que alguien entrase, no que saliese. Bryan consiguió manipular los seguros fácilmente y entreabrió la puerta con mucho cuidado para observar a los guardias, que estaban atentos a cualquier ataque desde el exterior y por eso no se dieron cuenta cuando el Desgarrador Sombrío y la Daga de Hueso del Pequeño Esqueleto les cortaron el cuello exactamente al mismo tiempo. Luego Bryan se movió rápidamente para sujetarlos antes de que se desplomasen al suelo o emitiesen algún sonido.

- Deja eso. - Susurró Bryan cuando vio que el Pequeño Esqueleto estaba a punto de comenzar a saquear uno de los cuerpos: - Tráelo aquí. -

Bryan acomodó los cuerpos con mucho cuidado y luego regresó, deteniéndose en su camino para desactivar las Trampas de Osos, pues no quería que ninguno de sus hombres se lastimase por accidente. Cuando llegó al fondo del túnel, que se prolongaba unos quince metros aproximadamente, se encontró con que Trunks ya les había cortado el cuello a los cinco mineros del interior en perfecto silencio y estaba explorando el entorno para encontrar un candil que iluminó el entorno.

Y ahí, apilados con cuidado, había varios paquetes que contenían el precioso Mithril que la Banda de Drakar había estado minando hasta ese momento. Los habían hecho bastante pequeños, como pequeños ladrillos y la idea era que cada hombre se llevase uno, para que así pudiesen escaparse con todos ellos a toda prisa, aunque aun así eran bastante pesados y sobre todo numerosos.

- ¡Excelente! Ahora haremos lo siguiente. - Explicó Bryan sonriendo: - Voy a provocar un derrumbe en la entrada de la mina, sellándola por completo. Podrán usar el túnel por el que vinimos para sacar todos estos paquetes sin que nadie se entere. ¡Háganlo rápido porque tenemos que terminar esto antes de que llegue el amanecer!

No debería haber ningún problema, pero por si acaso voy a dejar contigo a mi criatura. Puede controlar la tierra a voluntad y posee cierta inteligencia, así que debería entender las instrucciones que le des. -

- Es increíble… ¿De dónde sacaste un monstruo como este? Bueno, luego me lo contarás. Haré lo que dices y me ocuparé de que los hombres saquen el Mithril de aquí… Pero ¿qué hay de Janet? -

- Ella no aparecerá hasta que comience el conflicto. - Respondió Bryan: - Pero no te preocupes. ¿El veneno que me diste funcionará? -

- Es el polvo de un hongo que encontré en el Bosque Oscuro y podría dormir hasta un centauro… Aunque solamente durará unas horas. - Aclaró Trunks.

- Eso es perfecto. - Dijo Bryan: - Entonces yo me ocuparé de Janet cuando salga. Tú y los hombres concéntrense en sacar el Mithril de aquí lo más pronto posible. Esperen a que se desate el derrumbe antes de comenzar.

Además, voy a llevarme los cuerpos de estos cinco y también los dos de la entrada. -

- ¿Por qué los quieres? - Preguntó Trunks intrigado.

- Para echar más leña al fuego, amigo. - Respondió Bryan sonriendo: - Ya lo verás. -

Bryan se despidió de Trunks e invocó cinco Guerreros Zombis para que llevasen cada uno de los cuerpos. Luego abandonó la mina y comenzó a caminar con cuidado, evitando las patrullas. Cada cierto tiempo se detenía para dejar un cadáver en el suelo. Entonces con la ayuda del Pequeño Esqueleto rápidamente les habría el vientre para exponer las vísceras del muerto, pero se cuidó bien de dejar el rostro intacto para que los reconocieran fácilmente.

 La Banda de Drakar tenía más de mil combatientes en esa empalizada y aunque Bryan poseía los Espectros Oscuros, más unas habilidades físicas impresionantes, realmente no habría podido moverse tan fácilmente sin ser detectado… de no haber tenido algo de ayuda.

Había alrededor de una veintena de traidores sobornados por Sorin que ahora tenían la misión de sabotear las defensas de la empalizada y estaban cortando algunas de las secciones clave del muro de madera en la oscuridad de la noche. De este modo, cuando el combate estallase al amanecer, los atacantes pudiesen abrir una brecha con facilidad.

Naturalmente no querían ser descubiertos y habían usado diversos métodos para asegurarse de ser asignados como guardias en esa hora en particular, de modo que pudiesen trabajar debilitando el muro sin ser descubiertos.

Pero por ese motivo Bryan consiguió llegar hasta ellos con facilidad. Y además se dio el lujo de dejar un rastro de cuerpos que otros podrían seguir desde la entrada de la mina.

Una vez que estuvo cerca de los traidores, se colocó una máscara del Manto Oscuro que ocultaba sus facciones como un pasamontañas. Mientras tanto le ordenó al Pequeño Esqueleto que se ocultase de la vista y se reuniese con él afuera de la empalizada.

- Hola amigos. - Dijo con un susurro.

Los traidores se sorprendieron y tomaron sus armas, pero al ver que estaba solo dudaron en atacar, pues podrían atraer la atención de sus compañeros durmiendo.

- ¡¿Quién eres tú?! -

- El Maestro Sorin me envió. - Respondió Bryan rápidamente: - ¿Ya terminaron de debilitar el muro? ¡Recuerden que el ataque total será pronto! -

Las palabras de Bryan confundieron aún más a los traidores pues, aunque era sospechoso que Sorin enviase a un infiltrado justo en ese momento, el hecho de que supiese tantas cosas como la misión que les habían dado o que muy pronto habría un ataque definitivo, los hicieron dudar.

- Ya casi habíamos terminado. - Respondió uno de ellos: - Se romperá con facilidad ante la primera explosión de magia. -

- Excelente. - Respondió Bryan sonriendo y ya no se molestó en bajar la voz: - Entonces permítanme ayudarles. -

Inmediatamente después extendió una mano y conjuró una bola de Fuego Glacial Místico carmesí, la cual avanzó raudamente hacia el muro. Antes de que ninguno de los traidores pudiese hacer algo, los troncos que habían estado desgastando cuidadosamente explotaron al mismo tiempo.

- ¡Qué estás haciendo! - Gritó uno de los traidores, porque sabía que esto despertaría a todos.

- ¡Sorin les envía saludos! Pero mi Maestro dice que ya no necesita peones inútiles… ¡Así que pueden morir sabiendo que ayudaron a Falce Segador! - Exclamó Bryan en respuesta y comenzó a atacarlos.

- ¡Maldito! ¡¿Falce Segador va a traicionarnos?! -

- ¡Teníamos un acuerdo! -

- ¡Desgraciado! ¡Te mataré! -

- ¡Aunque sea lo último que haga, acabaré contigo! -

Pese a sus amenazas, los mercenarios traidores estaban sorprendidos, confundidos y agotados por el trabajo nocturno, así que no pudieron reaccionar a tiempo. Bryan consiguió matar a cinco de ellos antes de que finalmente pudiesen devolver algo de daño y luego corrió a través del agujero, perseguido por estos hombres quienes estaban tan cegados por el odio y el deseo de vengarse, que no pensaron bien las cosas y salieron de la empalizada.

Por supuesto que en ese momento las alarmas ya estaban sonando y los mercenarios despertaban en todos lados. Y fue entonces que Bryan cerró los ojos por un instante, para dar una orden mental al Zombi Élite de Tierra a la distancia.

Con un terrible estruendo, una parte de la ladera montañosa se derrumbó, enterrando por completo la entrada de la mina e impidiendo que cualquiera pudiese ingresar para descubrir o atacar a Trunks y sus hombres.

El sonido del desplome fue tan intenso en esta ocasión que despertó a todo el mundo, ya fuese la Banda de Drakar, la Tribu de Katar, la Casa de Menlo o Falce Segador. Esto llamó la atención de los traidores que perseguían a Bryan, provocando que se detuviesen por un instante y mirasen a su espalda para entender lo que sucedía.

Ese instante fue lo que Bryan necesitaba para alejarse volando a toda prisa con el Arte del Noveno Diagrama Celeste. Y en segundos su figura había desaparecido en la oscuridad del cielo nocturno como si nunca hubiese estado ahí.

*****

Cuando ocurrió la primera explosión todos los hombres de la Banda de Drakar se levantaron a toda prisa para defender los muros de un posible ataque nocturno, pero Dálibor se desentendió por completo de esto y se dirigió en primer lugar hacia su preciosa mina de Mithril, para asegurarse de que estuviese bien defendida. Sin embargo, antes de que estuviese cerca, la ladera se derrumbó provocando una nube de polvo y detritos que los dejó confundidos unos momentos.

Cuando el polvo se asentó un poco, la entrada parecía completamente sepultada. Dálibor maldijo y estaba a punto de llamar a unos magos de tierra para ayudar a sus hombres, que creía atrapados adentro. Y por supuesto que también asegurar el precioso mineral…

Pero de pronto su nariz percibió el olor a sangre fresca y vio el primer cadáver eviscerado.

- ¡No es posible! ¡No! - Gritó al mismo tiempo que una idea improbable, aunque no del todo imposible, comenzaba a formarse en su mente: La de que quizá (de algún modo misterioso) sus enemigos habían entrado hacía mucho y le habían robado el Mithril.

Aunque no era mucho, el Mithril en estado bruto seguía siendo bastante pesado como para que lo pudiesen sacar rápidamente y en completo silencio. Pero entonces: ¿Por qué alguien se había tomado el tiempo de matar y cortarle el vientre a este guardia? ¡Solo podría explicarse si el metal ya había sido robado de la mina!

Dalibor comenzó a correr ladrando órdenes a sus hombres y siguiendo el rastro de cadáveres, cuyo estado destrozado no hacía más que enardecer aún más la ira de todos. Y cuando reconoció los rostros de aquellos hombres que sabía estaban trabajando dentro de la mina, sus temores parecieron confirmados. Entonces el Berserker ignoró todo y comenzó a correr mientras convocaba rápidamente a más y más mercenarios hasta que vio el agujero en su empalizada.

- ¡Por el trueno! ¡¿Cómo es posible?! ¡Malditos! ¡Los mataré a todos! - Juró el Berserker y corrió afuera seguido por casi todos sus hombres… y entonces se encontró de golpe con los traidores sobrevivientes.

Cuando esos hombres vieron a Dalibor; la culpa, el miedo y el temor reemplazaron completamente al odio que sentían por Bryan, a quien creían un enviado por Falce Segador. Todo había sucedido tan repentinamente que se confundieron y sin darse cuenta dejaron que sus expresiones revelasen al líder de Drakar todo lo que necesitaba saber.

- ¡Maten a los traidores! - Ordenó el Berserker.

Sus hombres obedecieron de inmediato y comenzaron a matarlos de forma despiada. Pero el más desafortunado fue aquel que tuvo la mala suerte de ser atrapado personalmente por Dálibor, porque el Berserker comenzó a cortarle las extremidades de un modo espantoso y solamente se detuvo cuando el hombre estaba a punto de morir.

- ¡Habla! ¡¿Quién me robó el Mithril?! ¡¿Quién te ordenó traicionarme?! - Preguntó Dalibor pateándolo con crueldad: - Estas muriéndote… ¡Pero todavía puedo hacerte sufrir! ¡Habla ahora mismo! -

Sabiendo que las palabras de Dalibor eran ciertas, el traidor entendió que no le quedaba mucho tiempo de vida. También estaba un poco confundido porque no sabía nada de ningún Mithril robado. Pero antes de morir recordó el odio que sentía por el asesino que “Sorin” había enviado para matarlos, así que decidió vengarse confesando todo lo que sabía, con la esperanza de que su ex jefe los vengase, aunque fuese indirectamente.

- Sorin… Fue Sorin quien… planeó todo… - Murmuró el traidor agonizando: - El realmente no quiere el Mithril… Quiere matarte a ti… Los tres grupos se han unido para matarte… Su abuelo ya compró a los de Menlo… la Tribu de Katar fue sobornada con la mina… Era todos contra nosotros… Por eso lo hice… Lo siento…. Yo… -

- ¡No me interesa oír tus disculpas, imbécil! - Bramó Dálibor enfadado y comenzó a aplastarle la cabeza al moribundo con su pie, hasta que su cráneo estalló, esparciendo sus sesos por todo el suelo.

Sin embargo, a pesar de su salvajismo momentáneo, el raciocinio del Berserker le alcanzaba para comprender buena parte de lo que había escuchado, aunque quedaban algunos detalles que seguían sin tener sentido. Pero si captó lo esencial y también lo hicieron todos los hombres de la Banda de Drakar que lo habían seguido.

Muy pronto la ira despertó en los corazones de todos.

- ¿Así que quieren matarme a mí? - Exclamó el Berserker con una furia infinita: - ¡¿Primero me roban y ahora quieren matarme?! ¡Ya veremos quién mata a quién! -

Entonces sacó su terrible hacha de guerra, la cual tenía inscritas muchas runas misteriosas que resplandecían con un color rojo como la sangre iluminada por la luz de la luna. Y con ella señaló los campamentos de los mercenarios.

- ¡Al ataque! - Ordenó. 

Furia de Berserker

Nota del Traductor

Hola a todos, soy acabcor de Perú, es 5 de octubre del 2022.

Disculpen la demora, pero sufrí un terrible caso de insomnio por culpa del estrés que me dejó varios días sin dormir y en esas condiciones (más todo el trabajo pendiente) no conseguí imaginar un capítulo lo bastante bueno. Cuando finalmente recibí un medicamento y pude descansar, descubrí que había escrito muchas incoherencias sin darme cuenta que no podía salvar pese a que lo intenté. Así que decidí hacer borrón y cuenta nueva, reescribiendo completamente todo el capítulo.

Por supuesto que por eso iba a compensarlos y por eso hice un gran esfuerzo en darles un capítulo bastante largo y entretenido, que valiese por 2, sin perder calidad. Espero haberlo conseguido y lamento por la espera.

Mucho de lo que ocurre en mi nueva versión está inspirado en el libro La Isla del Tesoro escrito por Robert Louis Stevenson, sobre todo los diálogos de los piratas que creí apropiados para representar la forma de hablar de los mercenarios. Gran parte de los diálogos también provienen de películas como Bad Boys II o la serie Gotham, así como los acontecimientos que suceden. Incluso hay un giño a Isekai Wa Mob en la parte de la tortura.

En el original es Falce Segador quien obtiene la mina primero y Dalibor se alía con los otros poderes para obtenerlo, aunque después resulta que en realidad todo es una trampa de Sorin, que ya ha conseguido sobornar a las otras dos fuerzas. Al principio iba a seguir este mismo enfoque, pero quería que Bryan se enterase primero de todas estas conspiraciones y que le costara un poco, porque si los Espectros Oscuros “justo escuchan todo lo que necesita saber” todo el tiempo, pues parece demasiado sencillo. De ahí que agregase al personaje de Póstumo y su consecuente tortura.

Sin embargo, si lo hacía entrar fácilmente a la empalizada para sacar a alguien, parecería que Falce segador era demasiado descuidado con sus defensas pese a ser el asediado. Por todos estos motivos decidí cambiar el orden de las cosas y hacer que fuese Dalibor el asediado por los demás.

La realidad de que uno pierde cinco veces más hombres atacando un fortín que en una batalla en campo abierto, es un principio militar encontrado tanto en el Arte de la Guerra de Sun Tzu como en muchos otros tratados semejantes, sobre todo los romanos.

La mina de Dalibor y las trampas que puso, así como las alarmas de hilos con huesos están inspirados en el videojuego Skyrim. Que Bryan dejase cadáveres desollados para llamar la atención, es una referencia al Silencio de los Corderos, donde Hannibal Lecter hace algo parecido (aunque mucho más visceral) para distraer a la policía y escapar.

Los diálogos de Sorin y Costel son completamente inventados. En el original el Gran Mago apoya a su nieto de un modo casi incondicional pese a su comportamiento, pero yo he representado una versión mucho más moralista del personaje y quería dejar en claro que no está contento con su nieto.

En este capítulo ya tendrían que haber aparecido la Casa de Menlo y la Tribu de Katar, pero aún los estoy sopesando en mi mente así que decidí dejarlos fuera por ahora.

Pero déjame saber tu opinión en los comentarios: ¿Te gustó el capítulo? ¿Cuál fue tu parte favorita? ¿Habrías cambiado algo? ¿Te gustaron los diálogos? ¿Qué te pareció el plan de Bryan para adelantar la batalla? ¿Te gustó la referencia al hombre del saco o el ropavejero? Asumí que Bryan en su mundo original tenía internet y por eso sabía al respecto.

Tengo que agradecer la ayuda de mis lectores Beta. Primero, Gabriel Morffes que me ayuda con la ortografía y los errores de redacción. También están las invaluables opiniones de Jaime Beltran. Pero un especial agradecimiento debe ser dado, porque cuando terminé de hacer las correcciones descubrí con horror que la imagen que había seleccionado al final ya no cuadraba con el texto. ¡Iba a tener un trabajo asimétrico! ¡Inconcebible! Pero justo cuando entraba en pánico, un héroe apareció. Alguien me mandó justo hoy día una imagen salvadora que no solamente era excelente (tras unos retoques mínimos en Photoshop) sino que además resumía perfectamente el sentimiento con el que quería terminar el capítulo. ¡Y encima es mejor que la que originalmente yo había elegido, porque el personaje lleva un hacha en lugar de espadas!

Así que… ¡Muchas gracias Gary Guardia! ¡Gracias a ti he podio publicar hoy día!

Si puedes apoyarme con donaciones a mi cuenta Patreon te loa gradeceré infinitamente, pues incluso unos dolaritos me podrían ayudar bastante en este momento. También puedes ayudarme compartiendo este proyecto en redes sociales o con conocidos para aumentar el número de lectores o señalando cualquier error ortográfico que se me haya podido escapar.

¡Nos vemos la próxima semana!