246 Retorno

Bryan examinó cuidadosamente lo minerales mágicos, muchos de los cuales eran invaluables y seguramente le serían muy útiles en el futuro. Después de guardarlos en su Anillo Espacial junto con las joyas, se dirigió junto al Pequeño Esqueleto, quien ya había apilado los huesos más importantes y que contenían la mayor cantidad de poder. Entonces Bryan invocó a un nuevo grupo de zombis para que lo cargaran todo.

- Me alegra haber encontrado un tesoro, Maestro. - Dijo Gilberto mirando hacia la entrada con algo de desazón: - Pero es molesto pensar en que tendremos que correr por ese puente de nuevo. Y ese sendero oscuro con la luz que lo quema todo… ¡Que pereza! -

- No te preocupes por eso. - Respondió Bryan sonriendo: - Teníamos que pasar por las pruebas para sortear las defensas mágicas, pero sobre todo porque no sabíamos en dónde estaba la cámara principal. Ahora no necesitamos volver por el mismo camino. -

- Pero estamos bajo tierra. ¿Cómo vamos a salir? -

- Te mostraré. - Respondió Bryan y caminó hacia una de las paredes de la cámara. Luego colocó sus manos sobre la roca pulida para sentir cualquier rastro de magia que pudiese haber en el interior y entonces dijo: - Gilberto, usa tu Aliento Ácido aquí. -

El dragón se trasformó parcialmente e hizo lo que le pedían. Su aliento corroyó las juntas de la pared rápidamente, aflojando las grandes rocas. Luego Bryan alzó una mano y disparó una bola de Fuego Glacial Místico carmesí, que destruyó por completo las lajas de piedra al igual que cualquier barrera mágica que estuviese sobre la superficie.

Entonces llamó a sus Espectros Oscuros para que se introdujesen en la pared destrozada y averiguasen si no había algo más allá, como un cauce de agua subterráneo o alguna otra eventualidad. Cuando estos confirmaron que no pasaba nada, Bryan se volvió hacia el Zombi Élite de Tierra y le dijo: - Haz lo tuyo. -

La Criatura Oscura asintió con alegría y extendió sus brazos como si estuviese sujetando algo. De inmediato la tierra comenzó a retirarse para dar paso a un túnel formado mágicamente, que ascendía poco a poco.

- ¡Impresionante! - Admitió Gilberto a pesar suyo.

- Las defensas de este lugar están orientadas a impedir la entrada. No son para bloquear la salida. - Explicó Bryan sonriendo: - Con su ayuda, nos será sencillo regresar. -

El Zombi Élite de Tierra lideró la marcha de regreso, pues sus poderes no tenían un alcance infinito y tenía que abrir el túnel conforme avanzaban. Si un humano normal hubiese estado entre ellos habría tenido serios problemas por la falta de oxígeno, pero Bryan y Gilberto poseían una mayor resistencia y el Pequeño Esqueleto ni siquiera tenía pulmones para empezar.

De este modo el ascenso se hizo mucho más rápido que el descenso y en pocas horas salieron a la luz del día con tan solo unos 50 metros de distancia con respecto a la entrada.

Una vez ahí, Bryan hizo que los zombis que cargaban los huesos de la misteriosa criatura los dejasen en el suelo y comenzó a examinarlos porque quería llevarse algunos de ellos para hacer experimentos. Contrario a lo que esperaba, el Pequeño Esqueleto se veía bastante feliz de que Bryan los tomase y saltaba alegremente cada vez que seleccionaba alguno.

Después de esto Bryan se dirigió a la entrada del monumento, donde se alzaba el Obelisco. Claramente estaba hecho de algún material increíblemente valioso, y si lo destrozaba podría venderlo para hacer una fortuna o usarlo para su Alquimia. Sin embargo, al final no pudo hacerlo. Quisiera o no, lo cierto era que Bryan ahora que era un ciudadano de Itálica y no parecía apropiado que fuese él quien destruyese un monumento al semidiós Ascanio Ítalo, que era el padre fundador del Imperio al que pertenecía. Sabía que con la barrera destruida probablemente otros podrían llegar y apoderarse del sitio de todos modos, pero aun así no se sentía apropiado.

- Entiérralo todo. - Dijo Bryan mirando al Zombi Élite de Tierra: - Quiero que bloquees la entrada por completo y formes un montículo que cubra todo el obelisco. -

El Zombi Élite de Tierra se puso a trabajar en esa tarea que no tenía nada de sencilla, pues el Obelisco medía más de treinta metros y además Bryan quería informar al Manto Oscuro sobre este lugar, así que tenía que dejar algunas señales reconocibles. Al final le tomó bastante tiempo e incluso Gilberto tuvo que ayudar en algún momento.

Una vez que todo esto estuvo listo, Bryan se volvió hacia el Pequeño Esqueleto, que le devolvió una mirada resplandeciente llena de significado. Entonces sonrió y recitó el conjuro para enviar de vuelta al Inframundo al Pequeño Esqueleto, junto con el Zombi Élite de Tierra y los Guerreros Zombis que llevaban en sus brazos todos huesos de la criatura.

- Ya hemos estado mucho tiempo aquí y no hay barrera que nos detenga. - Dijo Bryan mirando a Gilberto: - Quiero regresar al Cementerio de la Muerte. -

El Dragón Negro asintió y asumió su verdadera forma para llevarlo por los cielos.

*****

El regreso fue mucho más sencillo en comparación, aunque no estuvo exento de incidentes. El más notable fue cuando se toparon con una manada de Arpías que intentaron devorar a Bryan con unas ansias insólitas, que le hicieron preguntarse qué podría ser aquello que estas bestias encontraban tan apetecible sobre él.

En cualquier caso, con un Dragón de su lado esas bestias aladas no tenían oportunidad y todas acabaron destrozadas por el Aliento Ácido. Lo cual era una suerte, porque su olor putrefacto no era una agradable compañía.

Cuando llegaron al Cementerio de la Muerte, Gilberto se echó a dormir y entró en una especie de estado de hibernación, el cual curaría todas sus heridas e incluso era posible que incrementase su fuerza.

Bryan no lo interrumpió y más bien se quedó trabajando en el Laboratorio con un nuevo objetivo en mente.

En las memorias de Chu Can Lan existía un tipo de medicina mágica llamada “Píldoras de Renacimiento” que tenía el efecto de reconstituir y mejorar el cuerpo de un ser humano. Pero solo funcionaba un 30 % de las veces salvo que el fabricante tuviera un tipo de Horno Refinador Ying/Yang muy poderoso. Además, solamente los magos que ya estuviesen bastante avanzados en el desarrollo de las artes físicas podían consumirlas sin morir.

Los magos demoníacos las utilizaban para rejuvenecerse cuando sus cuerpos estaban bastante lastimados. Era un modo de retrasar la inevitable corrupción que les provocaba la Esencia Mágica, aunque no era una solución permanente.

Pero Bryan acababa de recibir un cuerpo nuevo y purificado, cortesía del misterioso niño. Además, tenía la Necromancia como contrapeso para evitar la corrupción de la Magia Demoníaca, así que la Píldora de Renacimiento realmente no le serviría de mucho.

¿Por qué entonces le interesaba?

Después de experimentar con Alquimia llegó a comprender que los procesos para refinar de este mundo eran superiores a los del mundo de Chu Can Lan, tanto en concepto como en proceso. La destilación de pociones y los elixires resultantes eran asimilados mucho mejor por el organismo que las pastas toscas que componían las píldoras mágicas, así que Bryan estaba interesado en saber si era posible combinar los saberes de ambos mundos para producir una poción de rejuvenecimiento que pudiese ser consumida por una persona normal sin que hubiese riesgos para su vida.

Bryan se pasó los siguientes meses experimentando minuciosamente durante las mañanas, en busca de una fórmula efectiva que combinase la esencia de la Flor de Umbara que obtuvo en la tienda del Orco, parte del mineral carmesí sobre el cual crecía la Orquídea Vital Centenaria y más 80 ingredientes invaluables que había recolectado en el Bosque Oscuro, los Dominios del Ifrit y el Monumento de Ascanio.

No sería una empresa fácil, pero afortunadamente el Laboratorio del Cementerio de la Muerte estaba completamente equipado, con la excepción del Alambique, porque esta pieza en particular tenía que ser lo más nueva posible y sin ningún tipo de contaminación. Aunque por fortuna Bryan ya había adquirido e instalado un excelente ejemplar.

Pero para poder mezclar todos los ingredientes antes de refinarlos en elixires, se necesitaba un buen caldero. Hasta ese momento Bryan había utilizado uno que compró y que le dio muy buenos resultados. Pero la poción que estaba intentando hacer era por mucho la más compleja de todas, así que se puso a buscar en los depósitos y encontró un cofre cuidadosamente guardado, que contenía nada menos que un sólido caldero de plata cuyo interior estaba recubierto con una finísima capa de oricalco.

Si mis amigos enanos vieran esto, les daría un infarto.” Pensó Bryan sonriendo mientras usaba un cuchillo de oro para cortar el Bulbo Saltador y extraer el jugo. Cuando tuvo la cantidad deseada, se puso a pensar: “Ahora… ¿debería purificarlo o primero desintegrarlo.

Para poder fabricar pociones se necesitaban tres elementos fundamentales: El Agua Pura, que no debía ser consumida por nadie vivo, pues debido a su extrema pureza era capaz de derretir una garganta humana; pero era excelente para desintegrar ingredientes mágicos en sus partes fundamentales, siempre y cuando se tuviese el apoyo de matrices mágicas. Después estaba el Licor Dionisiaco, que podía limpiar cualquier elemento pernicioso de los ingredientes, pero tampoco debía ser consumido porque sus efectos eran igual de peligrosos para los vivos que los del Agua Pura. Y finalmente estaba el Aceite de Olivo Milenario, que preservaba las cualidades de los ingredientes, impidiendo que se diluyesen cuando el alquimista lo consideraba era necesario.

Curiosamente este último si podía ser consumido, pero como no tenía sabor y era caro de obtener, no había ningún sentido en intentarlo.

Todos los ingredientes se mezclaban en el caldero por medio de distintos tipos de fuego y el apoyo de múltiples matrices mágicas trabajando al mismo tiempo. A veces se comenzaba con el Agua Pura y los ingredientes que se quisiera desintegrar, mientras se revolvía un cierto número de veces o se dejaba reposar. En otras ocasiones primero se preservaban cosas con el aceite hirviendo antes de agregar el Agua o el Licor. Del alquimista dependía saber qué ingredientes echar, en qué determinado orden o combinación, y cuánto tiempo poner todo a hervir o dejarlo reposar. El resultado final era un tipo de néctar que luego se llevaba al alambique para ser refinado cuidadosamente hasta que se convertía en un elixir, lo que vulgarmente era conocido como “Poción Mágica”.

Como era costumbre en la ciencia de la Alquimia, ya fuese en la Transmutación de Objetos Mágicos o la Elaboración de Pociones… ¡El más mínimo error arruinaba todo el proceso!

Cuando Bryan comenzó con sus experimentos, tenía tres toneles enteros de cada una de estas sustancias para hacer pociones. Pero terminó gastando casi todas sus provisiones antes de que finalmente consiguiese resultados.

Varias veces estuvo a punto de rendirse. Especialmente cuando, a falta de cobayas humanas, tuvo que probar él mismo los ingredientes, y a pesar de su físico superior sufrió severamente cuando aparecía algún efecto adverso. Pero a pesar de todo continuó perseverando.

Tras mucho esfuerzo y sacrificio consiguió una coalescencia de ingredientes que funcionaba según las convenciones de ambos mundos. De modo que colocó la mezcla en el Alambique nuevo que Phoebe le ayudó a conseguir, para que se purificase.

Entonces Bryan recordó que necesitaba unos recipientes especiales para contener la poción resultante, pues el simple vidrio no conservaría bien las inmensas propiedades mágicas de su nuevo elixir. Y como aún quedaba tiempo para que se terminara el proceso de destilación, decidió ir a la sección de encantamientos, donde estaba la Mesa de Transmutación y ahí sacrificó varias joyas y minerales valiosos para fabricar unos contenedores que servirían a sus propósitos.

Elíxir de Juventud

- Lo conseguí. - Dijo finalmente mientras contemplaba los pequeños viales llenos de un líquido de color dorado, que parecía oro fundido.

Había sido dificilísima de preparar y de desastrosos efectos si no se hacía bien, pero finalmente consiguió preparar un nuevo tipo de poción que no existía originalmente en este mundo ni tampoco en el de Chu Can Lan.

- Lo llamaré Elixir de Juventud. - Proclamó Bryan.

La preparación de este elixir fue el más grande éxito de Bryan durante aquellos días, pero no el único. Porque cuando no estaba ocupado con la Alquimia, Bryan se dedicaba a entrenarse físicamente para dominar su nuevo cuerpo, repitiendo una y otra vez todos los movimientos de la Destreza Vulgar que había aprendido en el Valle del Sol. Incluso intentó copiar algo del estilo de Marcus, pero no tenía un arma apropiada y sus intentos en ese aspecto apenas dieron resultado.

Por las noches se la pasaba en la biblioteca, trabajando en un proyecto personal. En un rincón encontró un cofre que contenía varios rollos de pergamino sin utilizar, así que tomó uno de ellos y se puso trabajar transcribiendo el Tratado Sobre la Magia Oscura de Ascanio Ítalo. Su objetivo era crear una versión escrita en un lenguaje moderno que otros pudiesen usar, para regalárselo a Emily y así ayudarla a hacerse mucho más poderosa.

También, aunque con algo de dolor, decidió que le entregaría a la hermosa Archimaga el Báculo de Ascanio, ya que él mismo no era capaz de usarlo. Aun así, seguía siendo una reliquia invaluable que valía por lo menos un par de Provincias Imperiales y eso no era algo fácil de ceder a alguien más. Pero Bryan se dijo a si mismo que le debía esto a esa mujer que tanto sufrimiento había soportado por causa suya y que lo amaba sin medida o condición.

Pese a todo, cuando finalmente terminó de escribir el rollo de pergamino y lo colocó junto al báculo, la tentación de conservar estos objetos fue tan grande que Bryan estuvo a punto cambiar de opinión y guardar todo en el Cementerio de la Muerte.

Pero finalmente suspiró al recordar la expresión triste de Emily y guardó los regalos en su Anillo Espacial para entregárselos cuando la viese. Luego sus pensamientos vagaron en otra dirección, hasta que finalmente se dijo a sí mismo para consolarse:

- Bueno, con semejante regalo, por lo menos estoy seguro de que voy a tener un sexo increíble cuando nos encontremos. -

*****

Cuando Bryan finalmente terminó con su reclusión voluntaria, cualquier vestigio del invierno había desaparecido, la primavera estaba bien entrada y el verano ya se insinuaba. Lo cual significaba que había llegado el momento de que los estudiantes de la Academia Babilonia de Artes Mágicas y Militares tomasen un nuevo examen para examinar su desempeño y ascender de rango si era posible.

En el Anfiteatro de la Facultad Oscura, una gran cantidad de profesores estaban realizando evaluaciones, pero los estudiantes de necromancia esperaban agrupados en el exterior del edificio, pues tenían que esperar a que todos los demás terminasen antes de poder usar los campos para sus exámenes.

Entre todo aquel grupo nadie era más destacado o talentoso que la joven Lisa Addison, que había crecido bastante tanto en juicio como en poder. Desde que su familia sufrió ese trágico final, la joven bruja no había dejado de entrenarse en todas las formas posibles, porque, aunque la familia de su primo Lawrence la estuviese patrocinando, ahora sabía cuán fácilmente uno podía perderlo todo en este mundo cruel.

Ya no existía la niña que sabía que tenía un padre protegiéndola o un lugar al cual regresar. Ahora estaba totalmente concentrada en ser la mejor maga para poder pararse con orgullo en el mundo y quizá algún día recuperar el honor de su apellido.

Este cambio había sido notado por todos y muchos estudiantes inevitablemente se habían enamorado perdidamente de ella. Pero si antes era odiada por su carácter irrazonable, últimamente lo era por despecho, pues Lisa Addison rechazaba siempre cualquier confesión de amor y únicamente parecía concentrada en sus estudios.

Esto lamentablemente provocó un tipo nuevo de rencor, el cual se tradujo en rumores malintencionados que eran esparcidos a propósito para lastimarla. Pero la joven sufría en silencio para no dar a sus enemigos ninguna muestra de debilidad, aunque no eran pocas las veces en que había tenido que encerrarse en solitario para entregarse al llanto.

Había sin embargo un único tema que podía interrumpir su resolución y llenaba su semblante de una ansiedad que cualquiera era capaz de notar.

- Maestra Fanny, ya ha pasado tanto tiempo. ¿Está segura de que no hay noticias sobre Bryan? - Preguntó impotente a su profesora cuando sintió que no la estaban mirando.

- Lisa, hace meses que me preguntas lo mismo y mi respuesta no ha cambiado: Nadie sabe nada ni me han dicho algo acerca de su paradero. - Respondió Fanny con una mirada algo sombría, mientras por dentro pensaba: “¡¿Dónde se metió ese mocoso?! ¡¿Cómo es posible que no haya venido a verme en tanto tiempo?!

- Pero él me dijo que regresaría a Itálica cuando terminara con unos asuntos en la Ciudad de Valen. ¡Y sin embargo ha pasado tanto tiempo! - Susurró Lisa con un suspiro: - ¡Quieran los dioses que nada malo le haya sucedido! -

- ¡Cálmate Lisa! ¿Acaso no hemos visto a Bryan sobrevivir a todo tipo de dificultades? Incluso si encuentra algún problema sabrá cómo salir airoso. -

Lo cierto es que Fanny también estaba preocupada por Bryan, que ya llevaba casi medio año desaparecido. Todos los días se mantenía atenta a recibir noticias e incluso una vez estuvo tentada a escribirle al neurótico de su padre, para pedirle que lo buscara con los recursos de su familia, aunque el final la prudencia consiguió que no diese ese paso.

Fanny pensaba constantemente en Bryan y se preguntaba dónde estaba o qué estaba haciendo, pero lo disimulaba muy bien. Nadie se había dado cuenta de su preocupación, salvo algunas personas muy perspicaces, como la Rectora. Para todos los demás, la Maestra Fanny seguía siendo la hermosa intelectual apasionada por la Necromancia que todos querían y también anhelaban, sobre todo sus pretendientes masculinos.

Pero por más férreas que sean las murallas psicológicas que construyan las personas, siempre tienen una debilidad. Y el comentario de Lisa tuvo el efecto de una bola de nieve rodando desde los alto de una montaña, que se hace más grande conforme desciende. Del mismo modo los pensamientos de Fanny comenzaron a revolotear y su preocupación por Bryan, que tan cuidadosamente había ocultado durante meses, finalmente comenzó a mostrarse en su semblante

- Maestra Fanny, sus estudiantes pueden comenzar con sus exámenes. - Dijo un profesor de la Facultad de Magia Oscura.

Siempre es sus estudiantes. Jamás tratan a los necromantes como si fuesen parte de la Facultad y todo el tiempo quieren dar a entender que somos un lastre para ellos. Por eso, a pesar de que los horarios deberían ser sorteados, en cada ocasión nos colocan al final.” Pensó Fanny recordando todas las veces había tenido que soportar ese tipo de trato, aunque por lo menos esto la distrajo un poco de sus preocupaciones.

- Ignórelos, Maestra. - Dijo el Maestro Gene con su eterna sonrisa complaciente.

- Tiene razón, Maestro Gene. Es mejor que busquemos nuestros lugares. - Respondió Fanny con cortesía, aunque era difícil hacer esto cuando era perfectamente consciente de las verdaderas intenciones de su colega.

Pese a todo, quizá Fanny habría recibido mejor los halagos de Gene si estos hubieran venido acompañados de trabajo y esfuerzos para levantar a la Escuela Necromántica. Pero el profesor se limitaba a hacer lo mínimo indispensable y en lugar de luchar por obtener méritos, generalmente prefería retroceder de forma sumisa, recurriendo regularmente a la adulación de otras personas para mantener su puesto.

Por eso sus cumplidos, más que agradarla, le provocaban a Fanny una sensación de hastío, aunque se cuidaba bien de mantenerla oculta.

Los dos profesores entraron al anfiteatro por una puerta lateral que conducía a los estrados principales. En cambio, los alumnos de necromancia se quedaron esperando a que las Grandes Puertas se abriesen para poder dar sus exámenes; pero cuando estas finalmente lo hicieron fue necesario que se apartasen rápidamente de una gran multitud de Estudiantes de Magia Oscura que salían en tropel después de haber sido evaluados.

- Miren quién está aquí. Son la escoria de Necromancia… ¡Perdón! La escuela de Necromancia. ¿Pero realmente se le puede decir escuela a un grupito enseñado por sólo dos profesores? - Dijo una voz bastante despectiva.

Generalmente los alumnos de la Facultad de Magia Oscura se comportaban como si los Necromantes fuesen un motivo de vergüenza para ellos, pero nunca llegaban a insultarlos tan descaradamente. Sin embargo, todo cambió desde el Festival de Invierno.

Gracias a la intervención de Bryan la Facultad Oscura se había alzado con la victoria en el gran torneo de magos, rompiendo el histórico empate que tenían con la Facultad de Magia de la Luz. Pero esto en lugar de gratitud, provocó que se incrementase la hostilidad hacia los necromantes.

Bryan era el principal responsable. Porque cuando venció a los alumnos de la Facultad de la Luz, también enterró a los competidores de la Facultad Oscura, probando delante de todos lo inmaduros que eran para combatir y su pésimo trabajo en equipo. Así que todos estos estudiantes sentían que Bryan los había humillado delante de todo el colegio, sus familiares y amigos.

Pero curiosamente el principal promotor de los insultos y agravios hacia los necromantes era el único participante que no había sufrido el “acto humillante” de ser enterrado. Se trataba del estudiante Filipo Terencio, que se había ausentado del combate por motivos muy poco claros en su momento.

Este era el estudiante que había hablado de ese modo tan agraviante y también el que, acompañado por una gran comitiva de seguidores, ahora se había quedado parado en la puerta, bloqueándoles el paso a los necromantes.

De inmediato los estudiantes, con Lisa a la cabeza, mostraron expresiones enojadas. Pero Filipo seguía siendo un alumno a punto de graduarse y sus habilidades eran reconocidas por todos en la escuela ya que, desde que Markas obtuvo el rango de Adepto, era en efecto el mago más poderoso entre los estudiantes.

En ese momento Deo, el mismísimo Decano de la Facultad Oscura pasó por ese lugar, pero en lugar de castigar severamente al estudiante por sus palabras ofensivas, simplemente sonrió y lo reprendió vagamente: - Filipo, por favor no levante demasiado la voz cuando estamos en periodo de exámenes. -

- Lo lamento, honorable Decano. - Respondió Filipo con una expresión inocente, pero sonrió malévolamente en cuanto Deo se marchó y dijo con un tono aún más audible: - Lo entendería si estuviesen clasificando basura. ¿Pero qué utilidad pueden tener ustedes cuando se trata de magia? -

Todos los alumnos detrás de Filipo celebraron su comentario con risas, burlas y expresiones desdeñosas. Pero ningún profesor vino en ayuda de los necromantes, porque la única que se atrevía a defenderlos era la Maestra Fanny y ahora estaba ocupada adentro del Anfiteatro.

Los estudiantes lo sabían. El comportamiento de Deo era la prueba más clara de que el abuso que estaban sufriendo no solamente sería ignorado por la Facultad, sino que incluso era posible que lo estuviesen motivando. Todos sabían que Deo últimamente había estado solicitando en más de una oportunidad que cerrasen la Escuela Necromántica, argumentando que no tenían suficientes estudiantes y ya ni siquiera intentaba disimular que los despreciaba.

Pero Lisa había pasado por un verdadero infierno desde la tragedia de su familia y no tenía ningún temor de mirar a Filipo a los ojos. Así que lo enfrentó desafiante diciéndole un tono bastante audible: - Si hubieras tenido el valor de participar en el último torneo habrías visto que uno sólo de nosotros se basta para hacer el trabajo de cinco de ustedes. -

Esas palabras le dolieron a Filipo y su expresión se llenó de odio. Nadie lo sabía, pero después del torneo sus padres lo habían llamado para recriminarle el que no hubiese participado en ese combate que resultó ser trascendente para toda la Academia o que su hermano mayor había pasado las vacaciones burlándose de la excusa que había inventado.

- ¡Cierra la boca, mocosa! - Espetó Filipo: - Hablas de cosas que te superan. Si no me hubieran envenenado habría participado y demostrado lo inferiores que son todos ustedes en comparación. -

- Quien te superó siempre fue Markas, hasta que se graduó. - Respondió Lisa mirándolo sin ningún temor: - ¡Y el único que lo derrotó fue Bryan el Necromante! -

- ¡No te atrevas a compararme con un esclavo miserable! -

- Vaya ejemplo de elegancia eres, Filipo Terencio. - Respondió Lisa con desdén: - ¿Atacar los orígenes para justificar tus fracasos es lo que te enseñó tu familia? -

- ¿Hablas de decencia? ¿Tú? ¡Solo eres una liberta asquerosa que ya ni siquiera tiene familia! - Bramó Filipo mirándola con odio.

Por primera vez la expresión de Lisa se rompió y no fue la única. Todos los estudiantes de necromancia se estremecieron e incluso hubo varios entre los seguidores de Filipo que pensaron que su comentario había sido una bajeza. La tragedia de los Addison fue la comidilla de toda la Academia Babilonia durante mucho tiempo y había sido sentida sobre todo en la Escuela de Caballeros, donde el pasado militar de la familia de Lisa era bien conocido y también admirado.

Pero en la Facultad Oscura no había mucho espíritu castrense, así que no faltaban aquellos a quienes no les importaba comportarse de forma vil con tal de congraciarse con alguien como Filipo porque venía de una familia Antigua de Patricios y lo veían como una oportunidad de ascender en el futuro. Y cuando se trataba de malicia, la triste realidad era que aquellos que venían de familias originalmente plebeyas o que eran “nuevos ricos”, resultaban ser los más crueles y sesgados de todos.

- Seguramente la violaron varias veces mientras fue esclava. - Dijo uno de ellos, que originalmente era un Burgués.

- Imagínate con cuántos habrá estado. - Comentó otro, cuyos ancestros recién eran nobles desde hace dos generaciones.

- Tal vez tenga alguna enfermedad. - Aventuró una estudiante a la que le encantaba presumir de su apellido, pese a que su rama en realidad era una de bastardos y que por sus venas bien podría correr la sangre de más de un esclavo bárbaro.

- Ya no. -  Contestó otra que debía ser su amiga, porque dirigió una mirada de complicidad a Filipo antes de decir: - Nos contaron que los sanadores la examinaron cuando la regresaron, ¿te acuerdas? La habrán curado en ese momento. - Luego se volvió hacia Lisa y la miró de arriba a abajo, con los labios fruncidos.

- Ahora entiendo por qué defiende tanto a ese tal Bryan. Seguro que le enseñó cómo venderse y por eso no la mataron también. - Dijo uno de los recién admitidos.

El propio Filipo no había imaginado que su desalmado comentario desataría semejantes reacciones y realmente deseaba que los insolentes se callaran, pero al final pudo más su orgullo personal, aunque pronto lo lamentó. Primero porque muchos de sus seguidores, los que sí venían de familias educadas, comenzaron a retroceder para distanciarse, en un claro gesto de rechazo. Sin embargo, la principal razón era que podía ver claramente que la expresión de Lisa se había vuelto blanca de ira y se notaba que estaba haciendo grandes esfuerzos para no matar a Filipo ahí mismo.

A pesar de todo Lisa entendía que, si atacaba a un estudiante superior, sus acciones se convertirían en un gran incidente que involucraría a la familia de su primo y además sabía que el Decano Deo se pondría de parte de sus alumnos favoritos, alterando los hechos y torciendo los testimonios para perjudicar a los necromantes. Tal vez incluso cerrasen su Escuela Necromántica como castigo, acabando de un plumazo con el sueño de sus compañeros y el de la Maestra Fanny.

De modo que cerró sus pequeñas manos en puños con todas sus fuerzas para soportar la indignación, hasta que unas gotas de sangre comenzaron a resbalar entre sus dedos.

Pero la rabia de Lisa también era sentida por el resto de estudiantes de necromancia, quienes compartían el sufrimiento por la desgracia de su compañera y habían visto como el dolor de perder a sus padres había matado parte de la vida en su mirada. Por supuesto que había algunos indolentes que tenían más miedo de las consecuencias que sufrirían si atacaban, pero era cuestión de tiempo para que la mayoría se abalanzaran contra Filipo.

Ni siquiera el mejor mago de la Academia Babilonia saldría bien parado contra más de diez enemigos al mismo tiempo. ¿Y cuántos estudiantes de la Facultad Oscura realmente lucharían a su lado después de haberlo escuchado hablar de un modo tan vil y sobre todo cuando la agraviada era una mujer?

- ¡Buenos días compañeros! - Dijo repentinamente una voz animada.

En ese momento todos vieron a un joven con unos rasgos tan asombrosos y atractivos, que no parecía pertenecer a este mundo. Incluso el escultor más talentoso no podría haber tallado una fisionomía tan perfecta, ni el pintor más habilidoso hubiese podido imaginar unos ojos tan oscuros, profundos y misteriosos.

Las mujeres de ambos grupos se quedaron sin aliento por un momento y los hombres se miraban sin entender cómo era posible que el uniforme que llevaban se viese tan genial en esa persona, pero tan genérico sobre ellos.

Pero la más sorprendida de todas era Lisa, porque además de asombro, también sintió que su corazón le daba un vuelco y no comprendía por qué. No había reconocido de quién se trataba a primera vista, así que se sentía confundida. Pero entonces su mente conectó los puntos y prácticamente gritó de alegría:

- ¡Bryan! ¡Has vuelto! -

Sus palabras hicieron que todos cayeran en cuenta de que el elegante Báculo Mágico que este joven llevaba era el mismo que la decana Dean Emma había regalado al ganador del torneo y todos aquellos que se habían expresado desdeñosamente sobre Bryan ahora se sentían avergonzados, porque no solamente era atractivo, sino que desde lejos podían sentir el enorme poder mágico que poseía.

- Discúlpame por tardar tanto, Lisa. - Dijo Bryan sonriendo con alegría y ternura: - Pero estoy muy feliz de ver que estás sana y salva en la Academia Babilonia. Tengo que decirte (si me disculpas por esta osadía) que te vez aún más hermosa que cuando nos despedimos. -

Todas las estudiantes suspiraron emocionadas y muchas se sentían celosas en secreto por no ser ellas las que fuesen dirigidas esas palabras. Los alumnos de la Facultad Oscura que se habían apartado oportunamente de Filipo por sus viles expresiones sonrieron al ver esto, aliviados de que la sonrisa hubiese vuelto al semblante de Lisa. Entonces hicieron un gesto de disculpas y se marcharon por distintos caminos.

En cambio, los que se habían burlado de ella se quedaron junto a Filipo. Pero comenzaban a sentirse mal, pues la sorpresa les devolvió un poco del sentido común que habían perdido en el ardor del momento y recién comenzaban a entender que se habían pasado varios campos con sus improperios.

Los estudiantes de necromancia se emocionaron bastante al reconocerlo, incluso antiguos enemigos como Bella o Bach ahora celebraban su llegada, aunque solo fuese porque los insultos se habían detenido.

- Señorita Amy, Señorita Athena. - Dijo Bryan dirigiéndose a las dos amigas que estaban paradas a ambos lados de Lisa para darle apoyo: - Ustedes también se han vuelto más hermosas y puedo sentir que sus poderes mágicos se han incrementado considerablemente. En especial el de usted, señorita Athena… ¡Estoy convencido de que esta vez no tendrá ningún problema para aprobar el examen! -

- ¡Gracias Bryan! - Respondió Athena con entusiasmo. Ella había fallado la evaluación anterior por culpa de sus nervios y ahora los insultos del grupo de Filipo realmente consiguieron afectarla, pero las palabras de Bryan fueron como un bálsamo tranquilizador. ¿Qué importancia podría tener la opinión de unos peleles cuando el estudiante que se había convertido en el héroe del curso afirmaba que ella podía hacerlo?

- ¿Dónde estabas, Bryan? ¡Estaba muy preocupada! - Dijo Lisa con una sonrisa.

- Después te cuento, estimada Lisa. - Respondió Bryan dulcemente y luego su expresión cambió un poco: - ¡Ahora mismo tengo que rendirle homenaje al gran Filipo Terencio! ¡Nada menos que el mejor estudiantes de la Facultad Oscura! -

Y antes de que nadie pudiese entender lo que sucedía, Bryan caminó con actitud resuelta y una sonrisa amable justo en frente de Filipo. Entonces extendió ambas manos hacia él en un gesto claramente amistoso.

- Salve, Filipo Terencio. - Exclamó Bryan sin dejar de sonreír: - Hace tanto tiempo que quería saludarte en justo reconocimiento a tus muchos logros. -

Todos se quedaron desconcertados por lo que sucedía. Los lacayos de Filipo no entendían por qué el mejor alumno entre los necromantes de repente se mostraba tan educado y hasta adulador con el mayor crítico de su escuela. Por su parte, los necromantes recordaban bien el comportamiento habitual de Bryan, así que estaban seguros de que realmente no quería halagar a Filipo y más bien se preguntaban lo que estaba por suceder.

Sin embargo, nadie estaba más confundido que el propio Filipo Terencio, que habría esperado cualquier cosa en lugar de un saludo amistoso por parte de Bryan. Por un momento se confundió y no supo que decir, así que se demoró en responder y cuando finalmente intentó abrir la boca para decir algo, fue interrumpido por Bryan.

- Entiendo que no desees hablar con alguien que tiene unos antecedentes tan indignos en comparación con los tuyos. - Dijo Bryan con un tono suave y una expresión afable: - Todos me malentienden. ¿Sabes? Hay tantos que creen que soy arrogante o imprudente, pero es sólo porque he tenido que luchar mucho para arrastrarme desde abajo hasta donde estoy ahora. Los dioses saben que he cometido muchos errores en el camino. ¡Y me arrepiento de ellos! ¿Puedes tú perdonarme, noble Terencio Filipo? -

¿De qué está hablando este tipo?” Pensó Filipo confundido. Durante el último medio año había estado enterándose poco a poco de toda la información que se sabía acerca de Bryan, pero ahora que finalmente lo tenía en frente, su comportamiento no se parecía en nada a lo que había imaginado que sucedería el día en que finalmente se encontrasen. Además, ninguna de sus expresiones podía interpretarse como un insulto.

De modo que apenas acertó a decir: - Todos… somos imperfectos… de alguna manera. -

E intentó dar un paso al costado para retirarse temporalmente.

Pero entonces, con un movimiento increíblemente rápido, Bryan se adelantó para colocar sus palmas en los antebrazos de Filipo. Este era un gesto diplomático ceremonial, que usualmente se usaba para declarar públicamente que alguien consideraba al otro como a un hermano.

- Es cierto, todos somos imperfectos. - Dijo Bryan con una expresión melancólica que hizo suspirar a más de una estudiante y entonces miró hacia el cielo de forma dramática. Luego volvió a mirar a Filipo con una sonrisa misteriosa y exclamó: - De todo corazón, yo te perdono, mi hermano Filipo. -

- ¡Deja de hablar como…! -

Filipo finalmente perdió la paciencia intentó soltarse, pero entonces las manos de Bryan se cerraron con tanta fuerza sobre sus antebrazos que no solamente lo mantuvo sujeto, sino que ni siquiera pudo sacudirse. Era como si una prensa mecánica lo tuviese atrapado.

Entonces Bryan jaló en su dirección, obligando a que Filipo se acercase bastante y de pronto las dos manos del sorprendido joven estaban casi a la altura del mentón de Bryan.

Desde lejos, en donde se encontraban los profesores, uno podía pensar que se trataba de un gesto casi íntimo, como si fuesen amigos cercanos que se abrazaban después de no verse durante años y estuviesen contándose sobre algo que no deseaban que otros escucharan, una conversación privada en el peor de los casos.

Pero todos los estudiantes reunidos alrededor podían ver y oír lo que ocurría con claridad.

Sin embargo, ninguno dijo nada como si estuviesen poseídos por algún embrujo desconocido que mantenía sus labios cerrados y su sangre helada.

- Tienes unas bonitas manos, Filipo. No tienen ni un solo cayo, cicatriz o deformación propias de alguien que ha tenido que hacer alguna actividad de las clases bajas. Son unas manos verdaderamente hermosas. - Susurró Bryan casi con dulzura y de un modo que normalmente habría sido considerado excesivamente cariñoso e incluso incómodo.

Pero lo único que sintieron todos los que lo escucharon era terror, sobre todo Filipo. Y es que cualquier rastro de amabilidad había desaparecido por completo de los ojos de Bryan.

Su mirada en ese momento no era de ira o enojo, sino una que estaba vacía, fría, desprovista de cualquier emoción. En pocas palabras no estaba mirando a Filipo como a otro ser humano, sino como a un animal apenas interesante. ¡Quizá un cerdo camino al matadero recibiría más empatía de sus carniceros, de la que Filipo estaba recibiendo por parte de Bryan en ese momento!

Esa transformación era realmente aterradora para una persona que no estuviese acostumbrada. Bryan seguía viéndose atractivo, pero ya no como un príncipe misterioso sino como un depredador cuya gracia no desaparece ni siquiera cuando asesina.

- Ahora quiero que sonrías y asientas con la cabeza. - Ordenó Bryan mientras incrementaba la fuerza de su agarre.

Filipo era un mago y su condición física no estaba orientada al combate físico. El agarre de Bryan le estaba doliendo bastante, hasta el punto en que deseaba gritar. Pero el miedo a la vergüenza pudo más por unos momentos e intentó replicar: - Si no me sueltas le diré al Decano que me atacaste y entonces… -

- ¿Te conseguirá un nuevo par de brazos? No lo creo. - Lo interrumpió Bryan sonriendo con crueldad y entonces sus dedos se introdujeron profundamente en el antebrazo de Filipo, buscando el espacio natural entre los huesos Cúbito y Radio.

- Si chillas tú o alguno de tus amiguitos, voy a arrancarte la carne de los huesos. ¿Me has comprendido? ¿Me entendieron todos? - Preguntó Bryan antes de que su víctima pudiese emitir un nuevo sonido y también miró a los estudiantes de la Facultad Oscura.

Todos suspiraron de miedo, pero mantuvieron los labios firmemente cerrados y asintieron. Era como si Bryan los hubiese hipnotizado a todos, porque se sentían como pequeños ratones atrapados entre un muro y una culebra venenosa.

Y no solo se trataba de los estudiantes de Magia Oscura, sino que hasta los necromantes no se atrevían a pronunciar una palabra.

Entonces Bryan volvió a concentrarse en Filipo y repitió sus instrucciones: - Ahora sonríe y asiente con la cabeza. -

El dolor y el miedo finalmente pudieron más. Filipo se forzó a sonreír y asintió con todas las fuerzas que pudo reunir. Nunca en su vida había estado tan asustado, por eso la idea de usar su magia para defenderse ni siquiera pasó por su mente.

Desde lejos, los pocos maestros que los vigilaban concluyeron que no pasaba nada malo en cuanto les pareció ver que Filipo se reía y se desentendieron por completo de todo lo que ocurría. Para empezar el propio Decano había dejado instrucciones para que la menor cantidad de profesores vigilara la entrada, de modo que nadie interrumpiera los abusos de Filipo, pero su maldad había permitido que un gran porcentaje de los mejores alumnos de la Facultad Oscura ahora estuviesen a merced de Bryan.

- Bueno, ahora que tengo tu atención, quiero que me escuches con mucho cuidado. - Le dijo Bryan a Filipo observándolo como si ya estuviese muerto.

- Si me pasa algo… mi familia… vendrá a buscarme. - Susurró Filipo con una voz que intentaba ser amenazante y al mismo tiempo conciliadora. Por eso el resultado final era patético.

- Si, ellos vendrán. - Le respondió Bryan sonriéndole con mucha ternura como si le estuviese hablando a un niño pequeño, aunque su mirada seguía siendo despiadada: - Pero no van a encontrarte. -

-…¡!-

Todos los estudiantes gimieron de miedo en ese momento.

- Es una broma, Filipo. - Dijo Bryan sin dejar de sonreír: - Tienes que reírte y asentir cuando te hacen una broma…. ¡Y el resto de ustedes también! -

Bryan volvió a mirar a los estudiantes de la Facultad Oscura y todos sintieron que el peligro que se cernía sobre ellos. Entonces comenzaron a reírse de forma mecánica y forzada, aunque muchos no lo consiguieron, pero desde lejos parecía como si aún continuasen burlándose y nadie sospechó que algo malo sucediese.

- Noble Filipo, déjame contarte algo más acerca de mí. - Canturreó Bryan mientras aumentaba la fuerza de su agarre para obligar a Filipo a arrodillarse en ese mismo lugar. Entonces la sonrisa fingida desapareció por completo de su expresión al mismo tiempo que ponía énfasis en cada palabra que pronunciaba: - A mí NADA se me escapa. ¿Entiendes? Si una paloma se cae muerta en algún techo de la Ciudad de Itálica: ¡Yo siempre termino enterándome! -

Todos los estudiantes observaban lo que ocurría sin atreverse a moverse o decir nada. Y el silencio permitía que las palabras de Bryan fuesen perfectamente audibles a pesar de que estaba moderando el tono de su voz.

- Y si alguna vez me vuelvo a enterar de que alguien ha vuelto a decir, comentar o incluso susurrar algo malicioso sobre mi compañera Lisa o sobre su familia. Entonces juro que te voy a cortar estas lindas y delicadas manos… ¡Para después clavarlas en la puerta de tu casa! -

Bryan levantó claramente la voz en esa última frase para recalcar cuan seria era su amenaza. Luego depositó un único beso sobre el dorso de las manos de Filipo de un modo ceremonial, igual que haría un súbdito en frente de su rey o un creyente saludar al sumo sacerdote de su religión. Era un gesto que representaba la máxima deferencia y el reconocimiento de que la otra persona pertenecía a una posición social mucho más elevada.

Pero en semejantes circunstancias, el saludo de Bryan no tenía nada de respetuoso. Pues estaba “reconociendo” a Filipo como superior, pero al mismo tiempo lo obligaba a arrodillarse. El mensaje estaba bien claro: Me importa muy poco quién seas o cuál sea tu estatus ahora o en el futuro. ¡Cumpliré mi amenaza y nadie podrá detenerme!

- Por cierto, eso último no fue ninguna broma. - Dijo Bryan y finalmente soltó a Filipo, quien se derrumbó inmediatamente en el suelo.

El altivo joven ahora estaba tan aterrorizado, que ni siquiera se quejaba a pesar de que los antebrazos le dolían demasiado, más que ningún otro dolor que jamás hubiese experimentado. Su manos estaban temblando descontroladamente y pasaría mucho tiempo antes de que volviese a tener un buen control sobre ellas. A duras penas consiguió no llorar o mojar sus pantalones gracias a su crianza como aristócrata, pues de otro modo la vergüenza lo habría hecho suicidarse ahí mismo.

Pero Bryan aún tenía algo más que decir.

- Espero que a partir de ahora controles mejor a estas putas que te siguen a todos lados. No sea que la lengua de alguno de ellos sea la causa de tus desgracias futuras. Porque te haré responsable de cualquier cosa que tus lacayos hagan, hermano Filipo. Que no te quepa la menor duda. - Susurró Bryan con un tono bastante cordial, pero al mismo tiempo sacó un pañuelo de su Anillo Espacial y comenzó limpiarse los dedos de forma descarada, como si quisiera dar a entender que el simple acto de tocar a Filipo lo había ensuciado.

Después miró al resto de los estudiantes insolentes y dijo: - En cuanto a ustedes. Les recomiendo que nunca olviden que los necromantes siempre necesitamos más cadáveres para nuestras investigaciones. ¡Ahora lárguense de mi vista! -

Los alumnos de la Facultad Oscura escaparon en ese momento como si fuesen presos a quienes se repentinamente se les había dado un indulto. El único que quedó al final era Filipo, que no era capaz de levantarse todavía porque sus brazos no le respondían.

Entonces Bryan se dio la vuelta para mirar a sus compañeros y toda crueldad desapareció por completo de su mirada cuando dijo: - Perdónenme si los asusté. -

- No hace falta, Bryan. - Dijo Amy sonriendo.

- Solo dijiste lo que todos queríamos decir. - Agregó Athena.

La mayoría de sus compañeros repitió cosas parecidas.

Cuando Bryan amenazó a Filipo había empleado el hechizo conocido como Alecto, que provocaba un sentimiento de terror en sus víctimas. Como el Desgarrados Sombrío se había desarrollado bastante durante su última aventura y ahora siempre permanecía en el interior de su cuerpo, pudo usar esta magia demoníaca para controlar a toda la multitud en frente suyo con una dosis de miedo calculado que entraba en acción cuando le parecía que alguno estaba por superar su intimidación. También ayudó mucho que sus Espectros Oscuros estuviesen contantemente vigilando los alrededores, así como los rostros de los estudiantes, avisándole a Bryan de cualquier reacción o presencia que no desease.

Todo fue una auténtica obra de teatro cuidadosamente preparada, aunque desde el punto de vista del espectador pareciese improvisado o aleatorio.

Pero los estudiantes de Necromancia se habían librado de la parte más terrorífica de esa experiencia y por eso no estaban tan asustados de Bryan como podrían haberlo estado. Además, Bryan no necesitaba intimidarlos, porque todos ellos lo conocían y sabían las cosas que era capaz de hacer cuando alguien tocaba su línea de fondo. En pocas palabras, ya le tenían miedo desde antes. Así que el solo hecho de que dijese: “Si molestan a Lisa les haré cosas terribles” era más que suficiente para ellos.

- Estoy seguro de que esas lacras se arrepienten ahora de lo que te dijeron. - Le dijo Bryan a Lisa, que era la única que permanecía en silencio: - Sólo amenacé a Filipo porque era el más fuerte de ese grupo. Pero hubo otros que fueron aún más miserables al hablar. Aun así, no voy a hacerles nada a ninguno de ellos, porque te conozco bien y entiendo que prefieres ser tú quién se encargue de eso. -

Lisa levantó la mirada inmediatamente y sus ojos se llenaron de lágrimas. Se había sentido infinitamente agradecida de que Bryan montase semejante escena solamente para defenderla. Pero había otra parte en su interior deseando que no hiciese nada, para poder vengarse ella misma a su debido tiempo.

Bryan la había comprendido perfectamente y saber esto hizo que no pudiera contenerse más y lo abrazó ahí mismo, delante de todos. Pero nadie hizo un comentario al respecto o reaccionó como si fuese inapropiado.

- ¡Muy bien, ya no llores Lisa! ¡Esos insectos no lo valen! - Dijo Bryan dándole palmaditas en la espalda cuando hubo pasado un tiempo prudencial.

Para entonces los exámenes ya habían comenzado y algunos estudiantes de necromancia ya estaban ingresado al anfiteatro. En cuanto a Filipo, en algún momento consiguió arrastrarse lejos de ahí, aunque a nadie le importó fijarse a dónde iba. Lo cierto es que ese día había quedado traumatizado y también perdió casi toda la influencia que tenía sobre los estudiantes.

- ¡Gracias Bryan! ¡Por todo! - Respondió la joven bruja limpiando sus lágrimas con las mangas de su túnica y luego preguntó: - ¿Viniste al examen para medir tu progreso? -

- No exactamente. - Le dijo Bryan sonriendo: - He venido a obtener el rango de Adepto y graduarme finalmente de la Academia Babilonia. -

FIN DEL LIBRO V

Encuentro de Bryan y Lisa

Nota del Traductor

Hola amigos, soy Acabcor de Perú, es 08 de junio del 2022 y finalmente hemos terminado con el Volumen V.

Amigos, no saben cómo estuve trabajando toda la semana en este proyecto. Para empezar este capítulo era el último del volumen así que quería que saliese espectacular, con diálogos mejorados, escenas nuevas y sobre todo que compensase por lo cortos que fueron los anteriores. Además, estuve desvelándome para actualizar las dos listas de Términos y de Personajes, pues quería que saliesen al mismo tiempo, así que por favor no dejen de echarles una ojeada.

También, aunque quizá algunos lo hayan notado, estuve actualizando el volumen de la Ciudad de Valen, arreglando algunos detalles, modificando cada PDF, cambiando imágenes y actualizando los términos. Créanme cuando los digo que reemplazar el nombre de Han Shuo con el de Bryan no fue apenas la punta del iceberg. Actualmente he conseguido actualizarlo hasta el capítulo 178 y espero terminarlo esta semana.

Bueno, la primera parte fue principalmente retocar algunas cosas. En el original Bryan saquea sin reparos la Tumba no especificada, pero me pareció que eso quedaría muy bien y por eso lo modifiqué. También reemplacé algunos de los diálogos.

Luego me inventé casi por completo el proceso de elaboración de pociones, tomando como referencia el videojuego de Kingdom Come y algunos niveles de Dishonored 2. En el original Bryan simplemente prepara píldoras, pero lo cierto es que el concepto nunca me ha gustado demasiado y no pareció que quedase bien con la historia.

Que Bryan traduzca el manuscrito de Ascanio es también algo que decidí agregar para darle a todo un mejor contexto. También quería dejar en claro el conflicto interno del protagonista en darle esos objetos a Emily, para mostrar cómo está creciendo en su relación sentimental con ella.

Por cierto, que todo el capítulo es bastante corto, no tanto como los anteriores, pero casi. Y además es prácticamente una sucesión de eventos narrados a toda prisa.

En el original, Bryan y Filipo no discuten realmente, sino que él se burla del estudiante. Además, no hay un intercambio visceral de insultos hacia Lisa. De hecho, nadie hace ningún comentario al respecto de su triste experiencia, como si nada hubiese sucedido.

Toda la situación parecía muy simplona, fuera de lugar y hasta algo infantil. Así que me dediqué a volver el intercambio entre los necromantes y los alumnos de facultad oscura un verdadero caso de abuso estudiantil. Quería que la tragedia de Lisa tuviese muchas más consecuencias. Quería dejar en claro que muchas veces las personas más crueles son los Nuevos Ricos en lugar de aquellos que vienen de familias de renombre, cosa que es cierto. También quería hacer de Deo un auténtico antagonista y mostrar el grado de madurez de Lisa desde una perspectiva mucho más amplia.

En el original el atractivo de Bryan es descrito… de un modo demasiado afeminado para mi gusto. Así que lo cambié por completo usando expresiones propias de novelas francesas y de la Antigua Grecia.

Me encantaría decir que la amenaza de Bryan fue un invento mío, pero en realidad es una adaptación de 2 magistrales casos que tenía que replicar y estuve esperando durante meses para poder colocar ese diálogo. El 80% pertenece a la Serie Roma de HBO, cuando Marco Antonio amenaza a Cicerón. También hay un cierto giño a la serie That 70´s Show.

Espero sinceramente que les haya gustado, pero por favor déjenme saber su opinión en los comentarios: ¿Cuál fue su parte favorita? ¿Les gustaron las descripciones de la alquimia? ¿El conflicto interno de Bryan? ¿Qué les pareció la forma en que se describe el crecimiento de Lisa? ¿Les gustó la amenaza de Bryan?

Ahora tengo que anunciar algunas cosas y es que la próxima semana quizá no pueda publicar un nuevo capítulo. El principal motivo es que tengo que hacer un viaje de emergencia para tratar de conseguir algo de dinero, pues la situación está dura en mi país. Tal vez sea una semana o tal vez sea más tiempo, en tal caso necesitaré instalarme. También está el asunto de que un nuevo volumen está comenzando y necesito un poco de tiempo para pensar en el mejor enfoque, porque estoy pensando en modificar capítulos enteros y eso siempre requiere que me concentre bastante.

Naturalmente veces tengo una repentina inspiración, así que quizá logre publicar como siempre. Yo espero que suceda lo segundo. Pero si no, por favor no se preocupen, no es que haya dejado de traducir.

Si quieren colaborar con este proyecto por favor usen los enlaces de mi cuenta Patreon donde recibo donaciones. También pueden compartir este proyecto con más personas para atraer nuevos Mecenas. Les agradeceré infinitamente si señalan cualquier error de ortografía o de concepto que se me haya escapado y como siempre espero leer sus impresiones.

Nos vemos en el siguiente capítulo.