205 ¡Los Cancerberos!

Pero Trunks demostró que su título como el mejor cazador del continente era bien merecido. Además, era evidente que ya había estado planeando algo similar durante años, porque tenía bien localizado un lugar muy especial, que nadie más conocía, en medio del laberinto de depresiones y cuevas de la cordillera.

Ahí las montañas estaban hechas en su mayoría de piedra de granito, horadada constantemente por las lluvias, pero cubiertas por una capa de tierra arcillosa sobre la que podían crecer plantas. Esos cimientos duros eran tan profundos, que ni siquiera los orcos del mundo podrían excavar un túnel por debajo de ellas.

Trunks había localizado este lugar secreto accidentalmente cuando escapaba herido de su último enfrentamiento con Sorin. Una roca cedió bajo sus pies y se precipitó a lo que por un instante pensó que sería una muerte segura, pero en su lugar se encontró con tres cavernas unidas y alimentadas por un arroyo cristalino que descendía desde las alturas. Plantas silvestres crecían alrededor. Era como un pequeño fragmento del paraíso en medio de ese espantoso entorno, que no había sido descubierto debido a que la forma de las montañas lo ocultaba de la vista, incluso desde el cielo.

En ese lugar podrían vivir aproximadamente unas 300 o 400 personas sin muchos problemas.

Bryan Inmediatamente aprobó el lugar e invocó un ejército de cuatrocientos Guerreros Zombis para que iniciasen una serie de trabajos iniciales con el fin de volver más habitable el lugar. Había traído consigo muchas clases de Materiales comprados en el Valle del Sol, como bloques de arcilla, madera preparada y por supuesto mucho heno que podía ser combinado con el barro para crear adobe. Estuvieron trabajando durante unos tres días y consiguieron encerrar correctamente el territorio. También usaron piezas de cerámicas unidas para crear una cloaca improvisada que se llevase las aguas sucias.

Mientras tanto, Emily permaneció en la base del Manto Oscuro y se dedicó a movilizar todos sus contactos e influencias para crear los cimientos legales del nuevo grupo de mercenarios.

Independientemente de cuan caótico fuese el Valle del Sol, la hermosa Archimaga no quería dejar nada al azar, así que rápidamente estudió todas y cada una de las leyes del Imperio Itálico sobre las normas, organización y procedimientos que se tenían que llevarse a cabo para formar un grupo armado independiente. Estos procedimientos existían, pues en este mundo constantemente se sufría de guerras y conflictos, ya fuesen externos o internos, de modo que siempre había trabajo para grupos de mercenarios, sobre todo cuando el Imperio Itálico tenía las manos ocupadas con un adversario peligroso y muchas de sus legiones tenían que movilizarse al mismo tiempo, descuidando el orden en el interior.

En cierta ocasión ocurrió que Itálica se encontraba librando una guerra especialmente cruenta con una confederación de tribus invasoras y sufrieron una terrible derrota. Para evitar que su enemigo los aventajase, el Emperador movilizó a casi todas legiones a la frontera en ese momento y durante medio año apenas había legionarios, centuriones, caballeros o magos para mantener el orden en el interior.

Y fue precisamente entonces cuando sucedió la rebelión de esclavos más terrible de la historia del Imperio. Hordas de esclavos resentidos arrasaron al menos tres ciudades, aprovechando que casi no había nadie para proteger los hogares de sus amos.

Al final el Imperio Itálico se tuvo que tragar el orgullo y pactar una humillante paz temporal con los bárbaros, cediéndoles territorios temporalmente e incluso pagándoles un estipendio. Todo para poder regresar y limpiar el desastre dentro de su casa.

La sedición finalmente fue aplastada, todos los esclavos que sobrevivieron fueron condenados a morir empalados y sus cuerpos fueron colocados a ambos lados de la principal carretera imperial como advertencia para futuros rebeldes. 

Después Itálica vengo su humillante armisticio con las tribus bárbaras con una serie de guerras que tomaron cinco años. Al final recuperaron los territorios y también aprendieron la lección: Nunca hay que descuidar el interior.

Se redactaron nuevas leyes importantes, como que uno de los dos Cónsules siempre tenía que permanecer con un ejército en el interior para asegurar la paz; también se limitó el número de esclavos que un aristócrata podía tener; y finalmente se aprobó la creación formal del oficio del mercenario, para que realizasen tareas de protección, exterminio y defensa ahí donde fuese necesario y no hubiese suficiente presencia militar.

Naturalmente al imperio no le agradaba mucho la idea de que existiesen grupos armados privados fuera de su control, así que no entregaban el permiso muy fácilmente. Es por este motivo que casi todos los mercenarios trabajaban de modo ilegal, manteniéndose en los territorios menos desarrollados, donde su existencia era tolerada por ser una necesidad.

La hermosa Archimaga sabía que esta situación informal podía representar un peligro para Bryan en el futuro y no pensaba permitirlo, de modo que se empecinó en que el nuevo grupo hiciese las cosas de modo legal. Cabe agregar que, para otras personas, esos trámites complejos habrían requerido meses o incluso años de negociaciones con funcionarios y también los correspondientes sobornos, pero Emily Asturias solo necesitó pronunciar su apellido una sola vez.

En diez días Emily había obtenido un permiso oficial para la creación de una organización mercenaria legal reconocida oficialmente por el Imperio Itálico, algo que ni siquiera tenían los poderes principales del Valle del Sol. Esto le daría a Bryan un margen de maniobra muy importante para el crecimiento del grupo en el futuro, pues ellos podrían ir y venir del Valle del Sol a placer, realizando misiones sin necesidad de evitar a ninguna autoridad. El documento del permiso llegó en muy poco tiempo hasta el Valle del Sol, gracias a la ayuda del Manto Oscuro, quienes también aprobaron rápidamente la iniciativa de Bryan para forjar una fuerza en ese asentamiento de su frontera, que durante años había estado fuera de cualquier tipo de control.

Phoebe por su parte estaba particularmente encantada con la idea de formar el nuevo grupo de mercenarios.

Desde que la ciudad de Drol fue destruida por los Jinetes Wargo, el flujo de mercancías de “naturaleza dudosa” se había visto particularmente reducido. El Valle del Sol era un excelente punto de compra y venta para este tipo de productos, pero era tan caótico que no había forma de poner una sucursal oficial del Gremio Mercante de Bootz en este tipo de sitio, donde quién sabe cuándo serían víctimas de algún tipo de estafa o hasta el robo de sus productos; a no ser que pagasen una pesada cuota de protección a todos los poderes del Valle del Sol para garantizar su seguridad.

Por ese motivo, Phoebe siempre había tenido que tercerizar la compra y venta de los productos en el Asentamiento, lo que naturalmente incrementaba su costo. Pero si se convertían en los patrocinadores oficiales de un grupo de mercenarios, que fuese lo bastante fuerte y además no los traicionasen, podían llegar a establecerse en ese lugar.

Trunks además garantizó que existían rutas secretas para llegar al Bosque Oscuro. Rutas que podían ser transitadas por pequeñas caravanas mercantes. Y si los nuevos mercenarios podían proteger a sus comerciantes… ¡Los precios de muchos productos únicos disminuirían aún más para su Gremio, porque podría adquirirlos ella misma sin depender de un tercero! Por supuesto que todavía era muy pronto para adquirir ese beneficio, pero la posibilidad existía, y bien valía la pena invertir en ello.

Phoebe inmediatamente comenzó a negociar con todos los personajes importantes del Valle del Sol para que no le diesen ningún problema al nuevo grupo de Mercenarios. También tuvo que pedir, exigir e incluso amenazar a la mayoría de los vendedores, para asegurarse de que comprasen a precio justo cualquier tesoro o material que los mercenarios de Bryan les trajesen para vender.

Otro aspecto muy importante era la logística, pues las obras que Bryan y Trunks habían comenzado en el sitio aún eran de carácter incipiente. Para convertir ese lugar en una auténtica fortaleza se necesitarían muros de piedra, verdaderas instalaciones, planos diseñados para el lugar y muchas otras cosas. Pero si Dalibor se enteraba de que ellos ya estaban construyendo un bastión propio, cuando acababan de formar su grupo, podría volverse receloso o causarles problemas.

Lo mejor era retrasar lo más posible que se conociera la información. Así que Phoebe utilizó todos sus contactos, recursos y artimañas para crear un flujo de suministros que llevase los materiales de construcción directamente desde el Imperio Itálico hasta el nuevo bastión, pero sin que llegasen a ser detectados por nadie en el Valle del Sol. Fue un trabajo realmente impresionante, incluso si Trunks ayudó con las rutas.

El nombre del Gremio Mercante de Bootz también cumpliría un papel muy importante para el rápido desarrollo del grupo. Los nuevos mercenarios usualmente tenían que empezar desde muy abajo, aceptando trabajos insignificantes y mal pagados, hasta que finalmente se forjaban una reputación tras años de esfuerzo. Pero todo era diferente si uno era patrocinado por el gremio más poderoso del Imperio Itálico.

En primer lugar, la relación con el gremio garantizaba no estaban desesperados por dinero, de modo que no aceptarían trabajos a bajo precio; en segundo lugar, que eran lo bastante fuertes como para tener de su lado la confianza de la familia Bootz.

Todo esto naturalmente incrementaría el atractivo para los clientes.

Y hablando de los nuevos miembros. Trunks inmediatamente reunió a setenta de sus antiguos camaradas. Todos ellos tenían buenas habilidades y mucha experiencia, pues en su tiempo fueron miembros del Falce Segador, así que sabían sobre la profesión. Además, se vieron obligados a luchar por mucho tiempo y el tener que sobrevivir por su cuenta los terminó volviendo hombres curtidos, desconfiados, que valoraban la palabra por encima de todo y que no tenían miedo de enfrentarse a cualquier enemigo.

- ¡Se puede saber de dónde sacaste tanta fortuna! - Exclamó Emily perdiendo por un momento un poco de su porte aristocrático.

- La última vez soltó trescientas mil monedas de oro, así que esto no debería sorprenderme demasiado. - Comentó Phoebe suspirando para luego sonreír divertida.

- ¡Increíble! - Dijo Trunks asombrado: - He pasado tantos años en el Bosque Oscuro y cacé cientos de Criaturas Mágicas, pero nunca habré hecho más de tres mil monedas de oro. -

- Tuve suerte. - Respondió Bryan: - Además tú has tenido que invertir mucho de tu dinero en renovar tu equipamiento constantemente. Yo tengo formas de economizar mis gastos. -

- Algún día tendrás que enseñarme ese secreto. ¡Si llego a viejo quiero retirarme y vivir el resto de mis días con comodidad! - Exclamó Trunks sonriendo. Parecía bastante feliz de que tuviesen fondos más que suficiente para todas sus operaciones.

- Eso me recuerda… - Dijo Bryan de pronto: - Phoebe, dentro de poco necesitaré más materiales. Creo que lo mejor sería abrir una cuenta permanente que a mi nombre en el Gremio Mercante de Bootz, para que puedas utilizar todo el dinero sin tener que preguntarme cada vez. Solamente compra inmediatamente cada material en cuanto lo encuentres, sin importar el costo, porque me interesa tenerlos en el menor tiempo posible.

Cualquier monto sobrante puedes utilizarlo como mejor te parezca. Simplemente considéralo como gastos por servicios prestados. -

- Esta bien. Pero creo que es mejor que conserves una cantidad en nuestras bóvedas, para cuando necesites usar esa riqueza en el futuro. De ese modo serás considerado como un socio inversionista del Gremio Mercante de Bootz, lo que te dará muchos beneficios, ya sea que quieras ser parte del consejo de ancianos o simplemente un aportante silencioso. - Respondió Phoebe sonriendo misteriosamente, pues desde que había confirmado una relación romántica con Bryan se sentía menos reservada de aceptar su dinero.

Bryan asintió inmediatamente y sacó otra pequeña montaña de bolsas: - Entonces te daré seiscientas mil monedas de oro por el momento para abrir esa cuenta. Cuando necesite dinero lo pediré directamente en Letras de Cambio del Gremio Mercante de Boozt, pero no creo que necesite usarlo muy pronto. Así que te doy completo control… ¡No existe nadie que pueda invertir esa riqueza mejor que tú! -

- Comenzaré comprando lotes en el mercado de cereales a priori. Cuando el invierno termine lo vendremos y ganaremos el doble. - Dijo Phoebe sonriendo alegremente mientras sus ojos resplandecían con un brillo inteligente.

“Ah, la mirada de una comerciante.” Pensó Bryan con ironía y estaba a punto de sonreír… cuando de repente sintió un pequeño temblor. Se trataba de un ligero pulso de magia, así que ni Phoebe ni Trunks se dieron cuenta, pero él sí que pudo notarlo.

Cuando giró la cabeza vio que Emily estaba sonriendo políticamente, pero él la conocía mejor que nadie y supo que la Archimaga estaba luchando para contener una ira terriblemente inmensa, producto de los celos.

Bryan se dio cuenta de inmediato de que había cometido un terrible error. En el mundo del que venía, la cultura occidental europea y americana era demasiado fuerte; e incluso China había tenido que adoptar, de un modo casi obligado y a regañadientes, algunos de sus principios más elementales.

El más básico de estos era el de asignar la jerarquía de acuerdo a los méritos: Básicamente las personas ofrecían diversos servicios y productos, que uno elegía libremente, dependiendo de quién le aportase los mejores beneficios. Esto generaba la competencia, que era la base el Libre Mercado y la Meritocracia.

Para alguien como Bryan, darles autoridad a las personas más capaces era simple sentido común que cualquiera sabría. Este sistema permitió que los países se desarrollaran y alcanzasen grados de prosperidad inimaginables.

Pero en este mundo funcionaba de un modo más parecido a los tiempos del Primer Emperador Chino, las sociedades más primitivas o como aún se hacía en ciertos países más totalitarios. Ahí la jerarquía era definida exclusivamente por el poder que acumulase un individuo.

En pocas palabras, al darle a Phoebe el control de todo su dinero, estaba elevando también su jerarquía en la sociedad sentimental que habían conformado. En pocas palabras, ahora Phoebe tenía mucho más rango que cualquier otra mujer para Bryan, porque en ese mundo la esposa oficial era quien controlaba la economía de la familia. 

Esto se debía a que la mayoría de los hombres, sobre todo en la aristocracia, estaban siempre ocupados en el ejército, la política y las actividades de construcción. En ese mundo no existían métodos de comunicación inmediata, así que era usual que los esposos tuviesen que ausentarse durante mucho tiempo, a veces incluso años.

En tal caso, la administración de los castillos, de las tierras, la política interna e incluso los ejércitos privados de caballeros solían ser potestad exclusiva de la esposa. Todo dominio poseía Duquesas, Condesas, Marquesas, Baronesas y Señoras; cuya autoridad era inmensa y, dependiendo del caso (maridos pusilánimes), podía incluso ser absoluta.

“En cualquier caso… ¡Si no hago algo estoy jodido!” Se dijo Bryan mientras sentía que un sudor frío descendía por su espalda: “Emily va a matarme si no arreglo esto pronto. ¿Pero qué? ¿Qué puedo hacer sin despertar también las sospechas de Phoebe? Espera… ¡Lawrence dijo algo una vez! Cuando le pregunté sobre cómo podría comprar propiedades sin que la gente supiese que yo soy el dueño, pero evitando que nadie apoderarse de lo que es mío. ¿Cómo se llamaba esa figura legal? ¡Concesión! ¡Si, era eso! Él lo dijo en esa ocasión: - Bryan, simplemente registra la propiedad como concesión a una persona de confianza. Si algún inspector llega de repente y pregunta por la identidad del propietario, legalmente el encargado solo tiene que decir que es una “concesión” a tal persona… -

¡Si, eso podría funcionar!”

- En su calidad de Aristócrata, la dama Emily me dio el honor de prestarme su nombre para realizar contratos.  - Dijo Bryan intentando no sonar demasiado apresurado: - Esto me conviene mucho, porque no deseo que se enteren de cuánto dinero tengo hasta que haya conseguido obtener el estado social apropiado para proteger mi fortuna de personas inescrupulosas. Pero es cierto que ya necesito comprar propiedades en el Imperio Itálico, así como derechos en postas de caballos o naves para desplazarme por mar cuando sea necesario.

Quiero que cualquier propiedad inmueble que compres sea puesta en concesión a nombre de la Dama Emily, que será mi representante legal de ahora en adelante. ¡Estoy seguro de que puedo confiar plenamente en que la Familia Asturias mantendrá esas propiedades a salvo hasta que pueda reclamarlas abiertamente! -

Phoebe frunció el ceño. Su intención también había sido comprar propiedades para Bryan estratégicamente escogidas para darle ventajas económicas y bien localizadas, de modo que no solamente tuviese más influencia en la capital, sino en otros territorios del Imperio Itálico. Pero pensaba hacerlo en un futuro todavía lejano y naturalmente creía que ella se encargaría de administrar esas propiedades. Pero ahora de pronto la Dama Emily había sido declarada la “representante legal” de Bryan… Era como si la mitad de la autoridad que esperaba tener de repente le hubiese sido quitada.

Sin embargo, después de pensarlo un poco, concluyó que utilizar la protección de la Familia Asturias era un movimiento inteligente. Si de pronto usaba al Gremio Mercante de Bootz para comprar una gran cantidad propiedades, llamaría la atención de los aristócratas, los cuales deducirían que ahora su gremio tenía un flujo de dinero aún mayor y seguramente reclamarían su tajada. Además, despertaría los celos de la competencia, lo cual siempre venía con una enorme cantidad de problemas.

En cambio, si todas las propiedades se registraban como concesiones a la Familia Asturias… ¡Quien se atrevería a decir ni media palabra en su contra! Phoebe ya sabía que Bryan era parte del Manto Oscuro y que Emily era su superiora, por eso era improbable que ella le jugara una mala pasada o decidiese quitarle sus cosas. Sería un escándalo que quizá podría ocultarse en cualquier otro lugar, menos en la principal organización de espionaje en el Imperio Itálico.

Era molesto tener que compartir autoridad, pero las ventajas superaban los inconvenientes en la mente de Phoebe, porque ahora podría concentrarse únicamente en invertir el capital y no tendría que contratar más personal para el mantenimiento de las propiedades.

- Entonces ¿quieres que todo lo que compre aparezca en los registros como una “concesión a la familia Asturias”, en lugar de a tu nombre? -

- Exacto. - Respondió Bryan.

- ¿Está usted de acuerdo con eso, Dama Emily? -

- No hay problema. - Respondió Emily inmediatamente con una sonrisa apenas contenida, pues entendía las verdaderas intenciones de Bryan: - Si cualquier inspector imperial, comerciante o aristócrata te pregunta a quién pertenecen las propiedades, siempre puedes decir que son una concesión a nuestra familia. Hablando en términos legales, cualquiera que desee saber quién es el propietario real tendrá que preguntarnos a nosotros o pedirle al senado que revele los registros oficiales… ¡Dudo que alguien tenga el valor de hacerlo! Y Bryan puede reclamar fácilmente las propiedades en el momento que desee, incluso si algo me llegase a suceder, porque las actas de compra y venta las conservarás tú. -

“Aunque creo que nunca tendré el valor de reclamarlas.” Pensó Bryan con ironía. Esto lo hacía principalmente para que Emily sintiese que le estaba dando tanta autoridad como a Phoebe sobre sus asuntos. La Maestra de Espadas manejaría su dinero, pero la Archimaga tendría el control de las propiedades. Ambas eran especialistas en sus respectivas áreas y no tenía que preocuparse de que lo traicionaran, porque las amaba y sabía que ellas lo amaban a él. Pero incluso si alguna vez esto cambiaba, tampoco le importaba demasiado.

En la mente de Bryan ya se estaba formando una estrategia de dominación muy clara: Obtener autoridad política e incrementar sus propios poderes.

A través del Manto Oscuro podría ascender muy rápidamente en la jerarquía de la sociedad, así que la primera parte era una simple cuestión de tiempo. Pero su mayor interés estaba en convertirse a sí mismo en una potencia, a través del desarrollo complementario de magia demoníaca y la magia necromántica.

El dinero o las propiedades no eran más que herramientas en la mente de Bryan, pues sabía que vendrían automáticamente conforme se fortaleciera. En cierto sentido estaba mucho más interesado en desarrollar al grupo mercenario que Trunks le había propuesto, porque tener manos extras que se ocupasen por él de pequeños problemas le ahorraría mucho tiempo en el futuro. Después de todo, desarrollar sus poderes mágicos podía tomarle meses o incluso años de intensa experimentación y entrenamiento ininterrumpido. Bryan no deseaba estar teniendo que preocuparse de cada movimiento de sus enemigos constantemente. Actualmente el Manto Oscuro lo protegía de muchos peligros, pero no de todos, y tampoco podía pedirles fácilmente que protegiesen a sus amigos que no fuesen parte de la orden.

“En lugar de concentrarlo todo en mí, es más eficiente dividir las responsabilidades entre personas de mi confianza. De ese modo puedo ocuparme de lo que mejor hago, que es hacerme más poderoso.” Pensaba Bryan para sí mismo. “Además, así puedo mitigar bastante el castigo que Emily definitivamente querrá dejar caer sobre mí más tarde por lo que ha ocurrido hoy, porque he vuelto a poner las cosas a favor de ella.”

- Sea pues. - Dijo Phoebe con una expresión de “materia de hecho”: - Entonces comenzaré adquiriendo varios carruajes de lujo y derechos de postas en la ciudad de Itálica y los territorios vecinos, por un valor de diez mil monedas. Generarán ingresos para su propio mantenimiento y así Bryan también podrá desplazarse fácilmente, cuando no desee ser visto volando. ¿Le parece apropiado, Dama Emily? -

- Eso es perfecto, porque me da tiempo de preparar todos los documentos legales. - Respondió Emily con una sonrisa: - Luego recomiendo enfocarse en comprar alguna propiedad que esté frente al mar y con un pequeño puerto, donde se pueda guardar un barco fino, pero no demasiado grande… quizá de cinco pies de calado. Imagino una corveta que siempre esté lista para salir, de día o de noche, según le plazca. De ese modo podría tener relevos cada diez mil millas y moverse cómodamente por muchos territorios sin llamar la atención. Y por supuesto que el Gremio Mercante de Bootz podría utilizar esos recursos cuando tú no los necesites, como una ruta alterna de trasporte para sus productos. ¿Te parece bien, Bryan? -

- Si, claro. - Respondió Bryan, que no estaba pensando realmente en cómo utilizar su dinero y por eso no notó la curiosa forma en que la mirada de Phoebe se entornaba en ese momento. Las palabras de Emily habían sido precisas, de una lógica impecable y perfectamente razonables… pero su instinto de mujer le decía que eso era extraño.

“¿Por qué motivo ella no intenta ningún truco para beneficiarse? ¿Qué gana Emily Asturias haciendo el tedioso trabajo de defender legalmente todas las propiedades de Bryan? ¿De verdad es sólo para mantener su lealtad como subordinado?... Además, me acaba de decir que puedo usar esas propiedades para hacer negocios, sin discutirlo primero en privado con Bryan... ¡Como si ya diera por hecho que él aceptaría!” Pensaba Phoebe para sí misma, pues era demasiado inteligente como para no darse cuenta de que había gato encerrado.

Ese podría haber sido un momento extremadamente complicado para Bryan, pero por suerte la hermosa Archimaga era una aristócrata que conocía todos los trucos de las relaciones sociales y rápidamente notó el peligro en la expresión de Phoebe.

- Hay una serie de negocios privados que la Familia Asturias quisiera llevar a cabo en secreto y me gustaría mucho si me dejasen utilizar ocasionalmente esas propiedades. Bryan ya tiene conocimiento de ello, pero no tengo la autoridad para revelar los detalles. - Explicó Emily sonriendo como si se sintiese aliviada: - Por supuesto que yo asumiré personalmente cualquier gasto. Y también realizaré toda transacción a través del Gremio Mercante de Bootz. ¡Estoy muy feliz de poder hacer negocios con usted, Señorita Phoebe! -

“Así que se trata de algo relacionado con el Manto Oscuro.” Concluyó Phoebe suspirando aliviada. “Eso explica que Bryan haya aceptado tan rápidamente. ¡Sólo quiere hacerle un favor a su superiora!”

Aunque demasiado tarde, Bryan finalmente llegó a darse cuenta del peligro que había en la conversación entre ambas mujeres. La respuesta de Emily lo tranquilizó, pero todavía sentía que estaba sudando frío, porque no sabía qué hacer para cambiar de tema sin despertar las sospechas de Phoebe. En su desesperación, decidió sacar algunas cosas que tenía guardadas en su anillo espacial, pero las damas estaban tan concentradas en sus asuntos, que ni siquiera le dedicaron una mirada. Por suerte la ayuda le llegó de un modo inesperado.

- ¿Qué es esto que tienes aquí? - Exclamó Trunks, quien luego de saber que el grupo de mercenarios tenía la financiación apropiada, había dejado de prestar atención a la charla de Phoebe y Emily. En su lugar, el Cazador de Monstruos fue directamente a examinar las armas: - ¡Nunca he visto una Alabarda como esta! -

Esas palabras naturalmente hicieron que todos se volviesen hacia él y no sin motivo, pues se trataba de un arma muy misteriosa, de un material desconocido similar a un híbrido de metal y madera, que además tenía un intrincado juego de matrices mágicas bellamente talladas en casi toda la superficie.

- ¡Ah, la había olvidado! - Respondió Bryan: - Obtuve esa Alabarda de un grupo de Elfos Oscuros que combatían contra un dragón. Me llamó la atención cuando consiguieron herirlo gravemente usando una extraña magia. Creo que el arma contiene una maldición increíblemente poderosa, capaz de superar la resistencia natural a la magia.

No la sujetes sin cuidado, porque su dueño murió inmediatamente después de ejecutar esa maldición. Creo que la matriz en la superficie está diseñada para convertir la propia vida del usuario en poder de ataque.

Yo la recogí porque quería estudiarla, pero no he tenido tiempo con todo lo que me ha ocurrido últimamente. Por eso la dejé olvidada en mi Anillo Espacial. -

Esta historia escalofriante naturalmente hizo que todos se concentrasen en examinar el arma, tan hermosa como peligrosa.

- Si, ahora recuerdo haber oído historias sobre unas armas malditas por la diosa Aranea. - Comentó Emily después de meditar un poco: - A cambio de la vida del creyente, la diosa les confiere una porción de sus poderes para desatar un último ataque devastador que ignora cualquier defensa. Pero es algo que solamente una persona completamente desquiciada usaría para vengarse. ¡Básicamente es autodestrucción! -

- Si, ahora también recuerdo las historias. - Dijo Trunks sonriendo repentinamente: - Creo haber escuchado que este material puede ser utilizado. Después de retirar la maldición, por supuesto. -

- ¿De qué forma? -

- Bueno, son rumores del Bosque Oscuro. - Aclaró Trunks rápidamente: - Pero he escuchado que alguien consiguió retirar las matrices malditas sobre una estas alabardas.

En ese momento perdió su forma y sólo quedó un poco del material puro… ¡Pero sólo ese fragmento resultó ser un auténtico tesoro, capaz de potenciar la magia del trueno a un grado nunca visto! Quien lo usó era un Espadachín Mágico… aunque caería más en la categoría de Arquero Mágico. Si, esa persona fabricó un arco usando algo del material. Y sus flechas eran tan poderosas, que parecía estar arrojando auténticos rayos sobre sus enemigos. ¡Casi como un dios! -

Emily miró la alabarda por un momento y luego le dijo a Bryan: - Guárdala por ahora y no dejes que nadie lo use. Quizá en el futuro encontraremos un modo de retirar la maldición de la diosa oscura. ¡Entonces podremos fabricar algún tipo de tesoro que será invaluable para un mago de trueno! -

Lo cierto era que (luego de oír los detalles por parte de Trunks y Emily) Bryan ya no estaba tan interesado en la alabarda. Sus poderes actualmente le permitían incrementar su energía pura cuando era necesario y si combinaba esa característica con los encantamientos de apoyo que había inscrito en el Desgarrador Sombrío, podía conseguir resultados casi tan devastadores como los mejores conjuros de trueno.

Aun así, se dijo que de todos modos conservaría la alabarda. Sabía que en el futuro sería capaz de hacer un mayor número de encantamientos con la Esencia Mágica e incluso podría fabricar distintos tipos de armas. No era imposible que pudiese encontrar un modo de retirar la maldición en ese momento.

No es que tuviese alguna intención de enfrentarse con una deidad. Pero el ritual que el Necromante Fausto utilizó para invocar parcialmente a Nécora todavía estaba fresco en su memoria. Quizá existiese algún medio para comunicarse con la diosa Aranea y ofrecerle algo a cambio de permitirle retirar su marca mágica.

- Ahora, con respecto al armamento. Hemos decidido que nuestros mercenarios deben ser tropas de élite y que necesitan tener un gran suministro constante de armas, tanto para entrenar diariamente, como para cada misión. Pero creo que puedo mejorar aún más sus posibilidades. - Dijo Bryan sacando de pronto un grupo de armamento de su Anillo Espacial.

En el instante en que las vio, los ojos de Trunks se abrieron con intensidad y se levantó como un león hambriento en pos de una presa recién capturada. Rápidamente se apoderó de una de las hachas de guerra y comenzó a examinar cada detalle de su manufactura al tiempo que exclamaba: - ¡¿De dónde sacaste esta maravilla?! -

- Unos artesanos enanos las hicieron para mí en agradecimiento por un favor que les hice. ¿Crees que les servirán a nuestros nuevos reclutas? -

- ¡Esto les encantará! - Respondió Trunks sonriendo: - Pero recomiendo que no las usemos de inmediato. De hecho, lo mejor sería tenerlas como una especie de incentivo: Sólo se las daremos a aquellos miembros que consigan hacer grandes méritos. -

- Estoy de acuerdo. - Respondió Bryan: - De ese modo conseguiremos animarlos y fortalecerlos, sin hacer gastos extras. -