304 Encuentros

Al final de un camino que subía por una pendiente suave y dejando atrás unas pocas casas dispersas se encontraba una posada. No era el sector de la ciudad para adinerados, pero tampoco era demasiado pobre considerando que estaba cerca de la muralla exterior.

Aun desde afuera la casa tenía un aspecto agradable. La fachada miraba al camino y las dos alas iban hacia atrás apoyándose en parte en tierras socavadas en la falda de la loma, de modo que las ventanas del segundo piso de atrás se encontraban casi al nivel del suelo.

Cartel de la Taberna

Bryan atravesó una amplia arcada que conducía a un patio entre las dos alas del edificio y bajo esa arcada a la izquierda descubrió una puerta grande sobre unos pocos escalones. La puerta estaba abierta y derramaba luz. Sobre la arcada había un farol y debajo se balanceaba un tablero con una figura: Una jarra de cerveza con dos espadas detrás, como si la estuviesen atravesando.

- Posada del Tarro Quebrado. - Leyó Bryan y sonrió mientras echaba un vistazo a las ventanas más bajas, donde las espesas cortinas dejaban escapar rayos de luz.

Mientras Bryan se detenía en la entrada para repensar cómo debía proceder, alguien comenzó a entonar adentro una alegre canción y unas voces entusiastas se alzaron en coro. Este sonido alentador fue suficiente para que se animase a entrar y así consiguió pasar desapercibido porque justo en ese momento la tonada terminaba, provocando una explosión de aplausos y risas.

Silano está ultimando los detalles del transporte y aún tengo que regresar para reunirme con Chester antes de la ceremonia de mañana.” Pensó Bryan suspirando mientras se abría paso entre la multitud de personas con mucho cuidado y aun así casi se llevó por delante a un hombre bajo, gordo, calvo y de cara roja. Tenía puesto un delantal blanco, e iba de una puerta a otra llevando una bandeja de tarros de cerveza llenos hasta el borde.

- Buenas noches. - Comenzó Bryan: - ¿Podría…? -

- ¡Medio minuto, por favor! - Gritó el hombre volviendo la cabeza y desapareció en un remolino de voces y nubes de humo. Un momento después estaba de vuelta secándose las manos en el delantal: - Saludos, noble señor. - dijo haciendo una reverencia: - ¿En qué podría servirle? -

Y es que, aunque Bryan no estaba llevando su túnica de Archimago para no destacar, el observador individuo se había dado cuenta de que las ropas que llevaba ocultas con una raída capa eran bastante finas.

- ¿Es usted el posadero? -

- Así es, para servirle señor. -

- Estoy buscando a un amigo mío que debería estar aquí. Es un Centurión llamado Druso. -

- Disculpe señor, pero aquí viene demasiada gente… - Se excusó el posadero: - Estoy tan ocupado esta noche que la cabeza me da vueltas. -

- Quizá esto le ayude a recordar. - Sugirió Bryan entregándole una sólida moneda de oro de forma discreta.

- De pronto me siento mejor y creo que su amigo se encuentra bebiendo cerca del ala oeste, en esa dirección. - Respondió el posadero con una sonrisa de oreja a oreja y señalando en una dirección.

- Muchas gracias. - Dijo Bryan con ironía.

- Debí saber de inmediato que usted era amigo del señor Druso. ¡Son tan parecidos! ¡Por favor disfrute nuestra hospitalidad! - Se despidió el posadero antes de desaparecer entre la multitud casi tan rápido como había llegado.

¿Dijo que hay un parecido entre nosotros? Pero si aparte del porte militar somos bastante diferentes.” Pensó Bryan extrañado, pero sacudió la cabeza y comenzó a caminar entre los grupos de personas hasta que finalmente encontró a Druso, que parecía tener una única mesa para él solo, la cual estaba medio oculta entre las sombras.

Su amigo estaba bebiendo un tarro cervecero de madera que debía contener un litro del espumoso líquido fermentado y tenía en frente una bandeja de madera con lo que parecía ser una pierna de cerdo asado consumido hasta la mitad. Mas a pesar de tener un auténtico festín en frente suyo, la cara de Druso mostraba una expresión increíblemente malhumorada y emitía un aura asesina que mantenía a todos los presentes alejados de él e incluso evitaban mirar en su dirección.

Vaya, está peor de lo que esperaba.” Pensó Bryan sonriendo: “Pero, en fin, veamos si puedo ponerle un remedio a su mal humor.

- Bueno, pero si pareces el lado sur de un caballo rumbo al norte. - Dijo mientras se sentaba a su lado.

- Amigo - Respondió Druso volviéndose con un gesto irritado: - no tienes idea de las ganas que tengo de matar alguien ahora mismo, así que te recomiendo que… - Pero entonces enfocó la mirada y reconoció a la persona que le hablaba: - ¡Bryan! ¡¿Eres tú, Bryan?! - se levantó para darle un abrazo: - Por los divinos, no sabes el gusto que me da verte. Realmente necesitaba ver una cara conocida en esta ciudad tan llena de… bueno… ¡De tanta gente! -

- Itálica es muchas cosas, pero sobre todo es populosa. - Coincidió Bryan con una sonrisa, pero su mirada se volvió seria: - Me contaron lo que pasó con Voreno de forma general. Pero ¿puedo oírlo de tu boca? -

 - Déjame beber un poco y te cuento. - Respondió Druso terminándose el tarro que tenía en la mano de una sola vez, antes de comenzar su relato. Su amigo se desahogó por completo y le contó hasta el último detalle.

- De modo que la tal Alfasia está desaparecida. -

 - Salí a buscarla con perros de caza, pero no sirvió de nada. - Maldijo Druso arrojando su tarro al suelo por lo furioso que estaba.

Fue en ese momento que Bryan notó la pila de jarras vacías que su amigo se había bebido. No las vio al principio porque todas cayeron más o menos en un rincón oscuro, pero parecían ser más de una veintena.

¿Cómo diablos se ha bebido tanto?” Pensó Bryan y para su sorpresa el veloz posadero hizo acto de presencia para dejar frente a Druso otra jarra completamente llena.

- Druso… ¿Cómo es que…? -

- ¡¿Pero sabes que es lo peor?! ¡Nadie me creyó ni media palabra! - Exclamó Druso furioso antes de que Bryan pudiese preguntarle: - ¿Qué más tiene un legionario excepto su honor? ¡Podemos morirnos en cualquier momento! ¿Por qué demonios querría arriesgarme a ensuciar con mentiras el umbral del dios de la muerte? ¡¿Creen que estoy loco?!

Y luego me echaron del ejército, así como así. Les importó un comino mis logros, el entrenamiento infernal o el hecho de que pudiese guiar la retirada como me ordenaron. ¡Nada! ¡“Baja Vergonzosa” me dijeron! ¡Como si fuese un puto cobarde! ¡Ahora nunca obtendré la ciudadanía y mi carrera militar está arruinada!

¡Y todo por decir la verdad! Dime algo, Bryan… ¡¿Tú le encuentras algo de sentido a toda esta tontería?! -

- No es tu culpa, es parte de las intrigas de Tiberio Claudio. - Contestó Bryan con un gesto de comprensión.

­- ¿Tiberio Quién…? - Preguntó Druso mirándolo confundido.

- El Gran Duque… Mira, esto es lo que sucede. - Comenzó a explicar Bryan y arrancó algunos huesos, junto con trozos de pan y carne para usarlos como piezas para explicar el complejo juego de alianzas políticas de itálica. Durante todo ese tiempo Druso lo escuchó en silencio mientras se bebía su cerveza hasta terminarla y luego pidió otra. Pero lo más increíble es que la lucidez no dejaba su mirada en ningún momento, como si la bebida no le afectase.

¡Que increíble tolerancia al alcohol tiene mi amigo!” Se dijo Bryan admirado.

- ¡¿O sea que toda mi legión tuvo que sufrir un brutal ataque por culpa del tío abuelo de ese príncipe depravado?! Y no contentos con matar al Prefecto… ¡¿Encima se ponen a arruinar mi carrera para “por si acaso” evitar que mi testimonio sea utilizado?! -

- Básicamente. - Asintió Bryan contento de lo bien que su amigo había entendido su explicación y preguntándose si no tendría madera de profesor.

- ¡Pues que los dioses los maldigan a todos ellos! - Rugió Druso: - ¡Maldita sea la hora en que las putas de sus madres los malparieron! ¡Tantos hombres buenos! ¡¿Todos tenían que morir para que estas ratas puedan sentar su culo en el trono imperial?! -

- ¡Baja la voz, Druso! ¡Alguien aquí mismo podría terminar contándoselo al Gran Duque! -

- ¡¿Acaso no te molesta como me han jodido?! -

- Por supuesto, a mí también me han jodido. - Respondió Bryan rápidamente: - Me prometieron un título de nobleza si conseguía vencer a un cuasi Supremo. Sí, oíste bien… ¡Un maldito Cuasi Supremo! Aún no puedo creer que conseguí salir de eso con vida. Pero por culpa del desgraciado en cuestión ahora tengo que ir a tomar el mando de Valderán y conseguir defenderla para “terminar” de obtenerlo. -

- Espera… ¡¿Qué?! -

- Si, para colmo tengo que usar a las “legiones malditas” y ningún otro tipo de tropas. Puedo llevar voluntarios, pero únicamente si les pago con mi propio dinero. - Suspiró Bryan.

- ¿Te han dado un ejército? ¡¿Eso significa que eres Procónsul?! ¡Pero si ni siquiera eres un Marqués! ¡¿Se puede saber cómo conseguiste algo así?! - Exclamó Druso mirándolo sin poder creer lo que escuchaba.

- Legalmente aparezco como “Tribuno Militar”, pero debido a que soy Ejecutor y Archimago al mismo tiempo, puedo hacer una movida política para incrementar mi Imperium Militar al de Procónsul. - Resumió Bryan sin mencionar el hecho de que Cándido, los Asturias y hasta el Emperador habían intervenido para que consiguiese esa autoridad: - En cualquier caso, mañana mismo recibo la asignación, pero ya tengo a mis Lictores. -

- ¡¿Y dices que vas a Valderán? ¿Sólo con las legiones V y VI? ¿Estás loco?! ¡Ir a ese lugar es una locura! Se necesitarían por lo menos siete legiones para poder hacer frente a esa campaña con éxito. Tienes que luchar contra bandidos, bárbaros, la Liga Etolia… - aquí Druso se detuvo y miró fijamente a los ojos de Bryan, quien a su vez le mantuvo la mirada con intensidad, sin decir nada. Entonces Druso comprendió lo definitivo de aquella absurda decisión de ir a Valderán, pero antes de que Bryan pudiera decirle algo, Druso prosiguió hablando: - Bien, sea, por todos los dioses.  Si tan loco estás, bueno, eso ya lo verás tú. ¿Pero cómo no hablaste conmigo para comentarme tus planes? ¡Porque si crees, mi general, que puedes ir a aquel maldito lugar sin este Druso, estás muy equivocado! -

Bryan río con una carcajada fuerte y poderosa que hizo voltear a todos los presentes y exclamó: - Querido Druso, me estoy dirigiendo a una misión teniendo todo en contra, con casi “cero” posibilidades de éxito, mucha violencia y una alta mortandad en el horizonte… ¡Por supuesto que pienso compartir algo de eso con mi querido amigo! - entonces sacó un pergamino sellado oficialmente para entregárselo: - ¡Bienvenido seas… Tribuno Militar Druso! -

Su amigo casi suelta el tarro que sostenía por la sorpresa. ¡El cargo de Tribuno Militar generalmente estaba reservado para aristócratas! El acababa de ser despedido como Primer Centurión de una Legión Auxiliar, pero ahora era Tribuno de una Legión propiamente dicha. Por supuesto, seguían siendo las Legiones Malditas, sin embargo… ¡Todavía era un grandísimo ascenso!

- ¿Estás seguro? - Preguntó Druso dudando: - Me encanta la idea, pero quizá el cargo me quede muy grande y se provoquen fricciones con otros postulantes. -

- Eso sería si hubiese postulantes. ¡Nadie querrá pelearse por ir a Valderán! - Replicó Bryan sonriendo, pero su expresión se volvió seria: - Si tenemos éxito, tu carrera militar estará asegurada y tu reputación subirá por todo lo alto. Eso te servirá como motivación. Sin embargo, no te equivoques. En esta empresa no hay lugar para el blando ni para el débil de espíritu. Nada de obtener gloria, fáciles victorias o enriquecernos con el saqueo de pueblos débiles. Lo único que te prometo es que vamos a encontrar sangre, lucha e inusitada resistencia en aquellas tierras.

Pero eso no es lo peor. Porque tengo más miedo de nuestros propios errores que de las armas del enemigo. Se necesitan a los mejores hombres para tener éxito, pero nosotros solo tenemos chusma de las Legiones V y VI. El primer paso será convertir a esa bola de malandrines no solamente en legionarios… ¡Sino en los mejores legionarios! -

Bryan dio por terminadas sus palabras.

- Bien, creo que ya me has aclarado con precisión lo que nos espera en Valderán. - Respondió Druso sonriendo desafiante y vaciando de una sola vez todo lo que quedaba de cerveza en su tarro: - Entonces ¿qué te parece si compartimos un trago? Al menos por mi parte, si he de morir luchando en ese lugar tan cruel y hostil, preferiría aprovechar estos últimos días en Itálica, empezando ahora mismo. - Y se volvió para gritar: - ¡Posadero! ¡Tráigame más cerveza! ¡Y una más para mi amigo! -

- ¡En camino! -

- Druso, me encanta la idea de beber, pero quizá deberías dejar que yo te invite. - Comentó Bryan haciendo una señal a la montaña de jarras de cerveza vacía: - ¡Eso tiene que estar costándote un dineral! -

- Despreocúpate, mi general. - Respondió Druso sonriendo: - Ya está todo pagado. ¡Pagué todo el servicio de la posada por adelantado! -

Bryan se quedó congelado por un segundo. Luego parpadeó y comenzó a notar que la túnica que Druso tenía puesta era bastante nueva, incluso lujosa. Además, la carne que le habían servido no era curada, sino que se veía muy jugosa, como si el animal hubiese sido matado ese mismo día. Bryan entonces olfateó el aroma de la cerveza, percibiendo atisbos de su amargor, dulzor, sequedad e intensidad. Así descubrió que la cerveza que estaba bebiendo su Druso no era la más barata que todo el mundo pedía cuando invitaba a sus amigos, sino la más cara de todas, hecha con cebada, lúpulo y levadura de la mejor calidad. ¡Y encima había pagado todo lo que consumió por adelantado!

El propio Bryan, que tenía una fortuna más que considerable, podría fácilmente hacer lo mismo, pero no lo haría sin tener un propósito importante. En cambio, Druso era un plebeyo puro que jamás había tenido dinero.

¿Es por esto que el posadero mencionó algo sobre nuestro parecido? ¡Era por el dinero! No entiendo, Druso. ¿Cómo has pagado todo esto si te acaban de despedir…?

- Eh, Druso… - Susurró Bryan tanteando mientras forzaba una sonrisa: - ¿De dónde sacaste el dinero para pagar al posadero por adelantado? -

- Jeje. - Dijo Druso con una risilla y poniendo una expresión que pretendía ser inteligente o presuntuosa: - Cuando me escribieron para regresar a Itálica me di cuenta que algo malo podría pasarme, sobre todo porque el asunto con el Prefecto Lucio Voreno ya me parecía bastante sospechoso. Entonces, mientras marchábamos de regreso, me di cuenta de que había un pequeño cofre en un carro al alcance de mi mano y decidí quedármelo como recuerdo por si acaso otro accidente ocurría. -

- ¿Un cofre? -

- Si, era uno de esos que siempre llevaba el Prefecto en una carreta que lo seguía a todas partes. Nunca supe lo que eran, pero se veían bastante refinados y pensé que podían ser un buen regalo para alguien.

Después me arrepentí y pensé en devolverlo discretamente luego de dar mi testimonio. Pero me despidieron inmediatamente, así que decidí quedármelo.

Pues resultó que tenía bastante dinero en su interior. ¡Muchas monedas de oro! -

- ¡¿Y eso no te pareció extraño?! -

- Un poco, pero me dieron de baja deshonrosamente y sin ninguna remuneración, así que no pueden culparme. -

- Y ese cofre… ¿Tenía un sello o un grabado encima? -

- ¿De qué hablas? -

- Me refiero a un dibujo. Un águila dorada, con dos cabezas y una corona. Y la frase “Indómito” escrita en la lengua antigua.-

­- Ahora que lo mencionas… sí, tiene uno. - Dijo Druso y sacó el pequeño cofre que se encontraba en su morral para mostrárselo.

Bryan estaba tan impactado, que se llevó una mano a la cabeza. Era natural que Druso no lo supiese porque era un Centurión hasta ese día y no tenía nada que ver con el dinero, salvo cuando cobraba su sueldo con los Cuestores. Pero durante su entrenamiento militar Bryan había usado muchas veces a sus Espectros Oscuros para vigilar de cerca a los oficiales con el objetivo de aprender todo lo posible sobre el funcionamiento de la legión. Así fue como aprendió que los cofres que tenían un grabado con el Águila Imperial contenían… el dinero del Erario Público.

Emblema de la Familia Imperial

En pocas palabras, Druso se había robado el dinero de los impuestos sin darse cuenta.

- ¡Maldita sea, Druso! - Gritó Bryan asustado e inmediatamente lo instó a guardar el cofre en su saco, mientras miraba a los alrededores para confirmar que nadie los estuviese viendo.

- ¡Qué! ¡¿Cuál es el problema?! - Exclamó Druso sorprendido.

- ¡Calla…! ¡Baja la voz, imbécil! - Susurró Bryan con un gesto impetuoso: - “¿Cuál es el problema?” - Repitió sarcásticamente y lo miró furioso: - ¡¿Acaso no sabes que se considera un pecado monstruoso robar la PROPIEDAD SAGRADA DE ITÁLICA?! -

Bryan no estaba exagerando. El dinero del tesoro público destinado al ejército se consideraba un bien increíblemente importante. Tanto que al Pontífice Máximo se le encargaba guardarlo directamente en el templo de los dioses de la guerra durante un mes, antes de enviarlo a las legiones. ¡Y durante ese tiempo los sacerdotes no dejaban de entonar cánticos para maldecir a cualquiera que se atreviese a robarlo!

- Espera… ¿Este dinero no era de Lucio Voreno? -

- ¡No! ¡Es el dinero del Imperio Itálico, idiota! - Replicó Bryan: - Los Cuestores Militares son los únicos que pueden abrir estos cofres para pagar los sueldos de los legionarios. ¡Ni siquiera el Prefecto o los Tribunos pueden hacerlo! ¡Ellos sólo los cuidan! -

- Nuestro Cuestor se murió durante la emboscada. - Musitó Druso todavía medio confundido.

Lo que explica cómo fuiste capaz de robarlo sin que nadie se diese cuenta y también explica por qué todavía no te están persiguiendo. ¡Pero eso no es lo peor! Lo más extraordinariamente estúpido es que tú estás aquí, a vista y paciencia de todo el mundo, vistiendo ropas caras, comiendo carne lujosa, bebiéndote toda la mejor cerveza… ¡Literalmente estás publicitando tu robo, Druso! ¡Para mañana toda la capital sabrá que tú te lo robaste! -

 Druso se quedó con la boca abierta.

Maldita sea.” Se quejó Bryan por dentro: “Y pensar que esta mañana Cándido me decía que Druso era un <<buen elemento>>… ¡Menos mal que el Gran Maestre ha estado tan ocupado con el asunto de los bárbaros y no le prestó atención a mi amigo! De otro modo no hay forma de que ese viejo zorro no se diese cuenta de que faltaba el dinero. Y lo sabría incluso antes que los propios Cuestores Militares.

Ahora que lo pienso, si yo no hubiese llegado en este preciso momento con la intención de llevármelo como Tribuno… ¿Druso no estaría condenado a muerte? Es una increíble coincidencia o la diosa Fortuna también lo quiere mucho. Bueno, en cualquier caso, ahora sé que nunca debo confiarle ni siquiera una moneda. Desde ahora: Druso está vetado para manejar cualquier tipo de presupuesto.

La pena por robar dinero del Erario Público era el descuartizamiento para los plebeyos y la decapitación para los nobles. A Druso le habría tocado la primera forma de morir.

- E… Que… ¡Que debo hacer! - Dijo Druso despertando finalmente de su estado de estupefacción.

- ¡Primero baja la voz! - Susurró Bryan instándolo a no llamar la atención y dijo: - ¡Tienes que devolverlo! -

- ¡¿Qué?! -

- Si regresas ahora mismo el dinero a las autoridades - señaló el pergamino oficial que le acababa de entregar a Druso: - y además les enseñas tu nuevo nombramiento como Tribuno Militar para endulzarlos un poco… Es posible que muestren misericordia. -

- ¡¿Quieres que lo devuelva?! ¡No pienso hacer eso! -

- No te lo estoy preguntando, es una orden de tu nuevo Procónsul. -

- Bryan… -

- ¡Es una orden! - Gritó Bryan finalmente perdiendo la paciencia y luego desató un poco de su energía para asustar a las personas que miraban en su dirección, advirtiéndoles de este modo que se ocupasen de sus propios asuntos: - ¡Por los divinos, Druso! ¡Por más amigos que seamos no pienso comenzar mi nueva empresa consintiendo un robo sacrílego! -

- Perdóname, tienes razón. - Dijo Druso asintiendo finalmente, aunque se le veía bastante atribulado.

- Bien. - Asintió Bryan complacido y entonces suspiró un poco apenado: - ¿Quieres que te ayude con el…? -

- No, yo me metí en este lío. Yo mismo salgo de él. - Lo interrumpió Druso sonriendo con gallardía y levantándose para partir con el saco que contenía el cofre.

- Druso… -

- Te veré mañana después de que se solucione todo. ¡E iremos juntos a la guerra!

- No, es que… -

- Tranquilo amigo y comandante. ¡Te prometo que todo estará bien! -

- Druso, déjame terminar. - Lo cortó Bryan cansado de las interrupciones: - No puedes devolver solo una parte, tienes que entregarles todo si no quieres que te condenen. Eso incluye todo lo que te gastaste hasta ahora. -

- … -

- Ahhh. - Suspiró Bryan mientas sacaba un fajo de Letras de Cambio: - Vamos primero al Gremio Mercante de Bootz para hacer un retiro de efectivo. -

*****

- Gracias, mi comandante Bryan. - Dijo Druso haciendo una reverencia: - Esto realmente significa mucho. -

- Lo sé: significa ciento cincuenta monedas de oro, setenta y tres de plata, más catorce de cobre. - Respondió Bryan sarcásticamente.

Afortunadamente los Cuestores Militares no les hicieron las cosas difíciles y simplemente amonestaron a Druso diciéndole: - Tribuno, es usted un ladrón tonto e imprudente. Pero como todo el dinero está aquí, y además tenemos entendido que pronto partirá para servir a Itálica en la Ciudad de Valderán, por esta vez vamos a fingir que su tontería es una especie de honestidad y lo dejaremos ir sin ningún castigo. -

Naturalmente la situación podría haber sido mucho más seria, pero Bryan aprovechó un momento en que su amigo estaba descuidado para mostrarle a los Cuestores su insignia de Sol Oscuro, con lo cual estos asintieron y dejaron pasar el asunto.

Ahora mismo se encontraban frente a la Mansión de Bryan y era mucho más tarde de lo que este imaginó que le tomaría todo el asunto de reclutar a su amigo.

- Te prometo que te pagaré hasta la última moneda. -

- No necesito dinero, pero si realmente quieres pagarme demuéstrame en el campo de batalla que no me equivoqué al nombrarte Tribuno. -

- Ciertamente, viendo en dónde vives imagino que no te faltan monedas de oro. ¡Sí que has progresado! - Dijo Druso asombrado mientras observaba la fachada de la imponente mansión y luego añadió sonriendo: - Pero tu petición está de más, mi comandante. ¿Acaso no recuerdas nuestro tiempo de entrenamiento? ¿Alguna vez me has visto fallar en asuntos militares? -

- No, cuando se trata de artes que no tienen que ver con la contabilidad y sí con la espada, admito que estás entre los hombres más eficientes que conozco. - Respondió Bryan correspondiendo la sonrisa: - Pero es tarde y mañana tengo que ir temprano al Senado. Arregla tus asuntos y reúnete aquí conmigo pasado mañana. ¡Después partiremos! -

Druso se despidió y Bryan finalmente pudo ingresar a su mansión.

- ¡Vincent! -

- A sus órdenes. - Respondió el Mayordomo llegando casi al instante en que su señor terminó de hablar.

- ¿Dónde está Chéster? -

- Su Asistente me dijo que intentó comunicarse hoy con usted, pero como esto no fue posible, partió a encargarse del asunto que usted ordenó en la Casa Mondego. -

- Ya veo. - Respondió Bryan asintiendo y pensó: “Está espiando al Conde.

- ¿Cómo van las remodelaciones? -

- Los trabajos progresan a un ritmo superior al esperado y se ha completado el 30 % -

- Excelente. ¿El baño está operativo? -

- Como el Barón ordenó, fue lo primero en ser atendido junto con el Gran Salón. -

- Prepáralo ahora mismo, necesito un descanso luego de una jornada muy larga. -

- Como guste el señor. - Asintió Vincent: - Pero antes debo informarle que tiene visitas. -

- ¿A esta hora? ¿Quién se anuncia tan entrada la noche? -

- En realidad esa persona vino mucho más temprano, pero insistió en esperarlo. - Explicó Vincent: - No quería insistir en que se retirase porque es una dama que afirma ser su Maestra. De modo que esperaba su confirmación. -

- ¡¿Es la Maestra Fanny?! -

- Ese es el nombre que me dio. -

- Has hecho bien en recibirla, Vincent. - Lo felicitó Bryan: - Desde ahora debes tener muy en cuenta que la Maestra Fanny siempre es bienvenida en esta casa y todo el personal de servicio debe tener con ella las mismas consideraciones que con una reina. -

- Como ordene el señor. -

- Anúnciale mi llegada y pídele que me espere un poco más. Quiero refrescarme antes de reunirme con ella. -

Bryan se dirigió a su recámara y se arregló lo mejor que pudo. Luego se dirigió a la sala privada en donde su hermosa Maestra ya lo estaba esperando. Fanny estaba sentada en un cómodo sofá y leyendo un libro abierto sobre sus piernas. A su alrededor se encontraba una sirvienta, junto con una bandeja repleta de comida, agua caliente para el té o el café, según se requiriese. Era evidente que Vincent no había descuidado ningún detalle.

Sin embargo, en cuanto lo vio entrar, la expresión de Fanny que hasta entonces había sido risueña se enfrió considerablemente. Luego cerró el libro de golpe y se levantó para hacer una reverencia.

- ¡Oh! ¡Bienvenido, noble Barón Bryan! - Saludó Fanny con una mirada helada: - Disculpe la impertinencia de esta pobre mortal por visitarlo sin aviso. -

La belleza de Fanny era casi enceguecedora. Con su Sexto Sentido, Bryan podía apreciar con mayor claridad cómo la pureza de su alma enriquecía a la maravillosa envoltura física de la mujer en frente suyo. Además, esta nueva faceta suya al estilo de una Reina de Hielo lo tomó completamente por sorpresa, no sólo por lo inesperado de ello, sino porque le revelaba nuevas formas en que su antigua profesora podía ser hermosa.

Fanny estaba claramente enfadada

Por todos estos motivos su mente se demoró un poco en procesar lo que estaba sucediendo y necesitó unos segundos para darse cuenta de lo que sucedía.

Mierda, está enojada. Pero es tan hermosa incluso cuando está enojada… ¡Concéntrate! Piensa, Bryan. ¿Por qué está enojada? ¿Acaso arruinaste algo sin darte cuenta? ¿Olvidaste un aniversario? ¡Qué digo! Si todavía no estamos casados. ¿Su cumpleaños? No, ni siquiera sé cuándo es… ¡Carajo, no sé cuándo es! ¡Eso ya de por sí es un gran problema! Pero no parece ser eso. ¡Piensa! ¡Piensa! ¡Piensa! ¿Cómo fue que la hice enojar? No recuerdo haber hecho nada malo. Ni siquiera le he dicho nada desde la última vez… ¡Oh no!” Bryan abrió los ojos cuando se dio cuenta, pero lamentablemente fue demasiado tarde.

- ¡Hace más de un mes que no he visto ni tu sombra! Y puedo entender que tengas muchos asuntos pendientes. ¡¿Pero ni siquiera un mensaje?! ¡¿Ni una carta?! ¡¿O por lo menos un garabato?! ¡Algo para saber que todavía estás vivo?! - Comenzó a reprenderlo Fanny. Y en todo momento moderó su voz, pero de algún modo parecía como si la temperatura de todo el lugar descendiese varios grados con cada sílaba: - Pasé noches sin dormir teniendo miedo de que pudieses haber muerto por tus heridas, sufrido un accidente o un intento de asesinato. ¿Y de qué me entero hoy? ¡Que todo este tiempo el Señor Barón estuvo aquí, remodelando su nueva mansión!

¿Para qué me pediste que fuera tu novia, Bryan? ¡¿Para tenerme como una estúpida y en constante estado de ansiedad durante quién sabe cuántos días, mientras tú estabas aquí, eligiendo un nuevo cristal o el tipo de tapiz que quieres en tu cuarto?! -

Fanny estaba enfadada y con justa razón. Bryan ni siquiera podía revelar en ese momento que en realidad estuvo todo ese tiempo en una misión del Manto Oscuro, porque las criadas presentes también creían que su amo estuvo todo el tiempo meditando en su cuarto. De hecho, ellas ya estaban demostrando la tradicional solidaridad femenina y había un ligero brillo de reproche en su mirada, dando a entender que estaban del lado de su profesora.

Fue por la presencia de estas mujeres, que Bryan no pudo decir nada al principio para justificarse y tuvo que tragarse en silencio toda la reprimenda que aparentemente Fanny venía preparando para él desde que llegó a visitarlo.

Por fin, luego de casi cuarenta minutos, la Maestra hizo una pausa en su avalancha de reproches y Bryan tuvo la oportunidad de ordenarle a las criadas que se retirasen

- Mi amor, puedo explicártelo. - Comenzó Bryan mientras sacaba su insignia de Sol Oscuro y comenzaba una larguísima narración que duró un par de horas, donde le explicaba el asunto de la Mina de Mithril, su próxima misión en Valderán y los desafíos que tenía por delante, aunque sin mencionar algunos detalles, como la Matriz de Transporte Portátil.

Fanny lo escuchó hasta el final, pero, aunque se mostró muy preocupada por su seguridad, seguía bastante irritada. Lo peor era que tenía muy buenos motivos para seguir enojada. Después de todo, nada de esto habría sucedido si él se hubiese acordado de compartir sus planes también con ella. Pero ahora recién caía en cuenta de que sólo había conversado con Emily y con Phoebe, lo cual añadía el crimen de la infidelidad a su larga lista de culpas.

En su desesperación por aplacar a su amada, Bryan comenzó a hablarle sobre sus experimentos con Llamada del Vacío y gracias a esto consiguió distraerla. Luego remató el asunto hablándole de su nueva magia de Sincronización Paranormal y la curiosidad insaciable de Fanny hizo el resto. Sus ojos resplandecieron de emoción mientras iniciaban una larguísima discusión sobre la magia necromántica que se prolongó hasta casi la media noche.

- Aún no te he perdonado. - Se quejó Fanny haciendo un puchero cuando sonaron las doce campanadas y cayó en cuenta del tiempo que había transcurrido.

- Lo sé, mi comportamiento ha sido terrible. - Dijo Bryan con una expresión preparada para reflejar el más puro arrepentimiento y al mismo tiempo sacando discretamente una hermosísima pulsera de plata con diamantes del botín de los troles, que tenía reservada para una emergencia como esa: - Por favor perdóname, querida. -

- ¿Crees que soy una mujer superficial a la que puedes comprar el perdón con joyas? -

- ¡Por supuesto que no! Es sólo que conseguí este regalo en mi última misión y lo estaba guardando pensando exclusivamente en ti, porque pensé que con tu belleza harías que esta pulsera se viese todavía más hermosa. ¡Nunca tuve otra intensión! -

- ¡Hump! ¡Eres un descarado! - Le replicó Fanny, aunque sus mejillas se sonrojaron y aceptó la pulsera: - He recibido tu regalo… ¡Pero no es suficiente para que te perdone! -

Esa pulsera vale por lo menos mil monedas de oro. ¿Y aún no es suficiente? Enojar a Fanny me va a dejar arruinado económicamente si no tengo cuidado.” Pensó Bryan con ironía, aunque su rostro permaneció sin alteraciones, mostrando puro remordimiento: - ¿Qué puedo hacer para que me perdones? -

- Prométeme que serás Profesor Honorario de la Escuela Necromántica y quizá te perdonaré esta vez. - Dijo Fanny con una sonrisa implacable que ocultaba la advertencia de que no aceptaría una negativa.

Bryan parpadeó un instante mientras la Esencia Mágica en su interior se activaba para acelerar sus procesos mentales: “Profesor Honorario, es un título puramente simbólico que reciben exalumnos destacados en la Academia Babilonia. La persona que lo posee puede dar lecciones y conferencias si lo desea, pero no está obligado a hacerlo. A veces recibiré una invitación para oficiar un discurso en fechas importantes, pero eso es todo. El título tiene que ver más con el prestigio de la escuela, que puede presumir ante la sociedad de tener a una persona sobresaliente como docente de honor y de poder invitarlo a sus eventos, como si de amigos se tratase. Creo que esto me conviene, incrementa mi propia fama y de paso puedo ayudar a la Escuela Necromántica…

- Te lo prometo. - Respondió Bryan.

Desde su perspectiva, había pensado bastante en ello. Pero desde el punto de vista de Fanny su respuesta fue casi inmediata, lo que la llenó de alegría. Sin embargo, la hermosa Maestra todavía no terminaba de sorprenderlo, porque agitó su propio Anillo Espacial y extrajo un rollo de pergamino ya escrito, tinta y una pluma.

- Por favor firma aquí. - Dijo sonriendo.

Era precisamente un documento en donde se comprometía a ser Profesor Honorario de la Escuela Necromántica. Bryan lo leyó rápidamente en busca de cualquier añadido legal inesperado, pero no podía dejar de sorprenderse por la osadía de su profesora, que ya traía listo el contrato legal incluso antes de saber si él aceptaría.

- Bueno, eso es estar preparada. - Dijo Bryan con ironía mientras escribía su nombre al final sobre la línea punteada: - ¿Pero no te parece inapropiado hacer esto justo ahora? -

- El Señor Barón Bryan es muy famoso, pero no precisamente por cumplir sus promesas. - Replicó Fanny con aun más ironía: - Si no te hago firmar ahora podrías desaparecer otro mes o quizá un año. ¡Y quizá nunca firmes! -

- Ya entiendo, ya entiendo, estoy en falta. - Respondió Bryan entregándole el documento y alzando las manos como si se estuviese rindiendo: - Además te entregaré todas las nuevas anotaciones que he escrito sobre mis últimos experimentos necrománticos. ¿Estás conforme con esto? -

- Sí, por cierto. - Respondió Fanny sonriendo mientras guardaba tanto el pergamino como las anotaciones: - La deuda se ha reducido considerablemente. -

- Ya veo. - Dijo Bryan con una sonrisa traviesa mientras se sentaba al costado de Fanny quedando bien cerca de ella: - ¿Y si además comienzo a recordar lo hermosa que eres? ¿Me perdonarás entonces? - Sujetó una de sus manos y la llevó a sus labios un momento, para luego dejar de lado las sutilezas: - ¿Y si en lugar de decírtelo con palabras, te lo digo directamente con mis labios? -

- ¡Espera! - Exclamó Fanny repentinamente alarmada.

- No esperaré. - Replicó Bryan y cerró su boca con la suya, iniciando una ronda de caricias, abrazos, más palabras de amor seguidas por besos apasionados de dos amantes separados durante tanto tiempo. Acabaron con él medio encima de Fanny, sujetándola hábilmente por la cintura, mientras que ella se apretaba inconscientemente contra el cuerpo de Bryan, presionando sus pechos contra los pectorales de su amado. Entonces Bryan alejó un momento sus labios para permitir que Fanny pudiese respirar entrecortadamente y le susurró tiernamente al oído: - ¿Salda esto la deuda que tengo contigo? -

- ¡Sí la salda! - Musitó Fanny enrojecida hasta las orejas y con el corazón latiéndole a mil por hora: - Creo que hasta me deja a mí gravemente endeudada. -

- Vuelvo a ser libre entonces. - Dijo Bryan sonriendo mientras sujetaba la barbilla de Fanny con sus dos dedos para hacerla mirarlo a los ojos: - Y ahora, ¿cómo piensas pagarme? -

- ¡Oh, Bryan! - Suspiró Fanny y le rodeó el cuello con ambos brazos mientras rendía completamente sus labios a los de su amado. Bryan se entregó entonces a un intercambio apasionado en el que se sentía como embriagado. Era maravilloso sentir el calor de Fanny atrapada entre sus brazos, oler el perfume de su piel, beber de sus labios como si fuesen una fuente para el amor que prometían una pasión interminable.

Y viéndola ahí, suspirando de adoración por él, con una belleza que empalidecía a la de cualquier joya y una mirada que embrujaba más que el resplandor de cualquier astro… Despertó en su interior una lujuria intensa y antes de darse cuenta sentía que se convertía en un depredador hambriento. De pronto una de sus manos comenzó a ingresar por el escote del vestido de su Maestra para palpar la carne de sus pechos, suavemente al principio, pero después con firmeza. Luego, viendo que ella no rechazaba sus avances, Bryan comenzó a quitar la tela para exponerlos al aire libre, pero entonces notó que Fanny temblaba entre sus labios y el miedo se vislumbraba en su mirada.

Poco después comenzó a empujarlo para separarse de él.

Sin embargo, en ese momento Bryan no estaba dispuesto a renunciar fácilmente, así que sonrió y dijo: - Querida, sé que prometí esperar… Pero me voy a la guerra muy pronto… Y acabo de regresar de una… - finalmente luego agregó una sugerencia: - Ya es tarde… ¿Por qué no te quedas a dormir esta noche? -

La hermosa Maestra lo miró con una expresión indescifrable pero luego un brillo astuto resplandeció en su mirada, mientras se acercaba directamente a él. Entonces, para su gran sorpresa, Bryan vio como la propia maestra desataba los cordones de su prenda para exponer ambos senos, que brillaron como frutas maduras, sin la más mínima imperfección, reflejando el resplandor de las velas. Tanta belleza y sensualidad resultaban demasiado impactantes para el cerebro masculino y más aún para el de Bryan, que acababa de sufrir una transformación, y por eso la capacidad de sus sentidos se había incrementado, tanto en intensidad como en número. La información fue demasiada en ese momento y se quedó aturdido por un instante.

Fanny tentadora

Entonces Fanny lo miró directamente. Era evidente que se sentía avergonzada y de hecho se estaba sonrojando bastante, pero seguía frente a él, contemplándolo orgullosa. Una combinación perfecta de timidez y seducción.

La vista era tan maravillosa que parecía casi divina.

- Bryan, ¿me deseas? - Preguntó Fanny mirándolo directamente a los ojos.

- Oh, sí. - Asintió Bryan aún medio embobado.

Fanny sonrió triunfante y entonces se inclinó sobre él, aprovechando su estado de confusión temporal para invertir sus papeles. Ahora era ella quién estaba encima, observándolo como si fuese una presa.

- Yo también te deseo, Bryan. - Susurró Fanny acercando sus labios a su oído: - Y te estuve esperando durante todo este tiempo sin tener una noticia tuya. -

- Lamento tanto haberte hecho esperar, querida. - Respondió Bryan eufórico mientras comenzaba a desatar los cordones de su ropa.

- ¿Sabes lo que descubrí durante este tiempo, amor? - Preguntó Fanny inclinándose aún más, de manera que el rostro de Bryan quedó cubierto entre esos dos manjares suculentos que ningún hombre podría rechazar y nuevamente se sintió abrumado por las sensaciones de placer, deseo y lujuria que estaba experimentando. Sus pupilas se volvieron rojas. Sentía fuego en la entrepierna. Ya nada le importaba.

- ¡Descubrí que puedes esperar un poco más! - Gritó Fanny repentinamente al mismo tiempo que se levantaba a toda prisa para escapar de la habitación, mientras ocultaba rápidamente sus pechos.

Lo que Bryan no sabía.

Fanny pertenecía a una familia militar y estaba muy familiarizada con los procedimientos y rituales que se tenían que realizar antes de comenzar una campaña. Había crecido viendo a su padre hacerlos.

Los dioses tutelares, es decir las deidades específicas que protegían a la familia de Fanny, exigían un voto temporal de castidad como sacrificio. Así que, cuando el hombre iba a la guerra, no podía tener relaciones sexuales durante una semana antes de la partida. De lo contrario, las oraciones resultarían inútiles. Aunque en ese momento fue cierto que Fanny ardía de deseo por Bryan, no pensaba realmente ceder. No cuando su amado tenía por delante una terrible campaña militar en Valderán.

Bryan no lo sabía, pero en cuanto amaneciese Fanny realizaría un viaje al templo de los dioses de la guerra para realizar una serie de complejos rituales de protección, con el fin de que regresase a salvo. Pero ya que no podía entregarse a la pasión, decidió castigarlo con una travesura final antes de irse, para ventilar lo último que le quedaba de ira y asegurarse de que Bryan no se volviese a olvidar de ella.

Lo que Fanny no sabía.

En ese momento la Esencia Mágica fluía a toda velocidad en el interior de Bryan, que estaba haciendo esfuerzos inconcebibles para contenerse. El único motivo por el que Fanny pudo escapar fueron esos escasos segundos de aturdimiento que sintió Bryan por la nueva intensidad de sus seis sentidos. Pero de haber querido, la podría haber atrapado con facilidad.

El motivo por el que no lo hizo era la experiencia. Las mujeres no tenían idea, pero la lujuria que sienten los hombres es increíblemente más fuerte de lo que ellas podrían experimentar en toda su vida. Pero en el caso de Bryan era aún peor porque la Esencia Mágica potenciaba esas emociones.  Algo así le había sucedido una vez con Emily. No había un día en que Bryan no se lamentase de que la primera vez de ella hubiese sido de ese modo. Por eso juró que nunca volvería a permitir algo así.

Fanny no tenía ni idea de lo cerca que estuvo de ser violada de una forma brutal. Quizá incluso podría haber perdido la vida. Porque ni siquiera el recién ganado autocontrol de Bryan la habría podido salvar si este hubiese cedido a sus propios deseos, aunque fuese un milímetro.

Por fortuna para ella, Bryan la amaba demasiado. Y sólo por eso consiguió quedarse en completo silencio, sin atreverse a moverse porque, si lo hacía, sabía bien que su resistencia se quebraría y acabaría corriendo en pos de ella, para luego arrancarle la ropa y poseer su cuerpo ahí mismo, en donde fuera que estuviesen, sin importarle si lo hacían en frente de todos los criados y doncellas.

Quince minutos después.

Vincent ingresó para ver si su amo necesitaba algo y abrió los ojos por la sorpresa cuando vio que Bryan estaba medio echado en el sillón, inmóvil como una estatua y mirando el techo con los ojos abiertos, como si estuviese en trance.

- ¿Mi Señor? -

- ¿Vincent, nuestra invitada se ha ido? - Preguntó Bryan sin mirarlo.

- Si, señor… -

- ¿Estás seguro? -

- Definitivamente, un coche vino a recoger a la dama. -

- ¿Y ya partió? -

- Así es. -

- Excelente. - Dijo Bryan y entonces se levantó de repente con la velocidad del rayo. Luego agarró con ambas manos el sillón donde había estado sentado con Fanny y, soltando un grito de furia, lo arrojó contra la pared más cercana, con tanta fuerza que se rompió en pedazos. Pero esto no fue suficiente para Bryan, que corrió hacia la pared y comenzó a golpearla como si fuese su enemigo mortal, hasta que finalmente quebró los bloques de piedra que la componían.

Todo esto sucedió en tan solo unos segundos y Vincent ni siquiera había terminado de asimilar lo que estaba viendo, cuando todo finalmente terminó. Pero el estruendo fue grande y afuera comenzaron a sonar las voces alarmadas de criados y sirvientas que se despertaron a toda prisa por el ruido y ahora se apresuraban a venir.

- Vincent, ¿está listo el baño? - Preguntó Bryan emergiendo de la nube de polvo que provocaron los escombros y acomodándose la ropa con una expresión tranquila, como si nada hubiese sucedido.

- Está… - Musitó el Mayordomo aterrorizado: - Pero el agua… aún tiene que calentarse… Perdón… mi señor. -

- Déjala así, me conviene un baño de agua fría. - Dijo Bryan encogiéndose de hombros como si no tuviese importancia: - Necesito que le digas a Chéster que remodele esta habitación y arreglen esa pared. También cambien todo el mobiliario por uno nuevo. -

­- Como guste el señor. - Respondió Vincent un poco más tranquilo, porque parecía que Bryan no pensaba atacarlo.

- Diles a los criados que se aproximan que hubo un accidente o inventa cualquier excusa, pero por favor no cuentes los pormenores que acaban de ocurrir aquí. -

- Como guste el señor. - Asintió Vincent de inmediato.

- Una cosa más, desde ahora quiero que tú o Chester me recuerden ocasionalmente que debo escribir una carta para esa dama, la Maestra Fanny, por lo menos una vez al mes. - Añadió Bryan retirándose con una sonrisa irónica mientras daba un rápido vistazo detrás suyo, hacia los escombros: - ¡Nuestra prosperidad financiera depende de ello! -

- Como guste el señor. -

Bryan se retiró caminando tranquilamente, sin alguna otra instrucción o por lo menos una explicación de lo que había sucedido. Lo último que pasó es que Vincent escuchó a su amo mascullando una pregunta en forma de queja:

- Maldita sea: Perdí dinero con Druso, mi tiempo con esos Cuestores, me reprendieron durante horas, cedí una joya invaluable, mis notas y encima me dejaron cachondo sin poder hacer nada al respecto. ¡¿Cómo es posible que un día que comenzó tan bonito acabe tan mal?! -

Bryan ignoró todo lo demás y se dirigió directamente al baño. Ahí se despojó de todas sus prendas para introducirse de lleno en el agua sin calentar, enfriando así todos sus impulsos. El asunto de Druso había sido inesperado, pero la ira de Fanny le había hecho perder una joya invaluable, un mueble y una pared… junto con parte de su amor propio.

Debo ser muy cuidadoso. Definitivamente me saldrá caro enojar a mis mujeres, en más de un sentido.” Pensó Bryan con ironía mientras sentía que el cansancio se apoderaba finalmente de él tras toda aquella jornada llena de acontecimientos.

*****

Estaba nuevamente en el familiar espacio de neblina.

“Estoy aquí de nuevo” Pensó Bryan malhumorado: “Debo haberme quedado dormido en la piscina. Solo espero que no termine ahogándome hasta la muerte… ¡Eso es lo único que podría hacer peor este día!”

“Bryan, tú día ha sido magnífico.” Respondió la voz del niño que de pronto se encontraba sentado a su costado: “No dejes que tu libido frustrado te permita olvidarlo.”

“¿Viste eso?”

“Lo vi todo y me reí durante cada segundo.”

“Maldita sea.”

“Y eso que casi te diste cuenta durante un instante, pero incluso la Astro Proyección no funciona bien cuando la parte baja de tu cuerpo toma el control de tu mente.”

“Perfecto, así que encima tuve testigos. ¡Este fue un día de mierda!”

“¡Vamos! Anímate: Ayudaste a un amigo en problemas y salvaste a su padre, luego rescataste a otro de una ejecución dolorosa.”

“…” Bryan volteó la cabeza, pero seguía de un humor de perros.

“Deberías tener claro que no tienes derecho a enfadarte.” Dijo el niño mirándolo como si estuviese viendo a un hermanito menor atolondrado: “Hay muy buenas razones, sangrientas razones, para que la poligamia sea un terrible crimen en la mayoría de los mundos y sociedades mortales e inmortales.”

“¿Hay sociedades inmortales?” Se sorprendió Bryan, pero entonces otra cosa llamó su atención y preguntó un poco avergonzado: “Espera… Siempre quise evitar pensar en ello, pero… ¿Por qué está mal la poligamia?”

“Bueno, la razón más evidente es que, si unos pocos hombres monopolizan a las mujeres, pues habrá muchos varones descontentos que no podrán tener una pareja y reaccionarán violentamente.” Respondió el niño poniendo los ojos en blanco: “Pero incluso dejando de lado lo obvio, si varias mujeres están con un único hombre ninguna de ellas podrá tener el 100 % de este. Así que no importa cuánto lo amen, ellas jamás podrán recibir el grado de amor que les corresponde, porque estarán condenadas a tener sólo una parte de él.”

Bryan bajó la mirada pensando en Fanny, Emily, Phoebe… y se le estrujó el corazón en ese momento. Realmente era un bastardo. Había aceptado el amor de ellas, pero nunca sería capaz de devolvérselo. En cuanto lo pensó, toda su frustración desapareció.

“Excelente, parece que finalmente estás entendiéndolo.” Lo felicitó el niño sonriendo tristemente: “Naturalmente lo que haces tiene consecuencias. Todo tiene consecuencias. Causa y efecto. Este principio es una ley inmutable para todos.

Y no te imaginas las consecuencias terribles que tiene el que monopolices a tantas mujeres excelentes. Ni tampoco sabes todos los problemas que tenemos que sufrir algunos para protegerte de esas consecuencias.”

“Espera… ¿Me estás protegiendo?”

“Estamos haciéndolo, Bryan, en plural.”

“¿Quiénes? ¿Por qué?”

“Eso no importa, lo hacemos porque queremos y podemos.” Respondió el niño encogiéndose de hombros: “No esperamos tu gratitud, pero al menos me gustaría que apreciases más la situación envidiable en la que te encuentras. ¡Lo que te pasó hoy con Fanny es un pequeñísimo precio a pagar en comparación con lo que te mereces!”

Bryan miró al suelo rocoso en el que se encontraba sentado y meditó profundamente en ello. Luego de unos momentos, preguntó: “Antes diste a entender que los dioses no deben intervenir en el mundo mortal.”

“No directamente.” Puntualizó el niño: “Depende del tipo de dioses y el mundo en cuestión, pero en mayor o menor medida las deidades siempre están interviniendo. Aunque la regla general es no manifestarse salvo en ciertas ocasiones muy puntuales.”

“¿Por qué existe esa regla?”

“Hay muchos motivos, pero la más elemental es que el poder de un dios es demasiado grande y si no tienen cuidado podrían destruir el Mundo Mortal incluso por accidente.”

“Sin embargo, hay dioses que quieren destruir el Mundo Mortal o por lo menos no les importa ignorar esas reglas, como Nécora.”

“Y eso también tiene consecuencias… Pero te estás acercando a un tema muy complejo.” Le advirtió el niño: “Aún no estás listo para eso. No todavía, al menos.”

“Muy bien, dejemos de lado a Nécora. ¿Qué hay del Batallón Sagrado?” Preguntó Bryan con cierto apremio, pues este era el tema que más le interesaba: “Lo entiendo de los Sardukar, porque adoran a los dioses del Vacío. Pero el Templo de Idramón sigue a un dios del orden. ¿No deberían seguir las reglas? ¿Por qué esos guerreros blancos tenían poderes tan singulares?”

“Bueno, precisamente esa es una de las pocas formas “legales” para que una deidad intervenga en el mundo mortal de un modo directo.” Respondió el niño: “¿Recuerdas el pacto que los Caballeros forman con seres mágicos?”

“Así es.”

“Con algunos dioses puede ocurrir algo parecido, solo que a la inversa: El humano se somete a la voluntad de la deidad.”

“Entonces es un contrato parecido al Pacto.”

“Generalmente los dioses del orden exigen una promesa a sus <<patrocinados>> como prueba del compromiso entre ambos. Y mientras estos la mantengan, podrán recibir la bendición de una deidad.”

“¿Qué tipo de promesa?”

“Pueden ser muy diversas: Nunca comer carne, no tener relaciones sexuales, no cortarse el cabello, no hablar, etc. Depende del dios. A cambio, este otorgará una bendición: Fuerza Aumentada, Dominio de todas las armas, inmortalidad…”

“¡Inmortalidad!”

“¡Oh, sí! Como dije, depende del poder del dios y de su clase, pero esto último no es imposible. Y también se puede formar pactos con más de una deidad.” Dijo el niño poniendo una expresión triste, como si recordase algo lejano: “Hace muchos eones, cuando el Mundo Mortal tenía poco tiempo y muchos dioses todavía caminaban con los humanos y mantenían un estrecho vínculo con ellos, nació un hombre que llegó a formar quince pactos con dioses de la guerra, convirtiéndose en la más poderosa de todas las criaturas mortales en tan solo diez días. Diez días, Bryan. Nunca entrenó ni tuvo maestros, pero con el poder de sus bendiciones era absolutamente indetenible e incluso algunos dioses de la guerra menores tenían que retroceder al enfrentarlo.”

“¿Qué sucedió con él?”

El niño suspiró tristemente: “El asunto es Bryan, que el pacto de fidelidad solo se mantiene mientras el mortal en cuestión mantenga su promesa. En el momento en que la rompen… pierden el poder de la bendición.”

“Ya veo… Entonces, ¿ese guerrero? ...”

“Lo engañaron, Bryan.” Confirmó el niño: “Precisamente fue una mujer quien organizó una gran conspiración para hacer que el guerrero rompiese sus promesas una por una, hasta quedar indefenso. Era una mujer que al principio lo amaba. Una mujer que él decía amar. Pero al final terminó abandonándola.”

“¿Ella lo amaba?”

“Si y por eso le perdonó muchas cosas: Violencia, falsas promesas y hasta infidelidad. Pero toda mujer tiene su línea de fondo, Bryan. Nunca lo olvides. Ellas pueden soportar muchas cosas, pero hay algo que ninguna mujer te perdonaría jamás: La Burla.”

“¿La Burla?”

“Una cosa es la debilidad de acostarte con otra, pero algo muy distinto es hacerlo a adrede con otra en la cama matrimonial. O arreglar que trabajen juntas sin que ella sepa que es tu amante… Me refiero a un total desprecio por ella, riéndote de ella, tratarla como si la considerases un insecto del que te puedes burlar cuando quieras. ¿Entiendes Bryan?”

“Entiendo…” Asintió Bryan estremeciéndose: “¿Qué hizo esa mujer?”

“Es una larguísima historia, pero te contaré el final. Solamente para que sepas lo que son capaces de hacer las mujeres para vengarse.” Dijo el niño con una mirada muy severa: “El último pacto que le quedaba al guerrero por romper era el de nunca matar a un miembro de su propia familia. Podía ordenar a otros que realizasen la ejecución, pero el familiar nunca debía morir por sus manos.  Y como antes de formar el pacto ya era el último sobreviviente de su clan, parecía imposible que pudiese romper esa promesa.

Pues bien, esa mujer fingió que todavía lo amaba y se embarazó de él. Luego se escapó a toda prisa a dónde nadie pudiese encontrarla y crio al niño sin decirle nunca quién era su padre o decirle al padre que tenía un hijo.”

¡Imposible!

“Oh, sí que lo hizo.” Puntualizó el niño y lo miró con énfasis: “Recuerda bien esto… ¡El infierno no tiene tanta furia como una mujer despechada!”

“¡…!”

“Cuando el amor se convierte en odio, en un hombre es aterrador. Pero cuando se trata de una mujer es un vórtice incontrolable que destruye todo lo que toca, incluso a ella misma. Esa mujer crio al niño con falso amor, mientras lo entrenaba como un perro de caza contra su padre. Y ella sabía que su hijo no sobreviviría al enfrentamiento, porque precisamente el guerrero nunca fallaba en matar a su adversario.

Pero no le importó. Vio con una sonrisa como el guerrero atravesaba el corazón de su propio hijo con la punta de su lanza en el campo de batalla. Y luego se deleitó con la expresión de horror que este mostraba, pues al perder su última bendición, el guerrero comprendió que acababa de matar a su propia descendencia. Y quedó tan impactado por esto, que no se defendió cuando sus enemigos cayeron sobre él para terminar con su vida.”

Bryan se quedó mudo de asombro.

“Bueno, ese fue un ejemplo un poco extremo… Pero sí, esas son las consecuencias que puede tener la infidelidad.” Terminó diciendo el niño y entonces agregó: “Después de aprender todo esto, ¿hay algo que te gustaría decirme?”

“¡Mil gracias por protegerme! ¡Oh, Maestro y benefactor!” Gritó Bryan arrodillándose rápidamente ante el niño y bajando la cabeza.

“Eso está mejor.”

“Volviendo al tema del Batallón Sagrado… ¿Qué bendición tienen ellos?”

“A cambio de nunca escapar de sus enemigos, Idramón les concede el poder de reflejar cualquier ataque que venga en una dirección frontal y eso incluye negar los efectos de la magia ilusoria o los hechizos debilitantes. Claro que esto viene con un coste de tremendo estrés para el cuerpo físico y no es algo que se pueda mantener por largos periodos de tiempo. Sin embargo, ahí es donde entra su segundo pacto.”

“El juramento Maestro/Discípulo”

“Mientras luchen junto con su compañero, reciben una energía y resistencia casi ilimitada. Es por eso que la Falange es su formación favorita, porque les permite combinar mejor las habilidades que obtienen de sus dos bendiciones.”

“Así que esa es la fuente de su poder…” Dijo Bryan pensando en las posibilidades y entonces levantó la mirada: “¿Qué hay de los Sardukar?”

“Su naturaleza es diferente, porque para empezar ellos ya casi no son humanos, sino una forma de vida arruinada. Pero creo que puedo usarlos para que comprendas un poco las diferencias que hay entre los dioses del orden y los del caos.” Dijo el niño después de meditarlo un poco: “Mientras que los primeros demandan una privación voluntaria para otorgar su bendición, los dioses del caos les exigen a sus elegidos que hagan cosas por ellos.” Y añadió: “Cosas terribles.”

“Me lo imagino.” Dijo Bryan recordando a los Extraños y su enfrentamiento con Soros el Bestiario, donde este le confirmó que se veía obligado a comer carne humana.

“Violaciones, canibalismo, asesinatos, violencia, sacrificios humanos, etc. Lamento decir que las Águilas de Sangre no son ni la punta del iceberg. Pero cuanto más sea la depravación, los Sardukar reciben una mayor bendición de los dioses del caos.” Continuó el niño haciendo un gesto de extremo desagrado: “Aunque no se si <<bendición>> es la mejor palabra para describir a ese parásito.”

“¿Parásito?” Preguntó Bryan.

“Es un poco pronto para que lo sepas.” Dijo el niño: “Por ahora dejémoslo en que los Sardukar se hacen más fuertes cometiendo actos terribles antes de una batalla. Esto les otorga una combinación de habilidades mágicas, altera su naturaleza y los hace más fuertes si reciben más dolor.”

“Es horrible.”

“Vaya que lo es…”

Ambos se quedaron en silencio por un instante, mientras Bryan procesaba toda la información que había recibido.

“Tengo que ir a una guerra.” Dijo Bryan después de un rato.

 “Si, es tu primera guerra.” Dijo el niño sonriendo: “Pero es una en la que tienes que salir victorioso sí o sí.”

“Así es. ¡Sé que tengo darlo todo para ganar!” Asintió Bryan, pero entonces su resolución vaciló durante unos segundos: “Es solo que…”

No se atrevía a terminar la frase.

“Estás asustado.” Dedujo el niño sin siquiera mirarlo.

“…”

“La sombra de esos legionarios que murieron defendiéndote de Sigrid Bazán todavía pesa en tu corazón. Por fuera has estado actuando como si todo esto fuese pan comido, pero la verdad es que te aterra pensar en todo lo que puede salir mal.”

“Es cierto…” Admitió Bryan finalmente y cómo sabía que el niño podía leer sus pensamientos de todos modos, decidió desahogarse: “Tengo miedo. Ya perdí hombres por culpa de un error una vez y tiemblo cuando lo recuerdo. Además, incluso si no es un error, aprendí suficiente de las batallas como para saber… que a veces tendré que enviar a mis legionarios a misiones, sabiendo que van a morir.”

“Definitivamente sucederá, las guerras son así.”

Bryan permaneció en silencio. Sabía que era estúpido estar volviendo una y otra vez sobre los errores del pasado o preocuparse por cosas que eran inevitables. Pero no podía evitarlo. Además, se sentía perplejo porque no le daba miedo arriesgar su propia vida y en cambio temblaba al pensar en perder soldados que ni siquiera conocía.

“Está bien tener miedo, Bryan” Dijo el niño con un tono consolador: “Tener miedo significa que no eres estúpido. Además, durante mucho tiempo te has despreciado de forma inconsciente, lo cual te ha llevado a confundir el sentimiento natural de <<preocuparse por otros>> con la creencia de que los demás valen más que tú y por eso eres consciente cuando son otros los que asumen riesgos por ti.”

Bryan levantó la mirada asombrado por lo bien que el niño lo comprendía: “¿Cómo es que siempre sabes más cosas de mí que yo mismo?”

“Te observé mucho tiempo.” Respondió el niño y añadió sonriendo: “Además, no eres tan complicado de entender, Bryan.”

“O sea que para ti soy un simplón.” Gruño Bryan malhumorado.

“Un poco, sí.” Confesó el niño soltando una carcajada: “Pero no te sientas ofendido. Es solamente que en el mundo espiritual hay una inmensa cantidad de seres increíblemente más complejos que cualquier mortal. ¡De hecho, hay más especies de espíritus que seres humanos en todos los mundos!”

Bryan abrió la boca asombrado: “¡¿Tanto así?!”

“Así es, por eso mi perspectiva de los problemas que sufres son un poco diferentes.” Explicó el niño y dejó de sonreír para hablar en serio: “Bryan no intentes cargar con culpas que no te corresponden o asumir cargas imposibles de llevar.”

“¿Qué? No comprendo.”

“No puedes evitar que la gente muera en una guerra.”

“Pero soy su comandante. ¡Sus vidas son mi responsabilidad!”

“No, liderarlos es tu responsabilidad. Obtener la victoria es tu responsabilidad.” Aclaró el niño levantando un dedo para enfatizar sus palabras: “Sus vidas no te pertenecen. En realidad, no le pertenecen a nadie más que a ellos. Y, sin importar los motivos, ellos eligieron ser soldados, Bryan. Todo el mundo sabe que ser soldado consiste en arriesgar la vida para defender los intereses de su país.”

“Pero…”

“Con todo el poder que tienes, todavía no eres más que un hombre, Bryan. No eres un dios. E incluso ellos, salvo los más poderosos, tendrían muchos problemas para evitar que se pierdan vidas en una guerra.” Insistió el niño: “Tú has lo que puedes hacer. Da todo lo que tienes para el bienestar de tus soldados.

Pero reconoce el papel del destino y el hecho de que no puedes controlarlo todo, ni tampoco ser responsable de cada cosa que salga mal. Esa es una peligrosa ilusión de la que es mejor que salgas cuanto antes, porque, aunque parece compasión o compromiso… ¡En realidad es arrogancia!”

Bryan cerró los ojos mientras meditaba en las palabras del niño. Poco después asintió y descubrió que se sentía bastante aliviado.

 “Ya que hoy estás tan dadivoso con tu sabiduría… ¿Tienes algún consejo para mí, ahora que voy a Valderán?” Preguntó finalmente Bryan mirando de reojo al niño.

“Bueno, es tu primera vez estando al mando y has hecho muy bien las cosas últimamente. Así que te daré un magnífico regalo.” Respondió el niño sonriendo con picardía.

“¿De qué se trata?”

“Tengo un nombre para ti: Eumenes de Cardia.”

“¿Eumenes de Cardia?”

“Aprende el resto tú mismo.” Dijo el niño alegremente: “Ahora es mejor que despiertes si no quieres llegar tarde al Senado.”

Con 10 pactos llegó a ser la más poderosa de todas las criaturas mortales 

Nota del Traductor

Hola amigos, soy acabcor de Perú. Hoy es miércoles 16 de agosto del 2023.

Este capítulo puede dividirse en tres partes principales que son básicamente el encuentro con Druso, el encuentro con la Maestra Fanny y el encuentro con el niño. Pensándolo bien, quizá el capítulo debería llamarse Encuentros.

Para la primera sección me inspiré en 3 fuentes diferentes: El entorno fue extraído del Señor de los Anillos, en el episodio de la Posada el Poni Pisador; la sección seria de la conversación con Druso fue parafraseada del libro Las Legiones Malditas de Santiago Posteguillo; la sección cómica esta inspirado en un episodio de la serie Rome de HBO. Finalmente, las imágenes del letrero pertenecen al videojuego Skyrim y el emblema imperial es de la página Artstation, aunque por supuesto que ambos fueron modificados en Photoshop, sobre todo el águila, que en su versión original es parcialmente mecánica.

El encuentro con Fanny en cambio sí ocurre en el original, pero lo he enriquecido bastante y para que aprecien cuánto, he decidido poner aquí la sección completa:

INICIO

[Cap 293:]

Kallas entró en la cámara secreta no mucho después de su regreso y le dijo respetuosamente a Han Shuo, “Su Señoría, una joven llamada Fanny quiere verte. ¡Dijo que definitivamente la verías si te informaba su nombre!”

Han Shuo estaba sorprendió. De repente recordó su promesa con Fanny. Él había dicho que la encontraría en unos días cuando se fue la última vez. No esperaba estar tan ocupado y se había olvidado de eso. Ahora era Fanny quien había ido a buscarlo.

“¿Dónde está ella? ¡Llévame a verla!” Ahora que Han Shuo tenía su propia mansión, si Fanny y Phoebe iban a buscarlo demasiado a menudo, sus relaciones con ellas quedarían expuestas tarde o temprano. Solo de pensarlo le dio un dolor de cabeza.

Al verlo tan ansioso, Kallas estaba bastante sorprendido. Inmediatamente dijo de manera respetuosa, “Su Señoría, ¡por favor sígame!”

Después de pasar por un par de pasillos, Kallas llevó a Han Shuo a la habitación donde estaba Fanny. Señaló dentro y dijo, “La señorita Fanny está allí”.

“Mhm, puedes retirarte, ¡no dejes que otras personas vengan aquí!” Han Shuo instruyo.

Han Shuo esperó a que Kallas se fuera antes de morder la bala y entrar. Inmediatamente vio a Fanny sentada en el medio de la habitación. Llevaba un vestido azul marino en lugar de su habitual túnica mágica. Ella inmediatamente se encogió al ver a Han Shuo entrar, mirándolo fríamente mientras decía, “¿Su Señoría tiene algo de tiempo de sobra para nosotros los civiles comunes?”

“Lo siento. Hubo algo que sucedió, así que me retrasé un poco. Eso no volverá a suceder. Fanny, debes perdonarme”. Han Shuo sonrió irónicamente y se disculpó tan pronto como entró, realmente se había equivocado, así que era natural que Fanny estuviera tan enojada.

“Esta tampoco es la primera vez. ¡Tú nunca honras tus promesas!” Fanny todavía mantenía su rostro de hierro mientras lo miraba fríamente.

Han Shuo sonrió irónicamente mientras miraba a Fanny, levantando sus manos en señal de rendición, “Yo estaba equivocado. ¡Puedes castigarme como quieras!”

“Entonces bien, solo prométeme que serás un profesor honorario para nuestro departamento de necromancia y te perdonaré”. Fanny pensó por un momento antes de mirar ferozmente a Han Shuo.

Profesor honorario era solo un título para mostrar en la Academia de Magia y Fuerza Babylon. Una persona con ese título básicamente no estaba sujeto a las reglas de la Academia. Solo necesitan dar ocasionalmente un discurso de acuerdo con la solicitud de la Academia. Había una fuerte competencia entre los diferentes departamentos en la Academia. La habilidad de invitar a figuras famosas y poderosas para ser profesores honorarios era el estándar con el que medir la influencia de un departamento.

“¡No hay problema!” Han Shuo estuvo de acuerdo.

“Tú sinvergüenza, ¿cómo es que tienes la habilidad de matar a alguien tan malvado como Leah Cain? ¿Cómo te convertiste en un archimago nigromante? ¿Sobre cuántas cosas en realidad todavía me estás mintiendo?” Fanny estuvo feliz cuando escuchó el consentimiento de Han Shuo, pero luego sus muchas dudas inundaron su corazón y simplemente estallaron.

[Cap 294:]

Han Shuo solo necesitó media hora de palabras melosas y suaves caricias para hacer que Fanny, que había ido a incriminarlo, resplandeciera de alegría. Sonrisas florecieron en sus labios, Fanny dejó la mansión de Han Shuo contenta después de escuchar su dulce conversación.

FIN

Bueno, aunque no lo crean eso es todo. Yo en cambio re imaginé todo el encuentro para darle comedia al asunto, pero también para que empaticemos con el protagonista, porque muchas veces (quienes tenemos pareja) hemos estado en la situación en que nos olvidamos algo importante o no nos comunicamos cuando era debido… ¡Y luego nuestra querida nos hace pagar por ello!

Además, la seducción de Fanny a Bryan puede parecer divertida para algunos, pero también frustrante. Para atenuar esto es que agrego las explicaciones del motivo que Fanny tiene para no permitir los avances de Bryan en ese momento tan importante en que está a punto de ir a una guerra y, tradicionalmente, sería el mejor momento para que ellos tuviesen relaciones.

Por cierto, en Roma realmente las familias tenían dioses tutelares que los protegían y cada una tenía ciertos ritos únicos para pedir la protección de los dioses.

Además, las imágenes de Fanny fueron un trabajo de horas, porque les tuve que cambiar el color del cabello a todas y eso toma mucho tiempo de selección en Photoshop. ¡Demasiado! Encima justo cuando estaba terminando la que originalmente pensaba usar, encontré una mejor, así que tuve que hacer el mismo trabajo varias veces, porque quería hacerle justicia al personaje.

Espero que hayan valido la pena.

Finalmente, la escena del niño está profundamente inspirada en el mito del héroe irlandés/escocés llamado Cú Chulainn. ¿Quién es ese? Básicamente una versión de hércules de irlanda que nadie conocería, de no ser porque es uno de los personajes del Anime Fate/stay night. Sí, nada menos que Lancer, el Servant que nunca gana ninguna de sus peleas, pese a ser tan poderoso.

Mientras estudiaba la auténtica mitología del personaje, descubrí que, a parte de su sangre divina, los poderes del héroe se basan mucho en los pactos conocidos en la lengua inglesa como Geas o Geis, que significa: mandato judicial; tabú, prohibición, hechizo. Básicamente el concepto es parecido al de Sansón, un Juez bíblico de Israel que no debía romper su voto de jamás cortar su cabello a cambio de fuerza divina.

En fin, Cú Chulainn tenía la prohibición de comer carne de perro, pero fue engañado por una bruja para comerlo y así fue debilitado. Al final murió luchando contra los ejércitos de las otras tres provincias de Irlanda, unidas por la reina Medb. También mató a su hijo sin saber quién era.

Bueno, el mito es un poco confuso y hasta ridículo en muchas partes, pero me encantó el concepto del Geas (y no solo por haber visto el Anime Code Geas), así que quería utilizarlo desde hace tiempo y fue de ahí dónde saqué la idea de los pactos de los dioses con individuos como los miembros del Batallón Sagrado.

La historia del héroe que cuenta el niño es inventada, pero claramente es una referencia a Cú Chulainn, aunque modifiqué muchos de los eventos para que sirviesen a mi propósito: Mostrar una tragedia originada por los celos femeninos.

Cuando el niño habla sobre el problema de la Poligamia… bueno, eso tiene una historia un poco fuerte. Creo que todos ustedes recuerdan o conocen de oídas el infame problema del actor Will Smith. Su esposa básicamente inició una relación sexual con el amigo de su hijo (asco, podría ser su abuela) como toda una devoradora. Y generalmente ese sería un asunto personal del que no deberíamos hablar, pero en su (locura) intento por “salvar” su matrimonio, Will Smith decidió hablar de ello en una entrevista que su propia esposa le hizo en un programa de Internet. Así que el mundo entero supo que el pobre actor es un cornudo de proporciones épicas y encima le da permiso a su esposa para acostarse con otros.

Luego, no sé si en el mismo programa o en otros, Will Smith se puso a defender las “relaciones abiertas” junto con su esposa, que se acostaba con el amigo de su hijo adolescente. Lo repito porque todavía me parece increíble a algunas veces. Según él, que otros se tiren a tu esposa puede ser algo saludable. Yo no sé ustedes, pero para mí el señor Smith tiene serios problemas. Me encanta como actor, pero tiene problemas.

En fin, el video se hizo viral y muchas personas reaccionaron a ello. Ya saben cómo es YouTube. Pero entre todos los que reaccionaron, estaba el famoso genio intelectual, catedrático universitario y Psicólogo Clínico de Canadá, Jordan Peterson. Así que naturalmente tenía que escuchar lo que él tenía que decir al respecto.

Obviamente el profesor Peterson se opuso a semejantes prácticas y dio una pequeña cátedra magistral en donde explica por qué las relaciones poliamorosas son nocivas para la humanidad en general. Y sus argumentos me gustaron tanto, que los conservo en mi memoria y ahora los utilicé en los diálogos del niño. Aunque por supuesto es una versión muy resumida.

Ahora, ¿por qué hice esto?

Bueno, en este tipo de historias aparece una contradicción para mí como escritor: Fantasiosamente, la idea de que el protagonista tenga un Harén es muy atractiva, en parte porque es un deseo adolescente que nunca se va del todo en el imaginario de la mayoría de los hombres. Uno siempre añora lo que no se puede tener. Pero moralmente, es terrible, porque basta con imaginarte a una hija de tu familia en semejante situación para despertar una indignación justa y necesaria.

Y si bien todos entendemos que esta historia no es un reflejo de la realidad, sino más bien puro entretenimiento, sigue siendo incómodo para mí pensar que podría estar en cierto modo animando a otros a ser infieles o tener múltiples parejas.

Esto no es algo que hice pensando en alguien en particular, sino una inquietud personal y perfectamente natural. Yo personalmente no disfruto leyendo a Friedrich Nietzsche, porque me parece una persona insoportable y sus conceptos dieron origen al nazismo, pero una de las ventajas de leerlo es que te da una idea del profundo deseo que el ser humano tiene de exculparse y liberarse de la responsabilidad.

Así pues, toda esa sección sirve para muchas cosas: Crear más Lore para las deidades del nuevo mundo y mucho contenido que puedo usar; también sirve para proporcionar el elemento tragicómico que tanto disfruto; le da un sustento lógico al hecho de que Bryan tenga un Harem, pero al mismo tiempo no le ocurran tragedias al respecto (los dioses literalmente lo están protegiendo); y finalmente me proporciona algo de paz mental y un sentimiento de exculpación.

Además, creo que toda la parte me quedó muy bien. Y de paso es como una advertencia para los caballeros, porque, en serio, cuando las mujeres quieren vengarse… ¡Son mucho más terribles que los hombres! ¡No las subestimes! ¡Mucho cuidado!

¡Vaya, me acabo de dar cuenta de lo largo de esta Nota! ¡Felicidades si llegaste hasta aquí! ¡Eres un verdadero fan de esta historia! ¡Te lo agradezco muchísimo!

Pero igual te voy a pedir que dejes tu opinión en los comentarios: ¿Cuál fue tu parte favorita? ¿Te reíste con este episodio? ¿Te gustaron las imágenes de Fanny? ¿Qué tal la reacción de Bryan destrozando esa pared? ¿Qué te pareció toda la parte del niño? ¿Ahora te da miedo la infidelidad? ¿Te gustó la historia del guerrero y se sintió la tragedia? ¿Quién crees que será Eumenes de Cardia?

Por favor si te gustó esta historia, ayúdame con donaciones en mi cuenta Patreon para poder continuar con este trabajo. Pero si no es posible, también puedes ayudar compartiendo esta historia con todos los que puedas, para aumentar el número de lectores. Y por supuesto señala cualquier error ortográfico o de contexto que se me haya pasado.

¡Nos vemos en el siguiente capítulo!