194 Los Sanguisuga

El pozo era tan grande como una piscina pequeña y desprendía una energía gélida que fue incrementándose hasta el punto en que el aliento de ambos se hizo visible. De pronto, el poder contenido se desbordó con violencia, la tapa saltó por los aires y del interior comenzó a brotar algo que al principio les pareció agua, pero que al final resultó ser un fenómeno distinto. Porque, en lugar de inundar el suelo, fue como si una capa cristalina de fluido se esparciera por el suelo, el techo y las paredes, pero sin llegar a tocar ni a Bryan ni a Phoebe.

- ¡Prepárate! - Gritó Bryan mientras invocaba su Desgarrador Sombrío. La hermosa Espadachina ya había desenvainado su letal estoque y rápidamente corrió a colorarse espalda con espalda, para poder interceptar a cualquier adversario. Entonces Bryan susurró su conjuro e invocó a diez Guerreros Zombis a su alrededor, para que sirviesen de escudo.

Unos segundos después escucharon un sonido extraño y más de diez entidades extremadamente agresivas salieron del interior del pozo. Su velocidad era muy rápida, casi como la de un pez en el agua, un calificativo apropiado, porque, increíblemente, parecían estar nadando a través del suelo, las paredes y el techo.

- ¡¿Qué demonios es eso?! - Exclamó Phoebe mirando de un lado a otro a estas criaturas que se movían como fantasmas por las paredes, sin dejar ningún rastro de su paso, como si en realidad no existiesen o fuesen ilusiones. Pero eran muy claros para ella debido a que cada uno de ellos tenía una larga aleta dorsal casi sobre la cabeza, parecida a la de un tiburón, que se movían como espadas alrededor de ellos.

- ¡Precisamente, son demonios! ¡Su sola existencia deformará la realidad en la que actúan! - Respondió Bryan mirando atentamente para discernir la naturaleza del ataque de estas criaturas. Era evidente que el poder mágico que cubría las paredes distorsionaba parcialmente la realidad de tal modo que era como agua para ellas, pero en cambio no afectaba al grupo de Bryan, pues seguían sintiendo el suelo sólido bajos sus pies. Sus agudos ojos le permitían ver en la oscuridad mucho mejor que ningún otro y consiguió distinguir las siluetas de sus cuerpos, que tenían cuatro extremidades como las de un lagarto y una cola casi tan larga como su cuerpo. Eran pues, mucho más similares a renacuajos extraños que a escualos. De momento su naturaleza parecía ser etérea, pero seguramente eso iba a cambiar pronto.

En efecto, unos instantes después uno de ellos aceleró aún más y saltó repentinamente dando un giro en el aire y volviéndose a sumergir en el suelo rápidamente. Pero en ese breve lapso agitó su cola, cortando con ella a dos Guerreros Zombis por la mitad como si fuese una navaja.

Inmediatamente después los demás comenzaron a saltar del mismo modo, cercenando a casi todos los Guerreros Zombis en pocos segundos.

Sin embargo, esos segundos fueron todo lo que Bryan necesitó para comprender la naturaleza de estas criaturas. De inmediato le gritó a Phoebe: - ¡Mira sus aletas dorsales! ¡Brillan justo antes de volverse sólidos! ¡Intenta darles en el estómago! -

- ¡Entiendo! - Respondió Phoebe de inmediato y preparó su espada. En el momento en que tres de esas criaturas saltaron ella ya estaba esperándolos para descargar una rápida serie de ataques mortales antes de que tuviesen tiempo de girar en el aire. Bryan por su parte extendió ambas manos para materializar más de veinte Flechas de Hueso que volaron rápidamente hacía sus objetivos. Las criaturas eran así de rápidas precisamente porque, con la excepción de la aleta y la cola, todo su cuerpo era muy blando. Al morir, no dejaron cadáveres, sino que se trasformaron en charcos de agua.

- ¡Lo logramos! - Exclamó Phoebe aliviada, pero luego frunció el ceño: - La extraña magia aún no desaparece. -

Bryan también lo había notado. A pesar de la muerte de las criaturas todavía permanecía una extraña capa de magia en las paredes y el techo.

Eso no tiene sentido, porque al morir los demonios, también tendría que desaparecer su interferencia.” Dedujo Bryan mirando con suspicacia a su alrededor justo antes de caer en cuenta: “¡A no ser que haya algo mucho más poderoso dentro del pozo!”.

De modo que inmediatamente concentró sus sentidos en esa dirección y percibió un poder que estaba más allá de todas sus estimaciones. Además, parecía estar a punto de desbordarse hacia la superficie.

Y para empeorar las cosas, el poder de esta entidad superaba con creces a los suyos.

Bryan no tenía tiempo para pensar o hacer planes, simplemente se dio la vuelta para sujetar a Phoebe por un brazo y escapar volando, pero aún mientras lo hacía se dio cuenta de que no tendría tiempo suficiente si se la llevaba a ella. Las voces malignas en su interior le decían que lo mejor era abandonar a Phoebe para salvarse e incluso su razonamiento parecía concordar. Pero su corazón humano simplemente no pudo hacerlo. Así que arrojó a la espadachina con todas sus fuerzas directamente hacia la puerta del sótano justo antes de que el horror se desbordara.

Por un instante fue como si el piso o las paredes estallaran en pedazos, los cuales en lugar de caer se alejaron flotando. Pero Bryan sabía que no se trataba de eso.

Si bien los magos demoníacos se llamaban de ese modo, no eran realmente criaturas propiamente demoníacas. Lo que hacían era un entrenamiento espantosamente doloroso para modificar su cuerpo físico y espiritual de modo que adquiriera propiedades similares. Era una magia maligna, exclusiva para las personas que eran auténticos locos por el poder y que muchas veces eran tratados como monstruos propiamente dichos, pues su crueldad era casi omnipresente.

Pero los verdaderos demonios, los mismísimos entes del mal, eran hijos directos del lado oscuro. Agentes del caos, cuya naturaleza parecía ser el corromper toda la existencia o deformarla para crear su propia versión abyecta de la realidad. No se trataba ni de hechizos o encantamientos, sino de una auténtica corrosión del espacio a su alrededor. Los más poderosos eran capaces de crear su propio mundo espantoso y siempre estaban tratando de imponerlo sobre el real, aniquilando toda la vida en el proceso. Porque odian a los vivos casi tanto como se odian a sí mismos. Pues el odio es su naturaleza.

Eso era lo que estaba pasando en ese preciso momento. Y Bryan lo sabía por las memorias que le había dejado Chu Can Lan. El demonio en el interior del pozo estaba arrastrándolo a su propia realidad. Pero no lo mataría de inmediato. Seguramente querría matarlo personalmente para disfrutar de su dolor.

En pocos segundos terminó la fusión. Bryan se encontró entonces dentro de un paraje extraño, rocoso, sin ningún tipo de planta, pero con pequeños chorros de agua que parecían caer de algún lado. El cielo era absolutamente negro, sin ninguna luz que rompiera la oscuridad. Por suerte sus ojos eran capaces de ver.

Frente a Bryan aparecieron dos criaturas aterradoras. Su forma general podía recordar al de un elemental de agua, pero estos tenían cuatro brazos con garras afiladas, cuatro ojos resplandecientes, una enorme boca que parecía abarcar la mitad de su torso. Además, estaban hechos de sangre.

- ¡Carajo! ¡Sanguisuga! ¡Y encima dos! - Exclamó Bryan maldiciendo su mala suerte. Según Chu Can Lan eran demonios que nacían cuando se sacrificaba mucha sangre humana de un modo muy particular. En ciertos pueblos se disfrutaba comiendo lampreas o criaban sanguijuelas por distintos motivos. Muchas veces se las alimentaba con sangre humana y en casos extremos se llegaba al punto de castigar a los criminales arrojándolos vivos en unos tanques especiales para que fuesen alimento de estos parásitos chupasangre. Siglos de ese proceso permitían que estos demonios se manifestasen.

Solo espero que ese pozo no haya sido utilizado para esos fines. Aunque lo dudo. Lo más probable es que estos Sanguisuga hayan venido ya desarrollados a vivir aquí atraídos por el poder el Emplazamiento de Agua Extrema. ¡¿Y ahora como voy a salir vivo de esta?!

Una vez que un demonio atrapaba a alguien en su dimensión, no había ninguna escapatoria salvo matar a la criatura que originaba la maldición. El problema era que los Sanguisuga eran inmunes a casi cualquier tipo de daño físico o magia que él poseyese. Además, ellos se hacían más fuertes absorbiendo la sangre de sus enemigos, así que cada herida que recibiera de ellos lo debilitaría el doble y los fortalecería.

Los Sanguisuga atacaron inmediatamente. Su forma de moverse podría ser descrita como abrir de golpe la puerta de un depósito con agua y que esta se desparramase de golpe. Sus cuerpos abarcaban un amplio rango y Bryan tuvo que levitar a toda prisa para poder alejarse apenas, mientras disparaba varias Lanzas de Hueso en un intento por ralentizarlos. Pero sus ataques atravesaron los cuerpos de los demonios sin causarles el menor daño, pues se regeneraban casi instantáneamente. Entonces comenzaron a perseguirlo de un modo violento e inmisericorde.

Desesperado, Bryan conjuró una enorme bola de Fuego-Glacial en su variante púrpura para intentar atraparlos en hielo y arrojó su poder con toda su fuerza. Sin embargo, aunque las llamas si formaron una capa de hielo sobre los cuerpos de los Sanguisuga, no fueron completamente congelados. En poco tiempo se liberaron y recuperaron todo su brío, así que lo único que Bryan consiguió fue ganar algo de tiempo.

Los Demonios entonces agitaron sus cuatro brazos armados con garras, que se estiraron como serpientes en dirección a Bryan. Sus trayectorias eran distintas, únicas e imposibles de predecir. También abarcaban un amplio rango. Bryan supo que no podría esquivar esta vez incluso si usase toda la velocidad de Noveno Diagrama Celeste.

- ¡Escudo de Hueso! -

Una durísima corza surgió a su alrededor justo a tiempo para interceptar los primeros zarpazos, salvándolo de una muerte instantánea. Pero la fuerza detrás del golpe era tan fuerte que terminó destruyendo su defensa. Bryan consiguió saltar hacia atrás justo a tiempo, pero una de las garras llegó a rozarlo y atravesó fácilmente la armadura de su brazo, causándole un diminuto corte en la piel.

Esa herida era tan insignificante que normalmente ni le prestaría atención, pues la Esencia Mágica lo sanaría de inmediato. Pero para consternación de Bryan un chorro de su sangre comenzó a salir a raudales. Con horror vio que uno de los Sanguisuga abría su boca y toda su sangre volaba hacia ellos a pesar de los muchos metros que lo separaban. El Infante Sanguinario en el interior de Bryan despertó asustado e inmediatamente lo ayudó a concentrar una enorme cantidad de Esencia Mágica para bloquear la herida.

El flujo se redujo, pero no se detuvo. Una especie de vinculo mágico se había creado entre Bryan y uno de los Sanguisuga, haciendo que su sangre siguiese fluyendo, debilitándolo rápidamente. Mientras tanto las garras estiradas de los demonios continuaban atacándolo desde múltiples direcciones a pesar de lo mucho que Bryan trataba de alejarse volando.

La situación era desesperada, pero entonces Bryan pensó usar la Asimilación Vital. Normalmente debería tocar a su oponente para poder intentarlo y estaba seguro de que las garras de los Sanguisuga lo destrozarían si llegaban a tenerlo ceca, pero el vínculo que se había creado entre ellos quizá pudiese ayudarlo.

Bryan empleó toda su fuerza. La Asimilación Vital no le funcionó para recuperar poder, pero la fuerza de su hechizo le permitió romper temporalmente el vínculo que lo ataba al demonio y la Esencia Mágica pudo cerrar su herida rápidamente. Los Sanguisuga se detuvieron un momento, como si estuviesen confundidos e incapaces de entender cómo el humano se había liberado de pronto de su Drenaje Sangriento. Esto le permitió a Bryan incrementar la distancia entre ellos y esconderse detrás de unas rocas.

¡Eso estuvo demasiado cerca!” Pensó para sí mismo mientras se dejaba caer al suelo. Había perdido demasiada sangre y el Esencia Mágica también estaba reducida. El Pequeño Esqueleto aferrado a su espalda despertó de pronto para ayudar a su amo a recuperar el equilibrio, mientras hacía gestos como pidiéndole que lo dejase luchar.

- Esta vez no, pequeño. - Le dijo Bryan acariciando su cabeza: - Son muy fuertes hasta para mí. ¡Quién sabe lo que pasará si llegas a tocarlos! Necesitamos un plan y tiempo para prepararnos. No podemos quedarnos aquí. Esta es la dimensión de esos demonios, así que seguramente… -

Pero no pudo terminar de hablar, porque por el rabillo del ojo alcanzó a ver que dos garras de los Sanguisuga estaban por caer sobre él como si fuesen enormes serpientes al ataque. Bryan saltó de inmediato y así consiguió esquivar. Entonces decidió dar un corte con el Desgarrador Sombrío, pero dudó, pues su arma mágica usaba parte de su sangre como catalizador de la Esencia Mágica. ¿Y si terminaba perdiéndola al contacto con esos monstruos? En ese segundo de duda ocurrió algo terrible.

- ¡¿Que mierda es esto?! - Exclamó Bryan confundido mientras daba un salto para retroceder varios metros. Pero ese fue el último movimiento que pudo hacer.

Su corazón se sentía pesado, como tuviese una roca encima del pecho presionándolo continuamente, sus brazos estaban entumecidos y no podía moverlos libremente. Unos segundos después perdió por completo la capacidad de mover los dedos y cayó de rodillas.

“¡Control de Sangre! ¡Los malditos están controlando la sangre dentro de mi cuerpo para que no pueda moverme!

Así era. Bryan sintió de pronto que su cuerpo se movía contra su voluntad y comenzó a caminar hacia los demonios. Estos ya habían retraído sus brazos a un tamaño normal y ahora se acercaban despacio, sin prisa, saboreando una presa que ya estaba en su poder. Quien lo estaba controlando era el Sanguisuga que había formado el vínculo para desangrarlo anteriormente. Parecía que después de conocer el sabor, el demonio podía controlar la sangre del cuerpo de su víctima y ahora lo obligaba a caminar hacia el segundo demonio, que lo miraba con la avidez de un animal hambriento.

¡Que buenos amigos! ¡Piensan compartir el botín!” Pensó Bryan con ironía mientras hacía todos los esfuerzos posibles para luchar contra el control del Sanguisuga sin éxito. La presión en su interior fue tal, que comenzó a sangrar por la nariz, los ojos y los oídos. En su interior comprendió que ya había perdido y su destino era la muerte. Sin embargo, no estaba dispuesto a verse reducido como alimento de unos demonios.

Recordó entonces una técnica especial de autodestrucción que en las memorias de Chu Can Lan, en la que un mago podía consumir de una sola vez toda la Esencia Mágica de su cuerpo para desatar una espantosa explosión que quizá fuese capaz de matar a esos demonios, aunque el precio sería la total desintegración de su cuerpo. Sin embargo, como el Infante Sanguinario existía, podría sobrevivir a través de esta criatura. Esto lo reduciría a una existencia miserable. ¡Menor incluso que el más débil de los espectros! Tomaría años, quizá siglos, para que pudiese volver a adquirir una forma corpórea. Y desde luego perdería todos sus poderes mágicos. Pero estaría vivo y mientras tuviese vida habría ocasión de vengarse.

- ¡No les va a salir barata la comida, hijos de puta! -

Bryan tomó su decisión inmediatamente y se preparó para desatar la explosión mientras miraba fijamente al Sanguisuga que estaba por devorarlo con un gesto de desafío. Pero justo entonces sintió que el Pequeño Esqueleto se movía detrás suyo. Entonces sintió un fuerte impulso mental que parecía decirle “¡Detente!” aunque sin palabras. Además, no era una petición suplicante, sino una auténtica proclamación. ¡El Pequeño Esqueleto estaba diciéndole que podía ayudarlo!

Bryan miró un instante hacia atrás, luego miró a los Demonios Sanguisuga. Si se demoraba más no alcanzaría a realizar la autodestrucción. Pero su criatura no dejaba de pedirle que lo dejase actuar y esto provocó una pequeña duda en su resolución.

¡A los cuervos!” Pensó finalmente Bryan: “¡Confiaré en el Pequeño Esqueleto!

Así que siguió caminando directamente hacia el Sanguisuga, ya sin tratar de resistirse. Y cuando estaba tan solo a unos metros, el Pequeño Esqueleto saltó con gran violencia hacia adelante. Sus siete púas salieron disparadas hacia los dos demonios y se incrustaron en sus cabezas, quedándose fijas en sus frentes, a diferencia de las Lanzas de Hueso que al principio les había arrojado.

Los Sanguisuga comenzaron a rugir mientras sacudían sus garras con violencia para matar al Pequeño Esqueleto, pero este no tenía problemas esquivando sus ataques. Bryan miraba sin comprender al principio y finalmente lo entendió: “Él no tiene sangre. Los Sanguisuga no pueden verlo ni sentirlo.

De repente sintió que la presión sobre su cuerpo desaparecía y se vio libre del Control de Sangre. Rápidamente dio un salto hacia atrás para no quedar atrapado debilitado como estaba en el enjambre de zarpazos que los demonios estaban provocando a su alrededor. Y entonces contempló asombrado que las púas de hueso resplandecían con un tono verdoso, liberando un poder misterioso que a Bryan le recordó un poco al del dios maligno Nécora.

- Emily mencionó que absorbió la poción de invocación en el ceremonial maldito de Fausto. ¡Por eso debe haber pequeños rastros del poder de ese dios! - Exclamó Bryan asombrado.

Poco después el Pequeño Esqueleto cayó a su lado con agilidad, mirando con indiferencia a los demonios que se retorcían desesperadamente tratando de destruir al enemigo invisible para ellos. Las púas en sus frentes resplandecían con más fuerza, iluminando la lúgubre estancia con un tono verdoso, que se fue tornando poco a poco del color de la sangre.

- ¿Puedes destruirlos? - Preguntó Bryan sonriendo a su criatura y le asintió golpeando su pecho como si quisiera decir “¡No solo eso! ¡Te sorprenderás!”. Bryan sonrió malévolamente y respondió: - ¡Entonces sorpréndeme! -

De inmediato el Pequeño Esqueleto levantó sus dos manos apuntando hacia los Sanguisuga y el resplandor se incrementó bastante. Entonces los demonios de sangre gritaron estruendosamente, primero con furia, pero luego con una nota evidente de terror. Sus cuerpos comenzaron a volverse blanquecinos, como si estuviesen menguando. Y toda la energía sangrienta que habían estado absorbiendo desde quien sabe cuánto tiempo, comenzó a fluir directamente hacia el Pequeño Esqueleto. Conforme este poder llegaba a su criatura, todas las grietas en su cuerpo se cerraban y un resplandor poderoso comenzó a desprenderse de su interior.

Conforme el Pequeño Esqueleto se fortalecía, los Sanguisuga perdían vida y poder. Poco tiempo después, sus cuerpos se desintegraron hasta convertirse en simples charcos de agua en el suelo rocoso. Las Siete Púas de hueso regresaron a la espalda del Pequeño Esqueleto y este comenzó a sufrir una gran trasformación. Cuando terminó, sus huesos se habían vuelto de un intenso color blanco, mucho más intenso que el que tenía originalmente. De hecho, era casi traslúcido, como si estuviese hecho de cuarzo blanco.

- Muy bien. - Concedió Bryan con un dejo de ironía mezclado con la gran alegría que estaba sintiendo: - Reconozco que me has impresionado. -

El Pequeño Esqueleto comenzó a saltar alrededor de Bryan con alegría, tanto por el poder que acababa de obtener como por los elogios de su invocador. Luego se detuvo y envió un nuevo pensamiento hacia la mente de Bryan, donde le suplicaba que lo enviase de vuelta al Inframundo y también dejó entrever que estaba muy ansioso por vengarse de alguien.

- Muy bien, pero no seas descuidado. - Dijo Bryan mientras usaba su magia: - Has obtenido un gran poder, pero eso no debe ser motivo para que te confíes. -

El Pequeño Esqueleto asintió con la cabeza alegremente. Inmediatamente después, se activó la necromancia de Bryan que lo envió de vuelta al inframundo de las Criaturas Oscuras.

- Bueno, ahora solo falta que yo regrese a mi dimensión. - Dijo Bryan en voz alta mientras miraba a su alrededor: - Aunque con suerte ese problema debería solucionarse solo. -

Así era. Porque con los Sanguisuga muertos, la corrupción de la realidad comenzó a desaparecer, destruyendo completamente la falsa dimensión. Fue como si ocurriese al mismo tiempo una regresión del tiempo y un derrumbe, porque había pedazos de terreno desintegrándose y otros que regresaban a su posición actual. Pero finalmente los pies de Bryan tocaron suelo firme frente al pozo, dentro del sótano, que estaba completamente intacto como si nada hubiese sucedido.

Nota del Traductor

Hola a todos, soy acabcor de Perú. Es 09 de junio y todos estamos al borde por la elección presidencial. ¡Por favor recen para que no nos convirtamos en un país comunista!

En este capítulo invertí mucha de mi imaginación porque cambié prácticamente todo. El original hacía pelear a Bryan con unos “Demonios de agua de sangre”. ¿Qué se supone que es eso? Por eso yo me inspiré principalmente en la franquicia de Devil My Cry para crear una batalla mucho más larga y emocionante. Espero que les haya gustado. Por cierto, el nombre de Sanguisuga es latín para “lamprea”. De hecho, era verdad que los romanos disfrutaban comiendo a estos animales y tenían estanques en sus casas para ellos. Cuando un esclavo cometía un terrible error o falta, los amos ordenaban que los atasen y arrojasen su cuerpo al estanque de las lampreas para alimentarlas. Era una dura realidad previa al cristianismo y en la que me inspiré para escribir el origen de estos demonios.

Quise también aprovechar para diferenciar a un “mago demoníaco” de un verdadero demonio. Lo que ocurre es que esto es algo que ocurre mucho en los Manhuas y me pareció que podría ser útil más adelante.

¿Notaron la referencia a la “Sangre Control” de la serie Avatar? No pude resistirme a incluir algo de esa serie tan buena. La primera, por supuesto. Detesté la segunda que sacaron.

En fin, si les ha gustado por favor dejen su opinión en los comentarios, compartan este capítulo con otros para que seamos más populares y por favor patrocínenme en mi cuenta Patreon porque en verdad la situación de Perú es terrible en este momento.

Nos vemos en el siguiente capítulo.