193 Emplazamiento de Agua Extrema

Mientras Bryan caminaba por las calles del asentamiento en el Valle del Sol pensaba que necesitaría tener veinte ojos más para poder verlo todo. Y es que había demasiadas tiendas diferentes ofreciendo muchas cosas diversas. Además, como el espacio escaseaba, la mayoría de los habitantes vivía en un segundo piso sobre sus propias tiendas. Y conforme aumentaba el número de personas, aumentaban también el número de pisos, porque las viviendas solamente podían crecer en esa dirección. Eso incrementaba aún más la claustrofóbica sensación de que todo estaba demasiado junto y sobrepoblado, aunque el asentamiento en sí no era mucho más extenso que la Ciudad de Drol.

Tampoco ayudaba que los edificios fuesen tan diferentes. La única forma de orientarse en estas confusas callejuelas era sentir si ibas “cuesta arriba” o “cuesta abajo”, porque la mayoría se apoyaban contra las rocosas montañas. Los caminos eran estrechos, sinuosos e irregulares. Todas las mañanas los dueños de las tiendas tenían que salir temprano para arrojar sal al suelo, de modo que la humedad no llegase en convertirse en hielo resbaladizo que causase desgracias a los caminantes.

- La multitud de tiendas que puedes ver pertenecen en realidad a pequeños comerciantes. Los grandes Burgueses que vienen a hacer negocios nunca se quedan demasiados días, pues casi siempre son transacciones ilegales. - Explicó Phoebe sin dejar de sujetar su brazo de forma cariñosa: - Aun así, el tiempo les alcanza para vender muchas cosas valiosas a estos tenderos, que las revenden a un precio bastante bajo. Si tienes suerte, puedes encontrar algunos auténticos tesoros, sobre todo porque hay veces en que los propios vendedores no conocen el verdadero valor de lo que están ofreciendo. -

- Ya veo. - Comentó Bryan y en efecto pudo ver que varios transeúntes negociaban a viva voz por un sinfín de productos desconocidos. Había tiendas donde venían equipos para refinar pociones, desde complejos alambiques hasta calderos elementales de hierro o peltre. En otros lugares los escaparates se veían repletos de bazos de murciélagos y frascos con ojos de anguilas, plumas y rollos de pergamino, viales con pociones, mapas dibujados en cuero. También se vendían animales vivos, sobre todos pájaros de diferentes colores que podían cantar de un modo dulce o estridente.

Supongo que no voy a ser el que más se destaque aquí.” Se dijo Bryan mientras movía un poco el hombro para que el Pequeño Esqueleto se acomodase.

- Bryan, es mejor que usted y la señorita Phoebe vayan a ver las tiendas. Yo tengo que ir inmediatamente a reportarme con los superiores. - Dijo Emily en voz bien baja para que no la escucharan: - Cuando hayas descansado, reúnete conmigo en la última tienda de esta calle. Veré que alguien te espere regularmente. -

- ¿Segura qué no quieres que te acompañe? - Preguntó Bryan alzando una ceja. Sabía que esta pregunta incomodaría Phoebe, pero no pensaba dejar sola a Emily en un lugar que podía ser peligroso.

- Estaré bien. - Respondió Emily sonriendo: - Lo que sigue ahora son asuntos administrativos. Ustedes ya me han ayudado bastante y es justo que se relajen un par de días. ¡Nos veremos después! -

Y antes de que Bryan pudiese decir otra cosa, Emily desapareció con un hechizo de invisibilidad.

Una vez que estuvieron solos, Phoebe se apretó aún más contra su brazo como una niña enamorada y comenzaron a mirar los alrededores. Lo primero que hicieron fue detenerse en un pequeño local donde una señora vendía bollos de harina de trigo, con miel y leche caliente. Ahí finalmente desayunaron con relativa tranquilidad.

- Ahora que lo pienso. - Dijo Phoebe de repente: - No he tenido tiempo de recolectar el último grupo de materiales que me pediste. Aquí uno puede encontrar de todo… ¿Por qué no vemos si tenemos suerte en estas tiendas? -

Ah, es cierto que le pedí los ingredientes para el Zombi Élite de Madera” Recordó Bryan: “Los Espectros Oscuros y el Zombi Élite de Tierra deberían estar listos muy pronto en el Cementerio de la Muerte. Tal vez sea buena idea ir preparándome para el siguiente paso.

De modo que ambos comenzaron a buscar los ingredientes de tienda en tienda. Esto resultó ser toda una experiencia. Por primera vez Bryan pudo ver una faceta de Phoebe que no conocía, pues al ser una comerciante nata, tenía una habilidad diabólica para encontrar cosas muy buenas y regatear.

En el Valle del Sol no se aceptaban las Letras de Cambio e incluso las monedas estaban mal vistas; en cambio los pequeños lingotes de plata u oro eran muy bien recibidos. Muchas veces una sonrisa, un comentario o un gesto casi imperceptible por parte de Phoebe era suficiente para que los comerciantes sinceraran sus costos. Llegó al punto en que Bryan prefirió entregarle buena parte de sus oro y joyas a la espadachina, mientras que él permanecía al margen con su Pequeño Esqueleto en el hombro, aprendiendo el arte de negociar.

Así se enteró de muchas cosas que nunca hubiese imaginado: Cómo identificar cuando te estaban dando oro real y cuando estaba mezclado con bronce; que primero debía olisquear los barriles donde viniesen los productos que quería comprar en busca de una roma similar al ácido, pues si no lo encontraban, significaba que no los habían curado primero con azufre y lo más probable era que se llenase de hongos, arruinando el producto en su interior; que el sonido al golpear los minerales podía rebelar fácilmente si un objeto había sido forjado adecuadamente; entre muchas otras cosas.

Al final el ingrediente más caro que compraron costó alrededor de siete mil monedas de oro, aunque lo pagaron en lingotes y un par de diamantes. Además, Bryan quería intentar hacer más pociones en el futuro, así que compró un equipo muy bueno para construir su propio alambique. También, aunque Phoebe protestó, consiguió una buena cantidad de venenos para reponer los que había gastado disparándoles a los grifos cuando escaparon de la Fortaleza de Kerlan. Luego compró una nueva ballesta, porque la que tenía sufrió graves daños en la explosión. Y finalmente una nueva espada larga de buena calidad que usaría como distracción cuando no quisiera mostrar el Desgarrador Sombrío o cuando tuviese que luchar con armas duales.

Era simplemente increíble la variedad de productos prohibidos que se exponían descaradamente en los escaparates. Incluso encontraron un líquido especial que podía disolver un cadáver humano en cuestión de segundos, dejando únicamente la ropa. Obviamente que esto podía ser utilizado para cometer asesinatos y salir impune, pero a nadie parecía importarle. Bryan compró varios de estos frascos inmediatamente por más que Phoebe lo miraba acusadoramente entrecerrando los ojos.

Por supuesto que también vendían varios tipos diferentes de afrodisíacos, pero no quiso arriesgarse a ser apuñalado en la espalda por una iracunda Phoebe.

Entre los vendedores había todo tipo de personas de distintas nacionalidades. También había unos cuantos elfos y algún que otro enano.  

Aunque en su mayoría los vendedores eran hombres, de vez en cuando encontraban algunas mujeres atendiendo, sobre todo en los lugares donde se ofrecía comida. Pero también vieron una tienda donde sólo atendían unas mujeres de mirada siniestra, cabellos tan grasientos que parecían nunca haber lavado y sonrisas torvas.

Lo primero que llamó su atención es que ninguna de ellas quería dinero por sus productos, sino que pedían intercambios. Un par incluso miraban al Pequeño Esqueleto como si estuviesen muy interesadas en adquirirlo.

Lo segundo que notaron fue que ofrecían cosas horribles; como fetos humanos en frascos, sangre de menstruación, bebidas para provocar abortos, e incluso un gran falo disecado que, según una de ellas, perteneció a un gran guerrero de una belicosa tribu. Bryan ni siquiera se atrevió a preguntar para qué diablos serviría cualquiera de esas cosas o lo que querían a cambio. Ambos se marcharon rápidamente en la dirección contraria.

- ¡¿Qué diablos era eso?! ¡Nunca vi ninguna de esas brujas la última vez que vine! - Exclamó Phoebe cuando se detuvieron, evidentemente nerviosa.

- No sé, pero ahora necesito un trago. - Respondió Bryan asqueado.

De modo que se detuvieron en la primera taberna que encontraron y pidieron un vaso de aguardiente antes continuar. Cuando salieron, la tarde ya estaba llegando a su fin. Bryan estaba seguro de que había visto lo más raro en el Valle del Sol, cuando de pronto notó a una criatura humanoide alta, con piel amarillenta, orejas puntiagudas, aspecto asqueroso y colmillos en lugar de dientes.

- ¿Phoebe, por qué hay un orco en este lugar? -

- ¡Ah! ¡Es uno de los perdedores! - Respondió Phoebe al verlo con una expresión de desagrado: - Al menos así es como se llaman. ¿Si sabes que los Orcos viven bajo tierra peleándose constantemente? -

- Si, creo haber leído que se agrupan entorno a varios caudillos, siempre enfrentándose para liderar la horda. -

- Y también se traicionan mutuamente todo el tiempo. - Explicó Phoebe: - Tienen una asombrosa capacidad para regenerarse. Pero sus luchas son tan violentas que a veces sufren daños demasiado severos e imposibles de curar. En esos casos solo les quedan dos opciones: Servir de alimento (porque los orcos también son caníbales) o escapar a la superficie. Los perdedores son aquellos que eligen dejar el subsuelo para venir a vivir aquí, porque saben que no tienen otra opción. -

Entonces Bryan volvió a fijarse en el orco y notó que no tenía un pie. Ahora caminaba cojeando con un trozo de madera atado a la pierna a modo de pata. También parecía faltarle uno de los ojos y casi todos los dedos de ambas manos.

- ¡Mierda! - Exclamó sin querer por las espantosas heridas del orco: - ¿Qué se supone que hacen aquí? -

- También son vendedores. Ellos saben dónde encontrar cosas únicas que solamente existen bajo tierra o en sus desiertos. - Respondió Phoebe: - También tienen un talento para encontrar cosas asquerosas… ¿Quizá negocian con las brujas que vimos antes? En cualquier caso, nunca he tenido la necesidad de comprarles nada, así que no sabría decirte. -

- Ya veo. -

- En cualquier caso, deberíamos reunirnos con la dama Emily. - Dijo Phoebe mirando al cielo con una expresión fatigada: - No podemos revisar todas las tiendas en un solo día; pero estoy segura de que podremos encontrar todos los ingredientes faltantes en un par de días. Sólo es cuestión de seguir buscando mañana. -

- Estoy de acuerdo. - Comento Bryan.

Comenzaron a volver sobre sus pasos para llegar a la tienda que Emily les había mencionado. Durante todo ese tiempo el Pequeño Esqueleto había permanecido tranquilo en su hombro. Bryan no quería arriesgarse a enviarlo de regreso al Inframundo porque no sabía exactamente quién o qué había atacado a su criatura.

Cuando estaban a mitad de camino, vieron con consternación que una multitud de compradores se había aglomerado en su ruta de regreso y estaban compitiendo por algún tipo de producto en oferta. Phoebe le sugirió tomar otro camino para rodear a esas personas y Bryan estuvo de acuerdo. Mas cuando estaban atravesando una calle, el Pequeño Esqueleto reaccionó de repente como si hubiese escuchado algo y luego comenzó a hacerle señas para llamar su atención. Bryan notó entonces que le estaba señalando el final de una callejuela muy poco concurrida.

- ¿Sucede algo malo con tu criatura? - Preguntó Phoebe, que había notado el extraño comportamiento del Pequeño Esqueleto.

- No, más bien creo que algo ha llamado su atención. - Respondió Bryan mirando atentamente la callejuela.

- ¿Su atención? - Preguntó Phoebe mirando al Pequeño Esqueleto confundida: - ¿Acaso tu criatura es consciente? -

- Lo es desde hace mucho. - Respondió Bryan: - Pero ahora tengo curiosidad. ¿Por qué no damos un rápido vistazo? -

De modo que enrumbaron por la calle. Conforme avanzaban descubrieron que había cada vez menos gente, las tiendas estaban más destartaladas y finalmente llegaron un punto en que no había nadie. Cuando finalmente alcanzaron el final, descubrieron que el camino continuaba por entre las rocas montañosas, alejándose un poco del asentamiento. Entonces dieron un rodeo y se encontraron de pronto con una casa vacía rodeada por un muro de piedra cuyas puertas estaban abiertas.

El lugar debió haber sido algún tipo de taberna o una tienda de licores, porque tenía un patio al frente donde seguramente se colocaban las mesas para los comensales. Un par de árboles habían sido plantados en un suelo artificial, de modo que dieran sombra en los días calurosos. Mas adelante había un segundo muro, mucho más pequeño, que separaba un espacio techado para los días lluviosos de la estación fría.

Todo el lugar era bastante agradable y la posición del sitio era excelente. Cerca del asentamiento, pero lo bastante lejos como para que el bullicio de la gente quedase amortiguado. Bryan notó que había más de un sendero para llegar hasta este lugar, así que no habría problemas de aglomeración. Además, como estaba en la vuelta de una montaña, no se veían directamente los edificios, así que se creaba una ilusión de recojo y soledad.

Incluso si el lugar no era una taberna, estaba tan bien ubicada que tendría que estar llena de gente a rebosar. Sin embargo, no había ni un alma alrededor.

- No entiendo. ¿Por qué está vacío un sitio tan bueno? - Preguntó Bryan en voz alta mientras examinaba todo con actitud recelosa.

- No lo sé. - Respondió Phoebe mirando también intrigada: - Creo que pasé por aquí una vez, hace un par de años, pero también estaba vacío. -

En ese momento el Pequeño Esqueleto saltó ágilmente del hombro de Bryan y comenzó a caminar por el patio hacia el edificio principal.

- Eh… Es ilegal entrar en cualquier tienda sin el permiso de su dueño. - Dijo Phoebe con voz vacilante.

- ¡Hola! ¡¿Hay alguien?! ¡¿Hay alguien aquí?! - Grito Bryan llevando ambas manos a su boca para amplificar su voz, pero no obtuvo respuesta. Así que se encogió de hombros y avanzó siguiendo al Pequeño Esqueleto, que a su vez había llegado frente a las puertas de la casa. Cuando su criatura levanto su mano para tocar la puerta, esta de desplomó estruendosamente, como si las bisagras hubiesen estado destrozadas desde el principio.

Bryan entonces se volvió hacia Phoebe y le dijo: - Si con ese ruido no ha venido nadie, eso significa que el lugar está vacío. Seguramente aquí no vive nadie desde hace años, así que no debería importar si entramos o no. -

Ambos entraron siguiendo a la criatura y confirmaron que todo el sitio había sido diseñado originalmente para ser una especie de taberna mezclada con posada. Por todos lados se veían viejos barriles cubiertos de polvo, jarras de medara y bronce colgadas en las paredes. El segundo piso tenía unas cuantas habitaciones que todavía poseían el mobiliario.

Al final de todo estaba la bodega donde se guardaban los toneles con cerveza. Naturalmente había sido excavada bajo tierra para mantener la temperatura baja. Al final de todo había un gran pozo de piedra con una pesada tapa de madera, frente al cual el Pequeño Esqueleto se había detenido.

- ¡Algo está mal aquí! ¡Hace demasiado frío, incluso para mí! - Dijo Phoebe de pronto sintiendo escalofríos.

- Y yo me equivoqué anteriormente. - Respondió Bryan: - No estamos solos aquí. -

- ¡¿Qué dices?! -

- En el interior de ese pozo puedo sentir la energía de varias criaturas malignas. - Dijo Bryan señalando con una sonrisa: - Seguramente algún tipo de engendro acuático. -

- ¿Por qué sonríes? - Le preguntó Phoebe extrañada.

- Porque ese pozo… - Explico Bryan mientras su sonrisa se hacía más pronunciada: - Es un Emplazamiento Extremo de Agua. Puedo sentir claramente que el poder de la oscuridad se ha fusionado con ese elemento dentro de ese pozo y es perfecto para que algún día consiga refinar al Zombi Élite de Agua. Seguramente los engendros acuáticos se están alimentando de ese poder. -

Nota del Traductor

Hola a todos, soy acabcor de Perú. Es 03 de junio y estamos a puertas de una elección que definirá si mi país sigue prosperando o se transforma en una cárcel de pobreza comunista por culpa de Pedro Castillo y el grupo terrorista Sendero Luminoso. ¡Por favor recen para que no gane la izquierda!

En este capítulo me dediqué mucho a crear la atmósfera. Caso el 90 % ha sido retocado o agregado. Un detalle curioso fueron las brujas que agregué, en realidad son una referencia a un evento realmente me ocurrió una vez. Y es que muchos creen que la brujería es solo una broma o algo así, pero para mi gran sorpresa un día me encontré con un evento verdaderamente sobrenatural y no fue nada divertido. No entraré en detalles, pero digamos que finalmente comprendí por qué motivo las quemaban. ¡Nunca jueguen con brujería amigos, se los recomiendo de corazón!

En el original el protagonista encuentra la tienda caminando en medio de la calle, junto a otros lugares. Eso no tiene sentido, porque los pueblos medievales no eran muy granes que digamos e incluso en una ciudad se destacaría una tienda embrujada. En cualquier caso, yo lo cambié a una taberna embrujada para justificar que tuviese un pozo.

Si les gustó por favor dejen su opinión en los comentarios. También compartan este trabajo con otros para hacernos más conocidos. Y si es posible por favor patrocínenme para poder comprar un arroz con pollo.

Nos vemos en el siguiente capítulo.