¡Por favor patrocina este proyecto!
Aunque jadeaba por el esfuerzo, mi respiración aún no se descontrolaba. Era sorprendente, considerando que blandía a toda velocidad una espada de entre 85 y 110 cm de hoja. Su forma recta, de doble filo y sección transversal en forma de diamante estaba diseñada para penetrar mejor la armadura. El mango era bastante largo, lo que me permitía empuñarla con ambas manos, maximizando el control y fuerza.
Desde que la vi, me encantó. Parecía perfecta tanto para el combate a pie como a caballo, además de ser hermosa. Soy japonés, y aunque las katanas siempre ocuparán un lugar especial en mi corazón, en fantasía prefiero la espada larga. Me parece increíble. Y aquella fría mañana, cuando por primera vez sostuve una en mis manos, volví a enamorarme de esta arma.
Los Baskerville eran una familia de marqueses, lo que significaba que estaban bastante alto en la jerarquía social del Reino Slayer, superados únicamente por los duques, y eran inmensamente ricos. Si a eso se añadía que controlaban en secreto todo el bajo mundo criminal, uno solo podía imaginar los inmensos recursos que realmente poseían. Parte de esa fortuna la invirtieron en construirse una majestuosa mansión en la capital, que incluía jardines con fuentes, invernaderos, un pequeño zoológico, patios decorados y un campo de entrenamiento privado con todo lo que un guerrero pudiera necesitar para fortalecerse, desde pistas de obstáculos hasta una arena de combate con gradas.
Ahí me encontraba, blandiendo mi espada en silencio. Era un arma de entrenamiento con el filo embotado para prevenir accidentes, que pesaba más de cinco kilos, unas tres veces el peso normal. Aun así, no me costaba manejarla con maestría. Y aunque me encantaría atribuirlo a mis propias habilidades, la realidad –y no saben cuánto me duele reconocer algo positivo sobre él– es que debe ser gracias al entrenamiento al límite que el dueño original de este cuerpo debió haber tenido.
Toda mi experiencia con espadas se limitaba a tres clases de kendo que tomé en el club del colegio, antes de rendirme y trasladarme al de dibujo de mangas, en el cual tampoco duré mucho. Sin embargo, la memoria muscular de este cuerpo era tan buena que no tuve problemas en ejecutar el Golpe Mordaz sobre un maniquí de práctica en el primer intento. Se trataba de un corte diagonal desde el hombro, aprovechando toda la longitud de la espada, con una velocidad controlada para que el filo se 'aferrara' a la armadura o la carne del oponente. Bueno, como el filo estaba embotado, técnicamente no lo logré, pero estaba seguro de que, con un arma real, habría causado un gran daño, más aún si la hoja estuviera encantada para drenar energía vital.
Luego realicé la Guadaña del Alma, llamada así porque los movimientos de esta técnica recuerdan un poco a los de segar el campo. Consistía en realizar grandes giros con la espada, aprovechando la longitud para mantener a los enemigos a distancia y cortando todo a mi alrededor con una danza fluida. Aunque enfrenté algunos problemas iniciales, no tardé mucho en captar el ritmo, ya que había visto los movimientos en el juego y solo necesité unos segundos de práctica para dominarlos.
Quizá la técnica más complicada de todas fue el Ataque Fantasma. En el juego era básicamente hacer una finta frente al oponente, manteniendo “triángulo” oprimido para liberarlo en el último momento y así lograr un golpe crítico. Aquí, en cambio, debía moverme lo más rápido posible sin perder el control para realizar una serie de movimientos ilusorios que engañaran al oponente, haciéndole creer que el ataque vendría de un lado, cuando en realidad golpearía en otra dirección.
Finalmente, no pude resistirme a probar la Garra del Dragón, un movimiento basado en la fuerza bruta. En el juego, era necesario tener la Barra de Energía al máximo para usarlo como ataque especial. Y tenía sentido, porque rápidamente entendí que este movimiento no se podía ejecutar al principio del combate sin haber calentado el cuerpo, ya que prácticamente llevé al límite el físico de Zenón. La técnica consistía en tomar la espada con ambas manos y golpear hacia abajo con toda mi fuerza, no solo para herir, sino para romper armas o destrozar defensas. Definitivamente es un ataque arriesgado, ya que deja brechas en la defensa, pero si se ejecuta bien, puede ser devastador, especialmente si se aplica magia al arma para generar una onda de choque.
Cuando terminé, el maniquí estaba completamente destrozado. Si hubiera sido un enemigo real, ahora sería una masa sanguinolenta. Yo, por mi parte, jadeaba y sentía que los músculos me ardían, así que clavé la espada de prácticas en el suelo de arena.
- Creo que ya me he acostumbrado a este cuerpo… Así que dejaré la esgrima por ahora. Pasemos a lo siguiente. -
La sensación de tener un cuerpo experto en combate, cuando yo mismo jamás había tenido una pelea seria durante toda mi vida, es algo bastante extraño y difícil de describir con palabras. Sin embargo, ahora estoy seguro de que no tengo problemas para moverme y que mi alma está completamente arraigada al cuerpo de Zenón Baskerville. Aunque solo he entrenado una hora, ya siento como si hubiera estado usando este cuerpo desde que nací.
- Tengo que admitirlo… A pesar de todos sus defectos de conciencia, su maldad intrínseca, su asquerosidad como persona y tantos otros aspectos negativos. - Dije, masticando las palabras con dificultad, pues me costaba hablar de este personaje sin soltar una lista de todas las cosas que odiaba de él: - Supongo que, en cierto modo, tentativamente, desde cierto punto de vista, uno podría decir que Zenón tiene una cualidad positiva: el trabajo duro. -
Miré mi mano derecha, cubierta de callos formados por todas las veces que su dueño entrenó arduamente hasta llenar su piel de ampollas, y finalmente admití: - Es imposible alcanzar este nivel únicamente con talento. -
Otro aspecto importante del personaje de Zenón era que no solo era hábil con la espada, sino que también destacaba en Magia Oscura. Este rasgo era esencial para su construcción, ya que no era un mago puro, sino alguien que combinaba habilidades físicas con magia negra para maximizar su potencial. No estaba especializado en un área específica, lo que lo hacía bastante versátil.
El problema era cómo utilizar esa magia.
- Ventana de Estado. - Murmuré tentativamente.
Nada sucedió.
- ¿Menú? ¿Propiedades? ¿Estatus? ¿Estadísticas? ¿Sistema? ¿Algo? - Seguí probando diferentes combinaciones de palabras durante varios minutos y en distintos idiomas, con la esperanza de que apareciera la ventana luminosa con toda la información sobre mi personaje, específicamente los Puntos de Salud y Magia. Pero al final, nada ocurrió.
- Esto podría ser un problema. - Me dije a mí mismo.
Cuando jugaba Dungeon Brave Souls, siempre tenía una pantalla que mostraba las clases de hechizos, su coste en MP y el tiempo de enfriamiento, además de los botones o combinaciones necesarios para utilizarlos. Sin esta guía, tendría que experimentar con la magia, porque no tenía ningún recuerdo en mi mente sobre cómo usarla.
Si al menos estuviera en el cuerpo de León Brave, no estaría tan inseguro; tenía memorizadas todas sus estadísticas por nivel debido a las veces que había jugado ese juego. Pero, dado lo frustrante que fue Dungeon Brave Souls II, solo lo jugué una vez y ahora no recuerdo mucho de las estadísticas de Zenón Baskerville.
- ¡Maldita sea! ¡Oye tú, el que me ha traído a este mundo! ¡No sé lo que quieres que haga, pero necesito una Ventana de Estado! ¡De nada me sirve haber jugado ambos juegos si no puedo aprovechar la información que tengo de ellos! -
Acababa de quejarme de esta manera cuando, de repente, apareció una pequeña ventana cuadrada frente a mí. Era semitransparente, por lo que no dificultaba mi visión, y contenía información escrita. Rápidamente eché un vistazo a la sirvienta que me observaba desde las gradas. Estaba lo suficientemente lejos para no escuchar mis palabras, pero cerca como para haber notado este extraño fenómeno. Afortunadamente, no había ningún cambio en su expresión, lo que me indicaba que no podía ver lo que yo veía.
“¡Excelente!” Pensé para mí mismo y me concentré en la pantalla. A diferencia de la ventana de estado del juego, faltaban comandos como [Elemento], [Configuración], [Guardar] y [Cargar]. Sin embargo, los Puntos de Magia y los hechizos estaban claramente visibles.
En cuanto parpadeé, la ventana desapareció, pero ya había memorizado la información que necesitaba. Así que apunté mi dedo índice hacia uno de los maniquíes de entrenamiento y dije:
- Bala oscura. -
Frente a mi dedo apareció una sombra muy concentrada, con la forma de una pelota de tenis. La vi solo por unos instantes, ya que de inmediato salió disparada con una velocidad aterradora, atravesando por completo al maniquí, a pesar de que este llevaba una gruesa armadura.
- Impresionante. - Murmuré, fascinado con el poder de la magia. El nivel de Zenón había superado por completo mis expectativas, especialmente considerando que, en este punto de la historia, debería estar en su estado base. Una fuerza tan grande a una edad tan temprana, sin el potenciador que otorgaba la Sangre del Héroe, solo podía explicarse de una manera: Zenón había dedicado tanto tiempo perfeccionando su espada como al estudio de la magia. Eso significaba que el joven debió haberse esforzado al máximo desde que aprendió a caminar, sin un solo día de descanso.
Y eso me generaba una pregunta: ¿cómo pudo un joven tan trabajador y disciplinado convertirse en una bestia hedonista y libidinosa que solo encuentra placer en acostarse con las mujeres de otro hombre? Eso no tenía ningún sentido.
- Cuanto más lo pienso, menos entiendo cómo Zenón se volvió un villano… pero, como estoy atrapado en este cuerpo, no tengo más remedio que aprender todo lo que pueda de él. ¡Es mi única esperanza! -
Apenas habían pasado unas horas desde que me desperté atrapado en este cuerpo, pero ya estaba aceptando que me encontraba en el mundo de Dungeon Brave Souls y que ahora encarnaba a Zenón Baskerville. Tal vez fuera el ejercicio, la resignación, o quizás simplemente soy una de esas personas con gran capacidad de adaptación. Sea como sea, ya estaba empezando a considerar los puntos positivos de vivir esta segunda vida como un personaje antagonista.
De hecho, empecé a contemplar una posibilidad más interesante. Aunque detestaba a Zenón Baskerville como el Éxito Monetario a las políticas DEI, pero eso era porque el tipo era un maldito desgraciado que había violado y esclavizado a todas las heroínas en la secuela de Dungeon Brave Souls. Pero, pensándolo con calma, justo hoy comienza la trama de la primera entrega, así que Zenón todavía no ha hecho nada malo e incluso podría considerarse un personaje de fondo. Por lo tanto, no hay motivo para odiarlo.
Además, ahora que soy Zenón, puedo hacer todo lo posible para evitar el deprimente final que ocurrió en Dungeon Brave Souls II. Lo único que tengo que decidir es si me convertiré en aliado de León Brave para ayudarlo a vencer al Rey Demonio, o si optaré por vivir pacíficamente como un espectador, evitando las situaciones peligrosas para llevar una vida tranquila.
- Amo Zenón, le traje un poco de agua. -
Mientras continuaba considerando mis planes para el futuro, la sirvienta trajo un recipiente con agua limpia y una toalla empapada. Supuse de inmediato que la toalla era para limpiarme el sudor.
- Oh, muchas gracias. - Dije sin pensar, aceptando la toalla. El agua estaba fresca, seguramente recién sacada del manantial. Rápidamente me limpié la cara, los brazos y el torso, pero al sumergir la toalla de nuevo, noté que la sirvienta se había quedado congelada, con una expresión de asombro y los ojos muy abiertos.
- ¿Qué pasa? ¿Por qué tienes esa expresión, como si hubieras visto a Medusa? -
- Ah... es que... ¡no puedo creer que el amo Zenón me haya agradecido! -
- ¿Eh?... Oh, ya entiendo. -
Aparentemente, Zenón era demasiado orgulloso para agradecer a sus sirvientes, tal como en el juego. Saber esto me tranquilizó un poco, ya que durante la última hora había estado esforzándome por ver algo positivo en él, y me alegraba poder volver a juzgarlo como la basura que era.
Mientras tanto, la sirvienta seguía petrificada a mi lado, sosteniendo el recipiente con agua. Eso me dio tiempo para pensar qué decirle, y afortunadamente, ahora sabía su nombre porque escuché a otros sirvientes llamarla "Levienna" mientras caminábamos hasta aquí. Así que, tras aspirar profundamente y armarme de valor, me paré frente a ella, la tomé suavemente por los hombros y la miré directamente a los ojos para decirle:
- Levienna, soy consciente de que siempre me has servido con devoción y respeto. -
- ¿Eh…? -
- Lo he estado pensando, y creo que ha sido un error de mi parte darte por sentada y olvidar cuánto me has ayudado todo este tiempo. Esto no es fácil para mí, porque ya sabes cómo soy, pero a partir de hoy quiero agradecerte por lo mucho que haces. Espero que sigas apoyándome en el futuro. -
Las palabras que acababa de pronunciar eran algo que el Zenón original jamás habría considerado, ni siquiera como una broma de mal gusto. Pero yo no soy un psicópata. Y aunque intente seguir actuando como uno, estoy seguro de que, eventualmente, terminaré cometiendo algún error o sufriré un colapso mental. Por lo tanto, llegué a la conclusión de que lo mejor es empezar ya mismo a cambiar mi comportamiento, como si hubiera decidido reconsiderar mis acciones desde esta etapa temprana. Así, podría ganar más aliados en el futuro o, al menos, evitar enemigos innecesarios. Por eso le expresé mi más sincero agradecimiento a la sirvienta.
- Ah... Este es el mejor día de mi vida... Qué alegría, qué felicidad... ¡Por fin soy recompensada! -
- E... estás exagerando. Esto no es una recompensa, solo te estoy dando las gracias. Bueno, es mi culpa por no haberlo hecho antes. Por favor, sigue haciendo un buen trabajo y, naturalmente, veré cómo puedo recompensar tu lealtad. -
Levienna estaba tan emocionada porque le había dado las gracias que me sentí invadido por una mezcla de culpa y desazón. Aunque el verdadero culpable de su maltrato era el maldito de Zenón, no podía evitar sentirme responsable de alguna manera. Sin embargo, no había mucho que pudiera hacer al respecto en ese momento. La vi acercarse lentamente, con sus manos entrelazadas frente al pecho, como si me adorara. Sus ojos brillaban con una devoción casi palpable, y sus mejillas comenzaron a teñirse de un tono rosado, más suave que el amanecer.
Por un instante, su belleza me tomó por sorpresa. La dulzura de su gesto y la sinceridad en su expresión me desarmaron por completo. Sentí cómo el calor me subía al rostro, un incómodo rubor que no pude disimular. ¿Cómo reaccionar a esa clase de adoración? Mi primera reacción fue la más natural: aparté la mirada en un intento desesperado por mantener lo que quedaba de mi fachada.
¡Qué tal amigos! Como habrán notado, esta novela apenas tiene ilustraciones porque el producto original si las posee, pero no en cada capítulo. Pero los personajes son muy poco conocidos y no hay modelos, así que no puedo generarlas automáticamente como hago con GDK usando IA.
Además, la idea de este proyecto secundario es no gastar demasiado tiempo, así que tampoco puedo dedicarme a ilustrar cada escena. De todos modos, la novela ya tiene un manga (aunque avanza a paso de tortuga), y allí podrán encontrar todas las ilustraciones necesarias, así que juzgué que no valía la pena hacer muchas.
Hice algunos cambios en la escritura, sobre todo en los diálogos. En la versión original se usaban muchos términos japoneses, como "Oobochama" o "Waka-Sama", que no encajan en una fantasía medieval. Tampoco quería usar términos como "Señorito" o "Doncel", así que opté por "Joven Maestro", como en muchos animes.
Otro agregado importante fue en el entrenamiento con espada. En el original se mencionan algunos cortes y giros que el protagonista realiza, pero yo decidí profundizar en los detalles, describiendo las dimensiones del arma y creando técnicas que tienen un buen equilibrio entre una esgrima realista y lo que podría verse en un juego de fantasía. Me inspiré principalmente en el videojuego Ghost of Tsushima, que también sabe balancear muy bien estos elementos en su jugabilidad: Si el combate es demasiado realista, deja de ser divertido; pero si es demasiado divertido, pierde realismo.
Por último, mejoré varias cosas para aumentar el toque de comedia. Por ejemplo, la Ventana de Estado no aparece hasta que el protagonista se queja en voz alta, entre otras cosas. También añadí algunas referencias a la cultura popular que están ocultas aquí y allá.
¡Nos vemos en el próximo capítulo!