50 La dura realidad

Comenzó con una ronda de gritos iracundos que se fueron volviendo más y más estridentes. A estos se les sumaron otra clase de sonidos de una naturaleza más violenta hasta que finalmente todo el callejón se llenó de insultos y maldiciones. Después de un rato, el Maestro Beacher junto con algunos estudiantes salieron arrastrando a un desaliñado Claude, que parecía completamente perdido y desconcertado.

Detrás de ellos emergió Irene, cuyo rostro exhibía todas las formas conocidas de ira femenina. Le lanzó a Claude una mirada asesina antes de hablarle con toda la seriedad y vehemencia que pudo reunir: - Claude, eres el ser más asqueroso. ¡No quiero volver a verte! ¡Vámonos ya mismo, Katie! -

Por el modo en que las cosas se habían desarrollado, Bryan concluyó que ya había cumplido con su venganza y no tenía necesidad de quedarse. Cuando vio que Irene y Katie se acercaban caminando en su dirección, se apresuró a esconderse y luego regresó tranquilamente a la posada dando un rodeo.

De regreso en su habitación, Bryan volvió a bañarse y luego se sentó sobre la cama con las piernas cruzadas para practicar su magia. La Esencia Mágica expandía lentamente sus circuitos mágicos, centímetro a centímetro, causándole un dolor atroz. Pero Bryan apretó los dientes y lo soportó porque sabía que ese era el método más efectivo para dominar el “Reino de los Pasajes Abiertos”.

El intenso dolor que acompañaba su entrenamiento en la Magia Demoníaca estaba haciendo que la personalidad de Bryan fuese cambiando, abandonando su original apatía por una actitud firme y resuelta. Ya fuese su fuerza de voluntad o su capacidad para soportar estoicamente los más terribles tormentos físicos, Bryan notaba que ambos atributos se incrementaban considerablemente.

Y sin que se diera cuenta toda su personalidad y carácter estaban cambiando por completo a medida que sus poderes aumentaban. El antes timorato y cobarde ya no existía. Ahora veía y entendía las cosas de un modo muy distinto al de su yo del pasado.

Repentinamente sus oídos captaron un sonido apagado como si estuviese muy lejos. Bryan detuvo con brusquedad su entrenamiento mágico, contuvo la respiración y se concentró. Todas sus funciones vitales comenzaron a reducirse rápidamente, hasta que quedó en un estado similar al de la hibernación, completamente inmóvil, para maximizar sus capacidades auditivas.

Los sonidos provenían del algún sitio cercano a la intersección sur del camino que unía la ciudad de Drol con el Bosque Oscuro. Y a juzgar por su ritmo irregular podían ser las pisadas de alguna especie de Criatura Mágica que se desplazaba a alta velocidad. Los ecos sugerían que las criaturas eran mucho más pesadas que un caballo y no eran pocas.

Después de pensarlo por un momento Bryan salió de la posada, moviéndose lentamente en dirección a las criaturas mágicas, para evaluar cuál era la situación.

Pero justo cuando estaba llegando hasta las calles del sur de Drol, vio que dos figuras se aproximaban precipitadamente y con una expresión de urgencia. Uno de ellos era un anciano delgado, un mago a juzgar por sus vestiduras, la otra persona parecía una elfa de orejas puntiagudas. Ambos se mostraron sorprendidos al ver a Bryan, como si no hubieran esperado encontrarse con nadie en ese camino.

- Jovencito, ¿qué estás haciendo aquí? - Preguntó el mago con una sonrisa.

Sus actitudes parecían cautelosas, Bryan dedujo que ellos también habían detectado la anomalía que se aproximaba desde el sur. Luego de una rápida reflexión decidió responder haciendo una ligera reverencia: - Noble mago, me he separado de mis compañeros. Ellos me dijeron que volverían pasados unos días, así que he estado esperándolos por aquí. -

El mago asintió y frunció el ceño mientras consideraba la situación. Luego se volvió hacia la elfa a su costado, y dijo: - Blanche, adelántate a explorar y confirma si son los Jinetes Wargos[1] de los Orcos. Cada año antes del invierno esas criaturas se lanzan en expediciones para atacar y saquear todas las aldeas en las fronteras del Imperio, pero esto es diferente.

Drol se encuentra en una posición única y siempre está repleta de guerreros, aventureros y mercenarios. Los Orcos nunca antes se han atrevido a atacar esta ciudad en particular. ¿Por qué esta vez lo harían? ¿Qué es lo que ha cambiado? No tiene sentido. ¡Por no mencionar que todavía queda bastante tiempo para que llegue el invierno! ¡Hay que averiguar lo que sucede! -

- Sí, Maestro Félix. - La elfa asintió de inmediato y salió corriendo hacia el sur tan rápida como una ráfaga de viento.

- Jovencito, la Ciudad de Drol no es un lugar seguro. Es tarde y la noche está bien entrada, creo que deberías irte a descansar temprano. Estoy seguro de que tus compañeros vendrán a buscarte cuando regreses, así que no tienes que seguir esperándolos aquí. - Félix miró a Bryan con una sonrisa mientras trataba de convencerlo.

- Gracias por su consejo, noble mago. Me retiraré de inmediato. - Bryan respondió con calma y comenzó a volver sobre sus pasos en cuanto terminó de hablar.

Mientras se alejaba, Félix reflexionaba con consternación mientras observaba la espalda del joven. Luego de un momento murmuró para sí mismo: - Debo estar pensando en demasiadas cosas… ¡No hay forma de que ese chico tenga mejores sentidos que yo, un Archimago de viento! -

Mientras caminaba de regreso a su posada, Bryan noto que varios aventureros salían de los alojamientos cercanos con la misma expresión de sorpresa y luego comenzaron a correr a toda prisa hacia la calle sur. Parecía que también habían detectado que algo extraño sucedía y se dirigían a confirmar la situación.

- ¡Bryan, tengo algunos asuntos contigo! ¡Ven aquí por un segundo! - En su camino de regreso, Bryan se encontró de repente con Claude, que lo esperaba en la entrada de la posada. Su expresión se veía ensombrecida y parecía estar de muy mal humor.

El corazón le dio un vuelco y Bryan sintió una ominosa premonición de malestar. Claude intentaba aparentar tranquilidad sin conseguirlo, pues sus dientes rechinaban ligeramente y podía sentir las fuertes corrientes de rabia reprimida que emanaban de su interior.

Sólo entonces comprendió que todo su esquema había sido demasiado impulsivo. Claude no era un idiota o un ignorante, sino un combatiente experimentado y un aristócrata educado. Era obvio que en cuanto el efecto de la droga se terminara iba a notar la anomalía de su cuerpo y seguramente dedujo que tendría algo que ver con el vino que había bebido en la taberna. Sólo Irene y Bryan habían estado sentados con él, e Irene nunca haría algo como eso. No debió tomarle mucho tiempo conectar todos los puntos para entender que cuando el camarero se tropezó de repente no había sido por accidente.

- Como quiera, mi señor. - Bryan respondió cuidadosamente, consciente de que la situación era muy mala. Empezó a prepararse mentalmente para recibir una brutal golpiza, mientras seguía al Sargento Caballero que lo llevaba a las afueras de la ciudad de Drol, hasta un lugar desolado y asilado, rodeado de árboles frondosos.

La luz de la luna se filtraba a través de las hojas de los árboles, mientras los insectos chirriaban y cantaban en los alrededores. Pero a pesar de todo este ruido, los sensibles oídos de Bryan podían captar la enorme furia acumulada y reprimida en la respiración baja de Claude.

Genial. Parece que me va a tocar una gran paliza y de esas que son memorables. Sólo espero que no le tome toda la noche”. Pensó Bryan con ironía, pero en realidad no estaba muy preocupado. Se había ido acostumbrando a soportar grandes cantidades de dolor y sabía que su cuerpo era extremadamente resistente. Seguramente los golpes normales no serían capaces de hacerle daño, así que se sentía relativamente tranquilo.

“¡PLAP!”

Justo cuando pensaba en eso, una repentina bofetada lo tomo desprevenido y el impacto fue tan fuerte que lo arrojó hacia la izquierda hasta que cayó al suelo. Tuvo suerte de que su cuerpo fuese más fuerte que el de la gente normal o el daño habría sido crítico. Se levantó con dificultad y recobró el equilibrio, luego le lanzó una sonrisa irónica a su atacante.

- ¡Maldito esclavo de porquería! ¡Cerdo asqueroso! ¡¿Quién mierda te crees que eres para meterte conmigo?! - Toda la rabia que Claude había acumulado estalló finalmente. Ahora lo miraba con una expresión realmente horrible y casi demente. Su actitud caballerosa y cortés había desaparecido por completo, como si nunca hubiese existido en realidad.

Claude desahogó su ira con una oleada de ataques furibundos que azotaron sin piedad el cuerpo de Bryan. Pero este no alzó sus brazos para defenderse y en su lugar se limitó a aferrar su cabeza con ambas manos, mientras recibía todos los golpes directamente. Finalmente, cayo bruscamente al suelo, curvándose cobre su estómago, como si ya no pudiese recibir más daño.

- ¿Y bien? ¿Te duele maldito bastardo? Pero no te dejaré morir tan fácilmente. ¿Sabes con quién te has metido? Yo soy Claude Ascher, el hijo del comandante de la Legión Grifón del Imperio, el Cónsul Odón Ascher. Y tú, sirviente miserable, te atreviste a insultarme y arruinar mi relación con Irene. Voy a hacer que experimentes toda la agonía y el dolor hasta que me ruegues que te mate y entonces te dejaré desangrarte lentamente como el animal que eres. Jajaja. - Claude rio con frialdad mientras miraba a Bryan con una expresión malévola. Luego desenvainó su espada larga y comenzó a balancearla hábilmente de un lado a otro, mientras se acercaba lentamente.

Y en ese momento, Bryan fue consiente de la magnitud del error que había cometido. Hasta ahora había tenido suerte, simplemente había tenido suerte. Fanny, Jack, o incluso el Maestro Gene y Lisa realmente habían sido excepcionalmente generosos con él, pero nunca lo había apreciado. Incluso tuvo la fortuna de que Fitch o Bach realmente no se ensañaron demasiado cuando los fastidió. Nunca había sido consiente de los enormes riesgos que había corrido y recién entendía completamente lo que significaba ser un esclavo recadero: Sólo era una cosa, una propiedad y por eso a nadie le importaba si vivía o se moría. Incluso si alguien lo mataba a propósito no significaría nada y su muerte no llegaría a ser ni siquiera una anécdota interesante. Si Bach hubiese decidido matarlo en público, a lo sumo recibiría una ligera amonestación por parte de la Academia y quizá tuviese que pagar unas cuantas monedas de oro para compensarlos.

Cuando vino aquí, Bryan había pensado que Claude se limitaría a golpearlo brutalmente por la trastada que le había jugado, pero el ver la pura intención homicida de sus ojos lo había ayudado a entender cuál era la dura realidad: Claude iba a torturarlo y luego lo mataría como si fuese un animal… y nadie haría nada al respecto. Esta era la dura realidad.

Y así fue como Bryan por primera vez tomó conciencia sobre qué tipo de mundo era el en el que se encontraba.

Al escuchar las palabras “nobles” o “Caballeros” había confundido las cosas. Los caballeros de este mundo no tenían nada que ver con los virtuosos guerreros del medioevo que se dedicaban a proteger a los indefensos; sus valores y principios no tenían nada que ver con los de las culturas orientales u occidentales de su mundo de origen. El hecho de que existiera la esclavitud debió ser su primera pista, pero estaba tan distraído con los acontecimientos que lo pasó por alto.

Este era un mundo más similar al de la Edad Antigua, donde el estatus o la posición en la sociedad era lo más importante y fundamental para poder vivir. Y como había una enorme diferencia entre su estatus y el de Claude, este podía matarlo sin reservas o necesidad de asumir ninguna responsabilidad por ello. 

El único motivo por el que Claude lo había traído a este paraje desolado era para que nadie viera que un aristócrata se rebajaba a ensuciar sus propias manos para matar a un simple esclavo. Seguramente lo que temía era que alguien se preguntase el motivo de sus acciones. Porque incluso si hubiera decidido asesinarlo en medio de la ciudad y a la vista de todos, nadie habría intentado detenerlo, sino que lo asumirían como algo normal y no pensarían en ello dos veces.

Pero todo tiene un precio, incluso la madures.” 

 Bryan se acurrucó en el suelo, emitiendo fuertes gemidos de dolor, llorando y suplicando misericordia. Pero en su corazón, donde inicialmente solo albergaba unos vagos pensamientos de malicia, lentamente empezó a nacer una cólera fría y macabra que endureció su espíritu aún más.

- Voy a cortarte en varios pedacitos, quiero verte llorar y gritar mientras te desangras. La muerte de un cerdo en el matadero ya es demasiado buena para ti, recuérdalo cuando llegues al otro mundo. No eres más que un esclavo miserable, un animal inmundo. Nunca te atrevas poner a prueba la paciencia de tus superiores. - Claude sonreía siniestramente mientras perforaba varias veces el pecho de Bryan con la punta de su espada larga para hacerlo sangrar. Disfrutaba el verlo perder toda capacidad de defenderse.

Pero entonces y de forma repentina, los aullidos de dolor y las suplicas se detuvieron. Al mismo tiempo la figura enroscada de Bryan se movió con una velocidad pasmosa, rodando hacia los pies de Claude de un modo tan repentino, que tomó completamente desprevenido al Sargento Caballero.

Aun así, Claude trató de esquivarlo y estuvo a punto de hacerlo, pero en un instante sus labios emitieron un grito horrible. Cuando miró hacia abajo, vio que unas agujas de hierro se habían incrustado en la parte superior de sus pies y lo habían dejado clavado firmemente en el suelo. Inmediatamente después, una oleada de dolor intenso lo abrasó en el bajo vientre, como si le hubiesen amputado una extremidad. Claude desvió la mirada y se encontró con que le habían abierto el estómago con un puñal y ahora sus intestinos comenzaban a salirse. Bryan lo observaba con una mirada gélida y cruel. La frialdad de sus ojos le dio una sensación aterradora.

- ¡¿Cómo te atreves… a hacerme daño?! ¡Yo soy el hijo… del comandante de la Legión Grifón, maldito esclavo! - El cuerpo de Claude estaba desencajado por el dolor y cayó de rodillas, pero aun así trataba de gritar furioso con una voz que cada vez sonaba más débil.

- Gracias por ayudarme a entender de una vez cuales son las reglas de este mundo. ¿Sabes algo? normalmente sólo te lastimaría, pero ya que tienes tantos títulos y blasones detrás tuyo con los que puedes amenazarme, creo que es mejor que me asegure. ¡Así que te voy a matar! -

Después de decir estas palabras con un tono de ultratumba, otra aguja de hierro apareció en la mano derecha de Bryan y atravesó directamente la garganta de Claude repetidas veces, mientras este trataba inútilmente de gritar o gemir por el terror.

[1] Wargo: Un huargo o wargo es una criatura fantástica semejante a un lobo, pero de mayor tamaño, fiereza e inteligencia.

Nota del Traductor

Buenas a todos soy acabcor de Perú. Donde solo hay que viajar 2 horas para encontrarte con un paisaje completamente diferente. Por cierto, este capítulo ha sido reeditado el 21 de marzo del 2021.

Este episodio fue genial y lo disfruté bastante. Sobre todo, me encantó el desenlace. Debo decir que lo que más me gusta de Ni Can Tian es que siempre te da una sensación de alarma, pero nunca cae en el estilo extremadamente dramático de otras obras como las japonesas o las coreanas. En cierto modo es como volver a ver Dragon Ball Z en cuanto a intensidad y expectativa se refiere.

Puede avanzar rápidamente con este episodio y también le introduje muchas cosas nuevas. Lo que más quería era que los lectores comprendieran bien que, aunque el entorno es similar al medieval, la escala de valores es completamente diferente. Un Caballero jamás habría asesinado a alguien a no ser que fuese en una guerra o un duelo legítimo. Para ellos el honor era algo sagrado por lo que valía la pena morir.

No hay que olvidar que el medievo estaba fuertemente influenciado por la religión católica y esto se traducía en una espiritualidad mucho más profunda que la que hay hoy en día. Las personas vivían conscientes de que en cualquier momento podían morir y ser juzgados por sus acciones. Al menos en esos tiempos era sentido común. ¿Tendrían razón? Habrá que esperar a morir para saberlo.

El mundo de nuestro protagonista se parece mucho al de la Grecia Clásica, donde había valores y virtudes muy importantes, pero muy poca misericordia. De hecho, siempre recuerdo un lema de un importante historiador griego que decía: “Los fuertes hacen lo que pueden, los débiles sufren lo que merecen”.

¡Ojo, no estoy diciendo que la gente de la Edad Antigua fuese malvada per se! Solo digo que sus valores eran otros, mucho más… centrados en sí mismos. Sólo hay que recordar cómo se comportaba el héroe Aquiles para entenderlo, y él era el arquetipo del hombre perfecto de esa época.

¿Por qué hago referencias a los griegos? Porque honestamente no se mucho de China. Es decir, conozco su historia, filosofía y religión, pero en términos muy generales y sin mucho detalle. Me encantaría aprender sobre ellos algún día, pero no sé si me alcanzará la vida, porque en Occidente hay una tradición milenaria que necesita una vida entera de estudios para empezar a comprenderla y ahora mismo mi interés esta fijo en eso.

Bryan muestra sorpresa por el contraste entre el mundo que conoce y la realidad de ese mundo. No sé cómo es la realidad de China hoy ni como era en el pasado, así que tengo que usar los recursos que tengo a la mano. Me pregunté: ¿Cómo sería si de pronto el yo de hoy fuese trasportado mágicamente a la Antigua Roma o la Grecia Clásica? El choque de ver morir gente todos los días, la esclavitud, las tiranías y otras cosas. Sería chocante el no ver gente conmoverse ante la muerte de personas… Y sin embargo en el Coliseo romano eso era motivo de diversión.

Claro que seguramente tendrían cosas buenas. Yo por mi parte siempre he fantaseado con vivir en los tiempos de Alejandro el Grande y acompañarlo en la conquista de Asia. Pero seguramente no faltarían las cosas chocantes.

Si me pongo en el lugar del protagonista la cosa empeora, porque el escenario es similar al medieval. Y cuando alguien dice la palabra “Caballero” lo que me viene a la mente es el Mío Cid Campeador, el hombre perfecto, el de la lealtad absoluta, el honor sin mácula, el más valiente de todos… si, admito que era mi héroe de la niñez. Y si de pronto aparece un tipo todo hipócrita como Claude, que incluso tiene tendencias sádicas, atreviéndose a llamarse Caballero, pues me sentiría muy motivado a meterle un tiro en la cabeza.

Eso es lo que creo que el autor quería dejar en claro y yo espero haber tenido éxito en reflejarlo.

Si les gustó este capítulo por favor dejen su opinión en los comentarios, compártanlo con sus conocidos y si pueden patrocínenme en mi cuenta Patreon para que pueda comprarme un par de medias con que sobrevivir al invierno.

Nos vemos en el siguiente capítulo.