180 En el interior de la Torre

La Torre de Homenaje era el último y más formidable bastión en cualquier fortaleza. Se llamaba así porque era en este lugar donde los Cónsules realizaban la ceremonia oficial al asumir su cargo, donde los Tribunos prometían obediencia y donde los Caballeros juraban servir a su comandante. Al ser el Cuartel General naturalmente su conquista era lo mismo que conquistar toda la fortaleza, así que sus defensas eran soberbias. De hecho, hubiese sido imposible desde un principio infiltrarse en el interior; pero en su prisa por ayudar al Duque, los soldados que salieron no se tomaron el tiempo de bajar nuevamente el pesado rastrillo metálico o las puertas dobles reforzadas con placas de hierro que servían para bloquear la única entrada.

Por eso Emily y Bryan consiguieron ingresar protegidos por un hechizo de invisibilidad. Pero apenas habían atravesado el umbral, cuando una onda de poder se activó y destruyó por completo el hechizo de la Archimaga. Se trataba de una matriz defensiva inscrita en las mismas paredes de la fortaleza, que reaccionaban inmediatamente a cualquier tipo de ocultación mágica, excepto algunas muy específicas.

Naturalmente la Legión Grifón jamás abandonaría los cuarteles generales sin dejar alguna defensa e inmediatamente cuatro legionarios se plantaron en la entrada con los escudos en alto y listos para combatir mientras gritaban para dar la alarma.

Ahora bien, todo el edificio había sido diseñado específicamente para darle una mayor ventaja a los defensores y detener u obstaculizar los movimientos de cualquier enemigo. Por ejemplo, los pasillos fueron construidos a propósito con el tamaño suficiente como para que unos cuantos soldados pudiesen detener a miles de invasores. Bryan lo sabía porque se había dedicado a estudiar minuciosamente toda la información que el Manto Oscuro les había proporcionado sobre la arquitectura del lugar. Su conclusión fue que el tiempo era el factor más importante, pues cuanto más se tardasen ahí, más difícil sería avanzar. Del mismo modo su mayor ventaja sería el elemento sorpresa.

Cuando los guardias vieron a Emily, que se destacaba tanto por su incomparable belleza como por el poder mágico que emitía, naturalmente asumieron que ella era el individuo más peligroso del grupo. Bryan y Gilberto serían meros asistentes suyos.

Aprovechándose de esa errada primera impresión, Bryan avanzó contra los soldados, fingiendo desesperación, pero en el último momento aceleró vertiginosamente y lanzó una patada con una fuerza sobrehumana que sorprendió a los guardias. Emily lo siguió desatando su magia para inmovilizarlos con sus cadenas de oscuridad aprovechando la oportunidad. Luego Bryan cortó los cuellos de los dos primeros con un solo tajo.

Gilberto se emocionó al ver la sangre y soltó un rugido mientras cargaba hacia adelante. No tenía ningún arma, ni la necesitaba. De un solo puñetazo rompió uno de los escudos de los guardias restantes. Estos inmediatamente retrocedieron cuatro pasos y el dragón sonrió pensando que estaban escapando, mientras avanzaba para perseguirlos, pero entonces…

- ¡Detente ahí! - Le gritó Bryan.

El dragón paró su avance de golpe y con ello salvó su vida, porque no había notado la trampa en la que estaba por quedar atrapado.

Justo encima del techo se había construido una tronera, una especie de agujero que llegaba directamente hasta el cuarto piso de la Torre de Homenaje, por medio de un estrecho túnel de piedra totalmente vertical.

La Tronera estaba hecha de tal modo que no podía ser visto, a no ser que uno se pusiese de pie exactamente debajo y mirase hacia arriba. El agujero era demasiado estrecho como para ser usado por una persona que necesitase bajar o subir, pero lo bastante grande para que alguien dejase caer pesados proyectiles sobre la persona que pasase desprevenida. Era un mecanismo defensivo bastante efectivo, pues Incluso un caballero protegido por su Aura de Batalla y llevando un casco blindado podría morir si una bola de plomo concentrado que pesaba cuatrocientos kilos le caía sobre la cabeza, sobre todo cuando no se lo esperaba.

Cuando los guardias retrocedieron fue un movimiento calculado para atraer a Gilberto a la posición exacta, pero la advertencia de Bryan lo hizo detenerse justo a tiempo. Tan solo un segundo después vio una pesada bola de plomo cayendo a gran velocidad justo a un milímetro de su nariz.

- ¡Malditos tramposos! - Gritó Gilberto mitad ofendido mitad asustado.

- ¡Presta atención! - Ordenó Bryan mientras desataba su magia. Una Abominación apareció justo detrás de los dos defensores que quedaban y cargó hacia adelante, empujándolos debajo de la tronera, de modo que el siguiente proyectil les cayó encima. Luego dos Lanzas de Hueso los terminaron.

- Escúchame bien, Gilberto. Esto es una fortaleza y la especialidad de nosotros, la raza de los hombres, es ingeniar cosas. Cada centímetro en este lugar está diseñado para darles las ventajas a ellos y matarnos a nosotros: El primer contrapaso de cada escalera ha sido esculpido especialmente para hacer perder el equilibrio a quien lo suba muy deprisa, cada esquina fue orientada para que cubrir el cuerpo de quien se resista e incomodar al que intente avanzar. Hay todo tipo de trampas mecánicas y mágicas que debemos sortear. ¡Mantén los ojos abiertos! -

- Si amo. -

Continuaron avanzando lo más rápido posible, aunque cada vez con más dificultad. De vez en cuando se topaban con orificios de los que salían flechas o virotes. En cada pasillo había guardias bien pertrechados que defendían eficientemente todo el lugar.

Si no fuese por la distracción de la avalancha junto con el ataque del Culto de Caelos, Bryan dudaba que hubiesen podido entrar e incluso ahora solamente continuaban avanzando gracias a que sus habilidades se combinaban de un modo excelente. Emily destruía las defensas mágicas y bloqueaba todos los ataques a distancia con su magia, Bryan mataba hábilmente a los guardias cuando los enfrentaban individualmente y cuando estos se agrupaban para formar un muro de escudos, Gilberto avanzaba contra ellos como un ariete para destrozarlos con su enorme fuerza física, que en ese momento debía ser tres veces superior a la del propio Bryan a pesar de encontrarse asumiendo una forma humana.

- ¡¿Cómo es posible?! - Exclamó Emily la primera vez que vio a Gilberto desmenuzando a un curtido soldado enemigo como si estuviese hecho de arcilla: - ¡¿De dónde sacaste a este monstruo?! ¡¿Qué cosa es él?!-

- ¿Estas sorprendida, mujer? - Respondió Gilberto sonriendo ufano y poniendo los brazos en jarra con actitud presumida: - Te encuentras ante el noble dragón… -

- Su nombre es Gilberto y se convirtió en algo así como mi mascota. - Lo interrumpió Bryan tajante: - Es un dragón que terminó volviéndose mi esclavo. -

- ¡Por favor Amo! - Chilló Gilberto: - ¿Por qué haces leña del árbol caído? -

- ¿Dijiste Dragón? - Preguntó Emily confundida.

- Después te explico, querida. - Dijo Bryan: - Ahora tenemos trabajo que hacer. -

Por suerte su destino no era la cámara principal de la torre, que era el centro de reuniones. Ni tampoco el último piso, donde se almacenaba el tesoro. Estos eran los lugares mejor defendidos y no había forma de llegar hasta ahí sin un ejército.

El trío se detuvo frente a unas puertas dobles de madera de cedro, cuya superficie había sido cuidadosamente tallada para lucir el emblema de la familia Ascher. Estaban frente a los aposentos privados del Duque, dentro de los cuales tendría que haber un pasaje secreto que los llevase al almacén donde se guardaban las armas de asedio.

- Ahora dependemos de ti Gilberto. - Dijo Bryan hablando serio: - Necesitamos todo el tiempo que puedas darnos. En cualquier momento sabrán que estamos aquí y vendrán con todas sus fuerzas. ¡Quiero que bloquees esta puerta y no dejes que nadie entre! -

- Escucho y obedezco, mi malvado amo. - Respondió Gilberto con una sonrisa salvaje.

Bryan y Emily entraron a la habitación sin mucha dificultad. Se trataba de un cuarto a dos niveles. En el primero había una cama de madera tallada, varios muebles donde se guardaba la ropa y un baño privado. En el segundo, un estudio al que se llegaba subiendo por unas escaleras de piedra.

En el interior había un gran escritorio imponente junto a una chimenea, mapas de todo el Imperio sobre una mesa cercana, varios trofeos de monstruos derrotados en las paredes y tapices que daban a todo el lugar bastante color y vida.

- Me gusta. - Comentó Bryan mirando alrededor: - Casi parece una verdadera casa en lugar de un ambiente militar. -

- Ya hemos estado aquí unos quince minutos. ¡Debemos darnos prisa! - Dijo Emily con premura. Así que ambos continuaron registrando todo el lugar hasta que finalmente encontraron una puerta de madera, oculta detrás de un estandarte.

Pero en cuanto la vio, el rostro de la Archimaga se puso serio.

- Mierda. - Exclamó Emily enojada.

Uf, ella casi nunca suelta una grosería.” Pensó Bryan al escucharla. “Debe ser algo serio”. E inmediatamente preguntó: - ¿Qué pasa? -

- Es una cerradura de rompecabezas. - Respondió la Archimaga con irritación: - ¿Vez ese cilindro en la cerradura? Tiene una combinación especial de letras que se ordenan. Y si intento forzar la cerradura, esta estallará. -

Cerradura de Rompecabeza

- ¡¿Hay una bomba en la cerradura?! - Exclamó Bryan aterrado

- ¿Qué es una bomba? - Preguntó Emily mirándolo sin entender.

- No importa. - Respondió Bryan: - ¿No puedes desarmar esa cerradura? -

- Puedo, pero se necesita tiempo y no lo tenemos. - Le explicó Emily con aprehensión

- ¡Por el trueno! - Bramó Bryan maldiciendo su suerte, mientras trataba de pensar en una solución: - Pues no tenemos más opción que deducir cuál es la contraseña. -

- ¿Cómo podemos deducirla? - Preguntó Emily,

Bryan guardó silencio unos momentos y luego caminó hacia el centro de la sala sin dejar de mirar alrededor. Mientras analizaba el entorno iba diciendo lo que pensaba en voz alta, para escuchar las impresiones de Emily al respecto: - Él debió estar aquí cuando se le ocurrió la contraseña. Este es el centro simbólico de todo su poder. ¿Son letras o números? -

- Es una clave de seis letras. -

- Ya veo. - Dijo Bryan sin dejar de mirar alrededor: - Tú lo has estudiado mejor que nadie. ¿Puedes contarme sobre su carácter? -

- Es una persona a la antigua usanza, militar de carrera. Siempre dispuesto a robarse el triunfo de otros. Un hombre calculador. Sumamente estricto. Algo arcaico. Pero no tan bueno administrando sus cuentas, ya que así fue como mi hermano descubrió sus negocios ocultos. Se trata de alguien que alcanzó su poder gracias a la crisis, pues en tiempos de paz nunca habría podido llegar tan lejos. -

- Eso es excelente. - Dijo Bryan mientras se acomodaba en la silla del escritorio y miraba con mucha atención el entorno: - Odón Ascher estaba sentado aquí cuando pensó en la contraseña. Es tradicionalista. Es metódico. Es anticuado. Es codicioso. -

Lo primero que notó fue que había un pequeño retrato pintado de Odón Ascher y sus dos hijos. Estaba en un marco de plata, pero inmediatamente lo descartó: - No.  Alguien así no usaría el nombre de sus hijos como código. -

Siguió mirando y notó las medallas, condecoraciones y estandartes. Entonces comentó en voz alta, para sí mismo: - Está orgulloso de sus logros militares. La clave debe estar relacionada. Pero es extraño que en la habitación no haya un retrato donde él este solo. -

Emily miraba atentamente a Bryan con una sonrisa, pero no dijo nada para interrumpirlo. Sin embargo, le costaba contener las ganas de besarlo ahí mismo, pues su actitud de total concentración lo hacía verse increíblemente atractivo.

Bryan por su parte seguía pensando en voz alta: - Dices que es malo en matemáticas, así que su memoria inmediata no debe ser la mejor. Seguramente hay algo aquí que le recuerda la contraseña constantemente. Algo fácil de ver… ¿Quizá a la altura de los ojos? -

Miró con atención tratando de imaginarse al Duque y entonces vio un pequeño estante lleno de libros militares e históricos: - Aquí hay colecciones enteras. Las “Crónicas de Guerra de la Familia Ascher”. Los cinco volúmenes de la “Biografía del Emperador Valente”. “Tácticas de Asedio” … y ¿qué es esto? -

Bryan se levantó para recoger un pequeño libro de cuero, que resultó ser un manual de herbolaria elemental. Entonces dijo sonriendo: - Encontré la clave. -

- ¿Por qué lo crees? - Preguntó Emily mirando el libro.

- Es el único libro que está casi sin usar. No tiene que ver con temas militares. Y no tendría por qué estar aquí, ocupando el espacio central. -

- Muchas personas tienen un libro sobre el tema de la herbolaria. - Comentó Emily.

- Claro, pero por necesidad. - Respondió Bryan sonriendo: - Alguien como él no tendría un objeto que no pudiese presumir frente a otros. ¿Y acaso vez alguna planta por aquí? ¿Te lo imaginas cultivando? No. Él compró este libro y lo colocó entre sus favoritos para nunca perderlo, para nunca olvidarse de la contraseña. -

- Pero la clave es de seis letras y “herbolaria” tiene más. - Dijo Emily: - ¿O quizá la contraseña es el nombre de una planta registrada aquí? -

- No, mira la carátula. El cuero ni siquiera está arrugado. - Dijo Bryan levantándose rápidamente para ir hacia la puerta cerrada: - Estoy seguro de que el duque jamás ha abierto este libro. Alguien como él simplemente lo usaría para recordar una palabra. -

Entonces se acercó a la cerradura en forma de cilindro y manipuló suavemente el mecanismo en forma de engranaje para formar la palabra “HIERBA”. Se escuchó un chasquido muy suave cuando la puerta se abrió.

- Excelente. - Comentó Emily impresionada e ingresó inmediatamente para ver el interior. En cambio, Bryan, se demoró un momento antes de seguirla, aunque finalmente lo hizo.

Al otro lado había unas oscuras escaleras de caracol por las que descendieron con cuidado por si había trampas. Cuando finalmente llegaron al final supieron que debían encontrarse por debajo de la Torre de Homenaje debido al olor a viciado que tenía el aire.

En ese preciso momento sintieron un muy leve temblor, indicio de que en algún lugar cercano se estaba produciendo una explosión terrible. Bryan también percibió, aunque con dificultad, los ecos de varios gritos y armas chocando unas con otras.

- Parece que el Culto de Caelos les está dando una buena pelea a la Legión Grifón. - Comentó Bryan mientras exploraban el lugar: - Por cierto, ¿averiguaste el motivo por el cual esos cultistas quieren matar tanto al Duque Ascher? -

- Ninguno de nuestros contactos ha podido averiguar nada. También estoy intrigada por ello. - Respondió Emily: - ¿Quizá deberíamos hacer un esfuerzo extra para descubrirlo? -

Bryan se quedó en silencio por un momento, pero finalmente negó con la cabeza: - Sería inútil. Ya sea que consigan matar al Duque o que fallen miserablemente, estoy seguro de que al final del día Taquión y Belinda terminarán muertos o heridos. Si por casualidad los volvemos a encontrar nos será muy fácil capturarlos y entonces podremos sacarles la información lentamente. -

Continuaron avanzando por un pasillo hasta que llegaron a la entrada de un almacén. Y entonces…

- ¡Muy bien, si necesitabas pruebas aquí hay suficientes! - Exclamó Bryan con ironía.

Por todos lados había cofres llenos con el dinero malversado de los impuestos que jamás se enviaron a la capital. Montones de esculturas valiosísimas de mármol y bronce. Cuadros invaluables pintados por maestros y otros tipos de arte que claramente eran botines de guerra que nunca habían sido reportados al Emperador. Muchos de estos tesoros seguramente eran saqueos de las familias de los patricios opositores que Odón Ascher había masacrado con el pasar de los años.

También había sacos que contenían opios, drogas y muchas sustancias claramente prohibidas, cuyo número únicamente podía explicarse de un modo: Odón Ascher estaba introduciendo mercancía ilegal dentro del Imperio Itálico.

Por supuesto, lo que más se destacaban eran unas cajas enormes de madera donde Bryan podía sentir aún los restos de la poción rastreadora que había hecho para Phoebe. En otras palabras, esas eran las Armas de Asedio.

Al final de todo, había una segunda puerta que probablemente conducía a un estudio secundario y que estaba protegida por una poderosa barrera mágica.

- Pero no lo bastante. - Murmuró Emily sonriendo mientras desataba los poderosos encantamientos que se necesitaban para romperla. Al poco tiempo las defensas fueron completamente desarmadas por su magia oscura.

Estaba a punto de abrir, cuando de pronto Bryan sintió algo y sujetó a la Archimaga por el hombro para prevenirla susurrando: - ¡Hay alguien adentro! -

Con mucho cuidado abrieron la puerta e ingresaron preparados para cualquier cosa. Vieron que estaban en una cámara más pequeña, donde había varios objetos que seguramente eran trofeos personales del Duque. Había cabezas de monstruos disecadas colgando de las paredes, alfombras de pieles de diferentes criaturas y también garras o colmillos colocados en estantes o recipientes de vidrio. En una de las paredes se lucía un cuadro pintado con una altura de tres metros donde un retrato idealizado del propio Duque se lucía con una armadura pomposa.

Y en el fondo de la habitación había nada menos que una gran jaula de hierro reforzado con múltiples defensas mágicas, más una matriz contenedora e incluso gruesas cadenas empotradas en el piso. En el interior, retenido contra su voluntad como si fuese un trofeo de guerra, se encontraba nada menos que…

- ¡¿Venerable Caspian?! - Exclamó Bryan sin poder creerlo.

- ¡¿Joven amigo?! - Respondió el Druida devolviéndole una mirada asombrado.

El cuarto de Odón Ascher en teoría

Nota del Traductor

Hola amigos, soy acabcor de Perú, es 04 de abril y terminamos la Semana Santa, la más importante fiesta de toda la cristiandad.

En este capítulo me esforcé bastante por reflejar, aunque sin explayarme demasiado, un poco de las fabulosas defensas medievales que tanto me gustan. Ustedes saben que para este humilde servidor la Edad Media fue el mejor momento de la humanidad, a pesar de todos los problemas que tuvieron que enfrentar.

Luego la parte de la deducción de Bryan está basada en dos episodios de Sherlock, el de la película y el de la serie. ¿Qué tal quedó? Estaba esperando usar ese recuerdo para alguna cosa.

Ahora un comentario curioso, recuerdo cuando salió el libro de Dan Brow llamado del Código Da Vinci y luego el de Ángeles y Demonios. En esa época yo todavía era un ateo convencido, pero sí estaba haciendo estudios de Maestría en Historia del Arte Universal cuando los leí. Y mi conclusión fue... No valen la pena. El autor no sabe más que reunir chismes no confirmados de artistas renacentistas y barrocos, para armarse una fantasía muy mala y aburridísima. Es una especie de Laura Bozo de la historia que intenta ser una Magaly, sin llegar a lograrlo (Los peruanos entenderán la referencia).

En ese momento estaba enojado porque pensaba que había perdido tiempo de mi vida que jamás iba a recuperar... Pero ¡¿quién lo diría?! ¡Hoy en día me fue útil! Es cierto que toda experiencia puede llegar a aportar algo positivo, porque la cerradura que describo para la puerta de Odón Ascher se inspira en una de las pocas ideas interesantes que encontré en esos libros. Así que de algo sirvió.

Finalmente cambié la forma en que se descubre a Caspian, porque en el original todo esto ocurre en la propia habitación del duque, en una especie de anexo trasero. Pero ¿Quién dormiría en un lugar donde hay un prisionero? Me parecía muy poco creíble.

Bueno estimados lectores, espero que les haya gustado este capítulo. Pero déjame saber tu opinión en los comentarios ¿te gustó la forma en que se presentó la historia? ¿Qué tal los cambios? ¿Cuál te pareció la mejor o peor parte? Por favor patrocínenme si pueden en mi cuenta de Patreon y señalen si hay algún error ortográfico para corregirlo.

Nos vemos en el siguiente capítulo.