325 Entre lágrimas y desafíos

Lisa apretó sus libros contra el pecho. Había sido otro día de constantes pullas e insultos. Sus amigas Amy y Athena le proporcionaban un gran alivio, pero tampoco podía depender demasiado de ellas para no causarles problemas, ya que al final del día ellas todavía eran aristócratas y sus familias podrían ordenarles que cortasen su relación con Lisa si parecía que esto tendría repercusiones en el futuro.

Cada día era agotador, sobre todo cuando los necromantes tenían que compartir actividades con la Facultad Oscura. Entonces realmente debía esforzarse bastante para no entrar en conflicto con ellos y era particularmente estresante estar vigilando a su alrededor todo el tiempo.

La tensión sobre Lisa no hacía sino aumentar por momentos. Cuando no estaba aguantando a Filipo y a su pandilla de aprendices, daba rodeos para evitarles, lo cual le tomaba mucho tiempo. Pero esto era necesario porque, si no había profesores a la vista, siquiera por un minuto, Filipo aprovechaba para hostigarla y en cierto modo el arrogante mocoso se estaba convirtiendo en un maestro de las emboscadas, pues de algún modo siempre conseguía interceptarla en su camino hacia las aulas.

Naturalmente Lisa tampoco se quedaba demasiado atrás. Después de todo, ella siempre había sido una joven con carácter y aprovechaba cualquier ventana de oportunidad para humillar a Filipo con palabras, recordándole la derrota de su pariente Varrón en lugares públicos. También aprendió a mantener los apuntes fuera de su alcance para que no se los robasen y a tomar precauciones cada vez que salía del aula o mientras se sentaba en su silla del comedor de modo que sus nuevos “amigos” de la Facultad de Magia de Agua no pudiesen mojarlos.

Con todo, el estómago se le retorcía cada vez que sonaba la campana que anunciaba el final de una clase.

Irónicamente sus únicos momentos de paz durante el día llegaron del lugar menos esperado: El Maestro Gene por el que nadie daba un centavo. El profesor constantemente buscaba excusas para que Lisa tuviese que quedarse en el aula luego de sus clases, ayudando a instalar los componentes de los viales del laboratorio o el material que se necesitaba para los experimentos. En ese momento una anciana criada llamada Tania siempre llegaba con cajitas lacadas llenas de sabrosos bocadillos y durante unas horas podía permitirse estar en paz.

Gene incluso había dado una inusitada muestra de valor al ofrecerle escoltarla de vez en cuando en su camino a las aulas y después de la salida, pero Lisa se negó tajantemente. Sabía que eso solo confirmaría a Filipo y a sus amigos que la situación la estaba afectando y que reaccionar ante ellos solo los motivaría más, porque actualmente ella carecía de respaldo político y de momento no podía hacer mucho para vengarse.

La última campanada de fin de clases siempre traía consigo alivio porque todos los alumnos abandonaban el aula rápidamente en cuanto el profesor daba por finalizada la lección.

Lisa siempre esperaba a que todos se fueran y entonces se marchaba tranquilamente hacia los dormitorios donde la esperaban Amy y Athena. Cualesquiera que fuesen los juegos sociales en que los aprendices de Magia Oscura se recrearan tras las clases, debían de ser más interesantes que mofarse de ella y era poco probable que Filipo decidiese intentar algo. Pero, solo por si acaso, Lisa siempre tomaba la ruta larga atravesando los jardines, eligiendo un sendero diferente cada vez y manteniéndose cerca de otros magos y aprendices.

Aquel día, como todos, al acercarse al final del pasillo sintió que se le relajaban los hombros, al tiempo que el nudo del estómago empezaba a aflojarse.

- ¡Aquí está! -

De inmediato sintió que un frio la asaltaba por la espalda al reconocer a la persona que hablaba. El pasillo rebosaba de voces procedentes de los alumnos de clases superiores, pero eso nunca había sido un elemento de disuasión para Filipo, que contaba con la protección del mismísimo Decano. Lisa aceleró el paso con la idea de llegar al bullicioso vestíbulo de la Academia, donde seguro que hallaría a uno o dos profesores, antes de que Filipo y sus amigos pudieran alcanzarla.

El sonido de pies que corrían llenó el pasillo a su espalda.

- ¡Lisa! ¡Detente ahí, liberta! -

Los alumnos de clases superiores se volvieron en dirección hacia el ruido y Lisa supo por sus miradas que Filipo y su banda ya se encontraban justo detrás de ella, así que respiró hondo y se dispuso a encarar a los abusivos sin vacilación.

Una mano la agarró por el brazo y tiró bruscamente de ella. Lisa se zafó y fulminó a Bach con la mirada.

- ¿Nos estás ignorando, liberta? - Preguntó Filipo: - Eso es muy descortés, pero supongo que no podemos esperar modales de la hija de una casa exterminada. ¿verdad, esclava? -

La rodearon, y Lisa lanzó miradas de desafío a los sonrientes rostros. Apretó aún más sus libros contra el pecho e intentó pasar empujando con el hombro para romper el círculo de cuerpos. Varias manos se estiraron, la asieron por los hombros y tiraron de ella hacia atrás. Sorprendida, sintió un creciente temor. Hasta ese momento no habían tratado de abusar físicamente de ella, aparte de algún tirón en el brazo para hacerla tropezar, o caer sobre algo desagradable.

- ¿Adónde vas, Lisa? - Preguntó Bach: - Queremos hablar contigo. -

- Que pena, porque yo no quiero hablar con ustedes. - Gruñó Lisa en respuesta. Se giró e intentó nuevamente abrirse camino, pero fue zarandeada y empujada otra vez al interior del círculo. Sintió un golpe de miedo.

- ¡Déjenme pasar! -

- ¿Por qué no nos lo suplicas, esclava? - Preguntó Filipo con tono burlón.

- Si, vamos, suplícalo. - Se sumó Bach mirándola ufano: - No puedes haberlo olvidado tan rápido. Seguro que suplicaste bastante cuando estabas en venta. Debes ser buena en eso. -

- Por favor, amos, denme algo de comer. ¡Por favoooor! - Gimoteó uno de ellos tratando de imitar la súplica de un niño: - ¡Tengo tanta haaambre! -

Los otros se echaron a reír y se le unieron.

- A lo mejor no tenía que suplicar porque podía ofrecer otra cosa. - Sugirió Bella con una sonrisa venenosa y entonces imitó un tono adulador: - Buenas noches amo. ¿Me da de comer si le hago compañía por la noche? -

El grupo soltó otra carcajada y todo el pasillo se llenó de risitas.

- Piensa en la cantidad de hombres que habrá tenido. - Comentó Bach ahogando una risa.

- Seguro que tiene alguna enfermedad. -

- Ya no. - Dijo Filipo mirando a Bach con una sonrisa de complicidad: - Nos contaron que los sanadores la examinaron cuando regresó a la capital, ¿te acuerdas? La habrán curado. - Se volvió hacia Lisa y la miró de arriba a abajo, con los labios fruncidos.

- Bueno… Lisa - Dijo con un sedoso tono de voz: - ¿Te enseñaron a dar placer cuando te hicieron esclava? - Se acercó un poco más, y cuando Lisa se echó hacia atrás, unas manos presionaron su espalda y la empujaron nuevamente hacia él: - ¿Sabes? Tal vez estaba equivocado. - Dijo arrastrando las palabras: - Puede que quizá llegues a gustarme. Tienes una buena figura ahora y puedo pasar por alto tu carácter si te quedas callada en la cama. Dime, ¿aprendiste algún tipo concreto de… hum… favores cuando eras esclava? -

Lisa intentó desprenderse de las manos que la sujetaban, pero los aprendices la agarraron más fuerte. Filipo movió la cabeza fingiendo compasión.

- Supongo que los profesores te dijeron que lo dejaras. Menuda frustración para ti, que no tienes familia ni nadie que te proteja. Tú única esperanza es convertirte en la concubina de alguien porque jamás habrá un noble que quiera casarse contigo, un material usado y de segunda mano. - Filipo entonces comenzó a mirarle los pechos descaradamente, como si estuviese evaluándola y luego asintió: - Pero no tienen por qué saberlo. No se lo diremos a nadie. - Inclinó la cabeza a un lado: - Puedo enseñarte muchas cosas sobre dar placer a los hombres. Nunca podrás ser mi amante, porque no quiero que me asocien con una asquerosa liberta, pero puedo pagarte por un revolcón. Y no solo yo, Bach aquí seguramente tendrá alguna moneda que darte. Podrías ganar mucho dinero aquí. Muchos clientes ricos. -

Lisa lo miró fijamente. No sentía nada de miedo. El motivo era que ella ya había visto con anterioridad la auténtica lujuria en los ojos de hombres perversos, cuando la examinaban para venderla en el mercado de esclavos. Y los ojos de Filipo, aunque lascivos, todavía eran inmaduros en ese aspecto. Era evidente que estaba fingiendo que le interesaba llevársela a la cama, para lucirse frente a su grupo.

Por un momento estuvo tentada de seguirle el juego para después burlarse de él, pero sabía que, de hacerlo, iría pregonando que ella lo había tomado en serio. Mirando por encima de los hombros del muchacho, reparó en que los demás aprendices del pasillo se habían detenido y observaban la escena con interés.

Filipo se arrimó a ella aún más. Pudo notar su aliento en la cara.

- Lo llamaremos un acuerdo de negocios. - Susurró.

Solo intentaba intimidarla, y comprobar cuánto aguantaba. Bien, Lisa ya había tratado con ese tipo de acoso anteriormente.

- Tienes razón, Filipo. - Dijo Lisa sonriendo seductoramente mientras abría uno de los botones de su escote para exponer un poco de la blanca piel de sus pechos justo a pocos cuando estaban a pocos centímetros del rostro de Filipo. Y al ver esto tan repentinamente, el muchacho abrió los ojos atónito poniendo una expresión de idiota, mientras su cara se tornaba colorada y sin darse cuenta comenzó a respirar de forma entrecortada.

En ese momento quedó confirmado que Filipo nunca esperó realmente que Lisa aceptaría sus insinuaciones. Y lo mismo sucedía con sus compañeros acosadores, sobre todo los hombres, que se quedaron completamente atónitos.

Aunque no podían ver claramente la situación, los espectadores se dieron cuenta de que algo extraño estaba por suceder y el silencio invadió el pasillo mientras todos los aprendices, jóvenes y mayores, esperaban para saber lo que ocurriría.

- He conocido a muchos hombres como tú, deseosos de obtener mi cuerpo. - Continuó Lisa con una sonrisa hechizante y avanzó unos pasos hacia él, bamboleando sus caderas seductoramente: - Uno de ellos se llamaba Forza y fue particularmente persistente. ¿Y sabes qué? Sé exactamente como darles una experiencia que jamás olvidarán. -

Por un instante a todos les pareció que Lisa estaba por pegar su cuerpo al de Filipo para abrazarlo. Pero entonces la joven cerró los ojos hasta volverlos como rendijas y su expresión se llenó de maldad.

Por fin Filipo tuvo un mal presentimiento, aunque llegó demasiado tarde. Antes de que el estúpido pudiese reaccionar, Lisa ya había levantado una mano y, con la velocidad de una serpiente, apresó firmemente la garganta del chico, clavando profundamente sus uñas en su carne. Filipo soltó un grito de dolor y reaccionó llevando sus dos manos hacia su cuello. Sin embargo, nunca llegó a asirla por la muñeca como pretendía, porque la joven necromante inmediatamente deslizó una pierna por detrás del muchacho y lo empujó, poniendo en acción la palanca que acababa de improvisar. Un segundo después, Lisa notó claramente como las rodillas de Filipo se tambaleaban hacia atrás por la falta de equilibrio.

Entonces, en ese instante vital en que Filipo apenas luchaba contra la caída, agitando sus brazos como si fuesen aspas de molino, Lisa aprovechó la oportunidad para propinarle un puntapié con todas sus fuerzas al joven que en ese momento tenía las piernas separadas y consiguió acertarle directamente en las joyas de la familia.

Filipo soltó un grito terrible y se desplomó en el suelo. De inmediato se acurrucó sobre sí mismo, a la vez que se agarraba los testículos adoloridos para protegerlos de un posible segundo ataque. Luego se arrastró lo mejor que pudo, alejándose lo más que pudo de Lisa, al mismo tiempo que gritaba los más terribles improperios que se le ocurrían. Pero no consiguió hacerse escuchar por encima del coro de carcajadas burlonas de los espectadores, que ahora lo señalaban a él mientras se burlaban de su desgracia. Incluso algunos de sus seguidores no pudieron evitar reír un poco a pesar suyo.

Una humillación absoluta.

- Vaya ejemplo de elegancia eres, Filipo. - Declaró Lisa con desdén mientras reacomodaba su postura y su cabellera rubia revoloteó a su alrededor. En ese momento se veía segura y satisfecha consigo misma, al igual que antes de su tragedia. Repentinamente todos recordaron lo hermosa que era y se quedaron en silencio, incapaces de decir nada.

- Si así es como se comportan los hombres de la Casa Terencio, entonces no tienen mejores modales que cualquier patán. - Canturreó Lisa sonriendo risueña, después se dio media vuelta y miró desafiante a los demás aprendices, retándoles a que se atrevieran a tocarla otra vez. Ellos retrocedieron, y cuando el círculo se rompió, Lisa lo atravesó con aire resuelto.

Pero cuando Lisa ya creía que estaba segura, sintió claramente un poderoso pulso de magia a sus espaldas y supo lo que estaba a punto de suceder antes de verlo. De inmediato se dio la vuelta, justo a tiempo para ver como Filipo conjuraba algo parecido a una guadaña hecha de oscuridad y que estaba a punto de dirigirse hacia ella. Era el Filo Umbrío, un conjuro de nivel Adepto bastante avanzado que materializaba parcialmente una espada curva hecha de sombras en forma de hoz, pero con el filo en el lado externo para ataques cortantes frontales. En cierto modo era una versión incompleta del arma que llevaba el Segador Oscuro y solamente podía realizar un corte antes de desaparecer.

Pero definitivamente era un ataque letal y no algo que un aprendiz debería conocer.

Filipo podía ser una basura como persona, pero sus habilidades mágicas eran incuestionables. Lisa simplemente no tenía como defenderse de eso y no había forma de que escapase en ese estrecho pasillo. Se escucharon varios gritos, pero no le prestó atención. Solamente veía los ojos completamente enloquecidos de Filipo que parecía a punto de liberar su poder.

- ¡Prisión Ósea! -

Repentinamente varios pilares óseos emergieron del suelo alrededor de Filipo y se entrelazaron rápidamente a su alrededor como las raíces de un árbol, dejándolo inmovilizado. Las afiladas púas, que normalmente brotaban de la superficie casi inmediatamente para lastimar a su víctima, se demoraron esta vez en aparecer. En su lugar lo hicieron lentamente y de un modo claramente amenazante, pero dándole tiempo a Filipo para que interrumpiese su conjuro y modificase su postura corporal… o arriesgarse a terminar cubierto con miles de heridas.

- ¡Detente ahí! - Exclamó una voz melodiosa.

- ¡Deténgase! - Exclamó otra mucho más ronca y ligeramente desesperada.

La Maestra Fanny había llegado caminando desde el vestíbulo con una mano extendida, mientras mantenía el conjuro defensivo que acababa de salvar la vida de Lisa. Sin embargo, su expresión estaba muy lejos de su candidez habitual y miraba a Filipo con tanta furia que sus ojos parecían a punto de estallar en llamas.

La Maestra Fanny muy enfadada

Por el otro extremo del pasillo avanzaba un profesor de la Facultad Oscura, el vizconde Eben, que aparentemente había estado escondido en una de las aulas cercanas, observando todo lo que ocurría, pero no hizo nada a pesar del acoso sexual o el conjuro asesino. En lugar de eso esperó en secreto y solo salió cuando Filipo estuvo en peligro.

¡Maldito desgraciado!” Pensó Lisa enfadada al verlo, pero no dijo nada porque en ese momento estaba demasiado brumada por sentimientos encontrados, tanto por haber estado a punto de ser atacada como por el hecho de que la Maestra Fanny la hubiese salvado. Afortunadamente su profesora no la estaba mirando, sino que permanecía concentrada en Filipo y el profesor.

- ¡Maestra Fanny! ¡¿Por qué está atacando a un alumno?! - Dijo Eben con un tono autoritario a la vez que hacía un gesto para desatar su poder y destruir la Prisión Ósea, algo que teóricamente debería ser fácil desde afuera. Pero para su sorpresa, el conjuro necromántico resistió firmemente el azote de su poder, lo que revelaba que, contra todo lo que esperaba, la Maestra Fanny era más poderosa que él. Así que cuando volvió a hablar lo hizo con un tono suavizado: - ¿Podría por favor explicarme lo que ha pasado aquí? -

- Es bastante sencillo, vizconde… - Respondió Fanny entornando los ojos: - ¡El Alumno Filipo trató de matar a una de mis estudiantes! -

- ¡Eso no es verdad! - Exclamó Filipo con fuerza pese a estar inmovilizado: - Yo solamente reaccioné por instinto cuando esa furcia… esa alumna me atacó a traición sin motivo alguno. ¡Nunca tuve intención de hacerle daño! -

- Maestra Fanny, yo también creo que esto es un malentendido. - Añadió de inmediato el Maestro Eben: - Filipo Terencio es uno de los mejores estudiantes de la academia y siempre ha tenido una reputación excelente. Estoy seguro de que empleó el conjuro equivocado por equivocación al encontrarse en una situación inesperada. - Y su tono se volvió ligeramente venenoso cuando agregó: - Más bien creo que su estudiante debería disculparse con el joven Filipo por haberlo golpeado sin motivo. Quizá debamos organizar una junta disciplinaria ya que, después de todo, Lisa Addison siempre ha sido conocida por su carácter colérico. -

Fanny soltó un suspiro de exasperación y se cruzó de brazos mientras cancelaba el conjuro. Aunque acababa de llegar, la idea de que un mago pudiese conjurar un ataque de semejante magnitud por “error” le parecía totalmente ridícula. Pero de momento fingió que lo estaba considerando.

En cuanto estuvo libre Filipo trató de dar un paso adelante para decir algo, pero repentinamente dio un traspié y casi se resbala como si estuviese mareado. Inmediatamente corrigió su postura, pero Lisa no dejó de notarlo y le pareció extraño.

Filipo Terencio sacudió la cabeza para despejarla y entonces comenzó a hablar nuevamente, envalentonado por la presencia del profesor, mientras señalaba a Lisa: - Es cierto. ¡Era ella la que me atacó a traición cuando estaba conversando con mis amigos! Conozco las reglas de la Academia. ¡Debería ser expulsada! -

- ¡Vaya que curioso! Tú estabas claramente usando Filo Umbrío contra una estudiante solitaria, mientras que estas rodeado por toda una comitiva de amigos. ¿Y crees que alguien se tragará que tú eras el que se sintió en peligro? - Preguntó Fanny.

- ¡Es la verdad! -

- ¿Insistes en acusar a Lisa? - Volvió a preguntar Fanny tranquilamente.

- ¡Ella me atacó por sorpresa y me defendí! ¡Debe ser expulsada! –

- Muy bien, entonces. ¡Tendremos que investigarlo! -

Filipo Terencio sonrió ufano al escuchar lo que Fanny decía y ya sentía que acababa de ganar: - Por supuesto Maestra, vayamos ahora mismo con el Decano Deo. -

El Maestro Eben también asintió porque estaba seguro de que todo al final resultaría a favor de ellos si era el Decano quien tenía que juzgar.

- ¿Ah? ¿De qué estás hablando? ¿No dijiste que conocías el reglamento? - Preguntó Fanny con tono burló y luego explicó: - La acusación que hiciste es muy seria, Filipo. Y tú tutor no sería el más apropiado para confirmar su veracidad. - Entonces se giró hacia otra persona que se aproximaba: - ¿Quizá el Decano Eldar quiera sugerir a alguien? -

El que acababa de llegar atraído por todo el bullicio era el Archimago Eldar Decano de la Facultad de Magia de la Luz, el mismo que anteriormente felicitó a Fanny luego de la victoria de Bryan en el Torneo de Invierno. Su presencia ahí era puramente accidental y no estaba seguro de lo que sucedía, pero luego sus ojos centellearon cuando entendió lo que la Maestra Fanny quería decir.

- Yo efectuaré la Lectura Mental. - Dijo tranquilamente.

La Lectura Mental era un hechizo de rango Archimago que permitía a otros leer todos los recuerdos que una persona hubiese tenido durante un rango de tiempo inferior a un año. Y mientras se realizaba era imposible ocultar nada. Este hechizo requería del uso de una compleja matriz mágica para funcionar e incluso así era bastante difícil de utilizar. Pero la Academia Babilonia era una de las pocas instituciones en donde podían permitirse usarlo con cierta libertad, aunque naturalmente sólo se reservaba para circunstancias muy especiales, cuando había que hacer una investigación bastante seria.

Filipo tomó aire bruscamente. Fanny miró de nuevo al aprendiz, y le produjo una grata satisfacción ver que el chico había palidecido.

- No, no pretendía… - Farfulló: - Yo no… -

- ¿Estás retirando tu acusación, entonces? - Preguntó Fanny

- Sí - Masculló Filipo: - Retiro mi acusación. -

- Entonces ¿qué ha sucedido realmente? -

- Sí - Añadió el Decano Eldar, con voz sombría: - ¿Por qué estabas conjurando un ataque letal hacia otra estudiante? -

- Por favor, Decano, Maestra Fanny. ¿No será todo esto una simple tontería? - Intervino el Maestro Eben tratando de salir del asunto: - Los jóvenes simplemente estaban discutiendo y quizá Filipo simplemente perdió el control de su magia. -

- Eso no es lo que dijo Filipo y tampoco vi que Lisa utilizase ningún conjuro como para que ahora usted pretenda que ella comparta parte de la culpa. - Objetó Fanny.

- Quizá los atacó usando medios no mágicos. - Argumentó Eben mirando a Filipo en busca de algún tipo de confirmación: - Miren su túnica sucia y su expresión de dolor. -

Pero Filipo simplemente se sonrojó y no dijo nada, porque entonces tendría que admitir que lo golpearon en los testículos, así como los motivos que llevaron a esto. Tal vez podría inventarse alguna historia, pero una gran cantidad de estudiantes habían visto lo que sucedió. Y aunque estaban asustados de él porque el Decano Deo lo protegía, más de uno se le voltearía si parecía que al final era el propio Filipo el que sería expulsado.

- Entonces lo que está intentando decir es que usted cree que la joven Lisa enfrentó a seis estudiantes físicamente porque de algún modo estaba convencida de que sería capaz de derrotar su fuerza combinada a puño limpio. ¿Esa es su teoría, Maestro Eben? - Preguntó el Decano Eldar con un tono claramente irónico.

El vizconde bajó la mirada por la vergüenza.

- Para empezar, ¿porque estaban los seis aquí si ya acabaron las clases del día? - Preguntó Fanny negándose a dejar escapar a Filipo: - Bach y Bella puedo entenderlo, porque sus dormitorios están en esta dirección. ¿Pero qué hacían aquí los estudiantes de la Facultad Oscura? -

- Solo estábamos… explorando. Para divertirnos. -

- Eso no es lo que dijiste al principio. - Intervino Eldar.

Filipo abrió la boca, pero entonces su mirada se desenfocó un instante como si estuviese confundido y volvió a cerrar la boca mientras trataba de no tambalearse. Esta vez todos se dieron cuenta de que el joven parecía estar mal, pero asumieron que simplemente estaba fingiendo y el Maestro Eben prácticamente lo confirmó cuando dio un paso adelante.

- Mi aprendiz ha sufrido una lesión y necesita descanso. Este interrogatorio puede esperar hasta que se recupere. -

- Por favor, Maestro Eben. - Objetó el Decano Eldar ceñudo: - Se supone que Filipo es el mejor alumno de la Facultad Oscura. ¿Quieres que crea que ha sufrido un contra golpe mágico por un conjuro que ni siquiera llegó a ejecutar? ¡Ni que fuese un principiante! Si quieres engañarme necesitas una mejor excusa. -

- ¡No es imposible! ¡El Filo Umbrío es una magia compleja que…! -

- ¡Una magia complejamente letal, profesor! ¡Precisamente por eso debemos investigar! -

- ¡Pero la salud de los estudiantes debe tener prioridad siempre! -

- Tiene razón. - Intervino de pronto Fanny aparentemente de acuerdo, pero antes de que ninguno de los culpables pudiese celebrar, la maestra dijo: - No necesitamos oír las respuestas de Filipo. Porque estoy segura de que Lisa se someterá a una Lectura Mental para probar su inocencia. - Entonces miró directamente a los dos estudiantes de su escuela, quienes tragaron saliva en ese momento y se quedaron completamente mudos. Fanny entonces añadió con un tono en el que combatían la ira junto con una profunda decepción: - También podemos exigir la colaboración de mis estudiantes Bach y Bella, porque daré mi autorización para que pasen por el interrogatorio. -

- ¡No! - Exclamó Filipo.

El Decano Eldar entornó los ojos.

- Si ella está dispuesta, tú no puedes impedirlo, Filipo. -

El aprendiz hizo una mueca, como saboreando algo desagradable.

- Está bien. Se lo contaré. La seguimos para gastarle una broma. Nada peligroso. Solo estábamos… -

- Ya veo. - La voz del Decano Eldar era gélida mientras contemplaba a Filipo: - Tenía una impresión elevada de ti por ser el mejor alumno de la Facultad Oscura, pero parece ser que estaba equivocado. Ahora será mejor que nos expliques en qué consistía esa broma… y ten en cuenta que la memoria de Lisa confirmará o desmentirá cualquier cosa que digas. -

- ¿Qué está sucediendo aquí? - Dijo de pronto otra voz y poco después el Decano Deo apareció rodeado de una comitiva de profesores.

Llegó más rápido de lo que pensaba.

- Este alumno tuyo estaba a punto de utilizar un conjuro ofensivo de alto grado sobre una estudiante. - Explicó el Maestro Eldar: - Filipo Terencio arriesgó la seguridad de todos al conjurar Filo Umbrío para, según sus propias palabras, “gastar una broma”. No sé cómo hacen las cosas en la Facultad Oscura, pero me parece que un intento de asesinato no califica como broma. -

- Ya veo. - Respondió Deo sin inmutarse: - Me encargaré de investigar todo los sucedido y daré los castigos pertinentes. Muchas gracias por su ayuda, Decano Eldar. -

- No es apropiado que sea un tutor suyo quien lo haga. - Objetó el Decano Eldar: - Estaba a punto de iniciar el interrogatorio… -

- Me temo que a mí me corresponde decidir al respecto, porque el alumno en cuestión pertenece a mi facultad. - Lo interrumpió el Decano Deo: - Además, debido a la rivalidad de nuestras respectivas disciplinas algunos podrían objetar. Considera que me estás haciendo un favor personal y deja que yo me ocupe. -

- ¡Pero…!

- Ten por seguro que seré muy concienzudo y ecuánime en mi interrogatorio. -

El Decano Eldar parecía querer discutir, pero al final decidió no hacerlo. Seguir adelante podría suponer un terrible enfrentamiento con un colega y estaba fuera de lugar que lo hiciese.

- De momento suspenderé a Filipo durante un par de meses y denegaré el acceso a las secciones de esparcimiento. - Dijo el Decano Deo con parsimonia: - Ya veremos si incrementamos su penitencia dependiendo de lo que revelan las investigaciones. -

La maestra Fanny temblaba de indignación porque para todos era evidente que el decano no pretendía investigar el asunto realmente y eso era todo el castigo que Filipo Terencio recibiría. ¡Una suspensión por un intento de asesinato! Por más que hubiese sido producto de una ira irracional en lugar de un intento premeditado, la situación era descaradamente absurda. La hermosa profesora estaba a punto de comenzar una acalorada discusión, cuando Lisa le sujetó la manga de la túnica para llamar su atención y le dijo:

- Está bien, yo misma me ocuparé de este asunto. -

- ¡Pero Lisa! -

- No necesito su ayuda, Maestra. Ya hizo suficiente por mí. -

Y antes de que nadie pudiese decir algo más, Lisa dio media vuelta y se marchó rápidamente. La Maestra Fanny extendió la mano para detenerla, pero un dolor en el corazón la hizo parar y finalmente soltó un suspiro de impotencia. Para entonces Deo y los profesores que lo acompañaban ya se habían marchado llevándose a Filipo. Ahora solo estaban ahí los estudiantes Bach y Bella, temblando ligeramente por el miedo.

- ¡Bach! ¡Bella! - Dijo Fanny de pronto volviéndose hacia sus estudiantes.

- ¿Sí? -

- ¡¿Maestra…?! -

- ¿Ustedes participaron en esto? - Preguntó Fanny mirándolos con ira.

- No… Nosotros… -

- Lo que pasó es que… -

- ¡Ambos están suspendidos durante un mes e informen a sus familias que desde este momento están en Periodo de Prueba! - Sentenció Fanny antes de que los dos pudiesen decir algo más: - ¡Sí sus calificaciones no se encuentran entre los cinco primeros para los próximos exámenes, serán expulsados por su bajo rendimiento! -

- ¡¿Por qué…?! -

- ¡Eso no es justo…! -

- ¿De verdad lo creen? - Los interrumpió Fanny con un tono colérico: - ¡Ya que tienen tiempo de reunirse con unos matones para acosar a una de sus propias compañeras, imaginé que sabrían toda la teoría mágica de este semestre al derecho y al revés! Pero no se preocupen, no les será difícil aprobar siempre y cuando sus compañeros los ayuden a estudiar. - Luego añadió con frialdad: - Si es que aún queda alguno dispuesto a darles una mano. -

Tras decir esto, también ella se marchó dejando solos a los consternados estudiantes.

*****

Al principio estaba corriendo en dirección a los dormitorios, pero las lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos y Lisa no quería que nadie la viese llorando, así que se dirigió al aula más cercana, confiando en que nadie estuviese presente. Tuvo mucha suerte de que así fuese. Lisa entonces se dirigió al último pupitre para sentarse, apoyó el rostro contra la mesa de madera, cruzo los brazos y finalmente pudo entregarse a un llanto desgarrador.

Por primera vez en mucho tiempo las emociones estaban desbordándola por completo: Miedo a lo cerca que estuvo de morir, vergüenza por haber tenido que ser rescatada por la maestra Fanny, arrepentimiento por no haberle agradecido debido a su orgullo, indignación por el comportamiento del Decano Deo, un asco tremendo hacia Filipo Terencio y todos sus compinches.

Pero sobre todo sentía impotencia por no tener ninguna fuerza real con la que oponerse a todos esos miserables y defender por sí misma su honor.

Lisa entristesida

Lo único que le consolaba era saber que Bryan no podía verla en ese estado. Nunca querría que él supiese lo patética que era. Lo indefensa que estaba. Deseaba verlo de nuevo más que nada en el mundo, pero no soportaba la idea de que fuera de ese modo, nuevamente suplicando su protección y compasión.

Con el tiempo Lisa finalmente llegó a entender que el sentimiento de Bryan hacia ella siempre había sido uno de protección, gratitud y un cierto grado de culpa, pero definitivamente no era amor. Eso era lo que más necesitaba cambiar. Lisa quería que él llegase a desearla como a una mujer, en lugar de simplemente ver en ella a una niña que constantemente necesitaba su protección. Por eso no deseaba la ayuda de otros para resolver este asunto, pero no tenía idea de cómo solucionar el problema.

¿Realmente podía ser digna de ser la compañera de Bryan y caminar por el mismo sendero que él, si ni siquiera podía lidiar con Filipo Terencio?

Lisa continúo derramando lágrimas mientras imaginaba más de mil formas dolorosas de vengarse, todas ellas inviables, cuando de repente la puerta del aula se abrió y el Maestro Gene asomó su cabeza temerosamente por el umbral.

- ¿Lisa? ¿Podemos hablar? -

La joven le pidió que esperara y se limpió el rostro lo mejor que pudo con un pañuelo para disimular, aunque sabía que no engañaría a nadie con los ojos enrojecidos. El maestro Gene entró con cuidado y cerró la puerta para que nadie los escuchara, aunque se quedó cerca del umbral.

- Me enteré de lo que sucedió. ¿Te encuentras bien? -

Lisa lo miró con incredulidad por un momento. ¿Cómo podía el Maestro hacerle esa pregunta si realmente sabía lo que acababa de ocurrirle? Su expresión debió revelar lo que la joven pensaba, porque el Maestro Gene rápidamente se aclaró la garganta y se corrigió:

- Cof. Cof. Tienes razón, es una pregunta un poco estúpida. Permíteme volver a intentarlo. ¿Te has lastimado? ¿Necesitas algo? ¿Hay alguna amiga a la que pueda llamar para que te haga compañía? -

- Ahora mismo solo me gustaría estar sola. - Respondió Lisa algo irritada.

- ¡Sí…! ¡Ya veo…! - Balbució el profesor en respuesta, pues claramente no estaba muy acostumbrado a este tipo de conversaciones. Luego miró de un lado a otro y dio un paso adelante para ingresar, aunque inmediatamente pareció arrepentirse y se volvió para marcharse, solo para volver a dudar y regresar sobre sus pasos.

Era evidente que quería decir algo, pero no se atrevía.

Finalmente, Lisa soltó un suspiro y decidió animarlo a explicar lo que quería de una buena vez, aunque sólo fuese para que se marchase más rápido.

- ¿Hay algo más que desee comentarme, Maestro Gene? -

- Si… bueno… - Dijo Gene todavía dudando, pero finalmente respiró y exhaló con fuerza para tranquilizarse antes de comenzar a explicar: - Soy muy malo para estas cosas, así que lo diré sin más rodeos: Lisa, lo estuve pensando mucho. Créeme cuando te digo que lo he meditado. Y después de una larga consideración he llegado a una conclusión. -

- ¿Y cuál es esa conclusión, Maestro? -

- Creo que la mejor oportunidad que tendrás para solucionar este problema con Filipo Terencio es… que lo desafíes a un duelo. -

- ¿Qué? - Preguntó Lisa creyendo que había escuchado mal.

- Tienes que pelear - Explicó Gene pausadamente: - Un desafío formal en la Arena de la Facultad Oscura. -

- … -

- Ese chico sólo aprenderá si le dan una buena tunda en frente de todo el mundo. -

- Maestro Gene, hace cincuenta años que en la Arena no ha habido un duelo singular entre dos magos y ambos eran adultos, no aprendices. - Dijo Lisa en cuanto estuvo segura de que el profesor no estaba bromeando.

- Pero tampoco hay ninguna norma que prohíba los duelos formales a los aprendices. - Dijo Gene sacando un libro de reglamentos: - Por supuesto, es un riesgo. Si pierdes, el acoso probablemente será peor. Pero hay momentos en que todos tenemos que luchar para defender lo que es correcto. -

- Maestro Gene… ¿Usted precisamente me está recomendando que pelee contra un estudiante que es mucho más fuerte y en frente de toda la Academia? - Preguntó Lisa.

- La destreza puede someter a la fuerza. - Recito Gene recordando uno de los pasajes de Historia de la Magia: - Creo que, si entrenamos juntos, puedes encontrar un modo de vencer a Filipo. -

- ¿Cree que puedo ganar? - Continuó Lisa mirándolo con una ceja levantada y dando a entender que pensaba que su profesor se había vuelto loco.

- Bueno… estoy casi seguro. - Respondió el profesor dudando: - Pero no te preocupes, porque te entrenaré personalmente para… -

- Con todo respeto, Maestro Gene. - Lo interrumpió Lisa: - Usted no pelea. Quiero decir, jamás lo he visto peleando contra… nadie, mucho menos contra un oponente más fuerte. ¿Cómo puede entrenarme para vencer a Filipo Terencio en un hipotético duelo, cuando usted mismo siempre ha preferido evadir cualquier conflicto? -

- Muy bien, haz lo que digo no lo que hago. - Dijo Gene alzando las manos como si se estuviese rindiendo y comenzó a hablar con una inusitada franqueza: - Es cierto que soy un cobarde y un mediocre, por eso solo enseño los cursos más básicos. Pero también hay cosas en las que soy muy bueno. Y la primera de todas es que sé muy bien cómo reconocer a alguien que es mucho más talentoso que yo, con la esperanza de aprovecharme de su futuro éxito. -

- Eso… es muy rastrero… quiero decir… valiente… si, digamos que es valiente de admitir. - Balbuceó Lisa divida entre el asombro y la exasperación por la barbaridad que el Maestro acababa de decir.

Afortunadamente para su paz mental, Gene estaba tan concentrado en elaborar su argumento, que no se dio cuenta del desprecio de su alumna.

- Por eso créeme cuando te digo, que tú, Lisa, tienes el potencial para vencer a ese Filipo Terencio, si sigues el método correcto. -

­- Ajá… - Respondió Lisa con cuidado, como si temiese estar hablando con un orate: - ¿Y cuál es el método correcto? -

- Bueno, ese es el problema, yo mismo no lo sé porque no soy un buen peleador. - Admitió Gene y rápidamente continuó antes de que Lisa se enfadase: - Pero estaba pensando en usar el método de Bryan. -

- ¿El de Bryan? - Pregunto Lisa incapaz de contener su curiosidad al oír el nombre de su amado.

- Sí, lo estuve pensando durante mucho tiempo mientras trataba de entender cómo fue que ese joven consiguió llegar tan lejos. Y después de darle muchas vueltas lo único que se me ocurrió es que él siempre estaba enfrentándose a situaciones u oponentes que lo superaban. A veces por mucho. - Explico Gene lentamente: - Ahora bien, yo soy un necromante muy mediocre, pero aún soy un Adepto y alguien más poderoso que Filipo Terencio. Así que creo que, si te enfrentas a mí todos los días hasta utilizar toda tu Fuerza Mental, terminarás volviéndote más fuerte… ¡Lo suficiente como para vencerlo! -

- ¿Ese es su plan? ¿Qué yo luche contra usted sin descanso hasta que mejore lo suficiente como para vencer? - Preguntó Lisa luchando para contener el sarcasmo en su tono.

- No sólo eso. También deberías pensar en una estrategia. -

- ¿Está hablando en serio? -

- ¿Te parece mala idea? - Preguntó Gene nervioso.

- Eso no es una idea. Es… ¡improvisar! -

- ¡Pero así es como lo hizo Bryan, por lo menos eso creo! - Argumentó Gene a toda prisa, sin rendirse ni ceder en su razonamiento: - ¡De tanto luchar acabó desarrollando una mayor fuerza y también inteligencia para pelear! -

- ¡Eso es lo más ridículo que…! - Comenzó a gritar Lisa, cuando de repente recordó algo que Bryan le había dicho en cierta ocasión.

El motivo por el cual yo he progresado tanto y tan rápido se debe a que nunca me detengo a descansar. Siempre estoy entrenando. ¿De verdad te sorprende que avance tan rápido?

Invertí toda mi inteligencia y voluntad en mis estudios, lo cual me hizo descubrir que todo lo que se dice acerca de la debilidad de la Necromancia es una simple mentira o, mejor dicho, falta de imaginación. ¡Esas son tonterías, Lisa! Nada más que excusas de personas mediocres que no pueden pensar en otras formas de aplicar nuestra magia.

- Es cierto… Bryan dijo algo como eso. - Susurró Lisa y luego miró a Gene sonriendo: - ¡Creo que usted tiene razón, Maestro! -

- ¿En serio? - Preguntó Gene dudando, pero luego se corrigió: - ¡Por supuesto que la tengo! ¡No por nada soy tu profesor! Entonces… ¿estás dispuesta a entrenar? ¡Te advierto que seré muy estricto! -

- ¡Lo haré! - Asintió Lisa emocionada: - ¡Juntos le daremos una lección a ese miserable! -

- Bueno, juntos no… Yo no puedo enfrentarme al Decano Deo y él no puede saber que te estoy entrenando. - Aclaró Gene rápidamente: - Pero pienso que podemos usar la sala de entrenamiento más alejada durante las tardes y así te enseñaré todo lo que sé sobre el combate sin que nadie lo note. -

- Jajaja, si, lo entiendo. - Dijo Lisa incapaz de contener una carcajada. Gene seguía siendo el mismo cobarde de siempre, pero precisamente por eso estaba demostrando mucho valor al arriesgarse de ese modo por ella, cuando no tenía nada para ganar. Y precisamente porque sabía esto, Lisa comenzó a valorar más que nunca a este profesor.

- ¡Muchas gracias, Maestro! -

Gene la miró sorprendido. No estaba seguro del por qué, pero por algún motivo la forma en que Lisa lo llamó maestro le pareció mucho más auténtica de lo que jamás había experimentado desde que enseñaba en la Academia Babilonia.

Y no era un sentimiento desagradable.

Lisa y el Maestro Gene

(Gracias al Lector Marcos que realizó el dibujo con IA)

Nota del Traductor

Hola amigos, soy acabcor de Perú, uno de los países con mayor diversidad cultural del mundo y es miércoles 17 de Enero del 2024.

Bueno, lo primero que quiero mencionar de este capítulo es la asombrosa imagen qué conseguí gracias a la ayuda de un amigo lector que conocí en el chat del Instagram de nuestra comunidad llamado Marcos, quien muy generosamente la generó utilizando una IA y encima lo consiguió en tan solo una tarde usando una que es gratuita. ¡Todo un PRO!

Esto es algo que yo intenté muchas veces, pero lamentablemente soy un cero a la izquierda cuando se trata de este tipo de tecnología, de hecho, recién anteayer comencé a utilizar ChatGPT en un intento de encontrar un modo de organizar mejor toda la información que tengo en la novela, usándolo como asistente. Demás está decir que fracasé épicamente, primero porque no me dejaba ingresar mucho texto, pero también porque me molestaba mucho todos los cumplidos que me daba la inteligencia artificial, los cuales no sonaban muy honestos ni sinceros. Aunque también es cierto que me entretuve demasiado tratando de quebrar… quiero decir, buscar los límites, del algoritmo al hacerle preguntas bastante complicadas sobre filosofía y ética, hasta que por fin conseguí que me empezara a dar respuestas divergentes. ¡Toma eso futura skynet! Después de eso me animé a tratar de usar SeaArt y luego de varios días conseguí hacer la imagen de la Maestra Fanny atacando, pero fue la que mejor me quedó y en ningún momento conseguí exactamente lo que quería.

Pese a todo, me pareció que las IA podían ser un asistente bastante interesante, sobre todo para ayudarme a recordar todos los conjuros, sistemas de magia, personajes y lugares que he escrito hasta el momento, sin tener que hacer él tedioso proceso de ponerme a revisar todos los capítulos pasados cada vez qué tengo una duda. De hecho, el propio glosario de términos y la lista de personajes son una de las partes más difíciles de escribir y quisiera muchísimo que un robot lo hiciera por mí. Lamentablemente las pocas IA de escritores que he consultado exigen como pago mensual mucho más dinero del que yo gano escribiendo esta novela, así que seguiré con mi primitiva libreta de notas de momento.

Ahora sí hablemos un poco de este capítulo. Fue bastante difícil para mí escribir la escena de bullying sobre todo contra una mujer, precisamente porque me costaba imaginar la situación. Y es que, no es por presumir, pero la gente con la que crecí era fundamentalmente decente y lo peor que podía ocurrir entre un hombre y una mujer era que uno le pusiese un apodo vergonzoso al otro. De modo que tuve que consultar principalmente con mujeres y estas me contaron cómo funciona el acoso cuándo es un hombre el que está molestando a una chica. Según ellas, se divide principalmente en 2 aspectos: el primero es que el chico se burla de la chica diciéndole que es poco femenina o poco atractiva. El segundo es que la agreda física y hasta sexualmente.

Finalmente, para obtener más referencias, me decidí a buscar fuentes para inspirarme y nuevamente recurrí a la obra de Trudi Canavan, porque usa puras protagonistas femeninas. Ahora bien, Trudi no escribe muy bien, así que no podría recomendar sus obras. Tampoco es que sean malas, pero le faltan mucha sustancia en mi opinión y tienen esta onda un poco feminista de la era Pre- Crepúsculo, el cual fue publicado 4 años después. Aún así, si alguno está interesado en revisar su obra puede buscar su trilogía de las Crónicas del Mago Negro, que, aunque se llama así, como ya dije la protagonista siempre es una mujer de los barrios bajos en casi todas sus novelas según tengo entendido.

Todas estas fueron las fuentes de inspiración que tuve para escribir tanto el acoso que sufre Lisa como la escena definitiva en la que Filipo Terencio trata de abusar de ella y también los eventos más importantes. Además, quería que la maestra Fanny interviniese en algún momento, porque tiene sentido dado que su personaje es la de alguien que siempre se ha preocupado por sus estudiantes. Y sería muy extraño que no hiciese nada por Lisa. Pero tenía que hacerse de tal modo que no solucionase el acoso y por ese motivo preparé toda esa escenificación en la que incluso aparece un personaje del pasado intentando hacer justicia, pero sin conseguirlo debido a la inoportuna llegada del decano Deo.

La Lectura Mental es un recurso que se mencionó muy brevemente en el capítulo 93, aunque en aquel momento no profundicé mucho al respecto. Naturalmente quería ponerle algunas limitaciones de inmediato porque si no uno no entendería que se pudiesen guardar secretos en la política del imperio itálico. Además, hay que recordar que en aquella ocasión el asunto no era tan serio, porque el estudiante llamado… bueno, la verdad es que no me acuerdo y me da flojera buscarlo ahora, precisamente por eso es que me gustaría tener la ayuda de una inteligencia artificial; pero lo importante es que la situación en aquella ocasión no era tan seria como un intento de asesinato a plena luz del día y por eso solo se mencionó de pasada. En esas circunstancias sí se justifica qué Fanny sugiera el uso de un recurso extremo, el cual lamentablemente no llegamos a ver.

Ahora bien, el clímax de este capítulo definitivamente es la entrada del maestro Gene, a quién hago dudar constantemente en sus diálogos porque está actuando de un modo que rompe su personaje hasta el momento. Y es que ningún cambio se da de la noche a la mañana, así que no podía presentar a una persona decidida, sino más bien a alguien que está haciendo todo lo que puede por hacer lo mejor posible.

Bueno hay pocas imágenes en este capítulo, pero creo que la que nos proporcionó el lector Marcos es más que suficiente. Es verdad que el Maestreo Gene que aparece ahí es demasiado viejo, pero luego de horas tratando de hacerlo yo mismo puedo dar testimonio de lo difícil que es conseguir algo coherente con esos programas. Además, aunque ocurren muchos eventos, todos los eventos se dan en un entorno con el cual ya estamos familiarizados. Así que dudo que se necesiten más.

Pero déjame saber tu opinión en los comentarios: ¿Qué te pareció lo acontecido? ¿Te gustó como Lisa humilló a Filipo? ¿Qué tal viste a la Maestra Fanny demostrando su autoridad y poder? ¿Qué opinas sobre cómo acorraló a Filipo con la amenaza de la Lectura Mental? ¿Crees que Filipo realmente estaba actuando cuando pareció perder el equilibrio o realmente le ocurrió algo? ¿Te pareció coherente la intervención de Deo en el contexto de su corrupción? ¿Se entendió bien por qué Lisa desea solucionar el problema por su cuenta? ¿Y que te pareció el Maestro Gene y la solución que plantea?

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¡Nos vemos en el siguiente capítulo!