73 ¡Qué me haz hecho!¡Pervertido! (+18)

Este capítulo tiene contenido de naturaleza erótica que puede no ser del agrado de todos los lectores. Se recomienda discreción.

La medianoche había llegado cuando Grover irrumpió en la habitación seguido por un nutrido grupo de guardias del Gremio Mercante de Boozt.


 - Si el objetivo era matarme a mí, entonces no tiene sentido que ambos estén muertos. Seguramente el asesino vino específicamente para matarlos a ellos… ¡Maldita sea! ¡¿Quién lo hizo?!¡¿Quién lo hizo?! Me he gastado una fortuna manteniendo a estos dos y pagándoles el mejor equipo. ¡Ahora todo se ha ido por el drenaje! ¡Y ustedes! ¡¿Para qué demonios les pago?! ¡¿Cómo es que ninguno se dio cuenta de que un asesino se había infiltrado en mi casa?! - Al principio Grover se quedó parado mirando los cadáveres con una expresión lívida mientras trataba de entender lo que había ocurrido, pero de repente comenzó a gritar furiosamente mientras recorría la habitación de un lado a otro, lanzando de cuando en cuando unas miradas coléricas sobre el grupo de guardias, que parecieron encogerse ante su ira.


- Maestro Grover, este asesino era sumamente habilidoso. No solamente consiguió evitar que mi barrera de viento lo detectara, también asesinó a Darnell ya Yuna en muy poco tiempo. Todo esto prueba que se trata de alguien con un poder muy superior al que hubiésemos podido anticipar. - Uno de los magos se apresuró a responder, aunque su expresión parecía enferma.


Luego de unos momentos, Grover finalmente exhaló un suspiro y consiguió calmarse de nuevo, entonces miro al mago y hablo con un tono conciliador: - Creo hablé un poco demás. Tienes razón Ellis, si el asesino pudo matar a estos dos tan rápido no había forma de que los guardias consiguieran descubrirlo a tiempo. -


El mago no respondió, en cambio se aproximó a los cadáveres con una mirada inexpresiva y comenzó a examinarlos. De pronto detuvo la mirada en el cuerpo de Darnell, específicamente en su mano izquierda y dijo: - Mire maestro, el asesino amputó el dedo medio de Darnell. Creo que ahí es donde llevaba su Anillo Espacial. ¿Qué puede decirnos esto? -


- No sólo es el Darnell, también falta el que Yuna siempre llevaba consigo. ¿Puede ser que este asesinato en realidad fuese un robo que salió mal? - Grover también parecía un poco confundido.


- No, creo que eso es imposible. - Ellis negó categóricamente y continúo examinando el entorno mientras explicaba. - Si realmente quería cometer un robo, jamás hubiera escogido enfrentarse a estos dos al mismo tiempo, porque todos saben que su espacialidad era combatir en equipo. Por no mencionar que en las bóvedas del Gremio hay objetos mucho más valiosos que cualquier cosa que tuvieran Darnell y Yuna. Si el asesino fue lo bastante hábil como para matar a ambos sin que nadie lo notara, entonces también podría haber llegado hasta las bóvedas sin ser detectado. -


Grover sopeso las palabras de Ellis y asintió con la cabeza. Entonces habló con una expresión despiadada: - Si esto no es un robo, entonces tiene que ser cosa de mí querida sobrina Phoebe. Parece que finalmente llegó al punto en que no pudo soportarlo más. Sí, estoy seguro de que ella debe estar detrás de esto. Además, Darnell y Yuna ya intentaron asesinarla en una ocasión, aunque al final tuvieron que retirarse, y seguramente mi sobrina los reconoció. -


Ellis frunció el entrecejo mientras recordaba y respondió muy despacio, tratando de deducir lo que ocurrió: - Si, la forma en que Darnell miraba a la Señorita era demasiado lujuriosa. Incluso yo me daba cuenta, aunque pocas veces estuve con ellos en un mismo lugar. La Señorita puede ser joven, pero nunca ha sido estúpida y seguramente le bastó dar un vistazo a los ojos de Darnell para saber quién la estaba atacando.


El asesino pudo haber matado a cualquiera, pero únicamente estos dos han muerto, esto es prueba suficiente de lo que ha pasado. Solo que… parece que este asesino es un poco codicioso, o no se hubiera detenido para llevarse los Anillos en medio de una situación tan peligrosa. ¿En dónde encontraría la Señorita a un Ejecutor tan particular? -


Grover también comenzó a reflexionar y ambos se quedaron en silencio durante un rato. Después el rostro del terrible anciano se oscureció y habló con tono gélido pero lleno de odio: - Yo sé quién fue. Tiene que ser ese tal “Bryan”, ese maldito muchacho que se las arregló para matar a los asesinos de “Sombra Fantasmal” hace un tiempo. Los guardias me contaron que ese chico se apareció con el pretexto de hacer negocios con Fabián, así que es obvio que necesitaba dinero. Y si es lo bastante bueno como para despachar a tres asesinos profesionales por sí solo, entonces no sería raro que tuviera las habilidades para matar al mismo tiempo a Darnell y a Yuna.


¡Maldita seas, querida Sobrina! ¿Bajo qué piedra encontraste a un talento tan raro? He gastado recursos y comprado información por toda la ciudad, pero todavía no sé nada concreto acerca de los orígenes de ese joven ni he podido averiguar en dónde diablos se ha estado escondiendo. Todos los que lo siguieron afirman que tras dejar el Gremio la última vez desapareció como si se lo hubiera tragado la tierra. Ninguno de mis espías ha podido encontrar su rastro o simplemente decirme en dónde vive. Esto será bastante difícil. -


Ellis asintió con lo cabeza: - Creo que el maestro tiene razón, tiene que ser ese chico y eso significa que tenemos que deshacernos de él a toda costa. Si no nos encargamos de esto primero, podríamos acabar muertos en un momento de descuido. -


El rostro de Grover reveló una expresión siniestra, luego comenzó a hablar muy despacio con una voz fría y macabra: - Muy bien, entonces transmíteles mis órdenes a todos nuestros hombres. Por el momento la muerte de Phoebe ya no es prioridad. Ahora mismo todos deben enfocarse en encontrar cualquier información sobre el paradero de ese chico, su lugar de origen, familia, amigos… Maldita sea. ¡Si tuvo un perro cuando era niño, quiero saberlo! Esta es la segunda vez que ese miserable se atreve a arruinar mis planes, así que voy a hacer de su existencia un verdadero infierno en vida. -

*****

Y mientras tanto, ese Bryan tan profundamente odiado por Grover ya se había alejado bastante del Gremio Mercante de Boozt y corría por las calles más oscuras que encontraba en su camino mientras arrastraba a Phoebe consigo, tratando de dirigirse a su mansión en el sector Norte de la Ciudad.


Algo muy raro estaba pasando con Phoebe, porque desde que escaparon no había dicho ni media palabra y parecía estar un poco confundida. Además su mano se sentía caliente, como si una fiebre muy fuerte estuviera manifestándose. Pero Bryan no se sentía lo suficientemente seguro como para detenerse a examinarla y continuó arrastrándola para moverse lo más de prisa posible. Ambos iban vestidos con esos trajes para infiltrarse, por eso creía que lo mejor era perderse entre las callejuelas más intrincadas y oscuras para desorientar a cualquiera que pudiera reconocerlos.


Pero conforme se acercaban al opulento sector Norte de la Ciudad los guardias también comenzaron a aparecer con más frecuencia en su camino y eso les obligaba a tener que evadirlos constantemente. Phoebe siempre se había desplazado con la misma agilidad y velocidad que Bryan, pero por alguna razón sus pasos parecían erráticos mientras que la temperatura de su cuerpo continuaba aumentando más y más.


Viendo que no tenía más opciones, Bryan sujetó a Phoebe y la cargó sobre su espalda sin siquiera preguntarle si estaba de acuerdo o no. Y como se hacía más difícil avanzar sin llamar la atención de la guardia, decidió renunciar a la idea de llevarla de vuelta a su mansión y en su lugar se dirigió al antiguo cementerio que estaba detrás de la Academia Babilonia.


Era el lugar más tranquilo que Bryan conocía y sabía que esas horas nadie rondaba por ahí. Además, estaba muy familiarizado con el área, por eso fue el primer sitio que vino a su mente cuando pensaba en donde ocultarse temporalmente hasta que pasara la crisis.


En poco tiempo consiguió rodear el Sector Norte de la ciudad con Phoebe a la espalda y se adentró en medio de un estrecho sendero de tierra que atravesaba un pequeño bosque de árboles. Esa ruta le permitiría llegar a las montañas junto a las cuales se había construido el cementerio, pero justo en ese momento sintió algo muy extraño en su espalda y se dio cuenta de que Phoebe estaba tratando de quitarse la ropa, aunque le constaba conseguirlo. Entonces comenzó a mover sus manos de forma inconsciente sobre el cuerpo de Bryan, como si quisiera sentir cada parte de él.


Obviamente esto lo sorprendió bastante y tuvo que detenerse. Mientras trataba de pensar en qué hacer, sintió claramente que Phoebe estaba presionando sus hermosos pechos con mucha fuerza contra su espalda y casi se perdió en la maravillosa sensación de ese par de suculentos atributos femeninos. De inmediato su corazón se encendió con la intensidad de una hoguera incontrolable y por poco perdió la cabeza. Al mismo tiempo las inquietas manos de Phoebe comenzaron a acariciar los hombros y el torso de Bryan, provocándole una sensación tan estimulante que estuvo a punto de perder el sentido, sin que pudiera hacer nada para evitarlo.


Finalmente, no pudo más y bajó a Phoebe de su espalda. De repente estaba sosteniendo a esa hermosísima muchacha, que parecía muy dispuesta a ello, y no pudo evitar empujarla con fuerza contra un árbol cercano. Entonces comenzó a recorrer todo el cuerpo de Phoebe con sus manos, acariciando todas sus áreas prohibidas sin ninguna sutileza. Aunque una parte de él le decía que tenía que detenerse, su cuerpo simplemente no quería escucharlo.


A través del ajustado traje que habían elegido para infiltrarse, era muy fácil que Bryan sintiese las maravillosas curvas de Phoebe. Sus pechos eran firmes al tacto, pero también suaves y muy hermosos. Su forma se alteraba constantemente cada vez que los acariciaba. Y cuando una de sus manos comenzó a desplazarse entre los deliciosos muslos de la muchacha, para finalmente encontrar su camino hacia su fogosa entrepierna, el estímulo fue tan fuerte que atacó los sentidos de Bryan, haciéndole querer experimentar más y más. De nuevo sintió que su instinto le gritaba que algo estaba mal con él y que tenía que detenerse, pero el cuerpo de esa mujer era como una droga deliciosa que no podía dejar de palpar y saborear.


Phoebe había perdido por completo toda su actitud altiva y pudorosa. En ese momento sus ojos brillaban llenos de la tentadora sensación del deseo. Su rostro increíblemente hermoso parecía arder de pasión al sentirse tocada y Bryan sintió que el corazón le daba un vuelco por contemplar tanta belleza. La débil fragancia de jazmín, que emanaba de ella cada vez que exhalaba por su boca abierta, provocó que se sintiese como un león en celo. Estaba a punto de perderse por completo en el maravilloso abismo de su deseo.


Dio un fuerte tirón con su mano derecha y arrancó un trozo del traje de Phoebe. Entonces tuvo ante sus ojos el maravilloso espectáculo de esos hermosos pechos desnudos, que parecieron florecer ante él como las frutas más exquisitas. Un único punto de color rojo rosáceo coronaba las cimas de esas sublimes cumbres.


A estas alturas no tenía ninguna intención de contenerse más y apretó su mano con fuerza sobre uno de esos pechos para perderse en la sensación cálida de su tacto. Fue lo más maravilloso que había experimentado en su vida y sintió que necesitaba poseer a esta mujer desesperadamente. Tenía que ser suya, ahí mismo y para siempre.


- Auh... mmm. -


En ese momento la pequeña boca de Phoebe emitió una débil protesta, casi imperceptible. Sus lindas cejas se curvaron un poco por la sensación de dolor que provenían de sus pechos y no pudo evitar soltar un quejido, aunque no hizo nada para detenerlo.


Tal vez fue porque una parte de él realmente se preocupaba por ella o quizá porque no esperaba ver sufrir a una chica que normalmente era tan fuerte. Pero ese débil quejido fue suficiente para que Bryan recuperara la lucidez por un instante y detuviese su avance sobre el cuerpo de Phoebe. Mientras trataba de recomponerse recordó de pronto el extraño aroma que flotaba en el aire cuando estaban terminando el asesinato, el mismo que él también había respirado sin querer. Entonces supo que ambos estaban sufriendo los efectos de un afrodisíaco. Sólo eso podía explicar por qué le estaba costando tanto mantenerse consiente.


Mientras pensaba a toda velocidad, Bryan consideró los pros y los contras de dejarse llevar por la pasión en ese momento. Al final tomo una decisión definitiva y sujetó a Phoebe con firmeza entre sus brazos para cargarla como una princesa. Luego apeló a cada fragmento de autocontrol que pudo reunir para avanzar con resolución y adentrarse entre los árboles.


Por suerte estaba muy familiarizado con el terreno y en poco tiempo llegó a un arroyo sinuoso que nacía de una corriente subterránea. Su cauce era bastante estrecho y no estaba seguro de dónde terminaba, pero sabía que era poco profundo, porque había tenido que cruzarlo con frecuencia.


Tan pronto como escuchó el ruido del arroyo Bryan caminó directamente hasta adentrarse en las aguas. Como el invierno estaba por caer, el clima era extremadamente frío y a esas horas de la madrugada las aguas estaban heladas. Una vez en medio del arroyo, Bryan bajó a Phoebe y de inmediato se puso a mojar su rostro hasta que la chica comenzó a toser y estornudar. Luego él mismo sumergió toda la cabeza en agua fría, entonces sintió que sus ansias se reducían y estuvo seguro de que podría controlar su cuerpo.


- Cof... Cof... -


Después de toser unas cuantas veces la mente de Phoebe comenzó a recuperar la conciencia lentamente. Finalmente, el intenso rubor desapareció de su rostro y su mirada errática volvió a enfocarse.


- ¿Dónde?... ¿Dónde estoy? ¿Por qué estoy aquí? -  Phoebe miró a su alrededor confusa y tuvo necesidad de volver a estornudar. Pero cuando bajo la cabeza descubrió con horror que sus dos pechos estaban totalmente expuestos al aire libre de la noche. De inmediato la conmoción se apoderó de ella y se quedó paralizada mirando su propia piel blanca como la nieve… pero sólo por un instante. 


“¡PLAP!”


Una sonora bofetada cayó sobre la cara de Bryan con la suficiente fuerza como para hacerle voltear la cabeza. El rostro de Phoebe comenzó a manifestar todas las gamas de ira que era capaz de sentir una mujer, hasta el punto en que ya empezaba a parecerse a una locura feroz que luchaba por contener. Finalmente gritó: - ¡¿Qué me has hecho, maldito pervertido?! -


La intensidad de su ira sorprendió bastante a Bryan, y esa misma sorpresa se entremezclo con la culpa que involuntariamente se arremolinaba en su interior, provocando que fuese incapaz de pronunciar una respuesta coherente. Así que sólo pudo balbucear algo sin sentido mientras miraba estúpidamente a la chica que parecía a punto de perder la cabeza. 


Al ver su reacción Phoebe debió pensar que le había ocurrido lo peor, porque de repente comenzó a llorar mientras se arrojaba contra él y comenzó a golpearlo con los puños y los pies, como una niña enojada. Esto dejo aún más estupefacto a Bryan, que no podía creer que una chica que hasta el momento le había parecido tan arrogante y severa, ahora estuviese sollozando sin el menor rastro de la altives aristocrática que siempre había demostrado.


Por un rato se quedaron así. Phoebe siguió llorando, golpeándolo sin parar y salpicando el agua del arroyo por todas partes hasta que ambos quedaron empapados. La conmoción por la que pasaba tenía que ser muy grande, porque parecía haber olvidado por completo que era una Maestra de Espadas y que, con su poder, podría haber herido gravemente a Bryan y quizá matarlo si hubiese utilizado uno de sus ataques. En cambio, sus puñetazos ni siquiera contaban como una picazón. Ahora se parecía más a una musaraña de mal genio que lo arañaba y mordía sin parar. Ninguno de sus golpes vino acompañado de algún tipo de Aura de Batalla.


Bryan se quedó quieto y soporto el arrebato de Phoebe con la actitud estoica de un hombre, aunque una sonrisa irónica se asomaba en sus labios por momentos. Poco a poco sintió que la fuerza de los golpes disminuía, hasta que finalmente se detuvieron por completo. Parecía que la chica finalmente había agotado sus últimas fuerzas. Entonces Bryan sonrió y comenzó a hablarle muy despacio: - Todo está bien. Ambos estábamos bajo la influencia de un afrodisíaco. Pero no ha pasado nada. Tu cuerpo todavía sigue limpio como el de la doncella más pura. -


Phoebe alzó rápidamente mirada al oír estas palabras y el temblor frenético de sus manos se detuvo. Entonces se alejó un poco, pero seguía lo bastante cerca para que sus puños lo alcanzaran. Lo miró directamente con una mirada decidida, pero como sus ojos estaban muy hinchados por el llanto, el efecto intimidante se perdía y en su lugar parecía una niña frágil que no soportaría un nuevo golpe. Su voz tembló cuando preguntó: - ¿De verdad?... -


Bryan levantó la mano derecha con resignación y asintió firmemente con la cabeza. Luego hizo una solmené promesa: - Juro por los dioses de mis ancestros que no te hice nada inapropiado. Y si esto no fuese cierto, que la tierra sea tragada por el mar, el mar se trague la tierra y que el cielo caiga sobre nuestras cabezas[1]. -


El rostro lloroso de Phoebe volvió a resplandecer por la alegría y el alivio que sintió, junto con un rastro de confusión por ese extraño juramento que nunca había escuchado. Estaba a punto de abrir la boca para decir algo, cuando recordó que su pecho estaba desnudo y se apresuró a cubrirse con sus manos mientras buscaba algo para taparse. Entonces volvió a levantar la cabeza y de nuevo miró a Bryan con intensión asesina, mientras apretaba los dientes para contener el rugido que pugnaba por salir de su garganta. - ¿Entonces… podrías explicarme… porqué mis pechos… están descubiertos? -


¡Carajo! ¡Olvidé que no es estúpida!” Pensó Bryan mientras un sudor frío se arrastraba por su espalda, pero fingió una expresión de perfecta inocencia para responder: - Eso no tiene nada que ver conmigo, querida. Tu misma perdiste el control y comenzaste a desvestirte de repente. Yo logré mantenerme firme, te sujeté con fuerza para traerte aquí, después logré despertarte usando agua fría. Por favor no me malinterpretes. Yo soy un hombre honorable y digno de.... -


- ¡Lo único que eres es un perro despreciable, mentiroso y desvergonzado! Primero agarraste mi mano y me abrazaste esa última vez. ¡Ni siquiera me pediste una disculpa! Luego te aprovechaste mí en los jardines del Gremio. ¡Tampoco me diste ni una palabra de arrepentimiento! Y ahora… ¡Ahora!... ¡Has ido demasiado lejos!  ¡Voy a hacerte pagar por esto, aunque tenga que perseguirte hasta las profundidades del infierno! -  El rostro de Phoebe estaba desencajado por la ira mientras gritaba amenazas y hacía unos gestos acusadores con la mano. Luego se lanzó directamente contra Bryan, espada en mano con el Aura de Batalla totalmente desplegada.


¡Maldita sea! Creo que se acuerda que fui yo el que le desnudó el pecho. ¡Bueno, más vale que digan aquí corrió que a aquí murió!” Pensó Bryan sobresaltado, luego dio media vuelta y comenzó a correr río arriba a toda velocidad. Mientras escapaba, no dejaba de proclamar su inocencia a gritos: - ¡Señorita Phoebe, cálmate por favor! ¡Admito que el afrodisíaco también me afecto un poco! ¡Pero te juro que lo primero que hice en cuanto me di cuenta fue llevarte al río! ¡Los cielos y la tierra son testigos! ¡En verdad que no me aproveche de ti! Y además ¿Por qué te ofendes tanto? ¡Yo debería ser el ofendido! Usted fue quien empezó a propasarse conmigo. ¡Yo estaba guardándome para la chica que me gusta y sigo siendo virgen! Ninguna mujer me había tocado antes y a partir de hoy voy a tener que vivir con el trauma de haber sido violado por usted. ¿No podemos llamarlo un empate y dejarlo pasar? ¡Por favor guarde la espada y deje de perseguirme!... -


Las palabras comenzaron a salir de su boca como las balas de una ametralladora mientras corría por su vida. Por un momento sintió que estaba de nuevo en ese fatídico día en que Chu Cang Lan lo había llevado hasta la luna y perdió por completo la compostura. Excepto que ahora estaba soltado excusas en lugar de un montón de insultos.


- ¡Ya cállate, maldito villano! ¡Lo único que tienes que hacer es morir mil, no, diez mil veces! ¡Guárdate tus estupideces para cuando estés en el otro mundo! ¡Y deja de correr! - Las ropas de Phoebe estaban empapadas en ese momento y revelaban claramente las curvas de su cuerpo mientras lo perseguía. Además, su cabello mojado exudaba otro tipo de atractivo…  ¡pero la forma en que balanceaba su estoque prometía un infierno de violencia si llegaba a alcanzarlo!


- Mira, ¿por qué mejor no damos la noche por terminada? Me voy por ahora. Ya volveré luego a buscar el Mineral de Oro Negro cuando te hayas calmado. - Bryan sabía que no tenía caso tratar de hablar con Phoebe. Una mujer descontrolada podía ser la criatura más peligrosa de todas y más aún si se trataba de una espadachina. En este momento tendría más posibilidades de sobrevivir a una batalla con un dragón que apelando a la razón de esta chica.


¡Que perra suerte me ha tocado esta noche!” Pensó Bryan mientras se apresuraba a correr hacia el cementerio, aprovechando que conocía bien el terreno para escaparse de Phoebe.

[1] Referencia al juramento de la tribu de los galos y a la historieta de Astérix y Obélix.

Phoebe enojada

Nota del Traductor

Saludos a todos, soy acabcor de Perú. Donde nuestro congreso no tiene senado por una razón ridícula, pero de algún modo hacemos que funcione.

 

Este episodio tiene bastante erotismo, pero es bastante diferente al que estamos acostumbrados. Las descripciones que hacen del cuerpo de la chica son demasiado infantiles y algo burdas, por lo que, como amante de la lengua castellana, no podría perdonarme el replicar textualmente esas descripciones. En cambio, hice modificaciones que espero hayan disfrutado.

 

En cuanto al juramento de Bryan…

 

Hace muchos años las promesas realmente significaban algo, quien no tenía palabra era peor que un criminal, era un apestado que ni siquiera contaba como un ser vivo. (Ojalá siguiera siendo así, la política mejoraría mucho). Por eso me pareció que la promesa de Bryan en la traducción al inglés era demasiado “sosa”.

 

¿Pero cómo mejorarla y seguir manteniendo la credibilidad del protagonista como proveniente de nuestro mundo? Mientras pensaba en eso evoque mi infancia, cuando yo leía una historieta francesa extraordinaria llamada “Astérix el Galo”. Un chiste recurrente de esa historieta era la premisa de que lo que más temían los antiguos galos era que el “cielo cayera sobre sus cabezas”.

 

Esa historieta marco mucho mi infancia y me dio jornadas enteras de diversión. Naturalmente más adelante quise saber por qué escogieron ese miedo en particular. Resulta que es una anécdota que se remonta a los tiempos del Alejandro el Grande de Macedonia, que como de costumbre sometió a varios pueblos, entre ellos varias tribus galas; algo que a Julio César le tomó como 10 años de guerra al joven Alejandro le tomó un solo año.

 

Cuentan varias versiones del hecho, pero mi favorita es esta: “Cuando el cacique de los galos prometió fidelidad a Alejandro Magno dijo: Juro que honrare este pacto hasta que la tierra sea tragada por el mar, el mar se trague la tierra y el cielo caiga sobre nuestras cabezas.

 

Alejandro se quedó muy sorprendido por este extraño juramento que nunca antes había escuchado y no pudo evitar preguntar: ¿Cuál de esas tres cosas teméis más?

 

El cacique de los galos lo pensó unos momentos y finalmente dijo: Que el cielo caiga sobre nuestras cabezas.

 

En cuanto al motivo de esto, Alejandro jamás lo supo…

 

Esa historia siempre me gustó mucho, así que se me ocurrió que podría darle humor a la situación de Phoebe y Han Shuo replicando el juramento. Y si alguien se pregunta “¿De dónde salió?”, pues se puede suponer que Han Shuo conocía la historieta de nuestro mundo. Creo que el resultado me quedó bastante bien.

 

Creo que a estas alturas todos saben que me gusta demasiado la historia, en particular la del Medioevo y la Edad Antigua. Espero que esta anécdota les haya gustado.

 

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