163 La Convergencia

Por la estrecha rendija avistaron al grupo de Candice que rodeaba a la misteriosa mujer llamada Belinda. No podían ver su rostro por culpa de su velo, pero podían escuchar que su respiración estaba un poco agitada debido a la prisa con la que había ingresado apresuradamente al local.

Los mercenarios también estaban agitados, aunque por otros motivos. Y es que el sentido común dictaba que los guardaespaldas siempre debían ingresar primero a cualquier sitio para confirmar que fuese seguro. Pero de forma repentina su clienta estaba actuando por su cuenta sin siquiera consultarles y eso los ponía muy nerviosos.

A pesar de todo a la misteriosa mujer no parecía importarle las opiniones de los mercenarios, simplemente seguía mirando de un lado a otro como si estuviese buscando algo que no alcanzaba a reconocer.

- Madame, le suplico que se calme. Debe dejarnos entrar primero a cualquier sitio para comprobar que sea seguro. ¡De otro modo no nos responsabilizaremos de lo que suceda! -

- Ya te entendí, mercenaria. Simplemente quiero hacer una pregunta. - Respondió Belinda como si Candice le estuviera diciendo algo demasiado obvio. Entonces vio que acercaba la posadera y rápidamente le preguntó: - ¡Al fin Posadera! Responde ahora mismo ¿Quién se está alojando en esa habitación?! -

La posadera era una mujer de unos 50 años, cuya tez se veía bastante maltratada por el lugar en el que vivía. En toda su vida había tenido que lidiar con toda clase de invitados, muchos de los cuales eran unos auténticos impresentables.

Pero esta era la primera vez que esta señora era increpada tan directamente por alguien que a todas luces era una Aristócrata o por lo menos de una familia adinerada. ¡Con el precio de uno de sus guantes un habitante de Pequeño Valen podrían haber comido durante un mes! Y es que debido a la cantidad de “transacciones comerciales poco legales” que se realizaban en este pequeño asentamiento durante el verano, todos sus habitantes terminaron por adquirir algún conocimiento sobre la compra y venta de productos.

Así que, aunque se sintió ofendida, la posadera inmediatamente sonrió cordialmente y respondió con un tono cortés: - Honorable huésped, lamento haberme demorado tanto en responderle. Le doy la bienvenida a esta, mi humilde posada. ¿Por cuántas noches desea quedarse? -

- Responde mi pregunta ahora mismo. ¿Quiénes se alojan en las habitaciones del primer piso? - La interrumpió Belinda de forma tajante y con una impaciencia que se podía ver claramente a pesar de que su rostro estaba cubierto por el velo.

La sonrisa de la señora posadera no vaciló en lo más mínimo cuando respondió: - Lo lamento mucho, estimada huésped. En este lugar se reúnen todo tipo de personas para evitar las miradas de la Legión, así que no pedimos nombres ni preguntamos por identidades. De todos modos, nueve de cada diez personas usa seudónimos, así que no hay motivo para preguntarlo. Puedo decirle únicamente que pagaron una buena suma por adelantado para no ser molestados. -

El nombre de esta mujer era Elena y naturalmente era un miembro del Manto Oscuro. Con gran habilidad logró responder sin trasmitir ni el más mínimo sentimiento de rechazo, como si realmente fuese sólo una posadera que deseaba fervientemente tener más clientes.

Pero también consiguió dejar claro que no respondería ninguna pregunta sobre Emily, Chester o Bryan.

- Ya veo. - Respondió Belinda después de permanecer en silencio unos segundos: - Entonces dime. ¿Las habitaciones colindantes están disponibles? -

- A parte de la mía sólo hay tres habitaciones en el primer piso y una de ellas es un almacén. Me temo que todas están actualmente ocupadas. -

- Entonces tomaremos las habitaciones más cercanas en el segundo piso. - Decidió Belinda inmediatamente y se dio la vuelta para arrojarle a Candice una bolsa llena con monedas, pero sus ojos no dejaban de dirigirse hacia las puertas del cuarto de Emily: - Págale lo que pida, después haz todos los arreglos que hagan falta.  Yo esperaré en mis aposentos. -

La posadera tuvo que sacar rápidamente un juego de llaves para entregárselas a Belinda, quien luego se marchó escaleras arriba, no sin antes lanzar una última mirada hacia el lugar que le interesaba. Candice suspiró frustrada pero rápidamente se recuperó y comenzó a negociar con Elena sobre el precio de las habitaciones, el hogar para sus caballos, así como raciones de alimento.

- ¿Qué piensas? - Susurró Emily.

- Pienso en que el Báculo del difunto Fausto está claramente relacionado con esa mujer llamada Belinda. - Respondió Bryan directamente: - Por lo menos ella ha percibido la extraña magia que acaba de emitir. Lo cual implica varios problemas para nosotros. -

- ¿Como el origen del Báculo? - Comentó Emily: - ¿Sabes de dónde lo obtuvo ese Necromante? -

- Fausto nunca supo quién se lo dio exactamente. - Aclaró Bryan preocupado: - Se lo enviaron sus superiores en el Culto de Caelos.

Y eso es precisamente lo que asusta. Porque, aunque hay muchos fragmentos incompletos en los recuerdos que acabo de obtener, sé que el Necromante no conocía a ninguna mujer llamada Belinda y tampoco conocía a la persona que le entregó este misterioso artefacto. -

- Sospechas que esta tal Belinda pertenece al Culto de Caelos, pero también que es una miembro extremadamente importante, ya que ni siquiera alguien tan poderoso como ese Necromante tenía el derecho de conocerla en persona. - Dedujo Emily con una sombría expresión: - Tenemos serios problemas. -

- Preferiría que preparásemos algunas barreras mágicas de inmediato. - Dijo Bryan ya sin bajar la voz porque sabía que los mercenarios y la persona que le preocupaba estaban en sus habitaciones: - El problema es que, sin tener claro quién es esa mujer, no sé si eso será efectivo. En cualquier caso, debemos cambiar de cuarto por lo menos. -

- Eso no es problema. - Respondió Emily: - Todas las habitaciones en el primer piso tienen una entrada secreta al nivel inferior, aunque un encantamiento previene que puedan usarse al mismo tiempo. Ahora sellaremos esta entrada y abriremos otra en la habitación de enfrente. -

- No en la de enfrente, mejor usemos la que está más cerca de las escaleras. - Sugirió Bryan pensativamente: - Creo que es mejor si nos mantenemos lo más cerca posible de esa mujer para poder vigilarla. -

Emily asintió y entonces su mano emitió un destello mágico que activaba un pequeño anillo en la mano de la posadera para avisarle que la necesitaba. En unos segundos la alegre mujer estaba abriendo la puerta: - ¿Me necesita, Maestra Emily? -

- Si, gracias Elena. Disculpa que te moleste, pero esa mujer llamada Belinda podría ser muy peligrosa. Necesitamos cambiar nuestros aposentos a los del Este para poder vigilarla. -

- Entendido, mi señora. - Respondió Elena haciendo una reverencia: - Esa persona me pareció peligrosa en cuanto la vi. Además, he notado que lleva un Anillo Espacial en su mano derecha, aunque lo disimula muy bien, así que debe ser algún tipo de maga. -

Emily sonrió mientras se volvía hacia Bryan para presentarla: - La señora Elena ha sido una leal miembro de nuestra orden por más de diez años. También obtuvo grandes logros a pesar de no poseer poderes mágicos o habilidades de combate, sino únicamente una gran capacidad de análisis y buen juicio. Por eso la nombraron guardián de esta sede secreta. -

 - Por favor ni lo menciones, Maestra Emily. - Respondió Elena haciendo una reverencia hacia ella y luego otra hacia Bryan con una sonrisa amable: - Yo vivo para servir a la orden y a nuestro gran imperio. Ahora mismo iniciaré con los preparativos para reubicarlos. También sellaré la entrada al nivel inferior y abriré una en sus nuevos aposentos. -

Y tras una última sonrisa amable la señora dio media vuelta e inmediatamente se marchó.

Elena la posadera

Nota del Traductor

Hola a todos, soy acabcor de Perú, donde la gente nunca está demasiado triste como para celebrar una buena pollada.

Este capítulo era demasiado corto ¡hasta a mí me sorprendió! Pero, aunque no lo creen fue un poco complicado porque estaba muy mal escrito. De hecho, se cometían varios errores y había mucha remarcación de cosas obvias como, por ejemplo: “La mujer misteriosa llamada Belinda giró la perilla de la puerta y atravesó el umbral para entrar al interior que se encuentra después de la entrada. Entonces la misteriosa mujer dijo misteriosamente…” ¡Ya establecimos capítulos atrás que la mujer esa es misteriosa! ¡Tampoco hace falta remarcar cada acción que hace! Claramente era un intento de hacer el capítulo más largo. Casi tuve el impulso de fusionarlo directamente con el siguiente, pero corría el riesgo de alterar la numeración. Así que lo dejé así. Después de mis correcciones se redujo bastante y era tan poco que ni siquiera me daba para buscar más imágenes con la excepción de la posadera.

Bueno, el comentario no da para más. Sólo quiero saludar a mis patrocinadores, especialmente a mi nuevo patrocinador José Johan Trujillo Mar por ayudarme tan generosamente. A mis Grandes Mecenas Juan Pablo Sánchez y El Chuck, los héroes que vinieron al rescate justo cuando estaba a punto de dejar este proyecto de lado para dedicarme a otra. Por favor dejen su opinión en los comentarios como siempre, compartan este trabajo con sus amigos y por favor no dejen de visitar el sitio Web que está en construcción.

Nos vemos en el siguiente capítulo.