198 Destreza Vulgar

Lo primero que Bryan hizo en cuanto volvió a su habitación fue desnudarse e introducirse en la tina para tomar un baño relajante. Habían sucedido muchas cosas ese día y necesitaba tiempo para asimilarlas.

Durante unas tres horas se dedicó a reposar en el agua caliente, masajeó sus pies con piedra pómez y se limpió con un jabón hecho en la mismísima posada. Mientras tanto pensaba en los Sanguisuga, la tienda maldita que debía comprar, su nuevo cargo en el Manto Oscuro y en cómo debía resolver el asunto con Sorin.

Después se vistió con un conjunto de armadura que había preparado de antemano e incluso se dio el lujo de cortarse el cabello con un espejo de bronce pulido. Una vez listo, sacó su Matriz de Trasporte Portátil y la armó para regresar al Cementerio de la Muerte.

Cuando las puertas de la fortaleza se abrieron, Bryan ya había confirmado su resolución. Emergió entonces como un señor oscuro que había despertado para ejecutar a todos los que intentasen oponérsele. Su expresión estaba teñida de una cólera fría y sus ojos refulgían con poder contenido.

- ¡Gilberto! ¡¿Dónde estás?! -

Sin embargo, el dragón negro no respondió a su llamado. Bryan miró a su alrededor y lo encontró durmiendo profundamente en su forma verdadera. Supo entonces que Gilberto se encontraba en un estado de hibernación autoinducido para acelerar su recuperación, pues en su última aventura había sufrido graves heridas. De modo que decidió dejarlo descansar y en su lugar se dirigió a la Cueva de los Espectros, donde sus nuevas criaturas aún estaban en proceso de formación.

Ahí Bryan volvió a alimentar la matriz con Esencia Mágica y entonces se dio cuenta de que ya sólo quedaban nueve Apariciones luchando en su interior. El día en que los Espectros Oscuros emergieran se acercaba cada vez más.

Luego se dirigió a la matriz donde se forjaba el Zombi Élite de Tierra y se topó con una agradable sorpresa. El poder en el interior era mucho más fuerte de lo que había estimado inicialmente. Había tanta energía mágica que prácticamente podía ver las corrientes de energía negativa fluyendo hacia el interior, como si fuese el vórtice de un remolino.

Y cuando se acercó a unos pasos, Bryan sintió una poderosa voluntad emanando de la tierra, envolviéndolo con su poder. Supo entonces que la criatura en su interior era consciente de que su maestro se encontraba ahí y su presencia lo hacía sentir bastante complacido. Parecía que, al igual que su Pequeño Esqueleto, el proceso de refinamiento de este zombi lo estaba dotando de un estado de conciencia muy superior.

- Ya encontré la Tierra Extrema, la Madera Extrema y el Agua Extrema. - Murmuró Bryan con una sonrisa macabra: - Con la ayuda del Gremio Mercante de Bootz obtendré todos los ingredientes que necesito. Pronto tendré a 3 de los cinco Zombis Élites, que me servirán para expandir mi poder a un grado nunca antes visto en este mundo. -

Sin embargo, el problema estaba encontrar los últimos lugares de poder oscuro elemental. Porque ni el fuego, ni los metales concentrados, eran tan abundantes como los anteriores.

Un problema a la vez.” Pensó entonces Bryan y regresó al interior de la fortaleza. Luego se dirigió hacia el segundo nivel e invocó a varios Guerreros Zombis para que lo ayudasen a ensamblar el alambique que había comprado recientemente, pues muchas de sus piezas eran bastante pesadas. Por suerte ya había un espacio claramente destinado para tal fin en el laboratorio de los necromantes, pues poseía toda la infraestructura de piedra necesaria sobre el cual montar los destiladores. Aun así, el aparato era bastante complejo y no tendría tiempo de terminarlo con el tiempo que le quedaba. Simplemente hizo lo que pudo.

*****

Cuando Bryan regresó la mañana ya estaba bien avanzada, pero debido a todo lo ocurrido anteriormente, Phoebe recién estaba levantándose. Bryan aprovechó entonces para meditar, mientras que la espadachina se aseaba nuevamente y se colocaba un hermoso vestido azul que la hacía ver extremadamente elegante.

Entonces Phoebe lo tomó naturalmente del brazo y se lo llevó fuera de la habitación, diciendo: - ¡Vamos! Sigamos comprando hasta encontrar todos los materiales que necesitas. -

Pasaron toda la mañana comprando y muy pronto reunieron muchos de los ingredientes. Normalmente no hubiese sido tan fácil, pero el oro que tenían era abundante, así que no tuvieron problema en adquirir incluso los productos reservados que los comerciantes no querían exhibir fácilmente.

Llegó el medio día y el sol cayó con inusitada fuerza.

- ¿Puedes enseñarme algo de esgrima? - Dijo Bryan de repente.

 - ¿Me preguntas por el asunto de Sorín o porque temes volver a enfrentarte a alguien como Marcus? - Preguntó Phoebe alzando una ceja.

- Ambos. - Respondió Bryan: - Estoy interesado en fortalecerme en diversas áreas. Sé que nunca igualaré a un Caballero porque no poseo Aura de Batalla, pero saber lo que pueden hacer podría darme una idea de cómo contrarrestar esas habilidades. Y desde luego que los magos no esperarán que conozca de estos asuntos. -

- Muy bien, entonces sígueme. -

Phoebe se lo llevó a una taberna apartada que estaba bastante cerca de los muros. Cuando ingresaron, fueron recibidos con miradas recelosas, pues se trataba de un sitio donde usualmente sólo se reunían los mercenarios. Pero en cuanto notaron que Phoebe llevaba un estoque en el cinto, todos regresaron a sus propios asuntos, aunque seguían mirándolos de reojo.

- ¡Dos aguardientes! - Pidió Phoebe al tabernero y este les sirvió dos vasos pequeños con el preciado líquido traslúcido. Luego la espadachina se volvió hacia Bryan y le susurró con disimulo: - Bébelo de una sola vez. -

Bryan obedeció y juntos se bebieron el fuerte licor. Eso funcionó como un encantamiento que desapareció los recelos de todos los presentes. Aparentemente creía que, si alguien se demoraba mucho bebiendo, era porque estaban tramando algo.

- Los Caballeros comienzan a entrenarse prácticamente desde que pueden caminar. Son educados en las artes del combate por sus padres, familiares y maestros. También tienen la mejor educación. No tiene sentido que intentes copiar ninguno de sus métodos todavía, porque comenzarías en desventaja. - Explicó Phoebe pragmáticamente: - Para que un plebeyo aprenda a usar la espada, tiene que emplear un proceso diferente. Pero el objetivo final es el mismo. -

- ¿Cuál es el “objetivo final”? -

- La Verdadera Destreza. - Respondió Phoebe enfáticamente: - Es como se llama oficialmente al dominio, maestría o habilidad para usar las armas. Es igual para Caballeros, Espadachines o Guerreros. Es el fin último de cualquier combatiente y algo consustancial al Aura de Batalla que uno posea.

Sin embargo, no puedo enseñarte la Verdadera Destreza ahora mismo, porque requeriría que abarcásemos un mundo de conocimiento teórico y al mismo tiempo instintivo. Primero tienes que dominar la Destreza Vulgar. -

- ¿Qué es la Destreza Vulgar? - Preguntó Bryan confundido.

- Es la habilidad desarrollada por el vulgo. - dijo Phoebe sonriendo: - Las mañas, trucos, trampas y fintas que utilizan todos los espadachines para tener ventaja sobre otros. Puedes aprender la Destreza Vulgar en cualquier lugar donde se reúnan los guerreros. Por eso estamos aquí.

Tengo que aclararte que lo que vas a aprender hoy ya lo saben todos los Caballeros y Espadachines Veteranos. Un Diestro Vulgar jamás podría derrotar, en esgrima, a un Diestro Verdadero. -

- Entonces. ¿Cuál es el punto de aprender la Destreza Vulgar? - Preguntó Bryan confundido.

- ¡Son las bases de la habilidad con la espada! - Contestó Phoebe: - Sólo dominando la Destreza Vulgar podrás llegar a la Verdadera Destreza. Y en tu caso te será todavía más útil, porque posees muchos poderes excepcionales que seguramente puedes combinar para ser un oponente formidable. -

- ¿Y cómo es que aprenderé la “Destreza Vulgar”? -

- Así. - Respondió Phoebe y golpeó la mesa con un puño para llamar la atención de todos e inmediatamente gritó: - ¡Una ronda gratis de aguardiente! -

Toda la multitud aclamó de buen humor, pues nadie rechazaba que les invitasen una bebida. Eso no hubiese sido necesario de ser una persona local, pero como ambos eran relativamente desconocidos, había que realizar este tipo de invitaciones antes de comenzar. Phoebe inmediatamente le pagó al tabernero para demostrar que era sincera.

De este modo la espadachina tuvo tanto la atención como la buena voluntad de la multitud. Entonces sacó una bolsa de cuero llena de monedas de plata y dejó caer algunas sobre la mesa mientras decía: - ¿Alguien quiere enseñarnos una artimaña? Les daré una moneda de plata si me gusta. -

De inmediato uno de ellos se adelantó y preguntó: - ¿A quién le enseño? -

- A él. - Respondió Phoebe señalando a Bryan.

- Sea. - Respondió el mercenario y luego comenzó a explicar: - Aquí en mi cintura siempre llevo un pequeño broquel, o un escudo pequeño, que no sea más grande que un plato de sopa. Es muy fácil de ocultar cuando llevas una capa puesta y también sacarlo disimuladamente. Cuando hay que pelear, me adelanto rápidamente para dejar que la espada del rival se quede clavada en la madera. De ese modo puedo apuñalarlo limpiamente. ¡Siempre en el estómago! -

- ¡Demostración! - Gritó la multitud. Entonces el tabernero sacó un par de espadas muy usadas, que tenía colgadas en la pared para tal fin, y se las arrojó al mercenario para que le enseñase a Bryan el truco.

- Si no tienes escudo, puedes usar otra cosa. Lo importante es que sea de madera para que la espada del rival se quede atrapada. - Dijo el Mercenario: - Con el Aura de Batalla el rival se soltará rápidamente si eres lento. Pero sólo necesitas unos segundos para darle unas puñaladas mortales. ¿Y bien? ¿Me gané mi plata? -

- ¡Te la has ganado! - Respondió Phoebe y le arrojó unas monedas que el mercenario atrapó al vuelo: - ¿Alguien más? -

- ¡Yo! - Respondieron varios al unísono.

Fue la clase más extraña, fascinante y divertida que Bryan había tenido. Se pasó prácticamente toda la tarde aprendiendo mañas, trucos y sinvergonzonería de estos canallas de la calle. Uno de ellos le enseñó que llevaba siempre arena en el bolsillo para arrojársela al rival en los ojos justo antes de darle un tajo mortal. Otro le enseñó cómo hacer lo mismo, pero con una prenda de ropa, como el sombrero o un pañuelo. Le enseñaron cómo sujetar las vestimentas del rival durante un combate cercano para desestabilizarlo. Que siempre debía llevar un guante con malla de acero debajo del de cuero, para sujetar la espada del rival y hacerla a un lado.

Era básicamente pelea sucia. La idea general era aprovechar la mayor debilidad del Aura de Batalla y de la Magia, que era la necesidad de concentrarse para usarlas. Si uno usaba un movimiento inesperado que tomase por sorpresa al contrincante, podría darle un ataque letal antes de que tuviese tiempo para reaccionar. Bryan mismo creía que era muy bueno peleando sucio, pero estos mercenarios le enseñaron cosas increíbles, que demostraba lo cierto del antiguo adagio: “Todo se vale en el amor y en la guerra”.

Lo más chistoso era que estas tretas tramposas parecían haber sido bautizadas con nombres rimbombantes a propósito. Por ejemplo, estaba “LA IRREMEDIABLE” que básicamente consistía en fingir que estabas por cruzar espadas, pero en el último momento meter el brazo con el hombro hacia delante, avanzando con el cuerpo en lugar de la espada. De ese modo el rival se quedaría sorprendido y sin rango para apuñalar, mientras que uno podía atravesarle fácilmente el estómago.

“LA CORNADA” era básicamente una finta, donde uno pretendía que iba a atacar de frente, pero daba un ágil paso a un costado, distrayendo la atención del rival lo suficiente como para darle una estocada mortal.

Luego estaba “LA ZAMBULLIDA”, que era tan ridícula como efectiva, pues uno se lanzaba hacia adelante con una espada larga y los brazos extendidos, como si se estuviese tirando al agua. El truco estaba en que este tipo de movimiento otorgaba un rango de ataque superior al del rival, aunque tan sólo por unos segundos. Eso normalmente era suficiente para asegurar una victoria contra una persona desprevenida.

Etcétera, etcétera y etcétera.

La clase improvisada de Bryan terminó cuando la bolsa de mondas de Phoebe finalmente estuvo vacía. Era bien entrada la tarde, pero definitivamente valió cada segundo. Con su memoria eidética, Bryan había memorizado perfectamente cada treta que le enseñaron los mercenarios. Naturalmente ninguno de esos movimientos funcionaría en alguien tan habilidoso como Marcus, pero conocer esos trucos le servía para imaginar qué tipo de trampas esperaría un espadachín.

 También le servirían de inspiración para idear sus propias tretas.

Finalmente, Phoebe se despidió en nombre de ambos, no sin antes invitarles a todos una última ronda de bebidas gratis, que recibió aclamaciones de gratitud.

- Así fue como me enseñó mi maestro las primeras veces. - Comentó Phoebe a Bryan mientras se alejaban: - Fuimos a muchos pueblos de distintos países para aprender la Destreza Vulgar. Sólo después de que construí una buena base, de todos los posibles movimientos que un guerrero podía emplear en mi contra, fue que me entrenaron en Destreza Verdadera. Pero eso implica mucho conocimiento de geometría, matemática e incluso filosofía. -

- Me sorprende oírlo. Un profano, como yo, jamás lo hubiese pensado. - Respondió Bryan pensativo: - Pero ahora recuerdo a un Espadachín Veterano llamado Erick, con el que me enfrenté en cierta ocasión. Yo era más poderoso, rápido e incluso lo ataqué por sorpresa; pero aun así encontró la forma de contrarrestarme perfectamente. ¿Eso sería Destreza Verdadera? -

- Así es. - Respondió Phoebe sonriendo: - Pero es demasiado complicado de explicar y ya hemos aprendido mucho el día de hoy. ¡Ahora vamos a comer! -

- ¡Escucho y obedezco! -

*****

Después de todos sus tropeles y peripecias, ambos estaban hambrientos. Phoebe entonces lo llevó a un lugar bastante sencillo, pero increíblemente concurrido. Se trataba de un pequeño puesto donde servían caldos, con varias mesas de madera alrededor y cubiertos tan sólo por unos toldos hechos con mimbres entrelazadas. Sin embargo, el aroma de los guisos se podía oler a la distancia y había una larga fila de personas esperando por su turno.

- Quizá no lo creas, pero este lugar tiene la mejor comida del Valle del Sol. - Explicó Phoebe mirándolo de reojo: - Si no te importa esperar… -

- Te creo. - Respondió Bryan: - Incluso si no tuviese olfato, la cantidad de gente sería el mejor aval de tus palabras, querida. Esperaré con gusto. -

Pasaron casi veinte minutos hasta que finalmente llegó su turno de sentarse, pero valió la pena. Porque les sirvieron un gran tazón de sopa espesa, hecha con frejoles, chorizos, morcilla, tocino y muchos trozos de carne de res. Todo estaba perfectamente sancochado y sazonado. Bryan no estaba costumbrado a este tipo de caldos, pero desde el primer bocado sintió que jamás había comido una sopa tan deliciosa.

- ¡Por el trueno! ¡Esto está delicioso! - Exclamó Bryan.

- ¡¿Verdad que sí?! ¡Por eso siempre vengo a la primera oportunidad! - Dijo Phoebe también disfrutando.

Bryan estaba tan complacido por el sabor, que no pudo evitar levantarse un momento para pedirle a la cocinera: - ¡Señora, por favor deme la receta! ¡Pagaré lo que pida! -

- ¡No hay trato! - Dijo la señora sonriendo con picardía: - En realidad puedes aprenderla fácilmente, porque la preparan en casi cualquier pueblo del Imperio que esté cerca de la cordillera. Pero el secreto está en dominar el calor y los tiempos de cocción para cada ingrediente. ¡Y eso solo lo puedes obtener con experiencia! -

- ¡Y este es el único lugar en el Valle del Sol donde la preparan tan bien! - Añadió uno de los comensales que intervino con amabilidad.

- ¡Pues entonces! - Exclamó Bryan sonriendo con alegría mientras dejaba caer un pequeño montón de monedas de plata sobre la mesa: - ¡Ahora mismo quiero invitarles a todos una ronda de cerveza!¡Pero sólo con la condición de que bebamos a la salud de esta buena señora! -

- ¡Salud! - Exclamaron todos alegremente, contentos con la invitación. Nadie estaba más feliz que la cocinera, pues no solamente estaba ganando un buen montón de dinero, sino que la habían felicitado públicamente y el ambiente nunca había estado tan animado en su pequeño puesto. Los únicos atareados eran los jóvenes mozos, seguramente sobrinos o hijos de la señora, que iban de aquí para allá, cargando bandejas con vasos de cerveza para cumplir con el pedido de Bryan.

- ¿Cuándo te volviste tan generoso? - Preguntó Phoebe alzando una ceja, pero sonriendo de oreja a oreja: - ¡Desde que te conozco eres un villano codicioso! -

- Hace poco me enseñaste lo útil que es llevarse bien con la gente. - Respondió Bryan volviéndose a sentar: - Además, no es tan complicado hacer algo bueno de vez en cuando. Y la comida de este lugar realmente me ha gustado. -

- ¿Debo entender entonces que, si de ti dependiese, elegirías ser amable y llevarte bien con todo el mundo? -

- ¡Pero por supuesto, querida! ¡La duda ofende! -

- ¡Ja! - Se burló Phoebe: - ¡Luego me dirás que eres un hombre de buen corazón! -

- En ocasiones. - Respondió Bryan concediendo con sencillez, pues realmente no podía negar su natural inclinación a hacer maldades. Quizá por eso añadió al final:

- ¡Cuando tengo tiempo! -

Continuaron con su velada tranquilamente, disfrutando del magnífico caldo, la bebida y la buena compañía. Algunos estaban tan contentos que sacaron flautas y se pusieron a tocar ahí mismo. Mientras que otros acompañaron la música con esos cantos bellos y al mismo tiempo melancólicos, que siempre tienen aquellos condenados a la proscripción.

Por supuesto que ese momento tan gratificante no podía durar eternamente en medio de la tempestuosa realidad del mundo. Este en particular estaba destinado a terminarse de un modo muy desagradable, en cuanto desaparecieron los últimos rayos del sol.

- ¡Vaya, vaya! ¡¿Quién ha dejado salir a este perro sarnoso sin su correa?! - Dijo de pronto una voz despectiva. Se trataba del Archimago Sorin, que había llegado de pronto y lo primero que hizo al reconocer a Bryan fue insultarlo directamente.

Siendo la segunda persona más temida en el Valle del Sol, Sorin estaba acostumbrado a que todos le tuviesen siempre algo de respeto, incluso si se comportaba de un modo prepotente. A veces incluso se permitía a sí mismo ser insolente, solamente para disfrutar la sensación de superioridad por ver que la contraparte se tenía que aguantar lo que realmente quería decirle, por miedo a las represalias.

Pero esta vez su mala costumbre jugó en su contra, porque no reconoció a Phoebe de inmediato, a pesar de que estaba sentada frente a Bryan. Si tan sólo se hubiese tomado un instante antes de hablar, no habría cometido semejante error. Pero daño ya estaba hecho.

Ante todos los presentes el gran Archimago Sorin se reveló de repente como un patán que era capaz de pronunciar las peores groserías, en frente de una mujer. Y encima contra el joven que acababa de ganarse la buena voluntad de todos, invitándoles una ronda de bebidas que amenizaron el ambiente. Cosa que Sorin nunca se había molestado en hacer desde que lo conocían.

Sorín mismo se quedó paralizado de pronto al descubrir la presencia de Phoebe. Naturalmente quería quedar bien en frente de ella, porque estaba enamorado. Y cada vez que se encontraban, Sorin le hablaba muy educadamente como parte de su estrategia para conquistarla. Pero ahora, él mismo había destrozado su propia fachada.

Y Bryan, como no podía ser de otro modo, aprovechó magistralmente esos momentos de confusión para atacarlo con precisión.

- Escúchame bien, señor N°2. - Dijo Bryan con un tono evidentemente condescendiente y enfatizando ese “N°2”, porque sabía bien que alguien como Sorin detestaría que le recordasen que estaba en el segundo lugar y en frente de una multitud: - Puedes estar seguro de que te mataré muy pronto. Pero hoy, por respeto a mi novia y a todos los presentes, no derramaré tu sangre inmunda.

Mientras tanto, eres libre de revolotear por ahí, como una gansa enfadada.  Pero limpia bien ese cuello. ¡Porque cuando venga por ti, no perderé tiempo insultándote, sino que simplemente te cortaré la cabeza! -

El insulto sacó a Sorin de su estado de confusión e inmediatamente quiso decir algo. Pero Bryan no le dio la oportunidad y se levantó de inmediato, mientras exclamaba: - La próxima vez que te vea, seguramente será la última. Yo ya no tengo nada que decirte. Phoebe, amor mío. ¿Quieres agregar algo más? -

Phoebe casi deja escapar una carcajada involuntaria. Bryan acababa de aprovecharse de la confusión de Sorín para insultarlo, amenazarlo y llamarlo cobarde… Y encima terminó con una frase que dejaba las cosas de tal modo, que, si Sorin intentaba responderle en ese momento, básicamente quedaría estaría haciendo el ridículo.

Todo era bastante absurdo y seguramente Bryan no habría podido salirse con la suya si no fuese porque Sorin recién comenzaba a darse cuenta de que no contaba con el apoyo de la multitud, porque sin saberlo, se había ganada la animadversión de todos.

¡¿Cómo fue que me enamoré de este desvergonzado?!” Pensó Phoebe irónicamente, pero su novio le había dado la palabra y no pensaba decepcionarlo.

- Señor Sorin. - Dijo Phoebe mirando al Archimago con indiferencia suprema: - Bryan es el hombre que yo amo y ya hemos formalizado nuestra relación. Quiero dejarle muy claro que, aparte de eventuales tratos comerciales, jamás hubo ningún tipo de interés por mi parte en relacionarme con usted de un modo particular. Ni tampoco lo habrá en el futuro. Por favor deje de intentar visitarme o encontrarse conmigo. -

Esas palabras tan tajantes, dichas por una joven hermosísima y hasta entonces perfectamente cortés, eran mortales para el orgullo de un hombre como Sorín. El daño se magnificaba infinitamente por el hecho de que durante años estuvo obsesionado con poseer a Phoebe, tanto por la belleza de su cuerpo, como por el inmenso caudal económico que tenía. En su mente, siempre estuvo convencido de que eventualmente conquistaría a esta rica doncella y que luego usaría sus recursos para potenciar aún más a su grupo mercenario. Quizá incluso consiguiese suficiente poder como para obtener su propio reino.

Pero ahora todo eso se había venido abajo en un menos de un instante y el impacto fue tal, que, sin querer, comenzó a balbucear: - ¡¿Pero de dónde viene este chico?! ¡¿Qué puede darte?! ¡¿Qué tiene él que no tenga yo?! -

- Para empezar, él nunca rompió la puerta de mis aposentos en medio de la noche, forzándome a tener que trasladarme a otros. - Respondió Phoebe sarcásticamente y con bastante frialdad: - Pero todo lo demás es un asunto que no tiene nada que ver con usted. ¡Buenas noches! -

Luego ambos se alejaron tomados de la mano.

Si a alguien todavía le quedaba alguna duda sobre motivo de la querella entre Bryan y Sorin, las palabras de Phoebe terminaron por zanjar la cuestión. Como bien dice el refrán “Pueblo chico es igual a un infierno grande”. Cuando llegase el amanecer, todos en el Valle del Sol sabrían que el líder del Falce Segador había sido públicamente rechazado por una chica de la que estaba muy enamorado. También asumirían que el despecho lo llevó a insultar a su novio en frente de ella e incluso a asaltar sus aposentos en medio de la noche, como un vulgar ladrón. Nada de eso había sucedido exactamente así, pero la imaginación se encargaría de llevar la narrativa en esa dirección

Phoebe en cambio quedaría ante todos como una doncella que sabía defender su honor y Bryan sería el heroico novio que no estaba dispuesto a perder su tiempo insultando a su abusivo rival despechado. En su lugar lo enfrentaría directamente en su debido momento.

Sorín había sufrido el mayor ridículo en toda su vida y lo sabía, pues ya sentía el desprecio de todos los presentes. De hecho, si no le tuviesen tanto miedo, estarían abucheándolo en ese preciso momento. El corazón del Archimago se llenó de un odio venenoso dirigido hacia Bryan, pero consiguió dominarse.

En el Valle del Sol, Phoebe nunca había tenido que esconder sus habilidades. Sorín sabía que era una Maestra de Espadas y que, si en ese momento atacaba a Bryan por la espalda, le estaría dando a ambos la excusa perfecta para que se uniesen contra él.

Este aún era el territorio de Drakar y Sorín todavía no estaba arropado por su banda de mercenarios profesionales. Era impulsivo, pero no era estúpido. Así que se quedó mirando en silencio la figura de la espalda de Bryan alejándose, mientras juraba que muy pronto le haría padecer los más espantosos horrores.

Mientras tanto, la pareja de enamorados continuó caminando alegremente como si nada pasase. Pero ambos eran combatientes lo bastante hábiles como para no reconocer la terrible intensión asesina que en ese momento se estaba concentrando a sus espaldas.

- Así que… ¿dijiste que tenías un “buen corazón”? - Preguntó Phoebe levantando una ceja y pellizcándole disimuladamente.

- Cuando tengo tiempo. - Respondió Bryan sonriendo de un modo vacilante, como si se disculpase.

Sorin jura venganza

Nota del Traductor

Hola a todos, soy acabcor de Perú, donde el fraude electoral es tan evidente que ya da risa.

Este capítulo originalmente se llamaba de otro modo, era uno de los más cortos y solamente trataba de Phoebe llevando al protagonista a comer en el puesto de un enano, cuando al final se cruzaban con el Archimago.

Como se habrán dado cuenta, he cambiado el 95% de todo lo ocurrido.

Este episodio es un tributo a los mejores espadachines del mundo, los españoles. En cierta ocasión solo 40 españoles y algunos aliados indígenas derrotaron en combate a 1,000 ronin samurái que asaltaban las islas de la polinesia en tiempos del imperio por orden de Tokugawa Ieyasu.  Los japoneses habían comprado armas a Portugal y eran guerreros consumados, pero los españoles liderados por el hidalgo Juan Pablo de Carrión los aniquilaron en la Batalla de Cagayán.

¿Cómo es posible esto? Las armas de fuego en ambos bandos eran bastante similares, así que la pólvora no jugó un papel decisivo. Es cierto que la armadura de los españoles era superior, pero el número de japoneses compensaba este defecto. Por lo tanto, hubo dos motivos para la victoria de España: Sus tácticas militares y la habilidad de sus guerreros.

Se decía que los españoles dominaban un “circulo mágico” dentro del cual ninguno de ellos podía ser derrotado mientras llevasen una espada. Y eran aún más peligrosos cuando peleaban usando al mismo tiempo una espada junto con un cuchillo. La combinación de daga y espada española era tan temida en el mundo, que hubo un famoso duelo en que 5 guerreros de los Tercios españoles derrotaron a 15 de los mejores esgrimistas alemanes en una pelea grupal. El único motivo por el que los españoles no dominaron el mundo entero se debió únicamente a que eran muy pocos y sus dóminos estaban demasiado dispersos.

La esgrima española más elevada se denominó “Verdadera Destreza”, eso es histórico. También lo es la existencia de la “Destreza Vulgar”. Para este episodio repliqué lo mejor posible algunos principios que estudié en su momento, de un modo bastante elemental. Y es que soy un apasionado de la historia militar, así que no quería dejar de hacer un pequeño tributo a los mejores guerreros que el mundo vio después de la caída de Roma.  ¡Viva España, eterna defensora del mundo Occidental!¡No caigas frente al comunismo!

La sopa que Bryan y Phoebe comen está inspirado en la Fabada Española, un plato que seguramente todos conocen. Lamentablemente no he podido probarla, pero la sopa de frejoles es bastante parecida.

El modo en que Sorin se encuentra ambos es diferente en el original. Todo ocurre demasiado rápido y casi no hay diálogos. Decidí cambiar todo esto y darle un contexto que me pareció más acertado. Bryan debe quedar como un gran estratega social.

Bueno eso es todo por el momento. Si les gustó este capítulo por favor compártanlo para que más personas lo conozcan, dejen su opinión en los comentarios y por favor patrocínenme en mi cuenta Patreon si es posible, para que pueda pagar el mantenimiento de mi edificio.

 

Nos vemos en el siguiente capítulo.