278 Archimago Ejecutor (+18)

Este capítulo tiene contenido de naturaleza erótica que puede no ser del agrado de todos los lectores. Se recomienda discreción.

Cuando abrió los ojos a la mañana siguiente, lo primero que Bryan vio fue el rostro dormido de Phoebe, que aún sonreía dulcemente y en algún momento se había acomodado entre sus brazos. Su cuerpo maravilloso en su desnudez reflejaba la luz del nuevo día de un modo casi místico, sus pechos tentadores se movían armoniosamente con cada una de sus suaves respiraciones y el calor de su cuerpo era demasiado agradable como para que Bryan quisiese levantarse de la cama y vérselas con el frío matinal. Aunque quizá se sentía demasiado agradable, porque Bryan descubrió que su miembro viril había despertado mucho antes que él y reclamaba el cuerpo de la espadachina con ansias.

Bryan y Phoebe acurrucados al día siguiente

Maldita sea. ¡Contrólate, hombre!” Se dijo a sí mismo, mientras obligaba a sus manos a quedarse quietas. Había muchas cosas que tenía que hacer ese mismo día y no debía distraerse más tiempo; pero tampoco podía irse abandonando a Phoebe de esa manera, porque no deseaba que ella despertase y viese un espacio vacío a su lado luego de su primera experiencia sexual. Sin embargo, no dejaba de tener pensamientos impuros y la idea de volver a usar el hechizo de Afrodisíakos constantemente aparecía en su mente.

Mientras estaba inmerso en ese conflicto interno, Phoebe finalmente abrió los ojos y su primera reacción al ver el rostro de Bryan fue una sonrisa increíblemente hermosa, pura, propia de alguien que todavía no se ha despertado del todo y cree que está teniendo un dulce sueño amoroso. Pero luego recordó lo que había sucedido el día anterior y sus mejillas se tornaron completamente coloradas. Entonces volvió a enterrar el rostro en el pecho de Bryan y usó sus cabellos castaños para ocultar su expresión.

- Te aprovechaste de mí, malvado pervertido. - Susurró Phoebe haciendo un puchero.

- Al principio sí. - Reconoció Bryan sonriendo irónicamente: - Pero estoy seguro que después de la primera ronda fuiste tú la que se aprovechó de mí. Y luego… no recuerdo muy bien, pero estoy seguro de que ambos nos beneficiamos satisfactoriamente. -

- ¡Cállate, tonto! ¡Ah! ¡Debí saber que no podría escaparme de tus maquinaciones, malvado sinvergüenza! - Protestó Phoebe levantando la vista para mirarlo enfadada, aunque era más adorable que otra cosa. Sin embargo, los ojos de la espadachina percibieron algo y su visión se fijó en la entrepierna de Bryan.

- ¡¿Cómo puedes estar así de… después de todo lo que hicimos?! - Exclamó escandalizada.

- Bueno, querida. Es una algo natural para los hombres en las mañanas, aunque generalmente se tranquiliza solo. El problema es que eres increíblemente hermosa, así que no consigo evitar desearte. - Confesó Bryan con un tono divertido: - Para ser sincero lo increíble sería que no tuviese ninguna reacción. -

Phoebe abrió la boca para protestar, pero las palabras no salieron porque Bryan aprovechó ese momento para besarla. Entonces el rubor de la espadachina subió hasta sus orejas, pero después su mirada se desenfocó y su respiración se volvió entrecortada.

Cuando se separaron, había un brillo coqueto en los ojos de Phoebe. Y también algo más… salvaje. Entonces Bryan sintió como las delicadas manos de su pareja bajaban lentamente desde su pecho hasta su cintura, para finalmente aferrar firmemente su miembro erecto.

- Querida… si haces eso… - Comenzó a decir Bryan mientras sentía que su raciocinio desaparecía por momentos: - No podrás culparme… -

­- Shhhhh. No hables, solo abrázame fuerte. - Respondió Phoebe.

Primero fue el contacto de la piel, luego las caricias y una dulce exploración que fue creciendo hasta convertirse en un frenesí de placer. A los pocos minutos Phoebe sintió como los labios de Bryan recorrían su vientre, descendiendo lentamente hasta el húmedo jardín del deseo buscando beber la miel que ya brotaba de sus labios, y se sumergió nuevamente en la marea de vértigo libidinoso, naufragando en oleadas de placer y gemidos de pasión. Entonces todo su cuerpo pareció aplacarse y volverse suave como la seda.

En cuanto vio que ella estaba lista, Bryan comenzó a penetrarla vigorosamente, aumentando su ritmo por momentos hasta que ella no pudo soportarlo más y tuvo que soltar gritos de alegría. La hermosa espadachina se sentía inmersa en un frenesí casi hipnótico que finalmente le produjo una serie de explosiones en su más recóndito interior. Fue entonces que Phoebe perdió todo el sentido de la realidad, aferró al cuerpo masculino y movió sus caderas, salvajemente, permitiendo que la dominase entre delirios fantásticos.

Bryan sonrió como una fiera y embistió el interior de Phoebe, deleitándose en la sensación de su vientre, que nadie más conocía. También comenzó a soltar rugidos que se entrecortaban cada vez que bajaba su boca para lamer los pechos firmes de la espadachina al mismo tiempo que los apretaba fuertemente con sus manos, llegando incluso a morder las puntas rosáceas de esos magníficos frutos maduros, como si quisiera dejar una marca imborrable sobre ellos.

Si fuese cualquier otra mujer le habría provocado demasiado dolor, pero Bryan sabía que Phoebe no solamente podía soportarlo, sino que esto le daría una estimulación increíble. Y en efecto, inmediatamente sintió que las piernas de la espadachina lo aferraban con fuerza para atraerlo, mientras aumentaba la velocidad de sus sacudidas y el caudal de los jugos de amor en su entrepierna. Bryan incrementó aún más la fuerza con la que se introducía en el interior de Phoebe, tratando de llegar a lo más profundo de ella, reclamándola completamente para sí mismo una y otra vez, mientras se complacía con su cuerpo. La vio abrir la boca y tratar de decir algo, pero las palabras no salieron de sus labios.

Pasión en la mañana

Ocurría que la mente de Phoebe simplemente no podía procesar los niveles extremos de placer que se le enviaban. Era placer, pero también dolor. Estos extremos se agitaban en su mente mientras su cuerpo le gritaba, pero ella era incapaz de hacer nada en respuesta salvo sacudir sus caderas más rápido y abrazar a Bryan con más fuerza. Así, fue llevada al clímax innumerables veces, hasta que finalmente sintió como su amante soltaba un rugido y derramaba su simiente en lo más recóndito de su vientre femenino.

En ese momento se escuchó el sonido de algo golpeando el suelo con fuerza. Se trataba de la mesa de noche que terminó siendo derribada por culpa de ambos, pues con sus violentas sacudidas hacían temblar la cama junto con el resto de la habitación. Tan sólo por ese detalle uno podía imaginar el escándalo que la pareja había desatado esa mañana.

Por fortuna los aposentos de Phoebe eran un lugar donde se guardaban sus recuerdos importantes, así como un refugio cuando necesitaba estar en silencio. Debido a esto las paredes estaban dotadas de magia de insonorización y para poder comunicarse con el interior era necesario los sirvientes tocasen la puerta con una aldaba especial que desactivaba el hechizo protector durante 3 segundos.

Viendo que nadie llamaba, era justo asumir que no escandalizaron a nadie. Podrían bajar a desayunar en ese momento luego de lavarse, pero por supuesto que, una vez iniciado el incendio, este no se apagaría tan fácilmente.

- ¡¿Quieres ir arriba esta vez?! - Preguntó Bryan tras recuperar el aliento pues acababa de emplear todas su fuerzas. Sin embargo, se sentía increíblemente vivo y con unas energías infinitas.

- ¡Por supuesto! - Respondió Phoebe con una sonrisa seductora.

*****

Los criados habían estado esperando a su Señorita desde muy temprano con el desayuno listo, pero ella no se había presentado a primera hora de la mañana como era su costumbre. Esto no llamó mucho la atención en un principio, porque, aunque la amenaza de Bryan había funcionado muy bien y ninguno de los chismosos habituales se atrevía a decir ni media palabra al respecto, no era difícil imaginar que Phoebe quisiese pasar tiempo a solas con su amante, el cual rara vez la visitaba durante tanto tiempo.

Pero cuando llegó el mediodía comenzaron a preocuparse y finalmente el anciano mayordomo que dirigía a todos los empleados domésticos se atrevió a dirigirse al dormitorio de la dueña de la casa para tocar la puerta.

- ¿Señorita Phoebe? - Comenzó a preguntar el fiel sirviente: - ¿Se encuentra usted…? -

- ¡Lárgate! - Gritaron repentinamente dos jadeantes voces irritadas casi al unísono, una de varón y otra de mujer.

El mayordomo se cayó al piso por la sorpresa, pero reconoció a uno de ellos como su señora, así que se levantó a toda prisa y regresó corriendo a las cocinas, donde lo esperaban otros criados ansiosos por saber lo que sucedía.

- Creo que la Señorita no tiene ganas de desayunar. - Dijo el prudente mayordomo.

Recién al atardecer sonó la campanilla que solicitaba la presencia de sirvientes en la habitación de Phoebe, pero el toque que usó era el que servía para llamar a sus criadas encargadas del baño.

Aunque esto a nadie le sorprendió demasiado, salvo al viejo mayordomo.

Luego de limpiarse la pareja de amantes se presentó finalmente en el comedor, bien vestidos y arreglados, aunque hacía mucho que había terminado la hora de la comida.

- Quiero que hoy mismo venga el carpintero a reemplazar mi mobiliario. - Ordenó Phoebe con una expresión risueña y las mejillas enrojecidas mientras caminaba colgada de la mano de Bryan: - Pero ahora sírvannos el almuerzo… ¡Bryan y yo comeremos a solas! -

El viejo mayordomo

El mayordomo y todos los criados presentes abrieron mucho la boca por la sorpresa, pues su señorita siempre había sido una persona sería, completamente enfocada y de una frialdad que escondía su cálido interior. ¡Pero ahora parecía una persona completamente diferente, casi como si fuese una princesita enamorada!

“¡¿Ya necesita reemplazar los muebles de su habitación tras la primera noche en que su amante y ella comparten el lecho?!” Se preguntaban todos mientras se esforzaban para fingir que no se daban cuenta de nada e intentaban reprimir sonrisas inapropiadas.

¡Este joven está afectando negativamente a mi joven Señorita!” Pensó irritado el fiel mayordomo, quien había servido en el Gremio desde los tiempos del padre de Phoebe, así que sentía un poco paternal con respecto a su ama. Por eso al presentir que su relación con Bryan podía perjudicarla, concibió la loca idea de obstaculizar su romance diciendo: - Quizá sea mejor que le sirva la comida en su oficina, Señorita. El señor Fabián ha venido muchas veces preguntando por usted y los clientes… -

- Los clientes no me importan ahora. - Lo interrumpió Phoebe: - Quiero comer con Bryan. -

Si la actitud risueña había sido sorprendente, las palabras “los clientes no importan…” fue como un puñetazo en el estómago para el mayordomo. El anciano mayordomo quedó tan afectado que su siguiente frase salió como un balbuceo.

- Pero… sus socios… están esperando… -

- ¡Pues que esperen! - Bramó Phoebe mientras desviaba su mirada de Bryan para mirar finalmente al mayordomo con una expresión enojada: - ¡¿No escuchaste que quiero comer con mi novio?! -

-…-

- ¡¿De verdad los clientes necesitan que yo misma esté presente todos los días?! ¡¿Para qué tengo tantos empleados entonces?! Dile a Fabián que se ocupe de todo en la agenda por hoy y si tiene problemas, ¡entonces que anuncie una nueva ronda de despidos y contrataciones! ¡No necesitamos personas inútiles! -

El mayordomo tragó saliva por los nervios. Era verdad que Fabián había venido a buscarlo, pero no se trataba de un asunto vital y el obeso mercader se marchó dejando muy en claro que podía regresar al día siguiente. Pero él había exagerado las cosas por sus preocupaciones personales.

Sin embargo, ahora parecía que todo el gremio iba a sacudirse por culpa de su comentario malintencionado, lo cual seguramente resultaría en su despido cuando se calmaran las aguas y Phoebe averiguarse lo que el mayordomo había hecho.

Eso si tenía suerte.

- No te enojes querida. - Dijo Bryan de repente y acercándose al mayordomo con un gesto bastante cortés: - Este leal servidor seguramente está preocupado por tu bienestar y hay motivos para que lo esté. Después de todo, te he mantenido ocupada todo este tiempo por mis propios deseos egoístas. -

Después Bryan hizo un gesto para activar su Anillo Espacial y varios sacos llenos de joyas cayeron en el suelo del comedor.

- Lo cierto es que también tengo asuntos urgentes de los que ocuparme. - Continuó Bryan con un tono serio: - La política está bastante complicada últimamente, así que quiero depositar fondos en mi cuenta del Gremio Mercante de Bootz. Por favor inviértelos como creas conveniente. -

- Ya veo, no te preocupes. - Respondió Phoebe asintiendo y volviendo a adoptar su aire profesional, mientras hacía un gesto a los sirvientes para que recogieran el dinero y lo llevaran a las oficinas del Gremio.

- Entonces me despido por ahora. - Dijo Bryan acercándose a Phoebe para darle un dulce beso en los labios, lo que arrancó varios grititos emocionados de las sirvientas que lo vieron.

Luego se dirigió hacia la puerta para retirarse, pero antes de irse se detuvo un segundo al costado del mayordomo y le susurró con una sonrisa malévola.

- Me debes una, anciano. ¡Recuérdalo! -

El mayordomo se asustó tanto que casi se desmaya y en ese momento juró que nunca más volvería a intentar interponerse en el camino de ese joven. Bryan no lo sabía, pero a partir de entonces comenzó a ser considerado por todos los sirvientes del Gremio Mercante de Bootz como el nuevo Señor de la Casa.

*****

Después de terminar con sus asuntos amorosos, Bryan se subió a un coche en dirección al famoso Colegio de Magos.

Se trataba de una organización similar a un Gremio en el sentido de que tenía una cierta autonomía y era manejada casi exclusivamente por los propios magos, pero su principal función era mantener un registro oficial de todos los usuarios de magia talentosos dentro del Imperio Itálico, averiguar cuál era su área de especialidad, saber en dónde podían ser ubicados y por encima de todo, qué tan alto era su grado de poder.

Los magos eran un importante activo militar en todas las naciones, pero eran bastante escasos, mucho más que los usuarios de Aura de Batalla. Y menos aún eran aquellos que tenían el talento para superar el rango de Licenciado.

Por eso los magos recibían muchos privilegios de acuerdo a su grado, incluso si no tenían los antecedentes o título de nobleza. Mejor dicho, los grados oficiales de un mago eran el equivalente a un título de nobleza. Aunque estos beneficios también venían con la pesada responsabilidad de tener que servir en el ejército de forma obligatoria.

Un hijo de Caballeros podía elegir no seguir el camino marcial y renunciar a su título para dedicarse a vivir como un plebeyo; en cambio un mago era un mago toda su vida, así que siempre se esperaba que ellos respondiesen al llamado del emperador si era necesario.

Su existencia era “Razón de Estado”.

La sede del Colegio de Magos era una inmensa torre de piedra dividida en cuatro niveles principales con un total de 25 pisos. El exterior se destacaba por sus paredes lisas, gran cantidad de vanos oscuros y porque en el techo brillaba una enorme llama mágica que, según la leyenda, había sido encendida junto con la llama sagrada de la capital el mismo día de la fundación de Itálica.

Y desde entonces nunca se había apagado.

Torre del Colegio de Magos

En el interior de la torre trabajaban miles de personas, pero los líderes eran los magos de las ramas más poderosas en el Imperio Itálico, que eran Luz, Fuego, Oscuridad y Viento. El resto de disciplinas mágicas, mucho menos numerosas, como la tierra y el agua, tenían sus propias secciones en alguno de los niveles, lo que incluía a los Alquimistas y Sanadores.

Lamentablemente, debido a su declive, ya no había ninguna sección para la magia Necromántica, por eso, igual que en la Academia Babilonia, Bryan tenía que ir a la sección de Magia Oscura para obtener lo que quería y los empleados le indicaron que subiera hasta el quinto piso del segundo nivel para llegar hasta ella. Por fortuna, una serie de matrices mágicas ubicadas en lugares estratégicos permita viajar rápidamente por toda la torre y además le garantizaron que la ubicación de cada oficina era similar en todos los niveles.

En ese momento ya tenía la Fuerza Mental de un Gran Mago, pero todavía no era capaz de usar los hechizos correspondientes porque no los conocía lo suficiente ni los había practicado. Además, la noticia de un mago tan joven alcanzando semejante nivel podría terminar atrayendo atención no deseada, así que Bryan apuntaba al rango de Archimago.

*****

El Necromante Archimago era un oponente temible, pero no sólo por las criaturas que podía convocar, sino por los efectos de sus conjuros ofensivos, los cuales eran versiones mucho más poderosas de los que había empleado hasta ahora.

Por supuesto que también había magias que eran exclusivas. Un buen ejemplo era la Erosión de Alma que había utilizado Fausto contra el propio Bryan en la Ciudad de Valen, la cual permitía al necromante absorber la parte del alma asociada con los recuerdos, para averiguar todos los secretos de un individuo, el cual terminaba convirtiéndose en un simple cascarón vacío. Esta no tenía una base en ningún conjuro necromántico elemental.

En realidad, este hechizo era una variación de una serie de magias necrománticas ofensivas muy particulares, conocidas como Magia Almática. Su propósito para interferir el alma de un cuerpo viviente o incluso separarla de su cuerpo por la fuerza. Sin embargo, estos conjuros y hechizos eran muy complicados incluso para los mejores Archimagos y algunos solo podían dominarse por completo al alcanzar el grado de Gran Mago.

Cualquier error a la hora de realizar un conjuro de Magia Almática podía provocar un terrible contragolpe mágico, por eso generalmente se hacían con el apoyo de matrices para una mayor seguridad. La principal dificultad de la Magia Almática radicaba en que el Necromante tenía que usar su propia alma como catalizador, lo cual siempre era peligroso en extremo, como ya lo había demostrado el Necromante Fausto, quien terminó perdiendo la suya propia cuando trató de absorber la de Bryan.

Un Necromante Archimago podía usar su Alma de distintas formas para interactuar con el entorno y afectar a los demás. Un ejemplo era el conjuro de Control Paranormal, que permitía mover objetos cercanos del mismo modo en que lo haría un poltergeist, siempre y cuando estuviesen a una distancia relativamente cercana.

Bryan no estaba seguro, pero le pareció que esta magia fue utilizada por su versión corrompida en el palacio de Nécora, cuando una fuerza misteriosa lo atrapó en pleno vuelo y lo obligó a caer al suelo. Se parecía mucho al concepto de la telequinesis, lo cual no era extraño porque en el mundo de los necromantes la mente y el alma eran básicamente lo mismo: El nexo entre la voluntad del espíritu y lo que el cuerpo material hacía.

Solo que en este caso el alma actuaba más allá del cuerpo del necromante.

Después del Control Paranormal, el Necromante Archimago debía dominar Mesmerismo, que consistía en usar el alma para interferir con la de otra persona. En combate se podía usar para paralizar temporalmente al enemigo o volverlo errático, aunque la víctima tenía que verlo primero a los ojos y luego estar dentro de su rango de visión, porque de otro modo la magia no funcionaba. Teóricamente debería incluso ser capaz de usar esa magia para generar una compulsión en la otra persona y persuadirlo de obedecer ciertas órdenes, siempre que se mantuviesen las condiciones. Aunque no funcionaba bien contra enemigos que tuviesen un gran poder y quizá por eso Fausto no intentó usarla contra ellos en su combate.

También había algunos hechizos cuyo propósito exacto le era desconocido. Un buen ejemplo era Llamada del Vacío donde el Archimago Necromante podía usar su alma para forzar un instante la apertura del inframundo. Era parecido a lo que sucedía cuando se invocaba una Criatura Oscura, pero a la inversa, porque permitía enviar algo que originalmente era del mundo de los vivos al mundo de los muertos.

En teoría sonaba increíble, pero lo extraño era que únicamente se podían enviar cadáveres al inframundo, los cuales desaparecían de forma casi instantánea. Bryan todavía no podía imaginar para qué podría servirle la Llamada del Vacío, es decir, seguro que le sería útil si alguna vez tenía que deshacerse de varios muertos amontonados, pero fuera de eso no parecía tener utilidad.

En cambio, Memento Mori sí que era una magia aterradora. Generaba una especie de orbe mágico que emitía oleadas de energía, las cuales succionaban la energía vital de los enemigos en apariencia, pero lo que en realidad hacía era interferir con la edad.

Si un oponente estaba expuesto el tiempo suficiente a esta magia, terminaba convirtiéndose en un viejo decrépito y finalmente moría. La única forma de resistir los efectos de Memento Mori era con una barrera muy poderosa, pero el conjuro no se detendría salvo que el necromante fuese incapacitado.

Lamentablemente, Memento Mori y todas las magias almáticas que continuaban en la lista eran aquellas que se consideraban increíblemente difíciles de ejecutar en el nivel Archimago y para dominarlas había que ser un Gran Mago con mucha experiencia. Aunque sus efectos eran tan sorprendentes, que definitivamente valían la pena.

El Ritual de Átropos era un ejemplo increíblemente malévolo. Permitía al necromante vincular literalmente las vidas de hasta tres individuos durante un combate, de manera que, si uno de ellos moría, los otros dos también lo seguirían.

Actus Mortis o simplemente Mortis, era el conjuro ofensivo de los necromantes por excelencia, que literalmente separaba el alma del cuerpo de un enemigo para matarlo: La victima simplemente expiraba sin heridas aparentes o daño alguno.

Pero este conjuro requería de gran habilidad y sobre todo de grandes reservas de Fuerza Mental. Además, podía ser resistido con barreras potentes u objetos mágicos si el poder del necromante no era suficiente, así que generalmente se utilizaba al final de la batalla cuando había que dar el último golpe a un enemigo que previamente estaba agotado.

Y finamente estaba Nigrum Mortem, un conjuro de nivel Gran Mago que se destacaba en las memorias de Fausto como referencia, aunque nunca supo cómo se ejecutaba. Pero lo que el difunto Necromante Archimago sí sabía eran sus efectos: Muerte en Masa. Todos los seres vivos dentro de un amplio radio simplemente se morían. Los únicos capaces de resistirlo en teoría serían aquellos que fuesen más fuertes que el propio necromante, pero aun así quedarían bastante debilitados.

Pero lo peor de Nigrum Mortem era lo bien que se combinaba con Resurrección de Cadáveres, proveyendo al Necromante de una horda instantánea de Muertos Vivientes, nada menos que un ejército incansable, en menos de cinco minutos. Estas dos magias combinadas eran el principal motivo por el que los Antiguos Necromantes fueron considerados los magos más letales y peligrosos del mundo entero, antes de su decadencia.

Cuando Bryan sintió que tenía magia suficiente naturalmente quiso intentar estos conjuros y encantamientos de Magia Almática. Pero tenía dos problemas.

El primero de ellos era la falta de objetivos de práctica, porque la mayoría de estos conjuros eran demasiado peligrosos para ser utilizadas en una ciudad y sus efectos eran devastadores. Pero la segunda era que… por algún motivo desconocido él no podía usarlos.

El primer paso para dominar cualquier tipo de Magia Almática era dominar el arte de la proyectar el alma fuera del cuerpo. Pero por más que lo intentó no pudo extender su alma más allá de su propia piel, ni tan siquiera un poco.

Después de fracasar en cada intento, Bryan entendió que esto se debía a que el método de los necromantes no servía con su alma. Quizá esto se debiera a las diversas transformaciones de su Magia Demoníaca o al hecho de que su alma no fuese realmente de este mundo, sino que había trasmigrado desde la Tierra. El caso era que esta no le respondía y nunca consiguió mover ni siquiera una moneda cuando trató de ejecutar Control Paranormal.

Sin el dominio de Control Paranormal, no tenía sentido intentar las otras magias almáticas, porque el principio inicial era el mismo: Su alma debía salir parcialmente de su cuerpo para poder ejecutar los conjuros ofensivos.

*****

Ahora el único temor de Bryan era que en el examen le pidiesen que ejecutase un conjuro de Magia Almática. Por suerte la mayoría eran consideradas legendarias en estos días, así que la posibilidad era mínima.

Pero tampoco era “0”.

- ¿Cómo puedo ayudarle, Señor? - Preguntó una hermosa recepcionista sentada tras un escritorio de madera negra enchapada en oro.

- Buenos días, vengo a solicitar una evaluación para subir de nivel. - Respondió Bryan.

- ¿Adepto o Archimago? -

- Archimago. -

- Ya veo, el imperio seguramente será bendecido con sus logros si tiene éxito alcanzando ese rango siendo tan joven. - Respondió la señorita con una sonrisa profesional: - En este piso nos dedicamos principalmente a la Magia Oscura, pero también calificamos Magia de Tierra y Relámpago. ¿Cuál es su diciplina? -

- Ninguna de ellas, yo soy un necromante. -

Al escucharlo, la expresión de la joven vaciló un instante por la sorpresa, pero inmediatamente se recompuso y explicó: - Ya veo. Mil disculpas estimado señor… -

- Bryan. -

- Señor Bryan, entonces. Hace mucho tiempo que el Imperio Itálico no ha tenido un Necromante Archimago y por eso los detalles de su evaluación deben estar archivados. Si me espera un momento, iré a buscar al superior encargado. Mientras tanto ¿Podría entregarme su diploma donde se reconoce que tiene el rango de Adepto? Es uno de los requisitos para todas las evaluaciones. Además, hay una tarifa de quinientas monedas de oro, que no serán reembolsadas si no pasa la prueba. ¿Está de acuerdo con esto? -

- Lo estoy. - Respondió Bryan mientras sacaba el rollo de pergamino que le había entregado Fanny junto con un saco de monedas. Luego depositó ambos sobre la mesa de la recepcionista: - Pagaré ya mismo. De ese modo los encargados sabrán que esto no es una consulta y quizá aceleren el proceso de buscar en los archivos. -

- ¡Muchas gracias, Señor Bryan! - Dijo alegremente la recepcionista: - Entonces por favor espere sentado en nuestra sala. Voy a registrar su nombre y anunciar su evaluación. -

Después se marchó sin que en ningún momento la sonrisa profesional abandonase su rostro.

¡Vaya, sí que es buena en su trabajo!... Pero quinientas monedas de oro solamente por una evaluación… Ahora sé que al Colegio de Magos no le faltan fondos.

Después de varios minutos la recepcionista regresó, aunque no estaba sola, porque la seguían nada menos que cinco Archimagos: Tres de la Magia de Oscuridad, uno de la Tierra y otro de Viento.

Semejante alineación solo podía verse en un lugar como el Colegio de Magos.

- ¿Eres Bryan, el Mago Adepto que solicita una evaluación? - Preguntó uno de los Archimagos Oscuros.

- Lo soy. - Respondió Bryan.

- Impresionante, si no sintiese tu poder yo mismo creería que esto es una broma. - Comentó el Archimago de Viento. - ¡Tan joven pero tan poderoso! ¡Esto es realmente increíble! -

- Yo por mi parte estaría convencido de que esto es algún tipo de engaño y que este joven usa algún artefacto para generar esa aura mágica… Si no estuviésemos en el Colegio de Magia donde es inútil intentar tales triquiñuelas. Además, la firma de Dean Emma y su sello en este diploma son imposibles de falsificar. ¡Este joven es un genio! - Añadió el Mago de Tierra revisando el rollo de pergamino.

 - Lo único que no entiendo es por qué la firma del Decano de la Facultad Oscura parece un garabato. - Señaló uno de los Archimagos Oscuros con un gesto de confusión: - Es como si hubiese estado temblando mientras usaba la pluma. ¡Ojalá no esté mal de salud! Por suerte reconozco su marca mágica y puedo confirmar que él es quien firmó este documento. -

No te preocupes, seguro que temblaba de ira.” Pensó Bryan burlonamente, aunque su rostro permaneció inexpresivo.

- Joven Bryan, mi nombre es Apolodoro Casio, Archimago de la Oscuridad y encargado de las evaluaciones. - Dijo el que lideraba la comitiva: - Hace muchos años que no se ha hecho una evaluación para juzgar a un Necromante Archimago. De modo que para una mayor transparencia en el proceso le he pedido a cuatro de mis colegas que sean jueces junto conmigo. ¿Estás satisfecho con estas medidas? -

Bryan se dio cuenta de inmediato de que el Archimago Apolodoro y quienes lo acompañaban no se parecían en nada al resentido Decano Deo y que realmente eran personas honestas. Así que se mostró de acuerdo.

Entonces Apolodoro sacó un pequeño cofre de ébano con decoraciones de plata, que se parecían mucho a los adornos que Bryan llevaba sobre su túnica. Además, se podía ver los restos de una capa de polvo en algunas partes, como si este objeto hubiese estado guardado durante mucho tiempo.

- Entonces comencemos esta evaluación. - Declaró Apolodoro.

El cofre resplandeció por un momento y una barrera defensiva se desactivó. Poco después la tapa se abrió por sí sola, revelando un par de tablillas de piedra obsidiana con letras talladas en la superficie.

Apolodoro tomó las piedras y leyó el contenido, luego se las enseñó a cada uno de los Archimagos invitados, quienes asintieron con cierto alivio.

- Por fortuna es sencillo. - Explicó Apolodoro finalmente: - La primera prueba es la medición de la Fuerza Mental. Esto seguramente era algo complicado de hacer en el pasado, pero ahora tenemos artefactos mágicos muy eficientes que fácilmente nos dirán si tienes la capacidad de un Archimago. Por favor síguenos. -

Tal como dijo Apolodoro, la primera prueba terminó muy pronto. Solamente tuvo que pararse en frente de un artefacto que parecía una serie de lentes de aumento en sucesión y activar su Fuerza Mental. Ni siquiera tuvo que preocuparse por ocultar su poder, porque el objeto estaba calibrado específicamente para medir si un mago tenía o no el poder de un Archimago, así que no detectó la quintaescencia de su cuerpo.

Después de eso lo llevaron a una habitación hermética especial, llena de matrices mágicas de distinto tipo. Ahí lo dejaron los jueces y luego cerraron la puerta, aunque poco después escuchó sus voces por medios mágicos.

- La segunda prueba es el dominio de la necromancia. Puede ser Invocación, Conjuración o Hechizos; pero entre los jueces hemos decidido que la mejor forma de demostrar tus habilidades es mediante la invocación de Criaturas Oscuras.

Esta sala está especialmente diseñada para dificultar el uso de las invocaciones e incluso si tienes éxito, el control sobre el ser que invoques se volverá bastante complicado. Tu prueba final será llamar a una Criatura Oscura poderosa en esas circunstancia y dominarla sin el empleo de báculos u otros elementos amplificadores.

Si tu invocación no se concreta o si se sale de control y te ataca, entonces habrás fallado la prueba. Además, te informo que esta sala tiene una matriz mágica de seguridad que te trasportará fuera de ella en el momento en que recibas un daño severo, lo que equivale a una descalificación inmediata.

¿Entiendes todo lo que he explicado? -

- Lo he comprendido. - Asintió Bryan contento de que los examinadores no hubiesen elegido los conjuros o hechizos de Magia Almática que era su único punto débil.

- Entonces oficialmente te pido tu confirmación final. -

- Confirmo que estoy dispuesto a pasar por esta prueba. -

- Muy bien, todos lo hemos escuchado. ¡Que comience la evaluación! -

Bryan sintió de inmediato cuando la Matriz se activó porque su mente experimentó una sacudida similar a una jaqueca que no lo dejaba en paz. Si hubiese sido un necromante ordinario estaría sufriendo una terrible sensación de vértigo que le impediría concentrarse, pero debido a que había experimentado ataques psíquicos mucho más severos, la interferencia de la matriz apenas le afectaba y a pesar de que era un poco incómodo, realizó la última invocación en su repertorio, una que practicó específicamente para este examen.

Un guerrero de dos metros completamente cubierto por una armadura negra apareció en frente suyo. Era el Caballero del Mal, la invocación más famosa de los antiguos necromantes. Bryan solo lo había visto una vez en el combate contra Fausto, pero desde entonces estuvo tratando de invocar uno.

Caballero del Mal

Cada Caballero del Mal era diferente y su forma dependía mayormente del poder de su invocador. En esta ocasión se presentó uno que llevaba gran escudo de torre enchapado en metal, el cual parecía lo bastante sólido como para parar a una legión entera. En su otra mano sujetaba una alabarda, en cuya hoja brillaba una llama negra bastante ominosa.

Genial, ahora quiero…

Pero entonces Bryan abrió los ojos sorprendido y su expresión se volvió severa. Había subestimado las habilidades de esta sala para interferir con su control sobre la criatura y ahora podía sentir claramente que el ser que tenía en frente se estaba volviendo hostil contra él por momentos.

El Caballero del Mal cambió el agarre de su escudo para liberar su mano y levantó la visera de su yelmo. A diferencia del que invocó Fausto, este si tenía un rostro definido, casi hermoso, pero indudablemente muerto.

- Somos Criaturas Oscuras, no Monstruos, oh invocador. - Dijo el Caballero del Mal riéndose al contemplarlo.

Curiosamente no estaba moviendo los labios ni utilizando palabras, pero Bryan podía entender lo que estaba diciendo con claridad, gracias a su conexión mental.

- ¿Cómo te llamas? - Le preguntó Bryan

- ¿Acaso importa? ¡Los necromantes no necesitan saber si tenemos nombre! - Repuso el Caballero del Mal con desprecio: - El vínculo entre nosotros es lo único importante. -

- Pero me interesa saber tu nombre. - Insistió Bryan.

El Caballero del Mal dudó un momento, pero luego respondió: - Soy Khaal´Qtza, señor de serpientes. -

- ¿No hace mucho frío en el inframundo para una serpiente? - Preguntó Bryan desafiante.

- Pero ya no estoy en el inframundo. ¿no es verdad? - Respondió Khaal´Qtza con un tono claramente amenazante.

Khaal´Qtza Señor de Serpientes

- Quisiera que me sirvieras, Khaal´Qtza. - Dijo Bryan, luchando para mantener la calma y no llamar a su magia demoníaca, pues los examinadores la detectarían de inmediato.

El Caballero del Mal soltó una risilla.

- Y yo quisiera que el sol y la luna se postrasen ante mí. -

- Pero una de esas cosas sucederá. -

Khaal´Qtza se rio como si tuviera delante a un niño precoz.

- Soy más fuerte que tú. -

- Solo importan la voluntad y la llamada. Yo te he llamado, y mi voluntad es implacable. -

Los ojos de Khaal´Qtza se clavaron en los de Bryan, que sintió cómo la voluntad del Caballero del Mal se levantaba contra él, fortaleciéndose por momentos. Khaal´Qtza era muchísimo más que aquel cuerpo delante de suyo. Era inmortal, omnipotente, no había nada que Bryan pudiese hacer para detenerlo. No había nada que hacer. Debería postrarse y suplicar clemencia.

¡No! ¡Eso es un truco!” Gritó Bryan en su interior, pues rápidamente entendió que esos pensamientos se debían a una habilidad del Caballero del Mal para atacarlo. Pero él había conseguido sobreponerse a algo miles de veces más terrible que eso, nada menos que a la voluntad de una deidad maligna. ¡Había visto los ojos de Nécora el Putrefacto y sobrevivió! Así que se aferró a lo que conocía para contrarrestarlo: El Caballero del Mal obedecería, se postraría y serviría.

Soy Bryan el Necromante. Soy implacable. Destruiré a quienes se enfrenten a mí. El cielo y la tierra pueden colapsar, pero mi voluntad es invencible. ¡Soy un Necromante!

Repentinamente el Caballero del Mal se relajó, sus ojos se volvieron sumisos y se arrodilló delante de Bryan.

- Como ordenes, mi invocador. ¡Yo escucho y obedezco! -

En ese momento la voz de Apolodoro resonó en la cámara:

- Maestro Bryan, has pasado la prueba. -

*****

- ¿Hay alguna otra evaluación? - Preguntó Bryan.

- ¿Qué necesidad habría? La necromancia no será tan común en estos días, pero todos los magos saben que un Caballero del Mal solo puede ser invocado por un Archimago. - Respondió Apolodoro sonriendo: - Honestamente esperábamos que conjurases otra cosa mucho más sencilla de controlar. ¡Realmente nos has sorprendido! -

- ¡En efecto, joven! ¡El más joven Archimago de nuestra nación! -

- Y además en Necromancia. ¡Muchos conocimientos perdidos podrían regresar al mundo gracias a tus investigaciones! -

El jurado lo cubría de elogios en la sala principal donde originalmente lo recibieron.

- ¿Entonces que faltaría? - Preguntó Bryan.

- Ya ordenamos que tus datos sean corregidos y muy pronto te daremos la insignia oficial. Por ahora puedes esperar aquí mientras… -

En ese preciso momento llegó la joven recepcionista. Ella se había marchado a transmitir los resultados del jurado, pero repentinamente se acercó corriendo y anunció: - Maestro Apolodoro. ¡Esa persona importante ha venido a visitarlo! -

La expresión del Archimago Oscuro se volvió muy seria e inmediatamente ordeno: - ¡Dile que puede pasar! - Luego se volvió hacia los otros jueces con una solicitud: - Estimados colegas, por favor les ruego que se encarguen de terminar los procedimientos para el nombramiento de este joven talento. ¡Yo tengo que recibir a este invitado! -

Los jueces asintieron, se despidieron de Bryan y se marcharon a toda prisa hacia la matriz de transporte. Luego Apolodoro se disculpó mientras le indicaba que esperase en la sala.

Bryan estaba a punto de marcharse, cuando la matriz de transporte se activó y Cándido apareció en el umbral caminando con esa presencia intimidante suya, que era imposible de ignorar.

- ¡Apolodoro! - Exclamó.

- Mi señor Cándido, aunque me alegra recibirlo creo que esa forma de entrar es demasiado intempestiva para una visita social. - Reclamó el Archimago que estaba justamente enojado porque el Gran Mago ni siquiera hubiese esperado la respuesta de la recepcionista de presentarse.

- Yo rara vez hago visitas sociales, así que no sé por qué asumes que esta lo es. - Contestó Cándido sonriendo sarcásticamente, pero en ese momento notó la presencia de Bryan y se detuvo en seco, aunque rápidamente fingió estar frente a un desconocido: - ¿Quién es este joven, Apolodoro? ¡Siento un gran poder mágico que no corresponde con su edad! -

- Estimado Señor Cándido, le presento a Bryan el Necromante, quien muy pronto será famoso en todo nuestro imperio y quizá en el mundo entero. - Dijo Apolodoro señalándolo con orgullo: - ¡Acaba de convertirse en el Archimago más joven de nuestra historia! -

Esta vez la sorpresa de Cándido fue sincera y sonrió mientras decía: - Viejo amigo, necesito revisar algunos de tus registros. Pero me gustaría conversar primero con este joven prometedor, si no te importa. -

- ¿Primero entras de esta manera y ahora me pides tiempo a solas? Bueno, harás lo que se te dé la gana de todos modos ¿no es cierto? Muy bien. De todos modos, necesito tiempo para abrir la bóveda, así que puedes usar esta sala. Siempre y cuando este joven genio esté dispuesto a conversar contigo, claro está. -

- No tengo nada que hacer hasta que llegue mi certificado. - Respondió Bryan de inmediato.

- Entonces está decidido. - Confirmó Apolodoro: - Mi Señor Cándido y Maestro Bryan, volveremos cuando todo esté listo. -

Y tras decir eso se retiró junto con la joven recepcionista, dejándolos solos.

- Muy bien. - Dijo Cándido mientras colocaba un hechizo de insonorización alrededor de ambos: - Hablemos claro. Me han dicho que mataste al Gran Mago Costel. ¿Es cierto? -

- Este… -

- Responde solamente “si” o “no”. - Lo interrumpió Cándido: - No perdamos tiempo. -

- Si. - Admitió finalmente Bryan, sabía que era cuestión de tiempo para que Cándido se enterase desde el momento en que Cecilia y él hablaron, pero no esperaba que fuese tan rápido. Sin embargo, no tenía pensado mentirle, porque sabía que no tenía caso y que, si Cándido le preguntaba algo, era porque en realidad ya sabía la respuesta.

Solo que queda la esperanza de que no conozca todos los detalles…

- ¿Es verdad que usaste la legendaria magia de Resurrección de Cadáveres? - Continuó preguntando Cándido.

Hasta ahí llegó esa esperanza…” Maldijo Bryan en su interior y asintió.

- Muy bien, la buena noticia es que eso te vuelve un activo invaluable para nuestro Imperio. Una carta de triunfo que podemos usar tanto a la luz del día como en secreto. - Dijo Cándido mirándolo de un modo ligeramente divertido: - La mala noticia es que el Templo de Idramón va a pedirnos tu cabeza y algo me dice que algunas personas bastante poderosas, como Tiberio Claudio, se sumarán con entusiasmo a esa solicitud con tal de recibir un poco más de apoyo para cuando estalle la Guerra Civil. -

- ¿El Manto Oscuro piensa aceptar entregarme a un grupo extranjero? - Preguntó Bryan.

- No se trata de lo que pensemos, se trata de política. - Explicó Cándido.

- Eso no es política. - Objetó Bryan ceñudo: - En principio somos una nación independiente y no le debemos obediencia a un grupo de religiosos extranjeros. -

- Despierta Bryan, TODO es política. - Le contesto Cándido con una sonrisa irónica: - En cualquier otra circunstancia lo que dices podría valer, pero al final el Manto Oscuro hará lo que la persona que se siente en el trono imperial nos dicte. ¡Y en estos días el nombre de esa persona ya no es tan seguro como antes! -

Bryan tragó saliva y preguntó: - ¿Qué debo hacer? -

- El asunto es, Bryan, que hasta este momento yo podía protegerte con la excusa de que todos esos rumores acerca de lo que has hecho no eran más que eso, rumores. No sé cuántas veces habré repetido la frase “¿Cómo podría un Mago Adepto vencer a un Gran Mago?” el día de hoy - Explicó Cándido mientras lo invitaba a sentarse: - Pero ahora eres un Archimago. Y encima uno de Necromancia, que no se ve aquí desde hace varios siglos. En pocas palabras, te has convertido en un animal único. Así que, a partir de ahora, cada vez que alguien te vea, se preguntará: “¿Y si…?” “¿No será posible que…?” -

- Con la crisis actual, hasta una sospecha vale tanto como una certeza. - Gruñó Bryan que finalmente entendía lo que Cándido quería decir.

- Veo que comprendes el dilema. - Dijo el Gran Mago mirándolo complacido: - En estos momentos eres el clavo sobresaliente que todo el mundo querrá golpear y encima la cosa irá mucho peor si alguien corre la noticia de que el Culto de Caelos quiere reclutarte… ¡Y no me cabe la menor duda de que lo intentarán! Pero la buena noticia es que, si lo piensas bien, esta misma crisis se puede convertir en una oportunidad para que le des vuelta a la situación. -

- ¿A qué se refiere? -

- ¡Hazte aún más famoso! - Respondió Cándido: - Llega más lejos, adquiere más poder. Sorpréndelos todavía más. Convierte ese “¿Y si…?” en “¡Definitivamente!” -

- ¿Con qué objetivo? -

- La parte “incierta” es lo que podría convencer al emperador de entregarte al Templo de Idramón para evitarse problemas. Pero si desde ahora le dejas en claro el valioso activo militar que puedes ser… -

­- ¡No me entregará porque lo verá como una pérdida! - Exclamó Bryan sonriendo: - Una cosa es que le pidan a una persona sobre la que no sabe nada y otra muy distinta es que le pidan que entregue a uno de sus campeones. -

- Para que tengas éxito necesitas dos cosas.  - Continuó Cándido haciendo un gesto con su mano: - La primera, es impresionar al Emperador, para que luego no ceda a la presión del Templo de Idramón. Pero la segunda, es hacerte popular con la plebe. -

- ¿La Plebe? -

- Piensa un poco muchacho. Si el emperador les dice que no… ¡Lo primero que hará Tiberio Claudio es contratar a miles de personas para que griten a los cuatro vientos que en realidad eres un siervo del Culto de Caelos! Es lo que yo haría. Es lo que cualquier político inteligente haría. De ese modo el pueblo se volverá hacia él como el “protector de la moral” y el emperador quedará como el “amigo de malvados”. ¿Cuánta autoridad crees que le quedará? ¡Incluso si se niega a entregarte no podrá protegerte de la turba enardecida! -

-…-

- Pero si tú impresionas al pueblo con hazañas antes de que el Templo de Idramón intente impresionarlos con rumores, tus oportunidades mejorarán. ¡Gánate a la gente y, de paso, también al Emperador! -

- ¿Cómo lo consigo? -

- De la siguiente manera. - Dijo Cándido y le arrojó un objeto.

Se trataba de un anillo con tres joyas mágicas que reaccionaban según el poder de la persona que lo usara. En su caso era el resplandor verde de la Necromancia.

- ¿Qué es esto? -

- La insignia de un Ejecutor Imperial. - Explicó Cándido.

Bryan tragó saliva. Los Ejecutores eran oficiales seleccionados entre los mejores combatientes para llevar a cabo la voluntad del Emperador. La principal característica que tenían era que podían juzgar la vida o la muerte de cualquier ciudadano sin necesidad de juicio y su propósito era el de mantener la autoridad imperial… a cualquier costo. De ahí que su principal ocupación fuese la búsqueda, rastreo y extermino de criminales. El dicho popular decía: Un Ejecutor es a un asesino, lo que un león es a un gatito.

Anillo de Ejecutor

Los Ejecutores generalmente trabajaban solos o en pequeños grupos, pero como estaban por encima de la ley, podían internarse en zonas de acceso prohibido y utilizar todo tipo de métodos para cazar a sus presas, aunque generalmente se prefería la discreción.

Su estado únicamente podía ser revocado por el Emperador o los Cónsules, pero nadie sabía cómo eran seleccionados. Aunque ahora Bryan entendía que el Manto Oscuro era el que los nombraba.

- ¿Estás seguro de confiarme esto? - Preguntó Bryan un poco inseguro, sintiendo de pronto que este anillo era bastante pesado en más de una manera.

- ¿Al genio que se convirtió en el Archimago más joven de la historia? Creo que literalmente encarnas el perfil del Ejecutor. - Contestó Cándido riendo: - Se acabaron los espionajes o las misiones para encontrar pruebas, Bryan. A partir de ahora eres uno de mis hombres y te usaré para destruir a todos los enemigos del Imperio. -

- Comprendo, mi señor Cándido. - Respondió Bryan arrodillándose para el nombramiento.

- Entonces… - Dijo Cándido carraspeando para aclararse la garganta y comenzó a recitar lo que sonaba como un discurso memorizado: - Los Ejecutores son la máxima representación del orden y del derecho divino para gobernar que nuestro emperador ha recibido de los dioses. Los Ejecutores no se entrenan, sino que se eligen de entre lo mejor de lo mejor… Debes tener honor, dignidad... voluntad de entrega…. Bla, bla, bla… En resumen, como Ejecutor, puedes matar a quien quieras y nadie podrá arrestarte o demandarte, pero si usas ese poder de cualquier modo que perjudique el orden social… Te condenarán a muerte de inmediato junto con todos tus familiares. ¡Tenlo muy presente! -

- Entendido. - Dijo Bryan mirándolo divertido.

- Sé que tienes un plan con Lawrence y la Legión 19… ¡Olvídalo de inmediato! Haz lo que te aconsejo y yo mismo me encargaré de que asciendas mucho más rápido de lo que ese joven príncipe podría conseguir con sus maquinaciones bisoñas. -

- ¿Y cuál sería ese consejo? -

- Generalmente los Ejecutores matan en absoluto secreto, pero eso es por conveniencia y no es obligatorio. Lo único que tienes que hacer mientras lleves ese anillo será destruir a tu objetivo. El método en realidad no importa. - Explicó Cándido: - Por eso lo que harás… será retarlos a duelo. -

- ¿A duelo? -

- ¡Exacto! Y lo harás en frente de todos los que puedas. ¡Que se corra la noticia de que Bryan el Archimago Necromante es un combatiente formidable! Ya te he seleccionado a los primeros murientes. Fíjate que dije la palabra “muriente” y no “blanco”. ¿Sabes por qué? -

- Porque los simples asesinos son los quienes tienen blancos, porque los asesinos a veces fallan. En cambio, los Ejecutores tienen murientes, porque una vez que reciben el nombre de su objetivo, el tiempo de vida que les queda es una simple cuestión de trámite. - Respondió Bryan, que había memorizado las palabras que una vez escuchó decir a Fortunato, el ex Ejecutor que Lawrence ahora usaba como espía.

- ¡Exactamente! - Asintió Cándido: - Bueno, tus “murientes” tienen dos cosas en común: Se ganaron mi odio y son unos malditos hijos de puta. Así que el pueblo los detesta. -

- Ya veo. -

- “El joven Liberto que superó las barreras de la esclavitud hasta volverse el Archimago más joven de la historia, es también un paladín del orden que defiende a los más débiles de estos personajes abusivos… ¡Y además es invencible!” - Recitó Cándido como si leyese un poema épico: - Eso será suficiente para encandilar al pueblo y no escucharán cualquier cosa que les diga el Templo de Idramón. Al mismo tiempo, el Emperador sabrá que puedes vencer a estos terribles criminales en un combate directo y se convencerá de protegerte.

Finalmente, yo usaré todo esto para justificar que te asciendan a Tribuno Militar. Si lo haces bien, Bryan, olvídate de ser un simple Señor y conformarte con un pequeño Castillo fronterizo. ¡Podrías incluso superar las barreras para llegar a ser Barón, Conde o incluso Marqués! -

- ¡¿Qué?!... Pero yo pensé… ¡que ascender de ese modo era imposible! - Balbuceó Bryan por la impresión: - ¿Acaso no hay norma y tradiciones que prohíben a un esclavo liberado recibir semejantes honores en una sola generación? -

- Hay miles de esas reglas, Bryan… ¡Pero estamos Ad Portas de una Guerra Civil! - Explicó Cándido sonriendo astutamente: - No olvides esto: Las Leyes callan en tiempos de guerra. -

Bryan casi se cae de bruces. Jamás ni en sus sueños más locos habría imaginado que podría presentarse una oportunidad semejante, pero Cándido tenía razón al decir que la tensa situación política actual era también una oportunidad de que un advenedizo como él se saltease muchas normas. Y si tenía el respaldo de Cándido, el Gran Maestre del Manto Oscuro, más la ayuda de Lawrence en caso de que este realmente se volviese Emperador… ¡No era tan imposible imaginar a Bryan en la posición de Conde o Marqués!

Sin embargo, sus experiencias pasadas le habían enseñado que cuando algo era demasiado bueno para ser cierto, era porque no lo era o por lo menos tenía alguna trampa incluida. Así que se obligó a recuperar la calma con una respiración profunda y preguntó.

- ¿Qué ocurre si fallo? -

- Es todo o nada, Bryan. - Dijo Cándido contento de ver que el joven necromante no se había dejado cegar por los beneficios: - Si fallas, lo más probable es que mueras, porque todos tus objetivos son personas peligrosas. Pero incluso si sobrevives… mejor no vuelvas. Porque si no eres capaz de vencer a estas personas, entonces no tienes valor como carta de triunfo. Y en ese caso yo mismo le recomendaré al Emperador que le entregue tú cabeza al Templo de Idramón para ganarnos su favor. -

Bryan apretó mucho los labios y examinó el rostro de Cándido. El Gran Mago hablaba en serio y definitivamente entregaría su cadáver a los perros si no demostraba los resultados esperados, pero también podía entender su postura. Después de todo, Cándido estaba haciendo bastante para ayudarlo.

Era cierto que esta ayuda no era gratuita y que se debía principalmente al interés, pero Cándido no era ni su pariente ni su amigo, así que para empezar la interacción entre ambos siempre había sido por mutuo beneficio.  Además, si bien el Gran Mago se comportaba como si no fuese gran cosa, lo cierto era que entregarle el título de Ejecutor no podía ser algo muy sencillo. La reputación era lo más importante para un Aristócrata y Cándido estaba poniéndola en riesgo por Bryan. Era justo que se protegiese en el caso de que su protegido demostrase no estar a la altura.

Como si pudiese leer su mente, Cándido habló con un tono serio: - Sólo hago esto porque recuperaste ese texto de Ascanio Ítalo. -

Al final, Cándido no me necesita. No en realidad. En cambio, yo estoy en una situación mucho más complicada de lo que había imaginado, así que requiero de toda la ayuda posible.” Se dijo Bryan suspirando.

Todo o nada. Verdaderamente Cándido había usado las mejores palabras para describir su estado actual.

- Comprendido, mi señor. - Dijo Bryan asintiendo: - Los murientes serán eliminados. -

Cándido asintió y habló con una voz más amable: - No tienes que sentir nada por ninguno de ellos. Nuestros espías ya confirmaron que todos son criminales, solo que no conseguimos apoderarnos de las pruebas para arrestarlos. Así que serán ejecutados por ti.

Los he colocado en un orden de acuerdo a su grado de peligrosidad. Los primeros deberían relativamente sencillos, pero luego tendrás que lidiar con auténticas bestias. Vencerlos puede ser difícil, pero también servirá para que el Templo de Idramón se lo piense mejor antes de intentar atacarte. -

- Le agradezco mucho, Maestro Cándido. - Dijo Bryan haciendo una reverencia mientras recibía un fajo de documentos con la información de los murientes: - Aunque me gustaría preguntarle una última cosa. -

- ¿Cuál? -

- Yo obtengo un ascenso, el Imperio se libra de unas lacras y el Emperador obtiene una nueva carta de triunfo en su arsenal… ¿qué saca usted de todo esto? -

Cándido no dijo nada por un momento, pero luego se acercó y puso su dedo en el último nombre del documento, el más peligroso de todos.

Vlad Cerrón.

- Este perro se atrevió a morder más de lo que podía tragar. - Dijo finalmente Cándido con un tono gélido: - Y luego provocó a alguien a quien nunca debió haber provocado. -

- ¿A quién? -

- A mí. - Enfatizó Cándido con una sonrisa aterradora capaz de helar la sangre de quienes la veían: - Así que por favor no me falles, Archimago Ejecutor Bryan. -

- Escucho y obedezco. - Respondió Bryan.

- Bueno, aún tengo cosas que hacer aquí. - Dijo Cándido levantándose y toda la agresividad de su rostro desapareció en tan solo un instante: - Descifrar el documento de Ascanio Ítalo me está costando mucho más de lo que pensé, pero el Emperador quiere que se haga en el menor tiempo posible. Por eso tengo que revisar los Archivos aquí. -

- Ya veo. - Comentó Bryan mientras fingía que se interesaba en la arquitectura del entorno para que Cándido no notase su nerviosismo. Y es que él le había entregado una versión mucho más sencilla de entender a Emily, gracias a que tenía la Biblioteca del Cementerio de la Muerte, donde encontró muchos diccionarios y definiciones antiguas a los que nadie, ni siquiera el Manto Oscuro, tenían acceso.

Pero no pensaba entregarle nada de eso.

Cándido quitó la barrera de insonorización y comenzó a conversar sobre temas triviales para matar el tiempo. Poco después se escucharon unos pasos que anunciaron el regreso del Archimago Apolodoro, seguido de cerca por la joven recepcionista.

- Maestro Bryan. - Dijo Apolodoro entregándole ceremonialmente un rollo de un papel color dorado y brillante como el oro, así como un medallón de plata que representaba el símbolo de la serpiente devorando su cola: - Desde este momento usted es oficialmente un Archimago Necromante. -

- Muchas gracias, Maestro Apolodoro. –

El Uroboros: símbolo de los magos y su búsqueda eterna de conocimiento.

- Es un honor haber podido examinar al Archimago más talentoso de esta generación. Ahora bien, mi Señor Cándido. Las barreras se han retirado y los Archivos estarán abiertos por tres horas. ¡Será mejor que vayamos de una buena vez! -

Los dos hombres venerables se marcharon juntos hacia la matriz de trasporte y desaparecieron, dejando a Bryan solo con la recepcionista.

- Muchas gracias por todo, señorita. - Dijo Bryan con una sonrisa brillante para agradecer a la joven que lo había atendido.

- Felicitaciones señor… no, ¡Maestro Bryan! ¡Felicitaciones por convertirse en el Archimago más joven de este siglo! - Respondió la joven haciendo una reverencia como si estuviese ante un aristócrata, pues tal era la dignidad que le correspondía ahora.

Bryan asintió sin dejar de sonreír y se retiró con una expresión amable. En ese momento sus cabellos oscuros reflejaron las ultimas luces del atardecer de un modo bastante especial, que lo hizo verse increíblemente atractivo. La joven recepcionista sintió que su corazón latía fuertemente y levantó una mano de forma inconsciente mientras abría la boca para hablarle. Pero antes de que pudiese decir nada, Bryan desapareció en la matriz de transporte.

Que joven tan guapo… ¡No! ¡¿Qué estoy pensando?! Pero quizá… Es un gran partido…  ¡Un Archimago a esa edad! Y también parece muy poderoso… Además, su mirada era dulce… ¡Seguro que es una persona noble y amable!” Pensó la recepcionista en secreto, mientras se abanicaba con las manos para bajar un poco el bochorno de sus mejillas.

No era que la recepcionista fuese mala juzgando el carácter en general, pero Bryan exudaba un atractivo natural para el sexo opuesto debido a un efecto secundario de la magia demoníaca. Esa jovencita no podía ser culpada.

Afuera de la torre, Bryan se marchó volando porque ya no tenía que ocultar esta capacidad ahora que era un Archimago. Además, necesitaba un poco de privacidad para leer el documento.

Primer Muriente: Colbert, un Caballero de la Tierra asignado a gobernar una pequeña provincia costera y un castillo de frontera. Su título es el de Señor. Es culpable de usurpación, robar al estado… violar y asesinar a siete niñas.

- ¡Vaya, el tipo de persona que más me agrada! - Murmuró Bryan sonriendo de un modo muy oportunista: - Porque no importa las cosas horribles que les haga… ¡Jamás me siento culpable! -

Bryan como Archimago

Nota del Traductor

Hola amigos, soy acabcor de Perú, es miércoles 08 de febrero del 2023.

Este capítulo fue modificado y también se le agregaron partes completamente nuevas. La primera de ella es la primera escena pasional que originalmente se agregó porque en la versión de Ni Can Tian Bryan simplemente se marcha de la casa de Phoebe sin siquiera despedirse, únicamente dejándola en su cama. No se nos explica cómo la sacó del baño ni cómo esquivó a todo el personal del gremio. Eso me parecía bastante maldito de su parte.

Luego agregué la escena cómica del mayordomo porque quería hacer una transición y cierre hacia el segmento del Colegio de Magos sin que pareciese un simple corte. Creo que me quedó bastante bien.

También cambié las descripciones del Colegio y no me refiero solo a la arquitectura sino a las funciones y secciones que posee, porque me pareció necesario ahondar un poco más en ello. También cambié los nombres e incrementé el número de los jueces para darle a todo un mayor ambiente de seriedad, porque se sentía muy simple que un Archimago solo fuese el que lo evaluase.

Las pruebas también fueron cambiadas porque en el original simplemente le piden que invoque a una Criatura Oscura. Yo agregué lo de la caja para que se sintiese que realmente ha pasado mucho desde que los necromantes son fuertes y también la habitación con la barrera para aumentar la dificultad.

La escena con el diálogo entre el caballero del mal y Bryan es completamente inspirada en una de la novela fantástica “Más allá de las Sombras” de Brent Weeks pues quería dejar claro que las Criaturas Oscuras más poderosas también adquieren inteligencia. Espero que les haya gustado.

Las Magias Almáticas fueron un invento mío. En el original hay otras magias que Bryan puede usar, pero me parecían muy OP y luego uno estaría preguntándose todo el tiempo “¿Por qué simplemente no las usa de una vez?”. Además, algunas eran tan desagradables que no podían ser vendidas como algo bueno ni por todos los Mantos Oscuros del mundo.

Que Bryan conozca la existencia de estas magias, pero todavía no pueda usarlas será la mejor excusa para justificar que tenga dificultades. Lo cierto es que las magias originales también eran un poco inútiles en el sentido de que Bryan ya puede hacer algunas cosas parecidas con su magia demoniaca.

En la versión original Cándido le sugiere que se haga famoso retando a duelo a mucha gente importante que son criminales. En pocas palabras, iba a ser una especie de desafíos de artistas marciales, donde un tipo llega al dojo de una persona para desafiarlo y finalmente lo mata.

Era muy tonto así que decidí cambiarlo por asesinatos, pero entonces el protagonista no sería bien visto si estos salían a la luz.

Es por eso que inventé desde hace mucho el cargo del Ejecutor: Una especie de Asesino/Policía/Comando que destruye a los enemigos del imperio. El cargo está inspirado en los Ejecutores de la saga Ángel de la Noche con el de los Espectros de Mass Effect. Ya tenía pensado desde hace mucho darle a Bryan este cargo de verdugo y juez.

Gracias a esto se llegó a un compromiso, porque la salida de los duelos de Ni Can Tian se ve menos infantil de este modo y es más creíble. También modificaré las víctimas, porque los originales son un poco genéricos. ¡Espérenlo con emoción!

Pero déjame saber tu opinión en los comentario: ¿Te gustó el capítulo? ¿Qué te pareció la escena del mayordomo? ¿Te gustaron las pruebas de Bryan? ¿Qué tal los diálogos con el Caballero del Mal? ¿Qué te parecieron las intrigas de Cándido? ¿Qué opinas del cargo de Ejecutor? ¿Qué te pareció el concepto de las Magias Almáticas?

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¡Nos vemos en el siguiente capítulo!