232 La Danza Mortal entre el Dragón y la Serpiente

La Hidra era un monstruo enorme con un largo cuerpo inferior parecido al de una gruesa serpiente, el cual iba creciendo y ensanchándose hasta asemejarse al torso de un lagarto. De hecho, tenía dos poderosas patas delanteras armadas con garras letales que usaba para arrastrarse a una velocidad impresionante. Pero lo más impactante eran los 8 gruesos cuellos sauropodomorfos que eran incluso más largos que el resto de su cuerpo. Todos ellos terminaban en aterradoras cabezas de dragón, con fauces llenas de dientes y unos ojos amarillos.

En varias partes de su cuerpo sobresalían protuberancias afiladas y claramente estaba protegida por una armadura de escamas. Bryan no podía estar muy seguro de nada más, debido a que la Hidra tenía el poder de mimetizarse con el entorno y en ese momento la mitad de su cuerpo estaba escondida tanto física como mágicamente, pues ni siquiera sus Espectros Oscuros podían verla con claridad.

Sin embargo, Bryan les pidió a sus criaturas que se concentrasen en percibir el cambio de las corrientes de aire en los alrededores (donde debía estar el monstruo) y gracias a ello ahora tenía una idea bastante aproximada de su ubicación. Aun así, decidió que lo mejor era pelear asumiendo que no podría anticipar sus ataques.

- ¡Vamos! - Exclamó Bryan saltando hacia adelante.

Gilberto rugió mientras asumía su verdadera forma para avanzar serpenteando por el suelo con tanta fuerza, que destrozaba el entorno a su paso. Bryan aprovechó para aterrizar directamente sobre la frente del dragón, mientras aferraba al Desgarrador Sombrío.

Al principio la Hidra se quedó quieta y volvió a mimetizarse para esconderse. Pero cuando se dio cuenta de que Gilberto avanzaba directamente hacia ella, cambió por completo de actitud y dejó de lado el camuflaje. Entonces sus nueve cabezas rugieron mientras se abrían paso entre los árboles para morder a Gilberto.

- Los obstáculos le convienen a ella… ¡Destruye el entorno! - Exclamó Bryan, y Gilberto obedeció abriendo sus fauces para desatar un terrible ataque de área con su aliento venenoso. Muchos árboles que fueron alcanzados murieron casi de inmediato, otros resistieron un poco antes de colapsar. Inmediatamente cientos de Criaturas Mágicas comenzaron escapar despavoridas de sus refugios en auténticas estampidas, alejándose desesperadamente del combate entre dos monstruos de Nivel I.

Pero a pesar de recibir el aliento venenoso de Gilberto, la Hidra no se amedrentó en lo más mínimo. De hecho, las nubes tóxicas no tuvieron ningún efecto sobre ella. Y muy pronto fue evidente el motivo, porque las nueve fauces comenzaron a expulsar su propio aliento venenoso hacia Gilberto.

El Dragón Negro rugió sin detenerse y continuó sin inmutarse. Parecía que ambas criaturas eran capaces de resistir el poder de sus respectivos alientos, así que el combate físico sería el principal.

Las nueve cabezas de la Hidra cayeron sobre Gilberto con los colmillos preparados, pero no consiguieron atravesar de inmediato la poderosa coraza natural de escamas negras que tenía. El Dragón sintió dolor por la fuerza del golpe y las mordidas, pero inmediatamente contratacó con sus propias fauces, aferrando uno de los cuellos para morderlo salvajemente. Al mismo tiempo, el dragón utilizó sus garras afiladas y dio devastadores golpes con su cola.

La lucha entre ambas criaturas era terrible, estruendosa, caótica y generaba escombros por doquier. Gilberto tenía la ventaja en pura fuerza física y consiguió llenar a su oponente de terribles heridas de las que manaba una sangre verdosa. Pero los numeroso cuellos de la Hidra rápidamente formaron ataduras alrededor del Dragón, como si fueran enormes serpientes constrictoras que limitaban sus movimientos. Finalmente, dos cabezas, que todo el tiempo habían permanecido libres, se alzaron como serpientes para atacar las articulaciones de las alas del Dragón Negro y privarlo así de su capacidad de volar.

Gilberto estaba medio inmovilizado y no podía defenderse. Pero en ese momento Bryan entró en acción. Durante todo el combate aprovechó que era inferior en tamaño para mantenerse fuera de vista, pero de pronto apareció corriendo por el lomo de Gilberto y arrojó una bola de Fuego Glacial Místico Carmesí para destruir una de las cabezas, mientras cortaba el cuello de la otra cabeza con un furioso tajo de su Desgarrador Sombrío.

La Hidra gritó de dolor y del cuello cercenado comenzó a salir un oloroso chorro de sangre verdosa. Pero Bryan no se entretuvo ahí y en su lugar arrojó otro tajo terrible hacia uno de los cuellos que sometía a Gilberto. Esto fue suficiente para que al Dragón se liberase. Entonces Gilberto aplicó más fuerza en su mordida para arrancar de cuajo el cuello que había estado aferrando con sus colmillos y la sangre fresca volvió a salir.

- ¡Excelente! - Exclamó Bryan eufórico, sin embargo, no tuvo tiempo para celebrar su hazaña, porque la Hidra ya era consciente de su presencia y una de sus cabezas comenzó a perseguirlo. Bryan intentó elevarse, pero una segunda cabeza apareció justo por encima de él, atacándolo desde arriba. Para sobrevivir al mortal ataque de pinzas, Bryan tuvo que aterrizar y rodar por el suelo a toda velocidad, esquivando por muy poco a ese monstruoso par de fauces, una de las cuales acabó mordiendo el suelo en el que acababa de estar. De inmediato Bryan se vengó saltando hacia adelante con su espada lista para volver a cortar otro cuello de la Hidra, cuyo muñón ensangrentado se retorció salvajemente, cubriéndolo todo de sangre.

Para entonces la hoja de su espada estaba bañada en esa sustancia verdosa. Además, cortar cada uno de esos cuellos (gruesos para la escala humana) había representado un gran esfuerzo físico incluso para Bryan y el brazo se le estaba entumeciendo. De inmediato llamó a la Esencia Mágica para aliviar el malestar, pero la sensación de incomodidad no desaparecía. También comenzó a sentir un leve mareo.

¿Qué?

De repente tuvo un presentimiento, pero antes de que pudiese convertirlo en una idea, Bryan se dio cuenta de que otra cabeza de la Hidra lo había visto y ahora estaba dirigiéndose hacia él para atacarlo con una velocidad pasmosa. Rápidamente saltó a un costado, pero esta vez fue un poco más lento de lo usual, de modo que los colmillos alcanzaron a golpear al Desgarrador Sombrío.

El arma mágica salió volando de su mano y la fuerza del golpe empujó a Brian varios metros, hasta que su espalda impactó contra parte de uno de los largos cuellos. Las protuberancias que le crecían en la superficie resultaron ser afiladas como espadas y por eso casi sufrió heridas de gravedad a pesar de su cuerpo reforzado. Pero el Arte del Noveno Diagrama Celeste le ayudó a moverse en otra dirección a tiempo, aunque pronto lo persiguió una nueva cabeza con dientes afilados. Bryan llamó al Desgarrador Sombrío, que regresó volando rápidamente y se incrustó con fuerza en el cuello de la cabeza que lo perseguía, ralentizando el movimiento de la bestia debido al dolor. Entonces Bryan cambió repentinamente de dirección para tomar la empuñadura de su arma y con el mismo movimiento cercenó otra cabeza de la Hidra, de la cual brotó un chorro de sangre verdosa.

Pensando que podía tomar un respiro, Bryan se dirigió hasta detrás de una gran roca para refugiarse y limpiarse un poco el rostro cubierto de sangre de la Hidra, pero cuatro cabezas comenzaron a seguirlo y antes de darse cuenta estaba esquivando dentadas afiladas para salvar su vida. La sangre era tan abundante, que parecía llenarlo todo. El agarre de su arma se volvió resbaladizo y sus párpados tenían problemas manteniendo limpios sus ojos. Además, los ataques de la Hidra parecían hacerse más rápidos por momentos.

Desesperado, Bryan comenzó a lanzar tajos diestra y siniestra, apenas escapando en el último momento. Su único objetivo para entonces era reducir la carga de Gilberto, pues cuantas más cabezas lo persiguiesen a él, menos lucharían contra el Dragón.

En un momento sintió que sus dedos perdían fuerza, de modo que el siguiente ataque de la Hidra lo desarmó nuevamente. Cuatro fauces llenas de colmillos cayeron inmediatamente sobre Bryan para matarlo a mordiscos.

- ¡Escudo de Hueso! -

La coraza ósea no pudo resistir los golpes de la Hidra y rápidamente se redujo a pedazos. Sin embargo, Bryan obtuvo un tiempo precioso para alejarse sin heridas graves. De inmediato se limpió los ojos de la sangre de la bestia, sintiendo que todas sus articulaciones protestaban y finalmente comprendió lo que ocurría.

No solamente la Hidra se había vuelto más rápida, sino que también él estaba moviéndose cada vez más lenta y erráticamente.

- ¡Es venenosa! ¡La Sangre de la Hidra también es venenosa! - Exclamó Bryan alarmado.

En efecto, la Hidra poseía dos tipos diferentes de venenos: Uno en su aliento y otro en su propia sangre. Este último era el peor de todos, pues su toxicidad era tal que una persona normal se moriría inmediatamente sólo por olerlo. Sin embargo, debido a que Bryan y Gilberto poseían una fuerte resistencia a los venenos se había demorado en hacerles efecto.

Pero finalmente estaba sucediendo. En particular Bryan estaba en una situación peor, porque era mucho más pequeño en comparación al Dragón. La Esencia Mágica comenzó a circular furiosamente por todo su sistema interno intentando purificarlo, sin embargo, el veneno de la Hidra era tan potente que se diseminaba más rápido de lo que era eliminado a pesar de que el Infante Sanguinario en su interior había despertado y estaba ayudándolo.

Bryan sintió que su mente estaba obnubilándose más con cada segundo que pasaba y no podía pensar bien. También sus reflejos eran mucho más lentos, al igual que su capacidad para percibir la realidad. La adrenalina producto de la batalla mitigó su dolor, pero ahora comenzaba a sentir el daño en sus órganos internos.

¡Este veneno tal vez sea peor que el de la Quimera!

Para que la Esencia Mágica pudiese salvarle la vida, tendría emplearla por completo para curarse. Pero entonces no podría usarla para incrementar su fuerza física, volar, dirigir a sus Espectros Oscuros, controlar al Desgarrador Sombrío o arrojar Fuego Glacial Místico. En pocas palabras, tenía que retirarse del combate inmediatamente o moriría.

- ¡Gilberto! - Gritó Bryan para llamar la atención del Dragón y pedirle ayuda. En ese momento su vista se había vuelto borrosa, pero todavía podía escuchar e intuía que el Dragón estaba un poco más adelante. Quería decirle que dejase de morder a la Hidra para que el veneno no entrase a su sistema.

Es mejor retirarnos de momento.

Sus ojos recuperaron un poco de claridad en ese momento… Y lo que vio lo dejó consternado.

Gilberto estaba luchando desesperadamente contra más de veinte cabezas de la Hidra que se habían envuelto alrededor de su cuerpo como si fuesen tentáculos con dientes. Hacía mucho que el Dragón Negro había intentado alejarse volando, pero eso resultó peor para él, porque las cabezas consiguieron enroscarse con mayor facilidad alrededor de su cuerpo.

Bryan no podía creer lo que estaba viendo, pero entendió todo cuando miró uno de los cuellos amputados que él mismo había cortado. Ahora comenzaba a regenerarse con una velocidad absurda y de la herida nacían dos nuevas cabezas de la Hidra, mucho más largas, agresivas y poderosas que las originales.

- ¡¿Nacen dos cabezas cada vez que le cortas una?! - Exclamó Bryan espantado.

En efecto, para su mala fortuna Bryan había faltado el día en que el profesor de mitología explicaba el mito de Heracles. Por eso, aunque conocía el nombre y la descripción física del monstruo, no era muy consciente sobre los detalles específicos. No hay que olvidar que Bryan era originalmente era un habitante de China y en su propia cultura existían criaturas similares a serpientes policéfalas. Así que, sin saberlo, en su mente había muchos datos que él creía que pertenecían a la Hidra, pero en realidad eran características de otras criaturas.

Maldición, en esos tiempos no tenía mi memoria eidética y casi todo lo que sé de este mundo lo aprendí en los libros de la Academia… ¡Pero ahí no decía nada sobre cómo se mata a una maldita Hidra! Debe ser porque es una criatura de Nivel I.

En ese momento cinco cabezas descendieron sobre Bryan para devorarlo, así que este esquivó rápidamente. Pero esta vez tuvo mucho cuidado de no cortar ningún cuello. Y mientras luchaba por escapar de este monstruo también trataba desesperadamente de diseñar una estrategia.

- ¡Gilberto! - Volvió a gritar Bryan tratando de darle instrucciones mientras escapaba, pero entonces vio que el Dragón usaba sus poderosas garras para amputarle dos cuellos a la Hidra, de los cuales comenzaron a nacer cuatro cabezas nuevas.

- ¡Maldición Gilberto! ¡Deja de cortar los…! -

Como si estuviese dándole la contraria, el Dragón eligió ese mismo instante para arrancar de cuajo otro cuello, del cual nacieron dos nuevas cabezas. Bryan trató de advertirle nuevamente, pero Gilberto parecía completamente inmerso en estado frenético que le impedía escuchar. Simplemente seguía dando mordiscos o zarpazos a diestra y siniestra, empeorando la situación.

- ¡¿Este estúpido no sabe hacer otra cosa que cortar cabezas?! - Bufó Bryan enfadado. Para entonces el veneno se había esparcido bastante dentro de su cuerpo y su condición estaba empeorando, por eso tuvo que renunciar a volar para ahorrar Esencia Mágica. Si este enfrentamiento hubiese ocurrido antes de que consumiera el líquido de la Orquídea Vital Centenaria quizá ya estaría muerto.

- ¡Mierda! ¿Por qué creí que este combate sería fácil? ¡Tengo que pensar en cómo salir de esto! - Exclamó Bryan enojado consigo mismo por no poder encontrar una solución. No se había dado cuenta de hasta qué punto el veneno de la Hidra afectaba sus procesos mentales, dificultándole pensar con claridad. Tampoco ayudaba que no pudiese detenerse ni tres segundos sin tener que esquivar la mordida letal de alguna cabeza.

Sin embargo, la diosa Fortuna todavía no lo había abandonado. Porque en cierto momento una de las cabezas de la Hidra dio mal una dentada y en lugar de desgarrarle el brazo como pretendía, golpeó a Bryan con tanta fuerza que le dislocó el hombro. Pero esto resultó ser una bendición disfrazada, porque sin querer terminó mandándolo a volar varios metros hacia la espesura del bosque, hasta que aterrizó en un lodazal cercano.

Bryan sintió un fuerte impacto que le despejó la cabeza e inmediatamente se concentró en curarse. La Esencia Mágica al completo comenzó a luchar contra el veneno, ayudando a mejorar sus síntomas un poco, apenas lo suficiente como entendiese en dónde se encontraba.

Mientras tanto las cabezas de la hidra lo estaban buscando, pero como el cuerpo de Bryan había terminado semi enterrado en el fango, lo pasaron por alto durante algunos momentos, que en esas circunstancias resultaron preciosos.

Al no poder usar la Esencia Mágica, Bryan recurrió a su Necromancia e invocó a más de veinte Gárgolas que volaron para atacar las cabezas de la Hidra, intentando cegarla. Normalmente todas las criaturas salvo las más poderosas huirían inmediatamente ante una bestia de Nivel I y el simple rugido de esta sería suficiente para hacerlas correr en estampida. Pero esto no aplicaba a las criaturas No Muertas y por eso las gárgolas no retrocedieron a pesar de que la Hidra trató de alejarlas con su bramido.

Bryan aprovechó que la Hidra estaba concentrada en el repentino enjambre de Gárgolas, para salir del lodazal y encontrar refugio detrás de unos troncos.

Entonces usó toda la Fuerza Mental que podía reunir para incrementar el número de Gárgolas, pues estas eran rápidamente devoradas por las cabezas de la Hidra. Mientras tanto el Infante Sanguinario ayudaba a la Esencia Mágica a contrarrestar el veneno. El dolor era intenso sobre todo en sus pulmones, pero Bryan pudo soportarlo y con el tiempo se encontró lo bastante bien como para dirigir a las Gárgolas él mismo, de tal modo que estas comenzaron a pelear de forma más o menos efectiva y causaron suficientes molestias como para provocar una abertura que Gilberto aprovechó inmediatamente para liberarse.

A pesar de este pequeño triunfo, Bryan entendía que la situación solo podía ser peor si permitía que la batalla se alargase más.

¡Muy bien, entonces tengo que observarla!” Se dijo Bryan a sí mismo: “¡Tiene que haber un modo de vencerla!

Para entonces Bryan se había recuperado lo suficiente como para volver a controlar a sus Espectros Oscuros. Sin embargo, incluso con la ayuda de sus criaturas era muy difícil observar una batalla tan caótica debido al gran número de cabezas con cuellos tan largos que se movían por doquier. Además, el veneno de la Hidra seguía afectándole, impidiéndole usar todo su potencial mental. Incluso perdía el conocimiento por momentos.

¡No te rindas! ¡Mírala! ¡Debe haber un modo de vencerla!

Encontrarás el secreto en una de las cabezas.

¡¿Qué?! ¡¿Quién?!

No importa ahora. Además, no es un secreto muy complicado. ¡Despierta!

Bryan abrió de golpe los ojos que había cerrado y supo que acababa de perder el conocimiento durante unos segundos sin darse cuenta, debido al el agotamiento.

- Otra vez esa voz familiar. - Susurró Bryan volviendo a enfocarse: - No sé quién eres ni por qué decidiste ser mi consejero… ¡Pero gracias! -

Nuevamente se esforzó por observar el enjambre caótico de cabezas que se cernían sobre Gilberto, en busca de alguna que pareciese diferente. Y cuando estaba a punto de perder la esperanza, se fijó en que una de las cabezas parecía ser ligeramente más pequeña que las demás y tampoco se movía con la misma ferocidad, sino que conservaba su velocidad de ataque inicial.

Cada vez que cortamos una cabeza, nacen dos que son más fuertes y peligrosas… pero esa no lo es. ¿Qué fue diferente con ella? ¿Acaso hice algo que…? ¡El Fuego Glacial Místico! ¡Quemé la cabeza! ¡La voz tenía razón, no era un secreto tan complicado!” Concluyó Bryan eufórico y entonces gritó: - ¡Gilberto, quema las cabezas! ¡Usa tu aliento de fuego! ¡De ese modo no crecerán! -

Los Dragones Negros normalmente vivían en el mundo subterráneo. Debido a eso no solían utilizar el aliento de fuego, pues las llamas consumían el oxígeno rápidamente y podrían quedarse sin aire para respirar. Ellos preferían usar variantes como el aliento venenoso o el ácido, que controlaban mejor y ante los que tenían una resistencia natural. En cambio, guardaban su aliento de fuego para circunstancias de emergencia, las cuales no eran muchas porque era muy raro que existiese otra criatura más poderosa que ellos en las profundidades.

Después de siglos en esta condición, el aliento de fuego de los Dragones Negros cambió de naturaleza, volviéndose más poderoso, concentrado y destructivo; aunque también más agotador de usar. Este fue el origen del Aliento de Lava.

El poder del Aliento de Lava era tremendo, pero extremadamente difícil de controlar. Gilberto solo podía utilizarlo un par de veces antes de quedar completamente agotado y por eso dudó cuando escuchó las ordenes de Bryan. Sin embargo, ante el terrible empuje de la Hidra junto con los efectos de su veneno, concluyó que estarían muertos si continuaban del mismo modo, así que abrió sus fauces arrojó su más terrible ataque.

Por un instante el aullido adolorido de la Hidra resonó en el bosque, pero rápidamente se perdió debido el sonido de todo el entorno quemándose. El Bosque Oscuro estaba lleno de árboles, vida y agua, que ahora se habían convertido en un auténtico pandemonio de nubes de humo negro alzándose hacia los cielos conforme el terrible incendio forestal se extendía, completamente fuera de control. Bryan tuvo que obligarse a correr a pesar del dolor para asegurarse de no quedar atrapado entre las llamas. Ni siquiera sabía hacia dónde estaba corriendo ni la distancia, simplemente tenía que alejarse.

Cuando finalmente consiguió llegar a un lugar relativamente seguro, confirmó que las llamas y la humareda eran demasiado intensas para sus ojos. Por suerte sus Espectros Oscuros eran inmunes al calor y sus ojos sobrenaturales detectaron a la Hidra.

El enorme cuerpo de la bestia estaba ahora cubierto de llagas y había perdido todas sus cabezas excepto una. El resto de su cuellos se habían convertido en muñones cauterizados por el chorro de lava ardiendo. La Hidra gritaba adolorida mientras corría desesperadamente para alejarse de las llamas. Al principio parecía que no tenía rumbo fijo, pero Bryan se dio cuenta de que estaba dirigiéndose hacia una especie de laguna a la distancia.

Si, como si te fuese a permitir huir, maldita desgraciada.

Bryan se mordió los labios y se sobrepuso al entumecimiento. Para entonces la mitad de su cuerpo se había recuperado del veneno, así que usó el Arte del Noveno Diagrama Celeste obligándose a volar detrás de la Hidra, aunque esta vez era consciente de la distancia apropiada que tenía que mantener.

- ¡Prisión Ósea! - Exclamó Bryan.

A diferencia de la Esencia Mágica, la Necromancia de Bryan no se había debilitado en lo absoluto. Y unos enormes Pilares de Hueso excepcionalmente gruesos brotaron del suelo alrededor de la Hidra repentinamente. Entonces miles de púas afiladas crecieron como ramas de su superficie, clavándose profundamente en el cuerpo de la bestia, que rugió con dolor y derramó más sangre venenosa.

Pero esta vez Bryan sabía que no debía tocar esas sustancia y se aseguró de mantenerse volando a una distancia segura. Entonces, con una sonrisa macabra, Bryan invocó un ejército de doscientos Guerreros Zombis que cargaron hacia la Hidra y comenzaron a atacar sus heridas.

- No importa que tan venenosa sea, al final esa sangre tuya debe ser necesaria para que vivas. ¡Voy a desangrarte como a un pollo en el matadero! -

La Hidra trató de resistirse, pero sus heridas solo se hacían más profundas por las púas de los pilares, las cuales tampoco la dejaban regenerarse por completo. Y los ataques de los Zombis constantemente empeoraban su situación. Además, ahora sólo tenía una cabeza, la cual no le alcanzaba para defenderse de tantos atacantes.

Pero cuando Bryan creía que ya la tenía atrapada, ocurrió algo sorprendente. Repentinamente la cabeza restante de la Hidra se volvió para dar un mordisco, pero no contra los Guerreros Zombis o los pilares de la Prisión Ósea… Sino contra ella misma.

La Hidra clavó sus colmillos en uno de sus muñones cauterizados, arrancando su propia carne y cuando Bryan comprendió lo que sucedía ya era tarde, porque un nuevo cuello comenzó a crecer para dar paso a una nueva cabeza. Esta a su vez repitió la acción de morderse en conjunto con la primera.

- ¡Maldita sea! - Exclamó Bryan iracundo al ver que la Hidra estaba recuperando sus cabezas con este método de automutilación.

Sin embargo, parecía que sus propios ataques no podían activar del todo su mágica regeneración. Porque en lugar de dos solamente brotaba una cabeza cada vez que la Hidra se mordía a sí misma. Tal vez fuese debido a toda la energía perdida durante la lucha o quizá fuese lo primero. En cualquier caso, la Hidra dejó de morderse en cuanto tuvo 9 cabezas como al principio del combate. Entonces las utilizó para destruir la Prisión Ósea y volvió a correr en dirección al lago.

- ¡No lo harás! - Rugió Bryan mientras extendía su mano para volver a conjurar, sin embargo, sintió un nuevo ataque del veneno en ese mismo momento y tuvo que aterrizar en un árbol cercano que por fortuna tenía gruesas ramas.

¡No puedo dejarla escapar ahora! ¡En cuanto sus llagas sanen volverá camuflarse!

Decidido a terminar con esta amenaza, Bryan tomó una decisión e invocó a sus criaturas más poderosas. El Zombi Élite de Tierra y el Pequeño Esqueleto aparecieron en frente suyo en ese mismo momento.

- ¡Estoy envenado y todavía no puedo luchar! ¡Deben detener a esa criatura antes…! - Comenzó a explicar Bryan. ¡Pero en ese momento fue interrumpido por un terrible rugido!

Los tres se volvieron en dirección al incendio forestal y vieron como Gilberto emergía volando de entre las nubes oscuras de un modo verdaderamente majestuoso. Parecía que su propia regeneración había funcionado y finalmente se había liberado de los efectos del veneno de la Hidra. Ahora parecía ser un auténtico monstruo nacido de la oscuridad.

- ¡¿A dónde te fuiste, Hidra miserable?! ¡¿Crees que esperaré a otra ocasión para vengarme?! - Rugió el Dragón Negro antes de batir sus alas para dirigirse como un huracán hacia la bestia que huía.

Esta vez Gilberto luchó más que nadie. ¡Se merece el honor de darle el golpe final!” Decidió Bryan entonces y miró a sus criaturas: - Protéjanme mientras me curo y apoyen al Dragón si ven que necesita ayuda. -

Luego se sentó en la rama para concentrarse en recuperarse y miró a Gilberto que en ese momento se precipitaba hacia la Hidra. Entonces dijo con reciente orgullo a su compañero que con tanto brío había combatido: - Me has servido bien. ¡Hoy verdaderamente eres un noble Dragón! -

Mientras tanto la Hidra avanzaba corriendo con todas las fuerzas que le quedaban, destruyendo a su paso los imponentes árboles en su camino. Parecía desesperada por sumergirse en las aguas y estaba punto de conseguirlo cuando Gilberto cayó sobre ella estruendosamente, justo en la orilla de la laguna.

Las aguas se agitaron y se mezclaron con el barro, tornándose de un sucio color marrón. Con el cuerpo casi completamente cubierto de barro, la Hidra hizo un último intento de luchar con sus cabezas, aprovechando que ahora se encontraba en un terreno ventajoso para ella. Sin embargo, el Dragón Negro también tenía ventaja en ese tipo de combate.

- ¡Yo venceré, Maestro Malvado! ¡Cuando el sol se eleve habré vencido! - Juró Gilberto con bravura antes de comenzar a combatir.

- ¡Derrótala, Dragón Gilberto! - Le respondió Bryan con admiración.

Las bestias se enfrascaron en furioso combate que provocó un auténtico oleaje en la laguna. Los temblores que provocaba el choque de esos enromes cuerpos hacían que incluso el árbol donde descansaba Bryan se sacudiese violentamente. Con una carcajada salvaje, Gilberto se zambulló de lleno en la laguna como una anguila enorme en pos de la Hidra, que continuaba tratando de escapar hacia las profundidades.

La orilla se había convertido en un caótico lodazal, del que ocasionalmente emergían las cabezas de la Hidra o la gran cola de Gilberto. Los cuerpos de ambos monstruos se fueron entrelazando cada vez más, conforme su combate se volvía más intenso.

El tiempo pasó y el enfrentamiento parecía no detenerse. Este sin embargo pareció tornarse cada vez menos extremo. De hecho, pasó de ser simplemente violento a volverse un encuentro frenético entre ambos, para finalmente tornarse en un encuentro extrañamente rítmico, casi como una especie de baile.

Al igual que la batalla, la sonrisa orgullosa de Bryan comenzó a cambiar poco a poco, para ser reemplazada por una que primero fue de duda, luego de confusión y consternación. Finalmente dejó de ser una sonrisa por completo.

¿Acaso están? ¡No! ¡No hay manera de que…! ¿O sí?

Como para confirmar todas sus sospechas, la voz de Gilberto resonó en ese mismo momento cargada de una obscena lujuria: - ¡Si, hembra! ¡Sacúdelo más…! -

 - ¡Estúpido lagarto! ¡Arruinaste todo el ambiente! ¡Devuélveme mi respeto! - Gritó Bryan con indignación, aunque sabía que el Dragón no podía escucharlo.

En efecto, poco después los cuerpos enroscados de ambos monstruos salieron a flote y fue evidente que no estaban luchando en el estricto sentido de la palabra. Bryan quiso seguir insultando a Gilberto, pero no pudo hacerlo, porque repentinamente un intenso olor a macho en celo inundó todo el aire en los alrededores y tuvo que taparse la boca para no vomitar.

El apareamiento de ambos monstruos se fue volviendo más intenso y también extraño. Ya no parecían realmente reptiles, sino una especie de extrañas babosas de lodo gigantes debido a lo enroscados que estaban sus cuerpos. Bryan realmente quería irse, pero el veneno de su cuerpo aún no había sido expulsado, así que se dio la vuelta con resignación para por lo menos no tener que ver el desagradable espectáculo, aunque el bufido intenso de ambas criaturas le perforaba los tímpanos.

Para su fortuna el sonido fue bajando de intensidad, aunque no porque el acto entre ambos monstruos se detuviese. Cuando Bryan miró por encima del hombro, vio que Gilberto y la Hidra se estaban reduciendo de tamaño y poco a poco fueron adquiriendo una forma antropomorfa, aunque sin dejar de copular. Por suerte estaban tan cubiertos de barro que realmente no mostraban sus cuerpos desnudos y más bien se veían como seres nacidos del fango.

La Hidra... ¿Un monstruo femenino?

Nota del Traductor

Hola a todos, soy acabcor de Perú, es miércoles 02 de marzo del 2022 y han sucedido demasiadas cosas en una semana: Rusia invade Ucrania, hay riesgos de una 3era Guerra Mundial, los precios de todo suben y por si fuese poco aquí el retrasado de Castillo sigue vivo de alguna manera.

Lo cierto es que estoy consternado por lo que ocurre. Siempre me pareció que Vladimir Putin era un hombre peligroso, cruel y despiadado; pero nunca creí que fuese idiota. No entiendo cómo es posible que crea poder salir airoso luego de esto. Rusia sufrirá por esto consecuencias económicas devastadoras. ¿Cuál es su plan exactamente? No lo comprendo.

Ahora, yo nunca he sido un demócrata convencido, pero hay cosas que jamás deben ser admitidas a pesar de cualquier opinión política. Y una de ellas es el ataque a ciudades. Que los soldados luchen y mueran es triste, pero entendible. Sin embargo, involucrar a civiles inocentes es inaceptable sin importar los motivos y creo que todos debemos condenar cualquiera de estas acciones.

Me solidarizo con el pueblo ucraniano.

Ahora las explicaciones.

Los cambios en este capítulo se inspiraron… bueno, a quien engaño, me inspiré bastante en la película animada de Hércules de Disney. No sé cómo será en inglés, porque yo la vi doblada, pero fue un mate de risa. Sin embargo, hubo también otras ideas por debajo de la narración.

El original nos presenta una pelea muy corta y realmente no la recuerdo bien. Lo he rehecho casi por completo, así que el producto final contiene un lógica diferente. Como saben, sigo la idea de que un protagonista no puede ganar fácilmente siempre, tiene que tener objetivos que cumplir, tiene que fracasar y soportar dificultades para ser creíble. De otro modo solo estaríamos leyendo la historia de una autocomplacencia.

El capítulo entero es una batalla que pretende ser emocionante, pero también es un error táctico de Bryan por asumir que el monstruo es más débil de lo que es y no haber tenido en cuenta una estrategia alterna para retirarse hasta que fue demasiado tarde.

Esta sensación se refuerza con el hecho de que Bryan no conozca la historia de la Hidra. Creo que muchas personas la conocen, pues es un monstruo muy famoso que ha aparecido en casi todos los medios. El hecho de que nuestro protagonista no sepa que las cabezas vuelven a crecer o sobre la sangre venenos (que en el mito es capaz de matar hasta a inmortales como los Gigantes), refuerza el sentimiento en el lector de que está cometiendo “un grave error”.

Sin embargo, este error es compensado con la voluntad de lucha, que a pesar de las dificultades le permiten sobrevivir hasta el épico y luego cómico final.

En cierto sentido este capítulo está pensado como un contraste del anterior. La Quimera no es un monstruo tan conocido y por eso muchos lectores podrían no tener claro lo difícil que es enfrentarla, pero Bryan la mata con gran habilidad. La Hidra en cambio es un monstruo más conocido y uno esperaría que la matase con facilidad, pero Bryan sufre para encontrar su debilidad, sin embargo, aun así, sigue luchando hasta que logra sobreponerse al peligro.

Esta fue la idea central que guio la narrativa, espero que lo aprueben.

Para la ejecución elegí un narrador que el estuviese casi totalmente concentrado en la perspectiva del protagonista. Quería que el lector se sintiese en el lugar de Bryan, pero esto también me ayudó a omitir muchos detalles o descripciones del combate. De este modo creo haber presentado una batalla que se siente caótica y llena de dificultades, pero sin la necesidad de escribir las enormes cantidades de explicaciones que habría tenido que poner si hubiese elegido una narración omnisciente.

Para las imágenes tuve que navegar bastante dentro de la internet y encontrar aquellas que sirviesen mejor a los propósitos ilustrativos. Luego se necesitó retocarlas bastante en Photoshop. Muchas veces no tenían la resolución, el tamaño o incluían detalles innecesario que había que modificar. Me tomó bastante terminarlas.

Por último, debería mencionar que el título revelaba demasiado el final, pero me pareció que sería más divertido que uno llegase a ello de forma inesperada. Por eso lo modifiqué por otro que a primer avista puede ser una clara referencia a la batalla entre Gilberto y la Hidra, pero leído de otro modo también podría ser entendido como un doble sentido. Sin embargo, no creo haberlo logrado del todo.

Eso sería lo más general, pero si desean pueden compararlo con el original y luego elegir que partes les parecieron buenas o qué partes se podrían mejorar.

Si les gustó este capítulo por favor dejen su opinión en los comentarios. Si desean colaborar con este proyecto por favor usen los enlaces de mi cuenta Patreon, así podré comprar aceite para cocinar, pues debido todo lo que ocurre en Ucrania los precios se han vuelto a disparar en los mercados. Si ven algún error ortográfico, por favor señálenlo.

Como nota final quiero avisar que esta semana debo prepararme par aun examen, así que quizá el próximo capítulo salga con retraso. Sé que ya lo he dicho antes y al final logré cumplir, pero igual quiero avisar por si acaso.

Nos vemos en el siguiente capítulo.