241 Ascanio Italo

El obelisco medía más treinta metros de altura y parecía tallado en el más puro vidrio volcánico que, pese a ser negro, estaba tan perfectamente pulido que reflejaba la escasa luz en el entorno. En el interior, como si hubiesen estado ahí cuando se formó la roca en bruto, resplandecían varias filas de palabras, cada una de las cuales parecía escrita usando letras diferentes.

Es como si fueran el mismo texto, pero en diferentes idiomas.” Dedujo Bryan.

Sin embargo, la última de ellas estaba escrita con el lenguaje común y por ello atrajo su atención. Cuanto terminó de leer, Bryan estaba mudo de asombro.

YO SOY ASCANIO ÍTALO, EL MAGO OSCURO MÁS PODEROSO.

SI ALGUIEN QUIERE SABER CUÁN GRANDE SOY Y DÓNDE DESCANSO…

¡QUE SUPERE ALGUNA DE MIS OBRAS!

Ascanio Ítalo, el Mago de la Oscuridad. Por supuesto que Bryan lo conocía, al igual que cualquier ciudadano en el Imperio Itálico, pues se trataba de nada menos que el padre fundador de su ciudad capital y el mago más poderoso en toda la historia de su nación.

Naturalmente, era un semidiós.

La historia de Ascanio Ítalo estaba llena de misterio y como todas las leyendas había muchas versiones de ella, pero por suerte todas compartían un marco general.

*****

Setecientos años atrás, antes de la fundación de Itálica, existía una poderosa ciudad legendaria llamada Albánica, el tesoro de la Aurora. Ahí reinaba un rey guerrero muy querido por su pueblo pero que ya estaba envejeciendo. Un día su malvado hermano menor conspiró para exiliarlo y así usurpar el poder. Y para evitar que alguien lo desafiara, asesinó a todos los hijos de su hermano con una única excepción de Itálica, la hija menor, a quien no consideraba una amenaza.

No pudo cometer mayor error, porque un dios se enamoró de ella y la dejó embarazada del niño al que pusieron ASCANIO ÍTALO.

El pequeño Ascanio vivió la mayor parte de su vida escondido de su malvado tío, pero creció en fuerza, sabiduría y poder hasta el punto en que era capaz utilizar magias que nunca antes se habían visto en el mundo.

Quizá desarrolló un particular interés por la magia oscura debido a haber tenido que llevar una vida oculta durante su infancia o quizá fue por su talento natural, pero lo cierto era que, después de él, nadie logró semejante dominio de esta disciplina.

Cuando Ascanio creció, derrotó él solo a todos los guerreros de su malvado tío y reinstauró a su Abuelo en el poder. Pero como este todavía tenía largos años de vida por delante, Ascanio Ítalo decidió abandonar la ciudad de Albánica para fundar una propia.

En esta aventura lo siguieron muchos jóvenes que deseaban aventuras o no veían demasiado futuro en su ciudad de origen. Entre ellos se encontraba el futuro prodigio militar y la persona que se convertiría en el mejor amigo de toda su vida: El Paulo Augusto, conocido luego como Paulo el Conquistador.

Juntos iniciaron un largo viaje que los llevó por parajes remotos y desconocidos en ese entonces. También se enfrentaron con muchos enemigos poderosos como el Berserker Eren y sus salamandras antropófagas, lucharon con los Hombres Oso, derrotaron al Gran Dragón de clase Gusano conocido como Magnón el Cruel, mataron al Jabalí Erimanto y atravesaron el Bosque de los Horrores donde habitaban las brujas de Edimo.

En su camino se hicieron muchos amigos, todos ellos personajes legendarios que se convertirían en leyendas por derecho propio y también en los patriarcas fundadores de los cinco clanes conocidos como los QUINTOS, las primeras cinco grandes Familias Aristócratas del futuro imperio.

Los primeros Quintos

Finalmente llegaron a un territorio fértil que parecía un auténtico jardín de las delicias y que había sido bendecido por el dios de la guerra, padre del mismísimo Ascanio Ítalo. Ahí vieron como un águila majestuosa se posaba repentinamente en el suelo para devorar una serpiente, lo cual significaba que los dioses les estaban señalando ese lugar.

Como tenía el más noble origen entre todos y había sido el líder de la expedición, Ascanio Ítalo tuvo el honor de ponerle nombre a la nueva Ciudad Estado que fundarían. El Mago Oscuro decidió bautizarla en honor a su madre: Itálica. Y ahí mismo comenzaron a construirse los primeros hogares de lo que en el futuro sería uno de los imperios más poderosos del continente Vathýs.

Ascanio Ítalo se convirtió en uno de los dos reyes de la ciudad, mientras que su hermano por adopción, Paulo el Conquistador, se convirtió en su corregente con el mismo grado de autoridad. El resto de los Quintos se volvieron la semilla de lo que sería el Senado de Itálica, que en ese entonces solamente contaba con tres consejeros, pero finalmente se volverían más de 300 senadores cuando llegaron a la etapa imperial.

La historia no terminaba ahí, porque el terrible rey de los Orcos, Atesmo el Sanguinario, invadió toda la región con una horda de trescientos mil guerreros. En aquellos tiempos esa raza maldita todavía pululaba en la superficie y eran la mayor amenaza para el género humano.

La Ciudad de Itálica acababa de ser fundada y solamente tenía un ejército voluntario de cinco mil personas, pero cada uno de los jefes de los Quintos era un Supremo y los lideraba Ascanio Ítalo, cuyo poder era tan grande que ya era considerado un Mago Divino. Los detalles de la Guerra contra los Orcos no estaban claros, pero los invasores acabaron siendo masacrados y los pocos que sobrevivieron tuvieron que arrastrarse hasta las profundidades del mundo para escapar de la ira de Ascanio.

Sin embargo, la paz no duró mucho tiempo, porque el terrible monstruo femenino conocido como LITNAS atacó el continente, destruyéndolo todo a su paso.

Este terrible ser era tan grande como una montaña descomunal y poseía un cuerpo de mujer con la mitad inferior de dragón. Su piel estaba cubierta por escamas invulnerables. Escupía veneno con gran alcance y poseía unas garras que se doblaban como una hoz de uñas corvas. Pero su principal característica era que la luz en cualquiera de sus formas aumentaba sus poderes hasta tal punto, que en pleno día era prácticamente inmortal. Litnas podía absorberla utilizando unas gigantescas alas que nacían de su cintura.

Litnas el monstruos femenino

Ascanio Ítalo se enfrentó él solo a esta monstruosa criatura en un legendario duelo que estremeció los mismísimos cimientos de la tierra y que duró cinco días con sus noches. Al amanecer del sexto día el Mago Divino usó sus poderes para provocar un eclipse total que duró una semana entera, lo que debilitó progresivamente a la monstruosa Litnas hasta que finalmente consiguió matarla.

Historias semejantes adornaban la leyenda de Ascanio Ítalo igual que las joyas de una corona. Todos los niños conocían las historias acerca de cómo sometió a las tribus bárbaras alrededor de sus dominios y finalmente los asimiló dentro del nuevo reino, convirtiéndolos así en la segunda generación de aristócratas. Ascanio también expulsó a los Hombres Bestia que azolaban el territorio de las montañas de Kerlan y consiguió que todas las Ciudades Estado vecinas reconociesen a la suya como una potencia regional. Su iniciativa más importante fue conformar una gran alianza entre todos estos pueblos de la región que fue proclamada en su momento como la Liga Itálica, pero que más adelante se convertiría en la base del actual Imperio Itálico.

Sin embargo, el único detalle de la leyenda que no estaba claro era su final.

Algunos decían que Ascanio Itálico desapareció un día en medio de una terrible tormenta, pues su padre el dios de la guerra vino, a recogerlo en un carro de fuego. Otros creían que Ascanio logró atravesar el último nivel de poder que separa a los mortales de los seres verdaderamente divinos y se convirtió en un dios por derecho propio. De hecho, Ascanio Ítalo era adorado desde hacía setecientos años en el templo principal de la ciudad, junto con las deidades más importantes del Imperio.

Otras versiones más oscuras afirmaban que Ascanio Ítalo terminó cansándose de la gloria en las conquistas militares y los asuntos políticos, de modo que abandonó todo para esconderse en los rincones más lejanos del mundo y terminó su existencia en soledad, atormentado por el hecho de haber llegado a la cima del poder que un ser viviente podía alcanzar y sin más posibilidades de crecer o hacerse más fuerte.

También había un teoría, mucho más pesimista, la cual decía que Ascanio murió por culpa de sus propios poderes. Y es que debido al gran número de heridas que sufrió durante sus batallas, su cuerpo quedó bastante debilitado y con el pasar de los años finalmente no pudo contener el inmenso poder mágico que tenía, así que se desintegró.

Sin importar cual fuese la verdad, lo cierto es que un día el monarca Ascanio Ítalo, Mago Divino de la Oscuridad, desapareció de la faz de la tierra como si nunca hubiese existido.

En su lugar el corregente de Ascanio, Paulo Augusto, se convirtió en el único soberano de la ciudad. Pero nunca pudo superar la desaparición de su único amigo al que quería como a un hermano, así que inició grandes empresas de búsqueda para encontrar su paradero, descubriendo de ese modo muchos lugares del mundo que en ese entonces eran desconocidos. Durante su reinado las fronteras del Imperio Itálico no dejaron de crecer y su nueva prosperidad atrajo muchos colonos sin hogar que deseaban un nuevo lugar para asentarse, los cuales se volverían los primeros Plebeyos tras ser aceptados.

Sin embargo, nunca nadie volvió a saber de Ascanio Ítalo.

*****

Esos eran los cuentos que Bryan conocía. Pero al final se suponía que no eran más que eso: Cuentos. Para empezar la legendaria ciudad de Albánica, el lugar de nacimiento de Ascanio Ítalo y Paulo el Conquistador, había sido destruida siglos atrás y nadie sabía dónde estaba su paradero o si alguna vez existió en realidad. Muchos estaban seguros de que no era más que un invento para ennoblecer aún más a los primeros miembros de los Quintos, porque ese emplazamiento ya estaba asociado a otros mitos y leyendas de semidioses.

Además, gran parte de los documentos históricos sobre los primeros tiempos de Itálica eran en realidad referencias de historiadores que vivieron siglos después. Y es que debido a la precariedad inicial de la primera ciudad ocurrieron muchos incendios que destruyeron la mayoría de textos originales.

Finalmente estaba el hecho de que, aparte de la escultura del templo principal, nadie había encontrado ningún tipo de evidencia física que perteneciese directamente al semidios, ya fuese una lápida conmemorativa, una reliquia o una tumba.

Ahora, como caído del cielo, Bryan se había encontrado nada menos que con un obelisco gigantesco que llevaba el nombre de ese personaje tan célebre. Y para colmo en medio del Bosque Oscuro, donde no tenía ningún sentido que estuviese.

Esto tengo que investigarlo detenidamente.” Se dijo Bryan adelantándose para examinar minuciosamente el monolito.

Sin embargo, en ese momento percibió que la señal de Gilberto se estaba acercando rápidamente y también le transmitía una sensación de ansiedad, como si estuviese escapando muy asustado de algún tipo de peligro.

Bryan entonces se olvidó temporalmente del monumento y más bien preparó sus poderes. La Esencia Magia que tenía aún estaba lejos de su máximo, pero durante el viaje había recuperado casi la mitad gracias a los esfuerzos del Infante Sanguinario, de modo que debería poder aguantar un combate no muy prolongado.

Sin embargo, para aumentar sus posibilidades al máximo, lo mejor era que emboscase al perseguidor de Gilberto. Así que Bryan eligió un conjunto de rocas lo bastante grandes como para esconderse y se agazapó detrás, al mismo tiempo que enviaba a uno de sus Espectros Oscuros a investigar.

Gilberto fue el primero en aparecer frente a los ojos de su criatura, deslizándose a toda prisa como una monstruosa serpiente. En esta ocasión no estaba intentando pasar desapercibido, sino que avanzaba destruyendo el entorno a su paso.

Muy pronto fue evidente el motivo, pues el Cíclope apareció corriendo detrás suyo, blandiendo por encima de su cabeza esa misma roca que anteriormente usaba como herramienta para excavar. Un poco detrás avanzaba el Dragón Dorado, que también se deslizaba en lugar de volar, algo que a Bryan le llamó mucho la atención.

Me pregunto si se habrá herido las alas durante su pelea con la Ifrit… en cualquier caso puedo averiguarlo después.” Se dijo Bryan mientras preparaba el Desgarrador Sombrío. En su mente ya había decido un plan de ataque: Primero esperaría a que el Cíclope se acercase lo más posible a las rocas y lo dejaría ciego con su arma mágica voladora, luego atacaría al Dragón Dorado junto con Gilberto utilizando todo su poder. Dependiendo de cómo resultasen las cosas, escaparían o continuarían peleando, pero Bryan confiaba en que las heridas que sufrieron estos monstruos en su reciente enfrentamiento con la Ifrit todavía no hubiesen sanado.

Lo cierto es que se trataba de una buena estrategia teniendo en cuenta que Bryan la había formulado a toda prisa, pero existía un factor que no tuvo en cuenta.

- ¡Maestro! ¡¿Estás aquí?! ¡Por favor sálvame! ¡Me quieren matar! -

Cuando estaba cerca de las rocas donde Bryan se ocultaba, Gilberto abrió la boca para soltar un aullido desesperado por ayuda. La voz le temblaba y su mirada evidenciaba cuánto pánico sentía.  Pero naturalmente sus gritos arruinaron por completo cualquier posibilidad de que Bryan pudiese emboscar exitosamente a sus enemigos.

¡Ahora yo también quiero matarte, lagartija inútil!” Lo maldijo Bryan en su interior, pero como no tenía sentido ponerse a discutir en ese momento, decidió guardarse su ira por el momento y soltó un silbido agudo para informarle a Gilberto su posición, mientras se elevaba en el cielo de tal modo que pudiese escapar a toda prisa si era necesario.

A través de su Espectro Oscuro, Bryan se dio cuenta de que los monstruos detrás de Gilberto se habían percatado de su presencia, pero aun así no desistían en perseguirlo con la clara intención de hacerle daño. El Dragón Negro debía haber hecho algo bastante malo para que el Cíclope y el Dragón Dorado, que hasta ese momento eran enemigos acérrimos, dejasen de lado sus diferencias y más bien se empecinasen en atraparlo de ese modo.  

Por su parte, Gilberto realmente estaba aterrorizado, pero levantó la cabeza con alegría al escuchar su silbido y aceleró todavía más para reunirse con Bryan.

Cuando el Dragón Negro llegó junto a las rocas, se enroscó debajo de Bryan como si tuviera la ridícula idea de ocultarse bajo su sombra y comenzó a quejarse con un tono lleno de indignación: - ¡Dos contra uno! ¡Qué vergüenza! ¡Cobardes! ¡Maricones! ¡¿Y así se creen valientes?! -

- ¡Engendro apestoso! ¡Nos atacaste a traición cuando estábamos heridos y cansados! ¡¿Y ahora tienes el descaro de reclamar?! ¡Te voy a arrancar la carne de los huesos! - Bramó el Cíclope en respuesta y Bryan se quedó sorprendido de descubrir que podía hablar, pero antes de que pudiese decir nada el Dragón Dorado también reclamó.

- ¡Ven aquí, vergüenza de nuestra raza! ¡Todos los Dragones Negros son unos miserables bastardos que no deberían existir!¡Por tu culpa vamos a morir atrapados en este lugar, pero al menos me daré el gusto de orinar sobre tu cadáver antes de cruzar el puente! -

- ¡Ja! ¡Habló el Gigante saqueador de aguas termales y el Dragón Dorado cobarde que se escondía como una mariquita en el bosque para emboscarlo! ¡¿Se atreven a despreciarme cuando ni siquiera pudieron con un insignificante demonio de fuego y tuvieron que escapar con la cola entre las piernas?! ¡Después de tanta vergüenza deberían considerar un honor que el noble Gilberto haya puesto sus ojos en sus miserables despojos! - Replicó el Dragón Negro con un tono socarrón debido a que se sentía más confiado por tener a Bryan levitando por encima de su cabeza.

¿Quién era el que hace tan sólo unos segundos estaba prácticamente llorando para que lo salvaran?” Se dijo Bryan mirando a su sirviente sin poder creer cuán descarado podía ser, así como el giro de 180° que había tenido en su actitud.

- Maldito reptil… ¡Tú y todos los dragones de mierda ya me cansaron! ¡Muéranse todos! ¡Muéranse! ¡Muéranse! ¡Muéranse! -

La mayor parte del cuerpo del Cíclope estaba lleno de terribles quemaduras, moretones y cortes. En algunos lugares había zonas en carne viva que todavía sangraban a pesar de sus poderes regenerativos, las cuales seguramente eran obra del Dragón Dorado. Pero a pesar de que se veía así de maltrecho, el Cíclope parecía más que dispuesto a iniciar una nueva pelea en ese mismo momento, lo cual no dejaba de ser sorprendente.

Pero las palabras del Cíclope tuvieron un efecto inesperado en el Dragón Dorado, que rápidamente se volvió para mirarlo con un brillo asesino y le espetó: - ¡Cuida tu boca, gigante! ¡Puedes insultarlo todo lo que quieras, pero si te atreves a ser irrespetuoso con la noble raza de los Dragones haré que aprendas cuál es tu lugar y te mataré primero! -

Por cierto, que la condición del Dragón Dorado no se veía mucho mejor. Varias de sus magníficas escamas doradas se habían caído durante la batalla o estaban manchadas de sangre y lodo. Aparentemente su combate con el Ifrit se intensificó mucho más de lo que Bryan llegó a ver, porque tenía incontables heridas abiertas.

- ¡¿Crees que te tengo miedo, lagartija inútil?! - Respondió el Cíclope a gritos.

La ira que sentían por haber terminado en este lugar tan misterioso hizo que se unieran temporalmente para matar a Gilberto, pero en ningún momento estuvieron en buenos términos o habían olvidado que originalmente tenían intención de matarse.

El Dragón Dorado estuvo acechando al Cíclope durante varios días, esperando el momento para atacarlo. La inesperada intervención del Ifrit frustró temporalmente su planes, pero igual decidió atacar al gigante después de que escaparon de la interferencia dimensional. Debido a todo esto el Ciclope estaba muy deseoso de vengarse e inmediatamente su cuerpo resplandeció a pesar de sus heridas, como si quisiese reanudar la batalla.

Por su parte, el Dragón Dorado era extremadamente orgulloso, al igual que todos los de su especie, y la más mínima falta de respeto era suficiente para provocar su ira. Inmediatamente abrió sus aterradoras fauces para morder el cuello del Cíclope, quien a su vez respondió golpeándolo con su roca. El suelo se estremeció, los rugidos resonaron y ambos comenzaron a luchar.

- Bueno, no sé si esto es triste o gracioso, pero en cualquier caso es conveniente. -  Musitó Bryan sin hablar con nadie en particular, contemplando la lucha de estos terribles monstruos que de un momento a otro se habían olvidado de ellos. Entonces soltó un suspiro de alivio y miró a Gilberto con una sonrisa irónica mientras le hablaba alzando la voz para hacerse oír por encima del estruendo: - ¿Me puedes explicar qué sucedió? -

- Jajá. Vi que esos dos estaban alejándose y los seguí sin que se dieran cuenta hasta que comenzaron a luchar. Cuando ya no tenían fuerzas para moverse noté que estaban parados debajo de una gran formación rocosa, así que usé mi aliento ácido para derretir la base, de modo que se les derrumbara encima. ¡Pensé que morirían aplastados! -

- Te felicito. -

- Solo que las cosas no salieron exactamente como planeaba. -

- Me imagino. -

- De pronto se unieron para atacarme. Entonces pensé: Más vale que digan de aquí corrió que aquí murió. -

- Te escapaste con la cola entre las piernas. -

- Según tus propias enseñanzas, Maestro Malvado, no es escapar sino una “Retirada táctica”. ¿No fue eso lo que te escuché decir tantas veces? -

- Ejem… Cof… Continúa contándome lo que ocurrió. -

- Muy bien. Comencé a escapa… retirarme a toda prisa. Pero resultó que esos dos no estaban tan heridos como parecía, porque no conseguía perderlos. Y ese maldito Dragón Dorado me alcanzó a atinar en una de mis alas con su aliento cuando quise volar. De modo que continué serpenteando hasta llegar a una colina. -

- Ajá. ¿Entonces? -

- Me di la vuelta para dispararles mi aliento ácido. Mi plan era provocar una nube corrosiva que los obligase a detenerse o al menos me diese tiempo de perderme entre la espesura. - Aclaró Gilberto suspirando: - Pero parece que el terreno era más inestable de lo que pensaba… -

- Tu aliento terminó debilitando aún más los ya frágiles cimientos y se produjo un auténtico corrimiento de tierra. - Dedujo Bryan asintiendo.

- La mitad de la colina se cayó justo cuando el Dragón Dorado estaba abalanzándose sobre mí. El Ciclope estaba corriendo, pero se resbaló sobre nosotros cuando el suelo tembló. Y antes de darnos cuenta los tres estábamos rodando en medio de una nube de polvo. -

- Debió ser divertido de ver. -

- Pues definitivamente fue doloroso. El culo de ese Cíclope terminó sobre mi cabeza. -

- No era necesario que me dieras ese detalle. Dime mejor cómo fue que terminaron aquí. -

- Ni idea. - Respondió Gilberto: - Antes de darnos cuenta ya estábamos atrapados en este lugar, sin saber dónde está el norte o el sur. Además, nuestros poderes están bastante restringidos: Ya no puedo usar mi aliento ni tampoco volar. -

 - Si, también me costó encontrarte porque este lugar está aislado mágicamente. -

- Bueno, ese estúpido Dragón Dorado tampoco puede volar ni arrojar su aliento y comenzó a hacer un escándalo por eso. El gigante ese se puso a llorar como un estúpido diciendo que no había ninguna salida. Era muy divertido de ver, así que me burlé de ellos antes de irme por mi cuenta, pero entonces el Cíclope gritó: “¡Es tu culpa!” y los dos comenzaron a perseguirme. ¡Quién sabe lo que hubiera sucedido si me alcanzaban! -

- Vaya, eres la desvergüenza personificada. - Comentó Bryan impresionado por el descaro con que Gilberto estaba contando lo que hizo. ¡Lo peor de todo era que parecía orgulloso de su propia vileza!

- Gracias Maestro Malvado. -

- No era un cumplido lagarto. -

- Viniendo de ti, Maestro, hasta un insulto lo es. -

Bryan soltó una carcajada.

Mientras tanto los estruendos desatados por el combate entre el Dragón Dorado y el Cíclope comenzaron a extenderse. Ninguno de ellos podía usar sus poderes mágicos, pero sus habilidades innatas eran tan poderosas que destrozaron el entorno. Entonces finalmente el Cíclope se resbaló debido al agotamiento y terminó cayendo justo encima del Dragón Dorado, quien también estaba al límite de sus fuerzas, así que no alcanzó a hacerse a un lado. Los enormes cuerpos de ambos terminaron enredados involuntariamente, perdieron todo equilibrio y se desplomaron formando un pequeño cráter.

- ¡Quítate de encima, miserable gigante! - Gruñó el Dragon Dorado luchando por respirar bajo el peso del Cíclope.

- Quítate de abajo, lagartija inútil. - Respondió el Cíclope tratando levantarse a duras penas debido a que la cola del Dragón Dorado estaba enredada entre sus pies.

- ¡Jajá! ¡Son tal para cual! ¿No lo crees, Maestro? - Se burló Gilberto viéndolos retorcerse en el suelo y sin poder contener la risa.

- ¿Cuándo aprenderás a mantener cerrada tu boca? - Preguntó Bryan suspirando.

Porque naturalmente su comentario fue escuchado por ambos monstruos, que inmediatamente levantaron la vista hacia Gilberto con intensiones asesinas y volvieron a intentar ponerse de pie por otros motivos.

Pero entonces el Cíclope miró por encima de la cabeza de Gilberto con su único ojo y este brilló de asombro. Entonces preguntó con voz atronadora: - ¿Qué...? ¡¿Por qué ese humano no está afectado por la maldición de este lugar?! ¡¿Cómo es posible que pueda volar y no esté sufriendo hasta volverse loco?! -

Al oír eso tanto el Dragón Dorado como Gilberto (que recién estaba cayendo en cuenta) levantaron la vista hacia Bryan con actitudes consternadas, intentando sin éxito entender cómo era posible que estuviese ahí. Y es que ellos también estaban sufriendo los ataques mentales de este sitio, solo que su resistencia a este tipo de magia ya era elevada originalmente.

- ¿Cómo es posible esto, humano? No hay elementos mágicos aquí que cumplan nuestra voluntad. Nadie debería poder volar. -

- ¡Es cierto! ¿Cómo lo haces, Maestro Malvado? -

El Dragón Dorado consiguió levantar su cuello con dificultad y miró a Bryan sin entender. Pero tal era el orgullo que tenía su raza, que incluso ese gesto inconsciente se sentía de algún modo avasallador, como si lo estuviese interrogando una autoridad.

Esa mirada tan egocéntrica provocó que Bryan tuviera una breve reminiscencia, en la que recordó las miradas desdeñosas de muchos estudiantes aristócratas en el tiempo en que todavía era un esclavo miserable. En aquella época lo toleró bastante bien, pero aún le dolía haber sufrido tanto desprecio y sin querer una furia subconsciente se manifestó en su interior. De modo que sus ojos relampaguearon como los de un monstruo cuando le devolvió la mirada al Dragón Dorado y le respondió con frialdad: - ¡Mis asuntos no te conciernen, Dragón! -

Sus palabras trasmitieron el poder de la Esencia Mágica y esta sensación se vio magnificada por el hecho de que no existía ningún otro tipo de poder sobrenatural que no estuviese suprimido en ese territorio. Además, tanto el Cíclope como el Dragón Dorado habían perdido mucha sangre y no podían pensar con completa claridad, de modo que se estremecieron al sentir la fuerza en la voz de Bryan con mayor intensidad de la que hubiesen experimentado en su estado óptimo.

- ¡Misericordia! - Gritó entonces el Cíclope levantándose apresuradamente, pero sólo para volver a arrodillarse después de dar unos pasos: - ¡Oh, divino que has descendido para honrar este mundo con tu poderosa presencia! -

- ¡¿Qué dices, gigante?! - Exclamó el Dragón Dorado.

- ¿No lo comprendes, Dragón? ¡Estamos en presencia de la gloria! -

- ¿Qué? - Se extrañó el Dragón Dorado.

- ¿Qué? - Exclamaron Bryan y Gilberto al mismo tiempo igual de confundidos.

- ¡Recuerda las leyendas! Este sitio es el territorio prohibido en el Bosque Oscuro. ¡El escenario de la batalla divina! - Respondió el Cíclope.

- ¿De qué hablas?... ¡Ah! ¡Como pude olvidarlo! - Exclamó de pronto el Dragón Dorado y sus ojos se abrieron con sorpresa. Entonces volvió a mirar a Bryan que continuaba levitando en frente suyo y un temor reverencial apareció por primera vez en su semblante.

- ¿Sabes de qué hablan? - Susurró Bryan.

- Ni idea. - Respondió Gilberto.

- Siete siglos atrás este lugar fue el escenario de un gran y terrible enfrentamiento entre los héroes más poderosos del mundo, donde incluso participaron los mismísimos inmortales. La tierra se estremeció, los corazones de todas las criaturas se llenaron de temor y hubo gran confusión en todas partes. - Comenzó a declamar el Cíclope, como si estuviese narrando un cuento que hubiese escuchado muchas veces: - Los dioses colocaron un manto de niebla eterna alrededor del campo de batalla para conmemorar a los campeones que combatieron aquí. Y desde entonces todo ser mortal que ha ingresado accidentalmente en este territorio sagrado jamás ha salido vivo, independientemente de su raza, poder o sabiduría. Recién ahora comprendo que esto se debe a la terrible supresión y el ataque mental que hace imposible romper la barrera que nos atrapa… ¡Pero ahora hay esperanza de salir con vida! -

- ¡Frente a nosotros está alguien que puede ignorar una supresión puesta por los mismísimos dioses… - Dijo el Dragón Dorado con incredulidad, pero entonces su voz tembló con temor y exclamó: - ¡Tú eres alguien que ha superado los límites de la mortalidad! ¡Te has convertido en un dios! ¡Oh, dios mío, que ciego he sido! ¡Déjame adorarte y suplicar tu perdón por entrar en estos territorios sagrados! -

- Eh… - Bryan intentó decir algo, pero el Cíclope lo interrumpió con su exclamación.

- ¡Oh poderosa deidad que nos honras con tu presencia! ¡Por favor reprime tu ira y perdónanos por no rendirte justo homenaje! ¡Déjanos saber tu nombre para poder adorarte! - Gritó el gigante mientras se arrodillaba y golpeaba el suelo con sus palmas. En sus ojos brillaba una intensa luz de esperanza: - ¡Yo soy un descendiente del dios de los mares! ¡Ten misericordia en virtud del gran ancestro de todos los cíclopes! ¡Déjanos salir de aquí por tu benevolencia! -

- Estaba seguro de que moriríamos aquí. ¡Pero ahora podemos vivir! ¡Poderosa deidad, por favor dinos tu nombre para poder adorarte y danos la oportunidad para salir de aquí! ¡Deja que este dragón sea portavoz de tu misericordia divina y tu invencible poder! ¡Oh divino! - Exclamó el Dragón Dorado con el mismo entusiasmo que un vasallo suplica piedad a un rey generoso.

Dos de las más poderosas criaturas en el Bosque Oscuro estaban clamando alabanzas, mientras luchaban por inclinarse con respeto a pesar de sus heridas. El espectáculo era inenarrable de por sí, pero lo más doloroso para Bryan era contemplar el brillo esperanzado de su mirada. En ese momento ya no parecían ser terroríficos monstruos, sino niños grotescos que suplicaban por una pequeña oportunidad de seguir viviendo.

- Maestro Malvado, ¿te has convertido en un dios? - Preguntó Gilberto disimuladamente mientras luchaba por contener las ganas de alejarse de esas criaturas, cuya actitud reverente era tan extraña de ver que le parecía repulsiva

- No que yo sepa. - Respondió Bryan luego preguntó: - ¿Tu sabías algo de este lugar? -

 - Para nada. Hasta hace un año vivía bajo la tierra. -  Negó Gilberto, mientras intentaba apartar su mirada de los dos monstruos que seguían alabando y suplicando a pesar de no escuchar respuesta. Entonces dijo: - Si no eres un dios… ¿no significa que están haciendo eso para nada? -

- Básicamente. -

- ¿No deberías aclararles la situación? ¿Oh quizá disfrutas verlos suplicar? -

- No, en realidad me parece repulsivo. - Respondió Bryan incómodo.

- ¡Porque lo es, Maestro Malvado! - Confirmó Gilberto con una mirada de asco.

- Si, quizá debería… ¡Ey, amigos! - Exclamó Bryan finalmente: - ¡Ya paren con eso! ¡No soy ningún dios! -

El Cíclope y el Dragón Dorado detuvieron sus súplicas de golpe como si se hubiesen congelado, después parpadearon una vez y finalmente preguntaron al unísono.

- ¿Qué dijiste? -

- ¿Qué dijiste? -

Bryan suspiró al verlos incapaces de procesar la información, así que repitió sus palabras con claridad: - Dije: YO-NO-SOY-NINGÚN-DIOS. Y tampoco sé cómo salir de aquí. -

- ¿No eres un dios? - Murmuró el Cíclope con voz temblorosa.

- ¿No puedes sacarnos de aquí? - Repitió el Dragón Dorado como un autómata.

Los dos monstruos se quedaron mirándolo aturdidos por un momento, como si no entendieran y un silencio incómodo se formó entre ambos.

Luego…

- ¡Mátenme ahora mismo! ¡No quiero vivir un segundo más! ¡Yo, un noble dragón, suplicando como un imbécil! ¡No quiero seguir viviendo! ¡Que alguien me mate! - Gritó el Dragón Dorado mirando hacia los cielos mientras golpeaba el suelo con su cola e intentaba al mismo tiempo enterrar su cabeza en el suelo rocoso. La vergüenza era tan intensa que no le importaba nada más y estaba reaccionando como un niño haciendo un berrinche.

- No eres un dios. No hay esperanza. No hay esperanza. Vamos a morir. Vamos a morir. - Murmuraba el Cíclope como un autómata, mientras se sentaba en el suelo igual que un infante deprimido.

- ¡Oh, que asco! - Comentó Gilberto apartando la mirada del triste y francamente patético espectáculo que estos seres (normalmente) tan temibles estaban haciendo enfrente suyo. Luego se volvió hacia Bryan y le dijo con un tono muy serio: - Maestro Malvado en el futuro cuando alguien te pregunte: ¿eres un dios? … ¡mejor di que sí! -

YO SOY ASCANIO ÍTALO, EL MAGO OSCURO MÁS PODEROSO.SI ALGUIEN QUIERE SABER CUÁN GRANDE SOY Y DÓNDE DESCANSO…¡QUE SUPERE ALGUNA DE MIS OBRAS!

Nota del Traductor

Hola a todos, soy acabcor de Perú y hoy es miércoles 4 de mayo. Finalmente celebré mi cumpleaños y el hecho de que estoy un año más cerca de la muerte (LOL). Pero quien sí está muerto es nuestro actual gobierno, pues ya son tantos los escándalos y casos de corrupción que uno ya no se sorprende por nada: Terroristas dirigiendo la policía, narcotraficantes asesorando ministros, lavado de activos masivo, etc. Eso es lo normal de cada día. Pero cuando el hijo de un ministro resulta ser un violador de mujeres (y no porque lo denunciaran, sino porque él mismo lo confiesa en un video que él mismo publicó en Tik Tok) sabes que las cosas no pueden empeorar.

Bueno, así se suponía que fuera. Pero ayer se descubrió que el presidente plagió toda su tesis y que uno de sus congresistas tiene como asesor a un maltratador de animales.

Muy bien, ya rajé y me quejé, así que tranquilamente podemos hablar de los cambios.

Mis queridos amigos, en este capítulo hice cambios como si ni hubiera un mañana. Y es que el nombre original del Mago Divino de la Oscuridad era… Ayermike Cotton.

¿Pueden creerlo? ¡2 apellidos! ¡Ese es el nombre! ¡Ni siquiera queda claro si es mujer u hombre! Ya se imaginarán lo tonta que era su historia de origen, donde básicamente era el mejor amigo del primer emperador, hizo muchas cosas (que no se describen) y finalmente desapareció. O sea que tenía un inmenso, aunque vagamente explicado, poder de semidios… y sin embargo era el segundón de alguien más.

Naturalmente decidí deshacerme de todo eso y más bien creé un personaje completamente nuevo, con todo y nombre.

Toda la historia de Ascanio Ítalo es en realidad una especie de adaptación fantástica de la historia de Rómulo y Remo, los cuales en realidad eran nativos de la legendaria Ciudad de Alba Longa, la cual todavía no ha sido encontrada y era famosa mucha antes de la fundación de Roma. Y es que todo el Imperio Itálico que yo he descrito es una especie de referencia al Imperio Romano.

Ascanio es el nombre del hijo de Eneas, protagonista de la Eneida, ese libro que ordenó escribir Augusto para unir de algún modo la historia de Roma con las de la Ilíada y la Odisea. No es que sea una completa invención, porque el Viaje de Eneas era una historia que ya tenía siglos de haberse vuelto parte de la tradición italiana, pero que descendientes de Troya realmente hayan ido a vivir a Italia y justo ellos también sean los antepasados de Rómulo y Remo… es un poco tirado de los pelos. No obstante, la historia es muy buena y decidí inspirarme en ella para crear todo un nuevo trasfondo para nuestro Mago Semidiós de la Oscuridad.

El texto sobre el Obelisco es un parafraseo de la inscripción que supuestamente estaba sobre coloso del Faraón Ramsés el Grande y que inspiró un poema inglés que se puso de moda en muchas series y películas llamado Ozymandias. Me pareció más apropiado que simplemente dejar el nombre. La imagen del obelisco es un Arte Conceptual del monolito de Deadspace.

Tanto el Jefe Orco como la bestia mitológica que Ascanio derrota son en realidad anagramas de los nombres se Stalin y Mao Tse Tung, los genocidas más grandes de toda la historia humana (Hitler no vivió tanto como esos dos, por eso llegaron a superarlo). El chino es el jefe orco y Stalin es el monstruo que mezcla a Tifón con Campe.

La historia de la Serpiente comiendo un Águila es una referencia al mito Azteca de la fundación de Tenochtitlan, la capital que se encontraba construída en medio de una isla y que hoy es Ciudad de Mexico.

La persecución de Gilberto si ocurre tal cual, pero yo la he modificado para que fuese más chistosa y también cambié los diálogos, porque estos eran muy directos y simples.

Finalmente, bueno… ¿notaron la referencia a Caza Fantasmas?

Bueno, hay más cambios, pero esos fueron los más importantes.

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Nos vemos en el siguiente capítulo.