175 Un encuentro de tres mujeres

- ¡Ah! ¡Malvado! - Chilló Angélica riendo alegremente mientras se sacudía para liberarse de Bryan. Las cosquillas no la asustaban, pero la pequeña elfa se había vuelto un poco más prudente por sus experiencias pasadas y escapó rápidamente hasta la esquina del pasillo, desde donde se lo quedó mirando cautelosa. Desde ahí le gritó: - No te creo, hombre malo. Seguramente dices eso para burlarte de mí. ¡No me engañarás! -

- Jajá. ¡La pequeña Angélica se ha vuelto inteligente! - Respondió Bryan con una sonrisa pícara: - Bueno princesita, me alegra mucho verte tan sana y feliz, pero ahora mejor regresa con Caspian. El hombre malo tiene otras cosas que hacer. -

El breve encuentro con la pequeña lo hizo decidirse a hablar con Candice y estaba punto de subir, cuando una puerta se abrió y el Druida Caspian apareció frente a él. A estas alturas ya todos en la posada sabían su identidad, pero aun así el sacerdote se había metamorfoseado ligeramente para adoptar una apariencia más humana. Por ejemplo, la cornamenta que usualmente lo engalanaba como una corona no se la veía más que insinuada en sus facciones, pero sus cabellos seguían siendo verdes y su piel tenía una ligera tonalidad purpúrea. También había reducido un poco su altura de los usuales dos metros a un metro setenta aproximadamente.

- ¡Ahora entiendo! - Dijo Caspian sonriendo al verlo: - Tú eras ese joven que viajaba con Trunks la última vez que me lo encontré en el Bosque Oscuro. -

- Salve venerable. - Respondió Bryan saludando con respeto. No le sorprendía que el Druida lo hubiese reconocido a pesar de que en su enfrentamiento con Belinda estaba enmascarado, pues él mismo lo había llamado por su nombre en esa ocasión: - Agradezco nuevamente toda su ayuda en el incidente anterior… y también su discreción. -

Lo que intentaba decirle al druida era que no mencionase que era miembro del Manto Oscuro en voz alta. Caspian parpadeó un instante, pero inmediatamente asintió. Él era un sacerdote de los dioses naturales, así que no tenía interés en la política de otras naciones cuando no afectaba al futuro del Bosque Oscuro y no le importaría guardar ese secreto. El Culto de Caelos era una excepción porque su principal objetivo era aumentar los poderes de las deidades del vacío, que buscaban la destrucción de todos por igual.

Angélica observó a los dos sorprendida por un momento y finalmente preguntó: - ¿Conoces al abuelo, Hombre Malo? -

- ¿Hombre malo? - Preguntó Caspian confundido.

- Es el estribillo con el que me ha bautizado. - Explicó Bryan sonriendo tristemente: - Poco después de nuestro encuentro con usted, venerable, rescatamos a esta pequeña y la elfa Nía la devolvió a su casa. En cualquier caso, ahora tengo asuntos urgentes, pero me honrará conversar con usted en otra ocasión. -

- Pequeña, acompáñame. No es de buena educación molestar a los demás cuando están ocupados. Además, ya es hora de continuar con tus lecciones de magia. - Dijo Caspian sonriendo y estaban a punto de subir al tercer piso cuando se escucharon unos pasos en la escalera. Entonces vieron a una malhumorada Candice bajando al comedor principal.

- Saludos Bryan, ¿en qué andas últimamente? - Preguntó la aventurera borrando su ceño enojado al verlo y haciendo un esfuerzo por sonreír.

- ¡Hola Candice! ¡Podemos jugar hoy también? - Dijo la pequeña Angélica corriendo alegremente para abrazar a la mercenaria con piel de color bronce, quien le devolvió el abrazo e incluso la levantó unos momentos del suelo.

- Bueno, pequeña. ¡Claro que podemos jugar, pero no ahora mismo! Primero tengo que hacer algunas cosas. Se obediente y espérame más tarde. - Le dijo Candice con una sonrisa y luego señaló escaleras arriba para indicarle a Bryan que la siguiera.

Bryan acarició una última vez la cabecita de Angélica para despedirse y siguió a la mercenaria. Pero en el camino se permitió murmurar socarronamente: - Nunca esperé que fueras una mamá gallina. -

- ¡Oh, cállate! - respondió Candice tajante, pero con un leve nerviosismo que revelaba su vergüenza.

El segundo piso era un solo pasillo pobremente iluminado como correspondía a una posada humilde. A ambos lados se abrían puertas que conducían a los cuartos donde los mercenarios de Candice se habían instalado. La última, al final de todo, eran las letrinas. Originalmente todos los mercenarios habían estado bien apretujados, pero desde que Belinda y sus espadachines habían desaparecido, esas habitaciones quedaron disponibles. Gracias a eso ahora Candice disponía de una para ella sola.

Una vez que entraron, la mercenaria cerró la puerta y luego sacó un pergamino mágico elemental con un hechizo de insonorización para que no los escucharan. Bryan suspiró porque el lugar entero le pertenecía al Manto Oscuro, así que usar ese artefacto que solo servía una vez era un desperdicio, pero se guardó de mencionarlo. Había escuchado que Candice estaba sufriendo bastante estrés últimamente por problemas económicos y no quería echarle más leña al fuego.

Cuando estuvo segura de que estaban solos, Candice preguntó: - ¿Tú fuiste quien nos salvó esa noche? -

- Con algo de ayuda. - Respondió Bryan sin molestarse en negarlo.

- Te debemos la vida, entonces. - Dijo Candice agradecida, pero exhibiendo una expresión agotada que contrastaba mucho con su habitual vivacidad: - Desde que me enteré de lo sucedido estuve rastreando a esa maldita para matarla, pero sé que sólo soy yo siendo cabezota. La verdad es que no espero poder encontrarla a estas alturas.

Además, los dioses ya han sido lo bastante generosos como para permitirme salir viva de un encuentro con el Culto de Caelos como para querer más… ¡Aunque las dos mil monedas de plata que se supone nos iban a pagar por este condenado servicio de escolta bien merecen ser lloradas! -

- Belinda era una Alquimista. ¿Segura que no dejó ni siquiera alguna cosa de valor en su habitación que pudieras vender? -

- Nada, he revisado el lugar centímetro a centímetro, pero no quedó nada. La perra quiso matarnos, así que me pareció justo quedarme con sus pertenencias para recuperar algo de dinero vendiéndolas. Sin embargo, no hubo suerte. - Dijo Candice con una ira que crecía por momentos: - Pero no sólo es el asunto del pago. Invertimos gran parte de nuestros ahorros en alquilar caballos, preparar el equipo para el invierno, las malditas provisiones, también tuvimos que adquirir todos los permisos y salvoconductos… ¡Por el trueno! ¡Al final esta gracia nos va a terminar saliendo muy caro, Bryan! Ni siquiera podemos reclamar legalmente, porque seguramente todos los datos de esa mujer eran falsos, así que el Imperio no tendrá cómo compensarnos.

¡Lo que realmente necesito es un contrato que me ayude a ganar algo de dinero para irnos de este maldito lugar ya mismo! Pero es invierno, así que no hay muchas peticiones. Y con la Ley Marcial en efecto es casi imposible. -

Bryan la miró en silencio por un momento. Era evidente que Candice había acumulado mucha ira contra Belinda y a pesar de que inicialmente dijo “no esperar encontrarla” lo más seguro era que se lanzase a su yugular si la volvía a ver. Así que le habló con un tono muy serio: - Escúchame bien Candice. Sé que quieres vengarte y es justo que lo hagas, pero si vez a Belinda debes evitar cualquier confrontación con ella, te lo digo por tu bien. -

- ¡Pero Bryan! -

 - Sin peros, Candice. - La cortó Bryan mientras sacaba una bolsa con monedas de plata de su Anillo Espacial y la dejaba sobre una mesa: - Si renuncias a esto por mí, yo mismo me encargaré de compensarte económicamente por todo el dinero que invertiste hasta hoy. También me encargaré de cubrir el alojamiento, la comida y las bebidas de todos ustedes mientras estén en esta posada. -

Candice miró la bolsa de monedas, pero en lugar de alegrarse lo miró suspicazmente: - El Maese Caspian dijo que alguien (que supongo eres tú) y una mujer capturaron a Belinda. ¿Qué quieres en realidad? ¿Por qué me haces este ofrecimiento? -

Ah, olvidé que Candice es imprudente, pero no tonta. Debo asegurarme de recordarlo.

- Es muy complicado. Tanto que hasta a mí me confunde un poco. - Respondió Bryan con una sonrisa conciliadora: - Te prometo que antes o después te contaré más detalles. Ahora necesito que te calmes y también que calmes a tus hombres.

Se cuán fuerte eres, pero si te enfrentas a esa lunática estarás mordiendo mucho más de lo que puedes tragar. ¡Lo digo por tu bien! -

Por un momento ambos se miraron sin decir nada, pero al final Candice suspiró y aceptó la bolsa de monedas. Bryan también se sintió aliviado y tomó asiento para continuar conversando de un modo más ameno: - No te preocupes tanto. En mis planes está ayudarte a obtener la recompensa que se te debe a la primera oportunidad que tenga. Además, tengo muy buenas noticias para ti. -

- ¿Cuáles son? - Preguntó Candice intrigada.

- ¿No dijiste que necesitabas urgentemente un trabajo? Justo ayer acabo de encontrarme con alguien que paga muy bien, necesita de tus servicios y es una persona de confianza. -

- ¿De quién se trata? -

- De Phoebe. -

- ¿Phoebe está aquí? - Exclamó Candice alarmada: - ¡No me digas que está en la ciudad! -

- Estaba, pero ya conoce la situación. - Le explicó Bryan para tranquilizarla: - Debería llegar a esta posada en los próximos días, entonces te podrá contar toda la historia. -

La verdad era que, aunque no conocía tan bien a la mercenaria, sabía lo testaruda que era Candice. Seguramente se olvidaría de sus advertencias, así que necesitaba mantenerla ocupada y el tema de Phoebe era perfecto para eso.

- Tu amiga te necesita. - Dijo Bryan: - Yo también, por cierto. Mejor dicho, necesito que Belinda viva un poco más. ¿Me harías este gran favor? -

Candice rumió un rato descontenta, pero finalmente asintió malhumorada: - Muy bien. La dejaré por ahora. ¡Pero por lo menos debes hacer que me page todo lo que me debe! -

- Te dará hasta el último centavo. - Respondió Bryan de inmediato con los ojos brillantes por haber obtenido lo que quería: - Y si no lo hace, yo mismo te pagaré. -

*****

Después de su charla con la mercenaria, Bryan se dirigió a las cocinas y le entregó a Elena otra bolsa llena de dinero para cubrir por adelantado cualquier gasto de los mercenarios. También le pidió que arreglara con sus contactos para conseguir en secreto todo lo que ellos necesitasen: Armas, provisiones, equipamiento, etcétera. La señora quiso rechazar el dinero, pero Bryan insistió diciendo que mantener contentos a los hombres de Candice era un proyecto personal suyo y no del Manto Oscuro

Elena fue a hablar con sus propios contactos y Chester también hizo lo suyo para obtener muchas cosas de la Ciudad de Valen por medio del contrabando.

Los siguientes días la posada estuvo más animada que nunca. Desde que los mercenarios supieron que todo su alojamiento sería gratis, su mal humor desapareció para dar paso a un espíritu festivo. Todo el tiempo había por lo menos media docena de ellos sentados en los bancos de madera del comedor, comiendo y bebiendo entorno a una de las dos mesas alargadas. La estancia entera adquirió un constante olor a comida, cerveza, sudor varonil, ropa de lana mojada, el humo del fogón y la grasa de carne que goteaba en las llamas.

Al principio Elena pareció preocupada de que Bryan le recriminara los gastos, pero para su sorpresa el joven le entregó otra bolsa con monedas diciéndole que así era exactamente como quería a esos mercenarios: Contentos y despreocupados. De modo que la buena situación continuó para ellos, pues con suficiente comida, bebida y buena compañía, incluso esa mugrienta posada podía ser confundida con un auténtico palacio.

Cuando uno llegaba al comedor se encontraba con toneles y barriles de cerveza apoyados contra la pared y patas de cordero ahumadas que colgaban de unos largueros, cuyas sombras danzaban con el bailar del fuego. La mesa siempre consistía en un desorden de platos y viandas. Todo el tiempo había por lo menos un pedazo de carne cerca de las llamas, goteando sus jugos sobre la piedra del hogar.

El comedor de la posada estaba bienb surtido con el dinero de Bryan

Bryan se había unido un par de veces a los mercenarios después de hacer el amor con Emily hasta dejarla inconsciente. Nunca hablaba mucho, pero cuando lo hacía contaba buenas historias que improvisaba ahí mismo o que había leído en la biblioteca de la Academia Babilonia. Rápidamente cayó muy bien entre los mercenarios, algunos de los cuales ya lo conocían y los demás dejaron de ser recelosos cuando notaron que Candice era amistosa en su trato con él.

Mientras tanto los espías de Emily les llevaban noticias todos los días y una de ellas en particular le llamó la atención: Misteriosamente todos los miembros del Gremio Mercante de Bootz habían desaparecido de la sucursal en la Ciudad de Valen. Algunos fueron vistos escapando disfrazados de la ciudad o usando rutas de contrabandistas. Sea como fuere, cuando la Legión Grifón entró en sus almacenes por la fuerza descubrieron que no solamente el personal ya no estaba… ¡También se habían llevado sus mercancías más valiosas y todo el dinero!

Lo más extraño era que la propia líder del Gremio se había marchado poco después de entregar una carga en la Fortaleza de Kerlan. Nadie sabía cómo, pero los escoltas que le asignó Odón Ascher fueron drogados y luego los encontraron sin sentido en uno de los burdeles. De inmediato se ordenó la búsqueda de la señorita Phoebe, pero por algún motivo más de cuarenta personas se presentaron ese mismo día a jurar haberla visto escapando por al menos diez rutas diferentes y luego esos testigos también desaparecieron.

Seguramente eran miembros del Manto Oscuro.” Pensó Bryan alegremente. “Emily puede ser celosa, pero sabe bien cuándo hay que priorizar la misión.”

Ese día estaba sentado en el comedor con los mercenarios, escuchando en silencio una de sus toscas canciones sobre combates. Mientras tanto arrancó un trozo de pan del tamaño de su puño y luego desenvainó un cuchillo que siempre portaba en su cinto, para ponerse a cortar un trozo de queso. En su mente aún recordaba los restos del último informe: Después de un instante de ira inicial, Odón Ascher decidió dejar de buscar a Phoebe dado que su cargamento ya estaba asegurado en su fortaleza y también las pruebas que lo incriminaban. Aunque el Duque prefería matar a todos los testigos, la mera palabra de una plebeya, incluso una tan acaudalada, no necesariamente sería una amenaza inmediata para sus planes. De momento el Gremio Mercante de Bootz estaba a salvo de sus intrigas.

Bryan se levantó para acercarse al fuego y serrar una generosa porción de carne, cuando sus oídos escucharon unos pasos en la puerta principal que tenían el andar típico de los espadachines. Luego la voz altiva de una doncella preguntó por la Mercenaria Candice y Bryan supo que Phoebe finalmente había llegado. De modo que abandonó el comedor discretamente y subió las escaleras.

La hermosa mercenaria le abrió la puerta confundida, pero se alegró mucho cuando Bryan le explicó que muy pronto su amiga la visitaría. Él había traído consigo una jarra con café recién pasado, pues imaginaba que Phoebe estaría deseando una bebida caliente y Candice sacó tres tasas, las cuales acababa de servir cuando llamaron a la puerta.

Phoebe llevaba un atuendo bastante elegante pero apropiado para desplazarse en la nieve. Además, mostraba como siempre ese aire frío que tenían las personas de clase alta, pero su ceño se desvaneció en cuanto reconoció a su amiga e inmediatamente las doncellas se abrazaron con efusión.

- ¡Candice, realmente estás aquí! ¡No sabes cómo me alegra verte! -

- ¡Phoebe, te extrañe tanto! ¡Qué bueno que ya estás aquí! - Respondió Candice dándole una taza de café.

- Mil gracias. Con este frío es justo lo que necesitaba. -Dijo Phoebe agradecida y apurando la bebida caliente: - ¿Pero, acaso sabías que venía? -

- Me lo dijo el tipo odioso que también te esperaba aquí. -

Solo entonces Phoebe reparó en que Bryan estaba dentro de la habitación. No lo había visto al principio porque sus ojos aún no se acostumbraban a la penumbra del interior, pero en cuanto reconoció sus facciones, los párpados de la hermosa joven se abrieron por el asombro, mientras que un intenso rubor decoraba sus mejillas y su forma de moverse se volvió repentinamente rígida.

Candice se quedó boquiabierta ¡Nunca antes había visto a su amiga ruborizarse como una niña de esa manera! Su primera reacción fue decir algo, pero sus instintos de mujer le indicaron que todo lo que ocurriese a continuación debía tratarse en privado, así que cerró hábilmente la puerta de la habitación.

Pero mucho más rápidos que los instintos de Candice habían sido los ojos de Elena que los observaba desde el pasillo. La veterana posadera había visto de todo durante los días de su vida y es gesto de Phoebe le bastó para entender que ahí estaba desarrollándose la historia más antigua en la existencia de una mujer. El problema para ella era que había reconocido las mismas señales en la mirada de la Dama Emily a quien servía.

Elena sonrió tristemente e inmediatamente decidió tomar acción. Su experiencia le había enseñado que la vida es una serie de repeticiones irreparables, que seguirían hasta el infinito si no fuera porque el eje de la rueda acababa rompiéndose antes o después.

Así que decidió cortar por lo sano y contarle todo a su señora de inmediato, pensando acertadamente que, si Bryan era lo bastante hombre como para pretender a dos mujeres, debía ser lo bastante hombre como para lidiar con las cualquiera de las consecuencias, ya fuesen su odio o su venganza.

Mientras tanto en su habitación Phoebe y Candice conversaban sobre todo lo acontecido desde la última vez que se encontraron. Sin embargo, el rubor de la espadachina no se desvanecía. También era evidente que estaba evitando inconscientemente encontrarse con los ojos de Bryan y finalmente optó por centrar toda su atención en la taza de café que estaba bebiendo en un intento completamente inútil de ocultar que le pasaba algo.

Candice por su parte no dejaba de mandar miradas acusadoras a Bryan, pero este no dijo nada. Desde hacía tiempo estaba acostumbrado a comportarse como un descarado, así que continuó bebiendo tranquilamente, participando apenas en la conversación.

Así las dos mujeres continuaron conversando durante horas, hasta que finalmente llegaron a los temas más importantes de los acontecimientos en la Ciudad de Valen. Candice abrió mucho los ojos cuando escuchó acerca de la misteriosa carga que el Duque Odón Ascher prácticamente obligó a que le trajeran. Y cuando se enteró que el malvado Cónsul era un traidor a la patria, y que además pretendía matar a su amiga, se levantó furiosa y comenzó a despotricar miles de insultos como sólo una mercenaria podría. Pero su ira se trasformó en una carcajada al enterarse de que Phoebe se le había escapado al Duque en sus narices, sacando toda su riqueza y personal de la ciudad antes de que pudiera hacer su jugada, dejándolo como un estúpido.

Entonces le tocó a Candice hablar sobre cómo conoció a una clienta prometedora que les ofreció una gran suma de dinero por escoltarla. Para esa misión habían rechazado varios contratos he invertido mucho capital, pero resultó ser un fiasco y ahora estaban en problemas.

Finalmente se mencionó el nombre del Culto de Caelos.

Si una bestia hubiese entrado en ese preciso momento en la habitación con las fauces abiertas, no habría causado un efecto tan fuerte en el corazón de Phoebe. La fama de esa secta era tan aciaga que muchos consideraban que solamente hablar sobre ellos atraía a la desgracia. No importa a que parte del continente fuera uno, siempre había una historia, un mito o unas viejas ruinas corroídas por el tiempo que recordaban algún hecho monstruoso cometidos por el Culto de Caelos.

- ¡¿Dices que esa Belinda era parte de ese culto maldito?! -

- ¡La perra no sólo era una miembro, sino que incluso tenía subordinados! Estuve inconsciente todo el tiempo, pero me dicen que ni siquiera el Druida Caspian pudo enfrentarlos sin asumir varios riesgos. Él dijo que, si Bryan y esa mujer no lo hubiesen ayudado en ese momento, podríamos estar todos muertos o algo peor. ¡Casi no la cuento! ¡Pero te juro que algún día haré que esa maldita Belinda tenga su merecido! -

- ¿Mujer? ¿Qué dijiste de una mujer? -

- La maga con la que Bryan capturó a Belinda. Caspian la describió como una mujer hermosísima “dentro de los parámetros humanos e incluso para otras razas”, según dijo. -

Phoebe se volvió lentamente hacia Bryan y finalmente lo miró a los ojos. Estaba sonriendo dulcemente, pero de algún modo parecía que la supuesta alegría que ese gesto debía trasmitir… no estaba llegando hasta a su mirada. En ese momento más bien parecía una especie de hermosa serpiente a la espera de abalanzarse contra su presa.

- ¿De qué mujer está hablando? -

Y así comienza.” Pensó Bryan mientras se acomodaba en el asiento para tantear disimuladamente sus armas por si debía defenderse. Candice también lo miraba suspicazmente, exigiendo con su silencio que explicase claramente la situación.

El infiel típico reaccionaría poniéndose a la defensiva y atacando verbalmente a la mujer como si ella lo estuviese ofendiendo, todo para intentar atarantarla. Ese era el método más inteligente (aunque finalmente inútil) que se usaba para mantener una mentira, porque las mujeres siempre terminan enterándose cuando su amado las engaña a no ser que ellas mismas no quieran saber la verdad.

E incluso así al final acaban por descubrirla.

Pero Bryan había asumido desde el principio que tanto Phoebe como Emily se enterarían la una de la otra eventualmente porque eran mujeres excepcionalmente inteligentes. De hecho, ya estaba formulando en su interior lo que tendría que decirle a cada una… ¡Pero no esperaba que ocurriese tan pronto!

Así que vaciló. No tenía miedo a las consecuencias, pero realmente las quería a las dos y no deseaba que nada malo les pasase. En ese momento estaban bajo la amenaza que representaba el Duque Odón Ascher, no era tiempo de que su relación se rompiese o podrían acabar todos muertos. Pero Candice había abierto la puerta y ahora Bryan tendría que pasar por ella. Podría inventarse una historia, pero implicaría elaborar muchos detalles complicados para explicar su presencia en la Ciudad de Valen, el que no hubiese entregado a Belinda a las autoridades (lo cual significaba traición a la patria) y que supiese sobre los asuntos sobre la corrupción del Cónsul.

Justo en ese momento escuchó el sonido de unos pasos que se acercaban a la habitación, así que les hizo señas a las dos para que guardaran silencio porque alguien podría escucharlos. En secreto estaba un poco agradecido a la persona que le proporcionaba una distracción… hasta que reconoció al dueño de las pisadas.

¡Con un demonio! ¿Es que hoy me levanté del lado equivocado?” Pensó Bryan con ironía mientras miraba hacia el techo.

La persona se detuvo y poco después llamó a la puerta con toques leves, pero bien audibles.

- Buenas noches. ¿Puedo decirles algo en privado? -

Tomadas por sorpresa, Phoebe y Candice parpadearon confundidas y luego miraron a Bryan al mismo tiempo para preguntar al unísono: - ¿Quién es? -

- Ella es la dama por la que estaban preguntando. - Contestó Bryan con una sonrisa amarga. Lo último que esperaba era que Emily en persona llegase para darle una patada al nido de avispas en el que se encontraba sentado.

Emily y Phoebe

Nota del Traductor

Hola amigos, soy acabcor de Perú. Hoy es 15 de marzo del 2021 y esta vez tengo una petición de auxilio. Ocurre que mi laptop se ha malogrado y estoy usando un aprestada. Necesito urgentemente comprar una nueva computadora, aunque sea usada. Así que si hay patrocinadores ocultos o indecisos este es el momento de donar. Mientras tanto me esforzaré, pero espero que me comprendan si me demoro un poco en subir nuevos capítulos. ¡No pierdan la fe! No pienso dejar esto hasta el final.

Ahora sí, los cambios.

En este capítulo empleé muchos recursos para reunir un popurrí de descripciones y detalles con el objetivo de volver la historia más creíble. En el original todo ocurre muy rápido e inmediatamente, algo que no tiene mucho sentido. Es necesario que pase el tiempo, saber cómo se siente Candice, oír las noticias de cómo Phoebe consiguió escapar, cómo era la vida de los mercenarios durante esos días, etc. Todo eso es invento mío. Lo agregué y creo que al final me quedó excelente.

También cambié los diálogos entre Phoebe, Candice y el protagonista por otros que me parecieron más efectivos e hice que Elena interviniese más para justificar la presencia de ese personaje mencionado tantas veces, pero sin hacer nada más que “estar ahí” por el autor. Creo que Ni Can Tian estaba presionado para que llegar a la conclusión y por eso da pocos detalles, pero nosotros no tenemos ese problema así que los agregamos. Creo que él estaría de acuerdo. Quiero agradecer a Lizbeth Rodríguez de “Exponiendo Infieles” en YouTube por haberme dado tantas ideas para este desarrollo. ¡No quería que el protagonista reaccionase de un modo típico!

Pero por favor déjame saber tu opinión en los comentarios ¿te gustaron los cambios? ¿Lo abrías hecho diferente? ¿Hay algún error ortográfico? ¿Cuál fue tu parte favorita? ¿Te pareció acertada la forma en que presento el encuentro de las féminas y los pensamientos de Bryan al respecto? ¿Me vas a dar una donación en PATREON con el cual comprarme una súper laptop? ¿O me entregarás un millón de “buenos deseos” como decía mi difunto padre durante mi infancia para fastidiarme cuando le pedía dinero?

Nos vemos en el siguiente capítulo.