190 Una flor en cada mano

Esa noche la luna se encontraba en cuarto menguante, proyectando rayos de luz que rebotaban sobre la fina capa de nieve que aún se aferraba sobre las rocas. No había sonidos por encima del agua corriendo en los arroyos cercanos. Ni siquiera se escuchaba el canto de los pájaros, menos aún el de bestias o humanos.

Pero el silencio murió cuando las barreras mágicas cayeron y el numeroso grupo de mercenarios y guardaespaldas salieron del escondite. Hacía mucho frio en el exterior, así que muchos tiritaron a pesar de haberse vestido con prendas gruesas preparadas para la ocasión.

- El tiempo apremia. Debemos separarnos ahora y regresar al Imperio Itálico usando rutas diferentes para no llamar la atención. - Dijo Bryan mirándolos a todos seriamente.

- Nosotros nos iremos hacia el sur para llegar hacia el Bosque Oscuro. - Dijo Candice: - Desde ahí podemos regresar usando la matriz de la ciudad de Zajoski. -

- Iremos al norte. - Dijo Lawrence: - Desde ahí tengo contactos que nos llevarán hasta Itálica por diversas rutas. -

- Si no le molesta. - Intervino Caspian mirando a Candice: - Podemos ir con usted. Nuestro destino ahora es el Bosque Oscuro. -

Candice aceptó de inmediato. Con una entidad tan poderosa junto a ellos era poco probable que encontrasen peligro alguno en las zonas periféricas del Bosque.

Bryan asintió y dijo: - Nos llevaremos a Belinda con nosotros para entregársela al Manto Oscuro. -

- ¿Sólo ustedes cuatro? - Preguntó Phoebe preocupada.

- No se preocupe. - Intervino Emily con un tono tranquilizador: - En la periferia de esta cordillera hay un par de asentamientos bien escondidos que no son controlados por ninguna nación. Uno de ellos en particular es donde se reúnen varias bandas de mercenarios, desertores y contrabandistas. Pero el Manto Oscuro tiene influencia en ese lugar, así que desde ahí nos será fácil ponernos en contacto con la sede central. -

- ¡Estás hablando del Valle del Sol! - Exclamó Phoebe asintiendo: - Mi Gremio Mercante de Bootz también tiene una sucursal ahí donde intercambiamos los productos… de dudosa procedencia. Entonces iré con ustedes. Después de todo, ahora mismo estoy sola y no tengo mucho que hacer. Me sentiré más tranquila si los acompaño. -

Evidentemente Emily esperaba que Phoebe ese marchase con Lawrence para poder hablar con Bryan sin preocuparse. Pero se las arregló para esconder bien sus sentimientos con esa habilidad tan magistral que tenía para aparentar.

Con sus rutas decididas, el grupo se separó, aunque no sin antes desearse buena suerte y también darse las gracias por toda la ayuda recibida. Antes de irse, Lawrence cumplió su promesa de entregar ahí mismo una enorme cantidad de oro a Candice por los problemas que sufrieron, así que los mercenarios se fueron especialmente contentos y mucho más ricos de lo que imaginaron inicialmente. Después el joven príncipe se volvió hacia Bryan y le dijo con una sonrisa: - ¡Adiós amigo mío, que la ventura te sonría! Y si por casualidad logras sonsacarle el método para fabricar ese Gólem Blindado a la Alquimista, recuerda que estoy dispuesto a comprarlo por un alto precio. -

Bryan sonrió asintiendo y respondió: - Te prometo que lo intentaré, pero recomiendo que no tengas muchas esperanzas. Algo me dice que incluso si sabemos el método, no hay manera de producir esas cosas en gran número. ¡De otro modo el Culto de Caelos ya tendría un ejército de gigantes! -

- Te creo. - Dijo Lawrence despidiéndose: - Pero incluso uno o dos de esos pueden resultar muy útiles para nuestro ejército. -

- Haré lo mejor que pueda. - Respondió Bryan.

En ese momento la pequeña Angélica se le acercó entristecida y preguntó: - Hombre Malo, ¿nos volveremos a ver? -

Bryan iba a decir que probablemente no, pero luego se encogió de hombros mientras recordaba todo lo que había ocurrido hasta entonces y respondió: - Algo me dice que sí, princesita. Y también creo que no pasará tanto tiempo para que nos veamos. ¡Alguna deidad parece empecinada en cruzar nuestros caminos! -

- Yo también lo creo. - Intervino Caspian sonriendo: - Además, todavía tengo que agradecerte apropiadamente por salvar mi vida y proteger a mi pupila. Si alguna vez entras en el Reino de los Elfos del Bosque Oscuro solo tienes que decir mi nombre y te tratarán como un estimado invitado. ¡Tienes mi palabra! -

Bryan asintió sonriendo, pero no respondió. Interiormente se preguntaba qué tan bien lo recibirían esos elfos si alguna vez se enteraban de que él era actualmente el líder de los Troll del Bosque.

Si todos se parecen un poco al cretino de Eragon, quizá lo mejor sea no acercarme a ese reino a no ser que me quede sin opciones.

Por fin todos emprendieron la marcha. Cabe mencionar que el espadachín Davis parecía bastante sonriente de estar marchando junto a la pequeña Angélica, que se sentaba en los hombros del Druida. Ahora solamente quedaban la señora Elena, la inconsciente Belinda, Chester, Bryan, Gilberto, Phoebe y Emily en la entrada de la cueva. Curiosamente el Dragón estaba en silencio, con los ojos entrecerrados sin mirar nada en particular.

- ¿Qué te pasa, lagarto? - Preguntó Bryan extrañado: - ¿Por qué de pronto tienes esa expresión de imbécil? -

Gilberto pareció despertar de un sueño y lo miró agraviado: - ¡Maestro desleal! Y pensar que me lastimaron cruelmente cuando me interpuse frente a tus enemigos para ayudarte a escapar. ¡Pero recién ahora te preocupa lo que me pasa! -

 - ¡Bah! ¡Tienes una piel casi tan gruesa como tu desvergüenza! - Se burló Bryan, aunque en su interior si estaba preocupado. De modo que se volvió hacia el joven ladrón, quien desde el escape había hecho todo lo posible por pasar lo más desapercibido posible, y le dijo guiñándole un ojo: - Chester, quiero que vayas con Elena dentro de la cueva para revisar que no nos hayamos olvidado nada por accidente antes de que partamos. -

El joven ladrón lo miró extrañado por un momento, pero entonces se dio cuenta de que su señor quería tener un momento de privacidad, así que se inclinó e ingresó en la gruta de inmediato sin decir nada, llevándose consigo a la confundida posadera.

No es que Bryan desconfiase de Chester, bueno, algo de eso había, pero no demasiado. Lo que ocurría era que el ladrón siempre estaba expuesto al submundo y si alguna vez era capturado lo mejor para él sería desconocer los secretos de Bryan.

No es personal.” Pensó Bryan tristemente mientras observaba la espalda del ladrón: “Pero me temo que cuanto más sepas menos valdrá tu vida. No es lo que quiero, pero así es el mundo. Y si no tienes cuidado el día de mañana podría tener que matarte.

Luego se volvió hacia Gilberto y le dijo: - Por ahora quiero que regreses a nuestra base, donde será más fácil que te recuperes. -

- ¡Pero malvado maestro! ¡Apenas he podido salir un par de semanas y casi todo el tiempo estuve escondido! - Exclamo Gilberto quejumbroso.

- No te preocupes. - Le dijo Bryan conciliador: - A pesar de que todavía no sabes gobernar tu lengua, lo cierto es que me has servido bien. Cuando estés sano, te prometo que te volveré a convocar. -

Después se puso a armar las varillas de la Matriz Mágica de Trasporte y envió al dragón de vuelta al Cementerio de la Muerte. Sin el Ojo de la Oscuridad nadie realmente podía salir ni tampoco entrar a esa fortaleza, así que no tenía miedo de que Gilberto se metiera en problemas o que alguien lo atacase aprovechando que estaba herido.

Phoebe por su parte estaba sorprendida al ver como Gilberto desaparecía en la Matriz, pero no preguntó nada. Bryan valoraba mucho su lealtad hasta entonces y ahora Phoebe era su mujer, así que no tenía miedo de contarle sus secretos. Poco después avisó al ladrón para que volviesen y todos se pusieron en movimiento.

*****

- Bien, mi Señor Bryan. - Comentó Chester: - Me parece que es justo decir que estamos en un aprieto. -

- Por favor deja de remarcar lo que es obvio. - Contestó Bryan irritado y luego se volvió hacia Phoebe para decirle: - Por lo menos podemos estar seguros de que tanto Lawrence como Candice están a salvo. -

- Si, eso es cierto. - Respondió la espadachina sonriendo irónicamente: - Estoy segura de que atrajimos la atención de todos los perseguidores en las inmediaciones. -

Desde hacía tres noches se habían separado del grupo o por lo menos eso creían ellos. Y es casi habían perdido la cuenta de las horas desde que se habían internado en las zonas más áridas y peligrosas de la Cordillera de Kerlan. El motivo de esto fue que por primera vez en mucho tiempo la fortuna les fue adversa y tuvieron la mala suerte de ser descubiertos por una patrulla.

Si se hubiese tratado de montañeses, no habrían representado una gran dificultad. Pero eran Legionarios profesionales de la Legión Grifón y entre ellos había incluso un mago de fuego que alcanzó a disparar una señal en el cielo similar a una bengala.

Poco después escucharon los sonidos de un par de Grifos, así que Emily colocó una barrera de invisibilidad alrededor del grupo para escapar. Pero como no sabían cuánto tiempo tendrían que huir y no podían arriesgarse a volar, no les quedó más remedio que correr por túneles y pasadizos naturales hasta que perdieron a sus perseguidores.

Después intentaron volver sobre sus pasos varias veces, pero finalmente descubrieron que habían estado caminando en círculos. En resumen, se habían perdido.

Al día siguiente trataron de recuperar el rumbo manteniéndose hacia el Este, pero todavía no conseguían salir de ese laberinto de montañas, intrincado y desconocido. En cierta ocasión Bryan se arriesgó a elevarse muy rápidamente para intentar orientarse y consiguió ver el final de la cordillera, pero inmediatamente escuchó gritos de alarma de varias patrullas alrededor, así que descendió rápidamente y luego de caminar unos minutos habían vuelto a perderse.

Para colmo de males un viento gélido vino soplando desde el Este, arrastrando consigo una niebla muy espesa que no los dejaba ver más allá de tres metros. Gracias a esto dejaron muy atrás a los legionarios, pero se volvió increíblemente difícil saber en dónde se encontraba la salida de la Cordillera de Kerlan.

La Cordillera de Kerlan cubierta de neblina

- ¡Que problema! - Volvió a decir Chester.

- Sí, pero esta neblina tiene venir de una fuente de agua cercana, quizá un río. - Aventuró Phoebe tranquila mientras ayudaba a la posadera Elena a mantener el equilibrio: - Donde hay agua dulce hay asentamientos. Seguramente no estamos muy lejos del Valle del Sol. -

En ese momento se encontraban en la orilla de un alto acantilado, desolado y desnudo. A sus espaldas podían ver a lo lejos la silueta de la Fortaleza de Kerlan en lo alto de los picos más elevados. Delante suyo se encontraba un nuevo laberinto de peñascos y cañones.

- Con o sin problemas, no podemos quedarnos aquí mucho tiempo. - Dijo Emily con una expresión pensativa: - Necesitamos encontrar un lugar más reparado donde acampar. Quizá la luz del nuevo día nos muestre un mejor camino para seguir. -

- ¿Cuántas provisiones nos quedan? - Preguntó Bryan.

- Solamente pan y algo de agua. - Respondió Elena: - Creo que apenas es suficiente para tres días más. -

- ¡Daría cualquier cosa por un pellizco de carne o un trago de cerveza! - Lloriqueó Chester apesadumbrado: - Además, sin el Druida no tenemos nada con qué encender un fuego o algo que cocinar. ¡Ni siquiera unas míseras hierbas! -

Dieron media vuelta y descendieron a una hondonada pedregosa. El sol ya estaba desapareciendo y la noche caía rápidamente. A pesar del frío consiguieron dormir por turnos en un recoveco entre las grietas de una gran roca carcomida por el tiempo; donde por lo menos estaban guarecidos del viento que soplaba del Este.

Al amanecer continuaron arrastrándose fatigosamente por esas montañas, sin encontrar una salida. A veces, en el silencio de aquel paisaje desolado, creían oír detrás unos sonidos confusos: el rumor de una piedra que caía, pisadas furtivas sobre las rocas. Pero si se detenían y escuchaban inmóviles, no oían nada, sólo los suspiros del viento en las aristas de las piedras… pero también esto sonaba en sus oídos como una respiración sibilante entre dientes afilados.

Por fin, tras muchas vueltas y peripecias, encontraron una salida. Era casi el final del atardecer cuando se toparon con una garganta angosta de doce pies de altura por la que corría un poco de agua en el fondo. En realidad, se trataba de uno de los muchos riachos que descendían de las colinas.

Más cuando estaban a punto de bajar, Bryan escuchó un sonido y maldijo su suerte en voz baja: - ¡Pero claro que tenían que venir ahora! -

- ¿Qué pasa? - Preguntó Phoebe.

- Legionarios, al menos diez. - Respondió Bryan entornando el oído: - Creo que todavía no nos han visto. Tal vez incluso se hayan perdido igual que nosotros. Pero sería problemático que reportaran nuestra posición a Odón Ascher. Ustedes adelántense a salir, yo iré a matarlos. -

- ¡No! ¡Iremos contigo! - Lo interrumpió Phoebe seriamente: - Si por casualidad te pasa algo inesperado en este momento estarás en peligro. Recuerda que en estas montañas también hay orcos. ¡Uno nunca sabe cuándo se les ocurrirá salir para saquear! -

Emily asintió mostrándose de acuerdo. Entonces Bryan lo pensó mejor y al final concluyó que las palabras de Phoebe eran acertadas. Finalmente dijo: - Chéster, quiero que tomes contigo todas las raciones de comida y escoltes a la señora Elena hasta el Valle del Sol. Ambos deben adelantarse para entregar a Belinda cuanto antes a nuestros agentes del Manto Oscuro.  ¡Nosotros ganaremos tiempo para que nadie los persiga! ¡Vayanse ya! -

El Ladrón no se hizo de rogar y muy hábilmente se marchó arrastrándose por la garganta, llevando consigo a la inconsciente prisionera y seguido muy de cerca por la amable posadera, que resultó sorprendentemente resistente al viaje.

- Entonces es hora de cazar. - Dijo Bryan desenvainado sus espadas en cuanto los sirvientes se perdieron de vista.

*****

Por suerte todo procedió sin problemas y con la combinación de los tres, todos los legionarios fueron adecuadamente tratados. Phoebe tuvo razón al final, pues entre los soldados había un mago que podría haber dado una señal que atrajera a todos los grifos.

El problema era que la noche había caído por completo y era más difícil encontrar el camino en la oscuridad. Además, el viaje se hizo mucho más incómodo. Porque sin Chester presente Phoebe se puso mucho más cariñosa con Bryan, pero esto naturalmente arrancaba miradas asesinas de Emily cada cierto tiempo.

Además, se sentía mal. Porque, aunque la hermosa Archimaga vestía un abrigo de piel muy apropiado para la estación, el frío de esa noche resultó tan intenso que se la veía tiritando. Pero Emily se mantenía a una distancia prudencial de Phoebe y Bryan no podía hacer nada para ayudarla. Sólo miraba impotente como sus labios se iban volviendo púrpuras por la brisa helada que soplaba sin piedad.

En ese momento una nube ocultó la luna, así que Bryan decidió que había oscuridad suficiente como para arriesgarse a volar sin miedo a ser descubiertos y así dejar atrás a esa maldita cordillera de una buena vez.

Su propuesta fue bien recibida. Bryan aferró firmemente a Phoebe por la cintura y comenzó a volar, aunque muy pronto descubrió que Emily tenía problemas para seguirlo. Al Arte del Noveno Diagrama Celeste estaba diseñado para la velocidad, mientras que la Levitación de los Archimagos era de una naturaleza más táctica, mejor para la movilidad en medio de un combate que para acelerar. Con el pasar de los minutos Emily comenzó a quedarse atrás mientras colocaba sus brazos frente a su rostro en un intento por protegerse del frío.

¡Suficiente! Incluso si Phoebe me mata no pienso permitir que esto continúe por más tiempo.” Pensó Bryan mientras reducía su velocidad para ponerse al lado de Emily y le dijo lacónicamente: - No tengo problemas en llevar conmigo a dos personas. -

Y antes de que ninguna de ellas pudiese decir nada. Bryan envolvió la suave cintura de Emily con su mano libre. Entonces aceleró rápidamente mientras usaba su Esencia Mágica en el cuerpo de la Archimaga para regular su temperatura y aliviar sus sufrimientos.

Al principio la Emily sintió tanta vergüenza que se resistió, pero no pudo librarse del abrazo. Y cuando vio la resolución de ayudarla en la mirada de su amado, su corazón se conmovió. Luego el calor inundó su cuerpo, disipando sus últimos recelos y se dejó llevar mansamente.

- ¿Por qué me parece que estás acostumbrado a sujetar la cintura de la Dama Emily? - Le susurró Phoebe en el oído, con una mirada recelosa y con una pisca de celos en la voz.

- Lo único que quiero es llegar cuanto antes para reportarme con el Manto Oscuro y confirmar que Chester llegó a salvo con Elena. ¡De este modo llegaremos más rápido! - Respondió Bryan sin mirarla. E inmediatamente después desató todo el poder de su Arte del Noveno Diagrama Celeste para dejar finalmente atrás la Cordillera de Kerlan.

Sin embargo, volar a toda velocidad con dos personas, mientras que además usaba su esencia Mágica para mantener cálida a Emily, comenzó a drenar inevitablemente sus reservas de poder. Luego de volar durante una hora ya estaba sudando profusamente e incluso su respiración se volvió irregular.

A pesar de sus celos, Phoebe estaba muy enamorada de Bryan, así que inmediatamente se angustió al notar que estaba sufriendo y le dijo: - ¡Debemos tomarnos un descanso! ¡No quiero que te suceda nada! -

Emily también estaba preocupada y había estado a punto de sugerir algo similar. Pero como Phoebe ya había hablado, permaneció en silencio apoyando tácitamente.

Ahora se encontraban sobrevolando un territorio menos irregular, donde no había muchos sitios para esconderse. Por suerte los ojos de Bryan distinguieron lo que parecía ser el tronco caído de un antiguo árbol que debió ser enorme en sus tiempos.

- Descansemos ahí dentro. - Sugirió.

Cuando descendieron y examinaron los restos del tronco comprobaron que las raíces del árbol formaban una especie de refugio natural y que además no había muchos insectos debido a la estación invernal. Pero el espacio era bastante estrecho, así que Bryan se esforzó lo que pudo para tapar los agujeros del viento con sus capas y luego se acurrucó en el centro, mientras que Phoebe y Emily se sentaban a ambos lados.

Era bastante difícil moverse debido a lo apretados que estaban, pero el calor corporal de los tres era un alivio bienvenido. En ese lugar lleno de madera vieja ni se les ocurría la idea de encender un fuego, así que permanecieron en silencio e intentaron descansar.

Por fin Bryan pudo descansar tranquilo de tantas peripecias y dificultades. Mientras dormía. la Esencia Mágica en su interior comenzó a regenerarse, curando su agotamiento físico en muy poco tiempo. De modo que cuando abrió los ojos, todavía estaba oscuro, pero se sentía bastante renovado.

Emily y Phoebe se habían quedado dormidas apoyadas contra su cuerpo. Bryan se dio cuenta entonces de que la mano con la que había estado sujetando la cintura de Phoebe había descendido sin darse cuenta y ahora estaba aferrándose a una de sus posaderas. En cambio, su otro brazo (ya fuese por la casualidad o la fuerza de la costumbre) estaba ahora sobre los hombros de Emily y su mano tanteaba sin querer la deliciosa forma de su seno izquierdo. Por cierto, que la mano de la hermosa Archimaga estaba descansando sobre su propio muslo.

De inmediato intentó moverse sin despertarlas, pero el estrecho espacio provocó que no le quedase más remedio que bajar el brazo, de modo que su mano cayó peligrosamente cerca de la entrepierna de Emily.

La oscuridad no podía ocultar secretos a sus ojos y podía ver claramente los cuerpos de estas hermosas mujeres a su alrededor. Su mente inevitablemente comenzó a concebir una idea muy poco… honorable. Aunque al principio se justificó diciéndose a sí mismo que solamente deseaba entregar parte de su Esencia Mágica a Emily para darle calor a su cuerpo.

Su mente inevitablemente comenzó a concebir una idea muy poco… honorable.

Nota del Traductor

Hola amigos, soy acabcor de Perú, es 15 de mayo del 2021 y aquí seguimos en plena campaña electoral y sin vacunas para la pandemia por culpa de Sagasti.

Hoy tengo que hacer unos anuncios importantes.

Este es el penúltimo capítulo del volumen IV y después de terminar pienso dedicarme por completo a la actualización de los primeros Libros del I-III para hacer las mejoras correspondientes. Es para que todo quede uniforme.

Eso quiere decir que durante unas semanas no publicaré nada nuevo, sino que iré completando, pero esto no debería tomarme bastante tiempo porque la base ya está lista, sólo hay que hacer unos cuantos retoques. Les pido a todos que tengan paciencia para que todos los capítulos queden uniformes.

Bueno este capítulo era uno de los más cortos, literalmente lo único que pasaba era que Bryan se iba volando con Emily y Phoebe. Un amigo lector mencionó que Elena y Chester desaparecen de la novela sin que uno sepa lo que ocurre con ellos. Revisé entonces los capítulos originales y descubrí que es cierto. No hay una razón clara para explicar lo que sucedió con ellos, creo que al autor se olvidó por completo de su existencia.

Para solucionar el problema decidí agregar toda la primera sección. Está inspirado en el libro Las dos Torres del Señor de los Anillo, donde lo protagonistas vagan perdidos por una cordillera. Esto se aprovechó para crear una sensación de viaje más realista, con los problemas que se podían encontrar en aquellos tiempos, sobre todo el de perderse. También quería más líneas para poder explicar lo que ocurrió con Chester, Elena y la inconsciente Belinda, así como varios eventos un poco confusos que suceden en el libro V.

Espero que les haya gustado y nos vemos en el siguiente capítulo.