263 Tercera Transformación

- Maldición. - Rugió Sorin cuando su conjuro falló.

Sentía frío en los pulmones, pero estaba sudando por el agotamiento. Estaba oscuro y podría haber usado magia para iluminar el entorno, pero ya estaba usando mucha para proteger su cuerpo de los efectos debilitantes del Dominio Necromántico y además necesitaba guardar suficiente poder para matar a su objetivo.

Lo cierto era que su irritación no dejaba de incrementarse con cada segundo que pasaba.

Hacía mucho que se había acostumbrado a dejar a otros el trabajo sucio. Además, buscar a Bryan en medio de un montón de tiendas destrozadas y personas que corrían de aquí para allá en diversos combates no era sencillo. Tampoco lo era controlar su magia para no matar a posibles aliados.

De vez en cuando se topaban con miembros de la Tribu de Katar completamente enloquecidos, que lo único que hacían era luchar contra todos lo que se encontraban, incluso los de sus propio bando. Sorin se arrepentía bastante de haberlos incluido en sus planes y ya ni siquiera se molestaba en tratar de convencerlos cuando se ponían en frente suyo, sino que directamente los mataba.

- Ahí está. - Advirtió Dolón mientras señalaba en una dirección y al mismo tiempo disparaba una esfera relampagueante.

En efecto, Bryan estaba junto a un grupo de escombros, esquivando a algunos mercenarios de la Casa de Menlo que intentaban darle con sus espadas, pero todos fallaban por pocos centímetros. Dominio Necromántico era especialmente efectivo contra los combatientes físicos porque drenaba las fuerzas de sus cuerpos y los volvía vulnerables. En semejantes condiciones Bryan ni siquiera tenía que esforzarse para evitar los ataques y cuando la esfera de Dolón se aproximó, todos vieron claramente como sonreía mientras saltaba hacia atrás para esquivarla, de modo que impactó de lleno en la cara de un guerrero que no pudo verla a tiempo y recibió todo el daño.

- ¡Maldita sea! ¡Es imposible apuntar así! - Se quejó Dolón.

- ¡Entonces espera un poco más para que nos acerquemos antes de atacar! - Reclamó Igor.

- ¡No tiene caso! ¡Desaparece casi tan rápido como lo encontramos! -

Ocurrió tal y como Dolón decía. Bryan había vuelto a desaparecer en algún momento y ahora los mercenarios compañeros del que acababa de morir, se estaban aproximando hacia ellos con las armas preparadas, claramente deseosos de vengarse.

Sorin no sabía si disculparse o directamente matarlos para seguir buscando, cuando de repente sintió que algo extraño pasaba y vio un resplandor extraño, similar a un vaho verdoso, que volaba rápidamente entre ellos en dirección a los mercenarios.

Y poco después el cadáver se levantó.

Por un segundo todos se quedaron en silencio mientras asimilaban lo que sucedía, pero de pronto comenzó un auténtico pandemonio. Sorin inmediatamente usó su hechizo de levitación y cuando confirmó sus sospechas pensó que estaba a punto de darle un ataque.

Los mercenarios habían tomado posiciones fuertes para defenderse de las Criaturas Oscuras y hasta el momento les resultaba. Pero cuando los cadáveres comenzaron a levantarse, el pánico se apoderó de muchos. Además, muchos de estos Muertos Vivientes estaban dentro de los perímetros defensivos, así que las falanges estaban siendo atacadas en sus puntos vulnerables, por la espalda, e irónicamente por monstruos que tenían la apariencia de sus compañeros caídos.

Cada vez que alguien moría, el enemigo se hacía más fuerte.

- ¡Monstruo! ¡Ese necromante es un maldito monstruo! - Rugió Sorin aterrorizado al comprender las implicaciones de lo que estaba ocurriendo y en ese momento tomó una decisión radical: - ¡Igor! ¡Dolón! ¡Y Miriel, si puedes escucharme! ¡Asumiré toda la responsabilidad! ¡Maten a ese Necromante en cuanto lo vean! ¡Yo no importan los daños colaterales! -

- ¡Pero Sorin! ¡Nuestros hermanos! - Objetó Igor.

- ¡No importa! ¡Estarán todos muertos y se volverán parte de las fuerzas enemigas si no hacemos algo pronto! - Respondió Sorin.

En ese momento Sorin detectó a Bryan que corría entre un grupo de tiendas destruidas, seguido por cuatro mercenarios de Falce Segador que intentaban capturarlo y decidió utilizar directamente su Ejecución Difractaria, sin decir una palabra.

Sorin atacó sin decir una palabra

Cientos de rayos luminosos se desplazaron hacia Bryan, quien saltó a un lado y volvió a desaparecer. Pero los hombres que los perseguían murieron con los cuerpos atravesados.

- ¡Sorin! - Gritó Igor mirándolo adolorido: - ¡Son de los nuestros! -

- ¡¿En serio?! ¡Fíjate bien! - Replicó Sorin señalando los cadáveres.

Cuando Igor miró, se dio cuenta de los despojos de sus compañeros estaban temblando y poco después se levantaron como Muertos Vivientes.

- ¿Lo ves? ¡Todos terminaremos así si no matamos a Bryan ahora! -

Igor maldijo, pero reconoció que Sorin tenía razón. Así que conjuró dos bolas de fuego y destruyó a los Muertos Vivientes que ya se aproximaban, reduciéndolos a cenizas.

- Tenemos que asegurarnos de destruir los cuerpos, para que no los levanten. - Murmuró Igor con una mirada increíblemente sombría: - Yo me encargaré. -

- ¡Hazlo! -

El Archimago Igor reunió sus poderes y extendió las palmas de sus manos. Entonces varias lenguas de fuego brotaron como serpientes para comenzar a buscar diferentes objetivos. Su plan era quemar la mayor cantidad de cadáveres posibles antes de que se volviesen muertos vivientes.

Sin embargo, pronto descubrió que ya era demasiado tarde. Casi todos los caídos ya se estaban levantado y ahora atacaban a los que en vida fueron sus aliados. Además, como había muchos, los conjuros de Igor no podían consumirlos con la suficiente velocidad, así que continuaban moviéndose aún en llamas, esparciendo fuego por muchos lugares.

- ¡Que mierda hacen! ¡¿Qué está pasando?! - Gritó una voz y Adam Menlo, quien finalmente había acabado con las todas las Gárgolas que lo acosaban, descendió en su Guiverno junto a los Archimagos. Entonces los miró mientras les apuntaba con su lanza y exclamó furioso: - ¡Explícate, maldita sea! ¡He perdido muchos de mis hombres en esta locura en la que nos has involucrado! ¡Dame un motivo para no matarte ahora mismo! -

- ¡Por si no lo has notado “morir” es el menor de nuestros problemas! ¡¿No te das cuenta de que los cadáveres se levantan?! - Replicó Sorin con desagrado:  - Todo esto es culpa de este necromante llamado Bryan y se terminará si lo matamos. Se supone que tu bestia puede rastrear con el olfato… ¡Usa esas habilidades para encontrarlo ahora! -

Adam Menlo miró a Sorin con odio profundo y fue evidente para todos que realmente estaba haciendo grandes esfuerzos para no atacarlo, sin embargo, al final asintió y dirigió a su bestia junto con los Archimagos para ayudarlos a buscar.

- ¡Ahí está! - Advirtió Dolón mientras señalaba en cierta dirección.

Todos se volvieron inmediatamente y vieron la figura de Bryan corriendo entre varios escombros de la batalla, esquivando jabalinas o proyectiles que le arrojaban los mercenarios. Adam Menlo silbó para ordenar a su Guiverno y la criatura apuntó su alargado hocico en esa dirección, mientras aspiraba profundamente. Una vez que captase el aroma de Bryan este no podría librarse de ser atrapado.

O por lo menos eso era lo que se suponía que sucediese.

- ¡¿Qué?! - Exclamó Adam Menlo sorprendido mientras observaba a su montura sin entender.

- ¡¿Qué ocurre?! ¡¿Por qué demonios no está persiguiéndolo?! - Preguntó Sorin enfadado.

- No tiene olor. - Respondió Adam Menlo con una expresión de incredulidad.

- ¿Cómo dices…? -

- ¡Dije que no tiene olor! ¡Es como si no existiese! -

- ¡¿Acaso también es un fantasma?! -

Sorin estaba resolviendo sus dudas cuando de repente el sonido de la lucha contra los Muertes Vivientes se incrementó bastante. Parecía que las formaciones defensivas de los mercenarios no iban a aguantar mucho más, pero entonces una miríada de luces cayó como una lluvia de estrellas fugases y aniquilaron una gran cantidad de Criaturas Oscuras y Muertos Vivientes. Nuevamente la presencia de Costel había conseguido voltear las tornas de la batalla y salvar a los distintos grupos de mercenarios, aunque poco después cientos de Guerreros Zombis fueron invocados por Bryan para reemplazar a los caídos y en cuanto a los Muertos Vivientes… Era cuestión de tiempo.

Por supuesto que, en el interín, la figura de Bryan había vuelto a desaparecer.

- ¡Maldición, esto no tiene fin! - Se quejó Sorin: - No queda más remedio que usar ataques de área para hacerle daño! -

- ¡Si haces eso matarás a muchos nuestros hombres! - Objetó Igor.

- ¡Morirán de todas formas y se levantarán como engendros del mal si no lo hacemos! -

Adam Menlo masculló algo, pero al final no dijo nada, aceptando con su silencio el que se realizasen los Ataques de Área. Entonces Dolón comenzó a reunir sus poderes para arrojar una lluvia de relámpagos apenas Bryan apareciese, Sorin e Igor hicieron lo mismo y prepararon sus propios conjuros. Sería el ataque combinado de tres Archimagos, así que era imposible sobrevivir a ello.

- Voy a tener que detenerlos justo ahí. - Dijo un vozarrón repentino.

Cuando los Archimagos estaban a punto de atacar, sintieron un peligro y esquivaron a tiempo una lluvia de proyectiles que venía por su espalda. Cuando miraron en la dirección de la que provenía el ataque, vieron que un escuadrón de la Banda de Drakar se aproximaba liderado por Dálibor y dos Archimagos.

- Quiero salir de este cerco y me será difícil hacerlo si convierten todo el entorno en infierno llameante. - Dijo el Berserker burlándose.

- ¡¿Estás loco, Dalibor?! - Exclamó Sorin incrédulo: - ¡¿No te das cuenta que este ya no es el momento para que peleemos?! ¡Los muertos se están levantando! -

- Fallo en ver como eso es problema mío. - Respondió Dálibor encogiéndose de hombros.

- ¡¿Qué?! -

- Son “sus” muertos los que se están levantando, idiotas. La Banda de Drakar no ha sufrido pérdidas por este fenómeno extraño. ¡De hecho ni siquiera hemos sentido el frío que parece agobiarlos a ustedes!

Hemos estado descansado tranquilamente todo este tiempo. -

- ¡Eres un maldito! - Replicó Adam Menlo con asco: - ¿De verdad puedes ver como los cuerpos de los guerreros caídos son levantados para ser usados de este modo sin sentir nada? ¡¿Acaso no tienes honor?! -

- Eres la última persona que necesita aleccionarme sobre el honor, Menlo. - Respondió Dálibor sonriendo cruelmente: - Pero te contestaré: No siento nada por los muertos, quienes tampoco pueden sentir nada, precisamente porque ya que están muertos. Dudo mucho que les importe si se quedan tiesos o vuelven a alzarse.

Lo que si me molesta es ver respirando todavía a los líderes de las facciones rivales que me emboscaron aquí. ¡Pero parece que pronto podré solucionar esto! -

- ¡Ja! ¿Quieres matarnos Dalibor? - Se burló Sorin: - Con mi abuelo presente y todo nuestro poder… ¿De verdad crees que tienes oportunidad? -

- Tu abuelo estará de cuerpo presente, pero su mente parece completamente ocupada en contener a las Criaturas Oscuras. - Dijo Dalibor sonriendo y sus hombres también rieron de forma burlona:  - Y ustedes se ven bastante cansados en este momento. También parecen un poco dispersos. ¿No se han notado que en este momento están bastante solos? -

Repentinamente Sorin se dio cuenta de que Dalibor tenía razón, pues en su persecución de Bryan habían gastado mucha energía y también se alejaron de los grandes grupos de Falce Segador y la Casa de Menlo.

¿Qué es un mercenario? Una espada de alquiler, alguien que pelea por beneficios y solamente tiene lealtad hacia sí mismo. Definitivamente hay que ser astuto para ser un mercenario y todos ellos lo eran. En cuanto se dieron cuenta de cómo estaban configuradas las cosas, no había necesidad de hablar.

Sorin, Igor y Dolón arrojaron ataques mágicos hacia Dálibor al mismo tiempo que activaban su Levitación para aumentar la distancia, pero los Archimagos de Tierra de la Banda de Drakar ya habían levantado el suelo para formar un muro de roca que bloqueó todo el daño y luego salió disparado contra sus enemigos, solamente para ser destrozado por un coletazo del Guiverno.

Sin embargo, todo era parte de una maniobra.  Los escombros del muro aún no llegaban a tocar el suelo cuando Dalibor apareció saltando por encima, seguido por más de veinte combatientes especializados de la Banda de Drakar. Los guerreros atacaron a los Archimagos con sus lanzas, pero el verdadero objetivo del Berserker era otro.

Con un rugido terrible, Dalibor descargó un terrible corte vertical sobre el Guiverno de Adam Menlo, consiguiendo acertarle justo en la articulación del ala. La bestia alcanzó a reaccionar golpeando a su atacante, gracias a lo cual no perdió la articulación. Pero el daño estaba hecho y ahora no sería capaz de volar.

- ¡Maldito! - Espetó Adam Menlo mientras espoleaba a su bestia para incrementar la distancia.

- Apenas estoy comenzando. - Río Dálibor con una mueca mientras le apuntaba con su hacha: - ¡Todos van a pagar por haberse atrevido a emboscarme! -

- ¡No cantes victoria, bruto imbécil! - Gritó Sorin enfadado mientras arrojaba una serie de rayos de Magia de la Luz contra los mercenarios, pero fueron interceptados por los Archimagos de Tierra.

La situación era muy mala para todos. Por su lado tenían a tres Archimagos, una fuerza poderosísima en casi cualquier escenario y además a un Gran Caballero montando una bestia legendaria, pero por culpa del Dominio Necromántico todos ellos habían gastado una gran parte de sus poderes y se encontraban física y mentalmente agotados. Para empeorar las cosas, Costel estaba muy ocupado controlando que las Criaturas Oscuras y los Muertos Vivientes no acabasen por abrumar a las fuerzas sobrevivientes como para venir a ayudarlos.

El otro lado había descansado y tenía dos Archimagos, un berserker y una docena de combatientes veteranos. Además, un poco más lejos, podían escuchar el vozarrón del vicecapitán Blaz, que ya estaba conduciendo a más de mil miembros de la Banda de Drakar para que convergiesen en ese lugar.

Sorin maldijo en su fuero interno mientras se exprimía el cerebro para encontrar una solución. En su mente, Dalibor había conseguido aprovechar el caos para voltear las tornas para emboscarlo magistralmente, así que seguramente tendría a algunos de sus hombres rodeándolos en la oscuridad o bloqueando su retirada, por lo que le sería muy difícil escapar. Sin embargo, lo cierto era que la tensión y el agotamiento habían provocado que pasase muchas cosas por alto y confundiese otras.

*****

En cuanto recuperó sus fuerzas, Dalibor se obligó a ponerse de pie y organizó a sus hombres con el único propósito de escapar. Pero muchos estaban heridos o dispersos, así que se demoraron más de veinte minutos en construir una formación defensiva lo bastante compacta para poder abrirse paso en el cerco que sus enemigos habían establecido.

Luego estaba el problema de elegir por dónde retirarse. Si se tratase únicamente de Dalibor, habría muchas formas de que pudiese escapar, pero cuando cientos de personas debían desplazarse al mismo tiempo todo se volvía muy complicado. Para entrar y salir del territorio alrededor de la mina existían tres rutas principales, pero las Criaturas Oscuras de Bryan se encontraban luchando alrededor de todas ellas y si la Banda de Drakar intentaba salir por alguna de ellas, corría el riesgo de involucrarse en otra caótica batalla nocturna.

Existía un cuarto camino, pero era un paso estrecho entre las montañas, donde sus hombres tendrían que marchar bastante apretados y corrían el riesgo de que los bloquearan. Sin embargo, también cabía la posibilidad de que nadie lo estuviese vigilando en ese preciso momento y en esto depositaron su esperanza.

Después de eso, el berserker se adelantó junto con sus guerreros de élite para observar mejor el terreno, mientras que dejaba a Blaz a cargo de conducir al grueso de sus mercenarios. Así que en realidad fue pura casualidad que el grupo de Dalibor se topase con los Archimagos cerca de la entrada al estrecho sendero por el que querían huir. De hecho, si estos no hubiesen estado a punto de desatar un ataque de área sobre el terreno, cosa que podría terminar bloqueando su huida o lastimándolos, lo más probable es que el Berserker hubiese elegido intentar pasar desapercibido.

Sin embargo, Dalibor también era un firme creyente del principio que decía: “Ante la duda… ¡Ataca!” Por eso preparó de inmediato su arma mágica y unas extrañas matrices comenzaron a resplandecer en la superficie del hacha. Entonces apareció una especie de sombra en forma de hacha de guerra, que nacía del mango y seguía la trayectoria original del arma, extendiendo su rango. Dicho de otro modo, era un encantamiento que materializaba una versión fantasmal del arma de Dálibor, pero esta era mucho más grande, peligrosa y además podía ser usada a dos manos. Solo que, al ser una construcción mágica, no añadía peso extra, así que su usuario podía blandirla con la misma facilidad que al principio.

El Berserker rugió y comenzó a arrojar una serie de cortes, tratando de lastimar las piernas de Adam Menlo. Este contraatacó de inmediato e interceptó todos los ataques con la punta de su lanza, previamente reforzada con su Aura de Batalla. Chispas estallaban por todos lados mientras los veloces ataques y contraataques incrementaban la velocidad, hasta que finalmente el Guiverno consiguió alejarse serpenteando para ganar algo de distancia.

Normalmente Adam Menlo habría dado la vuelta y regresado para realizar una carga mortal contra Dalibor, pero su bestia estaba herida y no podía moverse con la misma facilidad, así que realmente optó por retirarse de la batalla temporalmente hasta saber exactamente cuánto daño le había hecho el berserker a su ala.

Sorin, Igor y Dolón eran hábiles para pelear y tendrían que haberlo ayudado, pero tenían sus propios problemas. Los dos Archimagos de Tierra de la Banda de Drakar habrían estado en desventaja enfrentándolos, pero ninguno de ellos estaba debilitado por el Dominio Necromántico gracias a la gran precisión que Bryan demostró al ejecutar su magia hasta el momento. Además, tenían una táctica especial.

Cuando los Archimagos de Dálibor levantaron el muro defensivo y luego este fue arrojado, no fue simplemente un movimiento defensivo. Cuando este muro se rompió generó muchos escombros que ahora podían utilizar para combatir. Y es que con dos especialistas en la Magia de Tierra trabajando juntos, su control se magnificaba, permitiéndoles ejecutar un conjuro muy ingenioso que se retroalimentaba a sí mismo. Ahora varias rocas medianas estaban levitando en el aire y salían disparadas a toda velocidad hacia Sorin, como los proyectiles de las catapultas. El primer Archimago de Tierra se concentraba en hacer levitar las rocas y el segundo las arrojaba y luego las traída de vuelta en ciclo violento que era extremadamente peligroso para sus enemigos.

Sorin apenas tenía fuerzas suficientes para protegerse a sí mismo del incesante fuego graneado de rocas que caían sobre él y no podía conjurar en esas condiciones. A veces Igor conseguía arrojar algunas llamas, pero no tenía tiempo de apuntar y luego volver a levantar sus defensas, así que prácticamente no causaba daños.

Pero Dolón era el que peor lo pasaba. Ya de por sí la magia eléctrica requería de mucho control y por lo tanto de tiempo para funcionar, pero desde que perdió su brazo había tenido muchas dificultades para combatir y tenía que esforzarse extra para compensarlo. Ahora que estaba tan debilitado, los defectos se hacían más evidentes y en cierto momento sus defenzas mágica fallaron, permitiendo que una roca lo alcanzase en la cabeza, sacándolo temporalmente de combate.

Sorin maldijo e inmediatamente se movió para defender al inconsciente Dolón con su propia barrera. Había estado a punto de desatar un ataque, pero no podía permitirse perder a un Archimago, así que se concentró por completo en la defensa.

Cuando las cosas parecían estar mal, el Archimago Igor utilizó un anillo donde había inscrito una matriz con un encantamiento defensivo. No era muy poderoso y solamente duraba cinco segundos, pero le dio el respiro que necesitaba para conjurar. Como en esas condiciones no podía apuntar bien, escogió generar una terrible explosión de fuego justo en medio de la distancia que los separaba de los Archimagos de Tierra. Esto no les haría mucho daño, pero interrumpiría su coalescencia mágica.

El truco funcionó y los Archimagos de Tierra tuvieron que detener su ataque. Entonces Sorin se adelantó volando e invocó varias espadas de luz contra ellos, aunque uno de los Archimagos de Tierra respondió invocando un Elemental de Rocas que interceptaría todos los ataques, al mismo tiempo que el segundo convertía parte de las rocas a su alrededor en arena, la cual comenzó a controlar con la intención de formar un auténtico tornado de polvo que los ocultaba de la vista.

El Archimago de Fuego Igor se dio cuenta de lo que sucedía y se movió mucho más rápido para formar un muro de llamas alrededor de los magos enemigos e impedirles controlar el entorno a voluntad, destruyendo así el tornado de arena. Sorin entonces pudo ver al Elemental de Roca y lo encerró en una barrera resplandeciente, para luego reducir su tamaño forzosamente.

El poder de la luz resultó ser más fuerte y el Elemental de Roca colapsó. Los Archimagos de tierra ya estaban preparando un nuevo hechizo, pero Sorin los atacó con un destello segador e inmediatamente arrojó dos rayos de luz que los obligaron a retroceder varios metros y apenas consiguieron salvarse de las dos bolas de fuego que Igor les arrojó porque los guerreros de élite se adelantaron con sus escudos listos para bloquear.

Después los mercenarios cargaron con su Aura de Batalla lista para matar a los magos, pero se encontraron con que Sorin ya estaba desatando una serie de conjuros en forma de esferas resplandecientes que generaban oleadas de energía. No era suficiente como para lastimarlos gravemente, pero obstaculizaba mucho los movimientos como si los guerreros estuviesen tratando de correr debajo del agua. Aun así, algunos espadachines consiguieron sobreponerse para volver al ataque e incluso esquivaron algunas llamaradas que Igor les arrojó, pero todos fueron arrojados lejos cuando Sorin los detuvo con un Amparo Conflagrante cuidadosamente conjurado para no gastar tanto poder.

Sorin atacando

Sorin era un miserable, pero uno tenía que reconocer que sabía pelear. Estaba débil y agotado mentalmente, pero en ese momento se las estaba arreglando para mantener a raya a dos Archimagos junto con una docena de Espadachines Veteranos a la defensiva, encadenando un ataque tras otro de forma certera.

Más cuando parecía que podía voltear las tornas, Dalibor llegó para bloquearlo y a la distancia detrás suyo marchaba el grueso del ejército de la Banda de Drakar liderado por Blaz. Sin embargo, al poco tiempo Adam Menlo también llegó junto con su Guiverno, así como por lo menos una veintena de mercenarios de su facción que consiguió reunir a pesar de la oscuridad.

Esto último no se debía algo remotamente relacionado con la lealtad o la solidaridad, sino a unas macabras matemáticas. Al inicio de la caótica batalla nocturna todas las fuerzas habían perdido muchos hombres, tal vez en igual medida. Pero gracias a la intervención de Bryan el número de muertos se había inclinado con toda seguridad hacia los bandos de Falce Segador, la Casa de Menlo y la Tribu de Katar. En cambio, los supervivientes de la Banda de Drakar estaban en mejores condiciones y no habían sufrido el efecto debilitante del Dominio Necromántico.

Si ahora mismo regresasen al Valle del Sol, lo más seguro era que la Banda de Drakar obtuviese la ventaja rápidamente e incluso podría terminar destruyéndolos a todos. La cosa empeoraba porque ellos los habían emboscado, así que todas las fuerzas neutrales entenderían que quisieran vengarse y nadie alzaría la voz para evitar que los exterminaran.

Por eso era imperativo que no dejasen escapar a la Banda de Drakar o por lo menos los debilitasen lo suficiente como para mantener el equilibrio de poderes. Y todos los presentes comprendían que esto era cierto de forma instintiva.

Sin embargo, era más fácil decirlo que hacerlo. Los mercenarios de Dálibor habían adoptado una formación bastante compacta, que favorecía la combinación de barreras defensivas y Aura de Batalla. Tal vez un conjuro que destruyese el área podría causarles daño, pero era muy poco probable que consiguieran el tiempo suficiente para conjurarlo.

Sorin examinó la situación y tomo una decisión.

- Adam Menlo, creo que sabes el problema que tenemos entre manos. - Dijo Sorin con una gesto irónico.

- Lo sé. - Respondió Adam Menlo lacónicamente.

- Entonces te daré a ese idiota… - Explicó Sorin volviéndose para señalar a Dolón detrás suyo, quien ya estaba despertando de su estado de inconsciencia, aunque todavía parecía mareado: - Llévatelo ahora mismo y destruye al necromante que nos tiene atrapados aquí. Incluso si tu bestia está herida, sigues siendo el que tiene la mayor oportunidad de atrapar ese maldito. Una vez que este Dominio desaparezca y los muertos vuelvan a yacer en el suelo, nuestros hombres estarán libres para ayudarnos. Mientras tanto…Yo me encargaré de contener a Dálibor. -

- ¿Puedes hacerlo? -

- Quizá, siempre y cuando sólo se trate de detenerlo aquí. - Respondió Sorin encogiéndose de hombros.

- Dejaré a mis hombres contigo, son excelentes combatientes. - Dijo Adam Menlo señalando a los mercenarios que lo acompañaban, los cuales asintieron marcialmente. Luego dirigió su Guiverno hacia Dolón y lo levantó con su mano libre para luego marcharse a gran velocidad serpenteando pro el suelo, pues su criatura seguía teniendo el ala herida.

Dalibor no se movió o hizo el menor intento de detener a Adam Menlo, en cambio habló con Sorin mientras sonreía con sorna: - ¿Estás seguro? Creo que tenías mejor oportunidad con él aquí. Además, dudo mucho que ese tal Bryan vaya a ser atrapado fácilmente. -

- No importa, basta con que lo encuentre y entonces mi abuelo lo matará. - Dijo Sorin con un gesto de desdén: - ¿Y tú? ¿Por qué le permitiste irte? Era una rara ocasión para matarnos a todos juntos. -

- Llegado a este punto mi victoria está asegurada simplemente con conseguir marcharme sin mayores daños. - Declaró Dálibor encogiéndose de hombros: - Además, ahora que ese imbécil de Menlo se ha ido… puedo matarte antes de retirarme. -

- ¿Crees que puedes? No te voy a dejar escapar y no tendrás oportunidad de hacerme nada, bruto imbécil. - Dijo Sorin sonriendo: - Es cierto que estoy en mala condición, pero el poder que tengo me basta para mantenerte aquí el tiempo suficiente. -

Los mercenarios de la Casa de Menlo se movieron inmediatamente para bloquear la ruta de salida de aquel valle montañoso, formando una falange de escudos. Con su habilidad, eran perfectamente capaces de mantener una posición defensiva que era muy difícil de romper. Al mismo tiempo, Sorin e Igor levitaron por encima de ellos, mientras reunían su poder mágico. Entre los guerreros y los Archimagos acabaron creando una poderosa fuerza en muy poco tiempo, que se bastaba para bloquear el estrecho sendero que la Banda de Drakar había elegido para su escape.

 - Vas a quedarte aquí hasta que esa alimaña necromántica esté acabada. Entonces los mataremos a todos. - Declaró Sorin malévolamente.

Sin embargo, en lugar de enojarse, protestar o consultar con sus hombres, Dálibor simplemente comenzó a reírse y el resto de los mercenarios de la Banda de Drakar también lo hicieron. Naturalmente todo esto le daba mala espina a Sorin y le hacía sentir que había algo que desconocía, pero por más que lo pensaba no podía entender de qué se trataba.

- No, mocoso imbécil. - Dijo Dálibor finalmente cuando dejó de reírse: - Nosotros vamos a salir y más bien tú eres el que se quedará aquí… permanentemente. -

Después Dalibor deshizo el encantamiento que manifestaba el hacha sombría. Luego para sorpresa de todos, el Berserker aferró el filo con su mano desnuda hasta que comenzó a sangrar y el metal comenzó a absorber la sangre de Dálibor mágicamente como si fuese un animal sediento.

- Esa es… ¡Una Hacha del Sacrificio Sangriento! - Exclamó Sorin asustado: - ¡¿Cómo es posible que la consiguieras sin que nos esterásemos?! -

- Si, costó bastante tiempo, esfuerzo…. Y muchos cadáveres. Pero finalmente conseguí forjar mi arma legendaria. - Contestó Dálibor sonriendo.

- ¿Qué es esto? - Preguntó Igor confundido.

 - Consiguió realizar una ceremonia ancestral de los berserker. - Comenzó a explicar Sorin.

- ¿Y eso que significa? -

- Que…. -

- Yo te explicaré lo que significa. - Dijo el Berserker interrumpiendo mientras su cuerpo comenzaba a oscurecerse: - ¡Significa que ahora tengo una tercera transformación! -

Un segundo después el gigante oscuro rugió y cargó contra Sorin.

*****

Unos minutos antes…

Costel estaba cada vez más estresado, pero acumuló más poder mágico en su interior por medio de su Fuerza Mental para que los elementos de la magia sirviesen a su voluntad. Ése era el verdadero poder que había sospechado tener incluso cuando era un niño, el que desarrolló durante toda su larga vida hasta que el Templo de Idramón le mostró que siempre había sido suyo por derecho divino.

Ahora, la escena que se desarrollaba a sus pies era sutilmente distinta, aunque no hubiera cambio alguno para los ojos físicos. Con estimulante precisión, la percepción de Costel calibró los poderes que actuaban en el entorno: Sorin era luminoso, un ser resplandeciente. Dalibor era una nube de tormenta iluminada con peligrosos rayos que iniciaba la rotación que amenaza con convertirla en un tornado. Adam Menlo era un resplandor frío como el de una espada desenvainada…. Y después estaba el poder necromántico de Bryan, al cual no podía ver, pero cuyo efecto podía sentir.

La Necromancia no evidenciaba nada de lo que podía albergar su interior, pero, ante los ojos del Gran Mago, era un horizonte negro. Bajo su superficie completamente vulgar había una NADA absoluta, perfecta. El vacío más allá de la oscuridad. Un agujero negro entre los Elementos Mágicos.

Todavía no puedo encontrarlo, pero debe estar ocultándose entre los que combaten.

Costel se elevó suavemente en el aire empleando su magia para levitar de una forma lenta, digna y entonces desató su ataque contra las Criaturas Oscuras y los Muertos Vivientes. Entonces el cielo se llenó de rayos luminosos, ráfagas de poder destructivo y granadas centellantes. Una auténtica batería de conjuros ofensivos de la Magia de la Luz. Todos ellos sin embargo eran controlados con precisión para evitar matar por accidente a los hombres de la Casa de Menlo, Falce Segador e incluso la Tribu de Katar.

Sin embargo, todos aquellos guerreros que luchaba en el suelo y presenciaban el poder de un Gran Mago por primera vez, retrocedían asombrados, sobrecogidos, temerosos y sin embargo no se atrevían a pensar en atacar a quien era capaz de controlar tanta magia.

Y sin embargo el propio Costel se sentía mucho más asustado que cualquiera de ellos. Simplemente era incapaz de librarse de este mal presentimiento repentino, inesperado, abrumador y completamente incómodo sobre lo que sucedía...

Resurrección de Cadáveres.

Esa magia maldita que debería haber desaparecido con la derrota de los necromantes de antaño se había manifestado misteriosamente y con ella revivían también todos aquellos temores largo tiempo olvidados que ahora también parecían estar reviviendo.

En la mente de Costel comenzaron a aparecer escenas de los relatos que había leído anteriormente: Al principio los necromantes eran temidos porque podían levantar ejércitos enteros de Muertos Vivientes y se los consideraba un auténtico poder a tener en cuenta. La Magia de Resurrección de Cadáveres era la base misma de su poder y la fueron perfeccionado con el pasar de los siglos hasta lograr cosas tan aterradoras como increíbles.

El primer caso conocido de la maldad de los Necromantes fue el de un Archimago llamado Jagar, que logró crear una versión avanzada de Resurrección de Cadáveres, con la cual podía atrapar parte del alma de un difunto dentro del cuerpo reanimado, para que se conservase indefinidamente y además permitía que este se comportase casi como si estuviese vivo, aunque seguía siento una marioneta. Jagar era el guardaespaldas personal del rey del país en el que vivía, pero asesinó en secreto a su soberano y luego utilizó su cadáver para controlar en a toda la corte real durante muchos años sin que nadie lo descubriese. Y cuando finalmente fue expuesto era demasiado tarde para salvar al reino.

Otro de los casos más nefastos fue el del necromante Artemio, que era príncipe en una provincia lejana, rural y alejada. Este hombre, maldito para siempre en la memoria del Templo de Idramón, asesinó sistemáticamente y en secreto a todos sus subiditos para levantarlos como Muertos Vivientes, con el objetivo de hacerlos trabajar como mano de obra que no se detenía en ningún momento. Para esto creó una versión de Resurrección de Cadáveres que no funcionaba con un conjuro sino como un encantamiento, el cual colocó sobre la comida y empezó a repartirla hasta que todos sus aldeanos se convirtieron en zombis. Luego, con las riquezas que obtuvo, trató de iniciar una serie de conquistas, pero los soldados que contrató detectaron la anomalía de los siervos de Artemio y consiguieron asesinarlo a tiempo.

Historias semejantes se acumulaban por montones en los anales secretos que guardaba el Templo de Idramón, pero se consideraba, anécdotas antiguas que servían para recordar la magnitud de la victoria de las fuerzas de la Luz sobre un antiguo enemigo que actualmente estaba vencido e incapaz de volver a ser desafiante.

Pero ahora lo que había comenzado como una simple precaución había derivado de lo anecdótico a lo letalmente serio de una forma repentina e inexplicable.

Y se tambaleaba con rapidez hacia lo aterrador.

Anteriormente Costel ya estaba prevenido por la misteriosa criatura esquelética de Bryan que parecía inmune a la Magia de la Luz, pero en ese momento estaba seguro de se trataba de un caso sui generis que podía solucionar con relativa facilidad. Pero ahora, al contemplar los efectos del Dominio Necromántico y la Resurrección de Cadáveres, no podía dejar de pensar en la espantosa posibilidad de que un nuevo horror tan terrible como el de los necromantes del pasado estuviese a punto de desatarse sobre el mundo. Esa comprensión estalló en la consciencia de Costel como las florecientes explosiones de luz que sus hechizos provocaban en las Criaturas Oscuras: Ese terco Necromante se las había arreglado, de algún modo, para volverse alguien completamente peligroso.

No tiene sentido correr riesgos innecesarios, apenas Sorin consiga retenerlo de algún modo, lo mataré, aunque sea por la espalda. Da igual si no es honorable… ¡Es por el Bien Mayor! Estoy seguro de que todos los superiores del Templo estarán de acuerdo.

Costel volvió a reunir magia usando su Fuerza Mental con una respiración honda; el menor latigazo de ese poder, un simple gesto como el agitar de una muñeca, envió volando haces luminosos que expulsaron de espaldas a más de cien Criaturas Oscuras hasta que impactaron con fuerza contra las rocas circundantes. Pero no tuvo mucho tiempo para disfrutar con ello porque más de ellas fueron invocadas casi inmediatamente.

El Gran Mago consumió generosamente sus reservas de Fuerza Mental sólo para aniquilar a esos nuevos enemigos y permitir que los mercenarios descansasen, pero el agotamiento finalmente empezó a nublar sus percepciones, devolviendo su consciencia a su limitada forma física, atrapándolo dentro de su cráneo hasta apenas poder sentir los contornos de su entorno. Costel ya no era joven y le costaba bastante de su concentración el realizar certeramente tantos ataques poderosos para no lastimar a los mercenarios.

Por fin esto le estaba pasando factura.

Costel se forzó a concentrarse y recurrió una vez más a la Fuerza Mental, junto con la certeza de creerse invencible, para que el poder mágico del mundo fluyese hasta él y así todo el peso de los años le abandonó nuevamente.

En ese preciso momento volvió a registrar los que sucedía abajo y notó algo que no esperaba y que lo tomó completamente por sorpresa.

¡Dálibor se había vuelto a trasformar! ¡Su nieto estaba en peligro mortal!

El misterio de cómo era posible que el Berserker hubiese adquirido una tercera transformación no importaba. El peligro que representaba Bryan no importaba. Las décadas de experiencia en combate de Costel se volvieron irrelevantes. Su dominio de la Magia parecía inútil. Su vasta riqueza, su influencia política, su impecable linaje, sus modales inmaculados, su gusto exquisito y todos los objetivos y motivos de orgullo a los que había dedicado tanto tiempo y atención durante los largos años de su vida se volvieron repentinamente cadenas que lastraban su espíritu ante la posibilidad de perder a su único nieto, al que amaba profundamente.

Ciertamente Sorin era una decepción en muchos sentidos, pero Costel estaba convencido de que esto se debía en gran parte a las fallas de su hijo como padre. Si tan solo le hubiesen criado adecuadamente desde el principio en lugar de enviarlo lejos para evitar la vergüenza de admitir que tenían a un bastardo, si Sorin no hubiese crecido solo y abandonado por tanto tiempo…. quizá todo hubiese sido diferente. Por supuesto que en su momento Costel apoyó la decisión de su hijo, repitiéndose a sí mismo y a otros que esto era algo necesario. Pero después de todo, si pudiese volver en el tiempo, definitivamente no permitiría que las cosas sucedieran de la misma manera y protegería a su nieto, aunque eso significase arruinar su carrera en el Templo de Idramón. Esta culpa era precisamente el motivo por el cual Costel había permitido tantas veces que Sorin se saliese con la suya a pesar suyo.

Así que, cuando vio que un Dalibor trasformado se adelantaba completamente inmune a todos los conjuro que le arrojaban y atravesaba fácilmente el muro de escudos que los hombres de Adam Menlo intentaron oponer, para finalmente saltar con el claro objetivo de matar a un debilitado Sorin que no podría oponer ninguna defenza…

El Gran Mago Costel, que durante toda su vida había estado completamente dedicado a la tarea de servir al Templo de Idramón y defender el Bien Mayor, por primera vez en su vida lo dejó todo de lado para concentrar toda su atención en detener a Dalibor para salvar a su nieto.

Tercera Transformación Berserker, es lograda mediante el uso de un Objeto Mágico maldito, el Hacha del Sacrificio

Nota del Traductor

Hola amigos, soy acabcor de Perú, es 28 de octubre del 2022 y todos estamos asustados porque la OEA a prometido apoyar al presidente criminal Pedro Castillo y ahora tememos el día en que comenten sobre nosotros en Twitter o hagan que se cancele algún concierto o se recauden fondos para un té al que no nos inviten… ¡Ay, es tan triste que la OEA sea un chiste! Nadie les tiene miedo porque no pueden defenderse ni ellos mismos y no van a defender a nadie. Digo, en Nicaragua pueden asesinar sacerdotes a diestra y siniestra, en Cuba prácticamente han convertido una nación en un presidio y Venezuela está en el estado que esta…. ¡Pero aún así la OEA no hace absolutamente nada!

Así pues, en Perú nos importa muy poco si la OEA viene o se va y no hay palabras en el lenguaje humano para describir cuan poco tenemos en cuenta sus opiniones o deseos.

Amigos, tengo que hacer un viaje a Yauca hoy mismo y por eso no puedo demorarme demasiado con el comentario, pero aclararé que este capítulo fue completamente reescrito. Está inspirado en partes de muchas novelas diferentes como El Prisma Negro de Breent Weeks o la novelización de Star Wars que hizo James Luceno. Sé que muchos esperaban que Bryan ya tuviese un papel más importante, pero créanme que es lo mejor, porque lo que hicieron en el original dista mucho de ser útil para la narrativa.

Esta vez me concentré un poco en hacer que Sorin se viese peligroso porque en el original… es una mierda que lo único que hace es vagar por ahí aterrorizado. Pero eso no cuadra con su personaje, que se supone es el líder de una banda de mercenarios y además un Archimago, por eso quería levantarle un poco la vaya en este capítulo.

Al principio pensaba enfatizar más la tercera transformación de Dalibor, pero al final cambié de idea porque ya había descrito bastante el cambio del Berserker en el capitulo anterior, así que reduje al mínimo las descripciones para que fuese más inesperado. Aunque si tienen una memoria muy aguda, quizá puedan recordar que Trunks mencionó la tercera transformación de Dálibor cuando se vieron por primera vez.

Después me esforcé para representar el poder de Costel y la impresión que provocaría, pero sin entrar en demasiados detalles para no tener que inventar hechizos nuevos. Espero que me haya quedado bien.

Pero déjame saber tu opinión en los comentarios: ¿Te gustó el capítulo? ¿Se entendió todo? ¿Cuál fue tu parte favorita? ¿Qué te pareció la tercera transformación? ¿Habrías añadido más combates? ¿Cómo esperas que termine todo esto?

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¡Nos vemos en el siguiente capítulo!