196 Compartiendo una habitación

Era bien entrada la noche cuando Bryan abandonó la sede secreta del Manto Oscuro junto con Phoebe. Naturalmente no le permitirían a la espadachina dormir en sus instalaciones. Y como oficialmente eran enamorados, lo lógico era que buscaran una posada juntos.

Pero era más fácil decirlo que hacerlo.

En el Valle del Sol había muchas posadas de diverso tipo. La mayoría eran simples casas pertenecientes a los locales, con habitaciones grandes donde se colocaban varias filas de camas para cualquiera que pagase unas cuantas monedas de cobre. Por supuesto esto era todo. No había tal cosa como alimentos, baños o alguna clase comodidad. Existían otras posadas más decentes, pero completamente ocupadas o eran fachadas para negociantes de una naturaleza más… ilegal. Y el que todos los edificios fuesen de diferentes estilos hacía más difícil reconocer algo a primera vista.

Con la luna llegando a su cenit, los habitantes nocturnos del Valle del Sol desplazan a los comerciantes. Sobre todo, las integrantes del negocio más antiguo del mundo: Las Prostitutas. No era tan extremo como en la ciudad de Drol, pero prácticamente no había una calle que no poseyese por lo menos un prostíbulo. Las meretrices de distintos tipos y edades salían a los balcones con actitudes obscenamente coquetas, exhibiendo sus atributos a cualquiera que se acercase.

Mientras caminaban, Phoebe observaba disimuladamente a Bryan para ver si su mirada se quedaba fija en alguna de las rameras. A pesar de ser tan hermosa como una diosa, la joven espadachina no tenía mucha experiencia en el amor y se sentía insegura. Pero para su gran placer, Bryan ni siquiera le dedicó una segunda mirada a cualquiera de esas mujeres y básicamente se comportaba como si no existiesen. 

Lamentablemente esto no se debía a las virtudes de Bryan, sino todo lo contrario. Por un lado, él acababa de desahogar toda su lujuria en el cuerpo de Emily y por otra parte sus sentidos eran demasiado buenos, de modo que podía verlo todo mucho mejor sin necesidad enfocar la mirada.

Esas vulgares prostitutas simplemente no le atraían. Porque, aunque exageraban mucho su sexualidad y se cubrían el rostro con bastante maquillaje, no podían esconderle la verdad.

Algunas se veían medianamente atractivas, pero nunca demasiado, o de otro modo podrían conseguir a un marido que las mantuviese y no tendrían que vender su cuerpo. La mayoría eran bastante feas, desnutridas o enfermas; es sólo que nunca faltaban los hombres con estómago suficiente como para solicitar sus servicios. Lamentablemente también había lugares donde claramente eran niñas, e incluso niños, los que eran ofrecidos para saciar la inmunda perversión de algunos viajeros. Esa era la inevitable consecuencia de vivir en un lugar donde las leyes no estaban claras ni había interés en precisarlas.

Si todos los malditos que dirigen estos burdeles tuviesen un solo cuello…” Pensaba Bryan con crueldad mientras miraba los ojos sin vida de esos infantes: “¡No me importaría matar a todos estos pederastas ahora mismo! Pero lamentablemente no tengo ni el poder ni las habilidades para resolver esto. ¡Debo hacerme más fuerte, para que al menos pueda proteger a mi gente de esta cruda realidad!

****

Finalmente, tras mucho andar entre las callejuelas, Phoebe se detuvo frente a una posada cuya fachada parecía haber sido limpiada con regularidad. Cuando ingresaron fueron recibidos por una señora delgada y de aspecto menudo, que sonreía de un modo complaciente a pesar de lo ocupada que parecía. Antes de que ninguno de ellos pudiera decir nada, la posadera se adelantó para decir: - ¡Bienvenida de nuevo, Señorita Phoebe!¡¿Desea las mismas estancias de siempre?! -

Phoebe, que nuevamente había adoptado su actitud distante y desinteresada, se limitó a asentir mientras dejaba caer unas cuantas monedas de plata sobre el mostrador. Luego la posadera le entregó un par de llaves y los condujo a ambos a través de un largo pasillo hasta una puerta recién barnizada.

- He aquí una hermosa salita. - Dijo la posadera: - Espero que les convenga. Por favor perdónenme ahora. Estoy demasiado ocupada y no me sobra el tiempo ni para charlar. ¿Quieren que les traiga comida o bebida? -

- No es necesario, ya comimos afuera. -

- Entonces me retiro. - Dijo la posadera: - Sobre la mesa hay una campanilla para que llamen si necesitan algo. -

Ahora se encontraban a la sazón en un cuarto pequeño y agradable. Un fuego ardía en el hogar y enfrente habían dispuesto unas sillas mullidas y cómodas. Había también una mesa redonda cubierta con un mantel blanco y encima una gran campanilla. Poco después llegó un sirviente, trayéndoles candiles para iluminar la estancia.

Todo se veía bastante acogedor.

- ¿Has venido aquí antes? - Preguntó Bryan por compromiso, pues la respuesta le parecía evidente.

- Antes de competir por el liderazgo del gremio, eran muy pocas las ocasiones en que me quedaba en un mismo lugar durante más de 3 días a lo sumo. - Respondió Phoebe: - Tuve que venir al Valle del Sol en diez ocasiones, ya fuera viajando con mi maestro o realizando alianzas comerciales. Por eso ya soy regular aquí. -

- Entonces conoces bien este asentamiento. -

- Tan bien como es posible hacerlo. - Explicó Phoebe suspirando: - El Valle del Sol cambia prácticamente todos los días. Así de irregular es la situación. -

- Ya veo. - Contestó Bryan dando unos pasos en el interior para examinar la estancia. Había muebles para guardar cosas, todo parecía limpio y libre de insectos, e incluso alguien se dio el trabajo de colocar platos con plantas aromáticas secas, para combatir el vicio en el aire. Las paredes eran gruesas y también las ventanas de madera, de modo que el ruido en el exterior quedaba bastante amortiguado.

Unos pasos más adelante había un par de puertas cerradas que conducían a dos cuartos distintos, uno quizá fuese el baño, entonces el otro… Bryan comenzó a imaginar las posibilidades y sintió que el deseo despertaba en su interior. Su reciente trasformación física lo dotaba de una resistencia sobrehumana, así que no tendría ningún inconveniente en iniciar una nueva ronda de amor pasional con otra mujer en ese momento.

- ¿Me muestras en dónde dormiremos? - Preguntó Bryan fingiendo inocencia.

- No hables en plural, villano. - Exclamó Phoebe en respuesta y entornando la mirada con desconfianza, pues se había dado cuenta de las verdaderas intenciones de Bryan gracias a ese impresionante instinto que tienen las mujeres para su autoprotección: - ¡Nada de “dormiremos”! Cada puerta conduce a un cuarto diferente, que ya tiene todos los servicios necesarios. ¡Tú ocuparas uno y yo el otro! -

Bryan se volvió para mirarla y esta vez ya no ocultó el brillo del deseo en su interior. El rostro de Phoebe estaba sonrojado de un modo adorable, su lacio cabello castaño caía sobre su espalda y hombros como una hermosa cascada, su piel reflejaba las llamas de la hoguera como si estuviese hecha de la más fina porcelana.

¡Y sus labios! Ella no se los pintaba, pero aun así se veían tan deliciosos como las cerezas, provocando que uno quisiese darles un mordisco.

- ¿Qué tanto estas mirado? ¡Eres un desvergonzado! - Dijo Phoebe sonrojándose aún más y dando un paso hacia atrás.

- Estaba pensando en lo hermosa que eres, amor mío. - Respondió Bryan avanzando también un paso, pero deteniéndose ahí para no asustarla. Sabía bien que Phoebe tenía un carácter muy distinto al de Emily, así que era necesaria una estrategia diferente: - Pienso en cuanto te deseo. Y también pienso en lo mucho que hemos pasado hasta ahora. -

- ¿Acaso crees que me vas en engañar con palabras dulces? - Preguntó Phoebe avergonzada y mirando a un costado, evidentemente nerviosa. Por un instante pareció dudar, pero finalmente volvió a retroceder: - ¡Seguramente en lo que estás pensando no es nada honesto, sino algo pervertido! -

Como si estuviese acechando a un ciervo, Bryan entonces avanzó otro paso y dijo con una expresión que pretendía ser preocupada: - ¿Y si hay algún peligro? Déjame entrar un momento a tu habitación. ¡Será apenas unos instantes, para confirmar que no hay ninguna amenaza! Luego ya me iré a dormir. -

- Hump. ¡Lo único peligroso en este lugar eres tú, lobo malvado! - Dijo Phoebe resoplando y entrando rápidamente a su habitación, para luego cerrar la puerta: - ¡Vete a dormir de una buena vez! ¡Y ni se te ocurra entrar, porque atravesaré con mi espada a cualquier intruso! -

Bryan se acercó a la puerta cerrada y tocó dos veces con los nudillos. Pero sabía claramente que ella estaba en ese momento apoyada contra la puerta. Así que susurró, seguro de que Phoebe lo escucharía: - ¿Y qué pasa si escucho gemir en la cama a una joven princesa que está soñando con un lobo malvado? ¿Puedo entrar en ese caso? -

- ¡Maldito! ¡¿Cómo te atreves a mencionar eso?! - Exclamó Phoebe avergonzada y abrió la puerta para darle un golpe, pero se encontró de golpe con que Bryan ya estaba en el umbral. Esto la sorprendió y él se aprovechó de esto para abrazarla con fuerza y luego comenzó a besarla apasionadamente. Phoebe intentó alejarlo y protestar, pero Bryan no le hizo caso y en su lugar se dedicó a explorar con paciencia el interior de sus labios.

Al principio, la joven espadachina hizo el intento simbólico de luchar para liberarse. Pero eventualmente correspondió a su abrazo, enredando sus brazos alrededor de su cuello como serpientes, y se dejó besar sin ceremonias. Bryan aprovechó y bebió de sus labios como si fueran la ambrosía de los dioses, hasta que finalmente siento que ella también buscaba enredar su lengua con la de él. Entonces decidió ser más audaz aún. Lentamente Bryan fue bajando los brazos sobre la espalda de Phoebe, para lentamente acariciar y finalmente aferrar con fuerza el trasero de la joven. Ella incluso le permitió esto.

Phoebe finalmente despertó cuando Bryan ya estaba acariciándole los pechos con una de sus manos y entonces lo empujó con todas sus fuerzas. Como la entrada a las habitaciones tenían tres escalones, Bryan perdió el equilibrio y acabó cayendo sentado en el suelo. Phoebe lo miró fríamente como si estuviese enojada, aunque el rubor de sus mejillas traicionaba el conflicto en su interior. Entonces ella proclamó: - Parece que tengo que tener cuidado o te aprovecharás de mí ante el primer descuido.

Después de correr dos días seguidos mi cuerpo está sucio y necesito bañarme. ¡Vete a tu cuarto! ¡Y no te atrevas a seguirme, porque me llevaré mi espada a la bañera! -

Luego de estas palabras, Phoebe escapo corriendo y volvió a cerrar la puerta de su habitación con un portazo. Poco después se escuchó el sonido del pestillo.

- Jajajaja. - Rio Bryan sentado en el suelo y mirando hacia el techo, mientras recordaba el sabor de los labios de Phoebe. Entonces pensó: “No importa. No hay necesidad de tener prisa. El anzuelo ya fue arrojado y ahora sólo es cuestión de tiempo para que finalmente caigas en mi trampa.

La habitación de Bryan

Después se levantó y abrió la puerta de su habitación. Tenía una cama con sábanas blancas, una mesa de madera con una jarra de agua dulce y una pequeña chimenea. Pero lo más agradable era la tina de madera en el fondo, ya preparada para poder darse un baño.

- ¡Por fin podré sacarme la tierra que llevo encima después de rodar por esas malditas montañas! - Exclamó Bryan con alegría y comenzó a quitarse la armadura, pero justo en ese momento…

BAM BAM BAM… BAM BAM BAM…

Alguien estaba tocando la puerta principal, con bastante fuerza.

¿Quién llama a esta hora y con tanta prisa?” Pensó Bryan irritado, pero aun así se levantó para ver quién era, porque podría ser Emily o un mensajero del Manto Oscuro. Grande fue su sorpresa cuando lo que vio no fue una persona, sino un enorme ramo de flores frescas, que casi lo golpearon en la cara.

- ¡¿Qué carajo?! - Exclamó Bryan retrocediendo.

Casi al mismo tiempo la persona que sostenía las flores apartó el ramo a un costado. Se trataba de un joven adulto de complexión media, con el cabello bien cortado y atractivas facciones. Vestía lo que indudablemente era la indumentaria de un mago de la Luz.

Este mago tenía ese disimulado aire a hipócrita presumido, que Bryan encontraba detestable de forma instintiva. Sin embargo, y a pesar de estar irritado por la interrupción, decidió contenerse para saludar cortésmente al recién llegado.

Lamentablemente, el sentimiento de desagrado parecía ser mutuo. Porque el tipo lo miró como si fuese una mancha en el piso, y habló con un tono prepotente antes de que Bryan pudiese decir nada.

- ¿Y usted quién es? ¿Dónde está Phoebe? - Exigió saber el desconocido.

- La señorita Phoebe - Respondió Bryan remarcando especialmente la palabra “señorita”, para decirle sutilmente a este joven que su forma de hablar implicaba atribuirse demasiada confianza con una dama de alta clase: - Se encuentra aseándose en este momento y no está en condiciones de recibir visitas. -

- ¿Está aseándose ahora mismo? - Exclamó el mago abriendo mucho los ojos y su mirada se volvió torva al contemplar a Bryan: - ¿Y quién rayos eres tú? ¿Por qué estás aquí? -

- Señor. - Respondió Bryan, esta vez con marcado desagrado: - Ya fui lo bastante tolerante contestándole ahora mismo, a pesar de que estas no son horas para recibir visitas no anunciadas. Pero no veo por qué tendría que soportar el interrogatorio de un desconocido en mis propios aposentos. ¡Por favor retírese ahora mismo! -

- Mi nombre es Sorin, el líder de los mercenarios de la banda “El Falce Segador”.  Soy un amigo íntimo de Phoebe y quiero hablar con ella. ¡Así que apártate de mi camino! - Rugió el joven mago enojado, mientras dejaba que parte de su poder resplandeciera para parecer más amenazante.

El Falce Segador era el grupo de mercenarios que ostentaban el segundo lugar dentro del Valle del Sol, superados únicamente por la banda de Drakar. Sus miembros provenían principalmente del Imperio Itálico y unos años atrás eran el grupo más poderoso. Pero su antiguo líder murió en un extraño incidente, combatiendo contra unos bandidos, lo que desató el caos dentro de su grupo. De ahí que decayeran temporalmente.

Su actual líder era un poderoso Archimago de la Luz, que además parecía ser un miembro del Templo de Idramón el Resplandeciente, donde se rendía culto a los dioses de la justicia y la ley. Estos adoradores presumían de servir por sobre todo a la justicia divina, pero lo hacían de un modo tan rígido, que muchas veces caían en la crueldad o la intransigencia contra sus enemigos. Ese culto era famoso por poseer poderosos combatientes entre sus miembros, aunque por fortuna su influencia en el Imperio Itálico no era demasiado alta como sí lo era en otros países.

 Bryan sintió un golpe de nerviosismo al enterarse de que se encontraba ante una persona tan fuerte y con un respaldo problemático. Como Necromante y mago demoníaco, lo último que quería era toparse con miembros del Templo de Idramón. Pero el hecho de que pretendiese visitar a Phoebe, con un ramo de flores y a esta hora de la noche…

- ¿Dices que eres amigo íntimo de Phoebe? - Pregunto Bryan con frialdad.

- Ya me oíste, así que es mejor…. - Empezó a decir Sorin.

- Pues yo soy su novio. - Dijo Bryan cortándolo de un modo tajante: - Y a esta hora no queremos ver a nadie. ¡Buenas noches! -

¡E inmediatamente le cerró la puerta en la cara, sin darle tiempo de responder!

Nota del Traductor

Hola a todos, soy acabcor de Perú. Es 17 de junio y el Jurado Nacional de Elecciones está contando los últimos votos impugnados. Sólo hay algunos problemas, normalmente son 5 jueces, pero por algún motivo (el corrupto martín Vizcarra) solo se han nombrado 4, 2 de ellos son filos terroristas y encima el más izquierdista de todos tiene doble voto. ¿Les parece que será un juicio justo? Todos los miembros de la comisión de ética del Jurado Nacional de Elecciones han renunciado la semana pasada en protesta por lo terriblemente fraudulento del proceso.

Mucho cuidado, porque si pasó en mi país también puede pasar en el tuyo. En cualquier caso, el dólar ya se está disparando y si no fuera por ustedes no tendría como comer esta semana.

Bueno, basta de entristecerlos. En este corto pero significativo capítulo agregué varias cosas, como las descripciones de las prostitutas. Y en algo de eso quise reflejar un poco de mi personal repudio a estas actividades donde sé que ninguna mujer participaría si no hubiese desesperación y alguien lo bastante malvado como para aprovecharse de esa desesperación. ¿Notaron que Phoebe está más concentrada en las reacciones de Bryan que ni siquiera nota a los niños abusados? Eso se debe a que en tiempos precristianos esta era una realidad cotidiana al igual que la esclavitud, pero también es una pequeña crítica a tiempos modernos, donde a veces hay personas tan concentradas en sus problemas que no ven lo que sucede alrededor. Creo que a todos nos ha pasado en algún momento, sobre todo en medio de esta terrible pandemia.

El coqueteo entre Bryan y Phoebe ocurre en la novela, pero yo lo cambié por completo porque el original sonaba demasiado infantil. También aumenté las descripciones de la posada para darle un mayor grado de realismo. En el original era un hotel de lujo en el que se quedan, pero en un lugar como el Valle del sol no tiene sentido que haya tales instalaciones. Por eso yo cambié la descripción a otra que me pareció más acertada.

Luego hubo nombres que se cambiaron. Por ejemplo, el subcapitán de Drakar originalmente se llamaba Harris, pero yo lo cambié por Blaz (brillante en eslavo) que es más corto y parece más apropiado para un mercenario.

Pero el cambio más grande fue el del mago niño bonito. Originalmente se llamaba Florida, el líder de (es en serio) el Arcoíris Segador…. Jajajaja ¡¿Qué estaría fumando el autor para escoger esos nombres?!

Para arreglar ese problema nuevamente recurrí a Europa del este y decidí llamarlo Sorin, porque suena extranjero, pero no demasiado rimbombante. Un Falce es básicamente una hoz, como la que se siega el campo. Así que en lugar de “Arcoíris” lo reemplace con ese término: Falce Segador. Espero que les parezca apropiado.

Bueno eso es todo por el momento. Si les gustó este capítulo por favor compártanlo para que más personas lo conozcan, dejen su opinión en los comentarios y por favor patrocínenme en mi cuenta Patreon si es posible porque la situación económica está bien fea por aquí.

Nos vemos en el siguiente capítulo.