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- Honorable Rectora, por qué… no, ¿cómo es que está aquí? - Preguntó Bryan levantándose de su asiento con mucha cortesía. Después se apresuró a salir de su tienda para encontrar a su Guardia de Lictores, quienes, espada en mano, estaban a punto de irrumpir para protegerlo de aquel extraño resplandor mágico. Afortunadamente, logró detenerlos justo a tiempo, evitando que dieran la alarma.
- Si realmente preguntas por el "cómo", pues la respuesta sería simple: usando magia. - Respondió Dean Emma con un tono burlón y una leve sonrisa.
Bryan frunció el ceño, consciente de que, por la sorpresa, su pregunta había sido algo precipitada e innecesaria. Después de todo, Dean Emma, además de ser la Rectora de la Academia Babilonia, era la Gran Maga Espacial más poderosa del Imperio Itálico. Si alguien podía lograr algo tan inusual, era ella. Sin embargo, su mente seguía tratando de procesar el hecho que acababa de presenciar.
- ¡Espere un momento! Para llegar aquí, hacen falta al menos treinta y dos días a caballo… quince si se toma la ruta marina. ¡Son más de mil setecientas millas! - Bryan, abriendo los ojos con asombro: - Incluso para usted, Excelencia, esto es… -
Dean Emma lo interrumpió con una leve inclinación de cabeza, dejando que la sombra de una sonrisa aparentemente humilde cruzara su rostro.
- Un poco excesivo, ¿verdad? - Comentó, cruzando los brazos con elegancia. Su tono denotaba cierta satisfacción, como si disfrutara de la confusión de su interlocutor.
Bryan no pudo evitar sentirse intrigado y algo receloso. No tenía que ser un experto para saber que la magia de teletransportación era uno de los conjuros más avanzados, exigiendo al que la usase un control absoluto sobre su elemento mágico. Además, cuanto más lejana era la distancia recorrida la dificultad se incrementaba enormemente. Lograr semejante viaje sin el apoyo de una Matriz Mágica no solo requeriría de una cantidad colosal de poder, sino también de precisión milimétrica, especialmente al materializarse en un lugar tan impredecible como un campamento militar en plena operación.
- Esto es… - comenzó a decir, intentando encontrar las palabras adecuadas, pero Emma lo interrumpió de nuevo con un ademán despreocupado.
- Una hazaña sorprendente que convertiría a la Magia Espacial en una de las armas estratégicas más importantes del Imperio Itálico. ¿No es verdad? - Entonces añadió golpeando su puño sobre su palma como si acabase de darse cuenta de algo: - ¡Oh, espera! ¡Eso es precisamente lo que es! -
- No me refiero a eso. - Respondió Bryan con calma, aunque por dentro contenía un leve suspiro exasperado.
“Nunca la había visto tan parlanchina.” Pensó mientras cerraba los ojos un instante, tratando de ordenar sus ideas. La aparición de Dean Emma fue inesperada y, sin duda, no podía tratarse de una simple visita social.
La Magia Espacial era extremadamente valorada en el Imperio Itálico no solo por las habilidades únicas de sus practicantes, sino también porque la cantidad de magos compatibles con esta escuela era ridículamente reducida. Había una gran demanda de Magos Espaciales, pues eran los únicos que podrían crear Matrices de Transporte y Anillos Espaciales. Para dificultar aún más las cosas eran muy pocos aquellos que conseguían llegar al rango de Adepto.
Por eso es que Dean Emma era considerada una potencia nacional al mismo nivel que un Supremo. Aunque no tenía un poder ofensivo tan vasto, su magia tenía un potencial militar enorme. Si a eso se le sumaba el hecho de que estaba casada con uno de los Grandes Maestres del Manto Oscuro, que también era un Gran Mago Oscuro…
“Es un monstruo. ¡Esta mujer es un monstruo por derecho propio!” Pensó Bryan, jurando en ese momento que jamás se enemistaría con ella.
- Bueno, lo cierto es que ni siquiera yo podría recorrer una distancia tan grande por mi cuenta. - Admitió finalmente Dean Emma, soltando una ligera carcajada: - Es por eso que utilicé eso. -
Con un gesto, señaló algo sobre la mesa.
“Naturalmente.” Pensó Bryan.
Se trataba del sello que la Rectora le había dado para enviar sus cartas privadas a la Maestra Fanny. Desde el principio, Bryan sabía que este objeto tenía el poder de transportar misivas directamente al despacho de la Academia Babilonia, pero nunca había considerado que pudiera usarse para algo más. La reacción mágica anterior evidentemente estaba relacionada con la aparición de Emma, pero lo que más le intrigaba era el proceso en sí. Así que, en lugar de hablar, decidió mantenerse en silencio, esperando a que la rectora se explicase.
Al notar la calma que mantenía el joven frente a ella, Dean Emma lo aprobó en su interior, aunque no dejó entrever sus pensamientos. Con paso tranquilo, se desplazó por la tienda, y con un simple gesto de la mano hizo que el sello flotara suavemente hasta posarse en su palma.
- Encontré este tesoro en las ruinas de una antigua civilización y lo estudié durante muchos años para aprender todas las funciones que tenía. Lamentablemente, incluso después de tanto tiempo, no estoy segura de cómo fue fabricado. - Admitió Emma.
“No es extraño; yo mismo todavía no comprendo cómo funciona la Matriz de Transporte Portátil que encontré en el Cementerio de la Muerte, aunque puedo utilizarla.” Pensó Bryan: “En realidad, aunque aprendí alquimia, no creo que en este punto pudiese hacer algo tan complejo como un Anillo Espacial. Incluso los objetos mágicos contemporáneos guardan muchos misterios.”
- Sin embargo, lo que he confirmado es que funciona excelentemente bien como marca. Verás, incluso un Gran Mago Espacial tiene un límite en cuanto a la distancia en la que puede teletransportarse, pero su alcance puede incrementarse enormemente si dispone de algún objeto que sirva para señalar el camino. - Explicó Dean Emma mientras levantaba el sello para que Bryan lo observara: - Normalmente necesitaría algo mucho más complejo, pero este sello fue hecho de un material único que lo hace excelente para servir como marca mágica. -
- ¿Podría traer a más personas utilizando ese conjuro? - Preguntó Bryan con curiosidad.
- No. Hasta ahora es imposible teletransportar a otras personas sin la ayuda de una Matriz bien establecida. - Respondió Emma, negando con la cabeza: - Esto solo funciona porque yo misma coloqué las runas sobre este objeto. -
- Ya veo, es una pena. - Dijo Bryan, lamentando que no existiera una forma de movilizar tropas con este método. Algo así sería invaluable para su campaña en Etolia: - Entonces, creo que solo queda preguntar: ¿a qué debo el honor de su visita? -
- Tu mensaje me dio mucha curiosidad. - Contestó Emma, levantando un papel en alto.
Se trataba de un registro de intendencia con unas palabras garabateadas, en donde Bryan había escrito algunas de sus dudas sobre los Dominios y también una pregunta entre paréntesis: ¿Qué Gran Mago podría instruirme?
- A sí, bueno... - Comenzó a decir Bryan con una sonrisa incómoda: - Lamento mucho todo esto, pero he tenido muchas dudas sobre la forma en que estoy ejecutando mi magia y creo que solo un Gran Mago podría ayudarme. Luego sellé el documento sin darme cuenta... ¡Lamento mucho haberla importunado! -
- No me has molestado, más bien todo lo contrario. - Respondió la Rectora con una sonrisa.
- ¿De verdad? -
- ¡Por supuesto! ¿Sabes el dilema que representas para nosotros, joven Bryan? -
- ¿Dilema? -
- Así es. - Asintió Dean Emma, señalándolo con un dedo: - Definitivamente pasarás a la historia como uno de los estudiantes más destacados de la Academia Babilonia en el último siglo. Pero cuando los futuros historiadores quieran averiguar sobre tus actividades educativas y consulten los registros, descubrirán que el ochenta por ciento de tu formación provino exclusivamente de “pedir prestados” libros en la Biblioteca, incluso antes de que fueses liberado, y de conversaciones privadas con la Maestra Fanny. ¿No crees que eso hará que las nuevas generaciones nos juzguen como malos maestros? -
- ¿Usted sabía que tomé libros sin permiso? - Preguntó Bryan, asombrado, pues estaba seguro de que nadie había notado cuando su amigo le llevó los primeros manuales de necromancia que pudo estudiar.
- Hay muy pocas cosas que ocurran dentro de la Academia que yo no sepa. - Declaró Emma, todavía risueña.
- ¿Casi todo? - Insistió Bryan, algo nervioso.
La Rectora simplemente sonrió sin responder, lo que aumentó la inquietud de Bryan. ¿Cuánto sabía realmente? Recordó que, en una ocasión, esta anciana le agradeció por descubrir a la espía Camila del Inframundo Negro, lo que lo llevó a asumir que Dean Emma no era tan eficiente como él en la recolección de información. Sin embargo, ahora sentía que había subestimado su capacidad.
¿Acaso sabía sobre el tiempo en que fingió estar loco? ¿Se habría dado cuenta de que todo fue un acto? ¿Sabía sobre el asunto de Fitch? Claramente estaba al tanto de su romance con Fanny, pero ¿hasta qué punto? ¿Habría presenciado también las veces en que se propasó un poco con ella?
Entonces, su mente se detuvo en algo mucho más peligroso que esas travesuras. ¿Y si ella sabía cosas más graves? ¿Sabía sobre sus conversaciones con Lawrence? ¿Vio cuando Clark Ascher intentó matarlo? Y de ser así, ¿por qué no hizo nada para evitarlo? No, recordó que la alarma había sonado al final de aquella noche; tal vez fue ella quien la activó.
Aun así, el malestar persistía. Bryan no podía evitar sentirse angustiado.
“¿Y si sabe sobre el Ojo de la Oscuridad y el Cementerio de la Muerte?”
Las dudas amenazaban con desbordarlo. Bryan sabía que la clave de su supervivencia siempre había sido el estar siempre preparado para el peor de los escenarios y jamás confiar en que la bondad ajena fuera gratuita. Una cosa eran las mujeres con las que él compartía vínculos emocionales y carnales; el resto de sus relaciones se basaban en conveniencia o en una deuda de vida.
De hecho, la única conexión en la que no existía manipulación ni gratitud mutua era con el Niño Misterioso. Esa entidad, fuera lo que fuese, siempre lo había ayudado desinteresadamente y había dejado claro en múltiples ocasiones que no necesitaba nada específico de Bryan. La única excepción había sido el asunto de la espada Adelvard, que debía ser llevada al Jötunn. Incluso aquello resultó en una transacción de beneficios, pues Bryan recuperó la mano que había perdido.
La voz de Dean Emma lo sacó de sus pensamientos. Su mirada, seria pero carente de hostilidad, lo escrutaba.
- No te preocupes tanto, joven. Si realmente yo fuera tu enemigo, no tendrías la menor duda al respecto. -
Dean Emma
Versión Anime(Creo que queda mucho mejor)Aunque eran un poco amenazantes, de algún modo las palabras de Dean Emma lograron apaciguar la tormenta en la mente de Bryan. Y con un profundo suspiro, permitió que su expresión recuperara la calma que siempre lo caracterizaba.
- Le ruego me disculpe, Excelencia, por haber perdido la compostura. No hay excusa para dudar de su intención o sabiduría. - Hizo una leve inclinación de cabeza, mostrando respeto sincero, pero con el aire confiado de alguien que sabía elegir bien sus palabras: - Mi mente ha sido un caos últimamente, y temo que mis pensamientos me han traicionado. -
Dean Emma lo observó con una ceja levantada, pero un leve atisbo de sonrisa curvaba sus labios.
- Tranquilo, joven Bryan. Lo prefiero así, honesto y humano, antes que esa máscara que usas con todos los demás. -
Bryan sonriendo de lado, reconoció un toque de perspicacia en sus palabras. Tras un instante de pausa, tomó aire y alzó la vista con determinación. Su tono adoptó un respeto solemne, el tipo que reservaba para asuntos de verdadera importancia:
- Excelencia, si me lo permite, tengo una petición que hacerle en calidad de estudiante de la Academia Babilonia. -
- Adelante, joven. Habla. -
Bryan se enderezó un poco más, proyectando su confianza natural.
- Excelencia, deseo aprender sobre los conjuros de clase Dominio. He llegado tan lejos como me han permitido mi fuerza y determinación, pero estoy atascado. Sé que usted es una Gran Maga Espacial, una maestra en su campo, y no puedo pensar en nadie más adecuado para iluminar mi camino. -
Dean Emma soltó una risa.
- Bien. Ya que has tenido la cortesía de pedírmelo como un estudiante aplicado, sería descortés de mi parte negarte. Te enseñaré, joven Bryan. Pero prepárate. Aprender con un Gran Mago no es un camino fácil. -
- No esperaba menos. - Bryan sonriendo, y en sus ojos brilló una chispa de ambición renovada.
- ¡Entonces, comencemos! - Dijo la Rectora extendiéndole la mano.
- ¿Ahora mismo? - Preguntó Bryan, visiblemente curioso. Aun así, se puso de pie y estrechó su mano, dispuesto a lo que viniera.
- Así es. Después de todo, no puedo ausentarme de mi despacho por mucho tiempo. - Emma se acercó alegremente, aunque en sus ojos destellaba algo que Bryan no pudo identificar del todo.
Antes de que pudiera reflexionar más, un destello de luz lo envolvió. Fue tan rápido que, de no haber sido por su instinto entrenado, habría dudado de que realmente había ocurrido. Bryan entrecerró los ojos un instante, apenas acostumbrándose al resplandor... y cuando los abrió nuevamente, su corazón dio un vuelco.
¡Se encontró en caída libre desde miles de metros en el cielo!
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El aire cortaba su rostro mientras caía en picada, el horizonte era un mar de nubes que lo rodeaba por completo. Su mente trabajó al límite, tratando de entender qué estaba ocurriendo mientras invocaba su Esencia Mágica para activar el Arte del Noveno Diagrama Celeste. Pero antes de que pudiese hacer algo, una fuerza invisible detuvo su caída de manera suave pero firme.
- El Conjuro de Levitación tiene muchos usos y, cuando lo dominas por completo, puedes incluso hacer levitar a otras personas a tu alrededor. -
La voz de Dean Emma lo sacó de su estupor. Al girarse, la vio flotando con una tranquilidad que contrastaba con la adrenalina que aún recorría su cuerpo.
- ¿Por qué estamos aquí? - Preguntó Bryan, todavía ajustándose a la situación.
Emma sonrió, como si hubiera estado esperando esa pregunta.
- Las Magias de Dominio varían mucho según el Elemento Mágico que se utilice. También presentan ligeras diferencias dependiendo del mago que las ejecute. Lo que quiero decir es que, aunque dos magos de la misma escuela usen este conjuro, encontrarán que existen pequeñas variaciones personales en la forma en que se manifiestan. - La Rectora hizo una pausa, observando la reacción de Bryan, antes de continuar: - Sin embargo, hay algo que todos los Dominios tienen en común: son peligrosos. No solo para tus enemigos, sino también para tus aliados. Especialmente cuando aún no los controlas por completo. -
Bryan asintió lentamente, comprendiendo lo que ella quería decir. Recordaba especialmente el Dominio de la Luz del Gran Mago Costel, el cual literalmente irradiaba energía destructiva a todos sus alrededores. Incluso él había tenido la necesidad de crear Sincronización Paranormal porque tenía miedo de que su Dominio Necromántico afectase a sus propias tropas.
Bryan miró hacia abajo, observando el oscuro vacío que se extendía bajo sus pies.
- Ya veo. - Dijo, reconociendo la prudencia en la decisión, aunque le hubiese gustado que le avisase antes de teletransportarlos así.
Emma sonrió, satisfecha.
- Ahora, joven Bryan, demuéstrame qué tan bien entiendes tu propio poder. -
Bryan dudó por un instante, desconcertado por la repentina petición.
- ¿Perdón? - Preguntó, esperando haber malinterpretado.
- Desátalo contra mí con todas tus fuerzas. -
El tono de Emma no dejaba lugar a dudas, pero Bryan aún no podía creerlo del todo.
- ¿Quiere que use mi Dominio contra usted? -
La Rectora sonrió con esa mezcla de astucia y desafío que la hacía tan imponente.
- No, quiero que lo intentes. - Hizo una pausa breve, permitiendo que sus palabras calaran en Bryan, y luego añadió con tranquilidad: - Quizá descubras que no es tan fácil como esperas. -
Por un momento, Bryan consideró replicar, pero se recordó quién era la mujer frente a él. Si Dean Emma decía que estaba lista, no había razón para dudarlo. Así que respiró profundamente para reunir todo su poder. Una oscura y fría determinación lo invadió, al mismo tiempo que exclamaba con voz firme:
- ¡Dominio Necromántico! -
De inmediato, una inmensa esfera de nubes negras, cargada de relámpagos verdosos que brillaban sin emitir sonido, se desplegó en un radio de un cuarto de kilómetro. La oscuridad era total; parecía devorar toda la luz, sumiendo a ambos en un abismo de sombras vivientes.
Los relámpagos bailaban frenéticamente a su alrededor, mientras el aire se cargaba con una opresiva sensación de muerte. Bryan podía sentir el poder del Dominio, y no sentía que tuviese problemas para mantenerlo bajo control. Pero, para su desconcierto, Dean Emma permanecía completamente tranquila. No había levantado una barrera mágica, ni daba señales de estar afectada por la atmósfera asfixiante que debería estar drenando su vitalidad.
- Impresionante... pero todavía crudo. - Dijo la Rectora con un tono calmado y seguro.
Fue en ese momento cuando Bryan lo notó. Su Dominio Necromántico estaba diseñado para fortalecer a las Criaturas Oscuras y debilitar a sus enemigos, drenándoles vitalidad de manera constante. Dean Emma, una mujer anciana, debería haber mostrado al menos algún signo de fatiga. Y, sin embargo, ahí estaba, intacta, observando el entorno con tranquilidad.
“¿Cómo es posible?”, pensó Bryan, asombrado.
Como si pudiera leer sus pensamientos, la voz de Emma resonó dentro de la esfera, fuerte y clara, esta vez con un matiz de enseñanza.
- Cuando un Gran Mago ha alcanzado la cumbre de su poder, puede negar los efectos negativos de los hechizos incluso sin necesidad de erigir una barrera. Esto es algo que todos los que dominan la Quintaesencia pueden hacer con facilidad. -
Bryan sintió un escalofrío recorrerle la espalda. Claro que había oído hablar de la Quintaesencia o Quinta Sustancia: el Éter Primordial, la fuente última de la magia. Era el estado más puro y elevado al que un mago podía aspirar, reservado solo para aquellos que dominaban por completo su elemento mágico.
Lo entendía ahora. Dean Emma no necesitaba resistirse al efecto debilitante de su Dominio porque su maestría sobre la Magia Espacial era muy superior a la suya. Ahora recordaba que Costel tampoco se vio afectado hasta que consiguió herirlo con ese ataque sorpresa.
Su mente volvió fugazmente a su propia experiencia con la Quintaesencia, a ese aterrador momento en el palacio del dios maligno Nécora, cuando había enfrentado horrores más allá de lo imaginable. Después de regresar, había sentido su magia cambiar, volverse más potente, más visceral. Pero al observar la calma absoluta de Emma, se dio cuenta de que aún tenía mucho por aprender.
- Esto es bastante curioso. - Comentó Dean Emma mientras examinaba el Dominio, completamente indiferente al lúgubre entorno que la envolvía. Sus palabras parecían dirigidas más a sí misma que a Bryan: - Es la primera vez que veo un Dominio Necromántico de cerca. ¡Nunca pensé que tendría la oportunidad después de la decadencia de esta rama de la magia! Académicamente hablando, estoy muy agradecida de presenciarlo… Pero, ¿por qué ocurre esto? Claramente posees la Quintaesencia, pero no la estás utilizando correctamente. Entonces, ¿cómo es posible que generes este Dominio? ¿Acaso tus reservas de magia son anormalmente grandes? Cualquier otro mago ya habría colapsado de inmediato… o estaría muerto. ¿Cómo lo consigues? -
- ¿Qué dice? - Preguntó Bryan, desconcertado.
Emma se aclaró la garganta, dándose cuenta de que había estado divagando.
- Perdón, me distraje un momento. Generalmente, un Dominio se construye lentamente, mediante el largo proceso de dominar la Quinta Sustancia. La mayoría de los magos tardan toda una vida en conseguir ejecutarlo correctamente. Pero tú… parece que lo has logrado con una rapidez inconcebible, algo que normalmente consideraría imposible. Mantener algo de esta magnitud sin sufrir un Contragolpe Mágico debería ser impensable. No me explico cómo lo haces. -
Hizo una pausa, evaluando el conjuro con mirada crítica.
- Sin embargo, aunque es increíble, también significa que hay defectos. Usando una analogía: es como si construyes un edificio apresuradamente con bloques de piedra, pero sin usar argamasa ni estuco. Por eso, es fácil identificar cómo está hecho y qué partes son más frágiles. Te recomiendo encarecidamente que jamás uses esto contra otro Gran Mago, o lo destruirán con facilidad. -
- Lo utilicé contra el Gran Mago Costel en dos ocasiones y no lo destruyó de inmediato. -Objetó Bryan, aún confundido.
Emma reflexionó por unos segundos antes de responder:
- Eso probablemente se deba a lo rara que es la Magia Necromántica en estos días. He pasado mucho tiempo hablando con la Maestra Fanny sobre la materia, así que me resulta más sencillo identificar las debilidades de este conjuro. Quizás, si Costel hubiera tenido tiempo, también las habría notado eventualmente. -
Bryan tragó saliva, comprendiendo lo cerca que había estado de morir.
- Tu Dominio Necromántico está incompleto. Aunque tienes la Quintaesencia, aún no sabes usarla para comprender el Elemento del Vacío, que es el origen de la Necromancia. Hasta que no lo hagas, no solo tu Dominio será frágil, sino que tampoco podrás volverte más fuerte. ¿Has tenido problemas con conjuros avanzados? -
Los ojos de Bryan se abrieron de par en par.
- ¡Si! Es como si hubiera una pared que me siempre impide realizar magias necrománticas avanzadas. -
Emma esbozó una sonrisa astuta.
- Así que realmente tienes acceso a una fuente de conocimientos perdidos sobre nigromancia, joven Bryan. - Hizo una pausa, pero antes de que él pudiera lamentar su desliz, añadió: - No te preocupes, no pienso interrogarte. Solo espero que, en el futuro, ayudes a cumplir el sueño de la Maestra Fanny: restaurar la gloria de la Magia Necromántica. -
Bryan asintió solemnemente.
- Lo juro. -
- La mejor manera en que puedo ayudarte es mostrándote cómo se realiza correctamente un Dominio. - Continuó Dean Emma, con un tono más educativo: - Generalmente, este conjuro es la carta de triunfo de un Gran Mago, porque, independientemente del nivel del usuario, consume una cantidad exorbitante de poder. Una vez que se desvanece, el mago queda temporalmente debilitado. Si no has sentido este efecto, es otra prueba de que tu Dominio no está siendo ejecutado correctamente. -
Bryan asintió nuevamente, tomando nota de cada palabra.
- Dicho esto... - Continuó la Rectora. - Hay cuatro grandes motivos por los que un Gran Mago querría usar un Dominio, independientemente de los efectos que este posea.
El primero de ellos se conoce como Ejecución Irrefutable. Te habrás dado cuenta de que, cuanto más complejo es un conjuro, más aumentan las posibilidades de que se cometa un error y este se interrumpa. Por eso, los magos se ven obligados a usar Fuerza Mental para compensar estos defectos, arriesgándose a quedarse sin energía. -
Bryan asintió tranquilamente, aunque por dentro estaba sorprendido. Nunca le había pasado algo parecido, pero a juzgar por el tono de Dean Emma, esto era algo elemental que ocurría a todos los magos. Entonces se dio cuenta de que sus transformaciones físicas le habían otorgado una capacidad inhumana para restaurar la Fuerza Mental perdida, Circuitos Mágicos más grandes y una mayor capacidad en general. De no ser por esto, quizás lo que decía la Rectora le habría sucedido. Pensándolo bien, era un milagro que todavía estuviera vivo.
“Parece que tengo que prestar más atención a la forma en que uso mi Fuerza Mental. Todo este tiempo la he gastado sin pensarlo demasiado, pero quizás uno de mis problemas sea precisamente el haber asumido erróneamente que estaba ejecutando bien un conjuro, cuando en realidad solamente compensaba mis errores con Fuerza Mental.”
- Pero mientras tu Dominio esté correctamente construido, la Ejecución Irrefutable garantiza que todos tus conjuros se realicen con una precisión absoluta. - Continuó hablando Dean Emma. - Esto significa que los hechizos no pueden ser anulados o desviados por medios comunes, siempre que el mago tenga el conocimiento y la energía suficiente para invocarlos. Esto es algo evidente, por lo que no se menciona mucho en los libros, pero muchos conjuros de nivel Gran Mago están diseñados para ejecutarse solo con el Dominio activado. Mejor dicho, no pueden realizarse de otro modo, a no ser que consigas alcanzar el mítico rango de Mago Divino. -
“Ya veo… ¡Por eso siempre fracaso!” Comprendió finalmente Bryan: “Nunca se me ocurrió que Memento Mori debía hacerse en conjunto con el Dominio Necromántico.”
- El segundo gran beneficio de un Dominio es la Alteración Potenciada. Muchos pueden alterar el entorno de manera que favorecen al mago y amplifican las capacidades propias de su elemento. En otros casos, potencian al máximo los poderes ofensivos del mago de modo que estos ya no pueden ser bloqueados por barreras ni contrarrestados por otros hechizos. -
Bryan asintió, pues eso era precisamente lo que había visto hacer a Egon cuando destruyó fácilmente la barrera del artefacto de Sorin. Luego, superó con facilidad todos los intentos del Archimago por defenderse. Además, Costel tenía la habilidad de incrementar el daño de su poder con el pasar del tiempo, de modo que eventualmente se convertiría en un auténtico sol en miniatura, deslumbrando a sus enemigos y generando un calor extremo.
- El tercer motivo para realizar un Dominio es que le permite al mago obtener algo conocido como Manifestación de Habilidad Sobrehumana. El Dominio concede al mago una habilidad extraordinaria única que trasciende las limitaciones normales de su magia. Este poder puede ser un aumento de movilidad, una forma etérea o la capacidad de manipular aspectos avanzados del entorno o los cuerpos de los enemigos. Es un reflejo de la supremacía que otorga al Dominio al conjurador, quien trasciende temporalmente incluso a la propia naturaleza. -
Bryan reflexionó al respecto y comprendió lo que quería decir la Rectora. En el Dominio de las Sombras, el mago podía volverse parcialmente etéreo, evitando el daño físico mientras se desplazaba instantáneamente a través de las sombras. En el Dominio Radiante, el conjurador emitía un calor tan puro y penetrante que podía atravesar cualquier armadura mágica o física.
“En mi caso debe ser darle inteligencia superior a las Criaturas Oscuras, liberándome de la necesidad de controlarlas yo mismo.”
- El cuarto motivo... - Dijo finalmente Dean Emma. - Es que, por su naturaleza, es muy difícil que un conjuro de Dominio desaparezca una vez manifestado. No hay una forma concreta de contrarrestarlo. El único modo en que un Dominio puede desvanecerse, dejando de lado la voluntad del usuario, es agotar el poder del mago, matarlo... o destruirlo con un Dominio mejor construido. Porque cuando dos Dominios chocan, el que esté mejor ejecutado es el que termina imponiéndose y cancelando al otro.
Permíteme demostrártelo. -
Después de decir estas palabras, Dean Emma levantó una mano y exclamó con un tono solemne que impactaba al oírlo.
- Dominio Inmensurable. -
Dean Emma conjurando
Hola amigos. Soy Acabcor de Perú, y hoy es miércoles 15 de Enero del 2025.
¡Casi no lo logro a tiempo! ¿Por qué? Seguramente algunos se preguntan cómo un capítulo, no particularmente extenso, puede ser tan difícil de escribir. La respuesta es sencilla: cuando se trata de sistemas mágicos, cada detalle cuenta. Es crucial evitar incoherencias con lo ya narrado o con lo que ocurrirá más adelante.
Los conjuros Clase Dominio son una idea común en la fantasía. La primera vez que leí este término en el contexto de una novela fue en Against The Gods, una obra china de cultivo. En ella, algunos personajes obtenían conjuros capaces de afectar el entorno según su tipo de magia y las bestias mágicas que lograban controlar. Por ejemplo, el protagonista, Yun Che, manifestaba su Dominio del Dios Dragón como un ataque psíquico que infundía terror a sus enemigos. Otros personajes creaban entornos de hielo o fuego, dependiendo de sus habilidades. Me encantaba esa novela, pero se volvió tan extensa que acabé abandonándola; simplemente me cansé. Siempre trato de terminar lo que empiezo, pero después del trauma de Saint Seiya y su final que parecía no llegar nunca, aprendí que a veces es mejor retirarse por un tiempo. Los que ven One Pice seguro me entienden.
Sin embargo, mucho antes de Against The Gods, ya conocía el concepto de Dominio en otros contextos. Por ejemplo, en el universo de Fate, las Esferas de Realidad eran algo similar. Ya fuera la Forja Ilimitada de Armas de Archer o el Campo de Exterminio Hetairoi de Iskandar, la idea básica era la misma: la técnica más poderosa consistía en crear una realidad artificial donde el conjurador tuviera todas las ventajas en combate.
¿Por qué les cuento esto? Porque ocurrió algo que tal vez les parezca inverosímil, pero es verdad. Algunos creerán que estoy loco. Pero les prometo que es cierto.
Desde hace años, ya había concebido la idea de los Conjuros Clase Dominio para la novela, con reglas bien definidas. De hecho, si recuerdan a los demonios Sanguisuga del Valle del Sol, ellos generan una esfera de realidad que es su propia versión del Dominio. Esto fue en 2021, mientras el país vivía la tensión de las elecciones presidenciales y yo estaba desarrollando el sistema de magia para usarlo en esta historia.
Ahora imaginen mi sorpresa cuando descubrí que un año antes ya existía un anime, basado en un manga de hacía unos tres años, que había desarrollado todos los conceptos que yo quería usar. Lo peor es que no lo vi en su momento porque no soy muy fan de las historias basadas en folklore puramente japonés. Fue mi hermana quien, el año pasado, insistió en que lo viera… ¡Casi me caigo del asiento! Ese anime tomó todo lo que yo quería hacer y lo llevó a otro nivel: más desarrollado, más concreto, mejor.
Me refiero, por supuesto, a la obra maestra que es Jujutsu Kaisen . Aunque me fascina, una parte de mí siente que se burla de las noches que pasó ideando mi sistema de magia. Aunque muchas de sus explicaciones de conjuros y maldiciones me resultan confusas, los conjuros de Expansión de Dominio son perfectos y dolorosamente claros. Es como si el autor me estuviera diciendo: “Así se hace”.
Por eso me tardé tanto en escribir este capítulo: tuve que ajustar mis explicaciones para que mi concepto de Dominio no parezca un plagio descarado de Jujutsu Kaisen. Al menos espero que sea un plagio menor.
Pero déjenme saber su opinión en los comentarios: ¿Qué les pareció el capítulo? ¿Les resultaron claras las explicaciones del Dominio? ¿Qué opinan del intercambio entre la Rectora y Bryan? ¿Vas a jugar Assassin's Creed Shadows o te reirás desde las gradas como yo por el fracaso que Ubisoft parece estar fraguando?
Por último, les dejamos una imagen de Dean Emma en estilo anime. Dudé en usarla porque este estilo no suele reflejar bien a personajes mayores, pero creo que queda mejor que los modelos realistas. ¿Ustedes qué opinan? ¿Deberías usar este estilo definitivamente?
Si les gusta esta adaptación por favor patrocínenme en mi cuenta Patreon, señalen cualquier erros que se me haya escapado y compartan esta obra con otros.
¡Nos vemos en el siguiente capítulo!